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CAPITULO 4 Teotihuacan: la metrépoli en cl valle de México Mientras Monte Alban estaba en pleno florecimiento, también otros centros urbanos empezaron a desarvollarse en el norte, en el valle de México. Una de las mas importantes e impresionantes ciudades del antiguo México fue Teotihuacdn, situada a unos 40 kilémetros al noreste de la actual Ciudad de México. Quien visita Teotihuacdn no puede dejar de sentirse impresionado por las imponentes edificaciones de la ciudad, su cuidadosa planificacién y la extension de la zona edificada y ocupada. Quienes la visitaron en el pasado sin duda experimentaban la misma sensacién, pues la expresa intencidn de quienes a disefiaron parece haber sido precisamente la de impresionar tanto al residente como al visitante. La ciudad estaba disefiada con la intencién de glorificar a los dioses teotihuacanos y de consagrar la significacién religiosa del lugar. También actuiaba como un polo magnético respecto de las poblaciones circundantes. Sabemos, por la experiencia que tenemos de nuestra propia época, que la gente siente atraccién por las grandes ciudades, y qué se las considera generalmente lugares de riqueza, diversién y oportunidades. tonscart miter wien. SS TIEMPO: hacia el aio 300 LUGAR: valle de México. CIVILIZACION: teotihuacana Viniendo del sur, el mercader se acerca a la gran metrépoli a través de la regin de Puebla, Sigue un camino que conduce a la cittdad a través del valle de Teotihuacin, Cac el sol con fverza mienzeas avanza por las resecas tiereas altas mientras a lo lejos se dibujan las siluctas de los cactus. Tiene su pritiiers Nisi6n de Ia ciudad cuando todavia esti algo lejos de ella, las altas piedmile Sol y de la Luna apatecen en el horizonte. Entonces se detiene un momenta para descansar. Aunque el mercader conoce bien Teotihuacin, siempre le sorprende en sus eriddicas visitas la verdadera inmensidad de la ciudad. Al llegat a stis afvers pasa entre grandes extensiones de campos de regadio, Los canales conectan los sistemas de acequias de los campos con el rfo que atraviesa el valle. Hasta hain. tun rato se iba encontrando de tanto en tanto con algtin viajero ocasional, pers ahora ha de abrirse realmente paso entre las demas personas que frecucn’ aquel camino y que van en dieeccién a la ciudad o se alejan de ella: mereacteres peregrinos, visitantes llegados de ciudades y pueblos distantes, peoncs que transportan obsidiana desde las minas. Todo el mundo va a pie. Cuando llega al centro de la ciudad, el mercader ¢s dirigido enseguida a los barrios de los mercaderes visitantes. Se recoge un momento para elevar una oracion silenciosa de accién de gracias al dios que se ocupa de los mercaderes en sts viajes A la mafiana siguiente el mercader camina por la gran avenida (la calzada ¢ los Muertos), Le cuesta imaginar que pueda existir en el mundo un lugar de mayor magnificencia que aquél. Al norte, calzada arriba, ve una enorme pirdmide (la de la Luna] sobre cuya cima esta un templo, hacia el ocsts el Paisaje esti dominado por otra todavia mayor (la del Sol]. La gran escalinasa ue conduce a la cumbre de la pirimide mas cercana esta llena de gente: en lo alto un sacerdote esti celebrando una ceremonia en honor de Tliloc, el dios « {a lluvia. El mercader ve cémo mantienen cautivo y atado a un preso: parce que la ceremonia incluye un sactificio. Han encendido los incensatios, el Perfumado humo asciende a los ciclos. Aunque él llama al dios de la livia cvs otro nombre, el mercader sabe hasta qué punto son importantes estas ceremonias para conseguir Iluvias que favotezcan las buenas cosechas, A lo largo de la gran avenida existen grandiosos edificios de piedra de ‘muchas habitaciones. El mercader se apresura a dejatlos atris y'a llegar an inmenso mercado que domina uno de los lados de la calzada. Cerca de la entrada pasa junto a un elaborado complejo, completamente amurallado, que aloja cl palacio y el templo del gobernante de Teotihuacin. El mercader hace una visita a uno de los edificios que sirven de oficina de! funcionario responsable de la administeacién del mercado. Se le concede Permiso para comerciar en Teotihuacan siempre y cuando se someta a las hormas establecidas y mantenidas por el estado. Al entrar en el inmenso mercado se detiene tin momento, con los sentidos presa del inmenso gentio. cl gran ruido y el abigarrado colorido. Hay comerciantes en todas partes quic gritan regateando los precios. Alli parecen exponerse todos y cada uno de los colores del arco itis: los diversos tonos del maiz, el rojo y el amarillo de los pimientos, el verde, gris y negro de la obsidiana. El mercado est4 muy bien Grgantizado, y los puestos de venta se distribuyen seg\in los diversos productos. La obsidiana esta confinada en una esquina, y cerca de ella se encuentra la cerimica, en diferentes puestos dedicados a la venta de ollas para cocer alimentos, jarras de agua y platos de servir. En otra esquina se pueden ‘comprar productos de alimentacin, y hacia el centro del mercado las prendas de vestir. Con ojo experimentado el mercader examina las diversas clases de ébsidiana quesse pueden obtener. Adquiece, mediante trueque, algunas piezas de la muy apreciada obsidiana verde que llega de las cercanas minas navajas. Se vende en forma de nédulos preparados que han sido cortados de fragmentos mayores cextraidos de las minas navajas. El mercader entrega a cambio algunos granos de cacao ¥ varias tinicas de algodén muy bien tejidas y decoradas por las ‘cuales su pueblo se ha hecho famoso. Ha obtenido las semillas de cacao (que aettian de hecho como moneda de cambio) gracias a algunos tejidos que ha ‘yendido en el camino. A la vuelta a su pueblo, venderd la obsidiana a unos artesanos, quienes tallarin del nédulo hojas afiladas. El mercader charla con el yendedor de obsidiana y éste le invita a que por la tarde vaya a visitar su taller, La zona de artesanos de obsidiana que est cerca del mercado ¢s tan s6lo wna de las muchas que existen en esta capital del comercio de la obsidiana. Para llogar hasta allt, el mercader ha de pasar entre muchas hileras de viviendas semejantes. La caracteristica arquitectura de Teotihuacin, de paredes bajas inclinadas y paneles insertados, esta en todas partes; también los bellos murales multicolores que representan dioses y sfmbolos complejos, cuyo significado cl mercader apenas puede comprender. Una gran parte de los talleres de obsidiana produce herramientas tanto 2 | partir de la obsidiana verde como de la gris. El ruido que producen los que parten la obsidiana es incesante; los talladores, de cuclillas en el suelo con nédulos de obsidiana frente a ellos, los parten en hojas. El vendedor de obsidiana muestra todo su taller al mercader; éste esté impresionado por la enorme habilidad con la cual se preparan los nédulos y por la calidad del producto acabado. No hay dada de que esas hojas de corte tendran mucha demanda. Resueltos sus asuntos comerciales, el vendedor invita al mercader a reunirse con su familia para cenar. Al igual que la mayoria de los artesanos de la obsidiana, viven en una zona residencial adyacente a la tienda. Cuando la comida ha terminado, saciada su hambre, el mercader se prepara para el camino de vuelta a su hogat. 60 ile cue: México central: Teotihuacan Al igual que los asentamientos del valle de Oaxaca, los de la cuenca de México estuvieron también en contacto con los olmecas, a quienes ex- portaban obsidiana y otros productos a cambio de simbolos iconografi- Cos olmecas como el hombre jaguar. Las intensivas exploraciones reali- zadas en toda la cuenca durante largos afios por el arquedlogo William Sanders y sus colegas han puesto al descubierto una serie fascinante de lugares de establecimiento que cubren muchos siglos. Esos estudios han revelado un gran ntimero de localidades que demuestran que Ia pobla- cién allf instalada tuvo una larga historia, conocié un gran crecimiento y realizé muchos desplazamientos. Durante los siglos que siguieron al afio 1000 a. de C., la poblacién de Ja cuenca de México, que iba creciendo rapidamente, comenzé a concen- trarse en especial en dos lugares. Esos lugares, Cuicuilco en cl angulo suroeste de la cttenca y Teotihuacén en un valle lateral de la zona noreste, fueron creciendo ripidamente hasta adquirir la dimensién de pucblos z 4 - a ~~ -_ = ae a i LLU 38 La Calzada de los Muertos en Teotihuacén, con la pirémide del Sol a Ta izquierda. grandes. Hada el aio 300 a, de C., Cuicuilco (cuyos restos hasta hace ocos afios se encontraban eit las afueras de la moderna Ciudad de Méx bo, en sti zona sur, pero que hoy se encuentran en el interior de su zona irbana) pudo haber tenido una poblacién de mas de 10.000 habitantes Pero Teotihuacén pronto la sobrepasé en tamafio c importancia y entre Ios afios 300 y 100 a. de C. llegé a dominar la cuenca de México; poco tiempo después otras muchas regiones de Mesoamérica cayeron bajo su control ‘Al rapido crecimiento de Teotihuacén a lo largo de esos dos siglos, cuando su poblacién alcanz6 probablemente algunos centenares de miles Ge habitantes, pudo haber contribuido en parte un fenémeno natural que hizo disminuir la influencia de Cuicuilco y que levé finalmente a su dectruceién, Las erupciones volcinicas de Ia zona surocste de la cuenca fueron cubriendo una gran parte de la tierra agricola de los alrededores de Cuicuilco; asi sc hundié la economia de la ciudad y finalmente la 61 ciudad misma quedé recubierta, aunque no se sabe con certeza en qué época ocurrié este hecho. Los pedregales, o zonas de lava, de Ciudad de México son los restos actuales de esas erupciones. Con la pérdida de su principal competidor, Teotihuacin, que ya tenfa todas las de ganar en csa rivalidad, emprendié un crecimiento espectacular de gran vigor al tiempo que consolidaba su autoridad econdmica, politica y religiosa en el México central. Sc estima que hacia el afio 100 a. de C. la poblacién de Teotihuacén pudo haber superado los 40.000 habitantes. Seis afios mas tarde, esta Gifta probablemente se habria triplicado, hasta aleanzar los 120.000 habi- tantes, y pudo muy bien haber alcanzado los 200.000, El arquedlogo René Millon, una autoridad de primera fila en lo que concierne a Teoti~ huacdn, ha observado que hacia mediados del primer milenio antes de Cristo, cuando por ejemplo Paris y Londres eran unos centros urbanos relativamente insignificantes, Teotihuacén era una de las mayores ciuda- des del mundo. Incluso hoy el visitante se queda sorprendido no tanto por la belleza estética del lugar, tal como puede sucederle en la ciudad maya de Palen- que, sino por su grandiosidad: contenia 600 pirdmides, 2000 edificios de viviendas construidos todos ellos, segiin planos semejantes, 500 zonas de comercio y un gran mercado. Hay que sefialar que la escala de sus edificios no se fue desarrollando a medida que crecia el poder y el tama- io de la ciudad. Las caracteristicas mas sorprendentes de Teotihuacén, su cuidadosa planificacién y la impresionante dimension de algunas de sus construcciones estaban presentes ya desde el comienzo mismo del desarrollo de la ciudad. Por ejemplo, la gran piramide del Sol fue cons- truida muy temprano en Ia historia de Teotihuacin; y el plano en cuadi aula de la ciudad —que se extiende a partir de la calzada de los Muertos, de cinco kilémetros de longitud— fue establecido mucho antes de que comenzase la construccién de la mayor parte de sus grandes edificios. Al referirse a la planificacién general de Teotihuacén, y en particular a las grandes construcciones que se encuentran a lo largo de la calzada de los Muertos, Millon manifiesta de manera harto elocuente: La gran confianza en si mismo que se pone de manifiesto en la planificacién y gjecucion de ese gran disefio apunta a una autoridad, ya sea individual o colecti- va, poseedora de un prestigio indiscutible, capaz de motivar a masas de gente, y con el poder suficiente para poner en movimiento y dirigir la fuerza de trabajo y Jos recursos necesarios para la construccién urbana en una escala que hasta en- tonces no tenia precedentes en América Central. La imposicién de una monu- mentalidad de esa magnitud en la vital avenida central de la ciudad representa tuna espectacular representacion por medio de la piedra de los valores y las finali- dades de sus construictores, a semejanza del uso monumental del espacio piblico en el Pekin imperial, la antigua Roma, Paris, Versalles, Washington o la silueta dela actual Manhattan.” 39, 40 Cuicuilco En otro tiempo gran rival de Teotihuacin en Ia euenca de éxico, la ciudad de Cuicuileo —con su plataforma del templo (arribur y abajo) — pado haber sido destruida por erupciones voleénicas hace tos 2000 afios, Arquitectura teotihuacana 41 Un patio cerea del centro de la ciudad, con la piramide del Sol al fondo. 42, 43 La arquitectura de Teotihuacén muestra con frecuencia el caracteristico talud inclinado con el tablero vertical sobre él (derecha) tal como se ve en la construccién de una pequeiia pirdmide situada en el interior de la ciudadela (pagina siguiente) oF 66 Las razones para el ascenso de Teotihuacén en el valle lateral que cond ce al amplio valle de México son claramente muy complejas, pero se pueden destacar cuatro principales factores implicados. En primer luga: Ja presencia de un importante’ yacimiento de obsidiana en su proximi- dad. En segundo lugar, el valle de Teotihuacan estaba en medio de una ruta natural de comercio que va desde la cuenca de México hacia el oeste (siguiendo la costa del golfo), y hacia el sur. Tercero, ecolégicamente, ¢ valle cenfa unas inmejorables condiciones para la agricultura intensiva de regadio. Y, finalmente, desde muy temprano en su historia, antes de su crecimiento urbanistico mis importante, la localidad de Teotihuacan te- nia ya al parecer una gran significacién religiosa. Esa importancia religiosa de la localidad se demuestra con el reciente descubrimiento de una cueva bajo la piramide del Sol, con ofrendas en una de sus salas. Ello ¢s un indicio de que la situacién de la pirdmide, y de la ciudad que la rodea, pudo haber sido en parte determinada por la existencia de aquella cueva. Mas todavia, esa cueva, que quizis era con siderada una entrada al mundo subterréneo, pudo haber servido como capilla y haber contribuido asi a atraer a la gente al valle de Teotihuacén durante los tiempos de formacién de la ciudad. La importancia que, en la €poca de su maximo esplendor, tuvo Teotihuacin como lugar de pere- gtinacién podria responder, por lo tanto, a una larga historia religiosa, anterior al crecimiento de la ciudad Todos esos factores pueden muy bien haberse influenciado mutua- mente hasta llegar a producir el impulso que levé a Teotihuacén a su mete6rico ascenso. Al comienzo, la importancia religiosa de la ciudad pudo haber actuado como sefiuelo para atraer alli a la poblacién; pero més adelante, la necesidad de encontrar mano de obra para la extraccién de la obsidiana, para la manufactura de herramientas y otros objetos y su transporte hasta los mercados distantes, para el trabajo de los campos, la excavacién y el mantenimiento de los canales para cl cultivo intensivo, y para la construcci6n de los grandes edificios que contribuian a atraer tanto a peregrinos como a mercaderes, hubo de ser objeto de importante preocupacién para los soberanos de Teotihuacan. La inmigracién volun- taria pudo acaso bastar durante los primeros tiempos de la ciudad, pero existen algunas pruebas —deducidas de los indicios hallados— de que cuando aumenté el poder de Teotihuacin la poblacién se vio obligada a trasladarse a la ciudad. Un investigador ha comparado la ciudad con un vacio que forzosamente absorbfa a toda la poblacién de la cuenca de México. De acuerdo con ello, a fuerza de ir absorbiendo la poblacién de las zonas adyacentes, Teotihuacén no sélo se aseguraba de que sus necesidades en mano de obra, que eran cada vez ms acuciantes, podian ser satisfechas, sino que ademds evitaba el desarrollo en la regién de otros centros urbanos que pudiesen rivalizar con ella, cualquiera que fuese su tamafio 0 importancia. La decadencia observada en las aldeas y 44 Fuertes influencias teotihuacanas pueden verse en el gran yacimiento de Kaminaljuyu, en las tierras altas mayas, en las afueras de la actual ciudad de Guatemala, tal como se puede ver en el edificio conocido como edificio B-4, mostrado aqui en un dibujo de su reconstruccién. los pueblos vecinos de Teotihuacén durante la época de su esplendor se aduce en favor de esta argumentacién. ‘A partir del afio cero de la era cristiana, Teotihuacén comenzé a exten der su influencia més allé de la cuenca de México. La naturaleza de esa expansi6n sigue sin estar completamente clara. Pudo haber sido llevada a cabo, al menos en parte, gracias a una conquista militar. Esta habria sido Ia suerte de Kaminaljuyu —que se halla en la zona urbana de la actual ciudad de Guatemala-, segén han demostrado algunos investigadores sobre la base del estilo arquitecténico, el simbolismo y los objetos halla~ dos en Teotihuacin. Kaminaljuyu esta situado estratégicamente junto a tun importante yacimiento de obsidiana, y es concebible, aunque sigue siendo un tema de especulacién, que Teotihuacdn intentase obtener el monopolio de esa materia prima, tan importante desde el punto de vista econémico. Ademés de eso, Kaminaljuyu estaba también en medio de tuna importantisima ruta del cacao, cuya semilla era utilizada como mo- neda en cl antiguo México. Claramente debja ser muy apetitoso para Teotihuacan tener algiin grado de influencia en aquella zona. En otros casos, la influencia de Teotihuacén pudo haber sido econd- mica, politica o religiosa, sin la menor coercién militar activa. Su pre- 67 sencia era sentida, por ejemplo, tanto en la costa del golfo de México como en las tierras bajas mayas. En las tierras bajas, tenemos pruebas arqueolégicas en la gran ciudad de Tikal de una cerdmica y otros utensi- ios muy influenciados por Teotihuacdn; existen figuras teotihuacanas talladas en un monumento, ademas de muestras de arquitectura tipica~ mente teotihuacana, con su caracteristico estilo de talud-tablero, con pa neles que sc apoyan directamente sobre unas bases inclinadas. Ms toda~ fa, recientes investigaciones en Tikal sugieren que la influencia de Teotihuacin en Tikal podia haber sido iniciada por un miembro de la elite conocido como «Nariz Torcida», que pudo haber llegado desde Kaminaljuyu y haberse emparentado por matrimonio con la dinastfa que acababa de tomar el poder en Tikal. Teotihuacén también mantuvo relaciones con Monte Albin, aunque jamés controlé Oaxaca. Tal como hemos observado més arriba, existié en Teotihuacan una unidad residencial de Oaxaca (o barrio, tal como es conocida), que se ha interpretado como una cmbajada de Oaxaca o como una residencia de mercaderes oaxacanos. Resulta claro que la naturaleza de la expansién de Teotihuacin en cl antiguo México fue compleja y variada. Aunque consiguié tener el con- trol total de la cuenca de México y de otros lugares de importancia estra- tégica, Teotihuacan no parece que Hegase a dominar un imperio unifica- do. Sin embargo, su influencia mercantil se extendié ampliamente a lo largo y alo ancho de muchas regiones mesoamericanas. Pero incluso en ese caso, la cantidad y la importancia del comercio de Teotihuacén a larga distancia es una materia muy debatida, Junto con las mercancias so transportaron los simbolos del sistema religioso de Teotihuacén, aunque la extensiGn de sus actividades de proselitismo cs desconocida. Es muy probable que la expansién mercantil y la religiosa hubiesen estado rela cionadas de manera indisoluble. Hacia el afio 500, Teotihuacén habia alcanzado la cima de su poder. Cubria un area de més de 20 kilémetros cuadrados, y ese inmenso centro urbano dominaba el antiguo México. En el transcurso de los dos siglos siguientes, sin embargo, existen indicaciones de que su influencia inicié un ocaso irreversible. Perdis una parte del control que tenfa sobre los lugares mas distantes de su drea de influencia, y los registros ciudadanos indican que la época fue de tensién. Millon sefiala: «Lo militar estd repre- sentado de manera mas precminente en Teotihuacan [entre los afios 650 y 750]. [...] Esto puede ser un sintoma de las dificultades por las que atravesaba Teotihuacin, o bien una de sus causasy.® En algiin momento hacia el siglo vit aquella localidad conocié un colapso. Se ha sugerido que la zona central pudo haber sido destruida y quemada ritualmente. Aunque una cantidad apreciable de poblacién per- manecié en el lugar después del afio 750, distaba mucho de los 120.000 © 200.000 habitantes que habia tenido. Los dias de gloria de Teotihuacén 4, en Tikal, que data del afio 380 y que representa al dirigente «Nariz Torcida», posiblemente un extranjero proveniente de la ciudad de Kaminaljuyu, dominada por Teohihuacén, y que se emparent6 por matrimonio con la dinastia dirigente de Tikal. oo Mascaras, pinturas y estatuaria 46 (izquierda) Esculeura gig de Chalchiutlicue, diosa originariamente situada cer dela Luna en Teotihuacén. 47 (abajo) Las pinturas murales no sol: proporcionaban decoracién, sino que tami ¢ran un importante medio de comunicacién e Teotihuacén. istracién muestra lo que el rthur Miller ha interpretdo como un jaguar soplando en ns concha marina emplumada, 48. (derecha) Quemador de incienso de cerdmica en forma de templo en cuyo interio se halla la mascara de un dios. se convirtieron en un recuerdo, pero las razones de su declive siendo una incdgnita para los arquedlogos. De entre el gran niimero de hip6tesis establecidas con el fin de explicar Ja desaparicién de Teotihuacén, ninguna ha resultado ser realmente satis- factoria. Dos de las que gozan de mis predicamento son la de un deterio- ro climatico, como podria ser una gran sequia, o la de una invasién, bicr protagonizada por grupos seminémadas del norte y del oeste, bien por pueblos de las ciudades cercanas que habian iniciado su expansién, como Cholula. Ambas son posibles, pero con todo no nos dan las causas de la vulnerabilidad de aquel gran centro ante acontecimientos de ese tipo. Quizé haya que tomar en consideracién una tercera hipétesis, la del ar- quedlogo George Cowgill, segiin la cual una serie de decisiones mal tomadas por parte de una burocracia cada vez mis ineficaz llevaron a la cindad al borde del desastre. Por el momento no podemos decidir si alguno de esos factores, o posiblemente una combinacién de los tres, fue el responsable de la decadencia de Teotihuacén.

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