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POEMAS

Federico García Lorca

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POEMAS mi cuchillo por su manta.
Federico García Lorca Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
********************************************** Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Romance sonámbulo Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Verde que te quiero verde. Compadre, quiero morir
Verde viento. Verdes ramas. decentemente en mi cama.
El barco sobre la mar De acero, si puede ser,
y el caballo en la montaña. con las sabanas de holanda.
Con la sombra en la cintura No veis la herida que tengo
ella suena en su baranda, desde el pecho a la garganta?
verde carne, pelo verde, Trescientas rosas morenas
con ojos de fría plata. lleva tu pechera blanca.
Verde que te quiero verde. Tu sangre resuma y huele
Bajo la luna gitana, alrededor de tu faja.
las cosas la están mirando Pero yo ya no soy yo.
y ella no puede mirarlas. Ni mi casa es ya mi casa.
Verde que te quiero verde. Dejadme subir al menos
Grandes estrellas de escarcha, hasta las altas barandas,
vienen con el pez de sombra dejadme subir!, dejadme
que abre camino del alba. hasta las verdes barandas.
La higuera frota su viento Barandales de la luna
con la lija de sus ramas, por donde retumba el agua.
y el monte, gato garduño, Ya suben los dos compadres
eriza sus pitas agrias. hacia las altas barandas.
Pero quien vendrá? y por donde...? Dejando un rastro de sangre.
Ella sigue en su baranda, Dejando un rastro de lagrimas.
verde carne, pelo verde, Temblaban en los tejados
sonando la mar amarga. farolillos de hojalata.
Compadre, quiero cambiar Mil panaderos de cristal.
mi caballo por su casa, herían la madrugada.
mi montura por su espejo, Verde que te quiero verde,

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verde viento, verdes ramas. Luego, cuando la Lola
Los dos compadres subieron. gaste todo el jabón,
El largo viento, dejaba vendrán los torerillos.
en la boca un raro gusto !Ay, amor,
de hiel, de menta y de albahaca. bajo el naranjo en flor!
Compadre! Donde esta, dime? Amparo
Donde esta tu niña amarga? Amparo,
Cuantas veces te espero! !que sola estas en tu casa
Cuantas veces te esperara, vestida de blanco!
cara fresca, negro pelo, (Ecuador entre el jazmín
en esta verde baranda! y el nardo.)
Sobre el rostro del aljibe, Oyes los maravillosos
se mecía la gitana. surtidores de tu patio,
Verde carne, pelo verde, y el débil trino amarillo
con ojos de fría plata. del canario.
Un carámbano de luna Por la tarde ves temblar
la sostiene sobre el agua. los cipreses con los pájaros,
La noche se puso intima mientras bordas lentamente
como una pequeña plaza. letras sobre el cañamazo.
Guardias civiles borrachos Amparo,
en la puerta golpeaban. !que sola estas en tu casa,
Verde que te quiero verde. vestida de blanco!
Verde viento. Verdes ramas. Amparo,
El barco sobre la mar. !y que difícil decirte:
Y el caballo en la montaña. yo te amo!
Camino
Dos muchachas - La Lola y Amparo Cien jinetes enlutados,
La Lola ?donde Irán,
Bajo el naranjo lava por el cielo yaciente
panales de algodón. del naranjal?
Tiene verdes los ojos Ni a Córdoba ni a Sevilla
y violeta la voz. llegaran.
!Ay, amor, Ni a Granada la que suspira
bajo el naranjo en flor! por el mar.

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Esos caballos soñolientos levantan por distraerse,
los llevaran, glorietas de caracolas
al laberinto de las cruces y ramas de pino verde.
donde tiembla el cantar. Su luna de pergamino
con siete ayes clavados, Preciosa tocando viene.
?donde Irán Al verla se ha levantado
los cien jinetes andaluces el viento, que nunca duerme.
del naranjal? San Cristo balón desnudo,
Las seis cuerdas lleno de lenguas celestes,
La guitarra, mira a la niña tocando
hace llorar a los sueños. una dulce gaita ausente.
El sollozo del as almas Nina, deja que levante
perdidas, tu vestido para verte.
se escapa por su boca Abre en mis dedos antiguos
redonda. la rosa azul de tu vientre.
Y como la tarántula Preciosa tira el pandero
teje una gran estrella y corre sin detenerse.
para cazar suspiros, El viento - hombron la persigue
que flotan en su negro con una espada caliente.
aljibe de madera. Frunce su rumor el mar.
Preciosa y el aire Los olivos palidecen.
Su luna de pergamino Cantan las flautas de umbría
Preciosa tocando viene, y el liso gong de la nieve.
por un anfibio sendero !Preciosa, corre, Preciosa,
de cristales y laureles. que te coge el viento verde!
El silencio sin estrellas, !Preciosa, corre, Preciosa!
huyendo del sonsonete, !Míralo por donde viene!
cae donde el mar bate y canta Sátiro de estrellas bajas
Su noche llena de peces. con sus lenguas relucientes.
En los picos de la sierra Preciosa, llena de miedo,
los carabineros duermen entre en la casa que tiene
guardando las blancas torres mas arriba de los pinos,
donde viven los ingleses. el cónsul de los ingleses.
Y los gitanos del agua Asustados por los gritos

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tres carabineros vienen, ...
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.
El ingles da a la gitana Argumentum Ornithologicum
un vaso de tibia leche, ..
y una copa de ginebra Cierro los ojos y veo una bandada de pájaros. La visión dura
que Preciosa no se bebe. un segundo o acaso menos; no se cuantos pájaros vi.
Y mientras cuenta, llorando, Era definido o indefinido su numero? El problema involucra
su aventura a aquella gente, el de la existencia de Dios. Si Dios existe, el numero es
en las tejas de pizarra definido, porque Dios sabe cuantos pájaros vi. Si Dios no
el viento, furioso, muerde. existe, el numero es indefinido, porque nadie pudo llevar la
cuenta. En tal caso, vi menos de diez pájaros (digamos) y
Jorge Luis Borges mas de uno, pero no vi nueve, ocho, siete, seis, cinco,
Amorosa Anticipación cuatro, tres o dos. Vi un numero entre diez y uno, que
. no es nueve, ocho, siete, seis, cinco, etc, etc. Ese numero
Ni la intimidad de tu frente clara entero es inconcebible; ergo, Dios existe
como una fiesta Despedida
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña, .
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios Entre mi amor y yo han de levantarse
serán favor tan misterioso trescientas noches como trescientas paredes
como mirar tu sueño implicado y el mar será una magia entre nosotros.
en la vigilia de mis brazos. .
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño, No habrá recuerdos.
quieta y resplandeciente como una dicha Oh tardes merecidas por la pena,
que la memoria elige, noches esperanzadas de mirarte,
me darás esa orilla de tu vida campos de mi camino, firmamento
que tú misma no tienes. que estoy viendo y perdiendo...
Arrojado a quietud, Definitivo como un mármol
divisaré esa playa última de tu ser entristecerá tu ausencia otras tardes.
y te veré por vez primera, quizá ..
como Dios ha de verte, (“Fervor de Buenos Aires” 1923)
desbaratada la ficción del Tiempo, sin el amor, sin mí. Los Justos
. .
(“Luna de Enfrente” 1925) Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.

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El que agradece que en la tierra haya música. La tarde calla o canta.
El que descubre con placer una etimología. Alguien descrucifica los anhelos
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez. clavados en el piano.
El ceramista que premedita un color y una forma. Siempre, la multitud de tu hermosura.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada ..
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto. A despecho de tu desamor
El que acaricia a un animal dormido. tu hermosura
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho. prodiga su milagro por el tiempo.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson. Está en ti la ventura
El que prefiere que los otros tengan razón. como la primavera en la hoja nueva.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo. Ya casi no soy nadie, soy tan solo ese anhelo
que se pierde en la tarde.
Afterglow En ti está la delicia
. como está la crueldad en las espadas.
.Siempre es conmovedor el ocaso ..
por indigente o charro que sea, Agravando la reja esta noche
pero más conmovedor todavía En la sala severa
es aquel brillo desesperado y final se buscan como ciegos nuestras dos soledades.
que herrumbra la llanura Sobrevive a la tarde
cuando el sol último se ha hundido. la blancura gloriosa de tu carne.
Nos duele sostener esa luz tirante y distinta, En nuestro amor hay una pena
esa alucinación que impone al espacio que se parece al alma
el unánime miedo a la sombra ..
y que cesa de golpe Tú
cuando notamos su falsía, como cesan los sueños que ayer solo eras toda la hermosura
cuando sabemos que soñamos. eres también todo el amor, ahora.
. ..
(“Fervor de Buenos Aires” 1923) (“Fervor de Buenos Aires” 1923)
Sábados Laberinto
. ..
Afuera hay un ocaso, alhaja oscura No habrá nunca una puerta. Estas dentro
engastada en el tiempo, y el alcázar abarca el universo
y una honda ciudad ciega y no tiene ni anverso ni reverso
de hombres que no te vieron. ni externo muro ni secreto centro.

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No esperes que el rigor de tu camino descalzo a principios de la primavera
que tercamente se bifurca en otro, y seguiría así hasta concluir el otoño.
tendrá fin. Es de hierro tu destino Daría más vueltas en calesita,
como tu juez. No aguardes la embestida contemplaría más atardeceres
del toro que es un hombre y cuya extraña y jugaría más con niños,
forma plural da horror a la maraña si tuviera otra vez la vida por delante.
de interminable piedra entretejida. Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera Sobre el mojado camino
en el negro crepúsculo la fiera. Ernesto Cardenal
.. Sobre el mojado camino en el que las muchachas con sus cántaros
Instantes van y vienen,
Si pudiera vivir nuevamente mi vida cortado en gradas en la roca,
en la próxima trataría de cometer más errores, colgaban como cabelleras o como culebras
no intentaría ser tan perfecto, me relajaría más, las lianas de los árboles.
tomaría muy pocas cosas con seriedad, Y una especie de superstición flotaba en todas partes.
sería menos higiénico. Y abajo:
Correría más riesgos, haría más viajes, la laguna de color de limón,
contemplaría más atardeceres, subiría más pulida como jade.
montañas, nadaría más ríos...... Subían los gritos del agua
Iría a más lugares adonde nunca he ido, y el ruido de los cuerpos de color de barro contra el agua.
comería más helados y menos habas, Una especie de superstición...
tendría más problemas reales y menos imaginarios. Las muchachas iban y venían con sus cántaros
Yo fui una de esas personas que vivió sensata cantando un antiguo canto de amor.
y prolíficamente cada minuto de su vida; Las que subían iban rectas como estatuas,
claro que tuve momentos de alegría. bajo sus frescas áncoras rojas con dibujos
Pero si pudiera volver atrás, los cuerpos frescos de figura de ánfora.
trataría de tener solamente buenos momentos. Y las que bajaban
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, iban saltando y corriendo como ciervas
sólo de momentos; no te pierdas el ahora. y en el viento se abrían sus faldas como flores.
Yo era uno de esos que nunca iba a ninguna parte Poemas de Mario Benedetti
sin un termómetro, una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas; No te salves
si pudiera volver a vivir, viajaría mas liviano. No te quedes inmóvil
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar al borde del camino,

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no congeles el júbilo,
no quieras con desgana, Rostro de vos
no te salves ahora Tengo una soledad
ni nunca. tan concurrida
No te salves. tan llena de nostalgias
No te llenes de calma, y de rostros de vos
no reserves del mundo de adioses hace tiempo
sólo un rincón tranquilo, y besos bienvenidos
no dejes caer los párpados de primeras de cambio
pesados como juicios, y de último vagón.
no te quedes sin labios, Tengo una soledad
no te quedes sin sueño, tan concurrida
no te pienses sin sangre, que puedo organizarla
no te juzgues sin tiempo. como una procesión
Pero si, por colores
pese a todo, tamaños
no puedes evitarlo; y promesas
y congelas el júbilo, por época
y quieres con desgana, por tacto
y te salvas ahora, y por sabor.
y te llenas de calma, Sin temblor de más
y reservas del mundo, me abrazo a tus ausencias
sólo un rincón tranquilo, que asisten y me asisten
y dejas caer los párpados con mi rostro de vos.
pesados como juicios, Estoy lleno de sombras
y te secas sin labios, de noches y deseos
y te duermes sin sueño, de risas y de alguna
y te piensas sin sangre, maldición.
y te juzgas sin tiempo, Mis huéspedes concurren
y te quedas inmóvil concurren como sueños
al borde del camino, con sus rencores nuevos
y te salvas; su falta de candor
entonces yo les pongo una escoba
no te quedes conmigo. tras la puerta

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porque quiero estar solo no alerte sus fusiles
con mi rostro de vos. ni piense que deliro;
Pero el rostro de vos a pesar de la veta,
mira a otra parte o tal vez porque existe,
con sus ojos de amor usted puede contar
que ya no aman conmigo.
como víveres Si otras veces
que buscan su hambre me encuentra
miran y miran huraño sin motivo,
y apagan mi jornada. ni piense que es flojera
Las paredes se van igual puede contar conmigo.
queda la noche Pero hagamos un trato:
las nostalgias se van yo quisiera contar con usted,
no queda nada. es tan lindo
Ya mi rostro de vos saber que usted existe,
cierra los ojos uno se siente vivo;
y es una soledad y cuanto digo esto
tan desolada. quiero decir contar
aunque sea hasta dos,
Hagamos un trato aunque sea hasta cinco.
Cuando sientas tu herida sangrar No para que acuda
cuando sientas tu voz sollozar presurosa en mi auxilio,
cuenta conmigo sino para saber
-Carlos Puebla a ciencia cierta
Compañera, que usted sabe que puede
usted sabe contar conmigo.
que puede contar conmigo,
no hasta dos ni hasta diez, Viceversa
sino contar conmigo. Tengo miedo de verte
Si algunas veces necesidad de verte
advierte esperanza de verte
que la miro a los ojos, desazones de verte
y una veta de amor tengo ganas de hallarte
reconoce en los míos, preocupación de hallarte

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certidumbre de hallarte ya sin embarcaciones
pobres dudas de hallarte una laguna verde
tengo urgencia de oírte inmóvil y paciente
alegría de oírte conforme con sus algas
buena suerte de oírte sus musgos y sus peces,
y temores de oírte sereno en mi confianza
o sea confiando en que una tarde
resumiendo te acerques y te mires,
estoy jodido te mires al mirarme.
y radiante
quizá más lo primero Lovers go Home!
que lo segundo Ahora que empecé el día
y también volviendo a tu mirada,
viceversa. y me encontraste bien
y te encontré más linda.
Estados de ánimo Ahora que por fin
A veces me siento esta bastante claro
como un águila en el aire. donde estás y donde
-Pablo Milanés estoy.
Unas veces me siento Se por primera vez
como pobre colina que tendré fuerzas
y otras como montaña para construir contigo
de cumbres repetidas. una amistad tan piola,
Unas veces me siento que del vecino
como un acantilado territorio del amor,
y en otras como un cielo ese desesperado,
azul pero lejano. empezarán a mirarnos
A veces uno es con envidia,
manantial entre rocas y acabaran organizando
y otras veces un árbol excursiones
con las últimas hojas. para venir a preguntarnos
Pero hoy me siento apenas cómo hicimos.
como laguna insomne
con un embarcadero

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Nuevo canal interoceánico Por esa vida que arderá en sus venas
Te propongo construir tendrían que amarrarse nuestras vidas.
un nuevo canal Por esas manos, hijas de tus manos,
sin esclusas tendrían que matar las manos mías.
ni excusas Por sus ojos abiertos en tierra,
que comuniquen por fin verá en los tuyos lágrimas un día.
tu mirada Yo no lo quiero, amada.
atlántica Para que nada nos amarre,
con mi natural pacífico. que no nos una nada.
Pablo Neruda Ni la palabra que aromó tu boca,
Poema 15 ni lo que no dijeron las palabras.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente; Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. ni tus sollozos junto a la ventana.
Parece que los ojos se te hubieran volado Amo el amor de los marineros que besan y se van.
y parece que un beso te cerrara la boca. Dejan una promesa y no vuelven nunca más.
Como todas las cosas están llenas de mi alma, En cada puerto una mujer espera;
emerges de las cosas llenas del alma mía. los marineros besan y se van.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.
y te pareces a la palabra melancolía. Amo el amor que se reparte en besos, lecho y pan.
Me gustas cuando callas y estás como distante. Amor que puede ser eterno y puede ser fugaz.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Amor que quiere libertarse para volver a amar.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza. Amor divinizado que se acerca, amor divinizado que se va.
Déjame que me calle con el silencio tuyo. Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,
Déjame que te hable también con tu silencio ya no se endulzará junto a tí mi dolor.
claro como una lámpara, simple como un anillo. Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada,
Eres como la noche, callada y constelada. y hacia donde camines llevarás mi dolor.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. Fui tuyo, fuiste mía. ¿Qué mas?
Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Juntos hicimos un recodo en lar ruta donde el amor pasó.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. Yo me voy, estoy triste, pero siempre estoy triste.
Farewell Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.
Desde el fondo de tí, y arrodillado, Desde tu corazón me dice adiós un niño,
un niño triste como yo nos mira. ¡y yo le digo adiós!...

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joven guerrero de tiniebla y cobre
LA LÁMPARA EN LA TIERRA oh tú, planta nupcial, cabellera indomable,
AMOR AMÉRICA (1400) madre caimán, metálica paloma.
ANTES de la peluca y la casaca Yo, incásico del légamo,
fueron los ríos, ríos arteriales: toqué la piedra y dije:
fueron las cordilleras, en cuya onda raída Quién
el cóndor o la nieve parecían inmóviles: me espera? Y apreté la mano
fue la humedad y la espesura, el trueno sobre un puñado de cristal vacío.
sin nombre todavía, las pampas planetarias. Pero anduve entre flores zapotecas
El hombre tierra fue, vasija, párpado y dulce era la luz como un venado,
del barro trémulo, forma de la arcilla, y era la sombra como un párpado verde.
fue cántaro caribe, piedra chibcha, Tierra mía sin nombre, sin América,
copa imperial o sílice araucana. estambre equinoccial, lanza de púrpura,
Tierno y sangriento fue, pero en la empuñadura tu aroma me trepó por las raíces
de su arma de cristal humedecido, hasta la copa que bebía, hasta la más delgada
las iniciales de la tierra estaban palabra aún no nacida de mi boca.
escritas.
Nadie pudo Gabriela Mistral
recordarlas después: el viento Vergüenza
las olvidó, el idioma del agua Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
fue enterrado, las claves se perdieron como la hierba a que bajó el rocío,
o se inundaron de silencio o sangre. y desconocerán mi faz gloriosa
No se perdió la vida, hermanos pastorales. las altas cañas cuando baje el río.
Pero como una rosa salvaje Tengo vergüenza de mi boca triste,
cayó una gota roja en la espesura de mi voz rota y mis rodillas rudas;
y se apagó una lámpara de tierra. ahora que me miraste y que viniste,
Yo estoy aquí para contar la historia. me encontré pobre y me palpé desnuda.
Desde la paz del búfalo Ninguna piedra en el camino hallaste
hasta las azotadas arenas más desnuda de luz en la alborada
de la tierra final, en las espumas que esta mujer a la que levantaste,
acumuladas de la luz antártica, porque oíste su canto, la mirada.
y por las madrigueras despeñadas Yo callaré para que no conozcan
de la sombría paz venezolana, mi dicha los que pasan por el llano,
te busqué, padre mío, en el fulgor que da a mi frente tosca

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y en la tremolación que hay en mi mano... el cansancio del día que muere,
Es noche y baja a la hierba el rocío; y del alba que debe venir;
mírame largo y habla con ternura, ¡el cansancio del cielo de estaño
¡que ya mañana, al descender al río, y el cansancio del cielo de añil!
la que besaste llevará hermosura! Ahora suelto la mártir sandalia
Nocturno y las trenzas, pidiendo dormir.
¡Padre nuestro, que estás en los cielos! Y perdida en la noche, levanto
¿Por qué te has olvidado de mí? el clamor aprendido de tí:
Te acordaste del fruto en febrero, ¡Padre nuestro, que estás en los cielos!
al llagarse su pulpa rubí. ¿Por qué te has olvidado de mí?
¡Llevo abierto también mi costado, Los Sonetos de la Muerte (Desolación, 1922)
y no quieres mirar hacia mí! Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
Te acordaste del negro racimo te bajaré a la tierra humilde y soleada.
y lo diste al lagar carmesí, Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y aventaste las hojas del álamo y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
con tu aliento, en el aire sutil. Te acostaré en la tierra soleada con una
¡Y en el ancho lagar de la muerte dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
aún no quieres mi pecho oprimir! y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
Caminando, vi abrir las violetas; al recibir tu cuerpo de niño dolorido,
el falerno del viento bebí. Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,
y he bajado amarillos mis párpados y en la azulada y leve polvoreda de luna,
por no ver más enero ni abril. los despojos livianos irán quedando presos.
Y he apretado la boca, anegada Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,
de la estrofa que no he de exprimir. ¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
¡Has querido la nube de otoño bajará a disputarme tu puñado de huesos!
y quieres volverte hacia mí! II
Me vendió el que besó mi mejilla, Este largo cansancio se hará mayor un día,
me negó por la túnica ruin. y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir
Yo en mis versos el rostro con sangre, arrastrando su masa por la rosada vía,
como Tú sobre el paño, le di. por donde van los hombres, contentos de vivir...
Y en mi noche del Huerto me han sido Sentirás que a tu lado cavan briosamente,
Juan cobarde y el Angel hostil. que otra dormida llega a la quieta ciudad.
Ha venido el cansancio infinito Esperaré que me hayan cubierto totalmente...
a clavarse en mis ojos, al fin; ¡y después hablaremos por una eternidad!

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Sólo entonces sabrás el por qué no madura por la tierra en flor!
para las hondas huesas tu carne todavía, El besó a la otra
tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir. a orillas del mar;
Se hará luz en la zona de los sinos, oscura: resbaló en las olas
sabrás que en nuestra alianza signo de astros había la luna de azahar.
y, roto el pacto enorme, tenías que morir... ¡Y no untó mi sangre
III la extensión del mar!
Malas manos tomaron tu vida desde el día El irá con otra
en que, a una señal de astros, dejara su plantel por la eternidad.
nevado de azucenas. En gozo florecía. Habrá cielos dulces.
Malas manos entraron trágicamente en él... (Dios quiere callar.)
Y yo dije al Señor: - “Por las sendas mortales ¡Y el irá con otra
le llevan ¡Sombra amada que no saben guiar! por la eternidad!
¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales
o le hundes en el largo sueño que sabes dar! Volverlo a Ver
¡No le puedo gritar, no le puedo seguir! ¿Y nunca, nunca más, ni en noches llenas
Su barca empuja un negro viento de tempestad. de temblor de astros, ni en las alboradas
Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor”. vírgenes, ni en las tardes inmoladas?
Se detuvo la barca rosa de su vivir... ¿Al margen de ningún sendero pálido,
¿Que no sé del amor, que no tuve piedad? que ciñe el campo, al margen de ninguna
¡Tú, que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor! fontana trémula, blanca de luna?
¿Bajo las trenzaduras de la selva,
Balada donde llamándolo me ha anochecido,
El pasó con otra; ni en la gruta que vuelve mi alarido?
yo le vi pasar. ¡Oh, no! ¡Volverlo a ver, no importa dónde,
Siempre dulce el viento en remansos de cielo o en vórtice hervidor,
y el camino en paz. bajo unas lunas plácidas o en un cárdeno horror!
¡Y estos ojos míseros ¡Y ser con él todas las primaveras
le vieron pasar! y los inviernos, en un angustiado
El va amando a otra nudo, en torno a su cuello ensangrentado!
por la tierra en flor.
Ha abierto el espino;
pasa una canción.
¡Y el va amando a otra

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La Oración de la Maestra que por donde pasáis,
¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el una flor de luz viva
nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra. dejaís;
Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la que allí donde ponéis
belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes. la plantita sangrante,
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. el nardo nace más
Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la fragante.
mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. Sed, puesto que marcháis
No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las por los caminos rectos,
que enseñe. heroicos como sois
Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender perfectos.
como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance Pececitos de niño,
a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella dos joyitas sufrientes,
clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios ¡cómo pasan sin veros
no las gentes!
canten más.
Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie El Ángel Guardián
a la batalla de cada día y de cada hora por él. Es verdad, no es un cuento;
Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre hay un Ángel Guardián
tu corro de niños descalzos. que te toma y te lleva como el viento
Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; y con los niños va por donde van.
hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda Tiene cabellos suaves
presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida. que van en la venteada,
ojos dulces y graves
Pececitos que te sosiegan con una mirada
Pececitos de niño, y matan miedos dando claridad.
azulosos de frío, (No es un cuento, es verdad.)
¡cómo os ven y no os cubren, El tiene cuerpo, manos y pies de alas
Dios mío! y las seis alas vuelan o resbalan,
¡Pececitos heridos las seis te llevan de su aire batido
por los guijarros todos, y lo mismo te llevan de dormido.
ultrajados de nieves Hace más dulce la pulpa madura
y lodos! que entre tus labios golosos estruja;
El hombre ciego ignora rompe a la nuez su taimada envoltura

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y es quien te libra de gnomos y brujas. una dicha que nunca sacia.
Es quien te ayuda a que cortes las rosas, Lo partimos, hijito, juntos,
que están sentadas en trampas de espinas, con dedos duros y palma blanda,
el que te pasa las aguas mañosas y tú lo miras asombrado
y el que te sube las cuestas más pinas. de tierra negra que da flor blanca.
Baja la mano de comer,
Apegado a Mí que tu madre también la baja.
Velloncito de mi carne, Los trigos, hijo, son del aire,
que en mi entraña yo tejí, y son del sol y de la azada;
velloncito friolento, pero este Pan “cara de Dios”*
¡duérmete apegado a mí! no llega a mesas de las casas;
La perdiz duerme en el trébol y si otros niños no lo tienen,
escuchándole latir: mejor, mi hijo, no lo tocaras,
no te turben mis alientos, y no tomarlo mejor sería
¡duérmete apegado a mí! con mano y mano avergonzadas.
Yerberita temblorosa
asombrada de vivir, FIN
no te sueltes de mi pecho:
¡duérmete apegado a mí!
Yo que todo lo he perdido
ahora tiemblo de dormir.
No resbales de mi brazo:
¡duérmete apegado a mí!

La Casa
La mesa, hijo, está tendida,
en blancura quieta de nata,
y en cuatro muros azulea,
dando relumbres, la cerámica.
Esta es la sal, éste el aceite
y al centro el Pan que casi habla.
Oro más lindo que oro del Pan
no está ni en fruta ni en retama,
y da su olor de espiga y horno

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