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HEPATITIS A

DEFINICIÓN:

La hepatitis A es una inflamación del hígado que puede causar morbilidad de


moderada a grave.

Virus causante:

Picornavirus con una cápside desnuda icosaedrica de 27 nm muy estable a ácidos y

otros tratamientos que rodea un genoma de ARN monocatenario de sentido positivo.

Tiene una proteína VPg unida al extremo 5´y una secuencia de paliadenilato unida al

extremo 3´. Para su replicación interacciona de manera específica con el receptor

celular del VHA glucoproteína 1, expresado en hepatocitos y linfocitos T, no es

citosólico y se libera por exocitosis. Se ingiere y llega a la circulación por el

revestimiento epitelial de la bucofaringe o los intestinos para alcanzar el hígado y

replicarse en hepatocitos y células de Kupffer que después se secretan con la bilis.

Patogénesis

Posterior a la ingesta, el virus sobrevive al ácido gástrico, atraviesa, la mucosa

intestinal, llega al Hígado a través de la vena porta, donde es captado por los

hepatocitos. Ahí, las partículas virales se replican, se ensamblan y se secretan en los

canalículos biliares, desde donde pasan al conducto biliar regresan al intestino

delgado, con su excreción eventual en las heces.

Los ciclos enterohepáticos del ciclo de vida del virus continúan hasta que aparecen

anticuerpos neutralizantes que junto con otros mecanismos inmunitarios interrumpen

el mismo. Debido a dicha secreción hacia los canalículos biliares, los títulos virales son

más altos en heces y pueden alcanzar 108 viriones por mililitro. Los títulos virales en

suero son aproximadamente dos veces más bajos que los de heces; por lo que la

propagación parenteral no es una ruta significativa de trasmisión.

El virus es detectable en heces durante la incubación y sus títulos alcanzan su punto

máximo 2 semanas antes del inicio de los síntomas.


Por lo tanto, el período más alto de infectividad es antes de la aparición de los

síntomas La patogenia de la lesión del hepatocito asociada al VHA no está

completamente definida. Por

estudios In vitro se ha sugerido que el virus en si no es citopático y que más bien el

daño celular es mediado inmunológicamente durante la eliminación del virus una vez

que surgen los anticuerpos anti-VHA.

Síntomas:

La mayoría de los niños mayores y adultos con hepatitis A presentan síntomas


característicos de hepatitis aguda. Estos síntomas son:

 Inapetencia
 Sensación general de enfermedad (malestar)
 Vómitos
 Dolor en el cuadrante superior derecho del abdomen (donde está ubicado el
hígado)
 Orina de color oscuro
 Ictericia (coloración amarillenta de la piel y del blanco del ojo) en cerca del 70%
de los casos

Alrededor del 70% de los niños menores de 6 años no presentan síntomas y aquéllos
que los presentan rara vez tienen ictericia.

Pueden presentarse síntomas de colestasis (una reducción o interrupción del flujo de


la bilis), tales como deposiciones blanquecinas y prurito generalizado.

Los síntomas suelen desaparecer al cabo de unos 2 meses pero pueden continuar o
reaparecer durante 6 semanas como máximo.

La hepatitis A no provoca una cicatrización grave del hígado cirrosis. La hepatitis A casi
nunca se convierte en grave (fulminante). Estos casos son menos frecuentes que en la
hepatitis B.

Diagnóstico:

Análisis de sangre. La detección de los virus de la hepatitis se realiza a través de un


simple análisis de sangre. Cuando una persona entra en contacto con alguno de los
virus que pueden provocar hepatitis, el sistema inmunológico responde produciendo
anticuerpos. Si existen anticuerpos para uno de los virus de la hepatitis indica que ha
habido contacto con el virus en algún momento de la vida. Existen anticuerpos tipo IgG
que indica infección crónica o pasada y tipo IgM que indica infección aguda o reciente.

En la analítica de sangre también se obtiene información sobre el estado del hígado.


Las transaminasas son proteínas que se encuentran dentro de las células del hígado
(hepatocitos). Existen 2 tipos diferentes de transaminasas, la AST y la ALT (también
denominadas GOT y GPT, respectivamente). El nivel de transaminasas proporciona
información sobre la inflamación hepática y la destrucción de células hepáticas, pero
los valores bajos o normales no excluyen la existencia de enfermedad en el hígado ni
los valores muy elevados indican necesariamente una enfermedad avanzada.

Además de las transaminasas, en la analítica sanguínea existen otros parámetros que


pueden ser útiles para evaluar la gravedad de la afectación hepática.

 Bilirrubina total. La bilirrubina es producida por el hígado y eliminada a través


de la bilis. Su acumulación produce una elevación en la analítica y es la
responsable de la coloración amarillenta de la piel característica de las
enfermedades del hígado (ictericia). Es frecuente que se eleve en las hepatitis
agudas por los virus de la hepatitis A, B y E.
 Albúmina. Es la principal proteína de la sangre con múltiples funciones. Se
produce en el hígado y su descenso en sangre indica que el hígado no está
funcionando de forma correcta.
 Tiempo de protrombina. Es una prueba que se realiza en el laboratorio con
una muestra de sangre que mide la capacidad de coagulación de la sangre.
Las proteínas relacionadas con la coagulación sanguínea se producen en el
hígado. Si el hígado no funciona bien debido a un daño agudo o crónico, se
puede alterar la coagulación sanguínea al no producir dichas proteínas y la
sangre tarda más tiempo en coagular. En el caso de una hepatitis aguda su
alteración indica que la hepatitis es grave y que existe un fallo hepático.

En el hemograma se observan las distintas células de la sangre: las hematíes


(glóbulos rojos), los leucocitos (glóbulos blancos) y las plaquetas. También es útil para
ver alteraciones asociadas a la enfermedad hepática, sobre todo en la enfermedad
hepática avanzada como la cirrosis, en la cual es habitual ver bajo nivel de hematíes
(anemia), de leucocitos o de plaquetas

Detección de ADN o ARN viral. La presencia del virus se confirma con otro estudio
de sangre llamado reacción en cadena de la polimerasa (PCR). La PCR es una
técnica que identifica el material genético, ADN o ARN, de un determinado organismo.
Este tipo de análisis puede identificar el ARN del virus de la hepatitis C, de la hepatitis
A y de la hepatitis E y el ADN de la hepatitis B en una muestra de sangre, y es el mejor
análisis para detectar la infección activa por los virus de la hepatitis. Si se detecta ARN
o ADN viral, el resultado de la prueba es positivo; si no se detecta, el resultado es
negativo.

Medición de fibrosis hepática. La fibrosis hepática es la acumulación de cicatrices


debido al daño crónico secundario a enfermedades del hígado. Para valorar la
extensión de la fibrosis hepática se combinan diversas variables analíticas y pruebas
complementarias:

 Biopsia hepática. Se realiza mediante una punción para obtener un trozo de


tejido hepático. Una técnica invasiva, pero segura, y con un bajo riesgo de
complicaciones.
 Elastografía de transición (ET): cuantifica la elasticidad del hígado, que es
inversamente proporcional al grado de fibrosis hepática. Es una técnica
indolora mediante ultrasonidos, el resultado se obtiene de forma inmediata y se
puede repetir de manera periódica de forma segura.

Prevención:

 El hecho de mantener una buena higiene durante la manipulación de los alimentos


puede ayudar a evitar la transmisión de la hepatitis A. Las personas deben lavarse
las manos con agua y jabón después de usar el baño, después de cambiar un
pañal y antes de manipular alimentos.
 Evitar aguas de consumo contaminadas. Se debe ser especialmente cuidadoso
cuando se viaja a zonas donde el saneamiento puede ser inadecuado.
 La vacuna contra la hepatitis A se recomienda para todos los niños (véase la figura
Vacunas de rutina para lactantes, niños y adolescentes). También es
recomendable para los adultos con alto riesgo de exposición a la hepatitis A:
 Los viajeros a partes del mundo donde el virus de la hepatitis A está
extendido
 Personal de laboratorios de diagnóstico o de investigación que manipulan el
virus de la hepatitis A
 Personas con hepatopatías crónicas o con trastornos de la coagulación
 Hombres que mantienen relaciones homosexuales
 Personas que consumen drogas (que suelen infectarse por motivos
diferentes al propio consumo de drogas)
 Personas que no tienen una vivienda estable o que no tienen hogar
 Personas que anticipan un contacto cercano con un niño adoptado durante
los primeros 60 días después de que el niño llega a los Estados Unidos
desde un área donde la hepatitis A es común
 Mujeres embarazadas que corren el riesgo de contraer infección por
hepatitis A durante el embarazo
 Las personas con trastornos hepáticos crónicos (incluida la hepatitis C
crónica) deben vacunarse contra la hepatitis A porque pueden tener un
riesgo mayor de desarrollar hepatitis fulminante e insuficiencia hepática
debida al virus de la hepatitis A.

Prevención después de una exposición a la hepatitis A:

Se recomiendan medidas preventivas para los miembros de la familia y los contactos


cercanos de las personas con hepatitis A debido a que han estado expuestos a la
infección (lo que se denomina profilaxis posterior a la exposición).

Si una persona que no ha sido vacunada previamente está expuesta a la hepatitis A,


se le administra una de las siguientes:

 Personas sanas de 1 a 40 años de edad: una única dosis de la vacuna contra


la hepatitis A
 Personas mayores de 40 años o que tienen un sistema inmunológico
debilitado o una enfermedad hepática crónica: un concentrado de
inmunoglobulinas estándar

El concentrado de inmunoglobulinas estándar es una preparación que contiene


anticuerpos obtenidos de la sangre (plasma) de personas con un sistema
inmunológico normal.

Este tratamiento previene o disminuye la gravedad de la infección.

Si te diagnosticaron hepatitis A:

 Durante las dos semanas siguientes al inicio de los síntomas, es importante


que sigas estas recomendaciones:
 Desinfectar el baño con agua y lavandina después de cada uso.
 Lavarse bien las manos, en especial después de usar el baño y antes de
comer.
 No preparar ni manipular alimentos para otras personas.
 Lavar la ropa, elementos de uso personal y utensilios para comer, por
separado del resto de la familia o convivientes.
 Evitar mantener relaciones sexuales que impliquen contacto oral o manual con
secreciones anales (sexo anal, oral-anal, manual-anal).
 Utilizar preservativo en todas las relaciones sexuales.
 Al usar juguetes sexuales: es importante lavarlos y desinfectarlos antes y
después de su uso.

No olvides realizar los controles de salud según indicación médica.

Complicaciones:

La complicación más temida es la hepatitis fulminante, caracterizada por una rápida


progresión a insuficiencia hepática asociando encefalopatía. Si bien solo el 1%–2% de
todos los casos de hepatitis virales agudas se complican con hepatitis fulminante, el
75% de los casos de hepatitis fulminante son causados por hepatitis virales.

La hepatitis fulminante ha sido reportada con todos los virus hepatotróficos esta tiene
una tasa de mortalidad extremadamente alta sin embargo la supervivencia ha
aumentado con las mejoras de las unidades de cuidados intensivos y con la
disponibilidad del trasplante hepático.

Entre los factores de riesgo para la hepatitis A fulminante se incluyen edad avanzada
al momento de la infección, el riesgo de hepatitis A fulminante con la hepatitis C
crónica subyacente se ha encontrado en algunos estudios, pero no en otros.

Tratamiento

No hay ningún tratamiento específico para la hepatitis A. Los síntomas tras la infección
pueden remitir lentamente, y esta recuperación puede prolongarse a lo largo de varias
semanas o meses. Es importante evitar medicamentos innecesarios que pueden
afectar negativamente la función hepática, como el acetaminofeno o paracetamol.

En ausencia de insuficiencia hepática aguda, la hospitalización es innecesaria. El


tratamiento tiene como objetivo mantener el bienestar y el equilibrio nutricional del
paciente, incluida la rehidratación tras vómitos y diarreas.

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