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Señoras y señores:
IL año anterior la Sociedad Cubana de Derecho Inter-
nacional celebró aquí mismo la segunda de sus se-
siones anuales en circunstancias muy tristes y obs-
,.-. ^•,„.-^. curas para nuestro país y para el mundo. La guerra
devastadora y formidable entraba en un período final de crisis
pavorosa. En todos los continentes los espíritus parecían sobre-
cogidos por la más profunda angustia. Tras tantas feroces acome-
tidas, esos enormes combates que duraban meses, como si se hu-
biese llegado al límite del sufrimiento y la resistencia, abrumados
tn aquel inmortal palenque de la Francia sus infatigables casi
sobrehumanos defensores, ante manadas inagotables de barbaros
feroces, entre nubes de gases venenosos y tempestades de me-
tralla, - t a l vez la Fatalidad iba a sonar la hora de la derrota y
la agonía, con el predominio de la iniquidad en contubernio con la
fuerza; y no obstante, aquí, maestros y discípulos, los asociados
y colaboradores de esta Institución, celebraron, serenos y confiados,
sus reuniones provechosas y fecundas con regularidad inalterable,
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sin parar mientes en que todos los pueblos son inmortales y sa-
grados.
Estas magníficas transformaciones traerán por fuerza apareja-
das transformaciones paralelas en el Derecho Internacional, de in-
calculable alcance. Por encima de todo, asegurado el principio
recientemente proclamado de la libre y propia determinación de
los pueblos para organizarse y dirigir su peculiar destino, con la
consagración de los derechos de los débiles en frente de los po-
derosos, a semejanza de lo estatuido en las sociedades civiles y
políticas, habrá que prevenirse conti'a males y peligros posibles,
aunque futuros, y establecer por modo inconmovible las garantías
de todos los derechos y la sanción eficaz contra todos sus infrac-
tores. La Humanidad necesita precaverse de las pasiones no do-
madas y sujetas todavía y de la vuelta probable de la barbarie
ambiciosa y asoladora, sea por un concierto entre las naciones
fuertes o la Liga de todas las naciones civilizadas, sea por un Su-
premo Tribunal de Justicia Internacional.
Estos ya son, desde luego, los grandes problemas que habrán
de resolver los jurisconsultos y los estadistas y cuyo estudio habrá
de ser, es desde ahora, la misión si escabrosa, más honorífica, de
las Sociedades Nacionales como la nuestra.
A esa gloriosa misión pueden entregarse con fe y confianza
en sus benéficos y salvadores resultados, que esta guerra inaudita
entraña lecciones de altísima y consoladora filosofía y acaso sea
para la humanidad, tras tantas crueldades y dolores, más prol'fica
en bienes y venturas en lo futuro, que la más fulgurante predi-
cación de las Teologías o de la Ciencia, acaso también que las más
grandes y hasta ahora casi estériles revoluciones religiosas; porque
ha demostrado prácticamente que es inmortal el alma de los pue-
blos, que es irresistible la sinergia de las virtudes individúale-.; y
sociales, de la solidaridad en el Derecho y la Justicia, y que por
encima de la animalidad con sus voraces apetitos arde como es-
trella perenne en el espíritu del hombre el ideal, que plasma la
Historia y da a la mísera vida humana su razón y su dignidad.
Porque la victoria ha sentenciado en favor del Derecho contra
la Fuerza, en favor de la Justicia contra el Crimen, en favor de
los principios que estatuyen que las relaciones entre pueblos deben
regirse por la ley moral, contra los que falsamente mantienen que
JUSTICIA PARA TODOS 2;J3
(5) José Félix Blanco, coronel de la revolución, que empezó siendo presbítero, con-
sideraba la obra del ateo Payne, traducida por García de Sena, "como la cartilla—dice—
en que comencé a aprender la E.abia doclr¡n.i que desde entonces profesé, practiqué y
enseñé, como buen patriota*'. (Ooc. para la hist. del Llb. III, 445.)—El historiador es-
pañol Torrente, de criterio absolutista, escribe, no sin razón: "el apego que la genera-
lidad (de las masas) conservaba al régimen monárquico, la co.stumbre de obedecer a un
brillante trono, los prineipíos de reliníún y virtud a los que atentaba el nuevo go-
bierno. . . todo íiacía que se retrajesen muchos del partido de Jos regeneradores." MA-
RIANO TORRENTE: Historia de la revolución hispano-amcricana, vol. I, página 139, ed.
de Madrid, 1829.
(6) El 19 de febrero de 1811 publicó el Sr. Guillermo Burke en la Caceta de
Caracas, órgano oficial, un estudio sobre los derechos a la emancipación de Sur-América
y México. En ese importante y sesudo trabajo se trata de la cuestión religiosa y se
habla como debía hablarse de la toleraticia de cultos. Se originó con tal motivo una po-
lémica larguísima, en que terciaron ha.sta el arzobispo y la Universidad, si ya no Real,
todavía Pontificia. Lo e.ícrcial de la polémica (para nosotros) consiste en que, desde
principios de 1811, se discute el catolicismo en Venezuela. 1.a revolución es volteriana.
(Véase la documentación sobre esta polémica en J. F, BLANCO y RAMÓN AZPURÚA:
Documentos para la historia de la vida pública del Libertador, vol. 111, págs. 37-102, ed.
de Caracas, 1876.)
(7) Ibidem: vol. 111, pág. 615. Esas palabras son del oficio que el ministro interino
de Estado, Antonio Muñoz-Tébar, pasa al arzobispo el 4 de abril de 1812.
Í;;Í8 CUBA CONTEMPORÁNEA
(8) El 5 de abril el Gobierno excita por scRunda vez al Prelado para que escriba
la pastoral. ¿Por qué lo excita? Por la influencia que tiene el clero entre las masas y
porque el prelado máximo en Venezuela debia desfacer el entuerto de la prédica alar-
mista y antirrepublicana de los curas. El 10 cortesía el arzobi.spo con evasivas: «muy
bien sé que llover, granizar, centellear y temblar la tierra son efectos naturales, mas
tampoco ignoro—y no hay quien dude—que el Autor de la Naturaleza, gobernando, di-
rigiendo y removiendo sus agentes, los emplea para castigar los vicios y hacer volver a
los prevaricadores al corazón». El 23 oficia al arzobispo, exigiendo la pastoral pedida,
Juan Germán Roscio, ministro de Estado en propiedad. Contesta al arzo'ispo el 26
diciendo que por falta de sosiego y sobra de ocupaciones no ha escrito la pastoral. "La
despacharé, sin embargo, con la brevedad posible, y la incluiré a V. S. para los fines
que me insinúa". Todavía se cruzan comunicaciones entre el ministro de Gracia y Jus-
ticia, F. F. Paul, y el arzobispo Coll y Prat. Por fin escribe éste y envía al Gobierno la
pastoral. El documento, entre otras cosas, dice: «lo cierto, lo indubitable, lo que -pal-
pamos, es que Dios nos castiga con los horrorosos estragos que hemos experimentado».
El Gobierno, presidido por JV\iranda, prohibe que la pastoral circule y resuelve prender y
expulsar al arzobispo. (BLANCO-AZPURÚA : Documeníos, 111, 614-621.)
(9) '*Li'S dísconrs proíionccs dans les divcrs Congrt-s prouvMnit que les oratcurs
conuaissMcnt si's ouvrages, dont la msison Bassjnge caleiihit, en ISJO, avoir vendu en
Amérique 40,000 volumes, ríen que dans des traductions francaises".—GURVINUS: His-
toire du XlXe siecie. (Trad. fr.), tome VIH, pág. 14. París, 1864.
LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA ARGENTINA 2'M>
los indios, o como medida política, o por ambas rabones, levantaron para combatir, frente
al esf.Tnd8rte de la Virgen de CuadalupCy eJ esfandarfe de otra imagen: la Virgen de los
Remedios.—Sobre el carácter d; la guerra de Hidalgo y las ideas de él y de sus tropas,
véase FRANCISCO Bui.Nfs: La guerra de independencia, México, 19:0.
(17) San Martín, aiin^jue no tan fervoroso y sincero creyente como Belgrano, imitó de
todo en todo la ceremonia de éste: procesión de la Virgen en andas, acompañándola las
tropas con eí general, colocación del bastón de mando en manos de la imagen; todo fué
copia de la espontaneidad candorosa de Belgrano. (Véase D. HUDSON: Recuerdos hisíó-
ricos... Revista de Buenos Aires, pá^^inas 133 y s¡í;uientes, tomo V).—"La imagen de la
patrona electa salió del convento de San Francisco al encuentro de la columna, llevada
en anuas, acompañada de todo el clero regular y secular, custodiada por las bayonetas
de sus nuevos soldados; y a la cabeza de la procesión marchaba el capitán general con
el gobernador intendente, el Cabildo, los empleados civiles y el pueblo en masa. En la
iglesia matriz estaba depositada ía (andera bordada por las damas mendocinas y ador-
nada por ellas con piedras prec'osns. Despuér. de bendecirla, según el ritual de ordenanza,
a la par del bastón de mando de! general, éste la fijó en el asta y una salva de 21 ca-
ñoi'nzos saludó su ascensión. San Martin puso su bastón en la mano derecha de la
imag'I', como Belgrano lo había hecho en vísperas de la batalla c'e Sclta con la Virgen
de las Mercedes, generala del eiército..." MITRE: Hist. de San Martín, vol. 147, 3¡} edi-
ción, Buenos Aires.
(fS) El historiador eclesiástico que transcribe la carta, agrega: **San Martín, si-
guiendo los consejos del cristiano Belgrano, mantuvo siempre vivo en su ejército el sen-
timiento religioso."—A. PlACGio; o¡>. cH., págs. 160-161.
LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA ARGENTINA 2-13
(19) JOSÉ MARÍA PAZ: Memorias pósíum^^s, páR. 114. Es curioso conocer cómo ee
hacía esta imposición de escapularios al ejército.—«Luego que c! batallón o regimiento
salía de su cuartel—dice un testigo ocular—se le conducía a la calle en que está situado
*I templo de la Merced. EP SU atrio estaba ya preparada una mesa vestida con la imagen,
a cuyo frente formaba el cuerpo que iba a tomar la marcha. Entonces sacaban muchos
cientos de escapularios en bandejas, que se distribuían a jefes, oficiales y tropa, los que
colocaban sobre el uniforme y divisas militares.» ( P A Z : ob. cit., pág. 114.) Felipe II no
hubiera exigido más de sus tercios. Y Belgrano y sus ejércitos no vivían en el siglo XVI:
eran los agentes de una revolución democr.ática en pleno siglo XIX.
(20) J. F. V. SII.VA: ob. cit. ed. pág. 111.
(21) JOSÉ INGÍINIEROS: El deán Gregorio Funes. Revista Nosotros, número 112. Bue-
nos Aires, septiembre de 1918.
(22) A. PiACCio: Influencia del clero en la independencia argentina, pág. 206; ed.
Barcelona, 1912.
(23) El cómputo puede encontrarse en FlACCio: bb. cit., págs. 205 y 213.
-'-t CUBA CONTEMPORÁNEA
lo Véase este escrito, entre otros trabajos de Mariano Moreno, en la obra donde
na recopilado Ricardo Rojas con el titulo de Doctrina democrática, ed. Biblioteca
••sentina, págs. 117-118. Buenos Aires, 1915.
, (28) Véase en la Biblioteca Argentina, dirigida por Ricardo Rojas, la obra: Doc-
'•'"a democrática, pág. 301, ed. Buenos Aires, 1915.
Kii "^^^ ^^^ *^^^ ^' sentimienío nacional.» (Se refiere a la fundación de una rcpú-
^* democrática como la de Colombia). México: Su evolución social (obra escrita en
colaboración, bajo la dirección de Justo Sierra), vol. I, pág. 164; cd. de México, 1900.
wO) En 1B12 prepara Rayón un proyecto de estatuto. ¿Qué se propone allí? El
storiador clásico de México, Alanián, va a decírnoslo: «El objeto de este proyecto era
nsolidar y perpetuar la autoridad de la Junta. Su primer artículo era declarar que la
'gion católica sería la única permitida sin tolerancia alguna. Eii los sucesivos, se csta-
^cia que el dogma seria conservado por la vigilancia de un Tribunal de la fe, bajo un
filamento conforme al espíritu de la disciplina eclesiástica. Se reconocía que la So-
rania dimana inmediatamente del pueblo; pero que ella residía en la persona de Fer-
ndo Vil y su ejercicio en la Junta o supremo consejo nacional americano». . . LUCAS
I-AMAN: Historia de Méjico desde los primeros movimientos que prepararon su inde-
pendencia en 1808 hasta la época presente (5 volúmenes. Imprenta de J. M. Lara. Mé-
lico. 1849-1862), vol. IIJ, páginas 546-547.
"W CUBA CONTEMPORÁNEA
Bue •^' ' ^ ''^ enero de 1813 pronunció Monteaguclo en la Sociedad Patriótica, de
un d°* *'''"^^. bautizada asi a semejanza de la Sociedad Patriótica de Caracas en 1810,
en . '^°"''^° ^'^ profundidad revolucionaria y anticlerical de veras. Monteagudo hablaba
pació""""' '^' ^'«"'2"ela, destruida por el terremoto de 1812 (26 de marzo) y de la ocu-
•rab A Caracas por las tropas del rey. Allí apostrofa al arzobispo de Caracas, que
euen ' , *°"''™'-''"' P°'' '» causa de Fernando Vil, con exclamaciones de terrible elo-
reali " '^''^'^^o impostor y perjuro", lo llama; y se encara furioso contra el clero
mlsió ' Venezuela, que se aprovechaba de la ruina de la república para predicar su-
qmj ' ''^y- Se dice que este discurso de Monteagudo es de profundidad política, por-
el . Monteagudo siente y comprende lo necesario de la solidaridad americana ante
Puebla k^^ extranjero. Entona un himno en honor de Venezuela, a quien llama «el
pueblo ° ' " ' ' ' ' ' ^'S'o XIX». «Cuan justo es, ciudadanos, llorar el destino de un
fioso tlespués de haber dado a la América la primera señal de alarma en el glo-
de h *°?"'''"''""° del 19 de abril de 1810; después de haber dado al mundo un ejemplo
(decl °'^™°' •*' virtud y de fraternidad en la augusta sanción del 5 de julio de 1811
mis ^^'^ '^^ ^'^ independencia); después de haber elevado el 3J de diciembre del
titu 'A " ' ' ' " " eterno monumento a la fliosofia y a la equidad, estableciendo una cons-
cano " '*P°^ por s! sola de ¡ustiñcar nuestro orgullo y de honrar el genio ameri-
(.^.f '.'' 'osecha el Infortunio por obra de un fenómeno geológico...» Monteagudo
e * ^" himno en honor del pueblo que, dice, se ha «mostrado grande en sus es-
nio * admirable en la rapidez de sus empresas, sabio en la perfección de sus desig-
nat 't ^"* ^* tenido la desgracia de ser víctima a un tiempo de una catástrofe de la
Ij. . ^^° y 'le la crueldad de sus enemigos exteriores. Monteagudo, en prueba de so-
g] americana, invita a sus compatriotas a cumplir este juramento: "Vengar con
p^j... ^''™''"o la raza de los opresores de Carneas." (v. BERNARDO MONTEAGUDO: Otras
A¡„ "'" '"'fis. 265-270, ed. Biblioteca Argentina, dirigida por Ricardo Rojas. Buenos
'^'f's. 1918.)
'¿i8 CUBA CONTEMPORÁNEA
, ' Véanse las donaciones en PiACCio, ob. dt., páginas 188, 191 y 191.
rica M ^""""•'"'s postumas del general José María Paz, pág. 102, ed. Editorial-Araé-
aand.—Cuando el general realista Goyeneche, hijo del Perú, entró en Chuquisaca,
£id -^^ ^^ ' ° ^ argentinos, "no quiso—refiere Paz—ir a alojarse al Palacio de la pre-
a que éste (Castelli) había habitado, sin que fuese antts purificado con exorcismos
preces de la Iglesia. En consecuencia, fué una especie de procesión en que los
., ^® 'ban con ornamentos sagrados, incensarios, hachas encendidas y abundante pro-
'S'on de agua bendita..." (Página 103.)
• ' Cuando se retiraba cl ejérjito (argentino) derrotado en el Dcí^aguadcro, se
t-ast^lli ur.os días tn Ci i'quisa.a, y sus ayiid:'.iites. . ., pusaiiuo una nociic por
g esia, vi ron u¡ a cruz en el pórtico, a la que ios dtvofos ponínn luces; aI;;uno de
^ eclamó coi.tra la ¡gnorai cia y fanatismo de aiucllos puLblos, y oiro prepuso, para
II' ^ °^' Sf'ancar la cruz y destruirla. Así lo hicieron, arrastrándola un trecho por la
" " « • ( P A Z : ob. cít., pág. 64.)
-'íiC CUBA CONTEMPORÁNEA
II
III
IV
TÚ me mirarás llorando
— será el tiem.po de las flores—;
tú me mirarás llorando
y yo te diré: No llores.
M¡ corazón, lentamente,
se irá durmiendo... Tu mano
acariciará la frente
sudorosa de tu hermano...
Tú me mirarás sufriendo,
yo sólo tendré una pena;
tú me mirarás sufriendo,
tú, hermana, que eres tan buena.
Y tú me dirás: ¿Qué tienes?
Y yo miraré hacia el suelo.
Y tú me dirás: ¿Qué tienes?
Y yo miraré hacia el cielo.
Y yo me sonreiré,
—y tú estarás asustada—,
y yo me sonreiré
para decirte: No es nada...
(Jardines lejanos, 1904).
LA OBRA DE J U A N RAMÓN J I M É N E Z 259
MASANA DE LA CRUZ
OH PLENITUD.. .
PRIMAVERA
QUIEN SABE. . .
. . . M a s se fué desnudando.
Y yo le sonreía.
Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda t o d a . . .
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
(Eternidades, 1917.)
YO NO SOY Y O . . .
Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
(Eternidades, 1917.)
LA OBRA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ 263
(*) Véase en este número, y con relación al presente articulo, nuestra Nota Editorial
titulada La supervisión electoral (N. del D. de C. C.)
(1) The Outlook, II de diciembre de 1918.
(2) American Diplomucy, 1 vol, Nuev» York, 1916.
WILSON-CUBA
El futuro, para este hemisferio, va a ser muy distinto del pasado, dijo
el presidente de los Estados Unidos ante el Southern Commercial Con-
grcss, en Mobila, el día 27 de octubre de 1913. Los estados vecinos
nuestros hacia el sur, se nos acercaran más aún por numerosos lazos y,
como lo espero, por el lazo del mutuo conocimiento. El interés no une a
las naciones; a veces las separa. Pero la simpatía y el mutuo conoci-
miento sí las une, y creo que la ruta que va a abrirse (el canal de Pana-
má), formando dos continentes físicos, espiritualmente les unirá. Es
!a unión espiritual ¡a que búscame.:.
nacm su integridad nacional, que aquél esperado y exigido por las gran,
des y poderosas naciones. Y tercero, que el mundo tiene derecho a
verse libre de toda alteración de la paz, cuyos orígenes sean la agresión
'' el desprecio de los derechos de los pueblos y nacionalidades.
Nada quieren para sí los Estados Unidos, que otra nación posea,
ror el contrario, dispuestos estamos a sujetarnos al mismo tiempo que
ellas a una línea de conducta de deber y respeto hacia los derechos de
os demás, que reprima cualquier egoísta pasión nuestra, como refrene
cualquier impulso agresivo de ellas.
En su discurso, en el Senado, sobre las bases de paz de Eu-
'opa, en 22 de enero de 1917, opinó que todas las naciones debían
adoptar como doctrina mundial la de Monroe: es decir, que nin-
guna nación trataría de extender su constitución política a otra
"ación o pueblo, y que cada pueblo debía determinar libremente
su propia constitución,
' propio medio de desarrollo, sin obstrucción, sin amenazas, sin temor;
^ pequeños como los grandes y poderosos.
Al ser reelecto, indicó en su segundo discurso inaugural que
os Estados Unidos pudieran verse envueltos en el conflicto mun-
'al; repitió que nada deseaban a costa de otros pueblos; reafirmó
°s principios norteamericanos y declaró que su patria deseaba
que se le presentara la oportunidad de probar la sinceridad de
sus ideales.
Otras citas podría agregar a las anteriores. Pero, en las es-
cogidas hállanse expresados con tal claridad los propósitos nortea-
encanos, que muy cansada resultaría su recopilación.
No menos inútil paréceme seleccionar de entre los anteriores
párrafos todas aquellas frases del ilustre Presidente que pudieran
esgrimirse en beneficio de las justas aspiraciones cubanas.
Al propio Mr. Wilson toca dar con respecto a Cuba una prueba
as de la sinceridad de los ideales norteamericanos. Un antecesor
uyo en la presidencia, Mr. Roosevelt, en una corta y sencilla nota
'zo al pueblo cubano arbitro de su propio gobierno. Otra no me-
nos sencilla nota del actual jefe de estado norteamericano podría
r cima a la labor incompleta de su nación.
WlLLY DE B L A N C K .
L« Habajin, enero de 1919.
EL FEDERALISMO MUNDIAL
ser la ocasión y la causa de otra guerra tal vez más larga y más
terrible. Se trata de obtener la paz fundada en el derecho, y de
reconocer el de todas las naciones a la libertad, y el desarrollo en
todos los sentidos.
"La Sociedad de las Naciones—dice en un luminoso comen-
tario W. Martin—y e! federalismo extendido al mundo... la
cooperación en vez de la competencia, la organización en lugar
del desorden: es, en una palabra, la única base de la paz perma-
nente". Fuera de la Sociedad de las Naciones la paz económica
es imposible, porque podría servir a la preparación de nuevas
guerras; la paz política no lo es menos, porque todas las cuestiones
litigiosas permanecidas en suspenso o creadas por la guerra, ha-
brán de ser resueltas algún día. Muchas de esas cuestiones na-
cionales, en los Balkanes, en Rusia, en Austria-Hungría, en otros
lugares aun, son literalmente insolubles. No PODRÁN SER SUPRIAU-
DAS SINO POR LA FUERZA O POR LA SOLIDARIDAD.
La elección de los pueblos está hecha. "Los pueblos—dice la
proclama de la Sociedad Gínebrina—quieren la paz basada en el
derecho, la libertad, la justicia. A los individuos que componen la
opinión pública mundial, toca el proclamarlo... Para los indi-
viduos el afirmar cada vez en mayor número esta voluntad, hasta
que suba como un mar que sumerge todos los diques, no es, pues,
realizar un acto platónico".
Ciertamente: es realizar un acto, y no platónico. Por lo cual
debemos realizarlo.
(3) Stntoe,
EL PATÜIOTISMO DE LA M U J E R RUSA CONTEMPORÁNEA liOl
una tercera parte de ella resultó socialista en sus dos ramns prin-
cipales: demócratas sociales y socialistas revolucionarios. Aunque
duró tres meses, no logró m;ís que la anterior; fué disuelta, y
reformada la Ley Electoral en sentido restrictivo.
Después de la disolución de la segimda Duma las persecu-
ciones de todas clases, religiosas y políticas, continuaron en gran
escala. Kokovtsev, Ministro de Hacienda, que exclamó con frui-
ción al disolverse la cámara popular: "Gracias a Dios que no
tenem.os ya parlamento", sucedía a Stolypin, que cayó asesinado;
exacerbándose, por tanto, las persecuciones. En 1910 dos sucesos
anunciaron al Gobierno ruso el poder del pueblo: las manifesta-
ciones con motivo de los funerales de Murotsev y de Tolstoi; el
uno, el primer Presidente que tuvo la primera Duma, y el segundo,
el excomulgado, el escritor y el filósofo más notable de la Rusia
contemporánea. La enorme concurrencia, los discursos pronun-
ciados y el aspecto general presagiaban una tormenta que a su
tiempo se desencadenaría. Los revolucionarios también se movían
preparando el terreno; las huelgas, demostraciones siempre de
desagrado, se sucedían a menudo. En 1914 hubo una en Retro-
grado, en la que tomaron parte 400,000 obreros; a poco estalló
la guerra mundial en la que Rusia figuró al lado de los aliados
por razones de Estado, por más que Alemania tuviera ya minada
y contraminada la nación moscovita.
Volvióse otra vez a sentir la influencia del misticismo en la
muy fanática corte: era la sombra de Pobiedonostzev que reapa-
recía bajo el hábito de un monje de la orden de los flagelantes,
cuyo ascetismo deslumhró al principio a las masas; llamábase
Rasputin, pero se le apellidaba el monje negro; era nativo de
Siberia, y pronto ccn su astucia y mala fe logró ser frecuente
visita del Tsarkoeselo, en el que ejerció una influencia decisiva
sobre la familia imperial, especialmente sobre la Czarina, llegando
a ser el primer intrigante de la corte. Por su influencia logró el
nombramiento de Stürmer para Primer Ministro; ambos, germa-
nóñlos de pura cepa, dieron el peor espectáculo que pudo con-
templar el mundo, de un gobierno venal y corrompido.
Rasputin logró que se mandara el ejército a las trincheras sin
alimentos, sin armas, sin municiones, para que sirviera de carnada
EL PATRIOTISMO DK LA MUJKR RUSA CONTEMPORÁNEA 2U?,
VERA ZASDLICH.
(8) Véase Siberia and the Exite Sysiem, por GEORCE KENNAN, New York.
EL PATRIOTISMO DE LA MUJER RUSA CONTEMPORÁNEA ~'>7
SOI-;A PEROVSKAYA.
VERA FIGNER.
ZENAIDA KONOPLIANNISKOVA.
MARÍA SPIRIDONOVA.
Es la más grande de las patriotas rusas; por eso tiene muy bien
ganado el nombre de "Abuela de la Revolución". Alcanzó la edad
de 74 años, de los cuales conspiró durante cincuenta, pasados la
mayor parte en las prisiones, sufriendo innúmeros tormentos y
privaciones.
Nació en la provincia de Vitebsk, en 1844; como muchas de
Sus consocias, de una familia aristocrática, recibió una excelente
educación; a los diez y seis años sabía tres idiomas además del
suyo nativo. Poco antes de 1874 siguió la misma ruta en boga
en aquel entonces para más de dos mil jóvenes patriotas: se hizo
propagandista entre los obreros y campesinos, viviendo entre ellos.
Arrestó el Gobierno a multitud de estos apóstoles, entre ellos a
la Breshkovskaya, arrojándola en un inmundo calabozo (9) donde
permaneció cuatro años en espera del juicio; de los 293 presos
por la misma causa, habían ya muerto 100. Obtuvo como galardón
por sus esfuerzos la sentencia de cinco años a trabajos forzados
en Siberia y cinco años más de residencia forzada después de cum-
plidos los primeros. En esta segunda etapa trató de escaparse;
pero, habiéndola descubierto, le agregaron por ello cuatro años
•Tiás de trabajos y cuarenta azotes, los cuales pidió ella que le
dieran, no haciéndolo sus carceleros por vergüenza de aplicárselos
^ una mujer.
Lo más original de esta sin par conspiradora es que tanto
Cuando estaba en la prisión como cuando se hallaba fuera, siempre,
incesantemente, conspiraba, haciendo alarde de ello. Después de
(9) Véase The Grand Mother of the Russian Revolution, por A1.ICF. S. BLACKWELL,
New York.
'!<>2 CUBA CONTEMPORÁNEA
MARÍA KALUZHNAYA.
SOFÍA NIKITINA.
NATALIA ARMFELDT.
(10) Siberia and ihe Exile System, por GEORcn KENNAN, New York.
30i CUBA CONTEMPORÁNEA
MARÍA BOTCHKAREVA.
F. DE P. RODRÍGUEZ.
La Habana, diciembre, 1918.
(12) The Romanoff ScyHa and the Bolshcvist Charybdis, en Metropolitan, New
^ork, diciembre de 1918.
LA LOS ESTADOS UNIDOS
POLÍTICA DE
EN EL CONTINENTE AMERICANO
CUARTA PARTE
(Continuará).
UNA POESÍA DE CASAL VERTIDA AL INGLES
THE PEARL
II
LA PERLA
BALADA.
II
LA PENTARQUIA
Tal parece que hay una divergencia marcada entre las dos
opiniones. Los acontecimientos le van dando la razón al tenaz
luchador francés: la Pentarquía funciona regularmente. En la
Liga de las Naciones se conserva la situación privilegiada que
ha sabido ganarse ese grupo de potencias.
¿Qué ventajas puede reportar a la humanidad tal estado de
cosas? Mientras la armonía reine entre las partes, ellas gober-
narán al mundo; y si han de ser el Derecho y la Justicia quienes
guíen sus actos, las pequeñas naciones no tendrán motivo de
<lueja; pero cuando tengan intereses encontrados con la Pentar-
quía, su situación ha de ser precaria.
Se viene repitiendo que esta guerra, que tan profundamente
na conmovido el organismo social, es la alborada de una nueva
era de evolución humana; pero para que las cosas marchen con la
armonía necesaria, sería preciso crear—como dijo Wilson que pre-
endía hacer, en un discurso en el Congreso italiano—una nueva
psicología internacional"; y esto es algo que no se obtiene con
"n tratado de paz.
Y añadió:
ERNESTO DIHIGO,
La Haban a, febrero I9!9.
BIBLIOGRAFÍA <*'
f r n f V '""''' " " ^' " " ^^ '"erar que la Fundación Travers-Borgs-
troem, de Berna, acepte, entre las lenguas en que se puede enviar obras
•i española, que tiene tantos títulos como cualquiera otra para figurar
en el numero de las privilegiadas.
Con la concisión periodística que le es habitual, y con claridad admi-
ame expone el autor muchas de las excelencias del idioma castellano,
n e n ^ H r " ^ ' " ' ° ' " ^ ^^ "'""'^^ '^'='='^° P°^ '"e'lio de él por notables
SeTersn"' " ' ' i . ' " ' - " " ''" " " P ^ ' ^ ' ' ^" ""^ ^^ hablado y el número
que eTnK ! " " ' ' ' ' " ' ' ^ ^ ' ' " P"'^ ^''P^^^^^ «"s ideas, el estudio de
íroVuciíí'eTc^'"' " ' " ^ ' ' ' ' ° ' ' ' ° ' " ' " ' " ' " ' ' ° ' ' l*^ "^^ '"^^^'"'•^ 1"e ha
el rr^inn"'p"'° ^^ ? ' " ''^ ' ' ' ' ^ ° ""^ ^'^''='°" ^" " " elegante cuaderno
Sefensñ . "'" ^^ Cienfuegos, sociedad que, de acuerdo con este
en P,' ' """''•"" ^"'""' '" '='^'="'a'-á en las Repúblicas hermanas y
favor H ? . - ' " ' " ™ " ' " ' ' " ^"' '^ realización de una campaña intensa en
lavor del idioma español.
LA SUPERVISIÓN ELECTORAL
LAS HUELGAS
Han sido tan repetidas y tan cercanas unas de otras las veces
que la gran masa obrera de nuestro país ha apelado en estos úl-
timos meses al extremo recurso de la huelga general, que nadie
puede ya mirar con indiferencia tan insistentes manifestaciones de
escontento. Se arguye que este descontento, expresado poco más
o menos en igual forma, es el mismo en todo el mundo; pero se
">Í0 CUBA CONTEMPORÁNEA
El capital :~"Si destruyes el bote, nos iremos los dos juntos al fondo."
NOTICIAS
La novela de Loveira.
La Editorial México.
Roujon. Entre las obras principales del nuevo académico, a quien con-
testó su discurso Mauricio Donnay, figuran principalmente Mirabeau,
Lamartine y Les amours d'un poete, obra esta última que fué sensacional
por los documentos reveladores que acerca de Víctor Hugo, Julieta
Drouet, Mme. Hugo y Sainte-Beuve, dio a conocer Barthou. La espada
del nuevo académico, exquisita obra de arte del orfebre Falize, le fué
regalada por un grupo de amigos; y en la empuñadura de ella se re-
cuerda, representada por relieves de Mirabeau, Lamartine y Hugo, las
citadas obras escritas por Barthou, al propio tiempo que su región natal
y el nombre de su hijo Max, muerto en la guerra en 1914.
El enigma de Shakespeare.