Lectura N° 3
Gobierno, poder, érganos y funciones
GERMAN J. BIDART CAMPOS
v
EL GOBIERNO. CONCEPTO
14. El vocablo gobierno, dice Linares Quintana, indica la accién y el
efecto de mandar con autoridad, ordenar, dirigir y regir. En la semantica po-
litica y constitucional, y en su significado primario y elemental, el gobierno
es la organizacién mediante la cual la voluntad del Estado es formulada, ex-
presada y realizada (id.). Para Duguit, el gobierno es el conjunto de drganos
directivos del Estado; para Dana Montano, el conjunto de érganos, agentes 0
representantes, por medio de los cuales el Estado obra. Por eso dijimos que el
poder politico, en cuanto capacidad o competencia del Estado para realizar
su fin, se desarrolla y actiia mediante el gobierno, que es el cuarto elemento
integrante del Estado. No olvidemos que en el orden de la realidad, el Estado
se nos aparece como régimen o empresa, que se exterioriza parcialmente a
través de un proceso de actos cumplides por las personas que tienen calidad
de érganos del Estado y que componen la estructura gubernativa.
Hay, pues, una tendencia que define como gobierno al cimulo de ér-
ganos estatales que tienen a su cargo todas las funciones del poder estatals
en este sentido, integran el gobierno tanto el érgano ejecutivo, como el par-
lamento y la judicatura. Pero hay otra mas restringida, que considera como
gobierno al poder ejecutivo, en oposicién al étgano legislativo. En América,
el constitucionalismo habla de gobierno en el primer sentido; en Europa, el
régimen parlamentarista se ha encargado de reservar el término gobierno
para el poder ejecutivo —concretamente, para el gabinete—.
16. [sic] Pero no cabe duda que, aun involucrando en el concepto go-
bierno el ejercicio de las tres cldsicas funciones del poder —legislativa, eje-
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cutiva y judicial— el micleo gubernativo se halla en fa segunda, o sea, en
el cuerpo minoritario —a veces unipersonal— que asume la conduccion
del Estado, fa gobernacién y la administracién propiamente dichas. En este
sentido, Dabin ha podido escribir que gobernar o administrar es funcién
general que engloba en conjunto toda situacién, cualquiera sea, que legue
a requerir la intervencién del poder. Las otras dos funciones —legislativa y
jurisdiccional— son, ante todo, intermitentes en su ejercicio, y pueden ser
cumplidas por el érgano ejecutivo (por supuesto, que rechazando el princi-
pio divisorio). Queremos decir que ningiin Estado puede mantenerse sin un
organo ejecutivo, que fenga a su cargo la gobernacién y la administracion,
mientras podria subsistir sin parlamento, reuniendo la actividad legislativa
en aque! érgano; en cuanto a la judicatura, si bien algunos autores la con-
sideran histéricamente como la primera de todas las funciones, ha existido
durante mucho tiempo sin independencia orgnica, absorbida por otros ér-
ganos. Todo ello nos revela que la unica funcién que imprescindiblemente
exige un organo propio que la asuma es la ejecutiva, y que las otras, ademés
de ser discontinuas, pueden confundirse con ella. Si todo Estado requiere,
en ciertas oportunidades, legislar y juzgar, necesita siempre de la funcién
tipicamente gubernativa-administrativa, por eso, puede vivir, aunque sea
anormalmente, sin parlamento y sin judicatura, pero no puede subsistir sin
poder ejecutivo.
VI
PODER, ORGANOS Y FUNCIONES
17, El Estado, como toda institucién, actiia por medio de representa-
cién. Con esto se quiere significar que el Estado, tanto en cuanto régimen
como en cuanto persona juridica, solo obra por medio de individuos que
son sus representantes, sus érganos, 0 sus titulares de poder. El poder del Es-
tado se ejerce por hombres, dice Xifra Heras: solo la persona humana pue-
de accionar los resortes que movilizan el poder de la organizacidn politica.
Pero aca cabe advertir que el representado es el Estado, y no el pueblo nila
nacién, como en la doctrina de la democracia popular. La representacién,
como expresa Santamaria de Paredes, es el titulo en virtud del cual determi-
nados individuos personifican fisicamente al Estado, ejerciendo las funcio-
nes publicas.
El poder, para realizarse, necesita de una inteligencia, de una voluntad,
de una fuerza humana que lo concreten, que lo hagan efectivo, que lo impul-
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sen, Aparece entonces el gobierno, los érganos del Estado, que lo van a hacer
funcionar, Hoy predomina la teorfa del drgano, 0 sea, fa que considera a los
gobernantes como drganos del Estado, “La nica teoria aceptable, ensefia
Hauriou, es la Hamada organica. Alemana en su origen, necesita el com-
plemento y el correctivo de la idea francesa de la representacién, de suerte
que los érganos sean concebidos simultaneamente como representantes, y
denominados, por ultimo, érganos representatives”.
18, Afirma Posada que el hecho de la representacion se genera cuando
el Estado acttia con “actos suyos” a través de un hombre que es “érgano”
Por el fendmeno de la imputacién, los actos de los érganos representativos
se atribuyen al Estado, se tienen como actos “del” Estado. “El individuo que
ejerce la funcién de érgano, escribe Villegas Basavilbaso, es el instrumento
de que se vale el ser colectivo para manifestar al exterior los poderes que
solo a él pertenecen, vale decir que la persona fisica investida de la calidad
de Srgano no es un sujeto poseedor de poderes: los poderes son del ente
colectivo”.
19. El poder del Estado es uno solo; tal la nocién de la unidad del poder,
atraido por la unidad del fin para cuyo logro existe, y por la propia unidad
del Estado. Pero el poder se desglosa 0 descompone en funciones. Hay varias
funciones de un solo poder politico; por “funciones del poder’, dice Da-
bin, se entiende necesariamente algo propio de la actividad de quienes rigen
al Estado; las funciones son los diferentes modas de actividad del poder
en cuanto tal; por ello, la teoria de las funciones del poder estudia, segtin
Sanchez Agesta, las formas en que el poder plasma su actividad en el or-
den juridico. Funciones estatales, define Carré de Malberg, son las diversas
actividades del Estado en cuanto constituyen diferentes manifestaciones 0
diversos modos de ejercicio de la potestad estatal. Las funciones del poder
son las diversas formas bajo las cuales se manifiesta la actividad dominadora.
del Estado (id.).
Tres han sido las clasicas funciones del poder, o “los poderes’, si usamos
la terminologia vulgar: legislativa, ejecutiva y jurisdiccional. Para distinguir-
las, suelen adoptarse criterios diferentes: a) uno es ¢l criterio organico; b)
otro es el formal, c) y el ultimo es el material.
Segun el criterio orgdnico, se considera la funcién por el érgano que la
cumple; asi, es legislativa toda y cualquier funcién cumplida por el parla-
mento, sin atender a la forma que reviste el acto en que se exterioriza, ni al
contenido del mismo; desde el punto de vista formal, se clasifican las funcio-
nes por la forma que el acto reviste; asi, es ley todo acto con forma de tal; y
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segiin el criterio material, que es el mas acertado, se atiende a la sustancia 0
contenido del acto, sin reparar en la forma que adopta o en el érgano que to
emite; un acto no es legislativo por tener forma de fey ni por ser cumplido
por el parlamento, sino por su esencia,
Vu
LA TEORIA DE LA DIVISION DE PODERES
20. Si aceptamos que el poder del Estado es uno solo, la frase “division
de poderes” est viciada de falsedad. El poder no se divide. Sin embargo,
dada la tradicional utilizacién de la expresion, podemos emplearla hecha la
mencionada reserva, para sefalar el fenémeno de la separacian o distribu-
cién de las funciones de ese poder tinico.
El propésito de instrumentar la Constitucién como una ley de garantia
condujo a desconcentrar las funciones del poder, evitando que ¢l mismo
érgano las acumulara todas; de esa manera, se procuraba la seguridad de los
individuos, por aquel aforismo de que todo hombre que tiene poder tiende
al abuso de ese poder (Montesquieu). Sin suprimirse el poder, ni su ejercicio
necesariamente a cargo de hombres, debia buscarse una técnica para repar-
tirlo mediante un sistema de controles y frenos, en miras al equilibrio de
Jas funciones. No era nuevo, dice Garcia Pelayo, el hecho de que estuvieran
divididos los poderes, pero si lo era el sentido dado a la divisién, consistente
en detener al poder con el poder; o sea, creando en el seno mismo del poder
la disposicién adecuada para evitar y corregir el abuso, El fin de tutelar la
libertad politica orientaba esta técnica divisoria.
21. Bs facil advertir que hasta este momento, muchos autores habian
distinguido funciones diversas; asi, en Ariststeles y Santo Tomés hallamos
la diferenciacion entre deliberacién, mando y juzgantienta, que podrian co-
rresponder, aproximadamente, a la discusi6n, la decisién y el enjuiciamien-
to. Pero hasta Montesquieu no aparece la distincién con el cardcter de una
garantia de la libertad. Dice el escritor del Espiritu de las Leyes: “cuando en
la misma persona 0 en el mismo cuerpo de magistratura el poder legislativo
se reune con el poder ejecutivo, no hay en absoluto libertad, porque puede
temerse que el mismo monarca o el mismo senado hagan leyes tirdnicas
para ejecutarlas tiranicamente. Tampoco hay libertad si el poder de juzgar
no esta separado del legislativo y del ejecutivo... Todo estaria perdido si el
mismo hombre o el mismo cuerpo de principales o de nobles o del pueblo
ejercieran estos tres poderes: el de hacer las leyes, el de ejecutar las resolucio-
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nes puiblicas, y el de juzgar los crimenes o tas diferencias entre los particula-
res’. De Montesquieu, la formula pasa definitivamente al derecho politico y
constitucional con la declaracion francesa de los derechos del hombre y del
ciudadano, cuyo art. 16 proclamaba enfiticamente que toda sociedad en la
que la separacién de poderes no esta determinada, carece de Constitucin.
22. Pero, :qué es esta division? $i por un lado tiene el sentido de una téc-
nica tuitiva de la libertad y de un freno al ejercicio del poder, por otro reviste
el caracter de una divisién del trabajo, para tornat més eficiente el ejercicio
de cada funcién, La separacin consiste en que no todos los érganos del
Estado ejerzan juntos, solidaria ¢ indivisamente, todas las funciones, sino
que por el contrario, cada una o algunas de estas funciones sea ejercida de
modo distinto por titulares especializados, Bielsa la traduce en el principio
de que los actos de un poder (Ilamando poder al érgano que ejerce una fun-
cidn especifica) no estén sujetos a la autoridad de otro; ningun poder puede
rever los actos de otro en virtud de tener una mayor autoridad. En rigor, lo
que se da es una separacidn de érganos, pretendiendo confiar —seguin Xifra
Heras— cada funcién a érganos distintos y separados de conformidad con
los principios de la especializacién funcional (cada organo realiza todos los
actos y solo los actos propios de cada funcién) y de la independencia orga-
nica (ausencia de medios de accién reciproca entre los diferentes érganos).
Pero siempre hay una colaboraci6n reciproca entre distintos érganos, y una
participacion, en mayor o menor escala, de uno en la funcidn de otro. Por
eso Carré de Malberg insiste en que la separacion de poderes, en el sentido
en que la concibe Montesquieu, es inaplicable y no se encuentra aplicada en
ninguna parte, porque cada uno de los érganos estatales acumula funciones
materiales diversas; lo que en rigor acaece es una separacién de érganos,
entre los que se distribuyen distintos grados de potestad; asi, segtin Carré de
Malberg, la separacion de poderes en Francia implica atribuir a cada clase
de érgano 0 de autoridad grados diferentes de potestad en el ejercicio de las
funciones.
23, Lo que de la rigidez del principio divisorio se mantiene todavia hoy,
creemos que es lo siguiente: a) prohibicién de que la actividad legislativa (en
sentido material) sea cumplida por un érgano no legislativo; b) prohibicién
de que se afecte la independencia de los jueces en la administracién de jus-
ticia. Unicamente la autoridad jurisdiccional, dice Carré de Malberg, puede
concebirse hasta cierto punto como teniendo que constituirse aparte, en pie
de independencia con respecto a las demés autoridades estatales.
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En nuestro pais, la separaci6n tripartita tiene un claro sentido practico
e histérico; al recoger la formula divisoria, nuestra Constitucién ha tenido
presente el caso de la asuncién por Rosas de la suma del poder publico, que
fulmina en el art. 29; 0 sea, ha procurado evitar la tirania por la concentra-
cidn de todas las funciones en el jefe del poder ejecutivo.
24. En Ia historia de la division de poderes, si nos retrotraemos a Grecia,
hallamos fa teoria insinuada en la nocién del gobierno mixto. En contrapo-
sicién al poder politico sin mezcla, ejercido por una sola fuerza, aparece la
propuesta de una combinacién o distribucién, claro que no con propésitos
de libertad, pero si de equilibrio o equiponderacién a través de formas com-
plejas de gobierno.
En la edad media, la distincién de jurisdicciones entre lo temporal y Jo
espiritual —bien que no sea una divisién dentro del poder politico— im-
porta una contencién para el primero, sustrayéndole el fuero religioso de la
persona. También podemos recordar que el poder politico resulta frenado y
medido por multiples poderes sociales, producto del pluralismo de la época,
que hacen las veces de contrapoderes. Y en este sentido, el contrapeso de la
autoridad politica estaba dado por la propia fuerza de la sociedad diversi-
ficada en multiples organizaciones, con un tono mas espontaneo y natural
que el de la técnica separativa moderna, arbitrada de manera més artificiosa.
Locke es el antecedente mas inmediato de Montesquieu. En su “Ensayo
sobre el gobierno civil’, distingue el poder legislativo, el poder ejecutivo, y
el poder federativo para la paz, la guerra y las alianzas con las demas co-
munidades. Y a continuacién, esboza ya la ubicacién del poder legislative y
del ejecutivo en distintas manos, en raz6n de la naturaleza distinta de uno y
otro. Podria ser tentacion —dice— capaz de usurpar el poder, que las mis-
mas personas que tienen la facultad de legislar unieran la de ejecucién para
su particular beneficio.
El “Instrument of goverment”, de Cromwell, esquematiza, en el orden
positivo, la separacién de los poderes. En la teoria, Bolingbroke traza la
doctrina divisoria del equilibrio de poderes, hasta que Montesquieu le asig-
na curso definitivo. De 4] pasa al constitucionalismo francés y americano,
aunque con matices diferentes. El régimen parlamentario ha flexibilizado al
maximo la separacin, mediante el gabinete o ministerio que surge de la
asamblea legislativa y gobierna con su respaldo y su confianza; la relacién
entre ejecutivo y legislativo es, asi, muy intima. En cambio, el sistema pre-
sidencial del tipo norteamericano —donde no hay propiamente ministerio
sino secretarios asesores del presidente— desconoce esa comunicacién en-
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tre el parlamento y el ejecutivo, En los regimenes intermedios —como el
argentino— que se han dado en calificar de hibridos, el sistema presidencia-
lista asocia figuras del parlamentarismo, como el ministerio, donde aparece
el refrendo de los actos del presidente, y la interpelacién parlamentaria.
25, En el orden de la realidad, se suele hablar de un equilibrio inestable,
porque tanto en unos sistemas como en otros, un drgano asume siempre
Ja preponderancia, e inclina la balanza del equilibrio a su favor. Asimismo,
nos interesa mostrar que el régimen de partidos también frustra, en parte,
el propésito de la técnica divisoria, cuando dos poderes —e! legislative y el
ejecutivo— son copados o dirigidos por hombres de un mismo partido, que
responden a la unica voluntad de este tltimo.
26, Lo que conviene sefialar es que la separacién no niega la armonia,
coordinacién y colaboracién. Al respecto, Sanchez Agesta enumera las prin-
cipales formas de coordinacién en el Estado contemporaneo: a) el érgano de
una funcién es designado total o parcialmente por otro; b) el érgano de una
funcién puede ser disuelto por otro érgano; c) los diversos momentos en el
proceso de una funci6n se atribuyen a érganos distintos; d) varios 6rganos
colaboran simultaneamente o sucesivamente en la realizacion de un mismo
acto; e) un érgano tiene el poder de aprobar el acto realizado por otro, bien
absolutamente, bien obligéndolo a examinarlo de nuevo o a aprobarlo con
condiciones especiales.
27. En lo que ataiie a la jerarquia de los poderes, es de advertir que el
sistema tripartito no se sostiene con una real igualdad de todos, porque he-
mos dicho ya que alguno prepondera siempre. Ya Locke se decidia por la
supremacia dei legislativo, al modo como luego lo hizo Rousseau, gravitan-
do sobre la ideologia de la revolucién francesa. En Montesquieu, parece més
bien afirmarse la ausencia de toda superioridad de un poder sobre el otro.
Pero en el orden de la realidad, asistimos al fenémeno de desplazamiento
del centro de gravedad desde el legislativo al ejecutivo. Esta tendencia al
liderazgo del ejecutivo se ha visto impulsada por multiples factores, que no
es del caso enunciar ahora; lo cierto resulta que €l 6rgano minoritario tiene
siempre el comanda, la conduccién y la jefatura del Estado, con mas proba-
bilidades de eficacia que los cuerpos colegiados de numerosos miembros. Y
en definitiva, hemos adelantado la opinién de que la funcién de gobierno
y administracién —y por ende, el érgano que la asume— debe ser siempre
jerarquicamente superior, en cuanto ejerce una funcién vital, continua e im-
prescindible.
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VII
FUNCION LEGISLATIVA
28. Hemos explicado ya la caracterizacién de las funciones segun los
criterios formal, organico y material. Para ubicar la funcién legislativa he-
mos de acudir al uiltimo, o sea, hemos de considerar que la funcién es legife-
rante no porque la cumpla el érgano encargado de legislar, o porque el acto
se revista de la forma de una ley, sino porque tiene esencia o sustancia de ley.
Y para ello, tenemos que avanzar otro paso mis, hasta descubrir cuando un
acto estatal tiene naturaleza material de ley.
Fiorini considera, a nuestro juicio con acierto, que el mejor sistema
para ello es el que funda el cardcter material de cada actividad seguin la dis-
tancia existente con la Constitucién o norma fundamental. La funcién de
la actividad estatal se distingue segtin el plano que ocupe en la pirdmide
juridica. Hoy se maneja comtinmente esta imagen kelseniana de la piramide
juridica, y su consiguiente de los planos jerdrquicamente escalonados de la
actividad juridica; desde la Constituci6n a la sentencia hay una distancia que
se cubre con normas juridicas diversas, que de arriba hacia abajo guardan
entre si la relacién de la subordinante a la subordinada, de la superior a la
inferior. Después de la Constitucion, revestida de supremacia, hay un plano
inmediato, donde se ubica Ja actividad legislativa, esencialmente constituida
por la facultad de crear normas “nuevas’, de producir en primer termino
normas de derecho, cuyo contenido es dado libremente. Como dice Laband,
Ja actividad legislativa es auténoma e¢ independiente, porque crea una situa-
cidn nueva. Solo existe la barrera de 1a Constitucién, respetada la cual puede
vaciarse en la ley cualquier contenido, cualquiera regulacién, con total in-
dependencia de un plano superior o determinante. La legislacién no reco-
noce plano juridico interpuesto entre ella y la Constitucién, ni admite una
actividad intermedia. Lo que define sustancialmente a la funcidn legislativa
es, esencialmente, su funcién de norma innovadora y novedosa; vale decir
que hay funcién o actividad legislativa en sentido sustancial cuando se crea
una situacién nueva con relacidn al orden preexistente, 0 si existiendo, lo
modifica (Ranelletti),
Tal la moderna doctrina que se conace con el nombre de teoria de la
“novedad juridica’, porque hace de la legislacién una funcién que crea “de-
recho nuevo"; por eso Fiorini dice que no hay actividad legislativa cuando
se reglamenta una norma 0 se dictan disposiciones nuevas de acuerdo con
otras preexistentes que han surgido de la legislacién. La funcién legislativa
podra ser inconstitucional, si infringe la Constitucién, pero nunca ilegal. En
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cambio —y sobre esto volveremos en el tépico que trata de la funcién admi-
nistrativa— la funcidn administrativa se encuentra sometida, no solamente
alas leyes, al provenir éstas de un érgano que es superior a ella, sino también.
a las reglas generales que ella misma haya podido crear; el administrador
no puede, por via de decisiones particulares, introducir en el orden juridico
general ninguna modificacién que atente contra los individuos (Carre de
Malberg).
29, Més comun ha sido, sin embargo, definir la funcién legislativa —
dentro de los criterios materiales de clasificacién de las funciones— por la
produccién de normas generales y obligatorias. Legislar, enseiia Dabin, es la
funcién estatal que procede mediante reglas generales preestablecidas, o en
términos de Ruiz del Castillo, la emisién de normas generales, abstractas e
impersonales. Legislacién en sentido material es, para esta posicisn, la que
cumple cualquier érgano del Estado, cuando dicta normas generales como
reglamentos, ordenanzas, y aun sentencias con efectos erga omnes.
x
GOBIERNO Y ADMINISTRACION. POLITICA Y EJECUCION
30. Hay otra funcién estatal mas importante para nosotros que la legis-
lativa, de accién continua y permanente, que no admite paralizacién, porque
tiene a su cargo la conduccién dindmica de la vida estatal. Es la que Dabin
califica como funcién gubernativa, mientras otros hablan de funcién ejecu-
tiva, o administrativa, o ambas a la vez. Los términos no tienen importancia
decisiva, pero si los conceptos.
La funcién que comentamos, la primera en importancia dentro del po-
der estatal, es la que en forma preponderante cumple el érgano del Estado
que, en sentido restringido, se denomina “gobierno”; o sea, el poder eje-
cutivo o poder administrador. Sin perjuicio de que otros érganos tengan
parcialmente a su cargo algunos aspectos de la funcion ejecutiva y adminis-
trativa, ésta insume casi totalmente la competencia del 6rgano especializado
en su ejercicio.
31. ;Cudl es el contenido de esta funcién? ;Puramente la efecucién de
las leyes dictadas por el érgano legislativo? ;Sélo la tarea secundaria de dar-
les cumplimiento? 3O quizés la exclusiva promocidn de los servicios pitblicos?
Cada una de estas preguntas apunta a una verdad parcial, pero no agota la
rica actividad de Ja funcién, Para Hauriou, la funcién administrativa es la
actividad del Estado en cuanto se emplea para crear y hacer vivir la institu-
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cién Estado. “Administrar consiste en proveer por actos inmediatos ¢ ince-
santes a la organizacién y al funcionamiento de los servicios ptiblicos’. Lo
que interesa resaltar, en un coteje entre Ja legislacién y la administracién, es
que entran en el campo de accién de la tiltima todas las medidas que tienen
por objeto proveer a las necesidades del Estado, por cuanto se encuentran
dentro del cuadro del orden juridico vigente, o sea, por cuanto no introdu-
cen ningiin cambio en el estatuto legal que rige a los ciudadanos (Carré de
Malberg). Son actos de naturaleza administrativa todos los que no impli-
can para los particulares ninguna modificacién a su régimen juridico, tal
cual éste se halla establecido por las leyes vigentes (id.). Esto significa que la
funcién administrativa se halla constitucionalmente obligada, y solo puede
ejercerse bajo el imperio de las leyes, que la dominan y limitan juridicamen-
te (id.}. Es decix, que no crea derecho “nuevo”.
32, Pero conviene puntualizar que la funcién administrativa no es de
mera ejecucin de la ley; “existen innumerables medidas circunstanciales
que el Estado ha de tomar, dia tras dia y de una manera incesante, por razon
de acontecimientos variables que las leyes no han podido presentir; y aun-
que la legislacién hubiera previsto ciertas eventualidades, no podria prescri-
bir por anticipado las disposiciones que deban adaptarse a ellas” (Carré de
Malberg); por eso Dabin —hablando de funcién gubernativa— rechaza la
calificacién de funcién ejecutiva, ya que aquélla tiene mucho de iniciativa,
y no se limita a un papel de pura aplicacién de la ley. En segundo térmi-
no, tampoco es solamente administrativa. La funcién gubernativa contiene
a la administracién, pero también a la “politica”; no es solo ejecucién en
un plano mediato del plano original de la actividad legislativa, porque hay
también un plano incondicionado donde se mueve la funcién politica, en la
que no puede omitirse la mencién a los Ilamados “actos de gobierno” —por
ejemplo, en nuestro pais, la adopcién del estado de sitio o de la intervencion
federal por decreto del poder ejecutivo—.
En este sentido, conviene recordar que, para Bielsa, la actividad del po-
der ejecutivo se divide en dos ramas: a) gubernativa o politica; b) adminis-
trativa. En la actividad ejecutiva se ha producido una escisién; la adminis-
trativa se separa de la gubernativa, si bien no constituyéndose en un poder
separado como ocurrid con Ja legislacién y la justicia, pero si especificando-
se en una actividad distinta de la de gobierno. Se habla asi de una actividad
tipicamente politica, que se ejerce en forma libre, incondicionada, en un
plano inmediato al de la Constitucién, sin més sujecién que a las pautas de
ésta, y generalmente sin contralor judicial. Frente a las funciones de rutina,
Schéaffle coloca las “politicas’, que implican la toma de decisiones ante situa-
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ciones nuevas y unicas, no subsumibles en normas o precedentes. Bigne de
Villeneuve, por su parte, califica a la funcién politica como funcién de libre
iniciativa, que consiste en asegurar la direccién general de los asuntos del
Estado, y en resolver de conformidad con el interés comin, las cuestiones
urgentes, de importancia preponderante, que surgen sin que se pueda de
antemano reglamentarlas ni determinar las soluciones particulares que de-
bieran serle aportadas.
Los actos politicos y de gobierno —meollo de la llamada funcién guber-
nativa o politica, por desglose de la administrativa—, tienden, en frase de
Fiorini, a la defensa unitaria de la vida estatal, y se refieren a la vida misma
del Estado como entidad suprema. E] elemento o condicién final de la fun-
cién politica, dice Xifra Heras, le confiere el caracter de primer motor del
Estado, considerado en su conjunto y en su unidad.
33. Dentro de la actividad administrativa se ha distinguido, de antaho,
entre actividad reglada y actividad discrecional. La primera ha sido definida
por su intima relacién con Ja legalidad, de modo que la administracién solo
puede actuar con Ja forma y en las condiciones que la ley establece. La acti-
vidad reglada es, asi, la que no deja margen para elegir el procedimiento a
seguir segiin la apreciacién que el agente pueda hacer de las respectivas cir-
cunstancias del caso, ensefia Manuel Maria Diez. Pero al lado de estos actos,
con contenido predeterminado, hay otros que son una exigencia de la propia
naturaleza de la administracién, la cual, sin desprenderse de la legalidad,
requiere un margen amplio de libertad para apreciar la oportunidad y el mé-
rito. La actividad discrecional deja una opcién al administrador: éste tiene
libertad para determinarse segiin sus propias apreciaciones, y para cumplir-
Jas en base a criterios técnicos, politicos, de buena administracion, etc. Pero
aun asi, lo discrecional no escapa a la legalidad. La administracién siempre
debe moverse dentro del marco, més estrecho o mas amplio, de Ia ley.
Recientemente, Juan Francisco Linares tiende en nuestro pais, con muy
buen criterio, a prescindir de la distincién entre lo reglado y lo discrecional,
insistiendo en hablar de “arbitrio ordinario” y “arbitrio extraordinario’. Todo
drgano estatal, ensemia el autor, goza de arbitrio, consistente en la libertad
real de ese organo; sus actos importan siempre el ejercicio de libertad 0 ar-
bitrio en el margen que deja la norma superior aplicable al caso. La tesis que
acentiia el arbitrio elastico del poder administrativo discrecional, ignora que
todo érgano ejerce arbitrio en cierta medida; el llamado poder discrecional
no seria, entonces, mas que una forma de arbitrio extraordinario, o sea, arbi-
trio ejercido en base a formulas elasticas, que dejan al érgano administrador
gran latitud de atribuciones y un arbitrio flexible en la interpretacién.
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x
ADMINISTRACION DE JUSTICIA
34, La tercera funcién del poder estatal es la jurisdiccional, 0 sea, la de
administrar justicia. Desde que se prohibe a los particulares hacerse justicia
por su propia mano, el Estado asume la obligacién de administrarla (Alsi-
na). La jurisdiccién es la potestad conferida por el Estado a determinados
Organos para resolver mediante la sentencia las cuestiones sometidas a su
competencia. Lo que caracteriza materialmente a la funcién jurisdiccional
para “decir el derecho” o aplicarlo, es la existencia de una contienda o contra-
diccién entre dos partes. Para Scialoja, dos elementos constituyen la funcién
jurisdiccional: a) una contienda juridica; b) un organo independiente de las
partes, con calidad de tercero en la contienda, que debe resolverla. Para Biel-
sa, él acto jurisdiccional es el que decide una cuestién promovida por quien
alega haber sido lesionado en su derecho o interés legitimo, por una resolu-
cién general o por un acto determinado; se necesitan, pues, tres elementos:
reclamacién fundada, comprobacién del vicio que afecta al acto 0 existencia
del acto ilegal; decision expresa.
35. Algunos autores privan de autonomia a la funcién judicial, porque
la insumen en la funcidn de ejecucidn o aplicacién de la ley; no seria una
fercera funcién propia del poder estatal, sino una faceta de la funcién eje-
cutoria; y en el caso de no existir ley aplicable y de tener que ser creada la
norma aplicable al caso por el juez, se equipararia a la funcidn legislativa. Es
comin, asimismo, separar a la funcion de administrar justicia de los Ilama-
dos “poderes politicos”.
36, Pero con una postura o con otra, lo habitual es exigir la independen-
cia e imparcialidad de los érganos del poder judicial en el ejercicio de su fun-
cién, Para ello, el derecho positivo arbitra diversas garantias que aseguran la
separacién del drgano, entre las cuales puede mencionarse la inamovilidad
mientras dura Ja buena conducta del magistrado,
37. Correlativamente con el deber del Estado de deparar la administra-
cin de justicia a los individuos, aparece el derecho de éstos a acudir ante
un érgano de la administracién de justicia, derecho que actualmente se de-
nomina “derecho a la jurisdiccién”; o sea, derecho a promover una cuestion
ante los tribunales en amparo de una pretensién juridica material, para que
el Estado resuelva mediante sentencia el derecho que pueda asistir al indi-
viduo.
UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOSGERMAN J. BIDART CAMPOS / GOBIERNO, PODER, ORGANOS ¥ FUNCIONES
XI
DELEGACION DE FUNCIONES
38, El principio divisorio predica la distribucion y asignacién de com-
petencias a los érganos estatales, para que éstos las ejerzan por si mismos
en la forma en que el reparto ordena. La Constitucién escrita suele impedir,
en principio, sea en forma explicita, sea implicita, que esa adjudicacién sea
alterada por delegaciéi que un érgano pueda hacer a otro de sus competen-
cias, atribuciones y facultades. Delegar implica violar la Constitucién, por-
que mediante la delegacién, un érgano que tiene que ejercer determinadas
atribuciones de acuerdo con la Constitucién, las transfiere a otro érgano que
en virtud de la misma Constitucién no las posee. Quiere decir que la dele-
gacién es inconstitucional. Pero ello dentro del esquema de las constituciones
rigidas, 0 sea, de las que no se pueden reformar sino siguiendo el procedi-
miento que ellas prevén para la enmienda; en las flexibles, donde ese proce-
dimiento especifico de reforma no existe, el Congreso puede por medio dela
legislacion ordinaria modificar la Constitucién y, por ende, también alterar
el principio divisorio mediante normas comunes delegando las facultades
de un érgano de! poder a otro.
39. En la prActica politica y constitucional, las delegaciones han sido,
sobre todo ultimamente, harto frecuentes. De alli que la doctrina, la juris-
prudencia, y las propias constituciones mds modernas, las consientan de
acuerdo con algunas limitaciones. Por ejemplo, el parlamento puede delegar
su funcién legiferante en el poder ejecutivo, sujeto a las siguientes condicio-
nes: a) fijacién de criterios generales dentro de los cuales debe moverse el eje-
cutivo —pautas o “standards”, se les Nama en Estados Unidos—; b) fijacion.
de tiempo determinado durante el cual la delegacién puede ejercerse por ell
ejecutivo; ¢) mantenimiento del control por parte del parlamento sobre el
ejercicio que de la legislacién delegada hace el ejecutivos d) posibilidad de
que el parlamento reasuma en cualquier momento la facultad delegada, et-
cétera.
Enesta forma, sin abdicar del principio divisorio, se procura atenuar su
rigorismo y facilitar el mejor cumplimiento de las funciones, sin infraccién
a la Constitucién rigida.
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