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LAS CAUSAS Y EFECTOS DE LA CONTAMINACIÓN DEL SUELO

EN LA SALUD Y EL AMBIENTE
Durante cientos de años el ser humano ha tomado medidas para evitar la contaminación del
aire y del agua, consciente del perjuicio que ambas podían suponer para la salud y las vidas
humanas. Sin embargo, el del suelo contaminado es un concepto mucho más moderno, del que
no se había oído hablar hace 25 años. A esta contaminación se le ha llamado "silenciosa"
porque no deja una huella evidente en el momento en que se provoca, sino que pueden
transcurrir años en los que va migrando por el subsuelo hasta que surge en forma de efectos
nocivos para la salud humana y el entorno. Es por ello, que la conciencia de su existencia ha
venido ligada a catástrofes provocadas por su causa y que se descubren hacia finales de los
años 70 y principios de los 80.

Como consecuencia de las actividades humanas, el uso de abonos, las sedimentaciones de


contaminantes atmosféricos de origen industrial, los vertidos y depósitos industriales, los
residuos urbanos, las actividades industriales, la creación de infraestructuras o los accidentes,
producen alteraciones en el suelo difícilmente cuantificables, sobre la que es problemática la
previsión de efectos. Fenómenos como la erosión, la pérdida de carbono orgánico, la
salinización, la compactación, la acidificación y la contaminación química son los principales
responsables del deterioro actual del suelo. Entre las causas antropogénicas más habituales de
la contaminación del suelo, la FAO destaca la industria, la minería, las actividades militares, la
gestión de desechos, aquí entra la basura tecnológica y aguas residuales, la agricultura, la
ganadería y la construcción de infraestructuras urbanas y de transportes.

La presencia de contaminantes en un suelo supone la existencia de potenciales efectos


nocivos para el hombre, la fauna en general y la vegetación. Estos efectos tóxicos dependerán
de las características toxicológicas de cada contaminante y de la concentración del mismo.
La deforestación, producto de la tala de árboles ilegal o por la conversión de bosques
en potreros o campos de cultivos, lo cual rompe con el equilibrio climático a nivel regional e
incluso planetario provocando también una disminución en el suministro del agua. La
degradación del suelo es un problema complejo que requiere de medidas conjuntas por parte
de los gobiernos, las instituciones, las comunidades y los individuos.

El suelo es un componente esencial del ambiente en el que se desarrolla la vida; es vulnerable,


de difícil y larga recuperación (tarda desde miles a cientos de miles de años en formarse), y de
extensión limitada, por lo que se considera un recurso natural no renovable. Sin embargo, el
uso intensivo e indiscriminado del suelo está generando un fuerte impacto ambiental negativo
en el recurso, de tal forma que, si no se propende por su protección y conservación, puede
llegar a perder sus características y, por ende, su capacidad para ser empleado dentro de otros
procesos productivos posteriores o como soporte para actividades de ocio y recreación, entre
otras. Una estrategia para regular permanentemente las actividades económicas de las
empresas, en cuanto a la generación de impactos ambientales negativos sobre el suelo, es el
uso de instrumentos económicos que puedan incentivar a los agentes económicos para que
inviertan en la protección y conservación de los recursos naturales. De igual forma, la
implementación de estos mecanismos económicos permitirá demostrar el valor del recurso
suelo como proveedor de bienes y servicios ambientales, para que de esta manera pueda ser
integrado en los estados de resultados de las empresas. Este artículo tiene como objetivo
fundamental presentar una revisión bibliográfica analítica sobre los principales mecanismos de
regulación que se emplean en el ámbito nacional e internacional en la protección de los
recursos naturales, específicamente el suelo, como proveedor de diversos bienes y servicios
ambientales.

Para evitar que el suelo se contamine, medidas como el reciclaje de envases, papel o vidrio,
así como los residuos orgánicos son fundamentales. También apostar por productos
reutilizables, sobre todo los de plástico. Este material tiene un grado de incidencia en la
contaminación muy grande, porque pueden pasar siglos hasta que se desintegre.

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