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Los afrodescendientes en los censos latinoamericanos, 1776-20111, George R.

Andrews
University of Pittsburgh. Historiador

Afrodescendientes en Argentina. Enigmas, cegueras y mitos nacionales. Milena


Annecchiarico.Antropologa UBA

Los primeros censos coloniales en América reflejan una cuantificación sobre la


población negra en función de los intereses del Imperio, los cuenta porque los necesita
para el trabajo esclavo o para la guerra.
George Andrews sostiene que la evolución en el tiempo de los distintos registros
censales tienen que ver con las políticas estatales que operaron para invisibilizarlos
durante el siglo XIX, como dispositivo ideologico para plasmar el proyecto hegemónico
luego de la abolición de la esclavitud (Annecchiarico, 2014).  Negarlos en los censos de
las primeras  décadas del siglo XX, (dado el contexto del término raza, asociado al
nazismo), para volver a ser el foco de las demandas de organizaciones sociales que
reclaman en distintos foros internacionales, que los censos del siglo XXI introduzcan la
pregunta acerca de la ascendencia negra en las poblaciones latinoamericanas.
Con motivo de celebrarse los quinientos años de la Conquista española en América,
comienzan los movimientos latinoamericanos  de población negra o con ascendente, a
instar a la organizaciones internacionales a elaborar estrategias para introducir la
pregunta sobre la negritud del modo más claro y sin exclusiones, debido a que bajo el
término mestizo, trigueño, pardo, se enmascara una genealogía afrodescendiente, que
impide reconocerse para ser expresada en números y en políticas públicas. Esto se debe
a que la población negra que se auto identifica como tal,  resulta un eslabón  positivo
para entender la pertenencia, la identidad, la adherencia a movimientos sociales,  la auto
comprensión; pero resulta muy difuso a la hora de entender la discriminación, ya que
ésta es una acción que incluye necesariamente la mirada de los otros y que es parte
constitutiva del concepto de otredad.

Específicamente en Argentina, la idea de un país blanco y europeo se afianzó con la


Generación del ‘80, en coincidencia con la inmigración de ultramar de fines del siglo y
con la incorporación de vastos territorios nacionales con población indígena. Rita
Segato afirma que el mito fundante de la Argentina blanca y europea no reconoce
colores, mixturas quedando éstas  subsumidas en el mestizaje y el discurso estatal de
blanqueamiento cultural e ideológico (Annecchiarico, 2014). 
Pero no solo la población negra fue menguando es sus números y representación, sino
que fue mutando de  categorías hacía términos que daban cuenta de categorías sociales
connotadas con lo peyorativo, cabecita negra, morocho, negro, un largo camino hasta
llegar al termino afro descendiente que utilizamos hoy como categoria censal para
designar una identidad, una posición de lucha y de reclamo antidiscriminatorio.
George Reid Andrews (1989) analiza lo que fue llamado por muchos pensadores
“enigma de la desaparición” de los negros en Argentina entre fines del siglo XIX y
principios del XX
La hipótesis de Reid Andrews es que los determinantes más importantes de la
declinación numérica de la población negra en el período 1838-87, no fueron el
descenso en las tasas de natalidad ni las altas de mortalidad, como explicaron muchos
pensadores (aunque hayancontribuido), sino el pasaje estadístico de un gran segmento
de la población afroargentina de las categorías raciales ‘pardo’ y ‘moreno’ a la de
‘blanco’.
Hernán Otero (1997-1998) ha retomado la “hipótesis de los traslados estadísticos” de
Reid Andrews, pero critica la idea de que las categorías reflejan (o no) “exactamente” la
realidad racial, asumiendo –contrariamente a Reid Andrews - que la raza no es un dato
perceptible desde afuera, un hecho que distingue “objetivamente” a los individuos y sí
una construcción social de carácter dinámico.
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De Transnacionalización y censos. Los afrodescendientes en Argentina. Laura Cecilia


López,. Antropóloga  de la Universidad Nacional de Rio Grande do Sul Brasil..

La exigencia de los movimientos sociales para incorporar y cuantificar la población 

Dichas exigencias cobraron nueva fuerza a partir de la Conferencia Mundial de las


Naciones Unidas contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia en 2001
A través de los censos los Estados clasifican a las poblaciones nacionales en
categorías separadas y jerárquicamente relacionadas a través de mecanismos arbitrarios
y funcionando como árbitros. Esas clasificaciones son resultantes de las relaciones de
fuerza entre los diferentes grupos que integran el Estado 
A través de su “hipótesis de los traslados estadísticos” Andrews  afirma que las fuentes
oficiales posibilitaron un blanqueamiento en dos dimensiones: forzando la auto-
identificación de los negros como ‘trigueños’ para escapar del preconcepto de raza y, a
su vez, tratando estadísticamente a la población que denotase “mezcla racial” como
parte de la categoría ‘blanco’.
En el 2003 se elaboró un documento conjunto entre las autoridades del Banco Mundial,
el Indec y activistas afro argentinos, en el cual acordaron en expresar dos preguntas en
la prueba piloto que se realizaría antes del Censo 2010
La primera, que interroga sobre si hay alguna persona en el hogar que sea
“afrodescendiente”, y la segunda, que refiere a si alguna persona reconoce un
antepasado como afrodescendiente o como africano, la primera pregunta presupone
el concepto de “ser afrodescendiente”. Pero como la pregunta no define el concepto, la
definición queda a criterio de la persona que responde, respetando la
autodenominación. 
El término “afrodescendiente”, que fue consensuado por los activistas negros de los
diferentes países de América Latina como categoría de identificación, expresa una
identidad política latino-americana resignificando el término de identificación política
“negro”, que todavía presenta vínculos con la historia colonial.
“Afrodescendiente” privilegia la ascendencia por sobre el color, cuestión
importante para los afroargentinos, que presentan una variedad de rasgos físicos
que dificultan su identificación por categorías de raza/color. En ese sentido, puede
incluir blancos que se reconocen descendientes de africanos. Además, puede incluir
no sólo argentinos sino también inmigrantes negros.
Los censos de población no fueron un instrumento pasivo o simplemente
descriptivo de medición, ya que mediante la definición y selección de categorías de
análisis contribuyeron a crear una imagen de la nación que resultó, en parte,
autónoma del proceso histórico.
Los agentes del INDEC construyen el problema afrodescendiente refiriendo a una
“minoría no visible” en términos de color. Este hecho, sumado a un frágil auto-
reconocimiento del origen étnico, lleva a que metodologías cuantitativas, dentro de una
lógica del “realismo estadístico” (que busca a través de las estadísticas una “realidad”
exterior y objetiva sin problematizar su papel en la construcción de esa  realidad),
apunte para la inviabilidad de la inclusión de una pregunta en el censo.

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LOS INDIGENAS EN CENSOS NACIONALES
1966 - 1967 - Censo Indígena Nacional
El Censo Censo Indígena Nacional fue llevado a cabo por un organismo creado
ex profeso en agosto de 1965 por el Decreto N º 3.998/65. Tuvo por objeto
obtener información acerca de la situación socioeconómica de las comunidades
indígenas que habitaban en territorios de la provincia de Buenos Aires y de las
que estaban situadas en el sector meridional del país.

Este relevamiento constituye un importante antecedente de la medición de la


población indígena argentina a nivel nacional. Por primera vez el Estado
Nacional emprendía la tarea de cuantificar y caracterizar a la población
indígena. Uno de sus objetivos era “ubicar geográficamente a las diferentes
agrupaciones indígenas que pueblan nuestra República, determinando en cada
una de ellas sus características demográficas, al mismo tiempo que los niveles
de vida alcanzados por dicha población” (Ministerio del Interior, Secretaría de
Estado de Gobierno, 1967).
Si bien las tareas de relevamiento comenzaron hacia fines de 1965, este censo
no pudo concluirse, ya que “cesó en sus funciones el 30 de junio de 1968 al no
otorgársele una prórroga a la fecha de finalización” (Ministerio del Interior,
Secretaría de Estado de Gobierno, 1968). A pesar de esto produjo una valiosa
información y contabilizó 165.381 indígenas (75.675 indígenas censados y
89.706 estimados), cuando la población total del país era de 22,8 millones de
habitantes. 

Este relevamiento, que quedó trunco, parece más bien destinado a ofrecer
información para la generación de políticas de desarrollo regional, dado que
hacía un fuerte hincapié en cuestiones económicas y culturales de carácter
comunitario

Censo 2001
En el cuestionario censal se incluyó una serie de preguntas sobre el acceso a
bienes y servicios con los que contaba la vivienda: heladera con o sin freezer,
lavarropas común o automático, teléfono fijo, teléfono celular, televisión por
cable, computadora, acceso a internet. Por primera vez se indagó por la
infraestructura de servicios cercanos a la vivienda. 

Como novedad, se incluyó una pregunta sobre el autorreconocimiento y la


pertenencia a los pueblos originarios y se retomó la temática de la
discapacidad de la población que no se preguntaba desde el censo de 1960. 

El objetivo de ambas preguntas fue la realización de encuestas


complementarias al censo. 
La Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas 2004-2005 realizada
por el Instituto Nacional de
Estadística y Censos (INDEC), es el instrumento que brinda información
correspondiente a los Pueblos
Indígenas y sus características.
Para las distintas etapas del trabajo de la Encuesta, el INDEC incorporó
personal indígena y contó con el
apoyo de este Instituto (INAI) (1). La participación del INAI y de los pueblos
indígenas fue crucial para
aportar la experiencia en el tema, la visión específicamente “sectorial” y el
conocimiento profundo de sus
propias culturas. Por esta razón, la ECPI es producto de un trabajo conjunto
entre el INDEC, el INAI y los
pueblos originarios.
“El objetivo de la ECPI es cuantificar y caracterizar a la población que se
reconoce perteneciente y/o
descendiente de un pueblo indígena, que a la fecha del Censo 2001 residía en
hogares, donde al menos
uno de sus miembros declaró pertenecer y/o descender de un pueblo indígena.
La encuesta permite
caracterizar al conjunto de la población que integra esos hogares, aún cuando
no todos los integrantes del
hogar se reconozcan y/o desciendan de pueblos indígenas.” (2)
La ECPI permitió conocer la pertenencia a un pueblo indígena de la población,
a través de dos criterios:
autorreconocimiento y ascendencia indígena en primera generación. Asimismo
ha relevado información
acerca del uso de lenguas o idiomas indígenas, características
sociodemográficas, migración, educación,
empleo, fecundidad, características habitacionales de los hogares, y otros
temas.
Para la selección de la muestra sobre la cual se realizó la encuesta, se utilizó
como marco de muestreo al
Censo 2001, considerando las respuestas positivas a la pregunta relativa a la
presencia en el hogar de al
menos una persona que se reconociera perteneciente y / o descendiente de un
pueblo indígena y la
distribución por pueblo de pertenencia.
La ECPI se realizó mediante muestras de hogares independientes para cada
pueblo indígena y para las
categorías de “otro pueblo” y pueblo “ignorado”. Dicha muestra resultante
(alrededor de 57.000 hogares)
representa a la población que reside en los hogares donde el Censo 2001
registró al menos una persona
que se reconoce descendiente y/o perteneciente a un pueblo indígena.
El INDEC, a través de la ECPI, estima que hay 600.329 personas que se
reconocen pertenecientes y/o
descendientes en primera generación de pueblos indígenas (población
indígena). Estas personas
forman parte de una gran diversidad de pueblos indígenas y están distribuidas
en todas las provincias del
país.

Nota en Pagina 12 sobre el censo 2010: Cerca de un millón de personas se


reconocen como indígenas en la Argentina. En más de 60.000 hogares hay
personas que se reconocen como afrodescendientes. Y casi 25.000 hogares
están formados por parejas del mismo sexo. Así lo dio a conocer el Indec, a
partir del Censo Nacional de Población 2010. Por primera vez, un censo
preguntó sobre estas cuestiones. Se admite que todavía existe subregistro, ya
que, por prejuicios personales y sociales, muchas personas no se
autorreconocen en estas categorías, cuya visualización, de todos modos, va en
aumento: en 2004, una encuesta sobre pueblos indígenas señaló sólo 650.000
personas que se reconocían como tales. La mayor parte de los que se
autorreconocen como indígenas pertenecen a los pueblos mapuche y colla y
residen en las provincias de Chubut, Neuquén y Jujuy. En cuanto a las parejas
del mismo sexo, la mayor proporción vive en la Ciudad de Buenos Aires. Y la
mayor parte de los afrodescendientes viven en la provincia de Buenos Aires,
especialmente en el conurbano.

Según el informe del Indec, “la cantidad de personas descendientes de pueblos


originarios que se declararon en el Censo 2010 es de 955.032 personas y
conforman 368.893 hogares. Es decir, el 2,38 por ciento del total de la
población argentina y el 3,03 por ciento del total de hogares”.

El Censo 2022 amplía el alcance de la pregunta sobre autorreconocimiento


étnico a toda la población. El cuestionario censal indaga si la población se
reconoce indígena o descendiente de pueblos indígenas u originarios, de qué
pueblo y si habla o entiende la lengua de ese pueblo.

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