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Platería colonial

La platería es uno de los


temas histórico artísticos más interesantes del arte peruano,
lamentablemente poco apreciado. Su inclusión dentro de la
categoría impropia de “arte menor”, junto a su poca divulgación y generalmente restringido al ámbito productivo de la Colonia, no
ha permitido reconocer su innegable importancia artística y estética en el arte colonial.

Algunos autores, sin embargo, han estudiado con notable perspicacia, algunas de sus significaciones culturales desde la
perspectiva de la Historia del Arte. Francisco Stastny ha manifestado que la platería tuvo un valor simbólico en la colonia de
múltiples significados: económicos, sociales, religiosos y estéticos. Estos aspectos múltiples son comprensibles debidos a los
factores humanos autóctonos e hispanos involucrados.
Los orfebres, muchos de ellos indígenas, tuvieron una predisposición a la elaboración de estos productos. Las técnicas de larga data
en el antiguo Perú, permitieron la canalización de novedosas destrezas proporcionados por los hispanos. Además, objejos de
orfebrería indígenas pervivieron en la Colonia, como los tupus, que a pesar de sus cambios formales siguieron manteniendo sus
funciones ancestrales (Fig. 1). Por otro lado, siguiendo modelos y expresando su espíritu consiguieron originales obras, algunas de
ellas “joyas artísticas” en el arte de la platería, que traspasando la esfera colonial ha llegado hasta nuestros días.

Lo económico
Las minas de plata de Potosí fue el lugar de donde provino la gran cantidad de este mineral. Su importancia económica para la corona
fue gravitante, lo mismo que para el Virreinato del Perú. No fue la única, pero sí la más famosa.
Lo social

Los plateros estaban reunidos en el gremio de los orfebres y tuvieron en la época colonial asociaciones con los arquitectos,
escultores y pintores, es decir, un cierto status e importancia en la escala social del virreinato (Stastny).

El gremio de orfebres se relaciona con la actividad profesional. Un sistema social desarrollado en la época Medieval. Buscaban
sobre todo protegerse de las injerencias de la metrópoli o gobierno central y del cabildo o gobierno comunal. El funcionario
nombrado para cumplir tales requisitos fue el Ensayador mayor. Fue tal la corrupción del cabildo y el poder de los orfebres que rara
vez se cumplieron tales exigencias. Los gremios, en cambio, fijaron sus normas en la aplicación del oficio y en la formación de
profesionales como se advierte en las ordenanzas del cabildo. Existían dos alcaldes y dos veedores llamados también aprobadores
que regulaban la corrección del oficio. Se pasaba de aprendices a maestros por el jurado. Las autoridades, posteriormente
aumentaron a siete: un mayordomo y cuatro diputados (Stastny).

Estas relaciones sociales internas y externas dentro de las asociaciones civiles y estatales para el control de la plata, dieron un
marco de inestimable valor, para la interpretación de los objetos artísticos, no sólo en su valor material sino también en su valor
social. Una sociedad que se regía, también, por patrones religiosos arraigados y bien establecidos.

Lo religioso

La evangelización fue una exigencia de la corona, como parte del pensamiento teológico que creía que una vez concluida la
evangelización del nuevo mundo se produciría el juicio final. Una vez que la plata comenzó a llegar al viejo mundo en grandes
cantidades se creyó que era una recompensa divina por tal expansión cristiana. “Plata por religiosidad, santidad convertida en
metal, un premio a España por su expansión misionera. Un trueque divino” (Stastny).

Lo artístico y estético

Se ha considerado una posible influencia virreinal en el arte español sobre todo en su ornamentación. Existen ejemplos en España
de colecciones de plata, que tienen una diferencia notable con las tradiciones peninsulares (Heredia).

El arte americano indiano posee abundancia de follajes indígenas, amplias flores abiertas americanas, combinación de esmaltes
tricolores, tallos ondulantes, arabescos ligeramente tallados en la superficie metálica (Stastny). Una serie de ornamentos que dan
una mayor ostentación a la pieza, una delicadeza de lineas y un textura de superficie más recargada.

Estos aspectos suponen una predisposición casi unitaria del arte colonial, que no sólo se restringe a la pintura, escultura y
arquitectura, sino que, involucrando diferentes aspectos formales de decoración, composición y organización nos llevan a
comprender una unidad estilística que solemos denominar barroco. Al margen de una diferencia formal con la producción hispana,
hay que reconocer, algunas obras de la colonia que lograron por su técnica, su foma y su estética una calidad plástica notable. Un
ejemplo de ello lo tenemos en la custodia que se conserva en el convento de la Merced en el Cusco (fig 6).

El arte colonial es el conjunto de expresiones artísticas desarrolladas durante el período de la


Colonia. Se caracteriza por la mezcla de los estilos artísticos europeos con elementos propios
de la cultural latinoamericana.

El arte colonial estuvo fuertemente influenciado por los movimientos artísticos que se estaban
desarrollando en España y en el resto de Europa, sobre todo por el Barroco, el cual fue una
corriente cultural y artística que se dio en el Viejo Continente desde finales del siglo XVI hasta
mediados del siglo XVIII, que se caracteriza por un estilo recargado, elaborado y lleno de
contrastes. El Barroco le concede gran importancia a los detalles, por lo que sus
representaciones artísticas son lujosas y están rebosadas de imágenes.

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