Está en la página 1de 7
E a MINISTERO PER | BENI a ELE ATTIVITA CULTURALI BOLLETTINO DI ARCHEOLOGIA ON LINE DIREZIONE GENERALE PER LE ANTICHITA VOLUME SPECIALE INTERNATIONAL CONGRESS OF CLASSICAL ARCHAEOLOGY |! collabor ROMA2 MEETINGS BETWEEN CULTURES IN THE ANCIENT MEDITERRANEAN “"arareeoloptaClasew Fernando Lozano Gémez Graecia Roma en Grecia: recepcién y naturalizacion de las manifestaciones de culto imperial La sesién en la que {ui invitado a parlicipar versa sobre la forma en la que Roma se hizo presente en su propio Imperio y afecté a las manifestaciones religiosas del Mediterréneo. Una aproximacién en la que se debe valorar, despojandonos de viejas interpretaciones, tanto el aporte central, encamado por Roma, como el protagonismo de las fuerzas autéctonas, las poblaciones de las provincias, y la manera en la que éslas reaccionaron frente a la llegada de Roma. Mi intervencién se centra en un Ambito cultural muy singular del Imperio, como es el griego, en concreto, en los territories de la Grecia continental que los romanos denominaron la provincia de Acaya (Paus. 7. 16. 10). Se trata de la demarcacién que englobaba, segiin los romanos, a la verdadera y auténtica Grecia (Plin. Ep. Vill, 24) @ inclufa las poblaciones de Atenas y Esparta, asi como gran parte de los referentes culturales y religiosos que caracterizaron a los griegos antes y después de la llegada de Roma’. En este marco espacial, se estudian las manifestaciones de culto a los emperadores, prestandose especial atencién a la forma en la que el poder romano se relacioné con los provinciales griegos en la gestacién de una nueva serie de rituales, los imperiales, on los que quedaba patente la cercania afectiva al nuevo régimen por parte de las oligarquias locales y las posibilidades de actuacién de los Césares’. La creacién de un entramado simbélico que unia a las poblaciones del Imperio con Roma a través de la figura polifacética del emperador, y que se denomina habitualmente el culto imperial’, se incluye entre los cambios que provocé Ia capital de! Lacio en el Mediterraneo; cambios que suelen etiquetarse con el término de romanizacién. Una denominacién que lleva ya un tiempo sometida a debate’, En Grecia dicha discusién teérica va mas alla, pues se niega incluso la propia existencia de una romanizacién de esta region’. En los limites impuestos para esta comunicacién no es posible prestar la atencién debida a este problema, es decir, no me detendré a valorar la pertinencia del término romanizacién aplicado a Acaya. Me conforma con indicar que, en mi opinién, en el caso conereto de Grecia, la aparicion de Roma produjo importantisimos cambios ya en el periodo Republicano que se acentuaron durante la época Imperial. Entre " LaRsen 1998; Graona 1889; KANmeTEDT 1954; ALCOCK 1890, 8-17, 128-71; HAENSCH 1997, 222-8 ° TrumaE® 1880; SPaWFORTI 1967; LozANO 2002; KANTIREA 2007, * Pruce 1884; CLAUSS 1988; GRADEL 2002; Fic 1987-2004 “ MULETT 1980; REECE 1980; FREEWAN 199; BaRETT 1997; WOLF 1908; WEBSTER 2007; MADSEN 2002; LE ROUX 2004; MATTINGLY 2004. "ones 1998, rural tpagesipubbles7ion rtm! * 26 estos cabe destacar a oligarquizacién de los sistemas politicos tradicionales®. La llegada de los nuevos sefiores del Mediterréneo también produjo significativas transformaciones en la economia, sobre todo a partir de la reorganizacién del eje palitico-econémico de la provincia, que se llevé a cabo con la creacién de Nicépolis y el establecimiento de colonias en el Peloponeso, como Patras y Corinto. Esta politica conllevé tun amplio proceso de movimientos poblaciones que buscaban la eliminacién de antiguos peligros y la dotacién de poblacién para los nuevos centros urbanos’, Y a estos cambios de caracter politico y ‘econémico se pueden sumar asimismo transformaciones religiosas y culturales, como la incorporacién de los juegos gladiatorios*, 0, volviendo al tera concreto de la presentacién, el culto a los Césares romanos. El concepto que se emplee para denominar dicho conjunto de transformaciones en la problematica conereta de Grecia es, como sefialé antes, una cuestién diferente, que sin duda se ve enturbiada en este territorio porque muchas de las mutaciones que afectaron a otras provincias del Imperio, en esta regién no son tan manifiestas, ya que Roma acepté y exporté por el Mediterréneo elementos culturales y religiosos que habian aparecido originalmente en Grecia®. Una posible solucién a estos obstaculos terminolégicos se encuentra en un reciente trabajo de la profesora Susan Walker que sugiere el uso del concepto de imperializacién romana"®. Dejando a un lado, por tanto, esta interesante cuestién terminolégica, me centro en la presente comunicacién en exponer cuales fueron, a mi entender, los aspectos mas destacados de la recepcién, surgimiento y naturalizacién del culto alos emperadores en Grecia Quiero sefalar en primer lugar que la apaticién de rituales consagrados a los Césares no fue, como se indic6 antes, un proceso unidireccional, caracterizado por la imposicién de unas directrices centrales ‘emanadas de Roma, sino que surgié de un dilogo entre los objetivos imperiales y las necesidades y voluntades de los provinciales, on especial, las ligarquias locales, cuyo resultado supera la mera copia de modelos romanos en la provincia. Este proceso complejo y bidireccional, que caracteriza buena parte de las relaciones que establecié Roma con las provincias en otros ambitos, se puede singularizar de forma ‘ejemplar con la forma en la que aparecié en Acaya la nueva religién oficial consagrada a los emperadores. Efectivamente, aunque la normativa romana en relacién con la divinizacién fue conocida en todo el Imperio, la forma en la que los griegos incluyeron a los Césares en sus fiestas y panteones tradicionales dista de ser una mera copia de los modelos creados en el centro, como se muestra claramente en la divergencia entre las divinidades oficiales de la ciudad de Roma, los divi y las olvae, con los personajes imperiales que recibieron culto en las ciudades helenas, los theoi sebastoi"'. El seguimiento directo de las normas propias de la capital del Lacio se limitaba al ejércita"” y en buena medida también a las colonias, aunque incluso estas ditimas tuvieron un amplio margen de maniobra a ta hora de conformar los panteones yrtituales locales. Recientemente, Bendlin al estudiar la lex de la Colonia Genetiva Ursonensis ha destacado ‘que resulta més significativa la limitacién del marco religioso que se impone a los colonos que las obligaciones religiosas a las que se vieron sometidos™ En las ciudades de Acaya, que en su mayoria no eran colonias y gozaban de una relacién estatutaria privilegiada con Roma, el culto imperial tvo menos conexién con las practicas religiosas romanas, de forma que los emperadores se integraron en la religién tradicional de una forma mas diversa - lo que constituye, por otra parte, uno de los mejores ejemplos de la Antiglledad de un proceso de naturalizacion religiosa del orden politico. La inexistencia de una politica de imposicién central de la forma en la que se debia llevar a cabo la adoracién a los Césares permitié, en este sentido, que las antiguas instituciones encargadas de aprobar la inclusion de nuevas divinidades en los panteones locales siguleran funcionando en Grecia, Se trata de los * PLAcivo 1996, 241-51; LARSEN 1959; SPawrorT T8BS; WoLoch 197%: 1973 ” Rizaws 1987, 15-96; ALcocx 1993, * Roncay 1940; Lazano 2002, 71-6. * Manse 2002 "Waker 1997 Lozao 2007a; KANTIREA 2001 * srou. 2001 " BENOLN 1997; et Cap. 64 dela lox ‘oma archeoais benictural oages/pubbicarion nm! * 2 F-Lozane Gémer~ Grecia, Roma en Grecia: reception yraturazacion de los manifestaiones de cute imperil organismos ancestrales de las poleis, como, por ejemplo, el Aredpago de Atenas, que tuvieron una funcién andloga a la que desempené el Senado en la ciudad de Roma, al menos durante el s. 1d. C., como prueban las numerosas leyes sagradas y decretos en los que se aprueban ituales y se consagran nuevas divinidades imperiales. De esta forma, la perduracién de la autoridad religiosa de estas instituciones locales, por una parte, junto con la ya destacada inexistencia de una politica estricta de Roma, por otra, ayuda a comprender la heterogeneidad de los rituales y las divinidades imperiales que se observa en el mundo griego. En efecto, al registro epigrafico aporta numerosos ejemplos de la libertad con la que los griegos abordaron la adoracién de los miembros de la casa imperial de forma que la norma fue la incorporacién de los ‘emperadores a los panteones y practicas rituales ancestrales de cada poblacién; circunstancia que se plasm6 en la existencia de una gran diversidad en cuanto a los dioses con los que se asociaban los ‘emperadores en cada ciudad, los rituales a los que se sumaron las nuevas deidades o, incluso, la iconografia que se utiiz6 para las estatuas de culto imperial. Durante el Principado, por tanto, la religién de las ciudades griegas siguié una evolucién particular, segin olvidaban o recordaban una divinidad olasica y decidian cémo adorar a los miembros de la familia imperial Esto no quiere decir en absoluto que no existieran unas pulsiones generales que afectaron a todas las poblaciones sometidas a Roma, y a los griegos en concreto. Sin duda, la situacién politica y religiosa aporté, en este sentido, el marco basico de accién en el que se desarrollaron todas esias innovaciones en el Ambito de las creencias, Cada ciudad adapté y cre6 sus propios rituales y dioses imperiales, teniendo en consideracién muchos estimulos tanto internos como externos. La combinacién de estimulos internos y externos explica, asimismo, que en Acaya se encuentren tanto las construcciones ideolégicas que fueron disefiadas y apoyadas desde Roma y que aparecen en otras muchas provincias, como los desarrollos locales que solo se pueden entender cuando se atiende, como se indic6 antes, al pasado religioso y la historia particular de cada ciudad, E! patron fundamental de estos pariicularismos locales es el establecimiento de una estrecha relacién entre la divinidad superior de los panteones locales precedentes con los emperadores. Existen numerosos testimonios sobre la asimilacion de los Césares a las principales divinidades locales griegas, que constituyen ejemplos claros de la forma en la que se inserts a los gobernantes del Mediterraneo en la religién tradicional, con Independencia de que la divinidad elegida tuviera poco o nada que ver con la propaganda politica emanada de Roma o con la forma en la que cada emperador quiso hacerse presente a sus sUbditos. En este sentido, resulta especialmente clarificador el caso de Megalépolis, donde los emperadores se asociaron al culto a Zeus Liceo, una deidad tradicionalmente relacionada con el canibalismo, la licantropia y el sactificio humano. También es significativa la asimilaci6n de Nerva con Urano en Esparta y la de Tito y Vespasiano con los Cabiros en Tebas. Otra practica de culto imperial que resulta dificil de explicar si se prescinde del componente local es el caso de la ciudad de Hermione en la que Trajano se convirtié en Zous Embaterio. Creo que la mejor forma de comprender estas manifesiaciones religiosas es entenderlas como ol fruto de un didlogo en torno al poder en el que los griegos respondieron con sus propias creaciones a las construcciones pollticas y culturales en las que se encontraban inmersos. Y en este complejo intercambio cultural los helenos emplearon su antiguo imaginario religioso para acomodar al nuevo poder central Incluso en los ejemplos mas claros de dirigismo desde Roma, como fueron las celebraciones de las, ascensiones imperiales, los mecanismos que se emplean permiten vislumbrar un procedimiento por el cual los estimulos externos se incorporan a la religién local con el resultado de la creacién de un producto religioso consumible por las poblaciones de las ciudades griegas que responde asimismo favorablemente a los abjetives politicos y las mandatos religiosos de Roma. Los ejemplos atenienses vuelven a ser especialmente significativos, como la celebracién del cumpleafios de Augusto o la llegada al poder de Geta, ‘que fueron sin duda impulsados desde el poder — en el primero de los casos por un agente del emperador en la ciudad y en el segundo por el propio gobernador. Las instituciones tradicionales de Atenas disefiaron y aceplaron nuevas medidas de clara inspiracién romana pero el lenguaje que emplearon, los organismos Fy clvicos Implicados y la forma de los rituales que se aprobaron segulan los pardmetros tipicos de la cludad; de tal forma que se puede concluir que una interferencia externa habla sido sutilmente naturalizada. En intima relacién con el énfasis en el bagaje local se encuentra otra de las caracteristicas mas destacables del culto imperial en Grecia, ya que éste fue de la mano de una ampliacién del prestigio y preeminencia de la religién ancestral. En efecto, se dejaba entrar a los emperadores, se acomodaba a los Césares en el panteén tradicional, y el resultado fue que tanto las antiguas divinidades como las nuevas salleron ganando. Se trata de un procedimiento para prestigiar la antigua religién griega a la vez que se aba cabida a los nuevos sefiores del Mediterraneo. Aunque esta reutilizacién del imaginavio religioso anterior es una caracteristica del culto imperial en muchas regiones del Imperio, en el caso de Acaya es una constante mas marcada. En Grecia, como se sefialé antes, se encontraban muchas de las ciudades que gozaban de mayor predicamento en el mundo helénico, como Esparta o Atenas, y también alojaba los rituales mas famosos y egregios cuyo ciclo constituia el archaia periodos (los agones Olimpicos, Piticos, Nemeos e Istmicos)"*, Junto a ellos, otras seis festividades gozaron de la maxima categoria ((selastica) durante el Principado™. Por este motivo, cuando se buscé un simbolo para la provincia en época de Adriano, el elegido fue la palma y el anfora de las Panateneas, que simbolizaban claramente el prestigio de la regién en este Ambito * Todos estos lugares se poblaron de referencias continuas al culto imperial en un procedimiento que responde, sin duda, a la suma de voluntades locales ¢ Imperiales. Asi, tanto la Anfictionia Déttica, como Olimpia, Nemea y Corinto modificaron sus celebraciones tradicionales para acomodar a los emperadores y, de esta forma, mantener su predicamento anterior o incluso aumentarlo. Este mismo modelo lo siguieron casi todos los centros de renombre en Acaya, como Epidauro, o la propia Atenas que sumo a sus tradicionales festejos, consagrados a Atenea, otras tres celebraciones de caractor iseldstico que situaron a la ciudad del Atica en una posicién sélo comparable a la propia Roma. En la construccién de esta situacion privilegiada fue fundamental la incorporacién de la adoracién a los Césares, ya que los tres nuevos agones fueron los Panhelenios, los Olimpicos y los Adrianeos, en los que el emperador ocupaba un lugar principal La propia Eleusis, y sus misterios, acomodé a los Césares entre sus rituales y les permit alojarse en el interior det santuario. El uso continuo de festejos y espacios sagrados anteriores para introducir el culto imperial fue tan frecuente en Acaya que puede servir de explicacién para la inexistencia de nuevas fundaciones del prestigio de las Neocorias de Asia Menor” en esta provincia. Esta reutilizacién de espacios, divinidades y mensajes antiguos no fue inocente. No se traté, sin mas, del renacimiento 0 reconversién de las creencias anteriores, Estos fenémenos nunca son asépticos y mucho menos en el caso del culto imperial que era una de las mejores formas de mostrar la cercania al régimen imperante. Por eso no es de extrafiar que en la incorporacién y naturalizacién del culto imperial en Grecia los protagonistas locales sean las aristocracias civicas que fueron las principales beneficiarias de los cambios politicos y econémicos a los que daba sustento y cobertura simbélica la adoracion a los Césares, El culto imperial se convirtié asi en una de las mejores herramientas con las que contaron las aristocracias locales para acercarse al poder central del Mediterraneo. Pero también se convirtié en un referente social dentro de las ciudades griegas, pues el control de las manifestaciones de adoracién a los, Césares sirvié para marcar la diferencia entre los oligarcas y ol resto de la sociedad, a la vez que se emples como vehiculo para la promocién social" Como ocurria en el caso de la reutlizacién de espacios y festejos anteriores, el control por parte de las oligarquias es una caracteristica tipica del culto imperial en todas las provincias romanas, aunque en Acaya la abundancia de fuentes permite una investigacién mas profunda. Aunque los ejemplos de esta * Senwronr 1988. * Seawronm 1989, ™ Ostnowsxt 1990, 74-7, * Burne 2006. ™ Lozavo 2007. or arch ic pbibleaon. ntl * 2 F-Lozane Gémer~ Grecia, Roma en Grecia: reception yraturazacion de los manifestaiones de cute imperil simbiosis entre emperadores y aristécratas en Grecia son muy abundantes, el caso de Atenas resulta ‘especialmente claro, en conereto en virtud del estudio de la carrera del précer Tiberio Claudio Novio y la familia de Herodes Atico, El primero de estos personajes se aupé al poder en Atenas durante los reinados de Claudio y Ner6n; sin duda, gracias a sus amplias conexiones en la provincia y su enorme riqueza. Al no pertenecer a ninguno de los clanes sagrados, y tener, por tanto, vetada la entrada en los sacerdocios tradicionales mas, prestigiosos, empleé el culto imperial como forma de marcar su preeminencia social. De esta forma, se hizo con el sumo sacerdocio de culto imperial, que reformé para convertir en sacerdocio comin de los Dioses ‘Augustos; un puesto que le permitié desbancar a las familias anteriores ¢, incluso, en ol momento culminante de su carrera, llegar a aparecer junto al emperador Nerén en la inscripcién monumental que erigieron en accién de gracias los atenienses en la fachada principal del Partenén. A partir de Novio, el control de Atenas cayé en manos de la familia de los aticos, cuyo maximo representante fue Herodes Atico. Esta familia también fundamenté su situacién hegeménica en la ciudad mediante el culto a los ‘emperadores, ya que el sacerdocio vitalicio consagrado a los Césares permanecié de forma ininterrumpida en sus manos hasta el final de la dinastia Antonina. Fernando Lozano Gémez Universidad de Sevila Departamento de Historia Antigua, Facultad de Geogratia e Historia, Universidad de Sevila, Maria de Padilla sin, 41004 Sevilla, Espana E-mail: lozanogomez@us.es Bibliogratia Atcock S. E., 1993. Graecia Capta. The landscapes of Roman Greece. Cambridge. Atcock S. E. (ed), 1997. The Early Roman Empire in the East. Oxtord. ‘ANDO C., 2000. Imperial Ideology and Provincial Loyalty in the Roman Empire. Berkeley-Los Angeles- Londres. BARRETT J. C., 1997, Romanization: a critical comment, En D, MATTINGLY (ed). Dialogues in Roman Imperialism. Power, discourse and discrepant experience in the Roman Empire. JRA Suppl. Series, 23, 51-64. BENDLIN A., 1997. Peripheral Centres ~ Central Peripheries: Religious Communication in the Roman Empire. En H. CANcIk, J. ROPKE (eds), Rémische Reichsreligion und Provinzialreligion. Tubingen, 35-68, BURRELL B., 2004. ‘Neokorol’. Greek Cities and Roman Emperors, Leiden-Boston CLauss M., 1999. Kaiser und Gott: Herrscherkult im Rémischen Reich, Stuttgart-Leipzig, DEININGER J., 1965. Die Provinziallanatage der rémischen Kaiserzeit. Manchen-Berlin. Fisswick D., 1987-2004. The Imperial Cult in the Latin West, volumes lI. Leiden. FREEMAN P., 1993. Romanization and Roman material culture. JRA, 6, 438-445. FRIESEN S. J., 1993. Twice Neokoros. Ephesus, Asia and the Cult of the Flavian Imperial Family. Leiden. GRaDEL |., 2002. Emperor Worship and Roman Religion. Oxford. GROAG E., 1939, Die rémischen Reichsbeamten von Achaia bis auf Diokletian, Vienna-Leipzig. GUIRAUD P.., 1887. Les assembiées provinciales dans Empire romain. Paris. HAENSCH R., 1997. Capita Provinciarum. Statthaltersitze und Provinzialverwaltung in der rémischen Kaiserzelt. Mainz am Rhein. rural tpagesipubbles7ion rtm! * 30 HOLLEAUXM., 1888, Discours de Néron prononeé & Corinthe pour rendre aux grecs la liberté, BCH, 12, 510— 528 JONES C. P., 1996, The Panhellenion. Chiron, 26, 29-56. Jones C. P., 1998. Review: The Romanization of Athens. Phoenix, §2.3-4, 401-403, JONES C. P., 1999, A Decree of Thyatira in Lydia. Chiron, 29, 1-21 Jones C. P., 2006, A letter of Hadrian to Natyka (Eastem Locris). JRA, 19, 151-162. KaHRsTeDT U., 1954. Das wirtschaftliche Gesicht Griechenlands in der Kaiserzeit. Bernae. KaNTIREA M., 2001. Remarques sur le culte de la domus Augusta en Achaie de la mort d’Auguste & Néron. En O. SALOMIES (ed), The Greek East in the Roman Context. Proceedings of a Colloquium Organised by the Finnish institute at Athens, May 21 and 22, 1999. Helsinki, 51-60. KANTIREA M., 2007. Les dieux et les dieux augustes: le culte impérial en Gréce sous les Julio-Claudiens et les Flaviens. Athens. KNOEPFLER D., 2006. Linscription de Naryka (Locride) au musée du Louvre: la demniére lettre publique de Vempereur Hadrion? REG, 119, 1-34. KREMYDI-SICILIANOU S., 2005. ‘Belonging’ to Rome, ‘Remaining’ Greek: Coinage and Identity in Roman Macedonia. En C. HOWGEGO; V. HEUCHERT, A. BURNETT (eds), Coinage and identity in the Roman Provinces. Oxtord, 95-106. LARSEN J. A. O., 1938. Roman Greece. En T. FRANK (ed), An Economic Survey of Ancient Rome, vol. IV. Londres, 259-498, Larsen J.A.O., 1953. A Thessalian Family under the Principate. CP, 48, 86-95. Le Roux P., 2004. La romanisation en question. Annales HSS, 59.2, 287-311 Lozano F., 2002. La religién del poder. El culto imperial en Atenas en época de Augusto y los emperadores Julio-Claudios. Oxtord. LozaNo F., 2007a, Divi Augusti and Theoi Sebastoi. Roman initiatives and Greek answers, CQ, 57.1, 139- 182. LozaNo F., 2007b. La promocién social a través del culto imperial: el caso de Tiberio Claudio Novio en ‘Atenas. HABIS, 38, 185-203. MADSEN J. M,, 2002, The Romanization of the Greek elite in Achaia, Asia and Bithynia: Greek Resistance or Regional Discrepancies? Orbis terrarium, 8, 87-114. MATTINGLY D. J., 2004. Being Roman. Expressing Identity in a provincial setting. JRA, 17, 5-25. MILLETT M., 1990. Romanization: historical issues and archaeological interpretations. En T. F. C. BLAGG, M MILLETT (eds), The Early Roman Empire in the West. Oxford, 35-41 ‘OsTROWSKI J. A., 1980. Les personification des provinces dans l'art romain, Warszawa, Pacioo D., 1995. Las transformaciones de la ciudad de Atenas desde el inicio de la intervencién romana hasta la crisis del siglo Il. Kolaios. Publicaciones ocasionales, 4, 241-251 Price S.R. F., 1984. Rituals and Power. The Roman imperial cult in Asia Minor. Cambridge. PUECH B., 1983, Grands-prétres et Helladarques d’Achaie, REA, 85, 1543, REECE R., 1990. Romanization: a point of view. En T. F.C. BLAGG, M. MILLETT (eds), The Early Roman Empire in the West. Oxford, 30-34. RizaKis A. D., 1887. Roman Colonies in the Province of Achaia: Territories, Land and Population. En S. ALCOCK (ed), The Early Roman Empire in the East. Oxtord, 15-36. Rizakis A. D., ZOUMBAKI S., 2001. Roman Peloponnese |. Roman Personal Names in their Social Context. Athens. Rizakis A. D.; ZOUMBAKI S., LEPENIOTI CL., 2004. Roman Peloponnese II. Roman Personal Names in their Social Context. Athens. RoBeRT L., 1940. Les Gladiateurs dans |'Orient grec. Paris 'SPAWFORTH A. J. S., 1985. Families at Roman Sparta and Epidaurus: Some Prosopographical Notes. ABSA, 80, 191-258, rural tpagesipubbles7ion rtm! * a F-Lozane Gémer~ Grecia, Roma en Grecia: reception yraturazacion de los manifestaiones de cute imperil 'SPAWFORTH A. J. S., 1989. Agonistic Festivals in Roman Greece. En S. WALKER, A. CAMERON (eds), The Greek Renaissance in the Roman Empire. Londres, 193-197. SPAWFORTH A. J. S., 1994. Corinth, Argos, and the Imperial Cull, Pseudo-Julian, Letters 198. Hesperia, 63, 211-232, ‘SPAWFORTH A. J. S,, 1997. The Early Reception of the Imperial Cult in Athens: Problems and Ambiguities. En M,C. HOFF, S. I, ROTROFF (eds), The Romanization of Athens, Oxtord,183-201 ‘SPAWFORTHA. J. S., 1999. The Panhellenion Again. Chiron, 29, 339-352. STOLL O., 2001. Zwischen Integration und Abgrenzung; die Religion des Rémischen Heres in Nahen Osten. St. Katharinen, TRUMMER R., 1980. Die Denkmaler des Kaiserkults in der rémischen Provinz Achaia. Graz. WALKER S., 1997. Athens under Augustus. En M. C. HOFF, S. |. ROTROFF (eds), The Romanization of Athens. Oxford, 67-80. WeEsTER J., 2001. Creolizing the Roman provinces. AJA, 105, 209-225. Wolock M., 1971. Roman and Athenian citizenship at Athens A. D. 96-161. Historia, 20, 743-750. Wotoch M., 1973. Roman Citizenship and the Athenian Elite A. D. 96-161. Two Prosopographical Catalogues. Amsterdam WootF G.D., 1998. Becoming Roman. The origins of provincial civilization in Gaul. Cambridge. WootF G. D., 1999. Rome and Athens from Sulla to Augustus. Review: The Romanization of Athens. The Classical Review, 49.2, 476-477. Zoumeaxi S. B., 2001, Elis und Olympia in der Kaiserzeit. Das Leben einer Gesellschaft zwischen Stadt und Helligtum auf prosopographischer Grundllage. Athens. rural tpagesipubbles7ion rtm! * 2

También podría gustarte