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El buen samaritano

 
La parábola del buen samaritano es una de las parábolas de Jesús más conocidas,
relatada en  Lucas, capítulo 10, versículos 25-37. Se la considera una de las
parábolas más realistas y reveladoras del método didáctico empleado por Jesús
de Nazaret, que deja un lindo significado.

¿Cuál es el origen de la expresión: “Buen Samaritano”?


Esta expresión es común utilizarla cuando se hace referencia a aquellas
personas que son muy buenas o tienen algún acto de buena voluntad con otros.

El significado actual de samaritano en la cultura occidental es el de una


persona generosa y dispuesta a ofrecer ayuda a quien sea que lo requiera. El
«buen samaritano» se convirtió en símbolo típico de la fraternidad humana y
del humanitarismo.

El origen de esta expresión y su significado se remonta a la religión católica y la


llamada “Parábola del buen samaritano”. Esta una de las parábolas de Jesús
más conocidas, relatada en el Evangelio de Lucas, Capítulo 10, Versículos 29-
37. Se la considera una de las parábolas más realistas y reveladoras del
método didáctico empleado por Jesús de Nazaret.

¿Con quién fin Jesús que se señala parábola del “buen


samaritano”?
La parábola es narrada por el propio Jesús a fin de ilustrar que la
caridad y la misericordia son las virtudes que guiarán a los hombres a
la piedad y la santidad. Enseña también que cumplir el espíritu de la
ley, el amor, es mucho más importante que cumplir la letra de la ley
cosas que debes saber sobre la
parábola del buen samaritano

Esta parábola aparece en el décimo capítulo del libro de Lucas y se cuenta


en los versículos 25 al 37.

P ara empezar, un abogado le pregunta a Jesús: “Maestro, ¿qué debo hacer

para heredar la vida eterna? (Lucas 10:25). Jesús le hace una pregunta retórica a
cambio en el siguiente versículo. ¿Cuál es su interpretación de la ley? El doctor de
la ley relata con precisión el primero y el segundo grandes mandamientos. Al
escuchar esto, Jesús le hace saber que tiene razón, pero luego tiene otra
pregunta. Y esta pregunta es tan conmovedora que es relevante en nuestro mundo
de hoy. "¿Y quién es mi vecino?" (Lucas 10:29). Después de esta pregunta, Jesús
cuenta la parábola del buen samaritano.
1. Todos somos vecinos de alguien
El segundo gran mandamiento es amar a los demás como te amas a ti mismo.
Tenga en cuenta que la Biblia no tiene por qué animarnos a amarnos a nosotros
mismos, ya que nos insta a amar a los demás. Amarte a ti mismo es natural, pero
cuidar a los demás no lo es. El hombre judío que se dirigía a Jericó fue asaltado y
casi muere. Un sacerdote y un levita pasaron junto a él. Incluso sin contexto,
podemos ver que ayudar a la persona lesionada de alguna manera haría que las
personas se sintieran incómodas, ya sea por inconvenientes, conflictos de
intereses o alguna otra razón.

No tuvieron suficiente compasión para acudir en su ayuda e incluso pasaron al otro


lado de la carretera. Sus acciones no fueron un reflejo del amor. Cuando Jesús dio
el mandato de amar a los demás, no dejó a nadie fuera de ese mandato. De
hecho, Jesús les dijo abiertamente a sus discípulos que bendijeran a sus
perseguidores (Romanos 12:14).

Estamos llamados a amar a los demás, sin importar la diferencia. En la parábola,


dos personas que no se conocían mejor de lo que dictaba su cultura aún podían
conocerse. El samaritano hizo algo que era socialmente inaceptable, pero
totalmente aceptable para Jesús. Hizo un sacrificio personal en nombre de un
judío.

El amor unifica a las personas independientemente de su religión, apariencia


física, personalidad o cultura.
2. El pecado de la indiferencia
Para el sacerdote y el levita, el judío no tenía suficiente interés en sus ojos como
para molestarse en ayudarlo. Este pecado de indiferencia los llevó a evitar actuar e
ignorar el mandato que Jesús nos dio. Los levitas eran una de las 12 tribus de
Israel y, naturalmente, el sacerdote también tiene antecedentes religiosos.

Sin embargo, ninguno de ellos reflejaba adecuadamente el amor de Dios. Esto nos
informa que no importa cuánta fe reclamemos nosotros o cualquier otra persona,
son nuestras acciones, no solo nuestras creencias, las que deben reflejar el amor.

3. Dios no nos abandona

Hay varios pasajes en la Biblia que indican que Dios es dueño


de todas las circunstancias. Mateo 10:29 nos da un buen
ejemplo de la soberanía de Dios sobre todos los casos de la
vida. Este mismo nivel de control está presente en la parábola.
El judío herido tenía control sobre sus circunstancias. Sin
embargo, Dios la

control sobre sus circunstancias. Sin embargo, Dios la proveyó


a través del samaritano.

¿Por qué tenemos que ayudar a el prójimo?


 Porque al ayudar a las personas es un acto que mejora la calidad de vida
en general. Pero además de ser una buena acción, estas gestiones benefician
directa e inmediatamente a la persona que los realiza.

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