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Il. EFECTOS DE LA COSA JUZGADA, . PANORAMA GENERAL Los efectos de la cosa juzgada son las consecuencias juridi- cas que producen las resoluciones judiciales que adquieren ese atributo, que sabemos son las sentencias definitivas e in- terlocutorias firmes, en cuanto hayan fallado el fondo del asunto, En este punto se comprenden cuestiones bastante amp! tales como la dimen in objetiva y subjetiva de la cosa juzga- da y los efectos temporales de la misma (duraci6n del efecto de cosa juzgada). En la terminologia de nuestro Codigo, es- tos efectos son denominados bajo las expresiones de accién ‘© excepeién de cosa juzgada (art. 175 Cl Desde una perspectiva cientifica, por cierto mas amplia que la que ofrece nuestro Codigo de Procedimiento Civil, la doctrina ha visualizado dos posibles efectos de la cosa juzga- da, y los ha denominado efecto negativo y efecto positive o prejudicial de la cosa juzgada. Desde un punto de vista temporal, los efectos de cosa juz- gada se manifiestan como una cuestién anterior a la ejecu- cin de la sentencia firme. En nuestra jurisprudencia se ha reconocido que “la aceién 0 excepcidn de cosa juzgada, a que da lugar una sentencia, es independiente de su ejecu- cién, emana del hecho de estar la sentencia en que se fun- da firme 0 ejecutoriada, como lo demuestra el articulo 198 (174) del Cédigo de Procedimiento Civil, y su admision es e [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CI de la exclusiva competencia del tribunal ante el cual se de- duzcan”.* El efecto de cosa jurgada se produce una ver que el prov ceso se encuentra fenecido, esto es, en definicién de la Cor- te Suprema: “aquel en que se ha dictado sentencia definitiva que se encuentra ejecutoriada, pues en tal estado el proceso ha Ilegado a su término, o sea, se lo ha hecho fenecer”.* La separaci6n de la eficacia de cosa juzgada como una cues. ti6n anterior a la ejecucién tiene una enorme importancia prac tica, puesto que la garantfa constitucional relativa al derecho de propiedad impide cualquier acto de los poderes ptiblicos contra la cosa juzgada (arts. 73 CPE, 9 inc. 2° CO).!" De un modo concreto, no le tan a la eficacia de la sentencia los cam- bios de ley que influyen en una situacion de hecho que y: canz6 fuerza de cosa juzgada. Inchuso més, la Corte Suprema ha declarado inconstitucionales ciertas leyes que han tratado de establecer nuevas excepciones, para ser opuestas en proce- sos que habfan alcanzado eficacia de cosa juzgada, no obstan- te que la ejecucién se encontraba pendiente.” Antes de examinar los aspectos procesales técnicos de la excepcién de cosa juzgada, estimamos pertinente abordar, como cuestién previa, él examen de ciertos elementos esen- ciales sin los cuales, a nuestro juicio, no puede surgir la cosa juzgada, a saber: la necesidad de una sentencia pronunciada por un 6rgano que ejerza jur © CS, 17 de octubre de 1930, RDJ, ¢ 28, see. 1", p. 326. ® CS, 14 de mayo de 1955, RDJ, 152, see. 1, p. 105. CS, 23 de junio de 1980, RDJ, 77, see. 1", p. 49. Con anterioridad, bajo la vigencia de la Constitucién de 1925, CS, I de diciembre de 1936, RDY,t. 34, sec. 1, p. 97, ‘= Ein este sentido, p- 126. © GS de 14 de mayo de 1955, RDJ, «. 5, sec. 1%, pp. 99 ss. En esta sentencia se afirma que la eficacia de cosa juzgada és una cuestion an- terior al cumplimiento del fallo, con To cual aunque se modifiquen Tas normas sobre cumplimiento de las sentencias ellas no pueden alterar ka intangibilidad de Ia cosa juzgada (hay voto de minoria que sostuvo lo contrario). S, 22 de diciembre de 1960, RDJ, t.57, see. 2. LA NECESIDAD DE UN JUICIO La necesidad de un juicio para la existencia de Ia cosa juzgar da, es una exigencia que viene reconocida desde el derecho historico. En la Curia Philipica, de Juan de Hevia Bolanos, se expresaba que “cosa juzgada es la definida y determinada en contradictorio juicio de juez competente, en las que las par- tes fueron ofdas, de cuyo litigio no se puede mas tratar...”.” Ala Escuela de Bolonia le debemos la precision acerca de la existencia de un juicio. El juicio, decia Bulgaro: “est actus trium personarum, actors, re, judicis” (existe un juicio cada ver que estemos en presencia de tres elementos: los actores, la cosa, el juez) En la jurisprudencia se ha reconocido reiteradamente la necesidad de un juicio contradictorio, como requisito para que se produzea la cosa juzgada. La Corte Suprema, en fallo de 31 de agosto de 1989, destaca muy bien esta idea al decla- rar que “la cosa juzgada es una institucién juridica que tiene por objeto impedir que en un nuevo proceso se pretenda juz- gar lo mismo que se juzgé en otro anterior, lo que supone la existencia de dos juicios distintos deducidos entre las mismas partes y sobre la misma materia”; la misma sentencia agrega que “este presupuesto juridico, esto es, tratarse de una sen- tencia firme dictada en un juicio anterior a aquel en que se invoca, que mira a la procedencia misma de la excepcién de cosa juzgada, debe examinarse antes de entrar a verificar la concurrencia de las tres identidades que enumera el art. 177 del Cédigo de Procedimiento Civil”. Desde la perspectiva constitucional, la necesidad de un jui- cio para la produccién de la cosa juzgada surge del conteni- do basico que se debe dar a la garantia del debido proceso, cespecificamente del principio de la bilateralidad. En efecto, ® DE HEVIA BOLANOS, Juan, Curia Philipica, (1, Madrid, 1797, 105, 71 GS, 81 de agosto de 1989, RDJ, 86, sec. 14, p. L tacidn, CS de 3 de octubre de 1994, RDJ, t.91, p. 87; 65, 1992, RDJ, 1. 89, see. 1%, p. 139. n igual orien- 1 de agosto de “ [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CI Ja Constitucién asegura a todas las personas que la sentencia de un 6rgano que ejerza jurisdiccion se funde en un proceso previo, y no se configura éste sin que previamente exista un emplazamiento, que permita que lo decidido por dicho 6r gano se haga extensivo a quienes figuraron como parte.” Aunque lo normal es que la cosa juzgada se alegue invo- cando una sentencia anterior, también es posible que esta de- cisi6n haya sido el resultado de un debate contradictorio generado en un tinico proceso, como puede ocurrir cuando una interlocutoria resuelve sobre un tema de fondo, estable- ciendo derechos permanentes a favor de las partes. En tal sen- tido, la Corte Suprema ha puntualizado que, “es claro que, por lo general, la cosa juzgada opera cuando hay pluralidad de juicios y existe la triple identidad entre a demanda y la anteriormente resuelta. Pero esta norma, segtin se ha de- mostrado, no es rigurosa, como quiera que la cosa juzgada no encuentra su eficacia en el derecho preexistente a la sen- tencia, sino en la fuerza de la sentencia misma, una vez que ésta se ha tornado indiscutible”.”* De esa forma se desestimé un recurso de casacién en el fondo, dejando firme una deci- sién de un partidor acerca del destino que debia darse a unas crfas de acciones dejadas por el causante. La necesidad de un juicio contradictorio se ha visto oscu- recida en ciertos casos por problemas de téenica legislativa, en los que se crean procesos sin la necesidad de un aparente contradictor. Esta singular situacién determina la imposibili- dad que en ese tipo de procedimientos se pueda alcanzar la cosa juzgad: no contenciosa de los tribunales de justici Sin pretender agotar este tema, el ejemplo mas nitido de “juicios sin contradictor” se obtiene hoy de Ia aplicacién pric- ® En esta linea, C. de Ap. de Santiago, 4 de mayo de 1994, RDJ, 91, sec. 2", p, 144, Con anterioridad, la CS, en sentencia de 13 de enero de 1947, habia resuelto que “es sélo cl emplazamiento legalmente efectuado lo que somete los ltigantes a la jurisdieciGn del jue, los liga al proceso y los obliga aacatar lo que en él se resuelva” (RDJ, 20, sec. 1%, p. 440). ™ CS, 20 de agosto de 1962, RDJ, «59, sec. 1, p. 304, tica del Cédigo de Aguas, especialmente con la constitucién © la regularizaci6n del derecho real de aprovechamiento que se reconoce a los particulares sobre un bien nacional de uso ptiblico. En esta materia, el legislador ha previsto la utiliza- cidn del juicio sumario como tinico molde procesal, sin dis- criminar que dicho instrumento est concebido para dirimir conflictos con cficacia de cosa juzgada entre sujetos determi- nados; como se sabe, en ocasiones tal contradictor no existe, resultando que la actividad judicial alli desplegada no pasa de una simple intervencién administrativa o de jurisdiccién voluntaria con todo lo que ello implica, especialmente en el Ambito de la cosa juzgada, que no surge en la jurisdicci6n vor luntaria. También se ha presentado el problema a propésito de la accién constitucional de proteccidn, en los casos que ella se deduce contra un sujeto indeterminado, esto es, sin precisar de un modo concreto quién es el sujeto causante de la agre- sién 0 amenaza a los derechos constitucionales. En nuestra opini6n, en esta situacién excepcional, la sen- tencia que se pronuncie contra sujetos indeterminados no puede producir la eficacia de cosa juzgada, al faltar la identi- dad del sujeto de la relacién procesal. 3. LA SENTENCIA EMANADA DE UN ORGANO QUE EJERCE JURISDICCION El caricter jurisdiccional de la decisin priva de la eficacia de cosa juzgada a los actos administrativos. Las conclusiones ju- ridicas o de hecho que vengan dadas por la funci6n adminis- trativa no vinculan al érgano jurisdiccional, el que ¢jerciendo Ja potestad de juzgar puede dectarar soberanamente el dere- cho, apartandose de la decisién 0 acto administrativo. En Ia jurisprucencia han negado valor de cosa jurgada a los actos administraivos, ente otras, CS, 16 de noviembre de 1910, RDJ, 8, sec. 1%, p-AI8; CS, 12 de enero de 1989, RDJ, 1.36, sec. I, p. 466; C. de Ap. de Iquique, 16 de junio de 1977, RDJ, 74, sec. 2%, p. 207; C. de Ap. de San- w [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CI Asi, por ejemplo, la sentencia dada en un sumario admi- nistrativo no impide que en un juicio posterior se presenten prucbas contradictorias con aquélla 0 con los hechos que le sirven de fundamento, sin perjuicio que la propia sentencia ‘6 el sumario sirvan como prueba si ello es procedente.”* De igual forma, se ha resuelto que la determinacién de una obligacién que hace la Superintendencia de Electricidad y Combustibles sobre el monto de energia que una distribui- dora suministré a un cliente no produce cosa juzgada, por tratarse de una resolucién administrativa, que resuelve el tema in perjuicio de lo que decida Ia justicia ordinaria.® En igual sentido, se ha establecido que la interpretacién administrativa que el articulo 6° del Cédigo Tributario entre- ga al Director de Impuestos Internos es de naturaleza admi- nistrativa y no jurisdiccional, no produciendo, por tanto, cosa juzgad: No obstante lo anterior, en el mbito del derecho admi- nistrativo ~desde hace bastante tiempo- se viene proclaman- do la existencia de la denominada cosa jusgada administrativa. Se trata de una corriente te6rica, iniciada por juristas austri cos y alemanes, que buscan extender este tipico instituto de tiago, 2 de noviembre de 1953, RDJ, 51, see. I*, p. BBL; CS, 26 de dicie bre de 1955, RDJ, t. 52, see. 1%, p. 420; CS, 27 de octubre de 1954, RDJ, Ll, sec. If, p. Bis CS, 26 de diciembre de 1955, RDJ. 1.50, sec. Ip. 511 (con relacidn al sumatio de la autoridad maritima). En todo caso, no se puede desconocer que la proteccién juridiea de la persona en este tipo de situaciones surge de la aplicacion de la doctrina de los derechos adqui- ridos, pero no por la wia de la cosa juzgada (sobre el tema de los derechos adquiridos, cfr. SOTO KLOSS, Eduardo, “Los derechos adquiridos en el derecho piiblico chileno”, en RDJ, t-81, N" 1, 1984, pp. 13-23) ® GS, 28 de noviembre de 1943, RDJ, 43, sec. 14, p.8 sentido, CS, 7 de marzo de 1946, RDJ, t 43, sec.1*, p. 377, * C8, 13 de noviembre de 1995, RDJ, 92, sec. 1’, p. 111. * Asi, C, de Ap. de Santiago, 4 de junio de 1987, RDJ, (84, sec. 2, 1p. 84. Avala la naturaleza administrativa de estos procedimientos, PIERRY ARRALU, Pedro, “Tribunales contenciosoadministrativos”, en Revista de Dewcho, Santiago, Consejo de Defensa del Estado, N° 1, diciembre 2000, pp. 97-116. 18; en igual la sentencia judicial al acto administrativo.” En nuestra opi- niGn, el patético estado que caracteriza a nuestro “contencio- so-administrativo”, plagado de *jucces” que tienen a la misma vez la calidad de parte en el conflicto, no permite indagar -seriamente~ si existe esta categoria en nuestro derecho ad- ministrativo. Mientras no medie una profunda reforma pro- cesal, que garantice la independencia ¢ imparcialidad del juzgador, la mejor garantia juridica para los justiciables en este punto sera seguir desconociendo todo efecto de res judicataa las decisiones de los érganos que pertenecen a la Adminis- 4, COSA JUZGADA Y JURISDICCION VOLUNTARIA mpoco los actos de jurisdiccién voluntaria alcanzan efica- cia de cosa juzgada, ya que dicho atributo es propio y exclu- sivo de la funcién jurisdiccional contenciosa. Las resoluciones pronunciadas en los actos de jurisdiccion voluntaria no producen tal efecto, simplemente porque se generan sin un contradictor que permita luego verificar la tri- ple identidad que demanda la excepcién de cosa juzgada y, ademés, por la circunstancia que lo restelto en sede no con- tenciosa es esencialmente revocable, en el mismo procedi- miento oa través de acciones ordinarias.” La Corte Suprema ha resuelto que no es procedente ale- gar la excepcion de cosa juzgada cuando ésta se funda en lo decidido en un asunto de jurisdiccién voluntaria, ya que no ® Una sintesis del problema, cfr DURAN MARTINEZ, Augusto, “Cosa {juvggada administrativa™, en fus Pubicu, Escuela de Derecho, Universidad Santo Tomas, NE, 1999, pp. 115152 ® En este sentido, CS, 10 de julio de 1985, RDJ, «32, see. 1°, p. 427 {hay votos disidentes). “El decreto que concede la posesion efectva de tuna herencia no piiede hacerse valer como sentencia pasada en autor dlad de cosa jurgada”. En igual sentido, CS, 24 de diciembre de 1980, RD], £28, see, Ip. 439; CS, 12 de diciembre de 1952, RDJ, «49, sce. Pp. 413 C5, 27 de septiembre de 1954, RDJ, t 51, sec. Fp. 453, w [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CI existe identidad de objeto o de causa de pedir entre la cues- tion materia del juicio con la que fue objeto de esa gestion” Solo si cl asunto voluntario ha devenido en contencioso, por oposicién del legitimo contradictor, lo que se resuelva en tal proceso est4 amparado por el contenido negativo de la cosa juzgada." 5. COSA JUZGADA Y GESTIONES. PREPARATORIAS. Asimismo, carecen de la eficacia de cova juzgada las gestio- nes preparatorias, por la falta de contradiccién que en ellas se constata. Ademis, en este tipo de actividad queda claro que el juez no juzga acciones © excepciones, sino que se limita, a lo mas, a intervenir en una actividad preparatoria al juicio res- pectivo. Dicho en otros términos, en las gestiones de esta cla- se no se emite un pronunciamiento sobre el fondo de un asunto que pueda entenderse juzgado por el ‘Tribunal La falta de una decisién sobre el fondo, en este tipo de actuaciones, se deberia zanjar considerando que en nuestro proceso civil el estado de litispendencia (que significa juicio pendiente) se genera a través del emplazamiento, que es -en su acepci6n técnica el Tlamamiento del demandado a un jui- cio, constituido basicamente por la notificacién legal de la demanda y el transcurso del término para contestarla. En las gestiones preparatorias resulta claro que no se ha deducido in que promueva el estado de litispendencia sobre un bien de la vida. Como bien lo ha reconocido la Corte Suprema, en sen- tencia de 19 de agosto de 1933, “la confesién judicial de la deuda, asi como el reconocimiento de firma, no es sino un medio de preparar la ejecucién que la ley confiere al acree- ro de 1989, RDJ, &.86, sec. 14, p. 13. este sentido, C. de Ap. de Santiago, 3 de noviembre de 1959, RDJ, t.56, see. 2 p. 105, dor que carece de titulo, en las obligaciones de dar, siendo, por lo tanto, un tramite exigido por la ley para entrar al jui- cio cjecutivo que, atendido ¢l mecanismo de la ley, no puede producir cosa juzgada, al revés de lo que ocurre con la sen- tencia que se dicta en el juicio ejecutivo que lo produce para el ordinario” En el caso de las medidas prejudiciales, reguladas en el ‘tuo IV del Libro II del CPG (arts, 273 al 289), su misma de- nominaci6n demuestra la ausencia de un juicio, que sabemos es elemento esencial para que se produzca cosa juzgada. Lo anterior se ve reforzado si consideramos que la concesin de estas medidas no impone al futuro demandante la carga pro- cesal de presentar la demanda (salvo que se trate de una me dida prejudicial precautoria). En suma, se trata de actuaciones procesales que se limitan a preparar Ia entrada al juicio, ase- gurar el resultado de una acci6n que se deducira, 0 bien con- servar 0 anticipar un medio de prueba, sin que el juez juzgue sobre acciones o excepciones de las partes. 6. EFECTO NEGATIVO DE LA COSA JUZGADA El efecto negative de la cosa juzgada es ka consecuencia juri- dica que de forma natural se atribuye a esta institucién. La funci6n negativa se manifiesta cuando se promueve un pro- ceso cuyo objeto es del todo idéntico —juridicamente identi- co- a uno que ya fue resuelto por sentencia firme en un proceso anterior Cuando concurren los requisitos de Ia funcién negativa de la cosa juzgada, el 6rgano jurisdiccional debe evitar una nueva sentencia sobre el fondo, por estar resteelto jurisdiecio- nalmente el tema sobre el que se intenta volver a debatir. La funcidn negativa de Ta cosa juzgada tiene una naturaleza ex- cluyente, siendo una proyecci6n de la regla basica del non bis in idem. © CS, 19 de agosto de I tacién, CS, 16 de junio de 19 3, RDJ, t. 30, sec. 1*, p. 549. En igual orien- 1, RDJ, 1.48, sec. 1, p. 193. » [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CI Si se inicia un proceso con un objeto idéntico al resuelto en una sentencia anterior, se debe prescindir del segundo jui cio. Como ha resuelto la Corte Suprema, cl 19 de diciembre de 1940, “el efecto propio o natural de toda sentencia que acepta la excepcién de cosa juzgada consiste precisamente en desconocer al actor el derecho de accionar nuevamente so- bre lo mismo que ya fue fallado antes”. En un proceso civil de corte dispositive como el nuestro, ello slo procede en virtud de alegacién de la parte interesa- da, principalmente a través de la interposicién de la excep- mn de cosa jurgada. Lo anterior es sin perjuicio de otros instrumentos previstos para alcanzar esta faceta negativa de Ja cosa juzgada, la que incluso puede operar después que se haya pronunciado Ia sentencia definitiva en el segundo jui- cio iniciado. Efectivamente, la funcién excluyente puede ser promovida y declarada en segunda instancia 0 incluso invo- cada como causa del recurso de revision. En ambos casos, se trata de causales de nulidad de la segunda sentencia para ha- cer prevalecer la decisién anterior," evitando de raiz la pre- tension de ejecutar dos sentencias contradictorias, como ocurriria, por ejemplo, si una sentencia autoriza el despido de un trabajador y otra posterior ordena su reincorporaci6n.® El efecto excluyente que produce la cosa juzgada, segtin © CS, 19 de diciembre de 1940, RDJ, 1.88, see. 14, p.525 (no com partimos esta solucidn, ya que el derecho de accionar sobre una materia ‘queda inedlume; incluso es admisible que se pueda dietar sentencia so- bre el mismo tema en el evento que no se oponga la excepcién de cosa juzgada, con lo cual se demuestra que la res judicata no “consume el dere- ‘cho de accién”, como lo sugiere la sentencia de Ia CS). “La dimension negativa 0 excluyente de la cosa juzgada puede ale- sgarse por cualquicra de ls siguientes vias procesales: como excepeicn die Tatoria (art. 304 con relacidn al art. 308 CPC); como excepeién perentoria, al contestar la demanda (art, 309 CPC, art, 464 N? 18 CPC); como excep- ign mixta o anémala (art. 310 CPC); como causal del recurso de cas ion en la forma (art. 768 N' 6 CPO); y como causal del recurso de revision {art S10 N'4 CPC) "© CS, 12 de septiembre de 1989, RDJ, 86, see. 34, p. 219. de las facultades para anular de oficio un acto 0 contrato, si el punto ya habfa sido discutido y resuelto por la sentencia de primer grado y la parte no apel6 de ello." Ni siquiera por la via del ejercicio de las facultades correctoras del procedi- miento, que concede el articulo 84 del CPC, el juez puede al- terar la inmutabilidad de a sentencia que se produce en virtud de la cosa juzgada,” salvo lo que se seiialé sobre Ia cosa juzgada aparente. EI estado juridico que genera la cosa juzgada no puede ser alterado, aunque existan poderosas razones para ello; re- flejan muy bien esta situaci6n las sentencias de la Corte de Apelaciones de Santiago y de la Corte Suprema, recaidas en Jos autos “Shirizawa con Empresa de Ferrocarriles del Esta- do”, pronunciadas en la década del sesenta del siglo pasado. in dicho proceso se solicité el reajuste de la renta vitalicia ordenada por una sentencia judicial. Segiin Ia actora, el po- der adquisitivo de la renta fijada habia perdido el ciento por ciento de su valor inicial. Aunque el juez de primera instan- cia acogié la demanda, tanto el ‘Tribunal de Alzada como la Corte Suprema estimaron procedente la excepcin de cosa juzgada, ya que el mérito de la sentencia anterior impide al- terar la cuantia de obligaciones ya existentes. Desde otro punto de vista, el efecto negative conlleva una sancién procesal para el litigante negligente, al que este esta- do procesal le impide renovar el debate en el juicio posterior, invocando nuevos hechos o nuevos elementos probatorios que no produjo en el juicio anterior. Con apoyo en citas de auto- ridad, el fallo de la Corte Suprema de 7 de agosto de 1961 acepta esta sancidn procesal que surge de la cosa juzgada de clarando que “...preciso es no confundir con la causa de una acci6n © excepcidn las circunstancias © medios que puedan © CS, 12 de abrill de 1978, RDJ, 1.75, see. 1, p. 149. ® CSde 11 de noviembre de 1955, RDJ, t. 52sec. It, p. 362. "© GS, 93 de diciembre de 1968, C. de Ap. de Santiago, 19 de junio de 1963, RD], t 60, sec. If, pp. 407-419. Kl estado juridieo que genera la sentencia impide discutir nuevamente acerea de Ta indexacién en mate- ria de obligaciones, salvo que la ley o el acuerdo de las partes lo admitan, LA 008AUZGADA EN FL a concurrir a establecer esta causa 0 a justificar la existencia de ella. De aqui se desprenden, entre otras, las siguientes con- clusiones: [..] Dos demandas deben ser consideradas como fundadas en una misma causa, aun cuando en apoyo de la segunda se presente un medio nuevo sacado de una disposi- cidn legal que por negligencia no se invocé en Ia primera, cuando se ofrezca prueba sobre hechos que antes no se pro- pusieron”. “Es evidente que no se puede recomenzar un proceso con el simple pretexto de medios nuevos, ya de hecho, ya de de- recho.” “Esta es la doctrina de Aubry et Rau, tomada de su Curso de Derecho Civil, tomo VILL, pagina 352.” *Y muchos siglos antes, Neracio acepta ka procedencia de la excepeidn de cosa juzgada respecto ‘de alguno que habién- dose sentenciado en contra de él, hi tos que justifiquen su causa’." Delimita con exactitud el contenido de esta situacién ju- ridica el fallo de la Corte Suprema de 30 de noviembre de 1995, cuando expresa que “la cosa juzgada es un concepto hsico del derecho procesal encaminado a evitar que una cuestiOn ya fallada en un juicio pueda ser planteada nueva- mente en otro litigio. Se trata de que lo resuelto no puede discutirse mas, ni en el mismo proceso ni en otro futuro, con el objeto de dar fijeza y seriedad a la administracién de j ticia..”. Como excepcién perentoria, la de cosa juzgada tiene al- gunas peculiaridades que sintetiza adecuadamente la senten- cia de la Corte Suprema de 15 de octubre de 1965: *..es de naturaleza completamente especial, pues por una parte se in- tenta excluir no slo una resolucién contraria a la preceden- te, sino también excluir una resolucién nueva sobre lo que ya ha sido juzgado; en consecuencia, légicamente es prelimi- nar a cualquier otra alegacién de fondo. Por esto, cualquiera lase nuevos documen- © CS, 7 de agosto de 1961, RDJ, t. 58, see. 1%, p. 273, RDJ, t.92, see. 1°, p. LIS, que sea el procedimiento a que esté sujeto el juicio y las ex- cepciones que en juicios especiales puedan hacerse valer, el tribunal juzgador no puede prescindir, en caso que haya sido ‘opuesta, de la excepcién de cosa juzgada, debiendo pronun- ciarse sobre ella acogiéndola o rechazindola, segtin se le haya 0 no acreditado”." mo, si se promucve el juicio antes que se produzca de cosa juzgada y concurre la triple identidad, el mecanismo para prevenir una nueva sentencia es la excepcion de litispendencia, que es un instrumento auxiliar o preventi- vo de la cosa jurgada (para evitar sentencias contradictorias), que se determina también atendiendo a los mismos el tos de identificacién de la accién.”” 7. DE LA EXCEPCION DE GOSA JUZGADA, YLA TRIPLE IDENTIDAD Se trata de una excepcién material (perentoria), a través de la cual se hace valer la dimension negativa de la cosa juzgada. Su fuente positiva legal se encuentra en el articule 17 del GPC, en os siguientes términos: “La excepcién de cosa juzgada pue- de alegarse por el litigante que haya obtenido en el juicio y por todos aquellos a quienes segtin la ley aprovecha el fallo, siem- pre que entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta haya: 1° identidad legal de personas; 2° identidad de la cosa pedida, y, 3° identidad de la causa de pedir". © GS, 15 de octubre de 1965, RDJ, ¢. 62, sec. 1*, p. 375. " El carter instrumental de la excepcidn de litispendencia se ha re- conocido por la CS estableciendo que “la ley no ha definido, en forma a, Io que debe entenderse por litis pendencia, ni ha sefialado Tos tos que deben tener los procesos en que sea procedente esta ex: cepcién, Sin embargo, bien puede sostenerse, como principio general, que su fundamento radica en la necesidad de evitar una duplicidad intitil de Ia actividad jurisdiccional; impedir la dictacién de fallos contradictorios..”, (CS, 7 de julio de 1951, RDJ, L 48, sec. 1, p. 264). Sobre las diferencias y elementos comunes de la excepeién de cosa juzgada y de litispenden cli. CS, 9 de agosto de 1951, RDJ, & 48, sec. 14, p-405. 4 [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CI Por influencia de la doctrina francesa, nuestro Cédigo de Procedimiento Civil siguié la doctrina de las tres identidades para determinar cuando una resolucion tiene el mérito de im- pedir renovar el debate sobre un tema en el que ya existe cosa juzgada. Esta opcidn se debe al hecho que don José Bernardo Lira redacté los preceptos relativos a la cosa juzgada, siguien- do en este punto a Marcadé, En una nota al pie de pagina del Prontuario de los juicios, Lira puntualiza que “hemos seguido en lo relativo a la escepci6n de cosa juzgada el comentario de Mar- cadé al art. 1351 del Cédigo de Napoledn...." La determinaci6n de la concurrencia de la dad busca verificar si la nueva accion deducida es idé la fallada en un proceso anterior, situacién que se dar’ cuando coincidan todos sus componentes, es decir, se trata de los mismos sujetos, causa de pedir y petitum. La diversidad en un solo elemento de identificacién exchyye la existencia de la cosa juzgada. En palabras de la Corte Suprema esta tri- ple identidad a que se refiere el legistador debe concurrir co- pulativamente, bastando la ausencia de uno solo de ellos para que la excepcién de cosa juzgada carezca de fuerza legal.” La triple identidad es una categoria susceptible de ser uti zada s6lo en el ambito del proceso civil, ya que la cosa juzgada en el proceso penal se comporta de otro modo. Efectivamente, como lo destaca la sentencia de la Corte Suprema de 30 de mayo de 1995, los dos elementos relevantes que constituyen la médula de la decisién que el juez penal debe efectuar en la sentencia son el hecho que constituye el delito y la perso- naa que se atribuye su ejecucién o se le imputa participacién en él. Por lo mismo, no resulta aplicable al proceso penal el concepto de triple identidad del articulo 17 del cp LIRA, José Bernardo, Prontuavio de ls juicias 0 tratado de procedimientas judiciales i adininistrativas con arveglo ata legislacién chilena, ob. cit. tI, p- 288. ES, 17 de noviembre de 1997, RD], t. 94, see. 35 p. 196. * CS, 30 de mayo de 1995, RDJ, 92, sec. 4", pp. 70s. Esta sentencia contiene una completa sintesis del concepto de cosa juzgada en el dmbito. del proceso penal y sus diferencias con el proceso civil. En doctrina sobre cl tema una completa exposicidn sobre estas diferencias, ef. CORTES, Aunque en principio se podria pensar que constituye una operacién relativamente facil determinar la presencia de las tres identidades, la verdad es que en su aplicacién practica surgen problemas, algunos de ellos muy dificiles de resolver. Se constata esta realidad explicitamente en un fallo de la Cor- te de Apelaciones de Valparaiso, al indicar que “cuando la ley habla de identidad, dicho término no puede tomarse en un sentido tan absoluto y restringido que importe exigir una igualdad tan completa entre ambas demandas como si fuere copiada o calcada de otra”. Se da tal identidad de situaci6n, aunque no se utilicen las mismas expresiones que en el libelo anterior, si el demandan- te solicita sustancialmente el mismo alcance ya declarado. Como lo tiene establecido la Corte Suprema: identidad ha de buscarse en el beneficio juridico y no en la materialidad de las prestaciones, sin que pueda pretenderse sean iguales en substancia y accidentes.” En el plano ideal, la btisqueda de la identidad juridica de lo decidido debe estar desprovista de formalismos enervan- tes, que se agoten en un anilisis meramente literal de las de- nominaciones utilizadas para individualizar las acciones. En consecuencia, se debe tratar de un acto de indagacién, que en su correcto desenvolvimiento determine la sustancia Glti- ma de las afirmaciones y peticiones de tutela jurisdiccional, rechazando determinar la identidad de una accién sélo por la denominaci6n que le atribuyen las partes a las acciones ejer citadas, debiendo estarse més a la finalidad que se persiga con Ja accién.* DOMINGUEZ, Valentin, La cosa juzgada penal, Publicacios Colegio de Espana, Bolonia, 197! °C. de Ap. de Valparaiso, 11 de mayo de 1926, Gaceta, 2 sem, N°95, pA. Por todas, cf CS, 11 de diciembre de 1987, RDJ, 35, sec. I", p. 238 5, 7de agosto 1961, RDJ, t.58, see. 18, p. 263. “ Sugieren esta paula, entre otras, las sentencias de la CS de 11 de 1, RDJ, 29, sec. If, p. 167; CS, 9 de julio de 1953, RDJ, 6 [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CIVIL CHILENO. En la sentencia mas completa que conocemos sobre el tema, pronunciada en agosto de 1961, en los autos caratulados “Fe- rrocarriles de Antofagasta a Bolivia con Impuestos Internos”, se sugiere como pauta metodolégica para la determinacién de Ja triple identidad, la siguiente: “..Ja cuestiGn de la excepeidi de cosa juzgada, es materia de un estudio netamente cientifi- co. Por tanto, esta cuestin no puede resolverse con un Dic- cionario a Ia vista para apreciar los términos que emplea el articulo 177 [...] de nuestro Cédigo de Procedimiento Givil; que si bien las tres identidades de que trata la disposicién legal til timamente citada tienen su origen en expresiones usadas en el Digesto del Emperador Justiniano, Libro 44, Titulo TI, en Iguna de este Titulo ningtin jurisconsulto estatuyé que identidades debian existir copulativamente, pues toda la doctrina qued6 resumida en los textos ya citados: obsta la excepcidn de cosa juzgada siempre que las mismas personas vuelvan a litigar sobre la misma cuestin que ya est sentenciada’ £* 8, LA IDENTIDAD SUBJETIVA EN LA COSA JUZGADA Esta identidad dice relacion ‘on los limites subjetivos de la cosa juzgada, esto es, qué sujetos quedan vinculados por los efectos negativos o excluyentes de una sentencia judicial que produce cosa juzgada. Basicamente, para que opere la excepcién de cosa juzga- da debe existir identidad legal de personas, es decir, que sean Jos mismos los que figuraron en el litigio ya resuelto y en el nuevo y posterior proceso. Esta identidad juridica se cumple cuando se constata la misma calidad juridica entre los suje tos del proceso anterior y del proceso ulterior, aunque en el nuevo juicio cambien de rol (que el demandado pase a ac- tuar como demandante o viceversa).!" ® CS, 7 de agosto de 1961, RDJ, 58, sec. 1", p. 270. “© En este sentido, CS, I® de junio de 1937, RDJ, «34, see. 1, p. 277. Se debe insistir que se trata de una identidad juridica, no ica, ya que es posible que se trabe el nuevo juicio entre las mismas personas fisicas, pero sin existir la identidad legal que es la exigencia de la excepcién. En tal sentido, se ha resuelto que no se da la identidad legal si en el primer juicio el actor comparecid invocando su calidad de comunero de un inmue- ble yen el segundo comparece como arrendatario.!" :1 principio general en este tema es el siguiente: “la efica~ cia de la cosa juzgada se extiende slo frente a las partes y a aquellos sujetos que, atendiendo a la situacién juridica resuel- ta, pueden equipararse a las partes”. Tradicionalmente se ha centendido que tienen la calidad de parte los sujetos de la rela- cidn juridico-procesal, esto es, quienes actiian como sujetos ac- tivos y pasivos en el proceso: el demandante y el demandado. Sin embargo, nuestro Cédigo de Procedimiento, de un modo: expreso, extiende los efectos de la cosa juzgada a los terceros que intervienen voluntariamente en un proceso (art. 24 GPC).""" ‘También se produce la identidad subjetiva cuando alguien acttia en nombre de otro, por representaci6n. Tustra muy bien esta situacién la sentencia de la Corte Suprema de 1966, al declarar que existe identidad si en el juicio anterior com- parecié en nombre del sindicato demandante la confedera- ci6n de la cual formaba parte, ya que con dicha actuacién el sindicato adquiria la calidad de parte del proceso anterior. La eficacia de cosa juzgada, sega esta sentencia, impide que en el nuevo juicio Se pueda revisar la pretendida falta de perso- neria de la Confederacién en el juicio anterior, al no habe se discutido sobre el punto en el mismo." Las exigencias sobre la identidad subjetiva han debido ser atenuadas, permitiendo que aleguen esta identidad juridica al- ‘gunos sujetos que, sin haber sido técnicamente parte del pro- GS, 10 de noviembre de 1966, RDJ, t. 68, see. 1, p. 396. "¢ TROCKER, Nicolo, “La cosa juzgada civil y sus limites objetivos: apuntes de derecho comparado”, t; Marco Villagomez, en Estudios de de rrcho frncesal en honor de Victor Fein Guillén, Valencia, Tirant lo Blanch, 1990, p. 568. '® Sobre los limites de esta eficacia, ef. Infra Cap. IV N® 3. "G8, 5 de julio de 1966, RDJ, t 63, sec. 34, p. 85. 8 [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CIVIL CHILENO. ceso anterior, tengan algyin grado de vinculacién con el que si fue parte del mismo. En otras palabras, de la cosa juzgada nace una declaracién del derecho que no pertenece sélo a las par tes que fueron sujetos del proceso y que han quedado someti- das a esa decisiGn judicial, sino que la sentencia, como acto de autoridad amparado por el Estado, puede beneficiar a otras personas a las que se permite invocar en su beneficio la fuerza excluyente de la res judicata. Nuestro Cédigo de Procedimien- to Givil reconoce lo anterior, permitiendo que puedan alegar la cosa juzgada no solo el litigante que haya obtenido en el jui- cio, sino que también por todos aquellos a quienes segtin la ley aprovecha el fallo (art. 177 ine 1° GPC). 9. EL CONCEPTO DE ~ARTE Y LA COSA JUZGADA Con el objeto de ayudar a fijar el alcance de la identidad le- gal de personas, lo primero es detenerse en el concepto pro- cesal de parte. Miiltiples son las definiciones y aportaciones doctrinales encaminadas a determinar quiénes son los sujetos de la rela- cién juridico-procesal, esto es, los que acttian como sujetos activos y pasivos, © que, frente a los anteriores, tienen la cali- dad de terceros. La tendencia procesal mayoritaria reitera que la calidad de parte se adquiere, en principio, sin referencia al derecho sustancial, por el solo hecho de proponer la de- manda ante el juez." Esto significa que en el proceso no hay partes materiales y formales, sino s6lo la condicin de ser 0 no parte procesal. Como lo explica Calamandrei,! se lama “partes” a los contendientes en el proceso, en el mismo sentido en que se "© Coinciden en esta idea, entre otros, ROSENBERG, Leo, Tratado de derecho procesal cnil, u. de la 5* ed. alemana: Angela Romera, Buenos Ai res, EJ-EA,, 1955, tI p. 211; SCHONKE, Adolfo, Derecho procesal Civil, Leonardo Prieto-Castro, Barcelona, Bosch, 1950, p. 85. "© CALAMANDREI, Piero, Jnslituciones de derecho procesal civil, segiin el nuevo Cédigo, tx: Samtiago Sentis Melendo, Buenos Aires, E.LE.A., 1962, vol. I, p. 203. habla de partes en todos los casos en que hay una contrapo- sicién de adversarios que compiten entre sf para la obtencion de una victoria: en un duclo, en un tornco caballeresco, en una competicién gimndstica, en una lucha politica de parti- dos 0 facciones. Esta vision antagénica que conlleva la calidad procesal de parte es consecuencia de un principio basico en materia pro- cesal civil, relativo a la dualidad de partes. En efecto, el proce- so presupone por lo menos dos partes, aunque una de esas partes sea rebelde, o incluso aunque estén de acuerdo y no exis- ta controversia juridica entre el actor y el demandado. Tema distinto es que dentro de una de esas posiciones exista una ple ralidad de sujetos, actuando por un mismo interés, dando lu- gar la figura del litisconsorcio (necesario o voluntario) Nuestra legislacién procesal civil no define el concepto de parte. Dentro de las posibilidades para delimitar este institu- to, gran difusion tiene el concepto de Chiovenda, cuando ex- presa que “es parte el que demanda en nombre propio (0 en cuyo nombre es demandada) una actuacién de la ley, y aquel frente al cual ésta es demandada”."* Para delimitar el concepto juridico de parte, es necesario considerar algunas reglas fundamentales: "En nuestra jurisprudencia ha admitido expresamente la separacion, entre parte material y parte procesal la sentencia de la Corte Suprema de 25 de julio de 1941. En dicho fallo se estableci6 que *-.para los efectos procesales, no hay ningtin interés en determinar si los sujetos de la rela- Gin procesal, esto es, las partes de la litis, son los mismos titalares del derecho o relaci6n juridica sustancial que en ella va a discutirse, supues- to que puede el actor no tener derecho alguno sobre lo cual decidira la sentencia y no por eso se deja de ser parte en la litis” (CS, 25 de julio de 1941, RDJ, 39, sec. 1%, p. 198). “ CHIOVENDA, José, Princiias de derecho procesal civil, tr. de la 3* ed. italiana José Casais y Santal6, Madrid, Reus, 1922, t Il, p. 6. Este concep- to goza'de gran aceptacidn en doctrina. Asi, por citar algunos de sus se- guidores, eft. CALAMANDREL, Piero, /nsituciones de derecho frocesal cil... ob. cit, I, pp. 297 88 MONTERO AROCA, Juan, “Las partes en el pro- eso de trabajo: capacidad y legitimacién’, en Estudins de derecho proces, Barcelona, Bosch, 1981, p. 350; GUARNERI, José, Las partes en et proceso penal, tt: Constancio Bernardo de Quirés, México (Puebla), José M. Caji- a, 1952, pp. 41-42, @ [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CI a) Se tiene la calidad de parte en la relacién procesal aun cuando el sujeto del proceso se manifieste distinto del que tiene la vinculaci6n con el derecho sustancial, resultando per- fectamente posible que en un proceso la demanda se propon- g8 por quien (0 contra quien) no esté en realidad interesado en la relacién sustancial controvertida. En efecto, en algunas ipdtesis el ordenamiento concede legitimacién para accio- nar a sujetos que sin ser parte de la relaci6n sustancial pue- den adquirir la calidad de parte procesal, como ocurre, por ejemplo, en los casos en que la ley permite solicitar la nuli- dad de matrimonio por un tercero distinto del cényuge (art. 34 Ley de Matrimonio Civil). Como lo puntualiza Calamandrei: aunque la calidad pro- cesal de parte pueda coincidir en Ia mayoria de los casos con Ia de Ios titulares de la relacién juridica sustancial deducida en juicio, ello no es estrictamente necesario para el desem- peiio en el proceso." b) Es parte incluso el litigante rebelde, esto es, aquel de- mandado que adopta frente al proceso una actitud pasiva des- pués de su emplazamiento. ©) Se adquiere la calidad de parte incluso aunque no exis ta un contraste efectivo de intereses en un determinado con- flicto. Por ejemplo, los contratantes podrfan estar de acuerdo en solicitar la nulidad del acto juridico que suscribieron, ini- ciando para ello un juicio, pero por tal coincidencia no de- jan de existir partes én el proceso, existiendo un demandante y un demandado.!"" " CALAMANDREL, Piero, Instituciones de devecho procesal csi... ob. cit, p. 208. "Esta realidad se hace mas evidente en el caso de acciones constitu- tivas, cuando la voluntad de las partes no puede producir un cambio en una determinada situa para crear un determinado, estado juridico nuevo, existiendo una verdadera necesidad de sentencia judicial, En tales hipstesis, existe tambi iad de ut lizar el proceso jurisdiecional, aunque las partes coineidan en el efecto Jjuridico buscado. En el plano positivo, ratifica esta idea el articulo 313 del CPG, cuando establece que el trimite de citacién para oir sentencia 4) El proceso, en cuanto relacién juridica, debe desarro- arse entre personas coneretas y determinadas, y no entre en- tes sin determinar (art. 254 N* 2 y 3 GPC). Son las partes las que por medio de la forma contradictoria que reviste el pro- ceso tienen Ia misién esencial de configurar el objeto del mis- mo, esto tiltimo como una manifestacién del principio dispositive que informa nuestro proceso civil. En suma, las par- tes concretas y determinadas no pueden faltar, ya que consti- tuyen un auténtico presupuesto procesal.!"" ©) Puede adquitir la calidad de parte la perso niendo capacidad, carezca sin embargo de legitimaci6n acti- va o pasiva. Ahora, la carencia de legitimacién determinaré que por faltar un presupuesto de Ia accidn se dicte una sen- tencia absolutoria, que produce cosa juzgada impidiendo re- abrir el debate si concurre la triple identidad. f) La calidad de parte la adquiere el representado y no ;presentante. Por lo mismo, el abogado no es parte en el el re proceso.’ g) También tienen la calidad de parte los terceros que voluntariamente 0 forzosamente intervienen en el proceso. Los limites de Ia intervenci6n vienen dados por la norma de legitimacién, que en eada caso les autoriza para partici- par en un juicio en el que originariamente no adquirieron la calidad de parte. La sentencia de la Corte Suprema del 16 de octubre de 1941, ha realizado una buena sintesis de los aspectos més re- levantes en el tema que nos ocupa, precisando: “el concepto de parte, [..] corresponde a Ta tinica 0 a cada una de Tas dis- tintas personas que entablan la demanda o gestién judicial 0 que tienen el carécter de demandados; y por consiguiente, ndlo en procede incluso en el caso del allanamiento de la contraria, det onces el uibunal dictar sentencia definitiva. "Gf: Corte de Ap. de Valdivia, 22 de mayo de 1997, RDJ, 94, sec. 2% p64. "6, Ap. de Valdivia, 14 de mayo de 1926, RDJ, t. 28, sec. 2, p. 82. @ [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CIVIL CHILENO. partes son los sujetos de la relacién juridica procesal que se va a desenvolver en el pleito, dicho en otros términos, los que son sujetos activos © pasivos de la demanda; 3.° Que, por Jo tanto, para los efectos procesales no hay ningtin interés en determinar si los sujetos de la relacién procesal, esto es, las partes de la litis, son los titulares del derecho o Ia relacién juridica sustancial que en ella va a discutirse, o la forma, como la sentencia los va a declarar afectados, supuesto que aun pue- de el actor no tener derecho alguno, sobre lo cual deci el fallo, y no por eso deja de ser parte en la causa; 4° Que igualmente y para los efectos de determinar las partes en un proceso, es de todo punto de vista inttil investigar el interés, que les mueve a obrar como quiera que puede haber inter: sados que queden extrafios al pleito, esto es, que sean terce- ros, y partes que obren a nombre propio por un interés ajeno, como un acreedor, por ejemplo, que ejercita las acciones de su deudor”." 10, DETERMINACION DE LAS PARTES EN UN PROCESO No sefiala nuestra legislacién quién tiene la calidad de parte ni como se adquiere ésta. Frente a tal omisién, para esclare- cer tales cuestiones se debe aplicar la precision teérica, co- minmente admitida, segtin Ia cual la calidad de parte se adquiere por el solo hecho de la proposicién de una deman- da ante el juez,"" 0 por el solo hecho de figurar como de- mandante 0 demandado en el proceso.'"* Asi, la persona que propone la demanda y la persona contra quien se propone adquieren, sin més, por ese solo hecho, la calidad de parte ™8 GS, 16 de octubre de 1941, RDJ, 1.39, see. 14, p. 276. ™ Entre varios, efi, SERRA DOMINGUEZ, Manuel, “Intervencion de terceros en el proceso”, en Estudios de derecho procesal, Barcelona, Ariel, 1969, p. 207. "is RAMOS MENDEZ, Francisco, Derecho procesal civil, Barcelona, JM. Bosch, t 1, 1992, 5 ed. p. 309. del proceso.""" En otras palabras, “se es parte por el hecho de formular activamente 0 soportar pasivamente en un pro- ceso una peticién de fondo..." No se debe confundir la calidad de parte con el estado de litispendencia, que en nuestro proceso se genera con la notificacién de Ia demanda, segiin lo sostiene un uniforme criterio jurisprudencial. La calidad de notificacién de la demanda, aunque los efectos juri la litispendencia se producen principalmente con el empla- zamiento del demandado.""* 11, ALGUNOS PROBLEMAS EN LA IDENTIDAD SUBJETIVA, Como se anticipaba, la descripci6n del sistema general antes referido presenta enormes problemas en su aplicacién pric- fica, ya que no siempre resulta facil determinar los limites sub- jetivos de la cosa juzgada. Efectivamente, como lo explica ‘Trocker, el principio basico antes descrito “la cosa juzgada slo afecta a las partes- sufre atenuaciones y limitaciones de todo tipo, inspiradas en la exigencia fundamentalmente prictica de conciliar el rigor de Ia maxima res inter alios iudicata aliis non praeiudicat, con diversas hipétesis que, por st misma es- tructura y configuraci6n sobre el plano sustancial, se oponen aser incluidas en el ambito de esta directiva, instando asi el reconocimiento de la eficacia de la cosa juzgada en una esfe- mplia de terceros."” En algunos casos el le- ra mas 0 menos "® GALAMANDREL, Piero, Insttuciones de derecho procesal civil... ob. it, vol. I, p. 297. En igual orientacién, ROSENBERG, Leo, Tratado de de smcho proces cit, ob. cit, Tl, p. 211; LIEBMAN, Enrico T, Manual de de- rmcho procesal cit tr de kt 4* ed. italiana Santiago Sentis Melendo, Buenos Aires, FJ-E-A,, 1980, p. 142 ‘hr SERRA DOMINGUEZ, Manuel, *Precisiones en tomo a los con- ceptos de parte, capacidad procesal, representacion y legitimacion”, en Justicia 87, NET, p. 290. GS, 27 de mayo de 1998, RDJ, L 94, sec. 5%, p. 92. © Clk. TROCKER, Nicolo, “La cosa juzgada’ civil y sus I vos: apuntes de derecho comparado”, at. cit, p. 568. ites objeti- o [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CIVIL CHILENO. gislador soluciona el problema de los limites subjetivos, otor gando a ciertas sentencias eficacia erga omnes, especialmente as constitutivas de estado civil (v. gr. arts. 315, 316 c Desde la doctrina, con mayor © menor intensidad, se in- vita a desechar una aplicacién rigida de los limites subjetivos de la cosa juzgada, pues un criterio restringido en esta mate- ia no resulta eficaz para garantizar la economia procesal ni evitar el pronunciamiento de sentencias contradictorias, so- bre todo cuando las relaciones juridicas tienen algtin grado de conexién. A falta de norma legal que solucione el tema, la jurispru- dencia ha ido extendiendo el alcance de la expresién identi- dad legal de personas a sujetos que originariamente no fueron parte, pero que sin embargo estan legitimados para invocar en su beneficio la fuerza negativa de la cosa juzgada, como ‘ocurre en ciertos casos con los codeudores 0 coacreedores de obligaciones solidarias 0 indivisibles; con ciertos sucesores a titulo singular;' en las relaciones de herederos con legata- ios y de deudores principales con fiadores."! EI replanteamiento del aleance de Ia identidad, es fruto del abandono de la tradicional noci6n de tercero en sentido negativo, esto es, como aquel que no tiene la calidad de par- te de la relacién procesal. En otros términos, es posible que un “tercero”, por ser titular de una relacién juridico material, pueda estar junto con una de las partes en algtin vineulo que le permita beneficiarse de los efectos excluyentes de una sen- tencia judicial anterior. Por lo mismo, no debe lamar la aten- ci6n que en ciertos casos se conceda efecto “ultra partes” a un fallo judicial, dando un mayor contenido a la amplia nor- ma de legitimacin que admite nuestro Cédigo, en orden a Se ha fallado que existe identidad legal de personas entre el cexio- nario de los derechos y acciones sobre el predio cuyo condominio se dis cute (C. Ap. dle Santiago, 29 de agosto de 1933, RDJ, t 81, sec. 2, p. 59); “Gedente y cesionario, aunque personas fsieas distintas, representan Ia igualdad juridica que requiere la ley para que se pueda alegar la cosa juz- gada (CS, 7 de julio de 1980, RDJ, t 8, sec. 1 p. 133). =" Gf, por ejemplo, CS, 30 de abril de 1943, RDJ. 31, sec. 1, p. 870. que puedan alegar la cosa juzgada todos aquellos que segtin la ley son beneficiados por ella. Desde un punto negativo, se ha estimado que no existe identidad entre el socio y la sociedad, por tratarse de per sonas juridicamente distintas, resultando improcedente que el socio invoque una sentencia pronunciada a favor de Ia so- ciedad;!® tampoco se da la identidad subjetiva en materia de responsabilidad civil extracontractual, entre la esposa y la madre de la victima." En su reconocimiento positivo, se ha resuelto que “deman- dadlos en un segundo juicio los herederos de una persona que habia intervenido como parte en un juicio anterior en que se pedia la deckaracisn de ilegitimidad del demandante, ex la triple identidad legal de personas en ambos juicios, por- que los herederos representan la persona del difunto y le su- ceden en todos sus derechos y obligaciones transmisibles”.®* 12. LAIDENTIDAD OBJETIVA EN LA COSA JUZGADA El tema de los limites objetivos apunta a resolver qué sién se debe reconocer a lo resuelto en una sentenc judi- cial, que tenga fuerza de cosa juzgada. En términos mas simples, el problema del limite objetivo de la cosa juzgada se dirige a precisar qué debe ser comprendido dentro de lo de- cidido en la sentencia judicial que produce el efecto de cosa juzgada. En principio, el limite objetivo de la cosa juzgada opera cuando el segundo proceso tiene un objeto idéntico al pri mero. Esta comprobacién se hace atendiendo a los dos ele. mentos objetivos que componen toda accién: la causa de pedir y el petitum. En palabras del CPG, la identidad objetiva = . 18 de junio de 1971, RDJ, t 68, sec. 1%, p. 187. "8 CS, 24 de octubre de 1913, RDJ, t. 12, see. I*, p. 90. "CS, 5 de noviembre de 1921, RDJ, t 21, sec. 14, p. 228, « [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CI se dari cuando exista “identidad de la cosa pedida” y la “iden- tidad de la causa de pedir” (art. 17). La identidad objetiva de la cosa jurgada se produce de or dinario en Ja parte resolutiva de la sentencia, esto es, la que decide el objeto del proceso. De un modo excepcional, se ex- tenderd este efecto a ciertos considerandos que la doctrina y jurisprudencia denominan como “considerandos resolutivos”, “objetivos” 0 “decisorios”, los que por tener un nexo directo con Ia parte resolutiva aleanzan también Ia eficacia de cosa juzgada. En palabras de la Corte Suprema: “para apreciar si existe identidad de cosa pedida debe estudiarse en conjunto la sentencia en que se apoya la cosa juzgada, ya que los con- siderandos que la informan hacen un solo todo, no siendo posible precisar el alcance de lo resolutivo sin tomar en cuenta el fundamento capital que determina lo dispositivo”." No obstante lo anterior, la misma Corte Suprema ha limi- tado en el tiltimo tiempo la existencia de este tipo de “consi- derandos resolutivos”, cuando ha fallado que “en lo relativo ala causal de ultra petita, dicha infraccién corresponde ubi- carla en la parte resolutiva del fallo, ya que es la decision fi- nal de la litis donde el tribunal puede otorgar mas de lo pedido por las partes 0 extenderse a puntos que no le fue ron sometidos por ella. Efectivamente, no importa para justi- ficar esta causal lo que se exprese en los razonamicntos que desarrolle el tribunal, sino solamente su decisién, porque s6lo ésta tendra la autoridad de cosa juzgada y podria agraviar a la parte afectada al negarse lugar a una prestacién mayor o distinta de lo demandado, en tanto que los simples razona- mientos carecen de dicha autoridad”."” "5 No basta con considerar el solo petitum de la demanda para carac- terizar a una accidn; en este sentido, CS, 10 de enero de 1923, RDJ, 22, sec. 1', p. 54; C. de Ap. de Santiago, 24 de octubre de 1921, RDJ, . 28, sec. 2, p. 644, CS, 16 de octubre de 1931, RDJ, t. 29, sec. 1%, p. 96. © CS, 6 de septiembre de 1995, RDJ, t. 92, sec. 1%, p. 85; en tido, CS, 31 de agosto dle 1989, RDJ, t. 86, see. I, p. 112; CS, 18 de enero de 1989, RDJ, 85, see. 12, p. 12. En nuestra doctrina procesal mas reciente, defiende la existencia de los considerandos resolutivos el profesor Tavo- lari; en su concepto, “para calificar un razonamiento de con- siderando resolutivo, debe atenerse a varias exigencias: a) Formalmente, debe ubicarse entre las motivaciones del fallo. Su presencia en la parte resolutiva excluiria, en prinei- pio, el debate y conduciria a calificar la oracién como deci- In b) Sustancialmente, debe importar un anticipo efectivo de la decision que, por tal puede o no reiterarse, en lo resolutivo. c) Puede contener el establecimiento de los hechos del pleito o, a lo menos, de aquellos cuya existencia representan el fundamento inmediato de la sentencia”."* Volviendo al tema objeto de nuestra preocupacién, la pri- mera regla que se debe considerar para determinar adecua- damente la identidad objetiva, es destacar que el anilisis comparativo se debe realizar entre lo resuello en una sentencia anterior y la nueva accién deducida en un proceso ulterion."® En i- ‘gor, no es una identidad entre demandas, sino entre una sen- tencia anterior ~que ya juzg6 el tema- y una nueva accion, deducida cn una demanda que pretende plantear ¢l mismo objeto procesal. En esta operacién debemos prescindir de los nombres que se puedan asignar a la accién o acciones en los escritos fundamentales o en la misma sentencia, debiendo buscarse siempre la sustancia de cada accion afirmada en el proceso. Lo anterior es consecuencia de que cada accién tiene una individualidad propia, y no esta encerrada por nombres pro- = TAVOLARI OLIVEROS, Rail, “Limites objetivos de la cosa juga da civil (intento de delimitar Ia euestién en el derecho chileno)”, en El proceso en accién, Editorial Libromar, 2000, p. 216. "Es inaceptable la causal de cosa juzgada no alegada expresa y opor- tunamente en el pleito y que no se fiinda en decisiones que arranquen de una sentencia definitiva o interlocutoria, sino de apreciaciones 0 mo- tivos que se invocaron en distintos litigios” (CS, 6 de julio de 1942, RDJ, tl, sec. I, p. 40). « [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CIVIL CHILENO. pios o formulas rigidas; la accién hace bastante que dejé de ser concebida a la luz de la definicién de Celso, esto es, como una proyeccidn parte del derecho subjetivo material.!" En sentido, la Corte Suprema ha resuelto que “lo que en de- recho caracteriza toda accion es Ia concurrencia de tres re- quisitos, a saber: que la accién se dirija contra una persona determinada, que se precise la cosa demandada y que se se- hale la causa de pedir que le sirve de fundamento”."" De un modo mis concreto, una antigua sentencia de la Corte Suprema, de 3 de abril de 1914, establece: “la causa de pedir es la que particularmente determina Ia condicién jurt- diica de las acciones o excepciones alegadas y que, por consi- guiente, aceptar 6 desechar una excepeién por una causa de pedir distinta de la invocada importaba resolver una excep- cidn diversa 4 la sometida 4 juicio por las partes...”.!" 13. PAUTA PARA DETERMINAR LA IDENTIDAD OBJETIVA: LA COSA JUZGADA CUBRE LO DEDUCIDO Y LO DEDUCIBLE El tema de la identidad objetiva de la cosa juzgada es, sin duda, el mas complejo de resolver. No siempre resulta ficil determinar los limites objetives de una controversia por di- versas razones, especialmente por las dificultades que Heva en. sfel concepto de causa de pedir, Nuestro Codigo define a la causa de pedir como el fundamento inmediato del derecho deducido en juicio (art. 177 ine. 2° CPC). Como se explicaba, nuestro legislador siguié en este tema un sistema similar al © En nuestro medio, la aceptacién de Ia tesis material proviene de {a inffluencia que en algiin periodo ejercieron algunos juristas y proved mentalistas franceses (Savigny, Demolombe, Aubry y Rau). Sobre el tera, AIMONE GIBSON, in ceo de accin cil, Memoria de Prueba, U, Catolica de .0, 1956, pp. 89-90; VELOSO FIGUEROA, Adolfo, Estudio dela accin civil, Memoria de Prucha, U. de Chile, 1952, pp. 105-150. S| GS, 21 de marzo de 1960, RDJ, t. 57, sec. 18, p. 38, "= G8, 8 de abril de 1914, RDJ, 12, see. 14 p. 195. del Cédigo de Procedimiento Civil francés, findado en la “causa de la accion”. El nudo gordiano en esta materia surge por cl completo desacuerdo que existe, desde hace mas de un siglo, para de- finir los elementos que configuran este componente de Ta ac- cidn: si sdlo un conjunto de hechos; si junto a los hechos debe ademas considerarse el elemento juridico fundante de la accién. En la doctrina procesal hay acuerdo en torno a que la identidad objetiva no puede obtenerse de una simple com- paracién literal entre lo fallado con anterioridad y la causa de pedir, y el petitum de la nueva demanda. Por lo mismo, para proceder a tal operacién se han desarrollado una serie de pau- tas que buscan otorgar un mayor grado de certeza en tan com- pleja operacién. Como criterio de soluci6n, De Ia Oliva ha propuesto el si- guiente: “por imperativo logico, la cosa juzgada comprende Jo que esté implicita pero necesariamente negado por una afirmacién contenida en la parte dispositiva de la sentencia y lo que esté implicita pero necesaria ¢ inescindiblemente afir- mado por la negacién que aquélla pueda contener” Utilizando similares términos, la regla anterior se formula indicando que la cosa juzgada cubre lo deducido y lo deduci- bie. La doctrina italiana formula este principio, sosteniendo que “il giudicato copre il dedotto ¢ il deducible” ‘Como Io explica Tapia Fernandez, *hist6rieamente se ha admitido sin discusién que la cosa juzgada cubre no sélo lo efectivamente deducido en el primer proceso, sino también Jo que pudo deducirse”." Luego, agrega la misma autora, que “esta maxima refleja la légica consecuencia de la naturaleza juridica de la cosa juzgada como concreta determinacién de °S DE LA OLIVA, Andrés, Sabre la cosa juzgada ob. cit, p. "Por todos, ef: PROTO PISANI, Andrea, “Appunti sul giudicato ci vile © soui limiti oggentivi, en Rivista di Dirtto Processuale, Padova, Cedar, 1990, vol. XLV, pp. 389 ss. "TAPIA FERNANDEZ, Isabel, E objeto del proceso. Alegaciones. Senten- cia, Cosa juegada, Madrid, La Ley, 2000, pp. 155-156. [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CI las reciprocas situaciones juridicas de las partes en contien- da, y no como una mera operacion cognoscitiva sobre los ar- gumentos © razones o sobre cl valor persuasive o no de las pruebas; de tal modo que, establecida en la sentencia la con- creta relacin juridica entre las partes, es irrelevante que a tal resultado se haya legado acogiendo o rechaando tal ar gumentacién o tal prueba. Todas las razones que se alegaron ‘0 se pudieron alegar quedan cubiertas por la cosa juzgada”.!"" No se debe olvidar que el fundamento de Ia cosa juzgada material se encuentra en la necesidad de evitar la reproduc- cidn indefinida de los litigios y de conseguir la estabilidad y se- guridad juridica. Por ello, resulta improcedente permitir a una parte que omitié alguna referencia de hecho 0 que no aport6, pruebas suficientes que reproduzean nuevamente su accion, salvo que efectivamente la nueva pretensién esté amparada en una causa de pedir distinta de la anteriormente fallada. En tal orientaci6n, la Corte Suprema ha establecido que no debe con- fundirse la causa de pedir con los medios que se emplean para demostrarla, razén por la cual, aunque se acompafien nuevos medios de prueba en un proceso posterior, ello no puede sig nificar que se esté frente a una nueva causa de pedir." La pauta referida -en su proyeccién practica~ determina, por ejemplo, que si en una sentencia anterior se fallé que no existe la obligacién de pagar cl capital, cae dentro de lo juz- gado la demanda posterior que intente cobrar una determi- nada suma por concepto de intereses, respecto de esa misma obligacién. En nuestra jurisprudencia, la aplicaci6n de este principio para la determinaci6n de la extension objetiva de la cosa juz- gada se ha aceptado nitidamente en los siguientes casos: a) En materia de derecho de propiedad, la Corte Supre- ma declaré, en sentencia de 27 de abril de 1948, que existe © Thfdem cit. ant, p. 156. © Entre otras, cfr. CS, 17 de agosto de 1910, RDJ, 8, see. 18, p. 459; CS, 8 de julio de 19 In sec. It, p. AT; CS, 24 de agosto 1948, identidad de cosa pedida entre el juicio en que se rechaz6 la demanda reivindicatoria por todo el terreno en litigio y aquel ‘en que se pretende reivindicar una parte del mismo, invocin- dose como titulo una escritura de compraventa hecha valer también en el primero, y b) También la Corte Suprema, en sentencia de 28 de agos- to de 1942, determiné que “existe identidad de cosa pedida entre el juicio en que se declarara que una de las partes es duefia de la cosa y el juicio en que la otra pide se declare que le pertenece una cuota en dicha cosa, porque el dominio so- bre la totalidad de la cosa reconocido en el primer juicio ex- cluye el dominio de una cuota que pretende el actor en el segundo pleito. En consecuencia, concurriendo ademas Ia identidad de personas y de causa de pedir, procede acoger la cosa juzgada”.! En consecuencia, si la sentencia anterior (que contiene la res judicata) resulta de una amplitud suficiente como para en- tender que juridicamente comprende lo que de facto se ale- ga en un nuevo proceso ulterior, se debe entender que concurre a identidad objetiva de la cosa juzgada. Sdlo de esa forma se evitard la multiplicidad de procesos, que pretendan, bajo la presentacién de pequenas alteraciones fatcticas, eter- nizar la discusién sobre Tas mismas matcrias u objetos. Por tiltimo, aunque no es una pauta muy difundida, en otras ocasiones la jurisprudencia ha determinado la identidad objetiva de la cosa juzgada considerando la incompatibilidad en la ejecucin. En tal sentido, se entiende que hay cosa juz- gada si de admitirse una nueva resoluci6n sobre el tema, se impide el cumplimiento de lo anteriormente resuelto.'” 'S GS, 27 de abril de 1948, RDJ, t. 45, sec. 1 p. 515. © GS, 28 de agosto de 1942, RDJ, t 40, sec. 1, p. 148, En este sentido, CS, 4 de enero de 1945, RDJ, t. 4, sce. 1, p. 166; CS, 18 de enero de 1999, RDJ, 36, see. I*, p. 478: CS, 7 de enero de 1938, RDJ, 1.35, sec. 1, p. 340; C. de Ap. de Santiago, 29 de agosto de 19: RDJ, 1. BL, sec. 2, p. 59: CS, 14 de enero de 1915, RD], t. 12, sec. 1, p. 561 n [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CIVIL CHILENO. 14, IDENTIDAD OBJETIVA Y FUNDAMENTACION “JURIDICA Una cuestion directamente vinculada a la fijacion de Ia iden- tidad objetiva es que se refiere a la fundamentacién juridica de las accione: EI problema de incluir o excluir al componente jurfdico dentro de la causa de pedir esta condicionado por la mayor ‘0 menor latitud que asignan unos y otros al principio del iura novil curiae, esto es, cual es el radio de accin que tiene el Or gano jurisdiccional en la aplicacién del derecho: si goza de plena autonomia o tiene limitaciones en dicha funcién. Los defensores de la idea de que la causa de pedir esta conformada sélo por el elemento factico, otorgan una mayor amplitud al juzgador a la hora de aplicar el derecho, desechando de principio la calificacién juridiea que el actor asigne a esos hechos (la causa de pedir). En teorfa, una co- rrecta aplicacion de esa maxima obligaria al juez a examinar ese conjunto de hechos (que seria la causa de pedir) desde todo posible punto de vista juridico, ya sea que lo aleguen © no las partes, 0 bien, coincida o no esa calificacién juridica con la propuesta por las partes.'“' En el tema que nos ocupa, la proyeccién de esta doctrina se deberia traducir en lo si- guiente: la presentacién de una nueva accién, aunque venga fundada en una diversa motivaci6n juridica, no permite ale gar la cosa juzgada, salvo que Ia causa de pedir esté fiundada cen los mismos hechos ya juzgados en la sentencia anterior. Por La G. de Ap. de Santiago, en sentencia de 27 de diciembre de 1996, ha resuelto "que es un punto aceptado por la doctsina y jurisprudencia mayoritaria que un mismo hecho no puede, respecto de la misma perso- za o victima, dar lugar a responsabilidad contractual y responsabilidad cextracontractual. Lo anterior no significa que el incumplimiento de un contrato, admis de ocasionar un perjuicio al cocontratante, [..] pueda también ocasionar datios a un terceto extraio a la relacién contract... C.de Ap. de Santiago, 27 de diciembre de 1996, RDJ, «98, sec. 2, p. 142. En otra ocasién se ha resuelto que “no ¢s preciso que en la demanda se citen las disposiciones legales que le sven de fundamento, sino tan s6lo los prineipios, la raz6n juridica de la accién” (por todos, CS, 14 de enero de 1947, RDJ, 44, see. 1, p. 450). ejemplo, si un primer proceso indemnizatorio fue resuelto ra- vonando sobre la base de la responsabilidad contractual, un segundo intento, fundado en los mismos hechos, pero invo- cando el actor en Ia nueva demanda la normativa de Ia res- ponsabilidad aquiliana o algtin régimen juridico especial, estaria cubierto por la anterior decisi6n, esto es, cabria opo- ner la excepcién de cosa juzgada. En cambio, la tesis que sustenta que el elemento juridico es un componente mas de la causa petendi, conjuntamente con los hechos, restringe la actividad jurisdiccional en la aplica- in del derecho al caso conereto. De tal manera, queda ve- dado tanto a las partes como al juez, que puedan alterar la causa de pedir por la via de modificar el elemento juridico de dicho componente, esto es, prohibe un cambio de la fun- damentacién juridica a las partes y al érgano jurisdiccional, en cuanto tal alteracién puede significar una variacién de la causa de pedir. En nuestra jurisprudencia predomina la idea que la fun- damentacién juridica propuesta por las partes, en sus preten- siones, excepciones o defensas no son vinculantes para el juez, conforme a una aplicacion extensiva al principio iura novit jez sabe el derecho), con lo cual las distintas calif jisma causa de pedir no da- 15. LA CAUSA DE PEDIR EN CADA TIPO DE ACCION Para facilitar la determinacion de la identidad objetiva se haa he- cho pata comin en ta doctring que en a fiji del compo nente causal de la acci is centre acciones de condena, declarativas y constitutivas. Este modo de proceder se justifica desde el minuto que la causa de pedir varfa, segiin las diversas categorias de derechos y acciones.' Asi, entre otros, LIEBMAN, Enrico T, Manual de derecho procesal c- vil, ob. cit, p. 143: ROCCO, Ugo, Tratado de derecho frocesa ct. Sania [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CI 16, LA CAUSA DE PEDIR EN LAS ACCIONES: DE CONDENA| Si la accion de condena busea la proteccién de un derecho absoluto, la causa de pedir queda configurada con tal que la pretensién afirme el derecho absoluto a que se refiera, sien- do por tanto innecesario mencionar el hecho constitutivo de tal derecho. Para el tema de la cosa juzgada, esto significa que si en la sentencia anterior ya se determiné que Juan no era dueiio de un determinado bien raiz (al desestimarse una acci6n rei- vindicatoria), la iniciacién de un nuevo juicio para obtener la misma declaracién estar impedida por la cosa juzgada. Como lo tiene declarado la Corte Suprema, “en las deman- das de reivindicacién de bienes corporales, el derecho recla- mado es el dominio. En consecuencia, existe identidad de cosa pedida o beneficio juridico entre ellas, desde que las res- pectivas acciones reivindicatorias se refieran sustancialmente aun mismo bien corporal”.'* Por su parte, Ia sentencia de la Corte Suprema de 8 de octubre de 1964 recoge plenamente esta tesis sobre la con- figuracién de la causa de pedir. Alli se desestimé un recur- » de casacion en el fondo, dectarando que existia la triple Jentidad de Ia cosa juzgada entre dos juicios reivindicato- rios, ya que en ambos juicios se daba “el mismo fundamen- to legal del beneficio juridico que se ha obtenido, el hecho generador de ély en virtud del cual se demanda su recono- cimiento”. En cambio, si la accién de condena busca la tutela en un derecho personal o de crédito, la causa de pedir se debe con- figurar indicando el hecho constitutivo sobre el cual se pre- -ntis Melendo y Marino Ayerra, Buenos Aires, Depalma, I, 1976, p. 375; (BERG, Leo, Thatado de dewecho procesal civ ob. cit, LI, pp. 5. gO. ROS 1 7 de abril de 1948, RDJ, 1 45, see. 1, p. 515. CS, 8 de octubre de 1964, RD], t 61, sec. 1*, p. 306. En igual sen do, CS, 25 de julio de 1911, RDI. 1.9, ec. I, p. 444, tende deducir Ia existencia de la relacién juridica a que se refiere la accién." En esta situacién la identidad objetiva se dara si la nueva pretensi6n descansa en los mismos hechos o acaecimientos hist6ricos, aunque se modifiquen cuestiones aceidentales. Como se puede apreciar, en este punto cobra especial inte- rés la determinacién hist6rica de los hechos, ya que puede ocurrir que se trate de los mismos hechos causales de una de- terminada consecuencia juridica, pero ocurridos en tiempos distintos. En nuestra jurisprudencia, se acepta con claridad esta distinci6n en la sentencia de la Corte Suprema, de 14 de enero de 1915, que desestimé la excepcidn de cosa juzgada, sosteniendo que el hecho causal que originaba los per acaecié con posterioridad a un juicio que por el mismo tema se habria resuelto con anterioridad."” Por su parte, si se trata de una obligacién periddica y su- cesiva es perfectamente posible separar el contenido de la prestaci6n, distinguiendo los diversos periodos del tracto que pueden resultar incumplidos, para fijar la existencia de la identidad objetiva. Se aprecia este criterio en la sentencia de la Corte Suprema de 13 de noviembre de 1995, al establecer que la declaraci6n de suficiencia que hace el tribunal en la gestion de pago por consignacién, solo ha podido producir efectos de cosa juzgada respecto de las cantidades de ener gia y de dinero a que ella se refirié y no respecto de toda la deuda que Ia demandante pretendfa, ya que ella era de una entidad mayor. En consecuencia, se estimé procedente aco- ger la excepci6n de cosa juzgada opuesta en un juicio poste- rior s6lo respecto del monto pagado por la consignacion, que no cubria el saldo pendiente.'” “© Entre otros, fi, LIEBMAN, Enrico T, Manual de derecho procsal ci vil, ob. cit, p. 148; RAMOS MENDEZ, Francisco, Derecho pmcesal civil, ob. Git, tL 1, p- 405 Me GS, 15 de enero de 1915, RDJ, t. 12, sec. 1%, p. “© GS, 13 de noviembre de 1995, RDJ,t.92, sec. 1 565, pe ILL. co [LA 008A JUZGADA EN FL PROCESO CIVIL CHILENO. 17. LA CAUSA DE PEDIR EN LAS ACCIONES DECLARATIVAS, Esta forma de tutel sigue mediante el ejercicio de Ia accién declarativa, también conocida como mero-declarativa, que es aquella en que el actor pretende se declare la existencia o el modo de ser de un determinado de- recho o de una cierta relaci6n juridica." La tutela jurisdic~ cional a que tienden las acciones declarativas, se encamina exclusivamente a la “constatacién judicial” de la existencia o inexistencia de una relaci6n juridica, no a la condena de un demandado a realizar una prestacién.'” En la jurisprudencia se reconoce abiertamente este tipo de protecci6n, con eficacia de res judicata. Asi lo prockama ex- presamente la sentencia de la Corte de Apelaciones de San- tiago, de 4 de junio de 1987, cuando senala que uno de los fines que tiene el actor para deducir este tipo de acciones es lograr la cosa juzgada, es decir, “la indiscutibilidad y la clari- dad meridiana de la situacién juridica, la imposibilidad de que la seguridad jurfdica pueda volver a ser puesta en duda por aquellos en cuyo perjuicio se ha declarado Ia existencia 0 la inexistencia de la misma (Prieto Castro, La accién declarativa, p. 107)". En cuanto a la determinaci6n de la causa de pedir en las acciones declarativas (y también en las constitutivas), se pre- senta la dificultad de no existir propiamente un derecho sub- jurisdiccional se co 18 Gf: FERNANDEZ LOPEZ, Miguel Angel (con DE LA OLIVA, Ane drés), Derecho frocesal civil, Madd, Ramon Areces, 1995, 4* ed., Il, p. 30. '® Entre otros, asi lo entiende ENNECERUS, Ludwig, Derecho ceil (par- te general), tr. Blas Pérez y José Alguer (dc la 39% ed. alemana), Barcelona, Bosch, 1044, 1 2, pp. 468-469. " C. de Ap. de Santiago, RDJ, 84, see. 2%, p. 84, Con anterioridad se habfan dictado otras sentencias declarativas, como es el caso del fallo del Segundo Juzgado Civil de Santiago, dle 21 de octubre de 1953, recai- do en el juicio “Mayer con Neumann”, Alli se declaré la existencia de un matrimonio celebrado en Checoslovaquia en 1989, ante la imposibilidad de los contrayentes dle poder conseguir el documento piiblico en el pais de origen (RDJ,t. 50, sec. %, p. 108). jetivo a la declaracién o a la constitucién, Incluso més, este tipo de tutela judicial no esta regulada en el CPC, aunque nadie nie- ga su existencia en nuestro sistema procesal. Dicho de otra for- ‘ma, tanto la accién declarativa como la accién constitutiva se presentan como verdaderos “poderes juridicos” (derechos po- testativos para algunos), en los que la accién procesal muestra su plena autonomia del derecho material. Al decir de Chioven- da *...la accién de declaraci6n de certeza se caracteriza no por un derecho del cual tenga la causa, sino por la especial natu- raleza de tutela juridica a la que tiende”.""" Para determinar la forma de delimitar la causa de pedir, la doctrina distingue dos tipos de acciones declarativas, a saber: acciones declarativas positivas y acciones declarativas negativas, En las acciones declarativas positivas, para fijar el componente, causal a su vez se distingue entre acciones declarativas relati- vas a derechos absolutos y acciones declarativas relativas a de- rechos personales, aplicandose las mismas pautas anteriormente explicadas para las acciones de condena. En el caso de las acciones declarativas positivas relativas a derechos absolutes, la doctrina mantiene la tesis de que la cau de pedir queda singularizada mediante la peticién de declara- ci6n del derecho absoluto de que se trata, sin necesidad de na- il es el hecho constitutivo que ha dado vida al derecho: © las circunstancias que han impedido su orien." Por lo an- terior, si el actor solicita en un nuevo juicio que se le declare duefo de un predio, invocando en su demanda dos o mas ti- tulos relativos a la adquisicién de ese derecho de dominio, que no adujo en el juicio anterior, ello no puede significar una di- © CHIOVENDA, José, “La accién en el sistema de los derechos", en. insayos de derecho fmoccsal civil tr. Santiago Sentis Melendo, Buenos Aires, Ediciones Juridicas FuropaAmérica, tI, pp. 127-128: y en la “Accion de declaracién de mera certeza”, en la misma obra, pp. 191-192. Sobre este tipo de acciones, cfr, LANFRANCHI, Lucio, Gondrbuto allo studio dll’ azione di mero accertamento, Milan, Giutlre, 1969, * Asi lo entienden, entre otros, LIEBMAN, Enrico T:, Manual de de- echo procesal civil, ob. cit, p. 148; BERZOSA FRANCOS, Maria Vieworia, Demanda, “causa de pedir” 9 objeto del proceso, Cérdoba, El Almendro, 1984, p38

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