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LOS NIÑOS DE ORO

Cierto día un pescador estaba a la orilla de un río, cuando,


de pronto, atrapó un pez que era totalmente de oro. El pez
le comenzó a hablar diciendo:
- Pescador, si me liberas, convertiré tu casa en una
magnífica casa de oro. Tendrás 2 hermosos niños de
oro; crecerán dos árboles de oro en tu jardín.
El pescador tuvo compasión del pez de oro, lo liberó y se marchó
a su casa.

Al poco tiempo le nacieron dos niños completamente de oro y en


su jardín creció dos árboles de oro.
Los niños crecieron y un día ambos quisieron marchar de su casa
e ir a explorar el país. Su padre se entristeció mucho. Pero los
niños le prometieron que se cuidarían.

Partieron a caballo y llegaron a una posada donde había mucha


gente que, al ver a dos niños de oro, comenzaron a burlarse de
ellos. Uno de los niños se avergonzó, y regresó a su casa, pero el
otro siguió su camino.
Llegó a un bosque donde se echó a descansar. Al rato se levantó
y se encontró con un magnífico ciervo delante de él. Lo persiguió
por entre los árboles durante todo el día. Al atardecer el ciervo
desapareció y el niño miró a su alrededor y vio una pequeña casa.
Llamó a la puerta y salió una anciana.
- ¿No has visto un ciervo por aquí? -le preguntó.
La anciana sacó su perro que comenzó a ladrar al niño, y luego,
convirtió en piedra al niño.

Mientras tanto, el otro hermano estaba en su casa, cuando de


repente uno de los árboles de oro se cayó al suelo
estrepitosamente. El niño comprendió que había pasado algo
grave a su hermano.
- ¡Dios mío! Tengo que salvar a mi hermano -dijo.
Montó en su caballo y rápidamente llegó al bosque donde estaba
su hermano convertido en piedra. Salió el perro de la bruja, pero
el niño logró ahuyentarlo con un disparo. Luego salió la bruja que
quiso también embrujarlo, pero el niño no se acercó, sino que le
gritó:
- ¡Si no haces que mi hermano vuelva a vivir te dispararé!
Ella tocó la piedra con su vara mágica y rápidamente recobró él
su apariencia humana. Los dos niños se alegraron mucho, se
abrazaron y salieron juntos del bosque rumbo a su casa.
En la casa de su padre encontraron al árbol de oro que se había
caído, nuevamente plantado y floreciendo.
A partir de ese momento nunca abandonaron su hogar y vivieron
felices.

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