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DIAZ ESTHER. La Ciencia y El Imaginario Social
DIAZ ESTHER. La Ciencia y El Imaginario Social
imaginario social
15THIR Diaz
(editora)
Editorial Hiblos
1I I 117.. Esther ÍNDICE
lIlA I.H Icncia y el imaginario social. - la. ed. - Buenos Aires:
Btblos. 1996.
336 pp.; 23 x 16 cm. - (Filosofía) 1'"lll)ras previas 9
Impreso en la Argentina.
111.1~llmaglnariO social y los métodos cíentílícos 117
lrd n, progreso y objetividad cientifica, por Maria Cristina Campaana 119
~inguna parte de esta publicación, incluido el díseno de la cubierta. puede
Ifll rre TIlUillier: La cuestión del cíentífícísmo] . 125
I cproduclrs~. alm~cenarse o transmitirse en forma alguna. ni tampoco por medio
VIrdad y validez. por María Crístina Campagna 128
alguno. sea este eléctrico, químico, mecánico, óptico de grabación o de fotocopia,
Las funciones del lenguaje, 129. Las proposiciones. 129. Los razonamient.os, 133.
sin la previa autorización escrita por parte de la edilorial.
Itl cmplrismo y la inducción, por María Elena García. Eduardo Laso y J\malia Tocco.................. 138
10;1
pensamiento empirista, 138. El método ínductívo. 145.
lm¡ r so en Segunda Edición, 1r.1rnctonalísmo y la deducción, por Eduardo Laso................ ...................................•... 152
J1'. Rlv ra 1066, 1437 Buenos Aires, I~Imétodo hipotético-deductivo, 158. Falsacíorusmo, 162.
r cp '11 11 a Argentina. 1/ onardo Moledo: La computadora viviente del futuro] 167
1 /Ila [(o/ata: Computadoras bíológícas] 170
1'11 n¡..( 1 d 1998.
1',1 pr \¡.{nll1I1smoy la abducción, por Susana Calvo 172
1/ JY •• rcrllllolllo: frngm mto de Facundol 187
1111111,'111111111 1111,11 :.>,'1
Esther Díaz
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111111,1111111111 111'1 d
La ciencia y el imaginario 50('1
d n desestimar, por cierto, los beneficios de la tecnocíencl 1 ono imiento científico y sus aplicaciones ofrece
lIe 10 t unp o los desequilibrios que suele acarrear. Si se atiende a otrr n . Tanto los logros de las aplicaciones científicas
j
le It 11' modernos, como los estéticos y los éticos, se llega a conclusion 1 1 11111 I I 1 mi mas adquieren fuerza pública y -por lo tanto-
hntlar . No se puede negar una mayor circulación de la justícía, tampor IIIIIt ""u'lIlt i 1 an ser difundidos a través de los medios masivos.
111 in impecínada repetición de discriminaciones y genocidios. No se pu d 1 It 111 1 1 , , 11 f nía, los medios gráficos y el cine, en tanto medios
I ' d ñar los desarrollos artísticos acaecidos desde que el moderni 111 di 1 :1I1I1I1l1 16n, interactúan y se potencian con otros medios de
I ronosticó que el arte devendría forma de vida total. Pero lejos está el art 1111 It hlll e OIl1 1 telegrafía, la telefonía, los radares y los si~temas
I haberse instalado como forma de vida universal. lilA I 11 h Y que agregar los que llamaré "medios inte~sIVos ~e
Se puede decir. entonces. que una de las características más importar "" It 11111", 1 onlos relacionados más íntimamente con lamforma-
t del imaginario actual es. justamente, un profundo cambio 11 I "" 111 I 1 I IJJ t S magnéticas, las computadoras. la Internet y todas las
dministración de la verdad. No porque la ciencia no siga generando lo qu I "' 1 1 l'oJl1unicativas de última generación.
e acepta como verdad, sino porque la ciencia -hoy- necesita 01 11 II 1 t 111 imiento de los valores modernos, la razón laica había
instancia para convalidar sus verdades. Esa instancia está dada por le 1111111 Ido J r alidad. Había excluido del dominio de la verdad todo
medios masivos de comunicación. los cuales, paradójicamente, son cí lid 111111 11 íuer sospechoso de irracionalidad. Pero esa razón, potenci~da
aplicada. Pero no es por ello que representan actualmente el papel I 11' IIl1logla., "crió cuervos". No, por cierto, a causa de. que lo~ medI~s
garantía de la verdad. sino porque las prácticas concretas de los indívldur 11 111111 '11' O 1conocimiento científico que los hizo posibles. Smo, mas
les otorgan ese privilegio. La ilusión de transparencia informativa unídu 1 1"111111<' 10 medios, al- convertirse en los voceros de las novedades
la seducción estética de los medios audtovísuales, Iegrarr-I qu '1111 IIlh I I 011 lo interlocutores de las mismas. Aprovechan, enton?es, su
lograban específicamente los santos o los sabíosi conJiabilid . i ev I di 111 Ivll lo. e instauran valores y formas d~ vi~~ que no s~empre
través de la pantalla. entonces debe ser verdad. Y no sólo la verdad 1"111I 11 11 t. tamente a lo que la men~al~dad c~entif¡ca desean~. Los
confirmada por los medios: la realidad misma depende de ellos. Si algo 1 11111 rlllun n ciencia, pero difunden asirrusmo discursos alternativos a
fue registrado por los medios. no es real. 111111(¡ " 1 ntificas oficiales, tales como la homeopatía. la acu.~untura
I 1 11 lit. Urlndan espacios a los debates racionales, pero t"ambIen ~, los
11111 1 , trónícos, a los predecid ores del futuro y a los expertos en
ti Itl I1 ír . Los medias, que sin lugar a dudas permiten qu.e se
ADMINISTRACIÓN DE LA VERDAD I 1 1 111 1 últimas aplicaciones científicas. difunden con el ffilS~O
111 1,.m us errores y sus fracasos, tal como las muertes por ane~te~Ia
11 11111101 da, los embarazos múltiples o la existencia de basura atómica
La verdad interactúa con el poder. Los creadores. poseedores y diuhu " " 1 bl . Todo es mostrable en la dimensión mediática.
tradores de la verdad siempre han sido quienes -de una u otra m IWI 1
ejercieron el poder político. económico. represivo. religioso o tecno i lit 111
Además, todos estos poderes y otros menos públicos. como el pod r f 111111
por ejemplo. resultan de la interacción entre las distintas forma el \ poli LA PANTALLA EN LUGAR DEL PANÓPTICO
de una sociedad.
Pero no se puede negar lo obvio. Lacíencía sigue siendo. a pesar t( te 1 le
un ref~e ~_p"'oder. en tanto garantía ~e verdad. Es asímn IIJ1l 11 11 I P mopttsmo. como diagrama de la sociedad moderna. incidía e.n la~
lemento fundamental en la consolidacíóñ del imaginario social. N (1) I I CI "1 1I oncretas y en los discursos conformadores de la cult~~~ occIde?
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te. hay matices diferenciales respecto del concepto que se tenía d 1111 I, 1 1 1 l' )1 trolaba así el mantenimiento del "buen orden burgués . La raza n
la primera mitad del siglo xx. Ya no se propone de manera h milite I 1111 \ I do aquello que se le resistía. Pero las ideologías creadas a la luz
defensa incuestionada del progreso científico. Además. es común 11'111 I I I1 prín tpíos universales de la razón -en su caída- arrastraron el
m nte utilizar un lenguaje avalado por la ciencia para crttí r ul 1111 111,"10 la modernidad. Arrastraron también su diagrama f?~al. El
fa t d la propia actividad ct ntífica. Por ejemplo, el di ur Q '('0111 1 I 11111 1\1 t
ocial posmoderno ya no está regido por un p~opbCO. El
IlIlI ~ proposícton s fund d n ) n írnl nto i ntífl d 111111111 I IIlIpt! omo modelo de una razón amante de. las l~yes ~m~er~~es del
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" La ciencia y el imaginario social 101 27