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UNIVERSIDAD ADOLFO IBÁÑEZ

Facultad de Derecho
Profesor Adrian Schopf Olea
Obligaciones

MATERIALES V

SISTEMAS DE ACCIONES Y REMEDIOS CONTRACTUALES POR INCUMPLIMIENTO

1. BARROS, “Finalidad y alcance de las acciones y los remedios contractuales”, en Estudios de Derecho Civil III, Santiago de Chile, Legal
Publishing, 2008, pp. 403-428.

2. DE LA MAZA y VIDAL, Cuestiones de Derecho de Contratos, Santiago de Chile, Thomson Reuters, 2018, pp. 247-269, 301-316, 361-
387, 403-414, 609-640, 678-697, 723-739.

3. ALESSANDRI, Teoría de las Obligaciones, Santiago de Chile, Editorial Ediar-Conosur, 1988 [1934], pp. 62-162.

4. RAMOS, De las Obligaciones, Santiago de Chile, Editorial Lexis Nexis, 2004, pp. 229-330.

5. CÁRDENAS y REVECO, Remedios Contractuales, Santiago, Thomson Reuters, 2018, pp. 279-315, 397-410

6. PIZARRO, “Notas acerca de los límites de la pretensión de cumplimiento específico”, en Cumplimiento específico y ejecución forzada
de los contratos, Valparaíso, Ediciones Universitarias PUCV, 2018, pp. 211-223.

7. SCHOPF, Obligaciones de medio, de resultado y de garantía en la configuración de la responsabilidad contractual (inédito, en prensa).

8. TAPIA, Casos fortuito o Fuerza Mayor, Santiago de Chile, Thomson Reuters, 3ª ed. , 2020, pp. 1-136.

9. JANA y TAPIA, “Daño moral en la responsabilidad contractual a propósito de un fallo de la Corte Suprema de 5 de noviembre de
2001”, Cuadernos de Análisis Jurídico, Colección Derecho Privado, tomo I, 2004, pp. 171-209.

10. DÍEZ-PICAZO, Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, tomo II, Cizur Menor (Navarra), Civitas – Thomson Reuters, pp. 753-757.

11. PIZARRO, “El control de las cláusulas exclusivas y limitativas de responsabilidad. Algunas pistas para su régimen legal”, en Estudios de
Derecho Civil VI, Santiago de Chile, Abeledo Perrot – Legal Publishing, pp. 557-556.
LAS OBLIGACIONES DE MEDIOS, DE RESULTADO Y DE GARANTÍA EN
LA CONFIGURACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL EN EL
DERECHO CIVIL CHILENO

ADRIÁN SCHOPF OLEA

1. INTRODUCCIÓN

En el derecho civil chileno, al igual que en la gran mayoría de los ordenamiento


jurídicos continentales, la obligación surgida del contrato ha sido tradicionalmente
contemplada de manera preferente desde la perspectiva del deber de comportamiento
asumido por el deudor frente al acreedor. El análisis de la relación obligatoria se ha centrado
generalmente en definir cuál es exactamente el deber de conducta contraído por el deudor, el
que puede serle correlativamente exigido por el acreedor en su calidad de titular de un
derecho personal o crédito. El objeto de la obligación, esto es, la prestación, es identificada
con ese deber de comportamiento, definiéndose y caracterizándose la obligación
precisamente en función de si el deber de conducta contraído por el deudor consiste en dar,
hacer o no hacer alguna cosa en favor del acreedor.1
En el marco de conceptual referido, una clasificación doctrinal que ha adquirido una
progresiva y creciente relevancia en el derecho civil chileno es la distinción entre las
obligaciones de medio y obligaciones de resultado, conocidamente proveniente del derecho
civil francés.2 En concordancia con la perspectiva tradicional señalada, la distinción es
generalmente efectuada en función del alcance del deber de conducta comprometido por el


Profesor de Derecho Civil Universidad Adolfo Ibáñez y Universidad de Chile. Este trabajo constituye una
exposición y desarrollo acabado de ideas previamente esbozadas en SCHOPF OLEA, Adrián, Modelos de
atribución de responsabilidad en el derecho de contrato, en Estudios de derecho civil XII, Santiago, Thomson
Reuters, 2017, pp. 435-451.
1
Véase en este sentido ABELIUK MANASEVICH, René, Las obligaciones, tomo I, Santiago, Thomson
Reuters, 2014, 6ª ed., pp. 35 ss., 40 ss. 441 ss.; RAMOS PAZOS, René, De las obligaciones, Santiago, Lexis
Nexis, 2004, pp. 4 ss., 9 ss., 43 ss.; PEÑAILILLO ARÉVALO, Daniel, Obligaciones. Teoría general y
clasificaciones. La resolución por incumplimiento, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2003, pp. 75 ss. y 189
ss.; FUEYO LANERI, Fernando, Cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones, Santiago, Editorial
Jurídica de Chile, 1991, 2ª ed., pp. 17-19; ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo, Teoría de las obligaciones,
Santiago, Editorial Jurídica Ediar-Conosur, 1988, pp. 6 y ss., 23 y ss.; CLARO SOLAR, Luís, Explicaciones
de derecho civil chileno y comparado, tomo X, Santiago, Editorial Nascimento, 1936, pp. 6-8, 15-16, todas las
cuales probablemente todavía constituyen las principales obras de referencia del derecho de obligaciones en el
derecho civil chileno.
2
La formulación de la distinción se atribuye generalizadamente a DEMOGUE, René, Traité des obligations en
général. Source des obligations, tomo V, Paris, 1925, Nrs. 1237 ss., pp. 536 ss. Sobre el origen y lugar de la
distinción en el derecho francés, puede verse una exposición estandarizada, entre otros, en TERRÉ, François,
SIMLER, Philippe, LEQUETTE, Yves y CHÉNEDÉ, François, Les Obligations, Paris, Dalloz, 2019, 12ª ed.,
Nrs. 846 ss., pp. 905 ss.; FABRE-MAGNAN, Muriel, Droit des obligations, 1- Contrat et engagement unilatéral,
Paris, Puf, 2019, 5ª ed., Nrs. 756 ss., pp. 593 ss. Una acabado análisis comparado de las obligaciones de medio
y de resultado, que considera el origen de la distinción en el derecho francés y su influencia en otros
ordenamientos jurídicos continentales, en RANIERI, Filippo, Europäisches Obligationenrecht, Wien-New
York, Springer, 2009, 3ª ed., pp. 582 ss.
1
deudor, permitiendo distinguir diferentes modos de configuración del contenido de la
prestación contratada, en cuanto objeto de la obligación contractual.3 Las principales
preguntas que la distinción entre obligaciones de medio y obligaciones de resultado ha
planteado en la doctrina nacional se refieren a los particulares efectos jurídicos que se siguen
de la misma, sosteniéndose que la distinción puede resultar relevante a lo menos en tres
órdenes de cuestiones: para determinar cuándo efectivamente existe un incumplimiento de la
obligación por el deudor, para precisar la distribución de la carga de la prueba de la culpa y,
finalmente, para establecer la función, lugar o incluso pertinencia de la culpa como elemento
de la responsabilidad contractual. 4 Sobre el modo en que la calificación de la obligación como
una obligación de medios o de resultado puede incidir en esos aspectos ha existido un cierto
desacuerdo en la doctrina nacional, habiéndose la discrepancia trasladado a la jurisprudencia
de los Tribunales de Justicia chilenos.5
En principio, una revisión del problema en el derecho chileno pareciera indicar que
gran parte de las dificultades generadas por la distinción entre obligaciones de medios y de
obligaciones de resultado tienen su origen en la comprensión de la relación obligatoria
exclusivamente desde la perspectiva del deber de conducta asumido por el deudor, siendo
esa precisamente la perspectiva naturalmente adoptada por la doctrina nacional para analizar
la distinción referida y sus particulares efectos jurídicos. La relación obligatoria surgida del
contrato puede ser sin embargo contemplada desde una perspectiva diferente, la que atiende
al propósito práctico o la finalidad económica de la obligación contractual, la cual apunta
siempre a la satisfacción de un interés del acreedor, el que configura su particular interés
comprometido en el intercambio contractual. De acuerdo con este punto de vista, la
definición del objeto de la obligación no atiende exclusivamente al deber de conducta
contraído por el deudor, sino también a los riesgos que éste asume respecto de la efectiva
realización del propósito práctico o la finalidad económica del contrato y, de esa manera, la
efectiva satisfacción del interés del acreedor.6 Por influencia del derecho comparado, este
modo de aproximación a la relación obligatoria surgida del contrato ha sido progresivamente

3
Sobre la distinción entre obligaciones de medio y resultado en el derecho chileno véase, entre otros, VIDAL
OLIVARES, Álvaro, “Incumplimiento y atribución de responsabilidad en las obligaciones de medio y resultado
(a propósito de una sentencia de la Corte Suprema N° ingreso 1771-2008)”, en Estudios de Derecho Civil V,
Santiago, Abeledo Perrot-Legal Publishing, 2010, pp. 578 ss.; PEÑAILILLO, cit. (n. 1), pp. 222 y ss.; GARCIA
GONZÁLEZ, Alejandro, Responsabilidad civil contractual. Obligaciones de medio y de resultado, Santiago,
Cono Sur-Lexis Nexis, 2002, pp. 5 ss., 67 ss.; y, tempranamente, TAPIA SUAREZ, Orlando, De la
responsabilidad civil en general y de la responsabilidad delictual entre los contratantes, Concepción, Memoria
de prueba, Facultad de Ciencia Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile, 1941, Nrs. 357-362, pp. 381-
385.
4
Así, PEÑAILILLO, cit. (n. 1), p. 224.
5
CARDENAS VILLARREAL, Hugo y REVECO URZÚA, Ricardo, Remedios contractuales. Cláusulas,
acciones y otros mecanismos de tutela del crédito, Santiago, Thomson Reuters, 2018, pp. 41ss.; LETELIER
CIBIE, Pablo (2017): “La conveniencia de restringir las consecuencias de la distinción entre obligaciones de
medios y resultado sobre la función y prueba de la culpa del deudor”, Revista Chilena de Derecho Privado, N°
29, 2017, pp. 139-145.
6
Véase, en el derecho español, DÍEZ-PICAZO, Luís, Fundamentos del derecho civil patrimonial, tomo II, Cizur
Menor (Navarra), Civitas-Thomson Reuters, 2008, 6ª ed., pp. 271, 541-542; MORALES MORENO, Antonio
Manuel, La modernización del derecho de obligaciones, Cizur Menor (Navarra), Thomson-Civitas, 2006, p. 19;
en el derecho alemán, LARENZ, Karl, Lehrbuch des Schuldrechts, tomo I, München, C. H. Beck, 1987, 14ª
ed., pp. 8, 26-29, 275; y, en el derecho europeo, MORALES MORENO, Antonio Manuel, “Comentario art. 35”,
en DÍEZ-PICAZO, Luis (dir.), La compraventa internacional de mercaderías. Comentario de la Convención de
Viena, Cizur Menor (Navarra), Thomson-Civitas, 1997, pp. 289 y 290
2
adoptado por la doctrina contemporánea en el derecho chileno, sin sustituir completamente
la perspectiva más tradicional, pero sí complementándola.7
La gran particularidad y sentido de la distinción entre obligaciones de medio y
obligaciones de resultado se muestra al adoptar esta perspectiva, en la medida que esta
clasificación no solo atiende al deber de conducta comprometido por el deudor, sino que
también al diferente nivel de riesgo por éste asumido respecto de la efectiva realización del
propósito práctico o finalidad económica del contrato, permitiendo una conceptualización
más compleja del objeto de la obligación contractual. La distinción entre obligaciones de
medio y de resultado da cuenta de esta manera de una dimensión más amplia del objeto de la
relación obligatoria de origen convencional, el que está integrado, por una parte, por el deber
de conducta comprometido por el deudor, y por la otra, por los riesgos que éste asume
respecto de la efectiva satisfacción del interés en el intercambio del acreedor.8 En la medida
que la distinción entre obligaciones de medio y de resultado efectivamente atiende
preponderantemente a la definición de los riesgos asumidos por el deudor en los términos
señalados, a la misma puede agregarse como tercera categoría la de las obligaciones de
garantía, caracterizadas porque en ellas, más allá de cualquier consideración relativa al deber
de conducta del deudor, éste último asume íntegramente todas las consecuencias adveras por
la materialización de los riesgos que se oponen a la efectiva satisfacción de un determinado
interés del acreedor.9
De este modo, al adoptarse la perspectiva del riesgo asumido por el deudor, se muestra
cuál es el criterio de clasificación fundamental que permite distinguir entre obligaciones de
medio y de resultado, así como la medida en que a la misma distinción se deja agregar
coherentemente, como tercera categoría, la de las obligaciones de garantía. Así se avanza en
aclarar qué es exactamente lo que significa calificar una obligación contractual como de
medios, de resultado o de garantía en el derecho civil chileno.
La pregunta por los riesgos asumidos por el deudor respecto de la efectiva satisfacción
del interés contractual del acreedor se torna particularmente relevante cuando la finalidad
económica o el propósito práctico del contrato se ven frustrados, de manera tal que el interés
del acreedor se ve insatisfecho, siendo necesario determinar quién debe soportar las
consecuencias perjudiciales o daños que se siguen de esa insatisfacción. Lo anterior significa
que, al margen de otros efectos que puedan ser importantes, la principal consecuencia
práctica que se sigue de calificar una obligación contractual como de medios, de resultado o
de garantía no se produce en el primer nivel de la relación obligatoria referido a la deuda,
sino que el segundo nivel de esa misma relación, referido a la responsabilidad contractual del
deudor por la insatisfacción del interés del acreedor. En concreto, un análisis pormenorizado
de cada categoría muestra que la señalada calificación de la obligación como una obligación

7
Véase DE LA MAZA GAZMURI, Iñigo y VIDAL OLIVARES, Álvaro, Cuestiones de derecho de contratos,
Santiago, Thomson Reuters, 2018, pp. 179-182, 189-190; ALCALDE SILVA, Jaime, “La causa de la relación
obligatoria”, en Estudios de Derecho civil III, Santiago, Legal Publishing, 2008, pp. 342 ss.; y, VIDAL
OLIVARES, Álvaro, “La construcción de la regla contractual en el derecho civil de los contratos”, Revista de
Derecho de la Universidad Católica de Valparaíso, Nº XXI, 2000, pp. 209-210.
8
Véase especialmente BARROS BOURIE, Enrique, “Finalidad y alcance de las acciones y remedios
contractuales”, en Estudios de derecho civil III, Santiago, Legal Publishing, 2008, pp. 416-419 y MORALES,
cit. (n. 6), p. 19-20, respecto de las obligaciones de medio y resultado como una distinción que atiende
preponderantemente al riesgo asumido por el deudor respecto de la efectiva satisfacción del interés contractual
del acreedor.
9
Así, FABRE-MAGNAN, cit. (n. 2), Nº 756, p. 593.
3
de medios, de resultado o de garantía permite determinar las condiciones y, en particular, las
excusas de la responsabilidad contractual del deudor, permitiendo establecer, en definitiva,
cuál es la naturaleza del régimen de responsabilidad contractual por daños que lo rige. El
planteamiento central al que adhiere este trabajo es que ese régimen es de responsabilidad
contractual por culpa en las obligaciones de medios, de responsabilidad estricta u objetiva en
las obligaciones de resultado y de responsabilidad absoluta o a todo evento en las
obligaciones de garantía. De esta manera, se avanza en definir los efectos prácticos que se
siguen para nuestro ordenamiento jurídico de calificar una obligación como de medios, de
resultado o de garantía, poniéndose al descubierto que en el derecho de contratos chileno
conviven diferentes modelos de atribución de responsabilidad, los que resultan pertinentes y
aplicables en función de la señalada naturaleza de la obligación contratada.
Las ideas anteriores son desarrolladas en este texto, el que se divide en diferentes
secciones, en las que se revisan sucesivamente: los riesgos asumidos por el deudor respecto
de la efectiva insatisfacción del interés contractual del acreedor, la incidencia que tiene la
calificación de la obligación en la configuración de la responsabilidad contractual del deudor
y la existencia de un régimen diferenciado de responsabilidad contractual en el derecho
chileno. Finalmente, se exponen las conclusiones del trabajo.

2. RIESGOS ASUMIDOS POR EL DEUDOR RESPECTO DE LA EFECTIVA


INSATISFACCIÓN DEL INTERÉS CONTRACTUAL DEL ACREEDOR

Los contratos pueden ser comprendidos modernamente como el instrumento


dinámico de la economía, que el derecho privado pone a disposición de las personas
particulares, para que éstas organicen autónomamente sus relaciones reciprocas de
intercambio y cooperación en el marco de una economía de mercado, caracterizada por la
adopción esencialmente descentralizada y atomizada de decisiones económicamente
relevantes. Así concebido, el contrato es fuente de una relación jurídica obligatoria de origen
convencional, la que está siempre funcionalmente orientada al cumplimiento de un
determinado propósito práctico o finalidad económica, el que los contratantes pretenden
alcanzar mediante la suscripción de la convención. Ese propósito práctico o finalidad
económica está típicamente constituido por un específico beneficio o utilidad que las partes
contratantes esperan obtener de la ejecución y cumplimiento del contrato, configurando su
particular interés comprometido en el intercambio contractual. Ello es cierto, sea que se trate
de un contrato de compraventa, un contrato de transporte, un contrato de construcción, un
contrato de prestación de servicios profesionales o cualquier otra especie o clase de
contrato.10

10
Entre otros, véase, en el derecho chileno, BARROS BOURIE, Enrique, “El contrato y el hecho que causa
daño como antecedente de la responsabilidad”, en Estudios de Derecho Civil IV, Santiago, Legal Publishing,
2009, pp. 297-298 y 304; en el derecho español DÍEZ-PICAZO, cit. (n. 6), pp. 271, 541-542; MORALES
MORENO, Antonio Manuel, “El ‘propósito práctico’ y la idea de negocio jurídico en Federico de Castro”,
Anuario de Derecho Civil, 1983, Fas. N° 4, pp. 1530 y 1533 ss.; y, en el derecho alemán, NEUNER, Jörg,
Allgemeiner Teil des Bürgerlichen Rechts, München, C. H. Beck, 2020, 12ª ed., § 28 Nrs. 1-3, pp. 329-330;
KÖHLER, Helmut, BGB Allgemeiner Teil, München, C. H. Beck, 2020, 41ª ed., 2017, § 8 Nr. 1, p. 102; y,
SCHAPP, Jan, Grundfragen der Rechtsgeschäftslehre, Tübingen, J. C. B. Mohr (Paul Siebeck), 1986, pp. 50 ss.
4
De conformidad a lo indicado, todo la planificación o programa contractual, incluidos
los deberes de conducta contraídos por el deudor, están siempre funcional y pragmáticamente
orientados al cumplimiento del fin del contrato y, por esa vía, a la satisfacción del interés del
acreedor. No obstante, una vez perfeccionado el contrato existen una enorme e innumerable
cantidad de sucesos y acontecimientos que pueden llevar a la frustración de la antes señalada
finalidad económica o resultado práctico, de manera que el interés del acreedor es
insatisfecho. Esos sucesos o acontecimientos, los que pueden depender tanto de la conducta
del deudor como de otras circunstancias externas, constituyen genéricamente riesgos
contractuales, los que resultan conocidamente inherentes a toda relación obligatoria de origen
convencional. Por definición, todo contrato conlleva riesgos para las partes que lo suscriben,
los que de materializarse afectan los intereses involucrados en el contrato. La efectiva
materialización del riesgo contractual que se opone a la plena realización del resultado
práctico o finalidad económica del contrato, frustrando la satisfacción del respectivo interés
contractual, ocasiona típicamente un daño o perjuicio al acreedor. Ello plantea la pregunta
jurídica acerca de quién debe soportar las consecuencias económicas adversas de ese riesgo,
lo que es lo mismo que preguntarse por el alcance y los requisitos de la responsabilidad
contractual del deudor.11
Como resulta relativamente evidente, la respuesta a esa interrogante solo puede ser
resuelta en función de la delimitación de los riesgos efectivamente asumidos como propios
por el deudor respecto de la frustración de la finalidad económica del contrato y la falta de
satisfacción del interés contractual del acreedor. Ello se debe a que de la circunstancia que el
deudor se haya comprometido a comportarse de una determinada manera para procurar al
acreedor el beneficio o utilidad esperados, no se sigue también de manera necesaria y como
corolario lógico que haya asumido todo los riesgos asociados a la frustración del resultado
práctico perseguido, de manera que deba siempre y en todos los casos asumir y hacerse
responsable de todos los daños que se siguen de la insatisfacción del interés contractual del
acreedor. La pregunta por el deber de conducta contraído por el deudor para procurar una
ventaja o utilidad al acreedor y la pregunta por los riesgos asumidos por el mismo deudor
acerca de la frustración o no consecución de esa ventaja o utilidad son dos preguntas
interconectadas, pero diferentes.
El riesgo asumido por el deudor es en realidad variable en función de la especie de
contrato celebrado y, especialmente, en función de la particular naturaleza de las obligaciones
contractuales contraídas, siendo necesario, por lo mismo, definir los riesgos específicos
asumidos por el deudor respecto de la falta de satisfacción del interés en el intercambio del
acreedor, para, por esa vía, delinear el alcance de su responsabilidad contractual. El enfoque
supone entender la relación obligatoria no solo desde la perspectiva tradicional del deber de
conducta del deudor, sino también, de manera complementaria, desde la perspectiva de la
satisfacción del interés del acreedor. Ello lleva necesariamente a la pregunta por la definición
del alcance de los riesgos asumidos por el deudor respecto de la efectiva satisfacción de ese
interés contractual, ya que solo cuando la circunstancia específica que provoca la antes
señalada falta de satisfacción del interés del acreedor cae bajo la esfera de riesgos asumida
por el deudor se configura su responsabilidad civil contractual, mientras que, cuando esas
circunstancias están fuera del perímetro de ese ámbito de riesgos, los daños que se siguen de
la señalada frustración deben ser soportados por el propio acreedor. La delimitación de la
responsabilidad contractual por daños del deudor define a su vez cuando los daños
11
Véase LARENZ, cit. (n. 6), p. 275.
5
ocasionados por la frustración del propósito práctico o fin del contrato deben soportados por
el propio acreedor. La configuración de la responsabilidad contractual se plantea de esta
manera como un genuino instrumento jurídico de distribución o reparto del riesgo entre los
contratantes de los daños que se siguen de la insatisfacción del interés contractual, siempre
en el ámbito de los intereses particulares organizados por el contrato.12 Ello permite un
análisis bidimensional de la responsabilidad contractual, que atiende a ambas partes de la
relación obligatoria de origen convencional, en lugar de centrarse unidimensionalmente en
la sola figura del deudor.
Así delineada, la cuestión más inmediata que plantea la construcción de la
responsabilidad contractual del deudor desde la perspectiva de la falta de satisfacción del
interés contractual del acreedor es la determinación de cuál es precisa y exactamente la
distribución y reparto natural de los riesgos por frustración del propósito práctico al interior
de la relación obligatoria. En este punto una de las principales virtudes de la distinción entre
obligaciones de medio y de resultado es que ésta no se limita solamente a discernir cuál es
exactamente el deber de conducta comprometido por el deudor, sino que pone énfasis en el
alcance y la extensión de los riesgos que éste asume respecto de la efectiva satisfacción del
interés contractual del acreedor, dando cuenta de una comprensión más amplia y compleja
de lo que constituye la prestación en cuanto objeto de la obligación contractual. La distinción
entre obligaciones de medio y de resultado se relaciona de esta manera directamente con la
extensión de la especifica vinculación del deudor con el propósito práctico o finalidad
económica del contrato, en el sentido de indicar los riesgos que éste asume respecto de su
efectiva realización, los que se plantean de un modo por completo diferente en las
obligaciones de medio y en las obligaciones de resultado.13 En las obligaciones de medio el
deudor tiene naturalmente un control mucho menor y más acotado respecto de los riesgos
que pueden llevar al fracaso del propósito práctico o fin que se pretende alcanzar mediante
el contrato, de manera tal que se hace solo limitadamente cargo de los mismos, mientras que
en las obligaciones de resultado esos riesgos se encuentran en gran medida bajo su exclusiva
esfera de acción y control, asegurándose por lo mismo el efectivo cumplimiento del fin y
consecuente satisfacción interés contractual del acreedor. Ello se expresa sosteniendo que en
las obligaciones de medio lo contractualmente debido es una conducta, mientras que en la
obligaciones de resultado lo contractualmente debido es propiamente un fin o resultado
práctico. En razón del diferente reparto de los riesgos en ambos tipos de obligaciones, es que
la tendencia para calificar una obligación como de medios o como de resultado no es la
presencia de riesgos que puedan hacer fracasar la finalidad económica o resultado práctico
perseguido, sino que la naturaleza de esos riesgos y su asignación entre los contratantes. El
aspecto realmente importante para la calificación de la obligación como una obligación de
medios o una obligación de resultado no es en ese sentido la presencia de riesgos que se
opongan a la obtención del resultado práctico o fin perseguido, sino que quién los asume en
el contrato, cuestión que implica configurar de diferente manera la prestación contratada en
12
BARROS, cit. (n. 8), pp. 416 y 417; MORALES, cit. (n. 6), pp. 20-22 y 30; PANTALEÓN PRIETO,
Fernando, “El sistema de responsabilidad contractual”, Anuario de Derecho Civil, 1991, Fas. N° 3, p. 1020.
13
En el derecho chileno la idea de que los riesgos asumidos por el deudor se plantean de manera diversa
dependiendo si la obligación es de medio o de resultado puede verse en PIZARRO WILSON, Carlos,
Responsabilidad civil médica, Santiago, Thomson Reuters, 2017, p. 78; PIZARRO WILSON, Carlos, “El
contrato médico. Calificación, contenido y responsabilidad”, Revista Chilena de Derecho, Vol. 41, N° 3, 2014,
p. 840; BARROS, cit. (n. 8), pp. 418 y 419. En el derecho español, la misma idea aparece sugerida en DÍEZ-
PICAZO, cit. (n. 6), pp. 271-272 y 282 y MORALES, (cit. n. 6), p. 19.
6
cuanto objeto de la obligación contractual.14 Por eso, las consideraciones para calificar un
obligación como de medios o de resultado atienden típicamente a cuestiones tales como lo
incierto de las obtención del resultado práctico esperado, su aleatoriedad o la medida en que
resulta necesaria la actividad positiva del propio acreedor para esos efectos, todo lo cual se
vincula con la definición de la esfera de control del deudor y los riesgos que este está
naturalmente en condiciones de asumir respecto de la efectiva obtención del fin del
contrato.15 En razón de ese diferente modo de configuración del objeto de la obligación
contractual es que la calificación de la obligación como una obligación de medios o de
resultado tiene una incidencia directa en la configuración de las condiciones y excusas de
responsabilidad del deudor en caso de no satisfacerse el interés del acreedor, las que se
plantean de manera diferentes en una y otra clase de obligación contractual.16
De asumirse la perspectiva señalada respecto de la distinción entre obligaciones de
medio y de resultado, la que, más allá del deber de conducta comprometido, atiende
esencialmente a los riesgos asumidos por el deudor respecto de la efectiva realización de la
finalidad económica o propósito práctico del contrato, y, en consecuencia, en caso de
insatisfacción del interés del acreedor, determina el alcance y la causales de liberación de su
responsabilidad, parece natural que a ese esquema deban añadirse también, como tercera
categoría, las obligaciones de garantía. Las obligaciones de garantía se caracterizan por ser
más estrictas que las obligaciones de resultado, siendo su principal particularidad que en ellas
se asegura a todo evento un determinado fin económico al acreedor, de manera que el deudor
asume absolutamente todos los riesgos respecto de la frustración o insatisfacción de un
determinado interés contractual, incluido los que provienen de una hipótesis de caso fortuito
o fuerza mayor, encontrándose sus defensas y casuales de liberación de responsabilidad, por
lo mismo, severamente restringidas.17
La calificación de la obligación del deudor como una obligación de medios, una
obligación de resultado y, adicionalmente, como una obligación de garantía, se efectúa de
esta manera no solo en función del deber de conducta comprometido, sino que
preponderantemente en función de los riesgos asumidos por el deudor respecto de la efectiva
satisfacción de un determinado interés contractual del acreedor, lo que tiene una incidencia
directa en el modo de configuración de la responsabilidad contractual.

3. LA INCIDENCIA DE LA CALIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN EN LA


CONFIGURACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL DEL
DEUDOR

14
JIMENEZ BLANCO, Pilar, “Contenido y condiciones de las obligaciones contractuales: tipología en derecho
comparado” en SÁNCHEZ LORENZO, Sixto (ed.), Derecho contractual comparado, Cizur Menor (Navarra),
Civitas-Thomson Reuters, 2013, 2ª ed., p. 868.
15
Véase RANIERI, cit. (n. 2), p. 583 y 584.
16
Al respecto, véase TERRÉ, SIMLER, LEQUETTE Y CHÉNEDÉ, cit. (n. 2), Nrs. 846 ss., pp. 905 y ss.;
FABRE-MAGNAN, cit. (n. 2), Nº 756, pp. 593-594, donde se destaca la relevancia de la distinción para definir
las excusas de responsabilidad del deudor. De igual manera, véase también RANIERI, cit. (n. 2), p. 594, quien
destaca que la distinción entre un comportamiento y un resultado contractualmente debido constituye una
diferenciación que pueden tenerse por estructural en el derecho contractual europeo, para los efectos de atribuir
las consecuencias que se siguen de la frustración del fin del contrato.
17
TERRÉ, SIMLER, LEQUETTE Y CHÉNEDÉ, cit. (n. 2), Nº. 849, ss., p. 908; FABRE-MAGNAN, cit. (n.
2), Nº 756, p. 593.
7
En la medida que la calificación de la obligación como una obligación de medios, una
obligación de resultado o una obligación de garantía atiende a los riesgos asumido por el
deudor respecto de la efectiva satisfacción del interés contractual del acreedor, la señalada
calificación se torna realmente relevante cuando el interés del acreedor se ve insatisfecho,
experimentando este último un daño, de manera tal que resulta necesario precisar quién debe
soportarlo. Ello es una consecuencia de que el riesgo asumido por el deudor resulta
naturalmente determinante para los efectos de precisar las condiciones y excusas de su
responsabilidad frente al acreedor cuando el propósito práctico o fin del contrato se ve
frustrado, delineando, de manera refleja, cuando los daños que si siguen de la mencionada
insatisfacción del interés contractual deben ser soportados por el proprio acreedor,
exonerando de responsabilidad al deudor. En esas circunstancias, en la medida que la
calificación de la obligación contribuye a discernir cuándo el deudor debe soportar los daños
que se siguen de la frustración del propósito contractual, determinando también cuáles son
las defensas o causales de exoneración de que dispone, el lugar sistemático en que esa
diferenciación tiene un real rendimiento práctico no es el primer nivel de la relación
obligatoria referido a la deuda, sino que el segundo nivel de esa misma relación, referida a la
responsabilidad contractual por daños.18 Es con motivo de la frustración del propósito
práctico del contrato y la consecuente existencia daños para el acreedor, cuando la
calificación de la obligación como de medios, de resultado o de garantía tiene un efecto
realmente relevante en la configuración de la relación obligatoria de origen contractual,
considerada en su conjunto.
La condiciones y, en particular, la excusas de responsabilidad del deudor resultan
determinantes para los efectos de determinar la naturaleza del régimen de responsabilidad
que lo rige.19 En ese sentido, al margen de la discusión sobre su preciso lugar sistemático, si
el deudor puede excusarse de responsabilidad acreditando diligencia debida, su
responsabilidad es por culpa. Si, por el contrario, esa excusa no lo liberad de responsabilidad,
requiriendo para ello acreditar casos fortuito o fuerza mayor, su responsabilidad puede
tenerse por estricta u objetiva. Mientras que si el deudor no puede liberarse de
responsabilidad ni aun acreditando caso fortuito o fuerza mayor, su responsabilidad puede
tenerse por absoluta o a todo evento. De acuerdo a lo indicado y al alcance de los riesgos
específicamente asumidos por el deudor en cada clase de obligación y las defensas o causales
de exoneración de que dispone, en mi opinión resulta posible distinguir fundamentalmente
tres regímenes de atribución de responsabilidad en el derecho de contratos chileno, los que
configuran un continuo que va desde un régimen de responsabilidad por culpa en las
obligaciones de medio, pasando por un régimen de responsabilidad estricta u objetiva en las
obligación de resultado, para culminar en un verdadero régimen de responsabilidad absoluta
o a todo evento las obligaciones de garantía. Una análisis pormenorizado de cada una de las
18
Sobre los dos niveles de la relación obligatoria surgida del contrato véase, ente otros, en el derecho chileno,
BARROS BOURIE, Enrique, “La diferencia entre ‘estar obligado’ y ‘ser responsable’ en el derecho de
contratos”, en Estudios de derecho civil II, Santiago, Legal Publishing, 2007, pp. 721 ss.; en el derecho español,
DÍEZ-PICAZO, cit. (n. 6), p. 77-79; y, en el derecho alemán, LARENZ, cit. (n. 6), pp. 21-26.
19
Sobre los diferentes modelos de atribución de responsabilidad en el derecho de contratos, BRIESKORN,
Konstanze, Vertragshaftung und responsabilité contractuelle, Tübingen, Mohr Siebeck, 2010, pp. 149 ss.;
PELLEGRINO, Mario, “Subjektive oder objektive Vertragshaftung? Ein rechtsvergleichender Blick auf die
Rolle des Verschuldens im Vertragsrecht”, ZEuP, 1997, pp. 41 ss.
8
clases de obligaciones referidas, así como las respectivas condiciones y excusas de
responsabilidad admisibles en cada caso, dan cuenta de lo indicado. 20

3.1. OBLIGACIONES DE MEDIOS: RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL POR


CULPA

En las obligaciones de medio, que surgen principalmente de los contratos de


prestación de servicios profesionales, el deudor contrae en principio solamente el deber de
emplear la competencia y cuidado ordinario para procurar al acreedor el beneficio o utilidad
esperados, sin asegurar la efectiva obtención del mismo. El fin del contrato, que satisface el
interés en el intercambio del acreedor procurándole el referido beneficio o utilidad, es en ese
sentido contingente desde la perspectiva de la relación obligatoria. Por eso, el riesgo asumido
por el deudor en esta especie de obligaciones está acotado al daño que se sigue de la
frustración del propósito práctico o fin contractual que es consecuencia de no haberse actuado
de conformidad al estándar de conducta comprometido. Si la frustración de ese propósito o
fin y el daño subsecuente puedo evitarse empleando un estándar de cuidado mayor o se debe
a una causa extraña que configura una hipótesis de caso fortuito o fuerza mayor, no cae bajo
su ámbito o esfera de riesgos, razón por la cual su responsabilidad contractual se tiene por
excluida. En este orden de ideas, resulta sabido que el abogado no contrae el deber de obtener
una sentencia favorable en juico, que el auditor no contrae el deber de descubrir en todo
evento un fraude o que el médico no contrae el deber de necesariamente sanar al enfermo.
Ninguno de los expertos señalados asegura de esta manera la efectiva realización del fin
perseguido y la consecuente satisfacción del interés del acreedor, ni contrae en principio el
deber de emplear el más alto de los estándares conocidos de la profesión, limitándose su
prestación a emplear el cuidado y destrezas ordinarias, para la consecución del resultado
práctico esperado (ganar el juicio, descubrir el fraude, sanar al enfermo). Precisamente por
eso, ante la falta de consecución de ese propósito práctico y la frustración del interés
contractual del acreedor, frente a la acción de indemnización por daños cualquiera de ellos
tendrá siempre disponible las defensas de la diligencia debida y, también, la defensa del caso
fortuito o fuerza mayor, constitutivo de una causa extraña.21
Ello significa que en las obligaciones de medio la responsabilidad contractual del
deudor está siempre condicionada a la efectiva calificación de su comportamiento como
culpable o negligente, debiendo esa culpa o negligencia ser la causa precisa de la frustración
del propósito práctico o fin económico del contrato, el que se ha traducido en un daño o
20
En una sentido análogo, con un análisis comparado referido al derecho francés y al common law, véase
NICHOLAS, Barry, “Fault and Breach of Contract”, en BEATSON, Jack y FRIEDMANN, Daniel (eds.), Good
Faith and Fault in Contract Law, Oxford, Clarendon Press, 1995, pp. 338-341. Críticos a la construcción de una
régimen diferenciado de responsabilidad contractual sobre la base de la distinción entre obligaciones de medio
y de resultado, RODRÍGUEZ-ROSADO, Bruno, “Los sistemas de responsabilidad contractual: entre la
responsabilidad por culpa y la strict liability”, Revista de Derecho Civil, Vol. I, Nº 4, pp. 174-175; y,
JORDANO FRAGA, Francisco, “Obligaciones de medios y de resultado. A propósito de alguna jurisprudencia
reciente”, Anuario de Derecho Civil, 1991, Fas. N° 1, pp. 37 ss.
21
Sobre las obligaciones de medio véase, entre otros, en el derecho chileno, BARROS BOURIE, Enrique,
Tratado de responsabilidad extracontractual, tomo II, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2020, 2ª ed., Nº 463,
pp. 706 ss.; PIZARRO, cit. (n. 13), p. 90; PEÑAILILLO, cit. (n. 1), pp. 222 y ss.; en el derecho español, DÍEZ-
PICAZO, cit. (n. 6), pp. 280-282; JORDANO, cit. (n. 20), pp. 7 ss.; y, en el derecho francés, TERRÉ, SIMLER,
LEQUETTE Y CHÉNEDÉ, cit. (n. 2), Nrs. 846 y 848, pp. 905-907; FABRE-MAGNAN, cit. (n. 2), Nº 756, pp.
593-594.
9
perjuicio para al acreedor. En las obligaciones de medios la responsabilidad contractual del
deudor por daños resulta ser por eso inequívocamente una responsabilidad contractual por
culpa o negligencia.
Una de las principales preguntas que la culpa o negligencia plantea en las obligaciones
de medios se refiere a su lugar sistemático entre los requisitos de la responsabilidad
contractual. La pregunta tiene su origen en el tratamiento tradicionalmente diferenciado entre
el incumplimiento de la obligación, por una parte, y la imputabilidad del mismo en base a la
culpa, por la otra, como requisitos autónomos y diferentes de la responsabilidad contractual.
La dificultad radica en que la pregunta por el incumplimiento y su imputación es una sola y
la misma en la responsabilidad por inobservancia de una obligación de medios, de manera
tal que ambos elementos resultan en realidad indisociables. En un juicio de responsabilidad
contractual de un abogado, un auditor o un médico que ha contraído una obligación de
medios, no resulta en ese sentido posible diferenciar con claridad la pregunta por el
incumplimiento de su obligación profesional, por una parte, y la pregunta por la imputación
de ese mismo incumplimiento a su culpa o negligencia profesional, por la otra. La pregunta
fundamental es en realidad una sola y la misma, consistente en determinar si el profesional
ha actuado o no en la ejecución de su encargo de conformidad a los estándares ordinarios de
su profesión, del mismo modo que lo habría hecho cualquier otro profesional prudente y
razonable colocado en las mismas circunstancias. De no ser ese efectivamente el caso y
concurrir los demás requisitos pertinentes, la responsabilidad contractual queda en principio
configurada, sin que exista espacio para la pregunta de si la inobservancia contractual puede
ser además imputada a la culpa o negligencia profesional.22 Por eso, la tendencia
generalizada en la doctrina chilena con mayor sentido práctico es a entender que
sistemáticamente la diligencia integra el contenido de la prestación en las obligaciones de
medio, de modo que no resulta posible disociar ambas nociones, cuestión que tiene por efecto
que al tratarse la pregunta por el hecho generador de la responsabilidad, esto es, el
incumplimiento, sea irremediablemente también tratada la pregunta por su imputación, esto
es, la culpa, sin que exista espacio para diferenciar entre la culpa como contenido del
incumplimiento y la culpa como criterio de imputación.23 Un planteamiento diferente, que
pretende separar entre la culpa como contenido del incumplimiento en la obligación de
medios y la culpa como criterio de imputación de responsabilidad en la misma clase de
obligaciones, lleva en la práctica a problemas de delimitación por completo insolubles,
careciendo por lo mismo de sentido y rendimiento práctico.24
22
Véase en un contexto comparado, lúcidamente, KÖTZ, Hein, Europäisches Vertragsrecht, Tübingen, Mohr
Siebeck, 2015, 2ª ed., p. 358.
23
BARROS, cit. (n. 21), Nº 463, p. 706; CARDENAS y REVECO, cit, (n. 5), pp. 396-397; PIZARRO, cit. (n.
13), p. 86; PIZARRO WILSON, Carlos, “La culpa como elemento constitutivo del incumplimiento en las
obligaciones de medio o diligencia”, Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso,
Vol. XXXI, 2008, pp. 260 y 263; PEÑAILILLO, cit. (n. 1), p. 229.
24
Así, sin embargo, en el derecho chileno, CAMPOS MICIN, Sebastián Nicolás, Caso fortuito y teoría de la
imprevisión en el derecho de contratos, Santiago, Ediciones DER, 2020, pp. 29-30; DE LA MAZA GAZMURI,
Iñigo y VIDAL OLIVARES, Álvaro, Contrato y caso fortuito, Valencia, Tirant lo Blanch, 2020, pp. 37 ss.; DE
LA MAZA y VIDAL, cit. (n. 7), pp. 191-193, 619-620; VIDAL OLIVARES, Álvaro y BRANTT ZUMARÁN,
María Graciela, “Obligación, incumplimiento y responsabilidad civil del mandatario en el Código Civil
chileno”, Revista Chilena de Derecho, Vol. 40, N° 2, 2013, p. 415; VIDAL OLIVARES, Álvaro y BRANTT
ZUMARÁN, María Graciela, “Cumplimiento e incumplimiento y responsabilidad del deudor en el Código

10
En lo relativo a la pregunta sobre la distribución de la carga probatoria en el juicio de
responsabilidad contractual en las obligaciones de medio, en la doctrina nacional la cuestión
se ha discutido en el plano de las normas reguladoras de la prueba contenidas en los artículos
1698 inciso 1° y 1547 inciso 3° del Código Civil chileno. Según el artículo 1698 inciso 1°,
relativo al hecho generador de la responsabilidad, la prueba de la existencia de la obligación
corresponde en general al acreedor, quien debe solo alegar el incumplimiento, mientras que
es el deudor quien deberá acreditar los actos de ejecución que constituyen el cumplimiento
diligente de lo debido, correspondiéndole a éste último por tanto acreditar el empleo de la
diligencia debida, lo que en las obligaciones de medios equivale a la prueba del pago o
cumplimiento de la obligación. A la misma conclusión lleva la aplicación del artículo 1547
inciso 3°, relativo a la imputabilidad, cuyo texto legal ordena de manera inequívoca que la
prueba de la diligencia debida corresponde a quien ha debido emplearla, quien de ordinario
será el deudor. Tanto por aplicación de la norma probatoria relativa al hecho generador de
responsabilidad, como por aplicación de la norma probatoria referida a su imputación, la
prueba de la diligencia debida corresponde por lo mismo siempre al deudor, presumiéndose
su culpa en tanto no se satisfaga esa carga probatoria, cuestión que es consistente con lo más
arriba señalado, en orden a que la pregunta por el incumplimiento y su imputación en base a
la culpa es una y la misma pregunta en las obligaciones de medio, de manera que la cuestión
resulta por completo indisociable.25 En consecuencia, en el derecho chileno el régimen
probatorio es en esencia el mismo en las obligaciones de medios y en las obligaciones de
resultado, sin que se produzca una inversión o modificación de la carga probatoria en el juicio
de responsabilidad contractual, cual es originariamente el principal efecto de la distinción en
el derecho francés. Ello por estar la materia expresamente resulta por el legislador en las
referidas disposiciones legales contenidas Código Civil chileno.26
Sin embargo, se ha advertido que la prueba de los actos de ejecución del deudor, con
los que pretende acreditar que efectivamente ha empleado la diligencia debida, dejan abierta
la pregunta relativa a si los mismos responden o no al estándar de conducta profesional
efectivamente comprometido, lo que exige una actividad probatoria del acreedor. Ello se
relaciona en gran medida con el carácter indeterminado de las obligaciones de medio. Una
característica de las obligaciones de medios es el carácter indeterminado de aquellos actos
constitutivos de la diligencia debida a la que se compromete el deudor, siendo en general

Civil”, Revista de Derecho Universidad Católica del Norte, Año 19, N° 1, 2012, pp. 278 ss.; VIDAL, cit. (n. 3),
p. 581. La misma dificultad de delimitación puede observarse en un planteamiento como el de LETELIER, cit.
(n. 5), pp. 145 y ss., 158-159, quien propone definir el contenido de la obligación de medios al margen de toda
consideración relativa a la diligencia debida, la cual solo sería relevante como criterio de imputación del
respectivo incumplimiento.
25
PIZARRO, cit. (n. 13), pp. 75-78; PIZARRO, cit. (n. 13), p. 838; PIZARRO, cit. (n. 23) pp. 260 y ss.;
PEÑAILILLO, cit. (n. 1), pp. 228-230.
26
Sobre los efectos originales de la distinción en el derecho francés, TERRÉ, SIMLER, LEQUETTE Y
CHÉNEDÉ, cit. (n. 2), Nrs. 846-847, pp. 905-906; CARBONNIER, Jean, Droit civil 2. Les biens. Les
obligations, Paris, Puf, 2004, pp. 2190 -2191. Un intento por extrapolar la doctrina francesa al derecho chileno,
no obstante el texto legal de los artículos 1698 inciso 1° y 1547 inciso 3° del Código Civil, en CARDENAS
VILLAREAL, Hugo, “La cobertura dogmática de la recepción jurisprudencial de la distinción obligaciones de
medios/obligaciones de resultado”, en DE LA MAZA GAZMURI, Iñigo (comp.) Responsabilidad Médica,
Santiago, Ediciones Universidad Diego Portales, 2010, pp. 45 ss.; y, tempranamente, en TAPIA, cit. (n. 3), Nº
369, pp. 382-384, los cuales sostienen que en las obligaciones de medios pesaría sobre el acreedor la carga de
probar la culpa del deudor para los efectos de configurar su responsabilidad, a diferencia de lo que sería el caso
en la obligaciones de resultado.
11
controvertido qué es exactamente lo que éste tenía que hacer para los efectos de tener por
cumplida su obligación. Salvo casos extremos y groseros de culpa grave o de incumplimiento
total, tanto en el caso del abogado, del auditor, del médico o de cualquier otro profesional
que ha contraído una obligación de medios, la pregunta por cuáles actos de ejecución
constituyen efectivamente la diligencia debida supone muchas veces una compleja discusión
técnica, que involucra consideraciones de buen juicio y discreción, respecto de aquello que
debió y puedo hacerse en las circunstancias concretas que son objeto de evaluación. De esta
manera, en los supuestos de cumplimiento imperfecto de la prestación contratada en las
obligaciones de medio, que constituyen la hipótesis controvertida más usual, una vez
acreditados por el deudor los actos de ejecución que a su juicio constituyen el pago de la
obligación, es el acreedor quien soporta la carga probatoria consistente en demostrar que esos
actos de ejecución no se corresponden a la diligencia efectivamente debida, que configura el
contenido de la obligación de medios.27 En mi opinión, la exigencia de esa actividad
probatoria del acreedor puede fundarse en el propio artículo 1698 inciso 1° del Código Civil
chileno, el que exige al demandante no solo la prueba de “la existencia de la obligación”,
sino que también la prueba del “contenido positivo de la obligación”, lo que en una
obligación de medios está precisamente constituido por la determinación exacta y precisa de
los actos específicos que debieron ejecutarse para los efectos de cumplir con la diligencia
efectivamente debida. De esta manera, si bien resulta inequívoco que la responsabilidad del
deudor de una obligación de medios es por culpa, en la medida que exige una calificación de
su comportamiento como culpable o negligente, la relativización de la presunción de esa
culpa en esta especie de obligaciones puede fundarse no solo en consideraciones doctrinales,
sino que tiene también un sólido soporte institucional en el señalado artículo 1698 inciso 1°
del Código Civil chileno, el cual permite fundar no solo una presunción de la culpa, sino
también una relativización de esa misma presunción y la consecuente distribución de la carga
probatoria entre ambas partes en los supuestos de un cumplimiento imperfecto de una
obligación de medios, en que el deudor ha aportado antecedentes probatorios orientados a
acreditar actos de ejecución que a su juicio constituyen el cumplimiento diligente de lo
debido, los que deben ser desacreditados por el acreedor para los efectos que su pretensión
indemnizatoria prospere.
3.2. OBLIGACIONES DE RESULTADO: RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
ESTRICTA U OBJETIVA

En las obligaciones de resultado el deudor se compromete conocidamente de forma


directa e inmediata a la efectiva consecución del resultado que constituye el propósito
práctico o fin económico del contrato, obligándose derechamente a proporcionar al acreedor
el beneficio o utilidades esperados. Ello salvo que ese resultado y el beneficio respectivo no
sean obtenidos en razón de riesgos que están fuera de su esfera de acción y control. En esta
clase de obligaciones el deudor asegura de esta manera al acreedor la obtención de un
resultado práctico determinado, el cual íntegra el contenido de la prestación, asumiendo todos
los riesgos respecto de su efectiva consecución, salvo que se trate de riesgos por completo
incontrolables, que tengan el carácter de imprevisibles, irresistibles y externos. En razón de
lo anterior, frente a la frustración del fin e interés contractual del acreedor, la única excusa

27
BARROS, cit. (n. 21), Nº 463, pp. 707-710. Véase también BRANTT ZUMARÁN, María Graciela, El caso
fortuito y su incidencia en el derecho de la responsabilidad contractual, Santiago, Abeledo Perrot-Legal
Publishing, 2010, p. 207, nota 697 y VIDAL, cit. (n. 3), p. 577.
12
disponible que inequívocamente le permite al deudor exonerarse de responsabilidad es el
caso fortuito o fuerza mayor, el que configura una causa extraña que esta fuera de su ámbito
de acción y control. El transportista se compromete en este sentido a transportar la carga a
un determinado destino, el constructor a construir la obra encargada y el vendedor a efectuar
la tradición de la cosa vendida, asumiendo cada uno de ellos todos los riesgos que están
dentro de su ámbito de acción y control respecto de la efectiva consecución del resultado
comprometido, el que constituye el fin económico del contrato, cuya realización satisface el
interés contractual del acreedor. Frente a la no consecución del resultado y la consecuente
frustración del propósito o fin contractual, para los efectos de exonerarse de responsabilidad,
al deudor no le resulta suficiente invocar como excusa que ha actuado con toda la diligencia
debida, y que, no obstante ello, no logró satisfacer el resultado contractual comprometido.
La única excusa disponible para los efectos de liberarse de responsabilidad es la existencia
de un evento constitutivo de un caso fortuito o fuerza mayor, el que está por completo fuera
de su ámbito de control y constituye la causa precisa que ha impedido la consecución del
resultado práctico o fin comprometido.28
A la luz de lo anterior, la principal pregunta que las obligaciones de resultado plantean
en nuestro ordenamiento jurídico se refiere al lugar que en ellas desempeña la culpa y la
consecuente excusa de la diligencia debida, especialmente considerando la interpretación que
tradicionalmente se ha efectuado de las normas legales que regulan la responsabilidad
contractual, contenidas en el título XII, libro IV, del Código Civil chileno.29 Respecto de esta
pregunta resulta posible idear diferentes caminos, todo los cuales han sido en general
explorados por la doctrina nacional.
Un primer camino consiste en entender que en las obligaciones de resultado el
comportamiento debido por el deudor está de tal modo precisado y determinado, que
ejecutada esa conducta necesariamente se cumple el resultado, razón por la cual de la sola
circunstancia de no haberse conseguido el resultado esperado puede inferirse la inobservancia
del deber de conducta contractualmente comprometido. La inobservancia de ese deber
contractual sería a su vez suficiente para los efectos de configurar la culpa, la que está
precisamente constituida por la infracción de un deber de conducta preexistente. La única
excusa admisible del deudor sería que si bien la infracción o inobservancia del deber
contractual se produjo, ello fue por una causa extraña que no le resulta imputable. La culpa
operaría así en las obligaciones de resultado de un modo análogo a la culpa infraccional en
el ámbito extracontractual, en que el deber de comportamiento cuya infracción constituye la
culpa está perfectamente precisado por el legislador, de modo que la negligencia queda
configurada por el solo hecho de la infracción, salvo que se acredite que ello se debió a una
causa extraña que configura una hipótesis de casos fortuito o fuerza mayor, el que resulta por

28
Véase sobre las obligaciones de resultado, entre otros, en el derecho chileno, BARROS, cit. (n. 21), Nrs. 464,
480 y 791, pp. 710-711, 730-731 y 1093-1095; BARROS, cit. (n. 8), p. 417; PEÑAILILLO, cit. (n. 1), pp. 223
y 229-230; en el derecho español, DÍEZ-PICAZO, cit. (n. 6), pp. 281 y 282; JORDANO, cit. (n. 20), pp. 7 ss.;
y en el derecho francés, TERRÉ, SIMLER, LEQUETTE Y CHÉNEDÉ, cit. (n. 2), Nrs. 846-847 y 849, pp. 905-
908; FABRE-MAGNAN, cit. (n. 2), Nº 756, pp. 593-594; CARBONNIER, cit. (n. 26), pp. 2190-2191.
29
PEÑAILILLO, cit. (n. 1), pp. 229-230; BARROS, cit. (n. 21), Nrs. 465, 480 y 791, pp. 710, en especial nota
15, 730-731, 1093-1095.
13
completo inimputable imprevisto e irresistible, y constituye, por lo mismo, una excusa que
libera de responsabilidad civil al infractor.30
Un segundo camino, diferente al anterior, que intenta explicar el lugar de la culpa en
las obligaciones de resultado, se encuentra en la distinción entre la así denominada “función
integradora” y “función promotora” de la diligencia debida. De acuerdo a este planteamiento,
la diligencia desempeñaría una función integradora cuando forma parte del contenido de la
prestación, mientras que desempeñaría una función promotora cuando está orientada
solamente a permitir el cumplimiento de la prestación, pero sin formar parte de la misma. En
las obligaciones de resultado la pregunta por la culpa resultaría solamente relevante en la
promoción del cumplimiento contractual (función promotora de la diligencia), en el sentido
de exigir del deudor cierta diligencia y cuidado en los actos preparatorios orientados a
permitir el efectivo cumplimiento de la prestación, en particular en lo que respecta a la
superación de las dificultades, impedimentos u obstáculos que se oponen al mismo. La falta
de esa diligencia promotora resultaría en este sentido solo relevante para los efectos de definir
la existencia de una hipótesis de caso fortuito o fuerza mayor que es, en definitiva, la única
excusa de responsabilidad por incumplimiento de una obligación de resultado que admiten
quienes adhieren a esta doctrina, para quienes, en tanto no se acredite ese caso fortuito o
fuerza mayor, el incumplimiento se imputa a la culpa presunta del deudor.31
Un tercer camino, finalmente, consiste en prescindir derechamente de la culpa como
elemento constitutivo de la responsabilidad contractual en el incumplimiento de esta especie
de obligaciones, entendiendo que a su respecto rige un régimen de responsabilidad objetiva
o sin culpa, que admite como única excusa el caso fortuito o fuerza mayor, esto es, una causa
extraña, lo que en realidad configura una problema de causalidad.32
Evaluadas en sus efectos jurídicos, las diferencias entre uno y otro planteamiento son
puramente dogmáticas, referidas a la formulación sistemática de la responsabilidad
contractual por incumplimiento de una obligación de resultado en el derecho chileno, sin que
se expresen en diferentes efectos prácticos. Las consecuencias específicas de asumir una u
otra de las construcciones doctrinales expuestas son en ese sentido funcionalmente
equivalente, ya que frente a la acción de indemnización de perjuicios por incumplimiento de
una obligación de resultado los seguidores de uno u otro planteamiento están de acuerdo en
30
Así, BARROS, cit. (n. 21), Nº 464, p. 710, nota 15; BARROS, cit. (n. 8), pp. 417-418 y BARROS BOURIE,
Enrique y ROJAS COVARRUBIAS, Nicolás, “Responsabilidad por declaraciones y garantías contractuales”,
en Estudios de Derecho Civil V, Santiago, Abeledo Perrot-Legal Publishing, 2010, p. 525. Tempranamente,
también TAPIA, cit. (n. 3), Nº 359, pp. 382-383.
31
En este sentido, véase, DE LA MAZA y VIDAL, cit. (n. 24), pp. 37 ss.; DE LA MAZA y VIDAL, cit. (n. 7),
pp. 619-620; VIDAL y BRANTT, cit. (n. 24), pp. 415-416, 420-421; VIDAL y BRANTT, cit. (n. 24), pp. 279
y ss.; VIDAL, cit. (n. 3), p. 581-583; BRANTT, cit. (n. 27), pp. 206 ss.; PEÑAILILLO ARÉVALO, Daniel,
“Responsabilidad contractual objetiva”, en Estudios de Derecho Civil IV, Santiago, Legal Publishing, 2009,
pp. 341 ss.; GARCÍA, cit. (n. 3), pp. 138 ss. y 153 ss., todos los cuales siguen en la materia planteamientos de
la doctrina española, en particular, DÍEZ-PICAZO, cit. (n. 6), pp. 121-122, 270-271, 282; JORDANO, cit. (n.
20), pp. 26 y ss. y BADOSA COLL, Ferrán, La diligencia y la culpa del deudor en la obligación civil, Bolonia,
Publicaciones del Real Colegio de España, 1987, pp. 61 ss.
32
Así, PIZARRO, cit. (n. 13), pp. 97 ss.; PIZARRO, cit. (n. 13), p. 839; PIZARRO, cit. (n. 23), p. 263; FUEYO,
cit. (n. 1), pp. 382-385. Sobre el caso fortuito o fuerza mayor como una causa extraña que supone un problema
de causalidad, véase también CORRAL TALCIANI, Hernán, Contratos y daños por incumplimiento, Santiago,
Abeledo Perrot-Legal Publishing, 2010, p. 132; BARAONA GONZÁLEZ, Jorge, “Responsabilidad contractual
y factores de imputación de daños: apuntes para una relectura en clave objetiva”, Revista Chilena de Derecho,
Vol. 24, N° 1, 1997, p. 175. Para un análisis crítico respecto a este tratamiento, CAMPOS, cit. (n. 24), pp. 30-
31; BRANTT, cit. (n. 27), pp. 212 ss.
14
ordena a admitir como única excusa o causal de exoneración de responsabilidad del deudor
la prueba del caso fortuito o fuerza mayor, que configura una causa extraña.33 Si bien las
primeras dos formulaciones doctrinarias tienen la ventaja -a lo menos aparente- de no
abandonar el modelo clásico de atribución de responsabilidad por culpa, que es
indiscutiblemente el que se generalizó en el derecho chileno sobre la base de la reglas que
regulan la materia en el Código Civil, con ello se opaca la circunstancia de que la pregunta
por el juicio negativo de valor de la conducta del deudor no juega en verdad ninguna función
en el juicio de responsabilidad contractual por incumplimiento de una obligación de
resultado, el que parece ser en verdad por completo objetivo, concentrándose solamente en
la efectiva falta de consecución del resultado o fin contractualmente prometido.
A lo señalado resulta posible agregar que la asignación de un lugar a la culpa como
elemento o requisito autónomo en la responsabilidad por incumplimiento de una obligación
de resultado se enfrenta a la insalvable dificultad referida a la pregunta sobre la ausencia de
culpa como causal de exoneración de responsabilidad en esta especie de obligaciones, ya que
asumir que el incumplimiento de una obligación de resultado da lugar a una presunción de
culpa tiene como corolario necesario aceptar la ausencia de culpa o falta de negligencia como
una excusa admisible del deudor, a lo que, sin embargo, parece no estarse dispuesto. Existe
en ese sentido un cierta inconsistencia en todo planteamiento que asume que el
incumplimiento de una obligación de resultado da lugar a una presunción de culpa, pero solo
admite el caso fortuito o fuerza mayor como causal de exoneración de responsabilidad, ya
que la asunción de una presunción de culpa en caso de incumplimiento implica aceptar
correlativamente que esa presunción puede destruirse o revertirse acreditando el empleo de
la diligencia debida.34
Adicionalmente, constituye una obviedad que, en razón de sus requisitos, para los
efectos de dar por configurada una hipótesis de caso fortuito o fuerza mayor siempre resulta
necesario efectuar una valoración en concreto de la conducta debida y efectiva del deudor,
para así determinar si en atención a todas las circunstancias del caso un evento resulta
realmente imprevisible, irresistible y exterior.35 En el derecho civil chileno siempre se ha
sostenido en ese sentido que “el caso fortuito descansa sobre la valuación de la conducta del
agente frente al suceso dañoso”36 y que “ineludiblemente la respuesta a la pregunta de si un
determinado suceso puede ser calificado como una hipótesis de caso fortuito requiere
interrogar, previamente, acerca de cuál era la conducta debida del deudor”. 37 Sin embargo, a
partir de esa sola circunstancia no resulta posible asignar un lugar central a la culpa o

33
Véase, en ese sentido, BARROS, cit. (n. 21), Nrs. 465, 480 y 791, pp. 710-711, 731 y 1094; BARROS, cit.
(n. 8), pp. 417; BARROS y ROJAS, cit. (n. 30), p. 525; DE LA MAZA y VIDAL (cit. n. 7), p. 620; VIDAL,
cit. (n. 3), pp. 581-582; BRANTT, cit. (n. 27), p. 208; PEÑAILILLO, cit. (n. 31), pp. 340, 342-344.; GARCÍA,
cit. (n. 3), pp. 153 y ss., 183-184; PIZARRO, cit. (n. 13), pp. 78, 99-100; PIZARRO, cit. (n. 23), p. 263.
34
Así, PIZARRO, cit. (n. 13), p. 98.
35
En ese sentido, véase, TAPIA RODRÍGUEZ, Mauricio, Caso fortuito o fuerza mayor, Santiago, Thomson
Reuters, 2020, 3ª ed., pp. 19 ss. y 47 ss.; CAMPOS, cit. (n. 24), pp. 14 ss; ABELIUK, cit. (n. 1), tomo II, pp.
970-973.; RAMOS, cit. (n. 1), pp. 264-266; ALESSANDRI, cit. (n. 1), pp. 80-82 y CLARO SOLAR, Luís,
Explicaciones de derecho civil chileno y comparado, tomo XI, Santiago, Editorial Nascimento, 1937, pp. 537
y 538, donde siempre se termina destacando el carácter esencialmente relativo del caso fortuito o fuerza mayor,
el que por definición implica siempre una evaluación en concreto de los hechos y lo que resulta exigible al
deudor, atendidas la particulares circunstancias del caso.
36
COUSTASSE DEL C., Eduardo y ITURRA A., Fernando, El caso fortuito ante el derecho civil, Santiago,
Editorial Jurídica de Chile, 1958, p. 13.
37
TAPIA, cit. (n. 35), p. 20.
15
negligencia como elemento autónomo y positivo en la configuración del supuesto jurídico de
la responsabilidad contractual por incumplimiento de una obligación de resultado. Esa
responsabilidad se configura en realidad fundamentalmente a partir de la sola constatación
de la no consecución del resultado práctico o fin prometido, al margen de todo juicio de valor
respecto de la conducta del deudor. El juicio de valor solamente aparece de manera eventual
y accesoria de lado de la excusa del deudor, solo en el evento de que éste alegue la existencia
de un caso fortuito o fuerza mayor, lo que puede no ser el caso, de manera que nunca llegue
a ser tematizado en el juicio de responsabilidad contractual si el deudor actuó con diligencia
o negligencia, centrándose la discusión efectiva en la sola falta de obtención del fin o
resultado práctico perseguido.
En razón de lo anterior, lo único que se consigue con los planteamientos que buscan
encontrar un lugar central y fundamental a la culpa es opacar la circunstancia de que la
responsabilidad contractual por incumplimiento de una obligación de resultado no está en
verdad condicionada a un juicio negativo de valor que implica la calificación de la conducta
del deudor como negligente o culpable, razón por la cual se trata de una responsabilidad sin
culpa que, por lo mismo, reviste el carácter de objetiva. Por eso, salvo por un encadenamiento
a consideraciones puramente conceptuales del pasado y una excesiva atracción por la unidad
conceptual, todo indica la pertinencia de abandonar el modelo de la responsabilidad
contractual por culpa en esta clase de obligaciones. Lo cierto es que autónomamente
considerada la culpa o negligencia no tiene en verdad rendimiento práctico alguno en el
régimen de responsabilidad contractual por incumplimiento de obligaciones de resultado, no
resultando posible equiparar la relevancia y centralidad que la misma tiene en la
configuración de la responsabilidad por incumplimiento de una obligación de medio. Por eso,
la responsabilidad contractual por incumplimiento de una obligación de resultado es en
realidad escrita u objetiva, esto es, prescinde completamente de la culpa o negligencia como
requisito y admite como única excusa el caso fortuito o fuerza mayor, lo que configura
principalmente una cuestión de causalidad.

3.3. OBLIGACIONES DE GARANTÍA: RESPONSABILIDAD ABSOLUTA O A TODO


EVENTO

Las obligaciones de garantía constituyen una categoría equivoca y relativamente


descuidada por la doctrina civil. En ellas el deudor asume íntegramente las consecuencias
adversas que se siguen de la materialización de una determinado riesgo, incluso cuando ello
se sigue de un caso fortuito o fuerza mayor, que configura una causa extraña. Por eso, en esta
clase de obligaciones el deudor asegura a todo evento un determinado resultado o fin que
envuelve un interés del acreedor, asumiendo siempre las consecuencias negativas que se
siguen de la frustración o no consecución de ese resultado. Una obligación de garantía es de
esta manera todavía más exigente que una obligación de resultado, ya que en ellas el deudor
asegura a todo evento un específico fin económico o propósito práctico al acreedor, de
manera que frente a su frustración no le resulta posible exonerarse de responsabilidad por
daños ni aun acreditando la existencia de un caso fortuito o fuerza mayor. En esta especie de
obligaciones el deudor se compromete así a responder prácticamente siempre frente al

16
acreedor por la no obtención del resultado garantizado, con independencia de la causa o razón
que pueda estar en el origen de su eventual frustración.38
En atención al alcance de los riesgos asumidos por el deudor en una obligación de
garantía, la misma da lugar a la más extensa y estricta responsabilidad por daños en el derecho
de contratos, lo que tiene por consecuencia que en principio el deudor no disponga de excusa
o defensa alguna que le permita exonerarse de responsabilidad. La única excusa que en
principio podría eventualmente permitirle al deudor liberarse de responsabilidad en el evento
de la no consecución del fin práctico garantizado es la culpa o hecho del propio acreedor,
pudiendo asumirse que ese es eventualmente el único riesgo no asumido por el deudor en
esta especie de obligación. 39 Ello depende sin embargo del particular modo en que la
obligación de garantía se encuentra configurada por la ley o el contrato, cuestión que plantea
en general un típico problema de interpretación, con el propósito de precisar el alcance de la
garantía asumida por el deudor frente al acreedor.40
En consideración a la significativa extensión de la responsabilidad asumida por el
deudor en una obligación de garantía, la misma resulta calificable como una responsabilidad
estricta en el más puro sentido de la expresión, configurando un verdadero supuesto de
responsabilidad absoluta o a todo evento, con la salvedad más arriba señalada respecto de la
culpa o hecho del propio acreedor.41 Atendida su extensión y particular modo de
configuración, en las obligaciones de garantía la responsabilidad civil no está en verdad
condicionada a que con su comportamiento el deudor le cause u ocasione propiamente un
daño o perjuicio al acreedor, siendo lo determinante el alcance de la garantía asumida. De
esta manera, a diferencia de lo que ocurre en las obligaciones de medios y de resultado, en
esta especie de obligaciones la responsabilidad contractual no se funda propiamente en la
relación de causalidad entre el comportamiento del deudor y el daño experimentado por el
acreedor, sino que en la extensión de la garantía asumida por el deudor frente al acreedor, lo
que en general exige un acto de interpretación de la respectiva norma legal o contractual que
es fuente de la específica obligación de garantía.42
En el derecho contractual chileno la más típica obligación de garantía suele
identificarse con la obligación de saneamiento de la evicción y de vicios redhibitorios que
contrae el vendedor en el contrato de compraventa (Código Civil, artículo 1837). Sin
embargo, se ha advertido que la obligación de saneamiento no da lugar a una acción de
responsabilidad civil en sentido propiamente tal, lo que se muestra especialmente en los
efectos que se siguen de la sola existencia de un vicio redhibitorio, los cuales son
esencialmente restitutorios (Código Civil, artículo 1860), estando por el contrario la acción
propiamente indemnizatoria condicionada a que el vendedor haya conocido o debido conocer
los vicios en razón de su profesión u oficio, de modo que su responsabilidad por daños está
condicionado a un juicio negativo de valor sobre su conducta (Código Civil, artículo 1861). 43

38
FABRE-MAGNAN, cit. (n. 2), Nº 756, p. 593; TERRÉ, SIMLER, LEQUETTE Y CHÉNEDÉ, cit. (n. 2), Nº
849, p. 908, con referencia a GROSS, Bernard, La notion d’obligation de garantie dans le droit des contrats,
Paris, Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, 1964.
39
LARROUMET, Christian, Teoría general del contrato, tomo II, trad. de Jorge Guerrero, Bogotá, Editorial
Temis, 1999, 2ª ed., p. 33.
40
Al respecto, SCHOPF OLEA, Adrián, “Las cláusulas de indemnidad en el derecho de contratos”, en Estudios
de derecho civil XV, Santiago, Thomson Reuters, 2020, pp. 698-701.
41
Véase NICHOLAS, cit. (n. 20), p. 340.
42
LARROUMET, cit. (n. 39), pp. 92 y 93.
43
BARROS, cit. (n. 21), Nº 791, pp. 1093-1094; BARROS y ROJAS, cit. (n. 30), p. 521.
17
De esta manera, los efectos que se siguen del incumplimiento de la obligación de saneamiento
por vicios redhibitorios al margen de la culpa se asimilan en realidad a las consecuencias
propias de la resolución por inejecución contractual, la que, de conformidad con una
tendencia cada vez más generalizada en la doctrina nacional, exige únicamente el
incumplimiento grave o esencial como presupuesto fundamental de aplicación, con
presidencia de toda culpa o dolo del deudor.44 En esas circunstancias, la extensión de la
garantía que la ley impone al vendedor mediante las obligaciones de saneamiento por vicios
redhibitorios no presenta en verdad particularidad alguna respecto de cualquier obligación
cuyo incumplimiento pueda tenerse por grave o esencial, al no extenderse a los perjuicios
que se siguen del vicio redhibitorio, los que solo pueden hacerse efectivos ejerciendo la
respectiva acción indemnizatoria cuando el vendedor conocía o debía conocer los vicios. Sin
perjuicio de ello, sobre la base de una regulación análoga, en el derecho comparado se ha
entendido consistentemente que frente a la existencia de un defecto o vicio redhibitorio, el
fabricante o vendedor profesional que comercializa cosas o bienes de una misma clase o
categoría, debe ser tratado exactamente del mismo modo que el vendedor que efectivamente
conocía o debía conocer el vicio o defecto, sin que le resulte admisible excusarse de
responsabilidad por daños invocando que el desconocimiento se debe a una causa extraña
que no cae bajo su esfera de riesgos. De esta manera, por la vía de una interpretación
extensiva de la ley, en el derecho comparado la obligación de saneamiento es transformada
en los supuestos indicados en una genuina obligación de garantía, que se extiende también a
los daños o perjuicios que se siguen de la verificación objetiva del vicio o defecto
redhibitorio, incluso cuando su existencia se debe a un caso fortuito o fuerza mayor.45 En
principio, atendida la función de garantía que también entre nosotros se atribuye a la
obligación de saneamiento por vicios o defectos redhibitorios, me parece que las mismas
consideraciones deberían resultar pertinentes para el derecho chileno, fortaleciéndose de esta
manera la posición jurídica del comprador de una cosa viciosa o defectuosa frente al
vendedor, en particular cuando éste último es un fabricante especializado o comerciante
profesional o habitual, del que legítimamente puede esperarse que entregue cosas libre de
vicios o defectos que no ocasione daños a quien las ha comprado, debiendo responderse
civilmente de los perjuicio ocasionados en caso contrario.
En todo evento, al margen de la discusión de las hipótesis en que es el propio
legislador el que efectivamente configura una obligación de garantía, la mayoría de los
ordenamientos jurídicos reconocen la posibilidad de que el deudor asuma frente al acreedor
todos los riesgos por los daños o perjuicios que puedan seguirse de la frustración del fin
económico o propósito práctico perseguidos por el contrato o alguna de sus cláusulas,
incluido cuando ello se debe a un caso fortuito o fuerza mayor, configurándose así por la
intención común de las partes una auténtica obligación de garantía. Un contratante puede en
ese sentido garantizar a todo evento al otro, por ejemplo, que dispone de la solvencia
financiera, las competencias, el conocimiento o la capacidad técnica necesaria para ejecutar
una determinada prestación, que es el propietario de ciertos bienes, que éstos tienen
44
Sobre el incumplimiento grave o esencial como presupuesto básico de la resolución por incumplimiento, con
prescindencia de la culpa, véase en el derecho chileno, especialmente, MEJÍAS ALONZO, Claudia, El
incumplimiento resolutorio en el Código Civil, Santiago, Abeledo Perrot-Legal Publishing, 2011, pp. 21 ss.;
281; VIDAL OLIVARES, Álvaro, “El Incumplimiento resolutorio en el Código Civil. Condiciones de
procedencia de la resolución por incumplimiento”, en Estudios de Derecho Civil IV, Santiago, Legal
Publishing, 2009, pp. 347 ss.; y, BARROS, cit. (n. 8), pp. 421 ss.
45
KÖTZ, cit. (n. 22), pp. 363 y 367, con referencia al derecho alemán y derecho francés respectivamente.
18
determinadas cualidades o que está en condiciones de obtener ciertos productos o los
permisos necesarios para la realización de un determinado proyecto empresarial.46 La
principal ventaja de esa posibilidad radica en que permite al deudor garantizar a todo evento
la veracidad de ciertas circunstancias actuales o asumir todos los riesgos por determinados
eventos futuros frente al acreedor, pudiendo éste último descansar sobre esa garantía,
cuestión que favorece la fluidez del tráfico jurídico y el desarrollo de las relaciones
contractuales en general, al permitir un particular modo de organización y coordinación de
los intereses de las partes contratantes, que es muchas veces el que efectivamente se ajusta a
sus necesidades específicas.47 Atendida la naturaleza de los intereses puramente particulares
típicamente comprometidos en la relación contractual y los principios que articulan el
derecho privado, no parecieran existir inconvenientes en reconocer a las partes la posibilidad
de convenir obligaciones de esa especie en nuestro ordenamiento jurídico.48
En el derecho chileno un supuesto en que los contratantes pactan convencionalmente
una obligación de garantía puede de hecho encontrarse en las denominadas declaraciones y
garantías contractuales, tomadas del derecho anglosajón, en que una parte efectúa una
declaración respecto de la otra, en que asegura o garantiza la verdad de ciertos hechos o
estado de cosas, pasando esa declaración a formar parte de la relación obligatorio bajo la
forma de una obligación contractual de garantía.49 En los contratos de compraventa de
sociedades las señaladas declaraciones y garantías contractuales han pasado a ser verdaderas
cláusulas usuales o de estilo, de manera que resulta común que el vendedor asegure al
comprador cuál es la real situación económica, financiera y legal de la empresa vendida,
incluyendo aseveraciones en torno a la existencia o ausencia de contingencias tributarias,
medioambientales o de cualquier otra especie, que inciden en el valor de la compañía y la
proyección de sus flujos futuros.50 De la función de esas declaraciones, cual es garantizar la
efectividad de ciertas cualidades del negocio con el propósito de relevar al adquirente de la
carga de verificar la corrección de tales afirmaciones, se sigue que la responsabilidad por
daños del vendedor está dada por la sola falsedad o inexactitud de las aseveraciones
efectuadas, sin que le resulte posible exonerarse de responsabilidad invocando excusa alguna,
razón por la cual se trata inequívocamente de una obligación de garantía. Esa circunstancia
se funda en que a las declaraciones y garantía contractuales, en cuanto fuente de obligaciones
de garantía, subyace una atribución objetiva de los riesgos contractuales respecto de la
veracidad de los hechos y circunstancias declaradas, de cuya verificación se libera por
completo a la contraparte contractual, de manera que si las declaraciones efectuadas resultan
falsas o equivocadas, habrá lugar a una indemnización de perjuicios por los daños resultantes,
sin que al deudor le resulte posible invocar la propia diligencia o la existencia de un caso
46
Véase KÖTZ, cit. (n. 22), pp. 361 ss.
47
Véase TAPIA RODRÍGUEZ, Mauricio, “Incumplimiento contractual y obligaciones de garantía”, en
Estudios de Derecho Civil V, Santiago, Abeledo Perrot-Legal Publishing, 2010, p. 597, respecto del contenido
de la obligación de garantía.
48
Véase, SCHOPF, cit. (n. 40), pp. 701 ss. sobre la posibilidad y límites de los contratantes para configurar
convencionalmente obligaciones de garantía.
49
BARROS y ROJAS, cit. (n. 28), pp. 517 y ss. Sobre las declaraciones y garantías contractuales en el derecho
chileno, véase también CARDENAS y REVECO, cit. (n. 5), pp. 148 ss.; QUEZADA FUENTES, Ricardo, “La
responsabilidad del vendedor por infracción a las declaraciones y garantías: resolución parcial, rebaja del precio
e indemnización de perjuicios”, Revista de Derecho - Escuela de Postgrado, N° 8, 2015, pp. 17 ss.; y,
ALCALDE RODRÍGUEZ, Enrique, “La cláusula de ‘declaraciones y garantías’ en la venta de una empresa:
naturaleza jurídica y efectos”, Revista Actualidad Jurídica, N° 17, 2008, pp. 243 ss.
50
CARDENAS y REVECO, cit. (n. 5), p. 149; ALCALDE, cit. (n. 49) p. 243.
19
fortuito o fuerza mayor constitutivo de una causa extraña para los efectos de liberarse de
responsabilidad.51
De igual manera, constituyen también una fuente convencional de obligaciones de
garantía en el derecho chileno aquellas que surgen de las denominadas cláusulas de
indemnidad, las que tiene por objeto transferir de una parte a la otra un riesgo específico, el
que está típicamente constituido por el riesgo de una de los contratantes de resultar civilmente
responsable frente a terceros ajenos a la convención en razón de accidentes ocurridos con
motivo u ocasión de la ejecución de un contrato u otra circunstancia específica descrita en el
acuerdo.52 Entre otros casos, las cláusulas de indemnidad son relativamente comunes en los
contratos de construcción, estipulándose que el constructor se obliga a mantener indemne al
mandante en el evento de que terceros ajenos al contrato interpongan acciones
indemnizatorias en su contra, fundadas en accidentes ocurridos con motivo u ocasión de la
ejecución de las obras.53 En atención a la función de las cláusulas de indemnidad, las que
tiene por propósito asegurar y otorgar certeza a su beneficiario de que no experimentará
pérdida patrimonial alguna en el evento de materializarse el específico riesgo descrito en el
acuerdo, el que es íntegramente transferido y asumido por el otorgante de la estipulación, la
misma es inequívocamente fuente de una obligación de garantía, resultando suficiente la
efectiva materialización del riesgo asegurado para que el deudor se vea obligado a pagar una
compensación por daños al acreedor, sin que le resulta posible excusarse de responsabilidad
alegado un caso fortuito o fuerza mayor que configura una causa extraña.54
En atención a lo expuesto, en la medida que en las obligaciones de garantía se expande
el ámbito de los riesgos por daños asumidos por el deudor y se limitan significativamente sus
excusas, las que quedan prácticamente reducidas a cero, configurándose de esta manera una
responsabilidad que en verdad resulta ser absoluta o a todo evento, todo indica que tanto por
razones sistemáticas, como por consideraciones pragmáticas, lo más adecuado es tratar las
obligaciones de garantía como una categoría autónoma, que va más allá de las obligaciones
de resultado, determinando el más estricto de los regímenes de responsabilidad que puede
asumir el deudor por los daños que se siguen de la frustración del fin económico o propósito
práctico que persigue un determinado contrato o una estipulación específica, no existiendo
razón alguna que se opongan al reconocimiento de esa especie de obligaciones en nuestro
derecho privado.

4. LA CONFIGURACIÓN DE UN RÉGIMEN DIFERENCIADO DE


RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL EN EL DERECHO DE
CONTRATOS CHILENO

51
BARROS y ROJAS, cit. (n. 30), pp. 518-520, 524-525.
52
SCHOPF, cit. (n. 40), pp. 686 ss. Sobre las cláusulas de indemnidad en el derecho contractual chileno, véase
también CORRAL TALCIANI, Hernán, “Un aproximación a la recepción de las ‘cláusulas de indemnidad por
reclamaciones de terceros’ en el derecho de contratos chileno”, en RAMÍREZ GASTÓN B., Germán y VARSI
ROSPIGLIOSI, Enrique (eds.), Congreso Internacional de Derecho civil, Lima, Instituto Pacífico – Universidad
de Lima, 2019, pp. 203 ss. y CARDENAS y REVECO, cit. (n. 5), pp. 162 ss.
53
Véase SCHOPF, cit. (n. 40), pp. 687-688; CORRAL, cit. (n. 52), pp. 209-210; CARDENAS y REVECO, cit.
(n. 5), p. 162-164, para los supuestos típicos en que suelen estipulares cláusulas de indemnidad en la práctica
contractual.
54
SCHOPF, cit. (n. 40), pp. 691 ss.; CARDENAS y REVECO, cit. (n. 5), p. 165.
20
La circunstancia que la calificación de la obligación como una obligación de medios,
de resultado o de garantía incida en la configuración de la responsabilidad contractual en los
términos expuestos, tiene una consecuencia relevante en la manera en que tradicionalmente
se comprende la responsabilidad contractual en nuestro ordenamiento jurídico.
En efecto, en nuestro derecho privado, al igual que en la mayoría de los ordenamiento
jurídicos continentales, la responsabilidad contractual se estructura tradicionalmente en torno
al principio de la culpa. 55 En virtud de ello, la condición más básica para atribuir
responsabilidad al deudor es que el incumplimiento de la obligación contractual le resulte
imputable en razón de haber actuado de una manera culpable o dolosa, lo que puede tenerse
por constitutivo de un defecto de conducta. A lado de la infracción de la obligación
contractual y su imputación en base a la culpa o el dolo, nuestro derecho privado exige la
concurrencia de otros requisitos o elementos adicionales, los cuales deben siempre concurrir
para configurar la responsabilidad contractual del deudor. En base a una interpretación de las
disposiciones legales pertinentes (Código Civil, artículos 1547, 1551, 1556, 1557 y 1558), la
doctrina nacional tiende a coincidir en la definición de esos requisitos o elementos,
asumiendo la existencia de un modelo único y no diferenciado de atribución de
responsabilidad civil en el derecho de contratos, en que los requisitos o elementos
constitutivos de la responsabilidad contractual son por regla general siempre unos y los
mismos, sin importar la naturaleza de la obligación contratada.56 La razón de esa construcción
unitaria de la responsabilidad contractual en base al principio de la culpa puede encontrarse
en la perspectiva tradicionalmente predominante en los ordenamientos jurídicos
continentales, dentro de los cuales se incluye el nuestro, en cuya virtud el contrato es
preferentemente concebido como una fuente de deberes contractuales para los contratantes,
de cuya infracción solo se responde cuando la misma resulta imputable, siendo el juicio
negativo de valor de la conducta que asume la forma de la culpa o el dolo el criterio más
clásico y esencial para efectuar esa imputación. La responsabilidad contractual asume de esta
manera la forma de un juico de reproche por la infracción de un deber de comportamiento
que ha causado un daño a otro, lo que obliga a la reparación mediante una indemnización de
perjuicios. 57
La señalada perspectiva del contrato como fuente de deberes contractuales, según ya
se señaló, puede ser sin embargo complementada con una perspectiva funcional del contrato,
de conformidad con la cual éste es concebido como un instrumento que permite el
intercambio y la cooperación entre particulares, para los efectos de cumplir determinadas
propósitos prácticos o fines económicos, los cuales apuntan siempre a satisfacer el interés en
el intercambio de los contratantes. A la luz de esa premisa, lo determinante no es solamente
el deber de conducta contraído por el deudor, sino también los riesgos que éste asume
respecto de la efectiva satisfacción del interés del acreedor, cuestión que determina cuando
el deudor es en definitiva responsable por los daños sufridos a causa de la frustración de ese
interés contractual. La naturaleza de los riesgos que pueden llevar a la frustración del fin
55
Véase BARROS, cit. (n. 8), p. 415, para el derecho chileno, y RANIERI, cit. (n. 2), p. 572; BRIESKORN,
ci. (n. 19), pp. 150 y 177, en general para los ordenamiento jurídicos de tradición continental, como
ordenamientos legales en que la responsabilidad contractual se construye tradicionalmente a partir del principio
de la culpa.
56
Véase, entre otros, ABELUIK, cit. (n. 1), tomo II, pp. 950 y 951; RAMOS, cit. (n. 1), pp. 242-243;
ALESSANDRI, cit. (n. 1), pp. 78 y ss.; y CLARO, cit. (n. 35), pp. 497 ss. y 728 y ss.
57
Véase DÍEZ-PICAZO, cit. (n. 6), pp. 647-648,711 s.; LARENZ, cit. (n. 6), pp. 276 ss.
21
económico o propósito práctico del contrato o de alguna de sus cláusulas pueden ser de
distinta naturaleza, estando algunos de ellos bajo la esfera de acción y control del deudor, y
otros, por el contrario, fuera de esa misma esfera de acción y control, constituyendo por lo
mismo causas extrañas. En principio, esos riesgos se encuentran siempre explícita o
implícitamente asignados entre los contratantes por la convención, configurándose la
responsabilidad contractual solo cuando los daños sufridos son la consecuencia directa e
inmediata de la efectiva realización de un riesgo asumido por el deudor frente al acreedor.
Por el contrario, cuando ese no es el caso, es el acreedor el que asume el riesgo y debe
soportar consecuencialmente la pérdida patrimonial experimentada, exonerándose de
responsabilidad al deudor. A la luz de esta perspectiva, el criterio central para delimitar y
atribuir responsabilidad por daños en el derecho de contratos es el riesgo aceptado o asignado
explícita o implícitamente a cada parte por la convención, cuestión que, según se ha expuesto
en este texto, se expresa en la calificación de la respectiva obligación contractual como una
obligación de medios, una obligación de resultado o una obligación de garantía.
En vez de atender a la relación obligatoria surgida del contrato solo como fuente de
deberes contractuales, en que la responsabilidad se funda en un juicio de recriminación por
haberse infringido un deber de conducta culpablemente, la responsabilidad contractual es
concebida bajo esta perspectiva como un reflejo de la distribución o reparto entre los
contratantes de los riesgos de frustración de la finalidad económica o propósito práctico del
contrato o de alguna de sus cláusulas, sin la necesidad de formular un juicio de reproche, el
que resulta más bien ajeno a un instrumento de intercambio y cooperación entre personas
particulares, principalmente orientado a la satisfacción de intereses patrimoniales privados,
como lo es el contrato.58
En atención a la enorme variedad de los fines o propósitos que pueden perseguirse
por un contrato o sus diferentes cláusulas, los distintos riesgos que pueden frustrarlos y la
diferente asignación que puede efectuarse explícita o implícitamente de los mismos por los
contratantes, la formulación dogmática de la responsabilidad contractual tiene que efectuarse
necesariamente de una manea también diferenciada, capaz de hacerse adecuadamente cargo
de esos diferentes supuestos. En principio, puede asumirse que esa formulación dogmática
se expresa en la configuración de un régimen diferenciado de responsabilidad contractual, en
que las obligaciones de medio dan lugar a una responsabilidad por culpa o negligencia, las
obligaciones de resultado dan lugar a una responsabilidad estricta u objetiva y las
obligaciones de garantía a una responsabilidad absoluta o a todo evento. De esta manera, la
responsabilidad contractual no se configura sobre la base de un presupuesto único, sino que
sobre la base de supuestos diferenciados, de manera tal que en nuestro derecho de contratos
conviven en realidad diferentes modelos de atribución de responsabilidad, fundados en
supuestos también diferentes.59

58
Respecto de la atribución de responsabilidad contractual según la asignación explícita o implícita de riesgos
en el contrato, véase GÓMEZ POMAR, Fernando, “El incumplimiento contractual en el derecho español”,
InDret, 3/2007, pp. 6 y 7 y PANTALEÓN, cit. (n. 12), p. 1020.
59
En esta línea, por un sistema más diferenciado de responsabilidad contractual en el derecho chileno,
consistentemente, PIZARRO, cit. (n. 13), pp. 75; PIZARRO, cit. (n. 13), pp. 825, 837 ss.; PIZARRO, cit. (n.
23), pp. 255 y ss.; y, también, FUEYO, cit. (n. 1), pp. 380-385. Un muy temprano y desapercibido anticipador
de esta línea en el derecho chileno parece ser CLARO, cit. (n. 35), p. 730, quien sostiene al ocuparse de la
responsabilidad contractual que “es necesario que los hechos de que depende esta responsabilidad sean

22
La construcción diferenciada de la responsabilidad contractual en los términos
referidos es consistente con el desarrollo y la tendencia generalizada de la mayoría de los
ordenamientos jurídicos continentales, los cuales si bien parten de la premisa de la
configuración unitaria de la responsabilidad contractual sobre la base de la culpa, consagran
inmediatamente una serie de excepciones de significativa generalidad a ese principio, en que
la responsabilidad contractual se construye objetivamente en base a la sola actividad del
deudor o a la garantía por éste asumida frente al acreedor, dando así lugar a la configuración
de régimen diferenciado de responsabilidad contractual. 60 De igual manera, en la vereda
contraria, los ordenamientos jurídicos pertenecientes common law, si bien parten de la
premisa de que la responsabilidad contractual es por completo objetiva, fundamentándose en
la sola garantía o actividad del deudor frente al acreedor, conocen también supuestos de
extraordinaria generalidad y relevancia en que la responsabilidad contractual se basa en la
culpa o negligencia, dando así lugar, en último término, a un régimen igualmente
diferenciado de responsabilidad contractual. 61 En la mayoría de los ordenamiento jurídicos
comparados la responsabilidad contractual por frustración del propósito práctico o fin del
contrato se construye de esta manera diferenciadamente, lo que -al margen de
consideraciones puramente conceptuales y dogmáticas- no es sino el reflejo de las diferentes
expectativas que las partes tienen la una de la de la otra en sus relaciones recíprocas en el
tráfico jurídico, en función del tipo de contratos suscrito y la naturaleza de las distintas
obligaciones a las que el mismo da lugar. En el derecho de contratos chileno, ello no debiera
ser en principio diferente, construyéndose la responsabilidad contractual también
diferenciadamente, precisamente en función de la calificación de la obligación como una
obligación de medio, de resultado o de garantía. Esa distinción constituye una base apropiada
para una construcción diferenciada de la responsabilidad contractual, precisamente al reflejar
adecuadamente lo que una parte puede esperar de la otra en una determinada relación
obligatoria, en atención al reparto de riesgos entre los contratantes que le resulta inherente.
Las normas generales sobre responsabilidad contractual contenidas en el título XII del libro
IV del Código Civil chileno resultan a su vez lo suficientemente flexibles y abiertas para una
construcción de esa clase.

5. CONCLUSIONES

imputables al deudor, es decir, que se hayan producido por su dolo o su culpa”, agregando seguidamente que,
“la misma imputabilidad puede resultar sin que haya dolo o culpa de su parte, si la inejecución es debida a un
simple hecho del deudor”.
60
Véase ZIMMERMANN, Reinhard, “Art. 9:501 (1): Right to Damages (General)”, en JANSEN, Nils y
ZIMMERMANN, Reinhard (eds.), Commentaries on European Contract Law, Oxford, University Press, 2018,
pp. 1436 ss.; KÖTZ, cit. (n. 22), pp. 359 ss.; RANIERI, cit. (n. 2), pp. 572 ss.; y, BRIESKORN, cit. (n. 19), pp.
177 ss., todos con referencias comparadas.
61
Véase TREITEL, Guenter y PEEL, Edwin, The Law of Contract, London, Sweet & Maxwell-Thomson
Reuters, 2020, 15ª ed., Nrs. 17-065 a 17-069, pp. 937-940; MCKENDRICK, Ewan, Contract Law, London,
Red Globe Press, 2019, 13ª ed., Nº 20.2, pp. 364-365; NICHOLAS, cit. (n. 20), pp. 340-341. Desde una
perspectiva comparada, véase también ZIMMERMANN, ci. (n. 60), pp. 1437-1438; KÖTZ, cit. (n. 22); pp. 369
ss.; RANIERI, cit. (n. 2), pp. 708 ss.
23
La calificación de una obligación como una obligación de medios, una obligación de
resultado o una obligación de garantía depende no solamente del deber de comportamiento
contraído por el deudor, sino que preponderantemente del riesgo por éste asumido respecto
del efectivo cumplimiento del propósito práctico o fin del contrato, que conlleva la
satisfacción del interés del acreedor envuelto en el intercambio contractual. De esta manera,
la señalada calificación da cuenta de una manera particularmente clara de que el objeto de la
obligación y la relación obligatoria considerada en su conjunto pueden ser comprendidos no
solamente desde la perspectiva del deber de conducta del deudor, sino también,
complementariamente, desde la perspectiva del interés contractual del acreedor. Las dos
perspectivas no son excluyentes, sino que complementarias, permitiendo un análisis más
adecuado de la relación obligatoria surgida del contrato, la que refleja de mucho mejor
manera los fines económicos que en la práctica persiguen las partes al suscribir el contrato.
La importancia de calificar una obligación contractual como de medios, de resultado
o de garantía se muestra especialmente cuando el interés del acreedor es insatisfecho,
provocándole un daño o perjuicio, siendo entonces necesario determinar quién debe soportar
ese dañó, lo que depende del respectivo reparto de riesgos entre los contratantes respecto de
la frustración del propósito práctico o fin del contrato, cuestión que precisamente es
capturada por la antes señalada calificación de la obligación. De conformidad a lo señalado,
la responsabilidad contractual solo puede tenerse por configurada cuando el riesgo cuya
materialización lleva a la insatisfacción del interés del acreedor está dentro del perímetro que
define la esfera de riesgos asumida por el deudor, debiendo en caso contrario el daño ser
soportado por el propio acreedor. La responsabilidad contractual es concebida de esta manera
como un genuino instrumento de reparto de riesgos entre los contratantes, que mira
bidimensionalmente a ambas partes de la relación obligatoria surgida del contrato.
En atención al diferentes reparto de riesgos que precisamente subyace a la calificación
de la obligación contractual como una obligación de medios, de resultado o de garantía es
que la responsabilidad contractual se plantea también de manera diferentes en cada una de
esas clases de obligaciones, cuando se produce la frustración del interés contractual del
acreedor. La responsabilidad es por culpa o negligencia en las obligaciones de medios,
estricta u objetiva en las obligaciones de resultado y absoluta o a todo evento en las
obligaciones de garantía. Lo anterior significa que la importancia de calificar la obligación
contractual como una obligación de medios, una obligación de resultado o una obligación de
garantía radica en verdad en que esa calificación determina el régimen de responsabilidad
contractual del deudor por los daños que se siguen de la frustración de un determinado interés
contractual, determinando las excusas o causales de exoneración de que éste dispone frente
al acreedor. La calificación de la obligación como de medios, de resultado o de garantía es
de esta manera particularmente relevante no en el primer nivel de la relación obligatoria de
origen contractual referido a la deuda, sino que en el segundo nivel de esa misma relación
referido a la responsabilidad.
Lo antes señalado da cuenta de que la responsabilidad contractual no está constituida
por un supuesto único de responsabilidad por culpa, como se ha asumido tradicional y
preponderantemente entre nosotros, sino que, por el contrario, existe un continuo
diferenciado de supuestos que determinan el alcance de la responsabilidad contractual del
deudor por los daños que se siguen de la frustración del interés en el intercambio del acreedor.
De esta manera, en realidad, en el derecho de contratos conviven diferentes regímenes de
atribución de responsabilidad contractual del deudor, los que configuran un continuo que va
24
dese la responsabilidad por culpa en las obligaciones de medio, pasando por la
responsabilidad estricta u objetiva en las obligaciones de resultado, para culminar en una
responsabilidad absoluta o a todo evento en las obligaciones de garantía. Ello no es sino un
reflejo de lo que una contratante puede razonablemente esperar del otro en atención a la
naturaleza del contrato suscrito y las obligaciones a las que el mismo da lugar. Una
construcción de esa clase resulta pertinente para el derecho de contratos chileno, el que ha
ido reconociendo paulatina y progresivamente las categorías de las obligaciones de medio,
de resultado y de garantía, las que tienen precisamente el efecto jurídico indicado, resultando
las normas regulatorias de la responsabilidad contractual en el Código Civil chileno lo
suficientemente flexibles para ese propósito.

25
DAÑO MORAL EN LA RESPONSABILIDAD
CONTRACTUAL A PROPÓSITO
DE UN FALLO DE LA CORTE SUPREMA
DE 5 DE NOVIEMBRE DE 2001
Andrés Jana L. Y Mauricio Tapia R ¡

RESUMEN

Un fallo reciente de la Corte Suprema condenó a un laboratorio


a reparar' el daño moral sufrido por una persona que contrató sus
servicios y a quien diagnosticó por error el VIH Para analizar
esta decisión, el artículo revisa el tratamiento de la reparación
del daño moral por incumplimiento contIactual en el Derecho
Comparado y en el derecho nacional, Así, se concluye que la
pregunta pertinente no es si procede o no en términos absolutos
la indemnización del daño moral en materia contractual, sino,
más bien, si un peIjuicio de esta naturaleza era previsible al tiempo
del contrato, Finahnente, se examina el alcance de las obligaciones
del deudor contractual en estos casos y la naturaleza de los daños
morales que puede reclamar la víctima de un diagnóstico eITado

1. Generalidades
La Corte Suprema, el 5 de noviembre de 2001, rechazó un recurso de casa-
ción en el fondo interpuesto contra una sentencia que condenó a un labora-
torio a pagar la suma de sesenta millones de pesos a título de indemnización
del daño moral provocado a un cliente que contrató sus servicios par·a efec-
tuarse un test de SIDA y a quien informó erradamente que su sangre estaba
contaminada con el VIH, en circunstancias de que aproximadamente tres
años más tarde se comprobó que nunca había sido portador de ese virus

1 Andrés Jana es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales pOI' la Universidad de

Chile, LL Ni Harvard Law School Mamicio Tapia es Licenciado en Ciencias Jurídicas y


Sociales por la Universidad de Chile, candidato a doctor en Derecho por la Universidad
de París-Val de Mame (París XII), Ambos son profesores de Derecho Civil de la Universidad
de Chile

, ~!
171
Andrés Jana 1 y MauriGÍO Tapia R DAÑo MORAl CAUSADO POR UN DlAGNÓS11CO ERRADO DE SIDA: RESPONSABlllDADcomRAClUAl DEI LABORATORIO

Este fallo, publicado en dos importantes revistas nacionales de jurispru- sentante reconoció la práctica del examen) a pagar al demandante ciento
dencia', resulta de gran interés en materia de responsabilidad civil desde un cincuenta millones de pesos, suma en la que se reguló la indemnización del
doble punto de vista: en primer lugar, por que confirma, con una extensa daño moral causado por el incumplimiento contractual La Corte de Apela-
argumentación, la tendencia actual de la jurisprudencia nacional a conceder ciones de Santiago, el2 de marzo de 2000, confirmó ese fallo, reduciendo el
en algunos casos la reparación del daño moral por incumplimiento contractual valor de tales perjuicios a sesenta millones de pesos, por considerar excesi-
y, en segundo lugar, porque contiene precisiones sobre las condiciones de va la indemnización concedida de acuerdo con el mérito de los anteceden-
la responsabilidad de quienes efectúan tales exámenes por los perjuicios tes allegados sobre la materia'
causados por un diagnóstico errado de una enftrmedad El laboratorio interpuso contra la sentencia de segunda instancia recmso
de casación en la forma y en el fondo. La Corte Suprema, el 5 de noviembre
2. Resumen de los hechos de 2001, declaró inadmisible por no haber sido preparado el recurso de casa-
ción en la forma y rechazó el recurso de casación en el fondo, contra el voto
Un breve resumen de los hechos de esta causa puede ser útil para apreciar el
de minoría de un ministrü, que estuvo por aceptado Los fundamentos princi-
alcance de la decisión El 8 de junio de 1989 el señor X conculIió al Labora-
pales del recurso de casación en el fondo fueron, por una parte, un supuesto
torio Biológico S A. (en adelante, el "laboratorio") para efectuarse un examen
erTOr de derecho al considerar· que el artículo 1556 del Código Civil autoriza
de SIDA. Ellaboratmio informó la presencia en la muestra de sangre, anali-
la reparación del daño moral en materia contractual y, por otra parte, la inexis-
zada mediante el denominado test Elisa, del VIII. Este resultado fue ratificado
tencia de los requisitos de la responsabilidad contractual, en particular, el
el 26 de junio de 1989 por el Instituto de Salud Pública. Al sentirse portador
haber exigido un grado de diligencia superior al señalado por el artículo 1 547
del virus del SIDA, el señor X cayó en un profundo estado de depresión,
del Código Civil'.
intentando, incluso, suicidarse. Con el paso del tiempo, estimando que su
Como se indicó, al pronunciarse sobr e estos dos capítulos del recurso
estado no Col respondía a la sintomatología del SIDA se efectuó, el 7 de mar-
de casación, la Corte Suprema expone interesantes argumentos:
zo de 1992, un nuevo examen en el centrü médico Carlos Casanueva, quien 1 La admisibilidad del daño moral en materia contractual
certificó que en realidad no padecía esa enfermedad. Este resultado fue tam- 1L Las condiciones de la responsabilidad civil de laboratorios por diag-
bién confirmado por el Instituto de Salud Pública. nóstico elIado de una enfermedad
El señm X demandó a tres personas jurídicas que, en su opinión, actuaban Materias que son examinadas a continuación,
mediante el laboratorio: a un médico (a quien atribuía intervención en el exa-
men), al Instituto de Salud Pública y al fisco de Chile Imputó conductas
"gravísimamente culpables" a los demandados, y solicitó, a título de daño 1 ADMISIBILIDAD DEL DAÑO MORAL POR INCUMPLIMIENI'O CONIRACIUAl
moral por "responsabilidad extracontractual", el pago de cuatrocientos mi-
llones de pesos en fmma solidaria entre los demandados. Subsidiariamente 3 Generalidades
demandó el pago de la misma suma a título de "responsabilidad contractual"
El 24' Juzgado Civil de Santiago, el 31 de julio de 1996, acogió la de- La procedencia de la indemnización del daño mmal en la responsabilidad
manda condenando a uno de los demandados (al laboratorio, cuyo repre- contractual se ha debatido dmante décadas en el Derecho nacional Antes de

3 Por otra parte, el fallo de alzada efectuó una pl'ecisión impOltante -aunque alejada
2 La sentencia fue publicada en la RDj, t XCVIII, sec, la, p, 234 Y s" Y en la GacetaJuM del objeto de este comentario- al dedanr que el reajuste de la indemnización se contabiliza
rídica, N° 257, noviembre de 2001, p 39 Y s Véase también el comentario de Ramón desde la fecha en que la sentencia resulta ejecutoriada y no desde la fecha del fallo.
DOMÍNGUEZ A, "Daño moral contractual Examen de labOIatorio por VIH Ausencia de 4 El recurrente también invocó otros dos argumentos accesOl'ios: una supuesta violación
nOIIDa que impida esa I'eparación en materia contractual Comentruio de jurispIUdencia", del artÍCulo 1. 558 del Código Civi4 en atención a que los peljuicios provendrían de la propia
en ReviJta de Derecho, N° 209, Universidad de Concepción, 2001, p, 233 Y s En otro caso conducta del demandado, que "no consultó médico alguno sino que se diagnosticó la
pianteado recientemente en Chile, una paciente a quien se le diagnosticó erradamente enfermedad del SIDA"; y una infracción de las normas reguladoras de la prueba La eOlte
dmante dos años un cáncer terminal con metástasis pulmonar', recibiendo un tratamiento rechazó estos argumentos, considerando que el nexo causal es una cuestión de hecho que
con morfina y habiendo sido desahuciada, presentó una querella criminal contra el médico no puede altelarse al conocer de la casación en el fondo y que las reglas reguladoras de la
tIatante Véase diario La Tercera, 4 de septiembre de 2003 prueba fueron respetadas (cons 21° a 25°)

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Andrés Jana 1 y Mauncio Tapia R DAÑO MORAl CAUSADO POR UN DIAGNÓSTICO ERRADO DE SIDA: RESPONSABILIDAD CQNlR>\C1UAl DEl LABORATORIO

analizar los argumentos para acceder a su reparación (B), se examinará bre- contractualmente al laboratorio, que actúa como simple mandatmio o repre-
vemente la relación contractual que existia entre el laboratorio y el actor (A) sentante en la ejecución del contr'ato y, por ende, un diagnóstico eITado de su
parte constituida un incumplimiento contractual imputable directamente al
(A) Existencia de un contrato mandante (arts, 1.448 y 1 679 del CódIgo Civi4' Sostener lo contrario implica-
ría autorizar' una excusa general del deudor cada vez que el incumplimiento
4 Relación contractual entr'e el actor y el laboratorio se deba a la negligencia de un tercero en quien delega la ejecución del contra-
El demandante planteó sólo subsidiariamente la acción de responsabilidad to, Si la víctima deseara en tal caso demandar al laboratorio, debería recuIIir
contractual, sin duda con el propósito de eludir la discusión acerca de la entonces a las normas de la responsabilidad extracontractual, en atención a
procedencia del daño moral en este ámbito; no obstante, parecía indiscuti- que la negligencia en el examen fue la causa de los daños
ble la existencia de una relación contractual entre el actor y el laboratorio El
fallo de Corte Suprema concluyó: S, Posición del Instituto de Salud Pública
La posición del Instituto de Salud Pública es distinta, pues obligado legal-
"que entre las partes existió un vínculo juridico consistente en un con- mente a ratificar los resultados de tales exámenes no mantiene relaciones
trato de prestación de servicios mediante el cual el Laboratorio Bioló- contr'actuales con los clientes de los laboratorios Tampoco al Instituto po-
gico SA se obligó a tomarle al actor una muestr'a de sangre, analizar- dría imputáISele en este caso un ilícito cuasidelictual fundado en el enor de
la e informarle su resultado en orden a la presencia del anticuerpo del diagnóstico de la enfermedad, puesto que su labor se limitó a confirmar un
VIH (virus de la inmnnodeficiencia humana) y el Sr X se obligó, por resultado a partir de una muestra de sangr e tomada y etiquetada enónea-
su parte, a pagar una determinada suma de dinero por dicha presta- mente por el laboratorio, La sentencia de primera instancia, por el1o, decla-
ción"5 ró que los perjuicios sufridos por el demandante no podían imputarse al
Instituto de Salud Pública, rechazando la demanda interpuesta en su contra
En efecto, en la contratación masiva el ofr ecimiento de servicios al públi- y en contra del fisco'
co (en este caso, la realización de exámenes médicos) constituyejUlídicamen-
te una "oferta" Al ser aceptada por un pruticulru se da nacimiento a un con- (B) Procedencia de la indemnización del daño moral
trato, cuyas condiciones de contratación, como ocune típicamente en estas por incumplimiento de contrato
situaciones, son fijadas unilateralmente por el prestador del servicio, Se trata,
por tanto, de un contrato por adhesión, celebrado entre un proveedor y un con- 6 Violación del articulo 1.556 del Código Civil
sumidO!, y sujeto a la ley N° 19,496, ,Iobre protección de lo", derecho", de los consu- Confirmada la existencia de una relación contractual entre las partes, el
midoref'; calificación que tiene algunos efectos prácticos según se expondrá' principal capítulo del recurso de casación atribuía a la sentencia de segunda
Cabe la pregunta, ¿qué OCUlre cuando un hospital, una clínica o un médi- instancia el enor de derecho de infringir el artículo 1556 del Código Civil
co, con el fin de precisar las causas de una enfermedad encarga a un tercero Evidentemente, en opinión del recurrente este artículo sólo declararía
(laboratorio especializado) la realización de un examen específico (como el indemnizable el daño emergente y el lucro cesante, excluyendo la repara-
VIH), remitiéndole una muestra de sangre? Dos relaciones contractuales exis- ción del daño moral en materia contractual 10 El fallo de la Corte Suprema
tirían en este caso: una entr'e el paciente y el hospital, clínica o médico, y otra rechazó este argumento, estimando que la sentencia impugnada aplicó váli-
entre estos últimos y el labor atorio El paciente no estaría vinculado da y con ectamente ese articulo del Código Civipl

5 Corte Suprema, 5 de noviembre de 2001 (cons. 6°); fundándose en los hechos establecidos
pOI el juez de fondo (24° Juzgado Civil de Santiago, 31 de julio de 1996, cons 15°)
6 Véase sobre estos contratos por ad..hesión entre proveedores y consumidores: Mau- g El mandante, evidentemente, podría repetir contra el representante

ricio rAPIA y José Miguel VA1DIVIA, Contrato por adhesión, ley N° 79.496, Santiago, EditOlial 924° Juzgado Civil de Santiago, 31 de julio de 1996 (cons 23°)
Jurídica de Chile, 2002, p, 49 Y s 10 Corte Suprema, 5 de noviembre de 2001 (cons 5°),
, Véase infra (párrafo 9) JI Corte Suprema, 5 de noviembre de 2001 (cons 18°)

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Andrés Jana L y Mauricio Tapia R D o,iJo MORAl CAUSADO POR UN DLA"GNÓSTICO ERRADO DE SIDA: RESPONSABILIDAD CONfRACTIJAl DEI lABORATORIO

Antes de analizar los argumentos de la Corte, conviene revisar bI eve- cia de estudios doctrinales (la mayoria de los autores eludía el tratamiento del
mente la evolución que ha experimentado la indemnización del daño moral daño moral, como es el caso de Luis Claro SolarIS), y por una lectura enada
por incumplimiento contr'actual en el derecho nacional y comparado, de la influyente obra de AItmo AIessanmi, quien paradójicamente, y a pesar
de lo sostenido hasta la fecha por algunos autores y fallos nacionales, no se
7. Jmisprudencia y doctrina nacional pronunció contra la indemnización del daño moral en materia contractual",
Como ha ocunido en la experiencia comparada, la procedencia de la repa- Pero en la década del cincuenta se inició un periodo de vacilaciones, que
ración de los perjuicios morales derivados del incumplimiento contractual condujo a la jmisprudencia a aceptar la indemnización del daño moral sólo
ha sido progresivamente aceptada por la jmisprudencia, con el apoyo de la en algunos tipos de contr'atos, Es lo que sucede, por ejemplo, en el contrato
mayor parte de la doctrina l2 de transporte, justificándose la r epar'ación del perjuicio moral en la posibili-
Como es sabido, el Código Civil no regula la reparación del daño moral, dad del porteador de prever los daños que el incumplimiento importa y en su
Es más, la única norma que se pronuncia sobre este daño excluye su repara- obligación de conducir al pasajero hasta el lugar de destino sano y salvo
ción (en materia de injmia, el articulo 2.331), Así, a principios del siglo xx, la (denominada en la doctrina comparada obligación accesoria de leguridad)17 Sin
reparación alcanzaba sólo a los perjuicios patrimoniales de que trata el articu- duda, la COlte Suprema se percató en estos casos de la extr ema injusticia de
lo 1 556 (daño emergente y lucro cesante), La jmisprudencia nacional comenzó negar la indemnización del daño moral a la víctima pasajera y concederla al
a conceder la indemnización del daño moral, en materia extracontractual, tercero transeúntel' Con posteriOIidad, y particularmente en los últimos
desde la década de 1920, con algún retraso en relación con el Derecho Com-
paradol'; sin embargo, en el ámbito de la responsabilidad contractual la jmis-
prudencia se ha mostrado aún más reticente, argumentando que el Código confinnada por la Corte Suprema sin pronunciarse sobre la cuestión, en RD], t XXXIII, sec
1a, p. 331 Y Corte Suprema., 18 de abril de 1950, en RD], t. XLVII, sec 1a, p 127; cons, 2°
Civil no ordena la reparación en sede contractual de "todo" daño (como lo 15 Explicaciones de Derecho Civil chileno y Comparado, Santiago, Imprenta Nascimento,
hace en el ámbito extracontractual el articulo 2,329), sino que únicamente del 1937, t. 11, N' 1216 Ys,
daño emergente y del lucro cerante (articulo L556), conceptos que históricamente 16 Arturo Alessandri se limita a señalar que en materia contractual el "daño moral no

han tenido una clara connotación patrimonial Así, hasta el año 1950 existió es indemnizable, a lo menos en el estado actual de la jurisprudencia" e, incluso, cita a los
una posición jmisprudencial unánimemente hostil a la indemnización de es- tratadistas Mazeaud, Planiol y Ripert (que influyeron notablemente en la redacción de su
obra) "que estiman que el daño moral es indemnizable en materia contractual", en De la
tos perjuicios en sede contractual, fundada en que la patrimonialidad de los
responsabilidad extracontractual en el Derecho Civü chileno, Santiago, Imprenta Universitaria,
contratos exclnía tal posibilidad l', Esta reticencia fue estimulada por la caren- 1943, p . 49 Y n, 1. La sentencia objeto de este comentario afirma que la restricción de la
reparación a los daños patrimoniales en materia conflactual "tuvo su principal sostenedor
y defensor en el profesor Arturo Alessandri", en Corte Suprema, 5 de noviembre de 2001,
0
12 la indemnización del daño moral en la responsabilidad contractual ha sido cons. 8 Véase sobre estas cuestiones: ROJAS C (n, 12), p . 112 Y s
exhaustivamente estudiada en el derecho nacional por Crumen DOMíNGUEZ H" El daño 17 Sobre estas obligaciones de seguridad, accesorias al contrato de transporte, que dan

mora~ Santiago, Editorial]urídica de Chile, 2000, p, 167 Y s ; así como en la reciente memoria origen a la reparación de daños morales, véase Fran~ois CHABAS, Cien años de responsabilidad
de pIueba de Nicolás ROJAS C , El daño moral derivado de incumplimiento de contrato, dirigida civil en Francia, traducción y notas de Mauricio Tapia, París, Editorial Van Dieren, 2004, p
por Enrique Barros, Santiago, Universidad de Chile, 2002 62 Y S.j Clu'istian LARROUMEI, Droi't civil Les obligations. le contra4 5a ed, Paris, Economica.,
13 En general, se señala que la Corte Suprema concedió por primera vez la indemnización 2003, T. III, p, 644 Y s,; Genevieve VINEY y PatrkeJouRDAIN, Les conditions de la responsabilité,
del daño moral en la sentencia de 16 de diciembre de 1922 (daño moral por muerte de un hijo Traité de droit civil, sous la direction deJacques Ghestin, 2 a ed" París, LGD], 1998, P 398 Y s, En
de ocho años afl'opellado por un tr'anvía), RD], t. XXI, sec la, p, 1..053 Sobre la evolución de el Derecho nacional, Carlos PIZARRO, Etude critique sur la responsabilité wntractuelle en droit
la reparación del daño moral en Chile: Carmen DOMÍNGUEZ H , "La indemnización por daño pOJitif chilien, tesis de doctorado, París, 2003, p. 166 Y s
moral Modernas tendencias en el Derecho Civil chileno y Compar'ado", en Revista Chilena de 18 Corte Suprema., 3 de julio de 1951, en RD], t XLVIII, sec P, p 252 Y 14 de abril de 1954,
Derecho, vol, 2 5, N° 1, Santiago, Universidad Católica de Chile, 1998, p 2?·55 YDOMÍNGUEZ H en RD], t. Ll, sec la, p 74 En el segundo de estos fallos, la Corte Suprema acertadamente
(n, 12)j Enrique BARROS, Curso de responsabilidad civil extracontraGtua~ Santiago, Universidad de concluye que "el problema de la procedencia de la indemnización del daño moral se concreta
Chile, 2002 y Hemán CoRRAL, Lecciones de responsabilidad civil exiraconiractua4 Santiago, Ediioriai a saber si éste es o no previsible para las partes al momento de celebrarse el conflato", y que
Jurídica de Chile, 2003, p 148 Ys "si se admite, como ocurre en la especie, que el daño moral es indemnizable cuando proviene
14 Pueden consultarse las siguientes sentencias que rechazan la indemnización del de un cuasidelito, es ilógico rechazarlo si se le funda en el contrato [de transporte} " Véase
daño moral en materia contractual: Corte de Apelaciones de Santiago, 8 de junio de 1936, sobre la justificación de estos fallos: DOMfNGUEZ H, (n 12), p 335 Y s

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Andrés Jana L y MauTzcio Tapza R DAÑo MORAl CAUSADO POR UN DlAGNÓSI1CO ERRADO DE SIDA: RESPONSA1HlIDAD COl'ITRACTUlIl DEl LABORATORIO

veinte años, los tribunales han otorgado la indemnización del daño moral La posición de la jurisprudencia a partir de la segunda mitad del siglo xx
tratándose de un contrato de trabajo (por accidentes del trabajol' o por des- (especialmente en los últimos veinte años), parcialmente favorable a la repa-
pido injustificado'O) y en algunos contratos vinculados a la actividad banca- ración de este daño en materia contractual, se explica también por la prolife-
ria (como es el caso del descrédito provocado por protestos erróneamente ración de obras generales (Orlando Tapia S ", Fernando Fueyo", René Ra-
efectuados por un banco)'l mos"), estudios monográficos (Leslie Tomasello", Carmen Domínguez29),
Al respecto cabe, sobre todo, destacar la sentencia de 20 de octubre de memorias de pruebas (Nicolás Rodriguez P30,José Gabriel Palma'!, Cristián
1994, citada por el fano objeto de este comentario". En ella, la Corte Suprema Aedo B. ", Nicolás Rojas G33, entr·e otras"), y artículos o comentarios (Claudio
afuma que el artículo 1556 no excluye forzosamente la indemnización del Illanes", Ramón Domínguez A, Ramón Dominguez B.36), que han argu-
daño moral; que la ley lejos de prohibir su indemnización, se refiere a los per- mentado en su favor Una notable influencia ha tenido, entre éstos, el estudio
juicios morales en algunos casos", y que no se justifica negar su re-paración, de Leslie Tomasello, quien observa que la prestación en que consiste una
pues los bienes extrapatrimoniales tienen usualmente mayor valor que los pa- obligación contractual no es necesariamente de carácter patrimonial y que su
trimoniales. Como se concluye en un comentario, esta sentencia tiene la virtud incumplimiento puede causar daños extrapatrimoniales al acreedor' Tam-
de desestimar uno de los principales argumentos para negar la reparación de bién el trabajo de Carmen Domínguez, que dedica extensas páginas a refutar
este daño en sede contractual, esto es, el texto del artículo 1556" los argumentos utilizados tradicionalmente para rechazar la reparación del
daño moral contractual: la supuesta patrimonialidad excluyente de la presta-
19 Sin embargo, en este ámbito existe una legislación especial (la ley N° 16 744, relativa ción -que resulta irrelevante cuando el incumplimiento ocasiona perjuicios
al seguro social obligatorio contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales), que abre expresamente el derecho a la indemnización del daño moral (art,
69) Véanse algunos fallos en este sentido: Corte Suprema, 16 de junio de 1997, en RDj, t 25 De la responsabilidad civil en general y de la responsabilidad de!ictual entre lo,s contratantef,
XCIV, sec 3 a, p 95; Corte de Apelaciones de Santiago, 7 de diciembre de 1998, en Gaceta Concepción, Publicaciones de la Universidad de Concepción, 1941, p 292
jurfdica, N° 222, diciembre de 1998, p 196; Corte de Apelaciones de Santiago, 2 de julio de 26 Entre otras obras, Cumplimiento e incumplimiento de las obligacioner, Santiago, Editorial
2002, en Gacetajurídica, N° 265, julio de 2002, p, 85 Y s., que se funda en la mencionada ley Jurídica de Chile, 1991, p. 375 Y s
especial y concluye, al mismo tiempo, que el artículo 1 556 no hace ninguna distinción entre 27 De las obligaciones, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1999, p" 243
el daño moral y el daño patrimonial; Corte de Apelaciones de Santiago, 9 de julio de 2002, 28 El daño moral en la responsabilidad contractual, Santiago, Editorial jurídica de Chile,
en Gacetajurídica, N° 275, mayo de 2003, p, 227 Y s; Corte de Apelaciones de Concepción, 1969, Antes de este trabajo, puede citarse, en favor de la r'eparación del daño moral en el
28 de agosto de 2002, en Gaceta1urídica, N° 266, agosto de 2002, p 210 Y s , que también se contrato de "transporte, la tesis de Mario Rurz G., El tramporte de pasajeros en la doctrina'y la
funda en esa ley especial y concluye que el artículo 1..556 no prohíbe la compensación del jurisprudenaa, memoria de prueba, Santiago, Universidad de Chile, Editorial Universitaria,
daño moral; Corte de Apelaciones de Antofagasta, 13 de diciembre de 2002, en Gaceta 1962, p. 179 Y s.
Jurídica, W 270, diciembre de 2002, p. 183 Y s 29 DOMfNGUEZ H, (n 12) y también, con anterioridad (n. 13)
20 Véase, por ejemplo, la sentencia de la Corte de Apelaciones de Concepción, 12 de 30 El daño moral en la responsabilidad contractua4 memOIia de prueba, Universidad Católica
diciembre de 1997, en Revista Chilena de Derecho, vol. 25, N° 2, P 431 Y s" comentario de de Chile, 1992
Ramón Domínguez A Una posición contraria, sin embargo, puede verse en la sentencia 31 El concepto de daño moral y su recepción en la jurisprudencia chilena, seminario de titulación,
de la Corte Suprema, 12 de julio de 2001. Véase sobre esta materia Sergio GAMONAL, El Universidad Diego Portales, 1999
daño moral por término del contrato de trabajo, Santiago, Editr'em SA" 2000. 32 Daño moral Doctrina y jurisprudenda, tesis, Antohtgasta, Universidad Católica del
21 Véase, pOI ejemplo, Corte de Apelaciones de Santiago, 6 de agosto de 1996, en RDj, t.
Norte, 2000, publicada por Editorial libI'Omar como El daño moral en la responsabilidad
XCIII, sec 2a, p 100, Otros fallos que han tomado una posición favorable a la indemnización del contractual y extracontractual
daño moral en materia contractual: Corte de Apelaciones de Concepción, 2 de julio de 1984, "(n 12)
en Gaceta1urídica, N° 49, p. 101; Corte Suprema, 16 de junio de 1997, en RDj, t XCIV, sec 3a, p 34- En el completo trabajo efectuado de Nicolás Rojas e se analizan exhaustivamente
94; Corte de Apelaciones de Concepción, 21 de octubre de 1998, en RDj, t xcv, sec, 2a, p, 96 las restantes memorias de pruebas en la materia y que, en general, recogen los ar'gumentos
22 Colte Suprema, 20 de octubre de 1994, enRDj, t XCI, sec" la, p . 100; esp cons. 6° a 8°, que los autores nacionales utilizan para fundamentar la reparación de estos daños en
23 La sentencia cita el artículo 544, en relación con el 539 y 1 544 del Código Civi'~ que materia contractual (n 12), p 129 Y s
aceptarlan la reparación de da.ilos no patrimoniales 35 "El daño mOI'a} en la responsabilidad contractual", en Revista de! Abogador, Santiago,
2~ Ramón DOMiNGUEZ A, y Ramón DOMÍNGUEZ B" "Comentario de jurisprudencia, Daño Colegio de Abogados de Chile, 1994.
moral en la responsabilidad extracontractual Ausencia de una norma excluyente de su 36 Entre otr'Os, el artículo citado en n 24, pp, 155-160
reparación", en Revista de Derecho, N° 196, Univer'sidad de Concepción, 1994, p 155-160 " (n . 28), pp 120-142

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Andris Jana L y Mauricio Tapia R DA"JO MORAl CAUSADO POR UN DIAGNÓSTICO ERRADO DE SIDA: RESPONSAllllIDAD COl'l'TRACTU..>J. DEI LABORATORIO

extrapatrimoniales-, la imposibilidad de repaI·aI· el daño moral con dinero y 8 Un argumento adicional: el eftcto horizontal
de los derechos constitucionales"
el tenor literal del aItículo 1 556 38
A pesaI de esta evolución, es innegable que desde el punto de vista del Por otra paIte, el desarrollo de la teorla constitucional moderna contribuye
texto del Código Civílla reparación del daño moral en materia contractual se a reforzaI· la tesis de la reparación del daño moral en mateda contractual.
sigue enfrentando en el Derecho nacional a un problema (insal~able, según !a La Constitución, que contiene un catálogo de derechos y de gaIantías consi-
opinión de Sergio Gatica"), pues el artículo 1.5 56 autonza la mdemmzaClOn derados fundamentales, no sólo representa una defensa de los particulaIes
del daño emergente y del lucro cesante, no obstante, tal como concluyen algunos contra los excesos del Estado sino que, también, establece un conjunto de
autores y fallos nacionales, aunque no pueda forzaIse el sentido de esto,s tér- valores o principios que imponen limites a la actuación de los paIticulaIes
minos paIa hacer entrar la reparación del daño moral (puesto que histonca- en sus relaciones con otros particulaIes Esta utilización de las normas cons-
mente han estado vinculados inequivocamente al daño patrimonial), puede titucionales, denominada usualmente eftcto horizontal de los derechos fonda-
concluirse que ese artículo, si bien no lo regula al menos no prohíbe su in- mentales", es un aIgumento adicional para aceptar la indemnizacion del daño
demnización40 " moral en mateIia contractual . En efecto, la Constitución, entre otros dere-
En todo caso, la jurisprudencia nacional continúa vacilante hasta esta chos, asegura el respeto a la integIidad física y síquica (artículo 19 N° 1) ya
fecha y existen numerosos fallos que rechazan la repaIación del daño moral la intimidad, vida privada y el honor (artículo 19 N° 4), garantizando a los
por incumplimiento contractual'! y que emplean generalmente ~I ar?,"men- particulaI€s la protección de intereses extrapatrimoniales. La reparación o
to del texto del artículo 1 556, aludido también en el voto de mmona de la compensación económica concedida a la víctima de los daños morales es
sentencia objeto de este comentaIio42 PelO, al mismo tiempo, existen va- una forma de gaIantizaI la efectiva protección de tales intereses extrapatrimo-
rios fallos que la conceden"; contr adicción que puede explicarse, según se niales, siendo indiferente en principio que el hecho generador de tales per-
expondrá, por la exigencia de la preVIsibilidad del daño moral" juicios provenga del incumplimiento de un contrato
La jurisprudencia nacional, gracias al extendido desaIrollo del recurso
constitucional de protección, ha aceptado que se invoque directamente un
" (n. 12), p 277 Y s
39 Aspectos de la indemnización de perjuicio.s por incumplimiento del contrato, Santiago, Editorial
der echo constitucional -como la propiedad incorporal sobre un derecho
Jurídica de Chile, 1959, pp 144-145 Y149-154
"En este sentido, TOMASEllO (n 28), p 157 YROJAS C. (n. 12), p 143 Ys. Algunas
sentencias han concluido también que el artículo 1-556 no prohíbe la compensación del
45 Véase sobre este efecto horizontal de los derechos constitucionales: Andr'és JANA 1 ,
daño moral, por ejemplo, Corte Suprema, 20 de octubre de 1994, en RDj, t X~I.' sec} a, p
"la eficacia horizontal de los deI echos fundamentales", en Los derechos fundamentales,
100; Corte de Apelaciones de Concepción, 20 de mayo de 2002, en Gaceta ]undlca: N 268,
seminario en latinoamérica de Teoría Constitucional y Política, SELA, 2001, Buenos Air'es,
octubre de 2002, p, 93 Y s, que cita la sentencia de 1994 y Corte de ApelacIOnes de
Editores del Puerto, 2003, p 53 Y s,; Víctor' F'ERRERES C" "la eficacia de los derechos cons-
Concepción, 28 de agosto de 2002, en Gaceta]urídica., N' 266, agosto de 2002,.~ 210 y s_
titucionales frente a los particulares", en 1 os derechos fundamentales, seminario en
41 Entre otr'Os, pueden citarse los siguientes fallos que rechazan la reparacIOo del dano
Latinoamérica de Teoría Constitucional y Política, SELA, 2001, Buenos Aires, Editores del
moral en materia conu'actual: Corte de Apelaciones de Concepción, 19 de enero de 1990,
Puerto, 2003, p 41 Y s,; Carlos PIZARRO, "Los derechos fundamentales y los contr'atos Una
confirmada por la Corte Suprema, 27 de agosto de 1990, en Gaceta]urídica, N° 122, a?osto
mirada a la Drittwirkung", en GacetaJurídicn, N°221, noviembre de 1998, p 7 Y S
de 1990, p, 31, fundado en el texto del artículo 1556 del Código Civil; Corte de Apelac~ones
46 La expresión efecto horizontal se utiliza prua graficar que los derechos fundamentales
de Santiago, 25 de septiembre de 1996, en RDj, t. XCIII, sec 2 a , p. 115; Corte de ApelacIOnes
producen efectos entre privados, en oposición al efecto vertical en que sólo resultan oponibles
de Santiago, 9 de diciembre de 1999 ("González Humberto con Rojas Gino", ingreso Corte
tales derechos a las acciones de entes públicos (es el contnste entr'e coordinación y
N0 5303-1996); Corte Suprema, 3 de enero de 2000, enRDj, t. XCVII, sec, la, pI), Asimismo,
en el estudio de Nicolás Rojas se mencionan otras dos sentencias, no editadas, confitmadas subordinación) En el lenguaje jurídico alemán (derecho en que esta discusión ha alcanzado
un mayor desarrollo) se utiliza la expresión Drittwirkungpara referirse al efecto de los derechos
por la COIte Suprema, de 14 de agosto de 2000 y de 11 de ene:~ de ~O,OI, que rechazan la
fundamentales frente a terceros, En el lenguaje jurídico anglosajón, en adición al horizontal
indemnización sobre la base del texto del articulo 1556 del COdIgO Czvzl(n, 12), p 139.
effec~ se ha introducido la nomenclatura de privatisation of human rights El efecto horizontal
42 El voto disidente del ministro jorge Rodríguez concluye que al indemnizar el daño
puede ser, a su vez, directo o inmediato {unmittelbare Drittwirkuni) e indirecto o mediato (mittelbare
mOlal en materia contractual se desatiende el tenor literal del artículo 1 556 del Código Civtl, con
Drittwirkung) según se reconozca a los derechos constitucionales el cru'ácter de derechos
el pr'etexto de consultar su espíritu y su intención (Corte Suprema, 5 de noviembre de 2001)
subjetivos también vinculantes par'a los privados o sólo un rango de principios que se irradian
43 Véase infla (pánafo 12)
a las relaciones privadas a través de los valores que subyacen a ellos EnJANA (n, 45), p 53
44 Véase infra (párrafo 13),

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Andrés jana 1 y Mauricio Tapia R DAÑO MORAl CAUSADO POR UN DIAGNÓsnCO ERRADO DE SIDA: RESPONSABIlIDAD COh'TRACTIlAl DEllAllORATOruO

personal" o la igualdad- en conflictos entre paIticulares -como el incum- pues sobre la base de esas normas generales de la Constitución puede alegaIse
plimiento de un contrato- También en materia de responsabilidad civil exis- como daño mOl'al consecuencias de incumplimientos contractuales que esca-
ten vaIias sentencias que citan como derechos directamente oponibles a las pan a la previsión normal de las paItes y que deben permanecer, según las
partes del litigio el artículo 19 N° 1 Y 4 de la Constitución, con el objetivo de reglas del Derecho Privado, fuera de la repaIación51
conceder la repaI ación del daño moral en materia contractual y sostenien- En el fallo que se comenta, la Corte utilizó preceptos constitucionales
do, generalmente, que tales normas predominan de modo jerárquico por como fundaIUento de su decisión, al invocar los aItículos 1° Y 19 0 de la Cons-
sobre el aItículo 1.556 del Código Civil'8 Esta tesis ha sido desaITOllada, asi- titución en la justificación del derecho del demandante a recibir una indemni-
mismo, por algunos autores nacionales49 zación; sin embaIgo, la sentenCia se limita a citrulos sin abundar en el efecto
No cabe duda de que la invocación de la Constitución en conflictos entre aIgumentativo que debiera atribuirse a los derechos fundaIUentales" Así, se
privados muestra el vigor y la elasticidad de sus preceptos Pero esa práctica pueden extraer conclusiones muy distintas a paItir de esta sentencia, Podría
involucra algunos riesgos Las normas constitucionales son expresión de va- concluirse que la Corte le dio un valor interpretativo a dichas normas consti-
lores considerados fundaIUentales por la sociedad, pero la materialización de tucionales o, bien, ir más lejos y entender que desestimó el aItículo 1556
esos principios generales y abstractos en reglas precisas es una taIea que porque en el extremo sería contrario a las normas citadas al excluir la repaIa-
corresponde al legislador Así, por ejemplo, el respeto constitucional de la ción del daño moral en sede contractual, De esta forma, el riesgo de indeter-
integridad física puede llevaI' a concluir que el daño corporal suflido por la minación que se anuncia en el párrafo precedente se transforma en una fuente
infracción contractual debe ser repaIado, pero ello nada nos dice acerca de la de incertidumbre jurídica mayor al dar espacio el fallo a conclusiones que
naturaleza de esa repaIación, de su alcance y de sus límites, Estas últimas representan posiciones doctrinaIias antípodas en el Derecho CompaIado,
cuestiones son los típicos problemas que el Derecho Privado, en más de vein- Sin perjuicio de las debilidades de la sentencia comentada, la influencia
te siglos de evolución, ha intentado resolver mediante leyes y prácticas judi- de los derechos fundamentales en distintas áreas del Derecho Privado es
ciales que, por ejemplo, han extendido la repaIación al pretium doloris, precisa- irresistible y a la vez deseable; no obstante, es pr eferible que esa penetra-
dos las reglas sobre legitimación activa y exigido la previsibilidad de los daños ción se haga utilizando las normas constitucionales como principios
como límite a la repaI'ación Esta riqueza normativa corre el riesgo de des- interpretativos de las normas pertinentes del Código Cwil (especialmente los
preciaI'Se cuando las sentencias fundan su decisión no en las normas legales y artículos 1546, 1556 Y 1.558), declaIando la procedencia del daño moral
costumbres judiciales, sino en la aplicación directa de normas constituciona- cuando, según las normas civiles, exista un perjuicio cierto a intereses
les que tienen valor de principios generales, pero cuyos límites son, más bien, extrapatrimoniales que pudo prever'Se por las paItes al contratar y se cum-
difusos 50 , Esa misma indeterminación es una fuente de inseguridad jurídica, plan las demás condiciones de la acción de responsabilidad civil, Esto cons-
tituiría una renovación del sentido de estas normas civiles paIa consagraI la
indemnización de daños cuya reparación se considera un principio ineludi-
47 Véase sobre el desauollo de esta práctica en materia de contratos y sus riesgos: ble en la actualidad (que no fueron imaginados al tiempo de la redacción del
Andrés JANA 1. yJuan Carlos MARÍN G" Recurso de protección y contratos, Santiago, Editorial Código), respetando al mismo tiempo la lógica del Derecho Privado" Ello
Jurídica de Chile, 1996 sería consistente con la propia tradición del Derecho CiviL Después de todo,
48 Véase, por ejemplo, Corte Suprema, 20 de octubre de 1994, en RD], t XCI, sec, F, p
100j Corte de Apelaciones de San Miguel, 24 de agosto de 1995, en RDJ, t XCII, sec 4a, p como acertadamente afirma Enrique Banos, precisamente por su carácter
161; Corte de Apelaciones de Concepción, 21 de octubre de 1998, en RDJ, t. xcv, seco 2a, p maI'cadaIUente histórico el Derecho Privado se encuentra abierto a la evo-
96j Corte de Apelaciones de Concepción, 28 de agosto de 2002, en Gaceta Jurídica, N° 266, lución 53 Por el contt'ruio, una aplicación directa de las normas constitucio-
agosto de 2002, p 210 Y s" que concluye que el articulo 1.5 56 no excluye la reparación del nales sin la mediación de la rica tradición civil, puede conducir, como ha
daño moral y que, en todo evento, deben prevalecer en caso de conflicto el artículo 19 N° señalado Carlos Peña, a propósito de la utilización indiscriminada del re-
1 Y 4 de la Constitución, en el que debería fundarse la repanción de este daño
.. Véase, por ejemplo, DOMiNGUEZ H (n 12), p 360 Ys,; RAMos (n 27), p 283 YDOMiNGUEZ
A, YDOMÍNGUEZ B (n 24), p 1.58
50 Véase sobre la diversa natmaleza de los principios y reglas: Robert ALEXY, Teoria de los " Véase '"fra (párrafo 13)
derechos fundamentales, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1993 y Enrique BARROS, "VéaseJANA (n 45), p 64 Y s,
"Reglas y principios en el Derecho", en Anuario de FilosofiaJurídica y Social, N° 2, 1984 53 "Lo público Y10 privado en el Derecho", en Revista Estudios Públicas, N° 81, 2001, P 5 Y s

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Andréf lana 1 y Mauricio Tapia R D.-\.T\JO MOR.'ú CAUSADO POR UN DlAGNÓSnCO ERRADO DE SIDA: RESPONSABIlIDAD CONTRAcrUAl DEllABORAT'ORIO

curso de protección, a una práctica constitucional procesalmente avanzada, del comercio masivo quedan sujetos a estas disposiciones, y así en los últimos
pero argumentativamente arcaica54 ; o lo que es peor, fundada en una fOlma años varias sentencias en el ámbito de la protección al consumidor han Con-
cedido la indemnización del daño moral por incumplimiento contractual".
elemental de justicia de equidad 55
10. Derecho Comparado
9. Leyes especiales
Finalmente, como un argumento adicional, se debe tener presente que exis- Con algún adelanto a la experiencia nacional, la tendencia en el Derecho
ten normas legales nacionales que han reconocido expresamente la proce- Comparado ha sido conceder la repar·ación del daño moral en materia con-
dencia del daño moral en caso de incumplimiento contractual Una de ellas tractual. Se puede revisar, a modo ejemplar, lo sucedido en el Derecho
es la ley N° 16.744, relativa al seguro social obligatorio contra riesgos de francés, alemán y en el Common Law.
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, que abr e expresamen- En el DERECHO FRANCÉS, sobre la base del artículo 1149 del Código Czvzl
te derecho a la indemnización del daño moral (art. 69)56 En segundo lugar, (semejante al artículo 1556 del Código nacional)60, esta conclusión es indis-
la ley N° 19496, sobre protección de los derechos de los consumidores, cutible, sobre todo luego del "descubrimiento" por la jurisprudencia de la
que contiene una norma que reconoce a los consum!dores el derecho a la obligación de seguridad (preservar la integridad del acreedor) implícita en
"indemnización adecuada y oportuna de todos los danos matenales y mora- cIertos contratos (transporte de personas y contrato médico, por ejemplo)'I,
les en caso de incumplimiento a lo dispuesto en esta ley" (art. 3 letra e) El y que da lugar a la reparación de daños morales en caso de incumplimien-
incumplimiento de esta ley se acredita, entre otras formas, precisamente si to". En la actualidad, los textos no hacen distinciones entre la reparación
del daño moral en materia extracontr actual y contractual"
el proveedor

"en la venta de un bien o en la prestación de un servicio, achlando con


negligencia, causa menoscabo al consumidor debido a fallas o defi-
ciencias en la calidad, cantidad, identidad, sustancia, procedencia, se- • 5~ Puede consultarse, a modo ejemplar, la siguiente sentencia emanada de un juzgado de

policla local (competentes para conocer las infracciones a esa ley): Juzgado de Policía Local
guridad, peso o medida del respectivo bien o servicio" (art 23)".
de Providencia., 12 de abril de 2000 ('Jorge Streeter P con Autorentas del Pacífico Umitada"),
que condenó a la indemnización del daño mmal (aunque sin discutir la naturaleza de la
El fallo objeto de este comentario se refería a un incumplimiento defec- responsabilidad) a una empresa de arrendamiento de automóviles que efectuó un doble
tuoso de un contrato de prestación de servicios, que debe calificarse coma un cob:o del servicio, obligando a un cliente a efectuar aclaraciones y a solicitar explicaciones,
contrato por adhesión sujeto a las normas de esta ley del consumidor y su sufnendo el temor de verse perjudicado en sus antecedentes comerciales a raíz de la supuesta
incumplimiento, en consecuencia, puede dar origen a la reparación del daño falta de pago (se cita, en la sentencia, el mencionado aItículo 23 de la ley N° 19496)
60 El texto del artículo 1.149 señala: "Los daños e intereses debidos al acreedor son, en
moral" Como es posible imaginar, una inmensa mayoría de los contratos general, la .pérdida que hubiela su:fi:ido y la ganancia de la que hubiera sido privado, salvo
las excepCIOnes y modificaciones citadas a continuación" ("Les dommages et intérets dus
au créancier' sont, en généIal, de la perte qu'il a fait et du gain dont iI a été privé, sauf les
54 Práctica constitucional y dereGhos fundamentales, Santiago, Corporación Nacional de
exceptions et modifications ci-apres")
61 Véase sobre estas obligaciones de segUIidad en el Derecho fr'ancés los estudios
Reparación Y Reconciliación, 1997, p, 154 Y s
citados en n 17.
55 Véase en este sentido,JANA y MARÍN (n 47)
52 Generalmente se estima que se trata de una obligación de resultado.
% Véase Infra (pánafo 7) y las sentencias citadas en n 19
63 ,Así, entre los manuales y tratados recientes: Jean CARBONNIER, Droit Ctvzl, les
57 Véase en este sentido PALMA (n 31), p, 30 Y S
58 Véase supra (pánafo 4), La aplicación de las normas de esta ley parece indiscutible
obligatwns, 22 a edición refundida, París PUF, Thémis Dmit Privé, 2000, t. 4, p, 155 Y s,;
tratándose de laboratorios que prestan servicios de exámenes o análisis médicos, Por el URROUMET (n, 17), p, 644 Y s; Philippe LE TOURNEAUy LOle CADIEI, Droitde la respomabilité el
contrario, a los "médicos" personas naturales, como tradicionalmente se ha sostenido que des contrats, París, Dalloz Action, 2002-2003, p 408 Ys ; Henri LtoN,]ean MAZEAUD y Franc;ois
CHAMS, Lefom de droit cwil, Obligations-, Théorie générale, 9a edición por Franc;ois Chabas
los orofesionales no celebran actos de comercio, no se le aplicarían las nonnas de esta ley
(art~ 2), Véase en este sentido: Rony JARA, Ámbito de aplicación de la ley chilena de protección al París, Montchrestien, 1998, t. JI, 1 v, P 422 Y s,; Franc;ois TERRÉ, Philippe SIMLER y Yves
LEQUEfTE, Droit civil, Les' obligations, 8a ed , Paris, Précis Dalloz, 2002, p, 540 Y s ; VINEY y
consumidor, Inclusiones y e.xcluriones, en Derecho del consumo y protección al consumidor, Santiago,
JOURDAIN (n 17), p. 24 Ys
Universidad de los Andes, 1999, p 60

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Andréf Ja.na 1 y Mauricio Tapia R DAI;¡OMORAl CAUSADO POR UN DIAGNÓSTICO ERRADO DE SIDA: RESPONSABIUDAD COl\IRACTUAl DEllABORA.TORlO

En el DERECHO AlEMÁN, el BGB establece taxativamente los derechos y originan incertidumbres por su difícil avaluación y que una indemnización
los bienes jurídicos cuya violación se protege con la indemnización", soste- del daño moral podría ser fuente de una compensación desproporcionada"
niéndose durante la primera mitad del siglo xx que estos preceptos, desde ya Esta posición ha sido reforzada por el análisis económico del Derecho, que
restrictivos, no regian cuando el daño moral proviene del incumplimiento ve en la mdemnrzaclón de daños no pecuniar·ios un factor de incertidumbre
contractual" Como usualmente las obligaciones contractuales tienen un con- en la determinación de los costos del incumplimiento y, por ende, un obstácu-
tenido exclusivamente económico, el problema se consideraba de menor im- lo a la asignación eficiente de los recursos'o; sin embargo, los tribunales de
portancia; sin embargo, el deseo de reforzar el respeto a la dignidad humana Estados Unidos y el Reino Unido no han aplicado esta regla de maner a rígi-
luego de las atrocidades cometidas en la Segunda Guena y el desanollo de la da. En ~Iertos_casos los j~eces han mirado a la naturaleza del contrato y han
teoría constitucional a partir de los años cincuenta, llevó a reculIir a los dere- con~edldo danos no patrImoniales: cuando era particularmente probable que
chos fundamentales reconocidos en la Constitución de Alemania Federal de del mcumphmlento se sIguIeran este tipo de daños"; cuando el propósito mis-
1949 para la creación de un derecho general de la pmonalidad Sobre la base de mo del contrato era proteger de un daño emocional o proveer a la contrapar-
este derecho, el nibunal Constitucional declaró que los jueces están obliga- te de un beneficio no monetario"; en fin, cuando el incumplimiento del COn-
dos a interpretar las restrictivas normas del BG B de manera que hagan pro- trato es tan reprochable que podría considerarse como fuente de responsabilidad
cedente, en casos distintos a los previstos por ese código, la indemnización de extracontractual" De este modo, con la reserva de la particularidad de los
los intereses extrapatrimoniales66 . En la actualidad, si se prueba la inhacción casos resueltos en el Common Law, puede sostenerse que en los denominados
de un derecho a la personalidad es indiferente que el daño provenga de un pmonal contraets, que atienden a intereses personales (contratos médicos, de
incumplimiento contractual, siempre que se cumplan los otros requisitos de tr~~nspOIte_de personas, de vacaciones, funerarios, etc,), se concede la repru:a-
procedencia de la acción indemnizatoria67 , CIOn de danos no pecuniru:ios; cuestión que no OCUITe en los commercüzl contralts,
En el COMMON 1Aw, en términos generales, se admite en la actualidad la en que predominan los intereses pecuniarios (como un simple contrato de
reparación de non economie loss tratándose de torts (responsabilidad extr·acon- compraventa) . Pero estas categorías admiten cierta flexibilidad si las particu-
tractual) En materia contractual, sin embargo, su reparación se ha enfrenta- landades del caso así lo exigen. Por ejemplo, una típica transacción comer-
do a fuertes reservas, hasta el punto de ser excluidos en contratos típicamente cial sobre un objeto de un valor emocional para una parte, conocido de la
comerciales Así, daños por pain and suffering o mental distress no son otra, puede dar lugar a la reparación de los perjuicios no económicos"
indemnizables por incumplimiento de contr atos, excepto por supuesto en aque-
llos casos en que existe una superposición entr e un contrato y la responsabili- 11. Fundamentos del fallo para la indemnización
dad extracontractuaI, como ocurre con los daños corporales causados por del daño mor al contractual
negligencia médica o los provocados a un trabajador". Las razones que se
De lo expuesto puedeconcluirse que el Derecho Comparado tiende a acep-
han dado para esta limitación son, en esencia: que históricamente los contra-
tar, con CIertas condlclOnes, la reparación de los inter eses extrapatrimoniales
tos se vinculan a intereses económicos, que los eventuales daños mOIales

69 Sobre estas cuestiones véase AIIYAH (n. 68); Ajan FARNSWORIH, Contracts, 2a ed, Bastan,
64 Cuando no es posible la repanción en naturaleza, la indemnización en diner'O sólo 1990, p . 934
procede en los casos señalados expresamente por el BGB, en especial, en materia 70 Véase Richard POSNER, Análisis económico del derecho, traducción de Eduardo Suárez
extracontractual se acepta la reparación de las lesiones al cuerpo o la salud y las privaciones 1a :~, en espru:ol, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, pp. 96 Y 116 Y s. Est~
de libertad p"0slclOn no esta ~:~~ta de d,et~actore~. Así, por ej:mpl~, se ha afirmado que también una
65 Véase en ese sentido: Karl LARENZ, Derecho de obligaciones, traducción y notas de
mfracompensaclOn de la vlctima estImula una aSIgnaCIón de recUI'SOS ineficiente, pues el
Jaime Santos Briz, Madrid, Editorial Revista de Derecho Privado, 1958, p 232 autor no asume todos los costos de su actuar
66 Esta sentencia del Tribunal Constitucional (1973), confirmó una jurisprudencia que "Véase FARNSWORIH (n 69), p 934
ya había establecido la Corte Suprema Federal. n Véase AJIYAH (n. 68), p. 440
67 En particular, que los daños se~.n "serios" Véase una exposición del desa.II'ollo de 73 Véase FARNSWORIH (n. 69), p 934

• 74 Por eje~plo, el cas,o Wi~~ekler vs. Scheers jewelerr, en el que un joyero perdió unos
estas materias en Alemania en ROJAS C (n 12), p 79 Y S., Y 148 Y s.
68 Véase Patrick AlnAH, An introduction to the Law oi Contracts, sa ed, Clarendon, 1995,
amIlos de famIlIa que habla recIbIdo para fabricar uno nuevo (8 Cal. App 3d. 844, 88 Cal
p 440 Rptr 39-1970)

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Andrés Jana L y MauriclO Tapia R DAf<o MORAl CAUSADO POR UN Dv.GNOSnCO ERRADO DE SIDA: RESPONSA.BIllDAD CONTRACfUAl DEl lABORATORIO

lesionados por la infracción contractual La sentencia objeto de este comen- citando para ello las obras de Fernando Fueyo, Leslie Tomasello, Ramón Do-
tario es coincidente con esa evolución y para apreciar sus alcances resulta mínguez A , Ramón Domínguez B. y Carmen Domínguez H80
necesario examinar detalladamente los argumentos empleados pOI la Corte En cuarto lugar, la sentencia concluye que la protección de los atributos
Suprema. morales de la persona se encuentra reconocida y garantizada por la Constz-
En primer lugar, la COIte hace valer un argumento histórico, al afirmar que tución, al prescribh que el Estado está al servicio de la persona humana y su
al momento de la redacción del Código Civil (y de su fuente el Código Cívil finalidad es promover el bien común (art 1°) Y al consagrar el derecho a la
francés) el daño resarcible comprendía solamente el perjuicio patrimonial, vida, a la integridad física y síquica (ar! 19), concepciones también acepta-
que era el único conocido por la doctrina. Por ello, no puede sostenerse, en das por convenciones internacionales ratificadas por Chile"; sin embargo,
opinión de la CDIte, que la intención de los redactores haya sido excluh la la sentencia no extrae ninguna conclusión de esta constatación, es decir, no
reparación de perjuicios que se ignDIaban al momento de formular el artículo sostiene ni la aplicación directa de las normas de la Constitución, ni un
1.556 del Código Civi?' Más aún, la utilización de la fDIma verbal "compren- posibl: .conflicto de estas nDImas con el artículo 1.556, ni tampoco que de-
de" en este artículo, sinónima de "contiene" o "incluye", no llevada implícita ban utJhzarse ~omo henamienta interpretativa del Códzgo Civil; simplemen-
la idea de exclllsividad y no descartaría, en consecuencia, al daño moral" te se hmila a cilar el texto de esos artículos
En segundo lugar, la Corte hace presente la evolución jurisprudencial en la La invocación de los artículos de la Constitución podría entenderse como
interpretación del artículo 1.556. En particular, reproduce los argumentos una incipiente muestra de la consagración del eftcto horizontal de los dere-
de la sentencia de 20 de octubre de 1994, que concluye que no es efectivo chos fundamentales. Como se concluyó, antes que una aplicación directa de
que esta disposición ordene únicamente la indemnización del daño patri- la Con~ti~ción que prescinda de los principios de la responsabilidad civil,
monial y que la ley no prohibe invocar el daño moral fuera del ámbito de la es prefenble que tales derechos fundamentales sean utilizados para inter-
responsabilidad extracontractual 77 Estos precedentes demostrarían la nece- pretar los artículos pertinentes del Código Civil (1.546, 1.556 y 1558), con el
sidad de que la jurisprudencia se adapte a las nuevas necesidades sociales, pIOpósito de concluir que la pIOtección de intereses extr apatrimoniales es
reinterpretando los preceptos legales 78 un ~alor f~mdamental reconocido constitucionalmente y que, por lo tanto,
No cabe duda de que la consistencia entre las decisiones judiciales es su vlOlaclOn debe ser compensada pecuniariamente, siempre que se cum-
una exigencia no sólo de justicia sino, también, de certeza al propender al plan las restantes condiciones de la responsabilidad civil" .
tratamiento igualitario de casos similar es. Lamentablemente, citando sólo En quinto lugar, la CDIte concluye que las nuevas tendencias de la doc-
los fallos favDIables a la concesión del daño moral, la Corte olvida referirse trina y la jurisprudencia conducen a aseverar que el concepto de daño emer-
y hacerse cargo de los argumentos de las innumerables sentencias que has- gente que emplea el artículo 1556 del Código Civil comprende no sólo el da-
ta esta fecha han rechazado su reparación.. En el fondo, no queda clar·o como ño pec~ni~r~o sino, también, el mOlal Esta interpretación sería aceptable
se concilian aquellas "nuevas necesidades sociales" de que habla el fallo con por el slgnrfrcado gramatical de "daño"83.
precedentes recientes que han rechazado la reparación79 La sentencia no cita ni autores ni fallos que acojan esta aventurada inter-
En tercer lugar, la CDIte afirma que la doctrina nacional reciente, como se pretación del concepto de daño emergente . Esta interpretación, rara vez soste-
ha expuesto, acepta la indemnización del daño moral en materia contractual, nid~ p~r la doctrina nacional", es absolutamente discutible Existe una larga
lradrclOn en el Derecho Comparado y nacional que atribuye al daño emer-
gente u~a significación estrictamente vinculada a la pérdida patrimonial ac-
75 Corte Suprema, .5 de noviembre de 2001 (cons.9°) tual . ASI, la CDIte Suprema ha fallado que este tipo de daño consiste en un
75 En el caso de la fuente de esta norma, el artículo 1.149 del Código Civil fI'ancés, este
problema es menor, pues el texto señala que los daños debidos al acreedor son "en
general" la pérdida efectuada y las ganancias de las que fue privado
77 Corte Supl'ema, 5 de noviembre de 2001 (cons. 11°). Véase sobre la sentencia de 80 Corte Suprema,.5 de noviembre de 2001 (cons 13° y 14°)
1994 5'upra (párrafo 7) El fallo comentado también cita los fanos de 3 de julio de 1951 y de "' !bid. (cons. 15')
14 de abril de 1954, en ibid, 82 Véase supra (párrafo 8)
78 Corte Suprema, .5 de noviembre de 2001 (cons, 12°) 83 Corte Supl'ema, 5 de noviembre de 2001 (cons 16°)
79 Un intento de explicar estos precedentes conhadictorios en infra (párrafo 13) 84 En este sentido véase RUIZ G (n, 28)

188 189
Andrés Jana 1 y Mauricio Tapia R
T DAÑo MORAl CAUSADO POR UN DIAGNÓSTICO ERRADO DE SIDA: RESPONSABIllDADCONTRACTIJAl DEl lABORATORIO

"desmedro real y efectivo en su patrimonio"85 En la doctrina, por ejemplo, 12. Fallos posteriores
Artmo Alessandri afirma que el daño emergente es "la pérdida o disminu- Los argumentos que han sido expuestos en el pánafo anterior han conduci-
ción efectiva que la víctima ha experimentado en su patrimonio"86, y para do a la jurisprudencia a insistir, con posterioridad a ese fallo, en la indemni-
Sergio Gatica es un "menoscabo de los bienes que forman actualmente el zación del daño moral en materia contractual tr·atándose, por ejemplo, de
patrimonio del acreedor"" Junto a su carácter patrimonial, el daño emergen- aCCIdentes laborales en el marco del cumplimiento de un contrato de traba-
te es esencialmente un perjuicio actua~ contemporáneo y, por ello, fácil de j09' o de una infección contraída con motivo del cmnplimiento de un con-
calcular objetivamente En cambio, el daño moral es un perjuicio que gene- trato médic0 9'; sin embargo, tal como se indicó, existen fallos recientes que
ralmente se proyecta en el tiempo como un detrimento de bienes de la perso- niegan la reparación de este daño en casos de incmnplimiento contractual 94
nalidad y cuya valoración escapa a reglas precisas, quedando entregada a la Esta aparente contradicción puede tener una explicación, pues la indem-
prudencia judicial. Por esto, habría sido preferible que la Corte no forzara esa nización del daño moral en materia contractual se encuentra sujeta a todas
noción, y hubiera limitado su argmnentación a sostener que el artículo 1.556 las condiciones de la responsabilidad civiL En particular, debe rechazarse
no excluye en ningún caso la reparación de otros perjuicios la indemnización cuando los perjuicios extrapatiimoniales reclamados sean
En sexto lugar, citando también la sentencia de 1994, la Corte agrega un una consecuencia imprevisible no tenida en cuenta por las partes al mo-
argumento que la doctrina ha utilizado para sostener la reparación del daño mento de contratar, tal como se expone a continuación,
moral en materia contiactual: los interese; extrapatrimoniales tienen un valO1
88 13 . Límite a la indemnización del daño moral en materia contractual:
que ordinariamente sobrepasa aquél de los bienes patrimoniales . Así, na
previsibilidad del perjuicio
existirían razones para conceder su indemnización en materia extracontrac-
tual y no en materia contractual89 Agrega que un tratamiento diferente lle- Según el artículo 1558 del Códígo Civí~ par·a que los perjuicios sean repara-
varía a situaciones absurdas, como en casos de responsabilidad médica, en bles deben haber sido previstos o haber podido preverse al tiempo del con-
que no es equitativo proceder a la indemnización si no existe un vínculo tr·ato, excepto que se le pueda imputar dolo al deudor, en cuyo caso respon-
contractual entre el médico y paciente y se rehúse en caso contrario Con
90
derá también de los imprevisibles 95 . La previsibilidad es un criterio que se
todo, aun cuando los daños morales tengan una entidad inferior a los perjui- valora en abstracto, comparando la conducta efectiva del deudor con el
cios patrimoniales en un determinado caso, deberían de todas formas repa- modelo del contratante diligente, y por ello la Corte Suprema la define como
rarse para dar cumplimiento con el principio de reparación integra que inspi- "una posibilidad de prever lo que no se ha previsto"9'.
ra en la actualidad a la legislación nacional"
92 Corte de Apelaciones de Santiago, 2 de julio de 2002, en GacetaJurídi'ca, N° 265,julio

d,: 2002, P 85 Y s,; Corte de Apelaciones de Santiago, 9 de julio de 2002, en GacetaJurídica,


N 275, mayo de 2003, p, 227 Y s; Corte de Apelaciones de Concepción, 28 de agosto de
2002,. en Ga~'etaJurídila, N° 266, agosto de 2002, p. 210 Y s. Y Corte de Apelaciones de
85 Corte Suprema, 2 de marzo de 1977, en Fallo.5 deZMer, N° 220, sent 1, p. 25. Por su
Antofagasta, 13 de diciembre de 2002, en Gaceta Jurídica, N° 270, diciembre de 2002, p 183
parte, la Corte de Apelaciones de Santiago ha señalado que el daño emergente es el ys
93 En el ámbito médico, al obligaI'Se a sanar al paciente, el profesional también se
"empobrecimiento real y efectivo padecido por quien pide que se le indemníce" (7 de
compr'O~ete a. velar por su. seguridad, siendo procedente la reparación de los peIjuicios
diciembre de 1984, en RDJ, t.lXXXI, sec 4a, p. 266)
86 Quien cita varios fallos en apoyo de esta definición, así como abundante doctrina
extrapatnmomales que denvan del incumplimiento de esta obligación. Véase Corte de
Apelaciones de Concepción, 20 de mayo de 2002, en GacetaJurídica, N° 268, octubre de
comparada y nacional, (n 16), p 547
2002, p, 93 Y s, el recliI'SO de casación en la f01ma interpuesto contra esta sentencia fue
"' (n. 39), p 10Z declarado inadmisible por la Corte Suprema, 29 de octubre de 2002, en ibid
38 Véase, por ejemplo, DOMINGUEZ H. (n. 12), p 358 Y s
9~ Véase supra (párrafo 7)
89 COIte Suprema, 5 de noviembre de 2001 (cons. 16° infine)
95 Enrique Barros ha afirmado que la previsibilidad es un requisito esencial de la
90 !bid (cons. 17°)
responsabilidad civil, pues la diligencia con que se mide el cumplimiento de las obligaciones
91 Véase una exposición sobre el reconocimiento del principio de reparación íntegra
alude a una persona que actúa razonablemente, y como Jo imprevisible escapa a la deliberación,
en la jurisprudencia nacional: Andrés .lANA L. Y Carlos PEÑA G., Reparación del daño
no debe quedar comprendido en el ámbito de la responsabilidad del agente, (n 13)
extracontractuaZ, Edición, jurisprudencia y doctrina, texto preparado con la participación de los
96 Corte Suprema, 29 de maIZO de 1962, en RDJ, t" LJX, sec 4 a, p. 21
ayudantes Claudia Gutiérrez y Francisca Román, Santiago, UniveIsidad de Chile, 2002

191
190
Andrés Jana 1 y Mauricio Tapia R T
I
DAÑO MORAl CAUSADO POR UN DlAGNÓST1CO ERRADO DE SIDA: RESPONSABILIDAD CONTRACTUAl DEl lABORA.TORlO

I Por lo tanto, habr á que determinar si en el contrato particular de que se trata


Ahora bien, la previsibilidad, al ser un elemento crucial de la responsa-
bilidad civil, resulta en extr'emo difícil de determinar97 Usualmente es defi- el deudor aparece encargado del riesgo por el cual se produce el daño extra-
nida por fórmulas generales cuya aplicación deja demasiado margen de patrimonial, si ello forma parte o no de las expectativas que razonablemen-
discrecionalidad y, por tanto, de incertidumbre: "aquello que ocurTe en el te cabía que se formasen las partes al momento de celebrar el contrato
CUl'SO natural de los eventos" o "eventos normales en oposición a excepcio- La tradición individualista del Derecho Civil entiende al contrato como
nales", son ejemplos que evidencian esta dificultad, un acuerdo que permite el intercambio de bienes, con un contenido esen-
A] igual que en otras materias de compleja aprehensión en el Derecho cialmente económico; sin embargo, esto no obsta a que determinados con-
Privado, los Oligenes y la justificación de la limitación a los perjuicios pre- tratos involucren directa o indir,ectamente intereses extrapatrimoniales de
visibles en la responsabilidad extracontractual, contribuyen a pr ecisar el las partes y cuya lesión pueda anticiparse como parte de aquello que según
contenido de la regla La Constitución de ]ustiniano fijó la regla del doble las expectativas de los contratantes integra el ámbito de lo contratado, Así,
del valor de la cosa objeto del contrato como monto máximo de la indemniza- en primer lugar, pueden las partes en el acuerdo haber tenido en cuenta
ción de perjuicios por incumplimiento contractual. Esta regla fue tomada ciertos intereses no económicos, como en el caso resuelto en el Derecho
por Dumoulin, Domat y finalmente recibe forma definitiva en Pothier, quien anglosajón de un joyero que recibe a sabiendas unas joyas de familia para
tr'aduce esta regla en la idea de previsibilidad La opinión de Pothier es reco- transformarlas y que termina perdiéndolas 100. Más aún, como se sabe, el
gida con ciertas modificaciones por el Código Civil hancés y de ahi pasa a la acuerdo de las partes puede exonerar total o parcialmente al deudor de la
mayoria de los códigos que siguen su tradición La idea fundamental en responsabilidad lO! o, bien, regular anticipadamente el monto de los perjui-
Pothier es que la indemnización de perjuicios por incumplimiento culpable cios mediante una cláusula penal (articulas 1 535 Y siguientes del Código
debe tener un límite y este límite debe estar dado por la previsibilidad", En Civi~ Pero a falta de acuerdo, el juez deberá recurrir a otros elementos para
la extraordinaria lucidez de Pothier, razones de justicia y de eficiencia con- determinar si las partes, al tiempo del contr'ato, consideraron como parte de
curTen en apoyo de regla Razonablemente no cabe pretender que el deu- los riesgos que asumía uno de los contratantes la lesión de intereses extrapa-
dor haya tenido el propósito de responder sino de aquellos perjuicios que trimoniales En este sentido, un elemento relevante (aunque no excluyente)
pudo suponer como consecuencias probables de su incumplimiento, Nadie es la naturaleza del contrato que suscriben las partes, pues existen algunos
se obliga, salvo acuerdo expreso, a lo que no pudo precaver ordinariamen- acuerdos (denominados en el CommonLaw, como se indicó,penonal contralty)
te Agrega Pothier, dando contenido a la previsibilidad, que debe apreciarse que están vinculados directamente a intereses extrapatrimoniales de las par-
si el deudor aparece a cargo del riesgo por el cual se produjeron los daños, tes, siendo, por tanto, previsible que la inhacción contractual pueda inferÍ!
Esta idea, de dar contenido a la noción de previsibilidad a partir de la no- una lesión a tales intereses, como es el caso del contrato de trabajo, del con-
ción de riesgo, pareciera ser un camino particularmente fértil para fijar el trato de transporte de personas y del contrato médico!02, Como también se
ámbito de los daños indemnizables Así, la pregunta acerca de cuales daños señaló, en muchos de estos contratos se tiende a reconocer en el Derecho
son previsibles y cuales no, podria replantearse entonces desde la perspec- Nacional y Comparado una obligación implícita de seguridad (llevar sano y
tiva de a quién pertenece el riesgo que ocasiona el daño: ¿debe el daño salvo al pasajero a destino, no empeorar la condición del enfermo producto
ocurrido ser tratado como parte del riesgo de una parte o el de la otra? de una infección intrahospitalaria, etc ), siendo previsible al tiempo del con-
Las consideraciones anteriores otorgan, en nuestra opinión, una correc-
ta aproximación par'a decidir la procedencia de la indemnización del daño
previsible pata las partes al momento de celebrarse el contrato", 14 de abril de 1954 en
moral en la responsabilidad contractual: el daño mOlal por incumplimiento RD], tu, sec, la, p, 74
culpable está sujeto al requisito de la previsibilidad para ser indemnizable"" 100 Véase supra (pánafo 10 y n, 74)

101 Salvo si se trata de un contrato por adhesión sujeto a las reglas de la ley N° 19496,

97 Véase sobI'e la previsibilidad del daño moral por incumplimiento contractual el


sobre protección de los derechos de los consumidores, que establece que en tales contratos
extenso análisis de DOMfNGUEZ H. (n, 12), p, 493 Ys no producen efecto alguno las cláusulas que "contengan limitaciones absolutas de
98 Véase P01HIER, Tratado de las obligaciones, traducción de la edición francesa de 1828 a responsabilidad frente al consumidor que puedan privar a éste de su derecho a resarcimiento
cargo de M Dupin, pOI' M C. Cuevas Buenos Aires, Heliasta, 1978 hente a deficiencias que afecten la utilidad o finalidad esencial del producto o servicio"
99 En tal sentido, la Corte Suprema en un antiguo fallo había concluido que "el problema (articulo 16 letra el
102 Véase supra (páI1afo 10)
de la procedencia de la indemnización del daño moral se concreta a saber si éste es o no

192 193
T
Andrés Jana l y Maurido Tapia R DAÑO MORAl CAUSiúlO POR UNDIAGNÓS'I1CO ERRADO DE SIDA: RESPONSABILIDAD CONTRACTUAl DEl LABORATORJO

trato que una violación de esa obligación pueda originar una lesión a intere- millones), suma que el tIibunal de alzada redujo a sesenta millones de pesos
ses extrapatrimoniales (muerte del pasajero, agravación del enfermo, etc.)103. poi estimarla elevada según el mérito del proceso'06 Si se considera que
En cambio, en otros contratos (denominados, en el Common Law, commercial existen fallos nacionales que conceden sumas mucho menores en caso de
contraets), por su naturaleza esencialmente fundada en el intercambio co- accidentes que causan la muerte de la víctima, cabe la pregunta acerca de si
mercial de bienes y servicios, resulta extraño a la naturaleza y riesgos teni- el monto de esta indemnización puede explicar·se por el deseo implícito de
dos en vista por las partes al tiempo de contratar que el incumplimiento sanciomu una conducta inexplicable bajo cualquier estándar elemental de
tenga consecuencias extrapatrimoniales para el acreedor De esta forma se diligencia atendida la entidad de los bienes enjuego: una injustificada torpe-
puede explicar que algunos fallos nacionales recientes hayan rechazado la za de mal etiquetar o confundir las muestras de exámenes de enfermedades
indemnización del daño moral en materia contr·actual tratándose, por ejem- gr·avesl". Así, el juez del fondo declaró que "la mínima prudencia ante la
plo, en un contr ato de representación para la venta de armas en el extranje- pandemia del SIDA indica que para los efectos de control debió ellaborato-
ro en qué se demandó el daño moral proveniente del incumplimiento del rio privado extremar las medidas en la identificación de la muestra"'OS
pago de comisiones del representante 104 . En todo caso, aunque hubiese sido En realidad, tal constatación no debería sorprender Una práctica frecuen-
previsible un daño de esta naturaleza, es necesario que el incumplimiento te de los tribunales chilenos y extranjeros en la indemnización de daños no
contractual haya originado un perjuicio de una cierta entidad para dar lugar económicos es la de fijar el monto a indemnizar considerando no sólo la
a la reparación Por ello, la decepción de un comprador a quien no fue entidad del daño sino, también, la gravedad de la culpa 109 Este fuerte sabor
entregada la cosa a tiempo no puede dar lugar a reparación por ser un per- punitivo que presenta el daño moral hace que usualmente en el Derecho
juicio que carece de la seriedad que el Derecho exige y debe ser soportado Comparado se le atribuya un carácter de pena privada o de daño, punitivo,lIO,
como una molestia normal del comercio 105 generalmente aplicada tratándose de la responsabilidad por culpa lll .
En este sentido, el fallo comentado no efectúa ninguna apreciación acer- Si bien tal práctica pareciera contradecir abiertamente las bases de la res-
ca del grado de previsibilidad del daño ocasionado al actor o de la naturale- ponsabilidad civil que atribuyen a la indemnización una función esencialmen-
za del contrato particular; sin embargo, el actor contrató los servicios del te compensatoria, es cierto que, como también ha sido reconocido en el De-
laboratorio para efectuarse un examen de una enfermedad grave e incura- recho Comparado, la función de la indemnización por daño moral más que
ble y que involucra hasta nuestros días, desgraciadamente, una cierta carga compensatoria es satisfactoria. Esta idea, fundamentalmente desanollada por
de reprobación social En consecuencia, es posible concluir que ellaborato- la jurisprudencia alemana, parte de la base que la lesión a bienes extr apatrimo-
rio asumía los riesgos de los efectos nefastos que una torpeza en el examen niales es inconmensurable y, por lo tanto, explicarla bajo la lógica compensa-
podía acarlear al actor, en particular, la repercusión que podía tener en su toria de la indemnización patrimonial conduce inevitablemente a callejones
salud mental y las consecuencias para sus relaciones familiares y sociales sin salida. Así, el daño moral cumpliría una función más bien satisfactoria de
En este caso, los intereses extrapatrimoniales de quien solicitó el examen la víctima, restituyendo la sensación de agravio que ha sufrido como conse-
quedaban comprendidos en el ámbito de la responsabilidad del laboratorio cuencia de la violación de sus bienes extrapatrirnoniales Por ser satisfactorio
y no compensatorio, la valoración del daño mor al admitiría considerar la
14 Naturaleza de la indemnización del daño moral gravedad de la conducta y la posición económica de las partes
La sentencia de primera instancia concedió como daño moral al actor la
suma de ciento cincuenta millones de pesos (el actor solicitó cuatrocientos
106 Véase supra (párrafo 2)
107 Sobre todo si se piensa que históricamente los actos médicos relativos a epidemias
103Véase supra (párrafo 7) han sido considerados de interés público
104En este caso la Corte Suprema concluye que el acreedor enfrentaba el simple !O8 24° Juzgado Civil de Santiago, 31 de julio de 1996 (cons 16°)

resultado de una situación de negocios, esencialmente incierta y eventual. Corte Suprema, 109 Véase en este sentido, BARROS (n, 13)
3 de enero de 2000, en RDj. t XCVII, sec la, p. 1, Y el comentario de Ramón DOMÍNGUEZ A., 110 Genevieve VINEY y PatriceJouRDAIN, Les effets de la responsabiUté, Traité de droil civil,

"Responsabilidad contractual Ausencia de dafio moraL Comentario de jurisprudencia", mus la direciion dejacque,s Ghestin, 2a ed, Paris, LGDj, 2001, P 4 Y S
en Revúta de Derecho, N° 207, Universidad de Concepción, 2000, p 173 Y s 11] Como señalara BoIÍs SIARCK, &sai d'une théorie générale de la responsabili'té dvile considérée en

lOS Véase infla (páITafo 22) sa double fonetion de garantie el de peine privée, prefacio de M, Picard, tesis, Pruis, 1" Rodstein, 1947,

194 195
T
Andrés Jana L y Mauricio Tapia R DAÑO MORAl CAUSADO POR UN DIAGNÓSTICO ERRADO DE SIDA: RESPONSABIllDlill CONTRACJUAl DEl lABORA TORIO

Es esta misma naturaleza inconmensurable la que trae aparejados los centivos inconectos al desarrollo de actividades socialmente deseables (o in-
mayores problemas de la indemnización del daño mm aL En efecto, dada la deseables)
imposibilidad de atenerse a parámetros o\?jetivarnente verificables como en
el daño económico, atender a la particularidad del caso concreto exige otor- 15 Algunas notas sobre el alcance del fallo en materia
gar una discr ecionalidad casi sin límites a los jueces para valorar esta forma de daño moral contractual
de daño De este modo, el daño moral puede transformarse en una fuente
El contrato es, en esencia, la forma jurídica mediante la cual se efectúan los
de incertidumbre en el sistema jurídico nacional, pues sus criterios de atribu-
intercambios en la economía moderna y, por esto, sólo excepcionalmente
ción son aproximativos y la forma de determinación de su monto es simple-
afectan intereses extrapatrimoniales de las partes. Jean Carbonnier, con so-
mente caprichosall2 . Sólo un reconocimiento expreso de la función satisfacto-
bria claridad, ha concluido que:
ria de la indemnización y una regulación de sus condiciones y efectos puede
eliminar tales incertidumbres ll3 En ese sentido parecen particularmente
"esto que llamamos responsabilidad contractual debería ser conce-
deseables soluciones de tablas o baremos judiciales o, incluso, legales, que
bido como una cosa muy limitada: la obligación de procurar al acree-
reconociendo la necesidad de la indemnización por lesión a bienes extrapatri-
dor el equivalente del interés (pecuniario) que esperaba del contrato;
moniales, permitan contrular·la enorme fuente de incertidumbr e que su va-
es un ar·tificio hacer entr·ar en él brazos quebrados o la muerte de
lor ación lleva implícita
hombres; las tragedias son de la competencia del artículo 1382 [esto
Como podrá comprenderse, esta nota de cautela general lIente a la in-
es, de la responsabilidad extracontractual]""4
demnización del daño mOlal, adquiere especial significación cuando se trata
de su reparación en el ámbito de la responsabilidad contractual Como ya
En efecto, la responsabilidad contractual es esencialmente una manera de
hemos visto, el carácter de instrumento de intercambio económico que tie-
reparm la pérdida económica sufrida por el acreedor y únicamente cuando el
nen los contratos hace excepcional la presencia de elementos extrapatrimo-
daño moral ha sido una consecuencia previsible al tiempo del contrato debe
niales como parte de la relación contr actual La idea de previsibilidad en los
ser compensado por el deudor, considerando en esa indemnización las carac-
contratos se justifica por un afan de limitar la exposición de las partes en caso
terísticas particulares de cada relación contractual En la actualidad es posibl~
de incumplimiento intentando que ésta se mantenga en el ámbito de los ries-
constatar una progresiva homologación entre los estatutos de responsabIh-
gos que las partes se han distribuido y consecuencialmente compensarlo de
dad contractual y extr acontr actual y es así, por ejemplo, que la prueba del In-
forma económica. La incapacidad de mensurar la cuantía que trae aparejada
cumplimiento es exigida cada vez que se trata de una obligación de diligencia
la lesión al tipo de bienes que se indemnizan a través del daño moral puede
con independencia del estatuto de responsabilidad aplicable, y que los daños
significar que una parte al contratar sea incapaz de mensur ar los efectos de su
indemnizables dependan más de su previsibilidad que del tipo de acción de
incumplimiento y, por lo tanto, el precio que puede cobrar por su prestación.
responsabilidad que plantea la víctima . Este fenómeno, unido a una mayor
Ello, en ausencia de segurus disponibles, puede terminar estableciendo in-
tolerancia frente a la opción o cúmulo de responsabilidad, puede transformar
en irrelevante esta discusión de la procedencia del daño moral en materia
contr·actual En todo caso, la decisión comentada al menos representa una
112 En el derecho francés, un examen exhaustivo de la pena privada y sus riesgos en confirmación de que al momento del contrato existen perjuicios extrapatrimo-
Suzanne CARVA1, La responJabilité civile dans sa fonetion de peine privée, tesis, Patis, LG DJ, 1995 niales que son perfectamente previsibles por un contratante diligente, que
113 POI otra parte, desde el punto de vista de la prevención que puede lognuse con esta
deben entenderse a su cargo y sel cubieltos por Ia In . d ernmzaClOn
. . - 115 '
pena civi4 debe tenerse presente que la tasa promedio de indemnizaciones pOI' un ilícito opera
como un precio de mercado que alienta o desalienta su comisión Así, una actividad riesgosa En suma, la sentencia comentada, pensamos, demuestra que la aproxi-
provista de una muy baja tasa de indemnizaciones, poseerá un bajo costo que la hará preferible mación doctrinaria y jurisprudencial tradicional respecto del lugar que cabe
a ouas actividades sustitutivas más cruas (los laboratorios preferirán, pOI ejemplo, pagar las
indemnizaciones antes que costear las medidas de prevención), Por su parte, tasas de '" (n. 63) p. 520
indemnización eXCesivamente altas inducirán a un abandono de la actividad, haciéndola 115Ramón Dominguez A" en un comentrulo de este faIlo, destaca también que en él ~e
poco rentable y derivando recmsos a ouas áreas (por ejemplo, en este caso, ocuniría que menciona la "previsibilidad" como criterio de la I'epru-ación del daño moral en matena
ningún particulru' asumiña el eventual costo de la ejecución de exámenes de SIDA) contractual, (n. 2), p 238

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Andrés Jana L y Mauricio Tapia R DA,\fO MORAl CAUSADO POR UN DlAGNÓSTICO ERRADO DE SIDA: RESPONSABILIDAD CONTRACTUAl Dll LABORATORiO

a la indemnización del daño moral en la responsabilidad civil contractual es gligente que se atribuye allabOIatOIio, la Corte Suprema hace presente como
más bien errada, No parece aceItado plantear la cuestión en los términos hechos probados por los jueces de fondo que el laboratorio:
dicotómicos La pregunta no es si procede o no en términos absolutos la
indemnización de daño mOl al en caso de incumplimiento de contratos Como (i) "se obligó a tomarle al actor una muestra de sangre, analizarla
hemos visto, la pregunta dependerá del tipo de relación contractual y de las e informarle su resultado en orden a la presencia del anticuerpo del
circunstancias de la misma. La previsibilidad expresada a través de la idea VIH"
de riesgos en el conlr'ato y la naturaleza de éste se muestran como caminos (ii) "informó enadamente al actor que su sangre estaba contami-
de solución que, según lo grafica la práctica generalizada de los tribunales, nada con el VIH, en circunstancia que en realidad nunca fue porta-
permite dar respuestas más adecuadas para fijar los límites y las condicio- dor de dicho virus"
nes de la reparación de la lesión a intereses extr apatrimoniales en el ámbito (iii) "que este erTOI se debió a negligencia del demandado en la
de los contratos. toma de la muestra y en la etiquetación de la misma""6
Pero resulta también conveniente examinar el cumplimiento de las restantes
condiciones de la responsabilidad civil en el caso objeto de este comentario, en En efecto, eljuez de fondo dio pOI acreditado:
particular: la naturaleza de los deberes de prudencia OIiginados por el acuerdo (i) "que el actor nunca tuvo el virus HIV" y que, por tanto, el
y que se entendieron infringidos, así como los tipos de daños morales que laboratorio "proporcionó una información eITada";
alegó haber sufrido el actOI. Estas cuestiones serán tratadas a continuación (ii) que habiendo el Instituto de Salud Pública confirmado con
"técnicas más afinadas" la presencia del VIH en la muestr a enviada
por ellabOIatOIio, se descartó un defecto del" kit de análisis";
II CONDICIONES DE LA RESPONSABIlIDAD DE UN LABORATORIO (iii) que de esta fOIma "no queda otra hipótesis de trabajo que una
POR DIAGNÓSTICO ERRADO DE UNA ENFERMEDAD negligencia en el procedimiento de obtención de muestra y etiquetación
desde el punto de vista de una mala identificación de la muestra";
16 Generalidades (iv) que ellaboratOIio "no justificó haberse ceñido estrictamente a
Como se indicó, más allá de esa, en parte, superada discusión acerca de la la nOImativa establecida en la resolución 478 de 6 de mayo de 1988,
procedencia de la reparación del daño moral en materia contractual, la in- publicada en el Diario Oficial del 7 de junio de 1988, sobre el procedi-
demnización de esos perjuicios está sujeta al cumplimiento de todas las con- miento de toma y envio de muestra de sangre al Instituto de Salud
diciones de la responsabilidad civil previstas por el Derecho Positivo nacio- Pública";
nal. En particular·, el fallo de la Corte Suprema efectúa precisiones sobre (v) que "la mínima prudencia ante la pandemia del SIDA indica
dos condiciones de la responsabilidad contractual del laboratorio por diag- que para los efectos de control debió el laboratOIio privado extre-
nóstico enado de SIDA: mar las medidas en la identificación de la muestra";
(A) El incumplimiento culpable del contrato, esto es, la negligencia en la (vi) que si bien a la época del examen "no era legalmente exigible la
toma del examen ejecución de un segrrndo examen para el caso de resultar positivo el
(E) La naturaleza y entidad del daño moral reparable por ese diagnóstico primero, la prudencia indica que pudo ellaboratOIio demandado haber
enado. tomado alguna medida adicional de confirmación del te.!t positivo"; y
(vii) concluye, que debiendo el labor atorio probar su diligencia
(A) El comportamiento negligente del laboratorio no lo hizo y, "por el contrario, según lo relacionado, surgen eviden-
cias de negligencias que exceden el nivel de la culpa leve, de donde
17 Conductas negligentes que se acreditaron en el juicio deriva un cumplimiento imperfecto de la obligación contractual"1l7
Para que se declare la responsabilidad del deudor es necesario que los
perjuicios que reclama el acreedor sean una consecuencia dir ecta del in-
1I6 Corte SupI'ema, 5 de noviembre de 2001 (cons. 6°)
cumplimiento culpable de la obligación. Respecto del comportamiento ne- 117 24° Juzgado Civil de Santiago, 31 de julio de 1996 (cons 16°)

198 199

L
Andrés fana. L y Mauricio Tapia R DAÑo MORAl CAUSADO POR UN DlAGNOSTICO ERRADO DE SIDA: RESPO~SABIUDAD COl\'TRACfUAl DEl lABORA TORIO

18. Naturaleza de las obligaciones contractuales: 19. Naturaleza de la obligación contractual del laboratorio
obligaciones de medios y de resultado ¿A cuál de estas obligaciones cOITesponde entonces el compromiso del
Se expuso que de la relación contractual formada entre las partes nació par a laboratorio de efectuar un examen de sangre para detectar la presencia del
el laboratorio la obligación de tomar una muestra de sangre y examinar la VIH? La argumentación de los fallos no es muy clara sobre este aspecto. La
presencia del VIH. Siguiendo la conocida clasificación creada por René De- sentencia de primera instancia afirma que el laboratorio no justificó haberse
mogue, surge la pregunta de si ésta es una obligación de medios o a una sometido a la normativa sobre procedimiento de toma y muestra de sangre
obligación de resultado, pues de esta calificación depende la forma de consta- y que el deudor debió probar su diligencia y no lo hizol'I La Corte Supre-
tar· su incumplimiento l". Una obligación de medios, también denominada ma insiste en que "tratándose de responsabilidad contractual, la culpa del
obligación general de prudencia y diligencia, obliga sólo a emplear la diligencia demandado se presume, debiendo éste probar que empleó la debida dili-
debida para intentar obtener el resultado perseguido (un típico ejemplo es la gencia o cuidado, señalando la sentencia que tal prueba no se produjo" 122
obligación del médico de sanar al paciente) Por el contrario, en una obliga- En realidad, la aplicación automática de la presunción de culpa contrac-
ción de resultado el deudor asegura la obtención de un objeto determinado, tual no debe llevar a desconocer que el laboratorio se sujetó, mediante este
la obtención de un resultado concreto (la entrega material de una cosa, por contrato, a dos obligaciones bien precisas y de alcance distinto: en primer
ejemplo) En la obligación de medios, la prueba del incumplimiento del con- lugar, a tomar adecuadamente y sin errores una muestra de sangre del ac-
trato supone efectuar un juicio de valor acerca de la diligencia empleada por tor y, en segundo lugar, a analizarla mediante el denominado test Elisa para
el deudor; en cambio, en la obligación de resultado, el incumplimiento que- detectar la presencia del VIH. Esta segunda obligación esta sujeta, eviden-
da demostrado si se prueba simplemente que el resultado no se obtuvoI¡g temente, a un ineludible elemento aleatorio, pues tales análisis tienen
Por ello, sólo en éste último caso es plenamente aplicable la presunción de estadísticamente un margen de e11'or o, bien, técnicamente pueden 1 esultar
culpa en materia contractual (artículo 1547 del Código Civi~ o un esquema defectuosos La presencia de este componente aleatorio, como han conclui-
de responsabilidad estricta, pues en una obligación de medios la constata- do Mazeaud y Chabas, hace suponer que la obligación es de medios, en
ción del incumplimiento exige la prueba de la negligencia del deudor atención a que debe entenderse que un deudor no se compromete a aquello
Esta clasificación de las obligaciones paulatinamente ha ido siendo acep- que está más allá de su alcance l''. Sobre esta obligación no se pronunció,
tada en el derecho naciona]I20 En todo caso, aun cuando no se acepte ex- sin embargo, la Corte Suprema, ya que el juez del fondo había descartado
pr esamente, es evidente que existen ciertas obligaciones que por su misma un defecto en el kit de análisis al comprobar que la misma muestra fue
naturaleza exigen un juicio de valor para apreciar su incumplimiento, como analizada con "técnicas más afinadas" por el Instituto de Salud Pública, con-
es el caso de la obligación principal del médico (sanar al enfermo), pues al firmando la presencia de la contaminación Por el contrario, la primera obli-
fundarse la profesión médica en una ciencia aproximativa, interviniendo un gación mencionada, que se reduce a tomar adecuadamente una muestra de
elemento aleatorio en su ejecución, no es suficiente par a dar lugar a la res- sangre del actor, etiquetarla y, evidentemente, a no confundirla con otras
ponsabilidad que se acredite que no se sanó al enfermo muesuas, es una obligación en la que ningún elemento aleatOIio interviene
y que debier a calificar·se como obligación de resultadoI" Por ello, la aplica-
lIS Traité des obligations en général, Paris, Arthur Rousseau, 1923-1931, t v, N° 1,237 Yt VI,
ción de la presunción de culpa contractual a su respecto par ece plenamente
W599. acertada
119 Sobre estas obligaciones de medios y resultado, véase MAZEAUD y CHABAS (n, 63), p

13 YS., Y369 YS; LARRouMEr (n. 17), p . 633 YS; VINEYY]OURDAIN (n 17), p 440 YS
120 El obstáculo principal a esta clasificación, como ha sostenido la doctrina nacional, 121 24° Juzgado Civil de Santiago, 31 de julio de 1996 (cons, 16°)
es la generalidad de los términos del artículo 1 547: "la prueba de la diligencia o cuidado 122 Corte Suprema, 5 de noviembre de 2001 (cons 20°)
incumbe al que ha debido empleado" Véase en este sentido, ALESSANDRI, (n, 16), p, 53 Ys , 123 MAZEAUD y CHABAS (n 63), p 14 Ys

n, 2. Un exhaustivo examen de estas cuestiones en el Derecho Nacional en la tesis de 124 Domínguez A . , en un comentario de esta misma sentencia, concluye que "en atención

PIZARRO, (n 17), p 126 Y s, Sobre la aplicación de esta clasificación a la responsabilidad a los avances tecnológicos, los análisis de laboratorio son tratados como obligaciones de
médica en el derecho nacional: Mauricio Tapia, "Responsabilidad civil médica: riesgo resultado, en particular los de sangre, porque se trata del uso de técnicas probadas y en las
terapéutico, peIjuicio de nacer y otros problemas actuales", en Revista de Derecho de la que sólo una falta de diligencia puede explicar el I'esultado anómalo", (n, 2), p 236 Y s
Universi'dadAustral de Chile, xv, diciembre 2003, p, 75 Y s Sobre estas obligaciones de resultado a cargo de médicos, TAPIA (n 120)

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Andrés Jana 1 y Mauricio Tapia R DAÑo MORAl CAUSADO POR UN DIAGNOSTICO ERRADO DE SIDA: RESPOl\'S/illlllDAD CON1R-\CTIJAl DU LABORATORIO

Más aún, en el recurso de casación el laboratorio sostiene que la sentencia preventivas científicamente comprobadas como eficaces Sus resul-
recunida habría exigido en su contra un grado de diligencia superior a la tados se enhegarán en forma personal y reservada, a havés de perso-
culpa leve (aplicable por tratarse de un contrato bilateral y oneroso, según el nal debidamente capacitado para ello "126
artículo 1.547); argumento que fue rechazado porque el recunente no logró
probar su diligencia. Como se indicó, la sentencia de instancia declaró que En cuanto al procedimiento par·a efectuar el examen de VIH, la resolu-
por tratar·se de una enfermedad como el SIDA el laboratorio debió extremar ción exenta N° 371, de 2 de febrero de 2001, del Ministerio de Salud establece,
los cuidados en la identificación de la muestra y que la prudencia indicaba en general, que los que arrojen un resultado positivo deben ser sometidos a
que debía tomar medidas adicionales para confirmar un test positivo. En este un nuevo examen en el mismo laboratorio, en duplicado, utilizando el mismo
aspecto el hibunal parece particularmente severo, exigiendo, incluso, gestio- test En caso de obtenerse resnltados positivos en al menos dos de los hes
nes que van más allá de los deberes legales de prudencia vigentes a esa fecha, exámenes, se debe requerir al Instituto de Salud Pública de Chile un examen
lo que muesha que una prueba de la diligencia resultaba prácticamente impo- confirmatorio, enviando la misma mnesha. Si este Instituto confirma el resul-
sible. En este aspecto, por tanto, la obligación de tomar y etiquetar COIlecta- tado positivo, el establecimiento que solicitó el examen debe proceder a to-
mente una muesha de sangre parece claramente ser, en opinión de la Corte mar una segrrnda muesha de sangre al paciente "para la certificación de iden-
Suprema, una obligación de resultado cuya mera infracción es suficiente prue- tidad" 127 ,
ba del incumplimiento culpable del conhato l25
21 La eventual negligencia de la víctima
20. Deberes legales de prudencia en la práctica Por otra parte, en este caso es discutible la existencia de una negligencia de la
de exámenes de SIDA víctima concunente con aqnella del laboratorio El laboratorio, en el recur-
Es necesario tener presente que las obligaciones legales de prudencia en so de casación, intenta ahibuir la responsabilidad de los daños al actor por
materia de exámenes de SIDA, que se limitaban esencialmente a la confir- no haber consultado un médico después de recibir el resultado positivo de
mación de los resultados por el Instituto de Salud Pública, se han vuelto VIH, auto diagnosticándose la enfermedad del SIDA La Corte Suprema
más severas con posterioridad a los hechos que originarun este juicio En la rechaza este argumento simplemente porque desvirtúa los hechos fijados en
actualidad, la ley N° 19.779 declar a que la causal" En todo caso la cuestión de la consideración del comportamiento
posterior de la víctima en la extensión de los daños no parece de fácil solu-
"la prevención, diagnóstico y control de la infección plOvocada por ción. ¿Es razonable que alguien frente a un hecho tan gr ave no consulte a un
el virus de inmnnodeficiencia humana (VIH) constituyen un obje- médico especialista o se haga un nuevo examen y acepte sin más su condi-
tivo sanitario, cultulal y social de interés nacional" ción por el plazo de hes años? Pero, por oha parte, puede también pregun-
tarse: ¿qué otro comportamiento podía esperarse de una víctima que confió
En el diagnóstico del SIDA, esta ley crea obligaciones de información a en el resultado de un examen de reconocida eficacia, emitido por un labora-
cargo de estos laboratorios: torio especializado y refIendado por un organismo público de salud? En
todo caso, queda la cuestión de si correspondía al labor atorio, como especia-
"el examen de detección se realizará previa información a éstos acer- lista, aconsejar expresamente la consulta de un médico en caso de un r esul-
ca de las características, naturaleza y consecuencias que para la salud tado positivo o, como expresa el fallo de primera instancia, tomar oha medi-
implica la infección causada por dicho virus, así como las medidas da adicional de confirmación Puede adelantarse que un eventual éxito de la

126 Artículos 1 y.5 de la ley N° 19 779, de 4 de diciembre de 2001, que establece nOImas

Estas entidades que efectúan exámenes deben también entenderse sujetas a una
125 relativas al VIH y crea bonificación fiscal para enfermedades catastróficas
obligación de resultado en cuanto a la custodia de esas muesu'as Así, la Cmte Suprema, 127 Resolución exenta N° 371 del Ministerio de Salud, de 2 de febrero de 2001 que

en un fallo de 27 de diciembre de 2000, concedió la reparación del daño moral po~ haber regula el procedimiento de examen para la detección del virus de la inmunodeficiencia
el demandado extraviado las muestras médicas durante su enVÍo a Estados Unidos para la humana
0
realización de nuevos exámenes, Citado por ROJAS C (n 12), p 139 128 Corte Suprema, 5 de noviembre de 2001 (cons 21 Y 22 0 )

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Andrés Jana 1 y MauriClo Tapia R D . . .Ño
. MORAl CAUSADO POR UN DIAGNÓSTICO ERRADO DE SIDA: RESPONS.WlllDAD COl\lRACIUAl DEl lABORAI'ORlO

alegación de existencia de una culpa concunente de la víctima sólo habría patrimoniales generados a la víctima La demanda sostenía que el diagnós-
originado una disminución de la indemnización (pues ambas negligencias tico eITado había provocado al demandante "perder la clientela"I32, y el tIi-
provocaron el daño) y no a una exoneración dellabmatorio. bunal de instancia constató que el actor fue en realidad despedido de su
Examinada la negligencia del laboratorio, queda por definir la naturale- trabajo una vez que comunicó a su empleador que era portador del virus
za y entidad de los daños morales demandados por el actor del SIDA y que, por otra parte, se sometió a un tratamiento siquiátrico!33
Los gastos médicos en que incurrió el actor (daño emergente)!" y la pérdi-
(B) Naturale:;p y entidad de los daños morales demandados da del empleo (lucro cesante)!35, constituyen pérdidas patrimoniales actua-
les y futruas que podían ser demandadas y avaluadas independientemente
22 Naturaleza de los daños morales demandados al daño moral, evitándose, de paso, la discusión sobre la procedencia de la
Tal como se indicó, para demandar la reparación de un perjuicio moral es reparación a su respecto En todo caBo, el demandante no acreditó de forma
necesario que la lesión haya afectado un interés significativo de la víctima. El adecuada estos daños, centr·ando la discusión en los daños morales que,
mismo principio procesal "sin interés no hay acción" conduce a rechazar las evidentemente, constituían los perjuicios relevantes. Por otra parte, la com-
demandas que invocan un perjuicio demasiado insignificante, porque el inte- pensación por la pérdida del empleo plantea dudas acerca de si tales conse-
rés debe ser serio!29 Por el contrario, en este caso la Corte constató que los cuencias pueden atribuir·se normativamente a la torpeza del laboratorio .
jueces de fondo habían establecido que el incumpliruiento contractual del de-
mandado "produjo en el actor un perjuicio extrapatrirnonial que se tradujo en 24. Perjuicio de sufrimiento (pretium doloris)
alteraciones de su salud mental y situación social de entorno, al creer que El demandante solicitó la reparación del daño moral que le significó vivir
portaba el virus del SIDA"!30, La sentencia de instancia concluye que la infor- "sumido en atroz y permanente angustia por no tener el SIDA remedio"
mación enada proporcionada por el laboratorio "produjo alteración en las El tribunal de instancia, fundándose esencialmente en un testimonio médico
perspectivas de vida del actor, influyendo sobre su salud mental y situación siquiátrico, sostuvo que esta situación influyó sobre la salud mental del de-
social de entorno. cayó en un estado de profunda depresión y angustia, in- mandante:
tentando, incluso, suicidarse"131
Estos tipos de daños son tr atados usualmente en el Derecho Compara- "El paciente [señala el médico que testificó en el proceso] presentaba
do y Nacional como pe~juido de sufrzmiento (pretium doloris) y perjuicio de agra- un cuadro depresivo intenso con alteraciones anímicas angustiosas,
do. Aunque esta disociación del daño moral en diferentes tipos pueda tener con alteración en el apetito, el sueño, ideación suicida, conductas
algún grado de artificialidad, no debe olvidarse que es precisamente esta impulsivas auto y heteroagresivas que lo llevaban a inferirse daño
división la que ha permitido prácticas judiciales que tienden a uniformar los físico y a querer suicidarse" "136
montos que se conceden por cada uno de estos perjuicios, logr'ando una
aproximación a una igualdad de tratamiento que parece, en la actualidad, Es comprensible que el diagnóstico de una enfermedad grave e incura-
bastante relegada en la experiencia judicial nacional ble como el SIDA provoque una enorme angustia en la víctima, que vive a
la espera de la aparición de los síntomas de la enfermedad y se siente, en
23 Existencia de daños patrimoniales
Antes de analizar esos daños morales, es necesario tener presente que una
revisión de los hechos de la causa lleva a conclu;, la existencia de daños 132 24° Juzgado Civil de Santiago, 31 de julio de 1996 (vistos)
133!bid (cons, 17°)
134 Véase sobre la reparación del daño emergente vinculado a gastos médicos: Corte
Suprema, 23 de agosto de 1951, en RDj, t XLVIII, sec 4a, p. 186 YCorte Suprema, 24 de junio
129 Por ello, en general, el impacto emocional que haya podido ocasionar en la víctima
de 1980, en RDj, t LXXVII, sec 4a, p 95, también en Fallos del Mes, N° 259, sent. 4, p. 168
el incumplimiento contractual no es un peIjuido moral significativo que deba ser repaJado 135 Véase sobre este tipo de daño, pOI ejemplo, Corte Suprema, 26 de noviembre de
por el deudor. Véase en este sentido supra (párrafo 13). 1970, en RDj, t LXVII, sec 1a, p. 535 Y Corte Suprema, 4 de enero de 1971, en RDJ, t. LXVIII,
130 Corte Suprema, 5 de noviembre de 2001 (cons 6°)
sec 1a, p . l.
131 24° Juzgado Civil de Santiago, 31 de julio de 1996 (cons 17°) 136
24° Juzgado Civil de Santiago, 31 de julio de 1996 (vistos y cons 17°)

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Andrés lana L ,Y Mauruio Tapia R DAÑo MORAl CAUSADO POR UN DlAGNÓsnCO ERRADO DE SIDA: RESPONSAllIllDAD CONTRACTUAl DEllABORATORlO

definitiva, condenado a morir, Por esto, la reparación debe extenderse no cio del dolor" deja demasiadas incertidumbres acerca de cuáles son los ti-
sólo al sufrimiento inmediato provocado por el conocimiento del resultado pos de suhimientos que el Derecho estima pertinente repru·ar y cómo ellos
positivo del examen sino, también, a la sensación de precruiedad y al dolor se medirán. Es por eso que en el Derecho Comparado se tiende, más bien,
que se prolongó durante el tiempo que creyó padecer la enfermedad!37. a distinguir entre las diferentes fuentes de los sufrimientos morales, distin-
La indemnización del sufrimiento corresponde en gran medida al con- guiendo, por ejemplo, entre perjuicio< estético! (como aquel resultado de una
cepto central y sobre el cual se desarrolló la repruación del daño moral, mutilación grave), perjuicios sexuales (la privación de facultades sexuales o de
siendo su indemnización aceptada de una manera general en la jurispruden- procreación) y el perjuicio de agrado que se examina a continuación !40
cia!3'. La Corte Suprema, en una definición que puede aplicarse en este
caso, ha sostenido que este tipo de daño moral afecta a la "psiquis, que se 25 Perjuicio de agrado
exterioriza en una depresión, en un complejo, en una angustia constante y
La demanda sostenía que el diagnóstico errado de SIDA provocó que el
permanente" ,"139; sin embargo, una definición de daño moral como "pre-
acto!' perdiera "amistades y estima social"14-1 Por su parte, la sentencia de
instancia concluye, sobre la base de un testimonio médico siquiátrico, que
137 En un estudio español sobre la responsabilidad por diagnóstico enado se señala:
el actor "se marginó de todo contacto social y afectivo por las mismas
"los daños que el paciente diagnosticado err'óneamente de una enfermedad puede sufrir connotaciones sociales asociadas a este mal, "14-2,
son de dos tipos: . b) daño no patrimonial, que puede COnsistir en afecciones somáticas Este perjuicio particulru, denominado perjuicio de agrado, es una noción
derivadas bien de las manifestaciones de la angustia (por ejemplo, depresiones, pérdidas que nace en el Derecho Comparado a prutir de los años cincuenta. Hasta la
de peso, lesiones producidas por un intento de suicidio), " Ese mismo artículo cita algunos
década del setenta se encontraba asociado a una concepción restrictiva vin-
casos del Derecho anglosajón, que en general indemniza el daño moral derivado de un
diagnóstico errado si éste tiene una manifestación física. Entre esos casos, en M MH v
culado a la imposibilidad general de gozru de los placeres de orden cultural,
U S, (Wisconsin, 1992), la Supreme Court decidió que el intento de suicidio de la víctima deportivo, social y cotidiano, que son normalmente accesibles a personas de
diagnosticada erróneamente constituía una manifestación física suficiente pan acreditar la edad y de la condición de la víctima!" Esta definición sólo tenía en cuenta
la existencia del daño moral, Véase j oan SEUBA, Sonia RAMos y Álvaro LUNA, Falsos positivos ciertas actividades (que por lo demás resultaban elitistas) y no comprendía
la re.rponsabilidad civil derivada del diagn65tico erróneo de enftrmedades, Barcelona, InDret, julio todas las actividades normales de los sujetos Por esto, progresivamente se
2002,p.7ys
desruTOlló una concepción más amplia, identificándolo con la pérdida de
138 Numerosos fallos han concebido y siguen concibiendo el daño moral como dolor y

sufrimiento En este sentido, por ejemplo, Corte Supr'ema, 31 de mayo de 1915, en Gaceta todos los entr·etenimientos comunes u ordinruios de la vida. En el marco de
de lo.s Tribunales, 1947, t l, sent 38, p 283; Corte Suprema, 24 de septiembre de 1943, en esta concepción el perjuicio de agrado equivale al conjunto de sufIimientos,
RDj, 1. XLI, sec, la, p. 228; Corte Suprema, 3 de julio de 1951, enRDj, t. XLVIII, sec, la, p, 252; molestias y fIustraciones que engloba todos los aspectos de la existencia co-
Corte Suprema, 23 de agosto de 1951, en RDj, t. XLVIII, sec 4a, p, 186; Corte Suprema, 27 de tidiana en razón del daño y sus consecuencias Así, en este caso fallado por la
mayo de 1966, en RDj, t 1XIII, sec 4 a, p, 129; Corte Suprema, 8 de agosto de 1968, en RDj,
a Corte Suprema, es posible concluir que el perjuicio de agrado sufrido por el
t.1XV, sec, 4 , p 188; Corte Suprema, 10 de junio de 1969, en RDj, t.1XVI, sec, 1a, p. 85; Corte
Suprema, 10 de agosto de 1971, en RDj, t. LXVIII, sec 4 a, p 168; Corte Suprema, 23 de mayo actor comprende todos los malestrues y las privaciones de la vida fa.miliru y
de 1977, en RDj, t.lXXIV, sec, 4a, p 281; Corte Suprema, 31 de mayo de 1978, en Fallos del social que se originruün por el diagnóstico enóneo tales como: la pérdida de
Mes, N° 234, P 103; Corte Suprema, 29 de agosto de 1979, en Fallos del Mer, N0 249, p, 242; amistades, el distanciamiento de su familia, la imposibilidad de mantener
Corte Suprema, 5 de diciembre de 1979, en Fallos del Mes, N° 253, P 462; Corte Suprema, relaciones sexuales normales, etc. En definitiva, la indemnización por el per-
12 de agosto de 1981, en RDj, t, LXXVIII, sec, 4 a, p, 120; Corte Suprema, 6 de noviembre de
1981, enRDj, t LXXVIII, sec, sa, p 326; Corte Suprema, 1 de junio de 1993, en RDj, 1. XC, sec
a
4 , p, 66; Corte Suprema, 18 de octubre de 1994, en RDj, t XCI, sec, 4 a, p 132; Corte
Suprema, 24 de marzo de 1997, en Fallos del Mes, N° 459, P 166; Corte Suprema, 28 de abril 140 Véase sobre esta clasificación, por ejemplo, VINEY y JOURDAIN (n 17), p 40 Y S
de 1997, en GacetaJurídica, N° 202, p, 103; Corte Suprema, 8 de mayo de 1997, en Fallos del 141 24°Juzgado Civil de Santiago, 31 de julio de 1996 (vistos).
Mes, N° 462, P 746; Corte Suprema, 16 dejunio de 1997, en RDj, t XCIV, sec, 3a, p, 94; Corte 14224°Juzgado Civil de Santiago, 31 de julio de 1996 (cons, 17°)
Suprema, 13 de noviembre de 1997, en GacetaJurídica, N° 209, P 80; Corte Suprema, 6 de 143 Un fallo de la Corte de Apelaciones de París lo definió como: "la privación de
enero de 1998, en Fallos del Mes, N° 470, P 2 512 Y Corte Suprema, 16 de noviembr'e de 1995, satisfacciones diversas de orden social, mundano y deportivo que normalmente benefician
Fallos del Mes, W 480, P 2334 a un hombre de la edad y la cultma de la víctima" Corte de Apelaciones de París, 25 de
139 Corte Suprema, 3 de julio de 1951, en RDj, t. XlVIII, sec la, p 252 (cons 140) mar'zo de 1961 Véase Yves CHARIIER, La réParation du prejudice, Patis, Dalloz, 1983, p 226

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Andrés Jana L y Mauricio Tapia R DAL'7<o MORAl CAUSADO POR UN DIAGNOSIlCO ERRADO DE SIDA: RESPONSABILIDAD CONTRACTUAl DEll.lú!ORATORIO

juicio de agrado desde esta perspectiva deberia intentar compensar el re- Es obvio que el daño moral carece de la exactitud que puede poseer la
cuerdo permanente y angustiante de la vida perdida'" avaluación del daño patrimonial, pues los intereses en juego son de diversa
En todo caso, es necesario tener presente que a partir de esta nueva naturaleza. Mientr·as que los bienes patrimoniales están sometidos al siste-
concepción del perjuicio de agrado, la lista de tipos de daño moral, en el ma de precios que establece el mercado, los bienes intangibles, como los
Derecho Comparado, ha comenzado a desdibujar se En efecto, las nocio- planes de vida, el agrado y los diversos niveles de afección son inconmen-
nes de perjuicio estético, pret¡um doloris o peT)uiao sexual pasarían a ser parte de surables y, por lo mismo, es difícil idear una escala de valores que permita
esta nueva forma de entender el perjuicio de agrado, lo que llevaria a una fijar una indemnización adecuada Ello no significa que los jueces deban
necesaria reevaluación de las categorías de daños morales 145 renunciar o resistirse a concederla indemnización pertinente, sino que debe
reconocerse la necesidad de encontrar parámetros verificables que permi-
26. Avaluación del daño moral tan, manteniendo las particularidades del caso concreto, entregar mínimas
Estos perjuicios que se mencionaron sullen del problema general del daño certidumbres en su avaluación Esta natur aleza del daño moral explica la
moral: su avaluación escapa a reglas precisas, cuestión que dificulta la pre- relativa discrecionalidad que la jurisprudencia reconoce a los jueces en su
visión que puedan efectuar las partes acerca de las consecuencias de su avaluación'47 Aunque esto no debe ser sinónimo de arbitrariedad o de sim-
actuar y que impide las formulaciones de soluciones uniformes En este ple aleatoriedad, puesto que ello acabaria lesionando la racionalidad de la
caso, la demanda había solicitado cuatrocientos millones de pesos a título decisión y la igualdad ante la ley, sino que debe obligar al juez a elaborar
de daño moral, que el juez de fondo reguló en ciento cincuenta millones de criterios en atención a los valores protegidos por el ordenamiento y a las
pesos y la sentencia de segunda instancia redujo a sesenta millones de pe- funciones sociales que posee el sistema de responsabilidad"'.
sos, teniendo presente que el monto fijado en primera instancia "se conside-
ra, en criterio de los sentenciadores, excesivo de acuerdo con el mérito de
los antecedentes allegados sobre la materia"'46 ¿Pero cuáles son estos crite-
rios utilizados por los jueces par·a avaluar los daños morales?

144 La jurisprudencia nacional ha reconocido, sin designarla en forma expresa, la

noción de peIjuicios de agrado en su acepción amplia, pero en general se asocia a la noción


de pretium doloris Por ejemplo, la Corte Supr'ema, ha señalado que una persona experimenta
daño moral: "cuando se le restan las posibilidades de que disfrutaba de alcanzar una portador del virus y no se probó suficientemente peIjuicios a la salud síquica de la víctima);
mayor cultura o prepatación intelectual, o cuando se le priva del goce de circunstancias un tribunal de Granada (2000) concedió una indemnización de -120202,42 (cerca de
que le pr'Oporcionaban alegría o complacencia espirituales" (7 de mayo de 1947, Gaceta de $96000,000), pero atendiendo a que el paciente fue sometido a un tratamiento médico con
los Tribunalcr, 1947, 1, sent 38, p 283), Otras sentencias que recogen en forma implícita la retrovirales (AZI') durante cuatro años; y, un tribunal de Bru:celona (2001) indemnizó con
noción de perjuicios de agrado, son: Corte Suprema, 23 de agosto de 1951, en RDJ, t XLVIII, -3695,02 (cerca de $2900,000) a un paciente a quien se diagnosticó erróneamente la
sec, 4 a, p, 186; Corte Suprema, 5 de diciembre de 1979, en Fallos deZMer, N° 253, p, 462; hepatitis B durante siete meses Véase SEUEA, RAMOS y LUNA (n 137), p, 10
Corte Suprema, 24 de junio de 1980, en Fallos de/Mes, N° 259, p, 169; Corte de Apelaciones 147 Múltiples sentencias expresan el cat'ácter discrecional de la avaluación del daño moral,

de Santiago, 28 de octubre de 1992, en RDJ, t. IXXXIX, sec, 3a, p 246; Corte de Apelaciones por ejemplo, COIte Suprema, 16 de diciembre de 1922, en RDJ, t. XXI, sec la, p, 1053; Corte
de Santiago, 28 de enero de 1993, en Gacetajurídica, N° 151, P 54 Y Corte de Apelaciones Suprema, 3 de agosto de 1932, en RD], t. XXIX, sec, la, p, 549; Corte Suprema, 8 de julio de
de Santiago, 8 de abril de 1999, en RD], t. XCVI, sec sa, p 94 1953, en RDJ, t L, sec 4a, p, 89; Corte Suprema, 8 de agosto de 1968, en RDJ, t LXV, sec 4a, p
14& Sobre esta evolución véase CHABAS (n 17L p 79 y s 188; Corte Suprema, 16 de octubre de 1978, en RD], t. LXXV, sec 4 a, p 594; Corte Suprema, 20
146 En el Derecho Compru:ado se tiende a indemnizar con sumas, incluso, menores el de enerO de 1983, en RD], t. LXXX, sec, 4a, p 5; Corte Suprema, 24 de marzo de 1997, en Fallos
daño moral proveniente de un diagnóstico errado, En un estudio español del año 2002, se de/Mes, N° 459, p, 166; Corte Suprema, 7 de mayo de 1998, en RDJ, t xcv, sec la, p, 38.
citan los siguientes casos: un tribunal de Barcelona (2001) concedió una indemnización de 148 La complejidad de estos criterios, y temores respecto de la discrecionalidad de los

-1.502,53 (cerca de $1.200000) por los catorce días que mediaron entre el diagnóstico jueces, han estimulado en el Derecho Comparado el deseo de bat'emar, es decir', medir
errado y el correcto; un tribunal de La Rioja (1999) concedió una indemnización de -6 010,12 -sobre la base de tablas objetivas los daños. Algunos de esos baremos se han establecido
(ceIca de $4.800,000), pese a que transcurrieron casi cinco años hasta que la actriz descubrió prescriptivamente, Sobre esta discusión en España véase Luis DIEZ-PICAZO, Derecho de daños,
que no estaba infectada por el VIH (aunque en el juicio se acreditó que el cónyuge era Madrid, Civil"', 2000, P 239 Y s

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