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Al final del v.11 alude Nehemías al rey Artajerjes con las palabras “este hombre.


Ruega a Dios que cambie el corazón del rey en el sentido de que se le conceda autorización
para levantar los muros de Jerusalén, revocando la orden contraria dada anteriormente
(Esd_4:23).

Esd 4:23 Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de
Rehum, y de Simsai secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén
a los judíos, y les hicieron cesar con poder y violencia.
Esd 4:24 Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó
suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia.

Esd 4:11 Y esta es la copia de la carta que enviaron: Al rey Artajerjes: Tus siervos del otro
lado del río te saludan.
Esd 4:12 Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a
Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los
fundamentos.
Esd 4:13 Ahora sea notorio al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada, y los muros
fueren levantados, no pagarán tributo, impuesto y rentas, y el erario de los reyes será
menoscabado.
Esd 4:14 Siendo que nos mantienen del palacio, no nos es justo ver el menosprecio del rey,
por lo cual hemos enviado a hacerlo saber al rey,
Esd 4:15 para que se busque en el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro
de las memorias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes y a
las provincias, y que de tiempo antiguo forman en medio de ella rebeliones, por lo que
esta ciudad fue destruida.
Esd 4:16 Hacemos saber al rey que si esta ciudad fuere reedificada, y levantados sus
muros, la región de más allá del río no será tuya.
Esd 4:17 El rey envió esta respuesta: A Rehum canciller, a Simsai secretario, a los demás
compañeros suyos que habitan en Samaria, y a los demás del otro lado del río: Salud y
paz.
Esd 4:18 La carta que nos enviasteis fue leída claramente delante de mí.
Esd 4:19 Y por mí fue dada orden y buscaron; y hallaron que aquella ciudad de tiempo
antiguo se levanta contra los reyes y se rebela, y se forma en ella sedición;
Esd 4:20 y que hubo en Jerusalén reyes fuertes que dominaron en todo lo que hay más allá
del río, y que se les pagaba tributo, impuesto y rentas.
Esd 4:21 Ahora, pues, dad orden que cesen aquellos hombres, y no sea esa ciudad
reedificada hasta que por mí sea dada nueva orden.
Esd 4:22 Y mirad que no seáis negligentes en esto; ¿por qué habrá de crecer el daño en
perjuicio de los reyes?
Esd 4:23 Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de
Rehum, y de Simsai secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén
a los judíos, y les hicieron cesar con poder y violencia.
Esd 4:24 Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó
suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia.

Se preguntan muchos intérpretes: ¿Es auténtica esta oración de Nehemías? Todos


confiesan que su forma es estereotipada; que tiene muchas semejanzas con otras muchas
(Esd_9:6-15; Neh_9:6-37; Dan_94:-19; Est_13:8-17; Est_14:3-19; Ecl 36.1-6); que
presenta un colorido deuteronómico muy marcado (Deu_7:9-21; Deu_9:29; Deu_30:1-4)·
Por lo mismo, piensan muchos que fue compuesta por el autor del libro. La verdad parece
estar en un término medio. No cabe suponer que el cronista reprodujera textualmente una
oración que Nehemías hizo en determinada ocasión; se limita a transcribir las ideas
maestras de la misma.
Nehemías era copero del rey, cargo honorífico en la corte persa 2; los funcionarios
reales solían ser eunucos (Est_1:10; Jdt_12:11)· ¿Lo era Nehemías? Se discute; para los
judíos ser eunuco era una deshonra, salvo excepción (Deu_23:2; Sal 127; en contra
Isa_56:3-5).

1.11 Nehemías oró por buen éxito en su empresa y no sólo por fortaleza para soportar los
problemas (véase también 2.20). Sin embargo, su petición no tenía como objetivo obtener
beneficio personal, jerarquía o fama. Pidió éxito para la obra de Dios. Cuando los
propósitos de Dios están en juego, no dude en pedir.

El copero era responsable de seleccionar y servir el vino, probarlo para estar seguro de que
no estaba envenenado, y ofrecerle una compañía agradable al rey. De acuerdo con esto
último, le brindaba consejo informal y disfrutaba de su confianza.

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