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Taller Nº49
Taller Nº49
DEIDAE de Adicciones
Área de Psicología
TALLER Nº49
“DÉFICITS DE EXPRESIÓN”
I. OBJETIVOS:
II. MATERIALES:
Papelógrafos.
Cinta Maskintape.
Hojas bond.
A. Presentación general:
La facilitadora, dará la bienvenida a cada uno de los participantes, luego brindará una
pequeña introducción del Taller.
B. Dinámica de Animación:
Se trabajará la dinámica: “MI TIO, MI SOBRINO”
Se dan 10 minutos para escribirla. Se recogen todas las cartas. Y a cada uno se le da una
que no sea la suya. Y se le invita a leerla como si fuera la de su sobrino, y tiene que
adivinar a qué persona del grupo corresponde. Pueden dársele dos oportunidades. Tras
adivinar a quién corresponde, se pregunta qué datos son los que le han dado la pista o lo
que nos han despistado
(Tiempo: 15 min.)
D. Dinámica de Cierre:
Se trabajará la dinámica: “¿Cómo era la comunicación en la familia?”
La facilitadora formará quipos con los participantes, indicará que los mismos comenten sobre la
comunicación familiar que vivieron como hijos. Dos son las preguntas guía:
DÉFICITS DE EXPRESIÓN EN LA
FAMILIA
En la vida se aprende todo tipo de ideas confusas. La educación común se caracteriza por muchísimas cosas que vemos
y escuchamos que son incongruentes. Ideologías, doctrinas, y lo que se nos dice en casa, forman una mezcla que a veces
genera secuelas; por ejemplo, las decisiones de comunicación que tomamos dejan mucho que desear pues no incluyen
los elementos básicos que deben estar presentes. El primero de estos casos se manifiesta con claridad cuando negamos
la expresión de nuestras creencias, necesidades o deseos dentro la familia. Cuando no los expresamos por miedo, aun si
eso nos provoca todo tipo de afectaciones. Nos quedamos callados, no decimos lo que pensamos, titubamos… la
aprobación de otros es más importante que ser nosotros mismos. El temor a un conflicto y la ansiedad nos paralizan…
Si nosotros, los padres o familiares del paciente, vivimos situaciones donde necesitamos expresarnos y no lo
hacemos pagando consecuencias negativas por ello.
Cuál es la mejor manera de facilitar en nuestros hijos y/o paciente la expresión libre y respetuosa de sus
necesidades, sin reprimirlos, sino encauzándolos.
Recomendaciones inmediatas a los padres para empezar s trabajar con estos déficits
Prestar atención con gusto a las expresiones de los hijos y/o paciente. Felicitarlos por los avances que alcancen
en su expresividad. Evitar ser rápido para juzgar o calificar; responder certero es mejor que responder rápido.
Contemplar al hijo y/o paciente como un ser humano a quien primero tienes que saber escuchar con amor
incondicional.
Desplegar en la familia la bandera de los valores come el respeto, la comunicación, la apertura (si en casa no
existe una apertura total, se perderá un gran oportunidad para el crecimiento emocional). Tratar de ser ejemplo
de ello, pensar dos veces antes de juzgar negativamente o reprimir las expresiones de los hijos y/o paciente.
Responsabilizarlos gradualmente de la necesidad de expresar lo que piensan y sienten, más que esperar a que
les “adivinen el pensamiento” o adoptar el papel de victimas.
Establecer la práctica cotidiana de “no irse a dormir con asuntos pendientes que se desean comunicar”. O no
acostarse a dormir si se está enojado: un diálogo antes es como una buena terapia para el corazón.
Disfrutar con ellos el derecho a la “libertad de expresión”, con la responsabilidad de hacerlo con respeto, si
ofensas.
Fomentar el valor de la comunicación directa (no por las ramas no para que se adivine, no para que se traduzca
a otras lenguas). Efectúa una campaña frontal en casa para eliminar chismes, el hábito de hablar mal unos de
los potros indirectamente, la crítica oculta, velada y manipulativa. Esforzarse por desarrollar el valor de hablar
directa clara y sanamente; esto será el antídoto para el veneno de lo no expresado para evitar que la
comunicación se maneje de manera neurótica y resentida. Que nadie se vea obligado a adivinar el
pensamiento, las caras o gestos de nadie, si se sabe hablarlo. Eliminando el juego de las adivinanzas.
En primer lugar se necesita la disposición para el cambio, especialmente en el familiar a cargo del paciente,
generar la conciencia de que es necesario hacer algo sin identificar culpables. Este paso es importantísimo,
porque si el camino consiste en recalcar quién falta, se hunden todos.
Es necesario no confundir otro tipo de problemas con la comunicación; por ejemplo, es relativamente frecuente
que los padres empecemos a comunicarnos más con nuestros hijos, un bello enfoque que resuelve muchos
problemas y una estrategia que jamás debe abandonarse en el futuro. Pero no todo cambia porque nos
comuniquemos mejor con ellos. En ocasiones las reglas de disciplina, las consecuencias de los
comportamientos de los hijos pasan mucho más que las palabras que intercambiamos. Por tanto, formar hábitos
no solo requiere acuerdos verbales; en este caso los padres deberán fortalecer y clarificar con precisión las
reglas motivacionales y las prácticas disciplinarias en el hogar.