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Valeria sonrió y su risa iluminó el lago.

Enton-
ces propuso:
-Luego de ver al Sol hundirse en las aguas,
me ayudarás a regresar a mi aldea, porque quiero
dormir en mi casa y yo te daré a cambio mi peque-
ño tambor.
-Está bien, Valeria -respondió el duende del
río-. Esta noche yo te regalaré mi Luna falsa para
que te guíe durante la noche y no te pierdas.
-¿Qué más harás por mí?
-Espantaré al jaguar que se agazapa detrás de
los arbustos para que no te coma.
-¿Qué más harás por mí?-interrogó Valeria.
-Alejaré a los murciélagos durante tu descenso
para que no te chupen la sangre valiente que corre
por tus venas.
-¿Qué más harás por mí?
-Limpiaré la trocha de serpientes para que no te
muerdan con su veneno mortal.
-¿Qué más harás por mí?

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