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¿Qué significan los Colores Litúrgicos y

cuándo se usan?
La diversidad de colores en las vestiduras sagradas deben estar
marcados también en nuestro corazón

La diversidad de colores en las vestiduras sagradas pretende expresar con más


eficacia, aún exteriormente, tanto el carácter propio de los misterios de la fe
que se celebran, como el sentido progresivo de la vida cristiana en el
transcurso del año litúrgico. Así los cristianos oran con sentimientos diversos
evocados también por los colores de las vestiduras litúrgicas.
 

 BLANCO:
Se usa en tiempo pascual, tiempo de navidad, fiestas del Señor, de la Virgen,
de los ángeles, y de los santos no mártires. Es el color del gozo pascual, de la
luz y de la vida.
Expresa alegría y pureza.

 ROJO:
Se usa el domingo de Ramos, el Viernes Santo, Pentecostés, fiesta de los
apóstoles y santos mártires. Significa el don del Espíritu Santo que nos hace
capaces de testimoniar la propia fe aún hasta derramar la sangre en el martirio.
Es el color de la sangre y del fuego.
 VERDE:
Se usa en el tiempo ordinario (período que va desde el Bautismo del Señor
hasta Cuaresma y de Pentecostés a Adviento). Expresa la juventud de la
Iglesia, el resurgir de una vida nueva.
Se usa en los oficios y Misas del «ciclo anual».

 MORADO:
Indica la esperanza, el ansia de encontrar a Jesús, el espíritu de penitencia; por
eso se usa en adviento, cuaresma y liturgia de difuntos.
Es signo de penitencia y austeridad.
MENOS USADOS:

 DORADO o PLATEADO:
Subraya la importancia de las grandes fiestas. En los días más solemnes
pueden emplearse ornamentos más nobles, aunque no sean del color del día

 ROSA:
Subraya el gozo por la cercanía del Salvador el Tercer Domingo de Adviento, e
indica una pausa en el rigor penitencial el Cuarto Domingo de Cuaresma. Es
símbolo de alegría, pero de una alegría efímera.

 AZUL:
Indica las fiestas marianas, sobre la Inmaculada Concepción.

 NEGRO:
Expresión de duelo.

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