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Mi barca sola

invitando al olvido.

Solo el azul del cielo

y el blanco del salinar

como testigos.

¿Quién rompió sus amarras

que no sea la muerte?

Hay un silencio súbito

en torno a mí;

ni aliento; ni palabra

frente a una luz sin límite,

y un agua

que extraña el cielo.

¡Oh Luz

más allá de la luz!

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