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Los bienes jurídicos colectivos / J.

Bustos Ramírez 465

LOS BIENES JURÍDICOS COLECTIVOS*

Juan Bustos Ramírez

SUMARIO: 1. El Código Penal de 1932 – 2. Bien El Anteproyecto de Reforma del CP de 1870


jurídico, intereses difundidos, bienes jurídicos co- se inició a principios del mes de mayo y quedó
lectivos – 3. Revisión crítica del bien jurídico – 4. ultimado el 22 de julio del mismo año, es de-
Derechos subjetivos, derechos de reconocimiento cir, 1931; pasó al pleno de la Comisión Jurídi-
constitucional y bienes jurídicos – 5. Los bienes
ca Asesora el 17 de octubre, que lo aprueba
jurídicos colectivos – 6. Reordenación de los bie-
nes jurídicos a partir de los bienes jurídicos co- sin modificación alguna y lo eleva al Gobierno
lectivos – 7. Bien jurídico colectivo y política cri- en los primeros días de noviembre.
minal alternativa. Fernando de los Ríos, ministro de Justicia,
presenta el Anteproyecto a las Cortes Consti-
1. EL CÓDIGO PENAL DE 1932 tuyentes el día 19 de noviembre de 1931, tam-
bién sin introducir modificación alguna, refi-
Por el Decreto de 6 de mayo de 1931 se crea riéndose en los siguientes términos a Jiménez
la Comisión Jurídica Asesora para sustituir a de Asúa: «…al presentarlo rindo público ho-
la Comisión General de Codificación, que cuen- menaje de gratitud a la Comisión Jurídico
ta con una Subcomisión Penal, a la que se le Asesora y de un modo singular, por ser en este
encomienda la reforma del Código Penal de caso un imperativo de justicia, al presidente
1870, cuyo presidente es Luis Jiménez de de la Subcomisión de Derecho Penal, el emi-
Asúa. En diciembre de 1931, y después de la nente profesor don Luis Jiménez de Asúa; es
renuncia de Felipe Sánchez Román, es elegido él, con un grupo de jóvenes penalistas y psi-
Luis Jiménez de Asúa presidente de la Comi- quiatras, quien ha orientado y articulado esta
sión Jurídica Asesora, quien renuncia a la reforma; en lograrla han puesto esfuerzo asi-
presidencia de la Subcomisión Penal, aunque duo y sabio aquilatamiento de las normas pe-
continua «en su seno y trabajando en ella como nales susceptibles de ser insertas en el orga-
antes»1. José Antón Oneca sucede a Luis nismo penal de 1870. Como corresponde a la
Jiménez de Asúa en la presidencia de la Sub- hora histórica, en estas páginas se recoge y
comisión de Derecho Penal. remoza la mejor tradición del humanismo es-
pañol, y sin aguardar al mañana mejor, se
* «Los bienes jurídicos colectivos (Repercusiones recoge la cosecha que brinda el hoy»2 .
de la labor legislativa de Jiménez de Asúa en el Códi- Desde el 20 de noviembre queda el Ante-
go Penal de 1932)», fue originalmente publicado en la proyecto en manos de la Comisión Parlamen-
Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad
Complutense N° 11. Estudios de Derecho Penal en
taria de Justicia, de la cual es miembro
homenaje al Prof. Luis Jiménez de Asúa, Madrid, 1980.
1
Cfr. Luis Jiménez de Asúa, Código Penal Refor- 2
Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes
mado de 27 de Octubre de 1932 y disposiciones pena- de la República Española, 78, apéndice 2, de 20-II-
les de la República, Ed. Reus, Madrid, 1934, pág. 84. 1931.

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Jiménez de Asúa, quien, junto con el presi- 44 de la Constitución establece que la propie-
dente de la Comisión, Rafael Salazar Alonso, dad ha de estar subordinada al fin útil que
acuerdan concretar en Bases las modificacio- todo propietario ha de ejercer en la vida, y por
nes al CP de 1870. Jiménez de Asúa redacta el esa razón hemos creado, como apéndice o como
Dictamen de la Comisión de Justicia, que lle- secuela de delito de daños, un delito especial
va fecha 16 de Junio de 1932 y contenía dos consistente en la destrucción o daño de sus
partes: una con las Bases de la reforma, para bienes o en sustraerlos a la utilidad social. Todo
ser sometidas a las Cortes, y otra en las que ello no es más que una consecuencia lógica de
se indican las modificaciones a los artículos lo que el Código político manda.»6.
concretos. Por último hay que señalar al respecto que
Como señala Jiménez de Asúa, «el Ante- la Base 28, que contenía el artículo 555, fue
proyecto de Reforma del Código Penal de 1870 aprobada sin discusión por las Cortes.
redujo el ámbito de su renovación a estos cua- Aquel artículo 555 es el 562 de hoy, con el
tro extremos: 1º, poner el Código Penal en ar- cual entonces, en 1932, Jiménez de Asúa se
monía con los preceptos constitucionales de la anticipó a una discusión actual en torno a bie-
República; 2º, corregir los errores de impren- nes jurídicos tradicionales y modernos. La
ta, remediar los más voluminosos yerros téc- quiebra del modelo rígidamente individualis-
nicos e incorporar a su texto codificado algu- ta del estado liberal cede ya su paso a una con-
nas leyes penales que no debían hallarse suel- cepción social del Estado, que se refleja en la
tas; 3º, humanizar el Código y hacer mas elás- Constitución de 1931, la cual, a su vez, sirve
ticos sus preceptos, y 4º, incluir excepcional- de referencia a la reforma penal de 1932. Se
mente algún nuevo delito, como la usura, y mantiene, pues, el paralelismo de reforma cons-
reivindicar la auténtica fórmula de reinciden- titucional o reforma penal, que ha sido desta-
cia»3. cado por Marino Barbero7. A una nueva con-
Ahora bien, dentro de las modificaciones cepción del Estado corresponde necesariamente
concretas impuestas por el primero de los ex- una nueva concepción del Derecho penal.
tremos señalado por Jiménez de Asúa, esto es, Sin embargo, aquel artículo 555 no fue sino
la armonización del CP de 1870 con la Consti- una esperanza frustrada, como lo fue también
tución, en la lectura del ministro de Justicia la República. Hubo que esperar, pues, cincuen-
ante las Cortes se cita la creación del artículo ta y un años, desde 1932 hasta 1983, para que
555 como defensa penal del nuevo tipo de pro- aquellos nuevos planteamientos políticos cri-
piedad establecido en el artículo 44 de la Cons- minales esbozados por Jiménez de Asúa toma-
titución de 19314. Como justificación, el mi- ran otra vez concreción en el Código Penal, y
nistro señala: «Finalmente, puesto (sic) en el sobre la base de la Constitución de 1978 se
artículo 44 de la Constitución se reconoce que reiniciara en España, como ya había ocurrido
«toda la riqueza del país, sea quien fuera su en el resto de Europa, una discusión sobre los
dueño, está subordinada a los intereses de la bienes jurídicos de nuevo cuño. Las bases, sin
economía nacional» , hemos introducido, en el embargo, ya estaban señaladas en la Consti-
capítulo de disposiciones generales, que siguen tución de 1931 y en el CP de 1932. Se trataba
a los delitos de daños, el artículo 557 [que fi- de abandonar los marcos cerrados del Estado
nalmente fue el 555], en el que se castiga el de Derecho democrático liberal; por eso mis-
llamado ius abutendi, prohibiéndose destruir, mo, de ir a una profundización de la democra-
dañar o sustraer la cosa propia a la utilidad cia, de abandonar los presupuestos puramen-
común»5. te axiomáticos formales (igualdad total ante
Por su parte, Jiménez de Asúa, en el Dic- la ley y libertad plena de los ciudadanos), para
tamen de la Comisión Parlamentaria de Jus- ir al análisis y discusión de aquellos procesos
ticia, que redactara y leyera ante las Cortes, que provocaban desigualdad ante la ley y res-
en relación al artículo 555 señala: «El artículo

3
Cfr. ob. cit. Nota 1, pág. 86.
4
Cfr. ob. cit. Nota 2. Ibid. 6
Cfr. Diario de Sesiones de las Cortes de la Repú-
5
Cfr. ob. cit. Nota 2. Ibid. blica Española, núm. 230, de 6-IX-1932.
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tricción de la libertad de los sujetos. El Estado para los sujetos, en cuanto pretendía dar ra-
tenía que convertirse en un Estado de todos, zón del porqué de la intervención estatal y,
atender las necesidades reales de todos y no por ello mismo, apuntar hacia los problemas
partir de presupuestos abstractos. Y de ahí que de la génesis y legitimación de la norma pe-
en primer lugar tenía que preocuparse por las nal. El bien jurídico no hacía sino ratificar y
disfunciones en la estructura económica, ya fundamentar el principio garantista de la cul-
que justamente la no participación real de to- pabilidad por el hecho cometido y, por ello mis-
dos en el proceso económico llevaba aparejada mo, el principio de lesividad en el Derecho pe-
la desigualdad y la falta de libertad; por eso, nal. Ese había sido justamente el paso impor-
como señalaba la Constitución de 1931 en su tante dado por Birnbaum al dejar de lado la
artículo 44 «toda la riqueza del país, sea quien concepción que el delito atacaba un derecho
fuere su dueño, está subordinada a los intere- subjetivo, con lo cual no solo el Derecho penal
ses de la economía nacional». no tenía un objeto de protección propio, dife-
En esta nueva forma de pensar las cosas rentes a otras ramas del Derecho, sino que
intervino Jiménez de Asúa, tanto en la propia además se hacía radicar el problema del delito
Constitución de 1931 como en el CP de 1932. en una pura subjetividad y, por tanto, en la
La discusión, sin embargo, a pesar del tiempo acción como simple reflejo de esa subjetividad
transcurrido, no se ha agotado, ya sea por la (por eso el castigo de la tentativa inidónea),
dificultad conceptual de dar concreción a es- como ya muy bien advirtiera Birnbaum10. El
tas nuevas ideas, ya sea por los límites que concepto de bien jurídico viene a cambiar el
impone la propia nueva concepción del Estado paradigma en el Derecho penal; no se trata de
social y democrático de Derecho, ya sea por- una investigación sobre la actitud moral del
que muchos tratan de dar realidad a lo que es sujeto, no se trata de poner el acento en el in-
todavía una utopía social dentro de los marcos dividuo, sino en el objeto de protección del De-
estrechos de lo que se tiene, y, en definitiva, recho penal; se trata antes que nada, por tan-
porque en la lucha democrática la imagina- to, de un problema de decisión política y no de
ción lleva todavía las de perder frente al po- la subjetividad de un sujeto. Esta nueva con-
der, porque en la lucha democrática el control cepción del Derecho penal tenía necesariamen-
tiende también a cercar el pensamiento. te que llevar a una consideración de la vida
social, de las relaciones sociales concretas tal
2. BIEN JURÍDICO, INTERESES como se dan en ella11 y, por ello mismo, a acen-
DIFUNDIDOS, BIENES JURÍDICOS tuar la importancia de la responsabilidad, y
COLECTIVOS de ahí también que se tendiera, unilateral y
equivocadamente, a hacer hincapié sólo en el
Dentro del desarrollo que se produce en
desvalor de resultado. Con ello se desconocía
Europa a partir de las Constituciones demo-
que si bien el fundamento del injusto no podía
cráticas posteriores a la Segunda Guerra Mun-
estar, en un Estado de Derecho democrático,
dial, uno de los aspectos en que se hace hinca-
sino en los bienes jurídicos (es decir, en cier-
pié es el del bien jurídico. Los teóricos del na-
tas relaciones sociales concretas estimadas
zismo habían pretendido su eliminación, so-
democráticamente como esenciales para la
bre la base que era un subproducto de ideas
subsistencia del sistema elegido), ciertamente
contrarias al pueblo alemán, como el liberalis-
las normas penales, al pretender la protección
mo y el positivismo8. Ciertamente, el bien ju-
rídico durante toda su historia, cualquiera que 10
Cfr. J. M. F. Birnbaum, «Über das Erfordenis
fuese la concepción que se tuviese respecto de einer Rechtsverletzung zum Begriffe des
él9, había cumplido una función de garantía Verbrechens», en Archiv des Criminalrechts, N. F.,
tomo 1, 2ª parte, 1934.
11
Por eso ya Birnbaum señalaba: «…no se puede
7
Cfr. La obra de Barbero Santos, Marino, Políti-
tener duda que los bienes referidos a la esfera jurídi-
ca y Derecho Penal en España, Ediciones Tucar, Ma-
ca de cada uno y a todos en el Estado les está garan-
drid, 1977.
tizado su goce en forma igual, están dados en parte a
8
Cfr. Bustos Ramírez, Juan, Manual de Derecho
los hombres por la naturaleza, en otra parte son el
Penal Español, Editorial Ariel, Barcelona, 1984, págs.
resultado de su desarrollo social…» (ob. cit. nota 10,
55-56.
pág. 177).
9
Cfr. ob. cit. nota 8, págs. 50-64.
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de tales bienes jurídicos, sólo pueden recaer tidades que designarían un ámbito particular
sobre actos humanos derivados de dichas re- en que se percibe e individualiza un conflicto
laciones sociales. En otras palabras, las nor- de intereses y la modalidad normativa esta-
mas se refieren a actos, pero estos entran en blecida para resolverlo, que no serían enton-
consideración sólo desde el bien jurídico, luego ces propiamente «bienes jurídicos» sino, «me-
han de cumplir con el principio de responsabi- táforas conceptuales»15. Por otra parte, esta
lidad por el hecho y de lesividad. Desvalor de mayor tendencia a la intervención estatal de
acto y de resultado aparecen como insepara- un Estado social y democrático de Derecho lle-
bles12. varía necesariamente a ampliar o anticipar
A pesar del gran auge y predominio de la los límites del ilícito penal. Con lo cual se iría
concepción del bien jurídico, como fundamen- a la creación de delitos de peligro abstracto16,
to material del ilícito penal, en el último tiem- que disolverían la función del bien jurídico, ya
po se han elevado interrogantes sobre su al- que tales ilícitos penales no aparecerían liga-
cance y validez dentro del sistema penal, aun dos ni al principio de responsabilidad por el
entre sus propios sostenedores13. hecho ni al de lesividad. Y, justamente, el re-
Las críticas al bien jurídico son tanto conocimiento de que el Derecho penal ha de
intrasistémicas como también desde más allá proteger también entidades supraindividuales
del sistema. En otras palabras, la constata- llevaría necesariamente aparejado la introduc-
ción, conforme, a las nuevas Constituciones, ción de delitos de peligro abstracto, como ha
de que se está ante un Estado social y demo- planteado la última reunión de la Asociación
crático de Derecho plantea la duda de si un Internacional de Derecho Penal en referencia
producto de un Estado liberal y democrático a los delitos económicos17.
de Derecho puede servir de fundamento mate- Pero no sólo está la duda intrasistémica,
rial para una visión social y no individualista sino también la metasistémica. Todas estas
del ilícito penal. Pero no sólo entonces hay una nuevas entidades supraindividuales de protec-
crítica intrasistémica, sino también más allá ción no serían sino «la articulación de una
del sistema. Este concepto propio de un Esta- vasta exigencia política de satisfacción de ne-
do liberal democrático sería incapaz de ofrecer cesidades esenciales (y reales) y de participa-
una base para un planteamiento alternativo, ción en el proceso económico»18. Se trataría
para ir más allá de los condicionamientos a la entonces de una instancia de antagonismo a
democracia que impone el sistema actual. las posiciones económico-jurídicas dominantes,
En la primera dirección están las dudas y que expresarían una aspiración de igualdad y
críticas que, entre otros, formula Hassemer y libertad sustanciales. El bien jurídico, por su
Padovani14. El origen individualista del bien carácter liberal individualista, no estaría en
jurídico sería incapaz de dar sustentación a la capacidad de aprehender este antagonismo, de
actividad del Estado en relación a objetos de servir para una concepción alternativa. De ahí
protección de carácter supraindividual, que es la necesidad de una nueva conceptualización,
lo que sucedería en los delitos contra la Ha- que sería la de los «intereses difundidos». Se
cienda Pública, los delitos contra el medio trataría entonces de un «interés – o sea, de
ambiente, los delitos contra el consumidor, etc. una aspiración – difundido – o sea, presente
Los bienes jurídicos, por su origen liberal, gi- en modo informal y propagado a nivel masivo
rarían sólo en torno a la persona y, por ello, se en ciertos sectores de la sociedad - , con un
les escaparían de su contenido conceptual en- 15
Tullio Padovani, ob. cit., nota 14, pág. 117.
16
Cfr. Tullio Padovani, ob. cit. nota 14, págs. 120-
121; Winfried Hassemer, ob. cit., nota 13, págs. 109-
12
Cfr. ob. cit nota 8, págs. 181 y sigs. 110.
13
Cfr. en especial Winfried Hassemer, "Il bene 17
Véase recomendación 9 sobre «El concepto y
giuridico nel rapporto di tensione fra costituzione e los principios fundamentales del Derecho penal Eco-
diritto naturale" en Dei delitti e delle penne, 1984, nómico y de la Empresa», del XIII Congreso Interna-
num. 1, págs. 104 y sigs. cional de la Asociación Internacional de Derecho Pe-
14
Cfr. Winfried Hassemer, ob. cit. nota 13, y Tullio nal, El Cairo, 1984".
Padovani, "La problemática del bene giuridico e la 18
Cfr. Filippo Sgubbi, «Tutela penale di ‘interessi
scelta delle sanzioni" en revista cit. nota 13, págs.109- diffusi’» en La Questione Criminale, año I, núm 3,
110. 1975, pág. 439.
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control sobre el desarrollo de las posiciones sumamente limitada de los alcances del con-
jurídico-económicas dominantes, todavía ex- cepto de bien jurídico. Esta visión de las cosas
cluidas a la participación»19. De ahí que, con- se transforma con el Estado intervencionista
forme a Sgubbi, esta estructura sería «alter- y el social y democrático de Derecho. Surge la
nativa» a la categoría tradicional de derecho necesidad de configurar un área no ya en refe-
subjetivo (en especial, derecho de propiedad y rencia a la persona, sino además a los proce-
derecho de libertad de iniciativa económica), sos económicos, o mejor socioeconómicos21. Es
que ha informado el Derecho en general y tam- decir, entre los bienes jurídicos clásicos de corte
bién el Derecho penal, ya que el bien jurídico individual o supraindividual surgían unos
no sería más que una sublimación e nuevos bienes jurídicos de carácter supra-
ideologización burguesa del concepto priva- individual. Ciertamente ello provoca nuevos
tístico de derecho subjetivo20. problemas, que surgen ya con la comprensión
Ahora bien, la tensión tanto intra como de las nuevas tareas del Estado y, por otra
metasistémica en relación al bien jurídico tie- parte, porque todo bien jurídico supraindividual
ne su origen en la oposición entre bienes jurí- plantea dificultades para la delimitación de su
dicos de naturaleza individual y aquellos de contenido, así ya con los clásicos, como, por
naturaleza supraindividual o colectivos. Pa- ejemplo, la fe pública o la seguridad del Esta-
reciera que la crisis del Estado puramente li- do. En definitiva, de lo que se trata entonces
beral, del Estado con una función sólo de guar- no es de tirar por la borda el concepto de bien
dián, también pondría en crisis al bien jurídi- jurídico, sino de ir a la precisión de estos nue-
co como referente material del ilícito penal. vos bienes jurídicos. Más aún, se podría ya
Luego pareciera que una revisión crítica del anunciar la tesis de que cuando, en ciertos
concepto de bien jurídico va estrechamente li- casos, no son posibles de precisión, no es que
gada con el surgimiento de los bienes jurídi- el concepto de bien jurídico no sea válido, sino
cos colectivos o supraindividuales. que en tales casos realmente, al contrario de
lo que dice Padovani, se está recurriendo a una
3. REVISIÓN CRÍTICA DEL BIEN «metáfora conceptual»22, a un mero pretexto
JURÍDICO de bien jurídico, para ampliar arbitrariamen-
te la intervención del Estado.
En primer lugar tomemos razón de las crí-
Recojamos ahora la crítica metasistémica,
ticas intrasistémicas. Ciertamente, el Estado
conforme a la cual el bien jurídico sería un
liberal democrático puso su acento en los bie-
concepto meramente formal de una visión bur-
nes jurídicos que giran en torno a la persona.
guesa de la intervención estatal. Ciertamen-
Pero, por otra parte, no hay duda que en la
te, los bienes jurídicos surgen dentro de una
oposición Estado liberal y Estado absoluto el
concepción burguesa de la sociedad, como tam-
acento necesariamente tenía que volcarse en
bién el concepto de libertad y el de igualdad.
torno a la persona. Sin embargo, ello, en modo
Sin embargo, una posición alternativa no se
alguno, significó desconocer bienes jurídicos
plantea en contra de la libertad y la igualdad,
de diferente naturaleza, como la fe pública, la
sino que pretende una profundización de estos
administración de justicia, la seguridad del
conceptos, con el fin de llegar a un concepto
Estado. Ahora bien, una concepción liberal
material de ellos. El hecho de que los concep-
democrática tenía que partir de los bienes ju-
tos de libertad e igualdad surjan dentro de una
rídicos con referencia a la persona. En otras
concepción burguesa no significa que tengan
palabras, no es que se negara la existencia de
su origen en la burguesía, o por lo menos no
bienes jurídicos supraindividuales, lo que sí
solo en la burguesía, sino lo que hay que en-
sucedía era que, al considerarse al Estado con
trar a considerar son las restricciones que a
una función simplemente de guardián, no se
visualizaba la necesidad de intervenir en las 21
Cfr. Klaus Tiedemann, Poder económico y de-
disfunciones de los procesos sociales y econó- lito, Editorial Ariel, Barcelona, 1985, pág. 9, que es-
micos. Con lo cual se daba una concepción tima adecuada una técnica legislativa que evite los
problemas teóricos mediante el uso de la expresión
19
Ob. cit., nota 18, pág. 449. «socioeconómicos».
20
Ibid., pág. 466. 22
Ob. cit., nota 14, pág. 117.
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sus alcances impone una tal concepción de la Una consideración puramente formal
sociedad. Algo semejante sucede con el con- del bien jurídico simplemente como la vida, la
cepto de bien jurídico: no se trata de abando- libertad, el honor, el patrimonio, lleva necesa-
narlo, porque surgió dentro de una concepción riamente a una confusión con el derecho a la
burguesa de la sociedad, sino de sobrepasar vida, al honor, a la libertad y al patrimonio, y
sus límites formales para llegar a una concep- con ello una vuelta a la subjetivización y
ción material de él. ampliación del objeto de protección del Dere-
En definitiva, tanto la crítica intrasis- cho penal. En cambio, una consideración ma-
témica como la metasistémica respecto del bien terial del bien jurídico le dota de contenido,
jurídico no afectan tanto al concepto mismo este aparece no como un mero símbolo o metá-
de bien jurídico como a una revisión de él, con fora, sino como una relación social concreta,
el fin de llegar a un planteamiento material que, por tanto, de partida, ha de implicar la
de su contenido. Ahora bien, punto de partida participación de los sujetos en el proceso so-
para esta revisión han sido y son estos nuevos cial y, consiguientemente también, llegado el
bienes jurídicos supraindividuales o colectivos, caso, en el proceso económico. Así, concebido
que vuelven a poner en tensión el objeto de el bien jurídico como una síntesis normativa
protección propio del Derecho penal al entrar determinada de una relación social concreta y
en confusiones con los derechos ya sea propios dialéctica aparece totalmente nítida su dife-
del área privada como también con los recono- renciación con el derecho subjetivo o bien con
cidos por la Constitución. el objeto de protección del Derecho civil o mer-
cantil.
4. DERECHOS SUBJETIVOS, DERE- El bien jurídico implica siempre una valo-
CHOS DE RECONOCIMIENTO CONSTI- ración masiva y universal; se trata de ciertas
TUCIONAL Y BIENES JURÍDICOS relaciones sociales que son consideradas esen-
ciales para el sistema en relación a todos sus
No deja de tener razón Sgubbi23 al afirmar miembros, caso de la vida, del honor, de la
que a pesar de que ya con Birnbaum se produ- libertad, etc.
jo el paso del derecho subjetivo al bien jurídico En el último tiempo, y en relación a los
como elemento caracterizante del ilícito penal, bienes jurídicos, supraindividuales o colecti-
aquel ha seguido manteniendo su influencia, vos, se ha acentuado la relación entre Consti-
lo que se ha reflejado en especial en relación al tución y Derecho penal, y en forma específica,
patrimonio y, paradójicamente, en los nuevos entre los derechos reconocidos en la Constitu-
bienes jurídicos supraindividuales, sobre todo ción y los bienes jurídicos27. Con lo cual se ha
en aquellos de carácter socioeconómico. Así, pretendido determinar el bien jurídico y los
por ejemplo, en la figura delictiva del cheque bienes jurídicos desde la Constitución. Es cier-
en descubierto no hay duda que aparece una to que la Constitución, en cuanto ofrece el
protección al crédito del acreedor, a su dere- marco jurídico-político general del sistema,
cho subjetivo a obtener el pago por parte del es de un valor inapreciable, ya sea como ele-
deudor24; del mismo modo, en el delito de quie- mento interpretativo de un CP dictado sobre
bra se trata, conforme a la opinión mayorita- la base de tal realidad jurídico-política, o bien,
ria, del derecho de crédito de los acreedores25, en el caso de un Código anterior, para postu-
y el delito fiscal también se ha planteado como lar una nueva política criminal y penal enca-
un derecho de crédito del Estado26. minada a la reforma del Código o por lo me-
nos, a planteamientos de lege lata. Pero tam-
poco la Constitución se puede convertir en un
23
Ob. cit., nota 18, pág. 466.
24
Cfr. en contra, Francisco Muñoz Conde, Dere-
cho penal. Parte especial, 6° ed. Sevilla, 1985, pág.
276. 27
Cfr., entre otros, José María Escrivá, «Algunas
25
Así Francisco Muñoz Conde, ob. cit. nota 24, consideraciones sobre Derecho penal y Constitución»,
pág. 284. en Papers, núm. 13, págs. 141 y sigs.; Juan José
26
Cfr. al respecto Rodríguez Devesa, Derecho pe- González Rus, Bien jurídico y Constitución, Madrid,
nal español. Parte Especial, 8ª ed., Madrid, 1980, pág. 1983; en general, Juan Bustos, ob. cit., nota 8, págs.
965. 58 y sigs.
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cerco para la progresiva democratización de es confundible con el bien jurídico vida, aun
la intervención punitiva del Estado; ello sólo cuando se señale que tal derecho es su refe-
sería posible dentro de una concepción total- rente constitucional y, por tanto, básico en el
mente formal y piramidal del Derecho en que proceso de generación de la ley, ya que ese de-
la participación ciudadana no tiene lugar. Jus- recho a la vida reconoce una exigencia del ciu-
tamente, la concepción material de bien jurí- dadano frente al Estado únicamente; en cam-
dico rompe este esquema formal piramidal, bio, el bien jurídico vida plasma una realidad
pues sólo es concebible desde y en la participa- de realización de la vida social, en que cierta-
ción de los miembros de la sociedad. De ahí, mente está incluida tal exigencia, pero como
entonces, que la Constitución no puede consti- una relación concreta con el Estado (con su
tuir un límite a la derogación de bienes jurídi- intervención) y al mismo tiempo con todos los
cos que impliquen una profundización del Es- demás sujetos dentro del sistema social. Lo
tado social y democrático de Derecho, como mismo se puede predicar respecto de todos los
tampoco impedir la exclusión de objetos de demás derechos constitucionales. Tampoco
protección, que ya no pueden sostenerse de- tales derechos reconocidos por la Constitución
mocráticamente como bienes jurídicos. La pueden agotar los bienes jurídicos, ya que es-
Constitución es ciertamente el marco de refe- tos están referidos a realidades que se dan en
rencia fundamental del sistema, pero no pue- la vida social y, por tanto, no necesariamente
de cerrar el sistema, pues ello contravendría han de comprender derechos específicos reco-
las bases mismas democráticas del sistema. nocidos, sino solo una exigencia general de
Por eso la fuente de origen y legitimación intervención del Estado frente a determina-
material del ilícito y, al mismo tiempo, base das relaciones concretas básicas; tal es el caso,
garantista frente a la intervención del Esta- por ejemplo, del bien jurídico seguridad del
do, que es el bien jurídico, no puede quedar tráfico, fe pública, seguridad exterior, etc. Pero
cortado en su desarrollo y evolución por la no sólo eso; puede surgir un bien jurídico que
Constitución.28 tenga como base referencial un derecho toda-
Ahora bien, dentro de esta perspectiva vía no reconocido en la Constitución y que, sin
constitucional, también se podría predicar que embargo, ya aparece como constitutivo de una
los derechos reconocidos en la Constitución relación social concreta y, por tanto, como fun-
agotan o se confunden con los bienes jurídi- damental desde una perspectiva de
cos29. Es cierto que estos derechos reconocidos profundización democrática del sistema.
por la Constitución tienen, al igual que los bie- El surgimiento de los bienes colectivos
nes jurídicos, un carácter masivo y universal. obliga, pues, a recalcar y a precisar la autono-
Pero los derechos reconocidos por la Constitu- mía del objeto de protección en el Derecho pe-
ción, y en especial los fundamentales, estable- nal, esto es, los bienes jurídicos. Ello porque
cen una relación entre el ciudadano y el Esta- estos nuevos bienes provocan ya sea una ten-
do, posibilitan una exigencia del ciudadano dencia a la confusión con el derecho de un su-
frente al Estado; en cambio, los bienes jurídi- jeto respecto de otro -objeto de protección del
cos no tienen tal función, pues implican una Derecho privado-, así en el caso de los delitos
determinada realidad (una relación social en- contra la Hacienda pública, por una visión
tre los sujetos entre sí y con el Estado), sus- patrimonialista del problema, o bien una ten-
ceptible de ser afectada en cuanto tal. El dere- dencia a la confusión con los derechos recono-
cho a la vida establecido en la Constitución no cidos al sujeto frente al Estado; así en el caso
de los delitos contra el medio ambiente o con-
tra el consumidor o la libre competencia, en
virtud de que han sido fundamentalmente las
28
Al contrario de lo que señala Pedrazzi, no se
trata de plantear el carácter subsidiario del Derecho nuevas Constituciones las que al crear el res-
penal, sino su carácter autónomo («El bien jurídico pectivo Derecho constitucional referencial han
en los delitos económicos», en La Reforma penal, provocado su surgimiento. Pero el objeto de
Universidad de Madrid, 1985, pág. 288). protección del Derecho penal son los bienes
29
En esa dirección, Franco Bricola, «Teoria
generale del reato», en Novissimo Digesto Italiano, jurídicos y no el derecho de un sujeto respecto
tomo XIX, UTET, Turín, 1973, págs. 15 y sigs. de otro; por ello, jamás, por ejemplo, un puro
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y simple derecho de crédito podrá constituir en que acentúan el carácter masivo y univer-
objeto de protección del Derecho penal; aun- sal30. No solo se trataría de relaciones socia-
que lo sea para otro ámbito del Derecho, ya les básicas dentro del sistema y por ello mis-
eso mismo indica que no lo puede ser del Dere- mo configuradoras del orden social (por tanto,
cho penal. El derecho de crédito puede consti- fundamentales para cada miembro de la so-
tuir solo una base referencial para un bien ciedad), sino que además estarían referidas al
jurídico, que es siempre una realidad comple- funcionamiento mismo del sistema31 y, por
ja y superior al derecho de crédito; de otra tanto, referidas a cada sujeto en su quehacer
manera no se podría explicar la necesidad de cotidiano. Se produce entonces una diferencia
la pena. Del mismo modo, el objeto de protec- clara con los llamados bienes jurídicos tradi-
ción del Derecho penal no son los derechos fun- cionales de corte individual, pues éstos no ad-
damentales o los derechos reconocidos por la miten quedar involucrados en el quehacer dia-
Constitución, ya que en éstos no se aprehende rio y, por ello, sus afecciones solo pueden ser
como en el bien jurídico la interacción social y puntuales y de carácter estrictamente perso-
participativa de los sujetos entre sí. nal (aun cuando en algún caso puedan ser
Por eso los llamados bienes jurídicos colec- varios los afectados). En cambio, las afeccio-
tivos o supraindividuales no pueden definirse nes a estos nuevos bienes jurídicos afectarán
ni desde el derecho subjetivo de un sujeto res- siempre a una masa de individuos o, por lo
pecto de otro ni tampoco desde el derecho sub- menos, a un colectivo. De ahí que pareciera
jetivo en relación al Estado. En ambos casos un nombre apropiado el de bienes jurídicos
nos quedaríamos demasiado cortos para poder colectivos, es decir, que están en las relacio-
legitimar y limitar la intervención punitiva nes de la colectividad o un colectivo, y, por ello
del Estado: el carácter de ultima ratio y frag- mismo, su afección implica a la colectividad o
mentario del Derecho penal se convertiría en bien a un colectivo.
pura metáfora. El principio de la necesidad se Ahora bien, el problema a resolver es si
asienta sobre la autonomía del Derecho penal estos bienes jurídicos colectivos, por el hecho
y, por tanto, por ello mismo, en diferenciación de referirse al funcionamiento del sistema so-
del objeto de protección del Derecho penal res- cial y tener un carácter doblemente masivo y
pecto del resto del ordenamiento jurídico. El universal, pierden su capacidad para ofrecer
bien jurídico es un concepto y elemento propio una base material precisa al ilícito penal32.
del Derecho penal, aun cuando ciertamente Pareciera que ello, en principio, no tendría por
esté en relación y condicionado por el ordena- qué llevar a tal conclusión pues en el Derecho
miento jurídico; es decir, tampoco su protec- penal tradicional se dan bienes jurídicos aná-
ción puede ir más allá del ordenamiento jurí- logos, como la fe pública, la administración de
dico (de ahí las causas de justificación). Pero justicia, la seguridad interior y exterior del
la intervención punitiva del Estado exige un Estado. El problema sería entonces otro, cual
fundamento especial y diferente que, al mis- es: si la mencionada estructura de estos bie-
mo tiempo se constituya en la principal ga- nes jurídicos contiene una característica de tipo
rantía del ciudadano frente al Estado. negativo, la exclusión de toda precisión del bien
jurídico. Y ciertamente aquí muchas críticas
5. LOS BIENES JURÍDICOS a estos bienes jurídicos tienen razón, pues se
COLECTIVOS tiende, por su redoblada masividad y univer-
salidad, a definirlos mediante fórmulas vagas,
Resulta innegable el surgimiento de enti-
imprecisas, confusas o ajenas al Derecho pe-
dades nuevas de protección del Derecho penal,
nal; así, se habla de ataque a la economía na-
cualquiera sea el nombre con el cual se les
cional, al desarrollo económico, a los créditos
quiera designar. Su particularidad residiría
31
Cfr. al respecto Eduardo Novoa Monreal, «Re-
29
En esa dirección, Franco Bricola, «Teoria flexiones para la determinación y delimitación del
generale del reato», en Novissimo Digesto Italiano, delito económico», en Revista de Derecho Industrial,
tomo XIX, UTET, Turín, 1973, págs. 15 y sigs. núm. 14, 1983, Depalma, Buenos Aires.
30
Características destacadas por Hassemer, ob.
32
Cfr. critica Padovani, ob. cit., nota 14, págs. 116
cit., nota 13, pág. 113 y sigs.
Los bienes jurídicos colectivos / J. Bustos Ramírez 473

del Estado, a los créditos de los acreedores, al va material, de los llamados bienes jurídicos
ordenado comercio, a la política económica, etc. individuales.
Pareciera que todo ello proviene del error Luego los bienes jurídicos colectivos hay que
de volver a formalizar el bien jurídico, y en definirlos a partir de una relación social ba-
este caso los bienes jurídicos colectivos, olvi- sada en la satisfacción de necesidades de cada
dando que el bien jurídico sólo tiene sentido uno de los miembros de la sociedad o de un
como concepto material; de otro modo se con- colectivo y en conformidad al funcionamien-
vierte en un mero instrumento interpretativo to del sistema social. Así si tomamos como
teleológico – que en definitiva carece de im- ejemplo el problema del bien jurídico en el de-
portancia propia – y queda imposibilitado de lito fiscal, sería errado buscarlo desde una pers-
ser fundamento del ilícito penal. Planteado pectiva tradicional individualista o tradicional
desde un punto de vista material, necesaria- de funcionamiento del sistema. Dentro de la
mente hay que analizar las transformaciones primera perspectiva están todos aquellos33 que
producidas en el Estado y lo que implica la ponen el acento en el patrimonio, en un dere-
constitución de un Estado social y democráti- cho de crédito del Estado, con lo cual, por una
co de Derecho. Es decir, el Estado tiene hoy parte, se confunde bien jurídico con derecho
que atender las necesidades de todos y cada subjetivo y, por otra, se pasa por alto lo distin-
uno de los miembros de la sociedad, con el ob- tivo de los bienes colectivos, que es su carác-
jeto justamente de tender a una libertad e ter doblemente masivo y universal, que el con-
igualdad material. Ello requiere entonces la cepto de patrimonio no puede abarcar. En la
intervención estatal no sólo fundamentalmente segunda están aquellos autores que, si bien
para reprimir, como sucedía en la concepción ponen el acento en el carácter especialmente
del Estado guardián, sino para promover la masivo y universal de este bien jurídico preci-
atención a dichas necesidades, superando las so, recurren, sin embargo, a un bien jurídico
disfuncionalidades económicas y sociales. Lue- tradicional como es la fe pública34, con lo cual
go el bien jurídico aparece como una relación también lo distintivo del bien jurídico se esca-
social en que se da la interrelación entre los pa, esto es, que es una relación social basada
sujetos entre sí y el Estado, pero con un carác- sobre la satisfacción de necesidades de todos
ter múltiple y amplio. Se trata de una consi- los miembros de la sociedad o de un colectivo,
deración macrosocial y no microsocial, como que es un bien jurídico complementario para
es el caso de los bienes jurídicos tradicionales la protección material de la vida , la salud, la
de carácter individual. Pero sería equivocado libertad, el patrimonio, etc. De ahí que el bien
hablar de bienes jurídicos supraindividuales, jurídico en el delito fiscal solo se puede preci-
es decir, que constituyen una categoría que sar a partir del sentido mismo que tiene en
está por encima del individuo o más allá de él, estos casos la intervención del Estado, y por
pues ellos están en función de todos los miem- ello lo protegido es el proceso de recaudación
bros de la sociedad, en consideración a cada de ingresos y de distribución o redistribución
uno de ellos (también en el caso de un colecti- de ellos. El Estado, para actuar sobre deter-
vo). El término colectivo pretende excluir la minadas disfunciones sociales y económicas y
discriminación, el beneficio unilateral, la par- promover de ese modo, por ejemplo, la educa-
cialidad en la protección, pero en caso alguno ción, la salud pública, determinadas activida-
quiere significar la existencia de una razón des, requiere de ingresos y de una determina-
superior al individuo (razón social o de Estado da configuración de sus egresos, lo que se tra-
o de seguridad) al cual éste quede sometido. duce en una relación social (múltiple y am-
Por el contrario, se trata de atender material- plia) de los miembros de la sociedad entre sí y
mente a sus necesidades, para que a su vez la el Estado35. Es este tipo de relación social el
protección a su vida, a su salud, a su libertad, que es afectado por el delito fiscal, y sólo en-
etc., adquieran un sentido material y no re-
aparezca por el funcionamiento del sistema 33
Cfr., nota 26.
una formalización de tal protección. Los bie-
34
Así Alfonso Serrano Gómez, Fraude tributario
(delito fiscal), Madrid, 1977, págs. 59 y sigs.
nes jurídicos colectivos aparecen, por tanto, 35
En el mismo sentido, Francisco Muñoz Conde,
como complementarios, desde una perspecti- ob. cit. nota 24, págs. 736-737.
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tonces, de esta manera, puede quedar debida- Estado social y democrático de Derecho, están
mente precisado el ilícito penal, evitándose las necesariamente constituidos por la persona y
confusiones con otros bienes jurídicos y la su dignidad; están directamente en relación a
inefectividad de la ley, por la exigencia de re- la persona, al individuo, tienen por ello un
quisitos ajenos al bien jurídico protegido, como carácter microsocial, ya que solo así se puede
es el caso del ánimo de defraudar. constituir toda la red social. El núcleo funda-
Quedaría todavía un último punto impor- mental está dado por la relación entre una
tante en relación a estos bienes jurídicos co- persona con otra, en que queda comprometida
lectivos, que también ha sido destacado por su persona y su dignidad. De ahí que haya de
la doctrina en forma crítica: el hecho que re- incluirse aquí tanto los delitos contra la vida,
quieren para su protección de la configuración la salud individual, la libertad, el honor, etc.
de delitos de peligro abstracto36. Tal aprecia- En definitiva, todos aquellos bienes jurídicos
ción, sin embargo, pareciera que se basa jus- tradicionalmente denominados individuales.
tamente, en general, en la errada precisión Los segundos, están referidos al funciona-
del bien jurídico. En efecto, hemos dicho que miento del sistema, esto es, a los procesos o
característica de estos bienes jurídicos colecti- funciones que éste ha de cumplir, para que
vos es su carácter complementario respecto de justamente puedan quedar aseguradas mate-
los llamados individuales, lo que en modo al- rialmente las bases y condiciones del mismo,
guno implica que los delitos que se configuren esto es, las relaciones microsociales, los lla-
para protegerlos hayan de ponerse en relación mados bienes jurídicos individuales. Se trata
a éstos para definir su estructura. Sin embar- aquí de relaciones macrosociales, de una per-
go, en general, es ello lo que sucede cuando se sona con los otros y así sucesivamente, y en
habla de delitos de peligro abstracto en estos que además los objetos o entes de interme-
casos: el tipo no se pone en relación al bien diación dentro de la interrelación adquieren
jurídico colectivo, sino en relación al bien jurí- especial importancia. Dentro de esta catego-
dico complementado -ello también en muchos ría habría que distinguir tres subclases de bie-
casos ahondado- por la circunstancia de que nes jurídicos. En primer lugar, los bienes ju-
se confunde el bien jurídico colectivo con un rídicos institucionales38; en segundo lugar, los
derecho subjetivo. colectivos, y en tercer lugar, los de control.
Luego no hay necesidad de recurrir a Los bienes jurídicos institucionales serían
delitos de peligro abstracto -que van en contra aquellos referidos a determinadas institucio-
de los principios garantistas del Derecho pe- nes básicas para el funcionamiento del siste-
nal-, ya que desde una debida caracterización ma; cumplen con el requisito de doble
del bien jurídico colectivo se pueden construir masividad y universalidad y atienden a esta-
en relación a él -y no al bien jurídico comple- blecer vías o procedimientos organizativo-con-
mentado- delitos de lesión o de peligro concre- ceptuales para asegurar los bienes jurídicos
to37. personales; es el caso de los delitos contra la
administración de justicia, contra la fe públi-
6. REORDENACIÓN DE LOS BIENES ca, contra la seguridad del tráfico, contra las
JURÍDICOS A PARTIR DE LOS BIENES garantías constitucionales, etc.
JURÍDICOS COLECTIVOS Los bienes jurídicos colectivos, en cambio,
están en referencia a la satisfacción de necesi-
Pareciera que con la irrupción de los bie- dades de carácter social y económico, están en
nes jurídicos colectivos se puede intentar una relación a la participación de todos en el pro-
sistematización moderna de los bienes jurídi- ceso económico-social: ese ha de ser el objetivo
cos. Hay bienes jurídicos que están referidos a de la intervención estatal.
las bases y condiciones de subsistencia del sis- Por último, los bienes jurídicos de control
tema y otros que están en relación al funcio- son aquellos referidos a la organización del
namiento del sistema. Los primeros, en un
38
El término bien jurídico institucional ha sido ya
36
Cfr. notas 16 y 17. acuñado por José María Escrivá, La puesta en peli-
37
En tal dirección se plantea Tiedemann, ob. cit. gro de bienes jurídicos en Derecho penal, Barcelona,
nota 21, pág. 36. 1976, pág. 43.
Los bienes jurídicos colectivos / J. Bustos Ramírez 475

aparato estatal, para que éste pueda cumplir ciones tengan que ser mucho mayores en el caso
sus funciones. Aquí estarían todos los delitos de los bienes jurídicos colectivos y más aún en
contra la autoridad, los delitos contra la segu- aquellos referidos al control. No es de extrañar
ridad interior y exterior, etc. que los regímenes autoritarios hayan intensi-
Ahora bien, ¿cuál es la importancia de esta ficado los delitos colectivos, así el régimen nazi
sistematización? Dejemos de lado, por el mo- los delitos económicos, pues se trata de hacer
mento, su utilidad para una mejor precisión inconmovible e imperecedero el sistema. Pero
conceptual de los bienes jurídicos. Su signifi- tal tendencia va justamente en contra de una
cación especial radicaría en las restricciones concepción democrática de la sociedad. De ahí
a la intervención punitiva estatal que implica que aunque los bienes jurídicos colectivos son
cada categoría. Es decir, partimos de la cons- importantes, una excesiva protección en rela-
tatación ya señalada de que así como el bien ción a ellos, más allá de lo fundamental para la
jurídico fundamenta la intervención estatal - atención de las necesidades de todos los miem-
al ser la base del ilícito penal-, al mismo tiem- bros de la sociedad o de un colectivo, sólo es
po cumple una función garantista, pues pone expresión de la tendencia autoritaria de un ré-
límites a esa intervención. Ahora bien, esos gimen -un último caso patente de ello es lo su-
límites irán de menor a mayor, según sea la cedido en Chile, en que se impuso, mediante
categoría de bienes jurídicos. medidas coercitivas, un sistema neoliberal de
Las menores restricciones a la interven- mercado, que en definitiva ha terminado en una
ción punitiva han de producirse respecto a los total estatalización de toda la economía en ra-
bienes jurídicos referidos a las bases y condi- zón de la intervención punitiva del Estado, con
ciones del sistema, esto es, a los bienes jurídi- la paradoja de que uno de los motivos esgrimi-
cos relacionados directamente con la persona, dos por el levantamiento en contra del gobier-
vida, salud individual, libertad, patrimonio, no de la Unidad Popular fue justamente la po-
honor, aun cuando ciertamente, a su vez, haya lítica de estatalización, que ciertamente tenía
que diferenciar entre ellos por su importancia un carácter racional y moderado frente a lo que
y jerarquía, y en especial frente a muchos de ahora ha sucedido-. Estas restricciones tienen
ellos haya que hacer una revisión crítica por todavía que ser mayores cuando se trata de bie-
la introducción de elementos perturbadores en nes jurídicos de control, pues de por sí el apa-
la intervención punitiva, que pueden tener su rato de control está dotado de poder suficiente;
origen en determinadas concepciones morales, por tanto, su intensificación mediante la
ideológicas o culturales, que no se correspon- criminalización de los hechos en su contra tie-
den con una configuración democrática del ne que ser sumamente puntual, pues de otro
sistema social, o bien, como sobre todo en el modo el Estado democrático se convertirá en
caso del honor y el patrimonio, en una confu- un Estado policial.
sión con objetos de protección ajenos al Dere- En definitiva, entonces, una reordenación
cho penal, como son los derechos subjetivos. de los bienes jurídicos a partir del significado
Las mayores restricciones a la interven- en el sistema de los bienes jurídicos colectivos
ción punitiva han de producirse respecto a los viene a constatar la relación de complemen-
bienes jurídicos referidos al funcionamiento del tación en que están los bienes jurídicos referi-
sistema. Ello en virtud de que una amplia in- dos al funcionamiento del sistema respecto de
tervención en este caso va a producir como efec- aquellos que constituyen las bases y condicio-
to el cierre del sistema o que éste, paradójica- nes del mismo. Complementación que hay que
mente, no pueda funcionar. Los problemas entenderla en el sentido de que los bienes jurí-
para el funcionamiento del sistema se produ- dicos relativos al funcionamiento del sistema
cirían en el caso de una excesiva protección de están en relación teleológica con aquellos que
los bienes jurídicos institucionales. En cam- constituyen sus bases y condiciones, es decir,
bio, el cierre del sistema se puede producir por tienden a asegurar una libertad e igualdad
una excesiva protección de los bienes jurídicos material de los sujetos.
colectivos y de control; de ahí que las restric-
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7. BIEN JURÍDICO COLECTIVO Y dad, es eliminar lo poco y mucho que se ha


POLÍTICA CRIMINAL ALTERNATIVA conseguido en la larga lucha de la sociedad
civil contra el control, esto es, todo el sistema
Como hemos visto en la crítica de Sgubbi39,
de garantías de los sujetos frente a la inter-
los bienes jurídicos, por su origen burgués, no
vención del Estado.
estarían en capacidad para expresar una polí-
Es por eso que una política criminal realis-
tica criminal alternativa, sino solo los llama-
ta e innovadora ha de ser crítica, es decir, re-
dos «intereses difundidos». Ya hemos refutado
velar y poner de manifiesto lo que se esconde
el equívoco de estigmatizar el concepto de bien
bajo cada protección e intervención del Estado
jurídico en razón de su pretendido origen bur-
y si hay legitimidad para ello. Y en ese senti-
gués. Pero el problema reside en determinar
do, un concepto material de bien jurídico apa-
si es posible una política criminal alternativa
rece como un concepto crítico, capaz de llegar
y, a su vez, si ésta se puede expresar a través
hasta las últimas raíces de lo que sirve de base
de determinadas vías que ofrece el sistema.
al ilícito penal y de esa manera hacer patente
Ciertamente es posible delinear una u otra
desigualdades y falta de libertad para un gru-
política criminal conforme a un diferente mo-
po, una clase o un sector de la población. En
delo social; pero entonces trasladar tal políti-
ese sentido, los bienes jurídicos colectivos han
ca criminal desde ese modelo utópico al actual-
cumplido un especial papel crítico, aunque ello
mente existente resulta totalmente irreal y,
es propio al concepto material de bien jurídi-
más aun, contraproducente. Así, convertir hoy
co, en razón de que han llamado la atención
toda pena criminal en un problema adminis-
sobre la estructura económica y social del sis-
trativo llevaría seguramente a un aumento de
tema.
la arbitrariedad y a una absolutización del
En definitiva, una política criminal crítica
control por parte del Estado; el dejar hoy todo
no pretende la instauración de una política
el problema de la pena entregado a las organi-
criminal alternativa hoy, sino llevar al siste-
zaciones sociales específicas, vecinales, sindi-
ma hasta sus últimos límites, con el objeto de
cales, gremiales, aumentaría el control en tér-
ir forzando su ampliación progresiva. Esta dis-
minos invivibles para los sujetos, etc. En el
cusión en los límites y por encima de los lími-
mismo sentido, resulta totalmente irreal pen-
tes del sistema es lo que ha puesto de mani-
sar que hoy «el interés difundido» medio am-
fiesto el bien jurídico colectivo. Este contenido
biente o calidad de vida del consumidor impli-
crítico quedó sucinta y tajantemente expresa-
ca el traspaso del poder económico-social a la
do en España en aquel artículo 555 del CP de
clase trabajadora. Una política criminal alter-
1932, y actual artículo 562, en que se castiga
nativa podrá ser meta, pero no realidad. Por
la destrucción, inutilización o daño de una cosa
eso mismo, pretender sustituir el concepto de
propia de utilidad social. Jiménez de Asúa in-
bien jurídico por el de «interés difundido» a lo
auguraba un nuevo sistema, pero al mismo
único que podría llevar, como toda política al-
tiempo se colocó en sus límites.
ternativa que se quiera hoy llevar a la reali-

39
Cfr. nota 20.

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