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AMORIS LAETITIA

DIEGO ANDRÉS ARRIETA LOZANO

SEMINARIO PROVINCIAL SAN CARLOS BORROMEO

ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

CONFIGURACIÓN MINISTERIAL IV

TURBACO – BOLÍVAR

2023
Amoris Laetitia
Opinión sobre el capítulo VIII

La exhortación Apostólica postsinodal La alegría del Amor del Papa Francisco, con ocasión
del sinodo celebrado en 2014-2015 con énfasis en el amor de la familia, pretende ser el
pensamiento actual y reflexivo de su magisterio sobre la vida familiar, podemos añadir a
eso la reforma de código de derecho matrimonial como fruto de las acciones concretas que
se buscan para hacer la Iglesia cercana a la realidad familiar que en principio empieza con
el sacramento del matrimonio.
Si bien se sabe, la Iglesia buscando un empeño desde el Concilio Vaticano II de renovación,
desea cambiar ese rostro áspero y distante cuando se relaciona con el matrimonio, se piensa
entonces que la exhortación pretende ser un nuevo rostro de la Iglesia ante el matrimonio, y
más específicamente, los que están en situaciones irregulares.
Es muy acertado que en el capítulo octavo se planté la manera de proceder, nueva y dócil,
intentando como primer instante entender la fragilidad del ser humano, que no hace que
todo sea perfecto, pero tampoco quedar excluido o rechazado, sino que siempre se esté en
una permanente búsqueda de integralidad con la mirada de amor como lo recalca la
exhortación. De ente mano, ya esto es un cambio de dirección eclesial, lo que acostumbraba
a hacer en la Iglesia era a marginar por la ruptura de un matrimonio que era bendecido y
sellado por Dios, pero ahora es distinto, debe y tiene que haber un acompañamiento para
redescubrir la belleza de Dios y guiar a los que han perdido el rumbo.
Como segundo, se desea marcar la gran apertura que deja el sinodo ante las situaciones
irregulares, se les invita a participar de la vida eclesial desde su condición, esto no pretende
ser un relajamiento de la opción de la Iglesia ante la propuesta del Evangelio, sino con la
participación se buscará discernir para que se mejore la situación de pecado, ya no
colocando el dedo en la situación de dolor, sino más bien buscando nuevos caminos donde
se encuentre la plenitud de la vida matrimonial, el valor fundamental es el de la
misericordia como una pedagogía para recomponer la irregularidad.
Por último, llevar esto a la acción pastoral requiere de personas que no se tomen la
atribución de “ser portadores y facilitadores de la Gracia” y que no hagan lecturas generales
e inmediatas a estas situaciones irregulares, pues cada situación es distinta, pero ante todas
si se busca ser una luz en el camino de maduración.
En un mundo diversificado y con tantos problemas sociales, la Iglesia pretender con el
magisterio del Papa Francisco una casa de puertas abiertas donde los matrimonios en
irregularidad por x o ye situaciones no queden solucionados con un veto de no comulgar, la
Iglesia pretende ser maestra y madre para aquellos hijos que sedean redireccionar su vida
matrimonial.
En conclusión, lo que busca ante las situaciones irregulares es un acompañamiento, un
discernimiento y una luz en el viacrucis matrimonial.

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