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Conferencia 16: psicoanálisis y

psiquiatría. RESUMEN.
En el comienzo del texto, Freud (1916/17) hace referencia a que los fenómenos
neuróticos poseen mucho en común con las operaciones fallidas y el sueño.
Hace referencia a que, al desconocer el material, uno no se encuentra en
condiciones de juzgar, no debiendo creer ni desestimar, sino que se debe “(…)
escuchar y dejar que produzca en ustedes su efecto lo que se les refiere”.
(Freud, 1916/17, p. 223). Así, considera que el convencimiento no se logra con
facilidad o que, cuando se ha llegado a ello sin esfuerzo, se evidencia
prontamente una falta de valor e inconsistencia. De esta manera, considera
que solo se puede llegar al convencimiento quien haya trabajado duramente
muchos años el mismo material, viviendo él mismo esas experiencias nuevas y
sorprendentes.
Ni siquiera a los pacientes se les exige un acto de convencimiento o de
adhesión al psicoanálisis, de tal manera que resulta sospechoso el que lo
hagan.
 Considera que la actitud que más se desea en ellos es la de un
benévolo escepticismo.
 Se debe procurar “(…) dejar que la concepción psicoanalista coexista y
crezca en paz junto a la popular o a la psiquiátrica, hasta que se
presenten oportunidades en que ambas puedan influirse, cotejarse y
conciliarse en una decisión final”. (Freud, 1916/17, p. 224).
 Por otro lado, considera que no se debe creer que lo que él presenta
como concepción psicoanalítica sea un sistema especulativo, sino que
la misma es experiencia: expresión directa de la observación o
resultado de su procesamiento. “Si éste último procedió o no de manera
suficiente y justificada, he ahí algo que se verá con el ulterior progreso
de la ciencia (…)”. (Freud, 1916/17, p. 224)
Freud refiere que recibió, a menudo, la impresión de que sus opositores no
querían considerar el origen de sus aseveraciones, de tal manera que las
consideraban como "ocurrencias de cuyo subjetivo a las que otro podría oponer
su propio capricho", lo cual no le parece del todo comprensible. Justifica ello a
que quizás proviene de que los médicos se comprometen muy poco con los
neuróticos, oyendo con poca atención acerca de lo que ellos tienen que
decirles de tal manera que se pierde la posibilidad de encontrar algo valioso en
sus comunicaciones, como también de realizar observaciones en profundidad.
Por otro lado, plantea que "(...) una repulsa tal de la discusión académica
atestigua un grado particularmente alto de inaccesibilidad a las objeciones, de
terquedad o (...) De extravagante pertinacia". (Freud, 1916/17 p. 225).
Considera que si uno, A costa de tantos trabajos, adquieren una convicción,
tendrían cierto derecho de sostenerla con alguna tenacidad.
Por otro lado, hace referencia a que en el transcurso de sus trabajos efectuar
modificaciones acerca de sus opiniones sobre algunos puntos importantes, de
tal manera que sustituyó algunas por otras nuevas, de lo cual realizó una
comunicación pública en cada caso. Ante ello, algunos no tomaron
conocimiento acerca de sus enmiendas, criticando lo por las mismas; y otros lo
reprochan justamente por ello, declarándolo poco sólido.
 Así, presenta la concepción psicoanalista de los fenómenos
neuróticos.
Comienza haciendo referencia a una acción sintomática en que ve que
incurren muchas personas en sus horas de consulta.
El analista no atina a hacer gran cosa con la gente que lo visita en su
consultorio médico para desplegar frente a él, en un cuarto de hora, las
lamentaciones de su larga vida. Su saber más profundo le impide pronunciar El
veredicto a que recurrirá otro médico: "lo que usted tiene no es nada", e
impartir el consejo "tome una ligera cura de aguas".
 Menciona que, aún en el caso de psicoanalistas con mucha clientela, las
obras de consulta no suelen ser muy concurridas.
Insiste en que la puerta del consultorio siempre se debe mantener cerrada, por
“obvias razones”. Insiste, de manera casi descortés, a que dicha regla se
cumpla.
Menciona que ese descuido del paciente no sucede más que cuando se
encuentra solo en la sala de espera dejando, por lo tanto, tras sí una habitación
desierta. Pero ello no ocurre cuando se presentan personas extrañas
esperando con él, comprendiendo en este caso que no quieren ser escuchados
mientras hablan con el médico por éstos, no olvidándose jamás en cerrar las
puertas cuidadosamente.
Dicha omisión del paciente obedece a un determinismo, no siendo contingente
ni carente de sentido, puesto que la misma refleja la relación del recién llegado
con el médico. Así, considera que el que el paciente deje abierto cuando no
hay nadie más en la sala de espera con él como una ACCIÓN
SINTOMÁTICA, puesto que pretende “hacerle pagar” al médico esa falta
de respeto.
“(…) la conciencia de quien la consuma ignora el proceso cuya marca es la
acción misma: ninguno de los pacientes que han dejado abiertas ambas
puertas admitirían que mediante esa omisión quisieron testimoniarme su
desprecio.” (Freud, 1916/17, p. 227).
 Al finalizar, Freud efectúa una comparación entre la psiquiatría con el
psicoanálisis, planteando el cuestionamiento acerca de si se ha visto
alguna contradicción entre ambas.
Considera que la psiquiatría no aplica los métodos técnicos del psicoanálisis,
omitiendo todo otro anudamiento con el contenido de la idea delirante,
proporcionando una idea muy general y remota.
Freud afirma que "(...) En la naturaleza del trabajo psiquiátrico no hay nada que
pudiera rebelarse contra la investigación psicoanalítica". (Freud, 1916/17, p.
233). Así, considera que los psiquiatras son los que se resisten al psicoanálisis
y no la psiquiatría. De tal manera que considera al psicoanálisis como el
complemento a la psiquiatría. "Es inconcebible una contradicción entre estas
dos modalidades de estudio, una de las cuales continúa a la otra", lo que
agrega posteriormente "(...) No es posible una psiquiatría profundizada en
sentido científico sin un buen conocimiento de los procesos de la vida del alma
que van por lo profundo, de los procesos inconscientes". (Freud, 1967/17 p.
233).
Por otro lado, plantea que se puede comprender lo que ha ocurrido dentro
del enfermo pero no se tiene algún medio para hacer que él mismo lo
comprenda.
Además, se tiene el derecho y el deber de cultivar la investigación sin mirar por
un efecto útil inmediato. "Al final, (...) Qué es la partícula de saber se
transpondrá en un poder hacer, también en un poder hacer terapéutico" (Freud,
1916/17 p. 234).

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