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Tarrea III
Tarrea III
ESCUELA
derecho
ASIGNATURA
FACILITADOR
PARTICIPANTE
IVELISSE DUARTEROJAS
MATRICULA
100053978
TEMA
FECHA
6/2/22
La señora Bliss estaba desesperada. ¡Últimamente no encontraba las cosas! Sólo en la última
semana había perdido un dedal, una caja de cerillas y dos monedas de un euro.
– ¡Eso es que hay duendes! – decía el señor Bliss
Y la señora Bliss se enfadaba todavía más.
– ¿Duendes? ¡A lo mejor el duende eres tú! ¡Todo el día cambiándome las cosas de sitio!
Pero lo cierto es que la señora Bliss estaba más preocupada que enfadada. ¿Estaría perdiendo la
memoria? ¡¿Y si un día, al despertar, no recordaba ni siquiera su nombre?!
La señora Bliss, todas las tardes se echaba la siesta. Y aquella tarde no era diferente. Después de
comer, como llevaba haciendo los últimos 30 años, se sentó en su mecedora y se quedó dormida.
De pronto, una extraña criaturita asomó la cabeza por detrás de un radiador. Se aseguró de que
dormía y se dirigió hacia ella. Trepó a la mesita y miró hacia la puerta. Ejercitó un poco los brazos,
agarró las gafas de la señora Bliss y salió corriendo.
– Te digo que hay duendes -repetía el señor Bliss –A mí también me ha desaparecido un calcetín y
estuche de las lentillas.
La tarde siguiente, mientras la señora Bliss dormía, la extraña criaturilla asomó de nuevo por detrás
del radiador. Caminó de puntillas. Agarró un pastillero que se le había caído al suelo a la señora
Bliss. Y corrió a esconderse detrás del radiador.
– ¡Pues sí que hay duendes! -se lamentaba, ahora, la señora Bliss -Estoy segura de que se me cayó al
suelo antes de quedarme dormida.
LOS DUELDE
SON DULCE