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Etica Segun Examne
Etica Segun Examne
ISSN: 0717-6554
antonio.elizalde@gmail.com
Universidad de Los Lagos
Chile
Introducción
Este trabajo trata de establecer un nexo conceptual entre la Ética y la Política a partir de su relación
originaria en el pensamiento griego, y de manera particular, en la filosofía de Platón y Aristóteles.
La democracia, por su parte, es asumida aquí no sólo como un sistema político, sino también como un
sistema de valores, estableciéndose, de esa manera, sus nexos tanto con la política como con la ética.
Desde un punto de vista más general, la reflexión política nos lleva a identificar el conflicto Palestino-
Israelí como el más sensible de la situación política mundial y del cual irradian otros conflictos colaterales los
que, no obstante, tienen su raíz en el anterior.
En el plano teórico se revisan brevemente las Teorías del Fin de la Historia y Guerra de Civilizaciones,
de Fukuyama y Huntingtun, respectivamente, a las luces de realidades y temas como los de la globalización,
microsociedades y etnoculturas, entre otros.
La crisis de la política, a consecuencia de las rupturas del tejido conceptual con el que surgió en la Era
Moderna y las posibles visiones y alternativas para enfrentarla, nos lleva a un plano de reflexiones y
proposiciones, que desembocan en la búsqueda de referentes que nos permitan a partir de ellos la construcción
de un Nuevo Contrato Social Planetario.
La política, desde Aristóteles, en la obra del mismo nombre y del mismo autor, es considerada el arte
del bien común; la ética, carácter y comportamiento atribuible a una comunidad determinada, la acción que
persigue un fin. Ese fin es el bien. “El bien es el fin de todas las acciones del hombre”, dice Aristóteles en las
primeras palabras que inician la Moral a Nicómaco o Ética Nicomaquea (s/a).1
Esta Magna Moral o Ética Eudemia tiene a la felicidad como objetivo principal que conlleva la virtud,
sin la cual aquella no es posible. Por otra parte, la polis, formada por la conjunción de la sociedad y del
Estado, tiene un carácter, una ética, que le es particular y que de alguna forma la prefigura. El ethos, carácter
pero también conducta, identifica (caracteriza) a una comunidad, a una polis de la cual proviene.
En su sentido etimológico y ontológico, ambos términos forman una unidad. No son la misma cosa,
pero cada uno de ellos es parte necesariamente complementaria de esa unidad que es un todo, sólo posible por
la convergencia y síntesis de sus partes. Cada una de ellas, para formar su individualidad, necesita el
complemento de la otra.
Toda polis tiene un ethos. En consecuencia, la política entendida como quehacer de la polis, como
desarrollo de un conjunto de tácticas y estrategias, es el ámbito en el cual el ethos se realiza como ética. Por
eso, para los Griegos, era un sin sentido la existencia de la política sin la ética, porque toda política, debe ser
una ética en su desarrollo. Entre ambas hay una serie de nexos que hacen de ellas un complejo tejido:
objetivo, intención, adecuación entre medios y fines, justificación racional del porqué y para qué de las
acciones.
Estas ideas elementales con las que los griegos fundaron la filosofía, la ética y la política, siguen
siendo la justificación racional y moral del poder, a pesar de haber sido reiteradamente violentadas por los
hechos. No obstante las repetidas violaciones del poder a la razón y la ética, nunca antes, sino hasta ahora, se
ha pretendido justificar el poder por el sólo hecho de existir, mutilándolo de todo referente moral, al elevar a
la categoría de norma la afirmación de que los hechos son en ellos mismos su propia moral y que lo que es
debe ser.
Esta es la gran ruptura ética de nuestro tiempo, que plantea un desafío que por su profundidad y
dramatismo no tiene precedentes desde el fin de la Edad Media, cuando el ser humano respondió con la razón
y el humanismo al gran vacío dejado por el fin de una era. Aunque la separación entre la Ética y la Política
está en el origen mismo de la Era Moderna, El Príncipe de Nicolás de Maquiavelo (1513), la Ética, que no es
sujeto de su interés, sobrevive en otro plano diferente al de la política, el de la esfera de la moral individual
interior. A pesar de ello, la Política, identificada a esas alturas exclusivamente con el poder y desprovista de
su objetivo teleológico y ético, el bien común, sigue normada por el ejercicio de la voluntad.
Más profunda que esa crisis que se produjo en los comienzos mismos de la Modernidad, es la que se
plantea hoy en un momento considerado para algunos el final de la Era Moderna; pues aquí la Política no
viene determinada más por la voluntad humana, sino por el Mercado y sus infalibles leyes, que supuestamente
gobiernan sin necesidad de la participación de esa voluntad. El destino de la sociedad es así transferido a un
mecanismo automático ajeno al ser humano. He ahí el núcleo del problema ético y político de nuestro tiempo.
Llegados a este punto, establecidos en forma preliminar los conceptos de Ética y Política y la radical
ruptura que sufren a partir de la teoría y práctica de lo que hemos llamado en otras ocasiones el Mercado
Total, sigamos avanzando en nuestra reflexión para aproximarnos cada vez más al concepto de Ética, primero,
y de Política, después.
La ética
Para Aristóteles en su Moral a Nicómaco o Ética Nicomaquea, la “filosofía moral es la indagación de
la actividad humana, que, en su forma más desenvuelta, es Social y Ética y puede por eso llamarse política en
sentido amplio” (Salazar, 1997).2 Aquí Aristóteles, en su más ancho sentido, identifica Ética y Política.
Como dice Ángel Rodríguez Bachiller en el Prólogo a la Ética de Spinoza, “La humanidad a través de
toda la historia ha concebido toda ética como un conjunto de normas reguladoras de la conducta” (Rodríguez,
1996).3 La Ética sólo es posible donde existe la libertad. Por ello ni los dioses ni las criaturas de la naturaleza
necesitan de la Ética; los primeros porque lo pueden todo, son omnipotentes; los segundos porque actúan
necesariamente en forma mecánica, con la laboriosidad de la hormiga o de la abeja, la que, aunque admirable
en estas especies, sería deplorable en el ser humano si actúa sin conciencia de su finalidad.
El ser humano se diferencia del resto de las criaturas por conferir una finalidad consciente a sus
acciones; y aunque no siempre lo haga y con frecuencia actúe mecánicamente, siempre tiene la posibilidad de
darle uno u otro sentido a sus acciones y de reaccionar de una u otra manera ante los acontecimientos que le
afectan. Si bien es cierto que no puede decidir sobre todas las cosas que le pasan, pues hay cosas que ocurren
sin su voluntad y contra su voluntad, sí puede decidir cómo reaccionar ante los acontecimientos. En eso
consiste su libertad.
La Moral es una categoría subjetiva de carácter individual que establece una obligación que debe
cumplirse de forma necesaria independientemente que los resultados sean beneficiosos o perjudiciales. Es el
concepto kantiano y moderno de Moral: el deber por el deber, el imperativo categórico que no admite
apelación ni cálculo acerca de los beneficios o perjuicios que una determinada acción pueda producir. Se parte
de la existencia de un Código Moral en el cual hay imperativos categóricos que el sujeto debe cumplir,
aunque el cumplimiento de los mismos le produzca un daño y un perjuicio de carácter personal.
La Ética, por su lado, es una parte de la Filosofía que consiste en el conocimiento del comportamiento
moral y en el porqué de la existencia de esas categorías y principios morales: es decir, su justificación.
La política
La Política viene del griego Polis, el Estado-Ciudad que abarca tanto al Estado como a la Sociedad
Civil. Y si bien para Aristóteles en su obra La Política,4 esa forma de asociación, el Estado-Ciudad era un
hecho necesario y natural, su organización y comportamiento, es decir, la Política, debía estar sometido a ese
conjunto de normas reguladoras de su conducta. Esto es, debía sustentarse en la Ética y subordinarse a ella.
He ahí la relación originaria en la filosofía griega entre Ética y Política.
En la Modernidad, sin embargo, ambas categorías, la ética y la política, han sido excluyentes. La
política moderna, que, como ya vimos, data de 1513, fecha de aparición de El Príncipe de Nicolás de
Maquiavelo,6 arranca, precisamente, de la supresión de la ética como categoría política y, correlativamente,
de su fundamentación sobre otros supuestos y no sobre los supuestos éticos que estuvieron en su origen y en
su razón primera. El mundo moderno día a día se fue alejando cada vez más de los presupuestos morales en el
quehacer político; cada día la política se transforma en un valor en sí mismo y no en algo subordinado y
sustentado sobre los principios morales, y cada día sus errores y horrores involucran a la humanidad en un
torbellino que pareciera a veces indetenible.
La crisis de la política, al menos en su sentido clásico, es mundial, y, a mi modo de ver, uno de los
factores más importantes de la crisis de la modernidad. Quizás es en la política donde más se ha visualizado la
crisis de la modernidad. El mundo ha visto la crisis de las ideologías, de la política, de la ética y de los
sistemas, consecuencia de lo que algunos llaman la crisis global del racionalismo.
Estos arquetipos entraron en crisis profunda, la que se expresa tanto en la devaluación del pensamiento
filosófico, político y sociológico como en la devaluación de la idea misma de modelo y de arquetipo. Al
devaluarse la idea de formulación global, del como debe ser la política, el partido y la sociedad, se devaluó la
ideología como sustento teórico del accionar político. La ideología se erosiona en tanto que ella elabora un
modelo al cual la acción política debe sujetarse y la realidad someterse. Esta crisis ha hecho volver los ojos a
los griegos y a ciertos valores que ellos sustentaron.
Una reflexión sobre América Latina
En lo que concierne a América Latina, habría que decir que junto a estas exigencias, a mi juicio de
valor mundial, con respecto a la política y la democracia, hay que considerar circunstancias específicas que
están en el origen mismo de la formación de los Estados nacionales. La Era Republicana en nuestro
subcontinente se inicia a partir de una ficción jurídico-política y de una fractura ética.
La fractura entre el mundo formal y el mundo real, de la que habla Octavio Paz, separación esquizoide
del Derecho y la realidad, como la denomina Carlos Fuentes, ha marcado la dificultad de la construcción y del
funcionamiento apropiado del sistema democrático en nuestras sociedades. Pero, además, habría que decir
que esta separación entre esos dos mundos no es un hecho casual, sino deliberado, no es fruto sólo de una
incongruencia estructural, sino de una intención política de establecer en el texto jurídico, la Constitución,
declaraciones de principios sobre los que no hay ninguna intención de cumplir. Se dice lo que no se hace para
hacer lo que no se dice. Esta actitud premeditada ha constituido la clave del origen del poder y del ejercicio
político en los Estado-Nación Latinoamericanos.
La revolución de Bolívar que incluía originalmente tanto la independencia frente a España como la
transformación interna de la sociedad, fue realizada sólo en la primera parte, siendo esta limitación una de las
razones que impidieron la formación de la gran Nación Latinoamericana, la utopía bolivariana fracasada en el
Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826. El interés de las oligarquías criollas más que realizar los sueños
de Bolívar era el de llenar el vacío de poder que dejaba España, manteniendo en lo posible las estructuras
coloniales, y a la vez su contrario, la retórica jurídica inspirada en las ideas de la Ilustración, el liberalismo
político y el constitucionalismo europeo.
La astucia del poder económico para hacerse del poder político, y la ruptura ética a la que nos hemos
referido, fue, precisamente, no enfrentar las corrientes filosóficas en boga, ni mucho menos el modelo político
institucional –que suponía, no obstante, la existencia de una sociedad diferente– sino adoptarlo como propio
en la retórica vacía de un derecho sin contenido real y en la demagogia de los discursos de los líderes políticos
que iniciaban así una escuela para formar profesionales del engaño, dejando incólumes las estructuras
económicas y sociales, la visión anacrónica del mundo, en fin, la sociedad premoderna con todas sus
injusticias y odiosos prejuicios.
Pero el problema es todavía más profundo, pues no sólo no se ha fundado nuestra legitimidad política
en el principio de legalidad, sino que en no pocas ocasiones se ha usado éste como si se creyese efectivamente
en él y se ha construido a su alrededor un discurso de legitimación del Derecho y de la constitucionalidad en
el cual no creen ni quienes lo dicen, ni sus partidarios, ni sus adversarios. Se genera así una nueva
esquizofrenia de la fractura y separación de dos universos: el universo de la práctica y el universo del
discurso. Se crea así una especie de regla implícita, una suerte de “ética” política tácita en la que el discurso
no sirve para expresar, sino para encubrir.
En el fondo permanece como precipitado de nuestro actuar la idea de que la fuerza es la verdad de la
historia, su razón de ser, cualesquiera que sean las formas o reformas, los textos o pretextos con que se la
quiera recubrir. El ethos no está aquí expresado en el derecho, sino encubierto por éste, la norma no expresa la
voluntad general, sino que la oculta en una declaración retórica. La necesidad de la legitimidad y de la
institucionalidad jurídica y política es un imperativo impostergable, en mayor o menor grado y de acuerdo a
sus especificidades, para las naciones de América Latina.
En cuanto a la circunstancia que se refiere al proceso de estanda-rización planetaria, habría que decir
que éste no sólo fija las reglas de las economías nacionales subordinadas como nunca antes, a los centros
hegemónicos y las tendencias dominantes de las relaciones económicas internacionales, sino que incide
también en las organizaciones sociales, políticas y culturales de carácter nacional y en la propia definición de
la política con la que se inauguró la modernidad.
Dentro de este orden de ideas es perceptible que la autonomía de la política se debilita por la
determinación que sobre ella ejerce la economía; y el Estado-Nación pierde autonomía por la
transnacionalización de los procesos, a la vez que se endurece ante la sociedad nacional como fuerza
transmisora de las políticas transnacionales. La transnacionalización y globalización de la economía están
llevando a la transnacionalización de la política y por ende del poder y del Estado-Nación, su principal
instrumento, cuya naturaleza y estructura se ven afectadas en la práctica por esos mismos fenómenos.
Pareciera necesario para los países de América Latina, con las diferencias que cada situación establece,
combinar armónicamente la economía de mercado y el papel del Estado como impulsor de medidas que
garanticen la justicia social, el empleo y la adecuada distribución del ingreso. De importancia se percibe la
formulación de mecanismos específicos orientados al fortalecimiento y desarrollo de la Ciudadanía, como eje
central del quehacer político actual para los países de América Latina y para recuperar la congruencia ética, el
ethos, en la relación entre representantes y representados.
En cierto sentido estamos viviendo una crisis de la política que yo formularía en cinco tesis,
acompañada cada una de ellas de su propuesta respectiva.
Tesis # 1: Hay una crisis de representatividad. Los representantes no representan los intereses de los
representados. Se requiere que los representantes recuperen parte de la representación. Esto implica todo un
diseño teórico e institucional de Participación Ciudadana y de democratización de los Partidos Políticos para
que los representantes actúen, más que como correa de transmisión de la voluntad de sus Partidos Políticos,
como expresión de la voluntad popular que representan.
Tesis # 2: Hay una crisis de legalidad y de institucionalidad. Se negocian la Ley y las Instituciones en
los Pactos Políticos. Debe fortalecerse el imperio de la Ley y la presencia de las Instituciones en todo el
desarrollo de la vida social y política de los países.
Tesis # 3: Hay una crisis de legitimidad. La Ley y las Instituciones, en aspectos esenciales, no
representan la voluntad general, sino el interés particular. La Ley formalmente válida debe responder al
interés colectivo. Toda legalidad por tanto debe ser al mismo tiempo legitimidad.
Tesis # 4: Hay una crisis de la conciencia de la institucionalidad sobre la cual hemos tenido una
percepción crepuscular. La comunidad debe percibir que la Institución es la causa y el cauce del poder, el
Derecho un sistema de límites al poder, y el poder lo que la Ley dice que es el poder.
El tratamiento del fenómeno político nuevo que surge de la crisis de la Modernidad debe permitirnos
pasar de la política como privilegio de pocos, a la política como ejercicio de todos; de la política como arte de
la concentración del poder, a la política como arte del equilibrio del poder. En resumen, de la política como
arte del poder, a la política como arte del bien común, entendido este último en términos de libertad, justicia
social, democracia y Estado de Derecho.
No cabe duda que una de las tendencias mundiales más relevantes es la de la globalización,
entendiendo por tal, a los procesos encaminados a uniformar la sociedad, en lo que concierne a la aplicación
de políticas generales, sin hacer diferencias importantes en atención de lugar, historia, cultura y circunstancias
específicas. El mundo globalizado en el neoliberalismo político y en el capitalismo económico es el fin de la
historia, devenido célebre por la obra de Francis Fukuyama, mundialmente conocida, The End of History and
The Last Man, publicada a comienzos de la década de los 90. Es claro que la globalización conlleva la
uniformidad de procesos y medidas, no así de condiciones económicas y sociales cuyas diferencias se
profundizan cada día más.
Frente a las tendencias de la globalización neoliberal ha surgido un movimiento mundial que busca una
alternativa de desarrollo a las políticas neoliberales, ofreciendo, en primer lugar, resistencia a la pretensión
uniformadora del Mercado Total, reivindicando la primacía de lo social por sobre un determinismo
económico mecánico y ciego, y procurando que esta idea fundamental de justicia social sea planteada y
asumida también a nivel global. Es otra forma de globalización.
La más notable expresión de este movimiento es el “Foro de Porto Alegre” que reúne periódicamente a
pensadores, políticos y activistas de todo el planeta. Al fin y al cabo lo que se pretende con este movimiento
es otra forma de globalización, una mundialización de signo contrario a la que impulsa el neoliberalismo.
Microsociedades y etnoculturas
Por otra parte, y como la otra cara de la moneda, no sólo distinta, sino brutalmente contradictoria y
paradójica, pero igualmente unida de manera indisoluble a las nuevas formas de la realidad mundial, se
presentan las reducciones etno-culturales, las microsociedades en las cuales reviven con una naturaleza tribal
distintas formas de fundamentalismos religiosos y raciales excluyentes, autoritarios y herméticos.
¿Guerra de Civilizaciones?
Más que la idea de guerra de civilizaciones de la que habla Huntington, y que supone grandes unidades
culturales, sistémicas y axiológicas que se disputan una visión integral del mundo, a partir de la imposición de
su propia cultura, religión y valores, se trata de unidades menores, tribales y fundamentalistas, que aun
perteneciendo a una de las civilizaciones de las indicadas por Huntington en su composición geocultural del
mundo, tiene su propia visión que no siempre coincide con la visión o el interés político de la civilización a la
que pertenecen.
Lo dicho anteriormente se puede corroborar con lo que actualmente acontece en el mundo a partir de
los sucesos del 11 de Septiembre del 2001. La gran mayoría de los países que forman parte de la civilización
Islámica, están asociados, de buena o mala gana, en la lucha que encabeza los Estados Unidos en compañía de
los países de la Unión Europea.
En realidad, la situación mundial actual, más que expresión de una guerra de civilizaciones, entre el
Islam y el Occidente, es consecuencia de una guerra etnoreligiosa, que como tal tiene una naturaleza
propiamente cultural, de la cual ha derivado, para los Estados Unidos y Occidente, un conflicto político y
geopolítico. Es el caso de la guerra Palestino Israelí que constituye el epicentro del conflicto político mundial.
Creo que este es el rasgo esencial de la crisis contemporánea.
Lo dicho no descarta, sin embargo, la posibilidad de que el actual conflicto, con las características que
lo identifican hoy en día, pueda devenir en una verdadera guerra de civilizaciones. El que no ocurra así,
dependerá de la capacidad de los Estados Unidos y de Occidente de aislar a los fundamentalismos extremistas
y estructurar una solución política global para el Medio Oriente.
La crisis de la política
La crisis actual, más que crisis política, es crisis de la política. La crisis política se da cuando, por
alguna circunstancia, en una sociedad determinada se rompe el equilibrio de fuerzas del cual depende la
estabilidad, sin que por ello se destruya ni la idea, ni la misión de la política. La crisis de la política se
produce, en cambio, cuando esa tarea humana, esa condición natural de toda sociedad, pierde sentido y en
cierta forma, deja de ser necesaria. Creo que algo de esto es lo que hoy está ocurriendo. En todo caso la crisis
de la política es de diálogo y comunicación; de olvido de que, como dice Heidegger, “Somos un diálogo
desde que el tiempo es. Desde que el tiempo surgió y se hizo estable, desde entonces somos históricos. “Ser-
en diálogo” y “ser-histórico”, son igualmente antiguos, se pertenecen mutuamente y son lo mismos”.7
La política, tal como se le ha entendido siempre, está dejando de ser la función imprescindible que ha
sido. Con todos los males que ha acarreado, resulta impensable una sociedad que prescinda de la política. Al
menos a partir de lo que los griegos nos han enseñado sobre qué es la política y qué la sociedad, desde hace
dos mil quinientos años.
De acuerdo a esa enseñanza, la sociedad es en esencia política y la política es en esencia social. Todo
lo político es social y todo lo social es político, esa relación biunívoca es, precisamente, la ética.
La polis, que es el mecanismo que produce la política con sólo su existencia y actuación, era para los
griegos la forma más compleja y elaborada de la sociedad. De ahí que suponer que una comunidad humana,
cualquiera que ésta sea, puede prescindir de la política, o suponer que la política pueda darse al margen de la
voluntad social, significa incurrir en una contradicción en los términos, pues la política no es otra cosa que la
expresión de esa voluntad colectiva en la prefiguración de los objetivos comunes y de los procedimientos y
mecanismos para alcanzarlos.
No obstante lo dicho anteriormente, esta idea que, a pesar de todos los cambios en la historia, ha
mantenido su sentido esencial, está hoy en crisis al enfrentarse no sólo a los cambios en el mundo, sino a un
cambio de mundo. En lo esencial, la idea de la política consiste en un movimiento de doble vía: la voluntad
social, fuente de la soberanía, que da origen y legitimidad al poder; y el poder, así constituido, que debe,
aunque con frecuencia no lo haga, tratar de resolver los problemas de la sociedad y alcanzar sus objetivos
comunes. La política, así vista, es la encargada de responder y realizar las aspiraciones de la comunidad. Es la
más alta expresión de la voluntad colectiva, y, a la vez, la posibilidad concreta de su realización.
Pues bien, es en ese punto en donde se produce la ruptura epistemológica, para usar la expresión de
Bachelard, la fractura cualitativa a la que nos hemos venido refiriendo. Se pretende que la política no sea más
la expresión de la “Voluntad General”, para usar la denominación de Rousseau, que origina y legitima el
poder, ni el medio para realizar las aspiraciones colectivas de la sociedad, de acuerdo con aquella definición
originaria de los griegos: “la política es el arte del bien común”.
Las teorías neoliberales y las doctrinas del Mercado Total, pretenden que el bien común depende de
forma exclusiva de las leyes del Mercado, que es quien realiza en la historia el principio del Derecho Natural.
La Revolución Tecnológica, por su parte, ha sustituido a la política en su función de instancia mediadora entre
el poder y la sociedad. El salto cualitativo en el desarrollo de los medios de comunicación, ha restringido el
papel del partido de intérprete de los acontecimientos nacionales y mundiales, y la crisis de las ideologías, que
es parte de la crisis más ancha del Racionalismo y la Modernidad, le ha cercenado la posibilidad de formular
propuestas globales de organización de la sociedad.
Por el contrario, estas últimas, que no son formulaciones lógico-racionales, sino dogmas de fe, se han
fortalecido ante los fracasos del racionalismo para proporcionar la felicidad y ante los embates de la razón
instrumental en el siglo XX que ha desembocado, en los Auswitch, Gulags, Kosovos, y las distintas formas
del “Capitalismo Salvaje”.
Es claro que la política no ha sabido tomar posición ante las profundas transformaciones de los
tiempos, es claro también que no puede ni debe recuperar literalmente viejas funciones que ya no tienen
sentido, ni viejos privilegios, en buena hora desaparecidos. Pero sí debe de encarar los retos actuales,
reformular sus objetivos y los medios para alcanzarlos y recobrar la dignidad que le corresponde de acuerdo a
su misión. Pero si el Mercado con sus leyes inmutables e inapelables, erigido en nueva divinidad, es quien
debe decidir el destino de la historia y la sociedad, tal como intencionadamente se tratan de presentar las
cosas, entonces ni la voluntad colectiva crea el poder, ni la política, acto consciente y voluntario, es el
instrumento idóneo para dar, o al menos buscar, las respuestas apropiadas a los problemas de la sociedad. Si
esto es así, la ética habría muerto.
Esto significa también, trascender la idea y la práctica de la política entendida como el arte del poder
por el poder. No hay que olvidar, como señala Andrés Pérez Baltodano, que “la grandeza de los pueblos y de
las sociedades no se crea a través de la aceptación de la realidad, sino como producto de la voluntad para crear
historia”.8
Pretender hacer de la política el resultado automático de un aparato regido por leyes autónomas que
supuestamente obedecen a su propia necesidad, es rechazar la dignidad del ser humano y desconocer el drama
del acontecer histórico. La teoría del Fin de la Historia en su sentido más profundo consiste en eso: en hacer
depender el curso de los acontecimientos de un mecanismo abstracto, de una estructura que siendo creación
del ser humano desde que la idea original del trueque necesitó del espacio necesario para multiplicar la
operación, se pretende independiente y autárquica.
Desde este punto de vista, la crisis de la política es una crisis ética, desde el momento mismo que su
desplazamiento por el mercado significa la exclusión del ser humano en la construcción de su propio destino
y, en consecuencia, la supresión de todo sentido teleológico y de toda trascendencia de su propia acción.
La idea de la política y la democracia incluyen las ideas de: la gobernabilidad democrática, desarrollo
humano sostenible, sistema institucional, capacidades políticas, económicas y sociales y arquitectura social en
la que todos se sientan participes. Asimismo, requiere construcción de consensos, sistema de seguridad
jurídica, verdadero Estado de Derecho, legalidad con legitimidad e interdependencia entre los aspectos
económicos, políticos, sociales, culturales y medioambientales y, sobre todo, honestidad en el desempeño de
la función pública.
Contribuir al diseño del nuevo Estado y la nueva sociedad, lo mismo que al sistema de relaciones con
el Mercado, es uno de los grandes retos de la política y de la democracia en nuestros días. Los grandes
conflictos del mundo contemporáneo requieren de soluciones políticas globales y especificas, lo que conduce
a la búsqueda de los términos apropiados de un Nuevo Contrato Social Planetario. Todo esfuerzo de
racionalidad política es ya, por sí mismo, un esfuerzo de restablecimiento moral, de responsabilidad y
compromiso con el sentido de dignidad esencial a la naturaleza y función de la política. La búsqueda de un
Nuevo Contrato Social Planetario es imprescindible si se quiere evitar el caos, o el orden autoritario y
uniformador.
La identificación de los referentes comunes que hagan posible la unidad en la diversidad, como forma
plural de convivencia intercultural, es tarea de todos: de los poderes mundiales, de los líderes políticos y, por
supuesto de los intelectuales. Ese Nuevo Contrato Social, condición de una paz verdadera y de un sentido
civilizado de la vida, excluye la idea de una propuesta cerrada como alternativa única que se impone a las
otras, sea que se trate de una visión del mundo proveniente de la cultura anglosajona, hispánica, asiática,
musulmana o de cualquier naturaleza que sea.
Los tiempos que vivimos exigen más que cruzadas, acuerdos; más que afirmaciones herméticas,
imaginación: pues el futuro hay que imaginarlo para poder construirlo. La solución no vendrá por el camino
de los dogmas teológicos, ideológicos o económicos, sino por la ruta de las concertaciones y acuerdos
políticos, pero también de una voluntad y una inteligencia capaces de identificar principios comunes de valor
universal, como son el derecho a la vida, a la dignidad, libertad y justicia, con los valores propios de cada
unidad cultural que confieren identidad a las diferentes comunidades humanas.
La creencia de que en política se es poseedor de la verdad absoluta ha sido la causa de los Gulags,
Kosovos y Auschwits. Esta es la mayor de las amenazas, cuando no la mayor de las tragedias históricas. Por
ello, como dice Lequier, “cuando uno cree detentar la verdad, debe saber que lo cree, no creer que lo
sabe”.11 La idea de civilización, al menos la idea deseable de civilización, entendida más que como realidad,
como exigencia ética y como construcción conceptual, debe ser diferente a la de aquellas unidades cerradas,
introvertidas y cercadas de murallas medioevales que acertadamente identificaron, cada uno en su momento,
Toynbee, en su obra Un Estudio de Historia, Spengler en La Decadencia de Occidente y más recientemente
Huntington en The Clash of Civilizations and the Remarking of World Order.
La idea de civilización, debe ser la de la Unidad en la Diversidad, la de una síntesis que no anule a las
culturas particulares, pero que las trascienda, la idea de confluencia e intercomunicación de culturas diversas,
que son huella y testimonio del paso del ser humano sobre la tierra, de su presencia y permanencia en el
tiempo, a pesar del tiempo.
En algún sentido, sea de forma directa o indirecta, lejana o cercana, todos somos herederos de todo. En
cada uno de nosotros, en cada cultura y en cada civilización hay presencia de plurales visiones, de diferentes
formas de entender el mundo. Cada ser humano es síntesis de múltiples expresiones, cada tiempo que se vive,
es vértice de otros tiempos ya vividos y será base, antecedente o condición de otros vértices futuros.
Toda cultura es síntesis, toda civilización es proceso de integraciones continuas, por eso, la actitud que
debemos asumir es aquella que tienda a la inclusión y no a la exclusión, a la incorporación de valores plurales
y no a la negación hermética de las diferencias.
Además, está la solidaridad con los excluidos, como principio ético, pues como dice Albert Camus,
“uno no puede ponerse al lado de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la padecen” y como
recuerda Oscar Wilde, “donde hay dolor hay un suelo sagrado”.
La política y la cultura, que en el fondo deberían ser la misma cosa, difieren en los métodos y en los
tiempos, que son, entre otros, los mecanismos para lograr esas conjunciones y para realizar esos procesos de
síntesis. La política, impulsando las estrategias y tácticas que conduzcan a los acuerdos y concertaciones que
hagan posible el Contrato Social y por ende la convivencia entre las personas y las comunidades; la cultura,
sazonando los procesos de cambio y constatando las sedimentaciones históricas que van creando el
patrimonio de sociedades particulares y de todo el género humano.
La democracia es un sistema político, pero sobre todo, como decía Aranguren, es “un sistema de
valores”.12 En este sentido, no sólo es una forma en la que la política se organiza y organiza la sociedad y el
Estado, sino también una ética que da a ambos un sentido teleológico y que hace de la democracia y la
política, una axiología, una corporación de valores que las humaniza y les confiere dignidad.
Bibliografía
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Notas
*
Alejandro Serrano, filósofo y politólogo nicaragüense, ex Rector de la Univesidad Nacional de Nicaragua.
1
Aristóteles. Moral a Nicómaco. Editorial Universo S.A. Lima, Perú.
2
Augusto Salazar Bondy. Prólogo a Moral a Nicómaco, Aristóteles. Editorial Universitaria S.A. Colección Autores Clásicos. Lima, Perú.
3
Ángel Rodríguez Bachiller. Prólogo a Ética de Spinoza. Ediciones AGUILAR. Buenos Aires, Argentina.
4
Aristóteles. La Política. Editorial T.O.R. Buenos Aires, Argentina, 1959.
5
Platón. República. Editorial Universitaria de Buenos Aires. EUDEBA. 1963. Buenos Aires, Argentina.
6
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7
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8
Andrés Pérez Baltodano. Prólogo al libro de Alejandro Serrano Caldera: Los Dilemas de la Democracia. Editorial Hispamer. Managua,
Nicaragua.
9
Andrés Pérez Baltodano. Op. cit.
10
Joan Prats Catalá. “Gobernabilidad Democrática en América Latina Finisecular: Instituciones, Gobiernos y Liderazgos”. En
Gobernabilidad y Desarrollo en América Latina y el Caribe. PNUD. New York, USA.
11
André Conte-Sponville y Luc Ferry. El filósofo y el político en la sabiduría de los modernos. Ediciones Península, Atalaya. Barcelona,
España.
12
Bonete Perales Enrique. Aranguren: La Ética entre la Religión y la Política. Editorial Tecnos. Madrid, España. 1989.
Journal of Globalization, Competitiveness
& Governability / Revista de
Globalización, Competitividad y
Gobernabilidad / Revista de
Globalização, Competitividade e
Governabilidade
E-ISSN: 1988-7116
gcg@universia.net
Muñoz-Martín,Portal
Juan Universia S.A.
España
Ética empresarial, Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y Creación de Valor
Compartido (CVC)
Journal of Globalization, Competitiveness & Governability / Revista de Globalización,
Competitividad y Gobernabilidad / Revista de Globalização, Competitividade e
Governabilidade, vol. 7, núm. 3, septiembre-diciembre, 2013, pp. 76-88
Portal Universia S.A.
Boadilla del Monte, España
autor En un mundo, global e interconectado, la empresa se encuentra en la necesidad de responder de sus acciones
Juan Muñoz- ante la sociedad, para ello muchas compañías han implantado políticas de RSC, que en muchas ocasiones
han sido pura cosmética o, en el mejor de los casos filantropía y acción social, que nada tienen que ver una
Martín1
Profesor de concepción ética de sus negocios. Esto ha generado un vacío de contenido y una trivialización del concepto de
Responsabilidad RSC, ante lo que algunos autores han creado nuevos conceptos como la Creación de Valor Compartido o la
Social Corporativa Sostenibilidad Corporativa, generando, en ocasiones, aun más confusión.
Universidad
Complutense de
Madrid, España
juan.munoz@ccee.
ucm.es
In a global and interconnected world, companies have answered to social pressures implementing CSR policies, which
have often been purely cosmetic, or at best philanthropy and social action, that have nothing to do with an ethical con-
ception of business. This situation has created a trivialization of the concept of CSR, trying to find a new path some
1. Autor de contacto: authors have created new ideas, such as, “creating shared value” or “corporate sustainability”, generating sometimes even
Departamento de more confusion.
Organización de Empresas;
Facultad de Ciencias
Económicas y
Empresariales;
UNIVERSIDAD
COMPLUTENSE DE
MADRID; Campus de
Somosaguas; 28223 -
Pozuelo de Alarcón
(Madrid); SPAIN Num mundo global e interrelacionado, a empresa vê-se obrigada a responder pelas suas ações perante a sociedade. Para
isso, muitas companhias implantaram políticas de RSC, as quais muitas vezes ficaram-se pela aparência ou, no melhor
dos casos, foram ações de filantropia e ação social, que não estão relacionadas com uma conceção ética dos seus negócios.
Isto criou um vazio de conteúdo e uma banalização do conceito de RSC, de tal forma que alguns autores criaram novos
conceitos como a Criação de Valor Compartilhado ou a Sustentabilidade Corporativa, o que deu azo, em determinadas
ocasiões, a uma maior confusão.
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pp: 76-88
1. Introducción 77
La literatura académica de los últimos cincuenta años ha generado un intenso debate sobre
las relaciones entre empresa y sociedad. En un contexto, cada vez mayor de economía y
sociedad globalizada, las acciones empresariales generan consecuencias ante las cuales los
grupos de interés de la empresa son cada vez más sensibles. Así cada vez mas empresas,
presionadas por su entorno, implantan políticas de Responsabilidad Social Corporativa
(RSC). Sin embargo muchas veces estas actividades son pura cosmética o filantropía que Palabras Clave
poco tienen que ver con una concepción ética de la empresa, que asume desarrollar sus
Ética Empresarial,
actividades con prudencia y justicia, así como responder de las mismas. Esto ha generado Responsabilidad
cierta confusión terminológica y un intento de desprestigio y vacío de contenido del concepto Social Corporativa,
estratégico de la RSC. Tratando de superar esta situación han surgido nuevos conceptos Creación de Valor
como la Creación de Valor Compartido (CVC) y la Sostenibilidad Corporativa (SC), que en Compartido
ocasiones han generado aun más confusión.
2. Ética empresarial
El estudio de la ética y su influencia en el mundo empresarial se remonta a tiempos muy
antiguos. Ya Adam Smith creador del liberalismo económico y uno de los padres de la
economía moderna basaba gran parte de su pensamiento en la preocupación moral por
generar mayor libertad y felicidad. Desde el punto de vista social podemos definir una
empresa como una comunidad de personas, con gran variedad de intereses, pero que
se proponen conseguir unos objetivos comunes y que bajo una dirección unificada toman
decisiones que afectan a los demás (Cortina, 2006).
Aquí es donde surge el planteamiento ético: en la medida en que las decisiones de las em-
presas afectan a terceros tiene sentido plantearse su validez o justicia. Las empresas, por Código JEL:
lo tanto, no son amorales, ya que todas sus decisiones están sometidas a una valoración M14
moral pudiendo llevar a cabo sus actividades moral o inmoralmente. En función de cómo la
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Ética empresarial, Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y Creación de Valor Compartido (CVC)
78 empresa desarrolle su actividad se ganara la credibilidad y legitimidad social que necesita para
sobrevivir (Garcia Marzá, 2006). Tal y como establece Davis (1990) “la sociedad concede legit-
imidad y poder a la empresa. En el largo plazo aquellos que no usan ese poder de un modo que
la sociedad considera responsable tienden a perderlo”. Por tanto, en el desarrollo de su actividad
las empresas generan una serie de expectativas en los grupos de interés y de alguna manera
establecen un contrato moral con los distintos actores con los que se relacionan. (Garcia Marzá,
2006). Es ese contrato moral, que tiene que ver con la expectativas legitimas de todos los grupos
de interés, el que genera el “reconocimiento reciproco” de todas la partes. Desde esta perspec-
tiva la empresa no tiene que actuar solamente con responsabilidad, sino con “responsividad”, es
decir tratando de responder a dichas expectativas. Así desde la ética empresarial lo importante
no es solo el contrato legal, sino el contrato moral y el reconocimiento reciproco de expectativas
legitimas a los que si se “responde” adecuadamente otorgan a la empresa credibilidad y legitimi-
dad social (Cortina, 2004).
Ahora bien aun aceptando la relevancia de las decisiones éticas en sí mismas, no como vía
de conseguir un fin externo (confianza, reputación, etc.), sino como condición necesaria para
conseguir otros fines (Argandoña, 2007), parece indiscutible que el comportamiento ético puede
generar ventajas evidentes. El comportamiento ético, el cumplimiento de ese contrato moral y el
desarrollo de esas virtudes infunden, en los distintos grupos de interés, confianza y reputación.
Esto genera numerosos beneficios económicos tangibles pues permite reducir los costes de
coordinación externos o internos, disminuye las supervisiones y aumenta el rendimiento y la
eficacia. Así mismo la reputación genera un importante beneficio intangible, incorporado en el
denominado “capital relacional”, constituido por las relaciones de la empresa con los stakehold-
ers que cuando son eficaces, aumentan la confianza mutua y garantizan la lealtad a la empresa
(Sen, 2003).
Para que la empresa pueda mantener ese nivel de confianza y reputación ante los grupos de
interés debe de ser capaz de responder (de ser responsable) de sus acciones frente a la socie-
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dad, manteniendo así la credibilidad y la legitimidad que necesita para actuar. Así aparece el 79
concepto de responsabilidad, desde el que se deriva la RSC, que trataremos en profundidad en
el siguiente apartado.
Desde un punto de vista ético en el mundo empresarial las dos responsabilidades que más nos
interesan son las morales y las sociales. Por un lado la responsabilidad como obligación de
rendir cuentas (accountability), genera que las empresas se vean cada vez mas obligadas a ser
más transparentes en la información que ofrecen a la sociedad en relación con sus prácticas y
formas de gestión. Por otro lado, como ya ha sido comentado, la empresa como institución social
tiene una credibilidad y legitimidad social que necesita mantener para garantizar su existencia.
Esta legitimidad se consigue mantener respondiendo (responsibility) a las expectativas que la
sociedad tiene de ella y asumiendo los valores y los comportamientos que la misma sociedad le
marca. (Argandoña, 2007).
La aceptación de esta responsabilidad frente a las expectativas de la sociedad generó una visión
donde la empresa debe atender no solo los interés de sus accionistas sino también los intere-
ses de los grupos de interés (stakeholders) (Freeman, 1984). Esta visión donde la empresa da
respuesta a una pluralidad de intereses legítimos (accionistas, proveedores, clientes, empleados,
reguladores, etc.), buscando un equilibrio entre los mismos, unida al concepto de responsabili-
dad es la que dio lugar a la aparición del concepto de RSC (Brower y Mahajan, 2013). La unión
de estos conceptos de responsabilidad y grupos de interés forman parte fundamental de la defi-
nición de RSC desarrollada por la Comisión Europea en su Libro Verde de 2001: “integración
voluntaria por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales, y medioambientales en
sus operaciones comerciales y en su relaciones con sus interlocutores”. La aplicación de estos
conceptos en los grupos de interés ha hecho que se tengan en consideración todas las dimen-
siones de la actividad empresarial: responsabilidad económica, productiva, comercial, jurídica,
social y medioambiental (Moreno Izquierdo, 2006; Rodriguez, 2007; Brower y Mahajan, 2013).
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Ética empresarial, Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y Creación de Valor Compartido (CVC)
80 Numerosas empresas han decido aceptar esta concepción de la empresa y se puede decir que las
empresas más representativas han formalizado sus prácticas en materia de RSC y las difunden
habitualmente (Nieto y Fernández, 2004; Porter, 2011)). Diversos trabajos han expuesto (Nieto
y Fernández, 2004; Moreno Izquierdo, 2006) las causas de esta generalización en empresas
tanto nacionales como multinacionales entre los cuales podemos destacar: la presión reguladora
(iniciativas promovidas por gobiernos, organizaciones de empresas e instituciones y organismos
internacionales (OCDE, UE, ONU)); la presión de los mercados de productos (la demanda social
intensa ha hecho que los mercados empiecen a incorporar consideraciones sociales, medioam-
bientales o de tipo ético en la elección de sus productos y marcas); la presión de los mercados
financieros (incorporación de los criterios sociales, éticos y medioambientales en las decisiones
de inversión y creación entre otros instrumentos de la denominada inversión socialmente respon-
sable (ISR)); la presión de la sociedad civil (presión ciertamente difusa pero cada día mas per-
ceptible de exigencia a la empresa (sobre todo a la gran empresa) de mejores comportamientos
y mayores aportaciones al bienestar social, exigencias que superan claramente lo exigible legal-
mente y que abarcan campos como localidad, el precio, la trasparencia, las relaciones laborales,
el respeto a los derechos humanos, el medioambiente, etc.) y por ultimo determinados cambios
en el entorno (particularmente la crisis y el acceso a las nuevas tecnologías de la información que
han generado cambios sociales que apuntan a un aumento de la conciencia ecológica y social
de los ciudadanos y han facilitado la denuncia de situaciones que no se consideran aceptables).
Pero al mismo tiempo que esto ocurre nos encontramos con una realidad plagada de escándalos,
donde numerosas empresas que contaban con importantes y sofisticados departamentos de
RSC, que elaboraban memorias de RSC anuales, que estaban acogidas a principios de RSC y
que incluso se habían certificado con alguna norma se han visto involucradas en comportamien-
tos que, cuando menos podrían ser clasificados de “irresponsables”, (salarios de directivos es-
candalosos y aprobados de manera inaceptable, inversiones desmesuradas y poco ponderadas
en sectores puramente especulativos, préstamos concedidos en condiciones sin trasparencia
alguna, etc.) y en otras ocasiones en actividades de corrupción puramente delictivas (blanqueo
de capitales, pago de salarios en paraísos fiscales, soborno de políticos, uso información privile-
giada, etc.)
No es de extrañar que en este contexto según el informe Foretica 2011 una mayoría (61%) de la
opinión pública manifieste no conocer que es la RSC (o no la conocen o no saben lo que signi-
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fica) y los que la conocen demuestren un nivel de conocimiento muy bajo sobre la misma. La 81
causa fundamental de esto es que las empresas se han empeñado en demostrar que son res-
ponsables (incluso gastándose dinero y haciendo esfuerzos por mejorar sus comportamientos)
pero no han basado su actividad y negocio en un comportamiento realmente ético. Y aquí radica
el problema fundamental, la ética es primero y como consecuencia de ella las empresas deben
ser responsables. Dicho de otra manera la ética no es una parte de la responsabilidad social sino
justo al revés: la responsabilidad social es una dimensión de la ética empresarial (Cortina, 2004,
2006; García Marzá, 2006). Y no es una cuestión de hacer muy voluminosos Códigos Éticos, que
dan cierta publicidad pero muchas veces no se cumplen. Solamente desde una perspectiva ética
profunda, basada en los contratos morales, en entender que los comportamientos de la empresa
tienen consecuencias, poniendo en juego los principios de “responsabilidad” y “responsividad”
frente a las expectativas legitimas de los grupos de interés, y generando la cultura (carácter) y
las virtudes necesarias para tomar decisiones justas y prudentes la empresa podrá desarrollar
una RSC autentica. Una RSC estratégica, inserta en el core business de la organización, que
de verdad legitime y de credibilidad a la actuación de la empresa y que reafirme la confianza y
reputación en ella, potencie su capital relacional, garantizando su supervivencia y aumentado el
rendimiento y la eficacia de la misma (Manescu, 2010; Robins, 2011).
Sin embargo según el, ya comentado, informe Forética 2011 la percepción de la RSC en los me-
dios de comunicación, la opinión pública y la propia empresa dista mucho de ser esa herramienta
de gestión que aporta un importante factor de competitividad. Por lo que respecta a los medios
de comunicación españoles el 38% entiende que no tiene relación con la rentabilidad y el 28% la
identifican con la atención a los más débiles de la sociedad y a la ayuda a las ONG. Por su parte
solo un 23% de los ciudadanos dicen saber que es la RSC (aunque otro 16% dice poder intuir
lo que significa) e identifican la misma sobre todo con actividades sociales (65%) medioambien-
tales (11%) y económicas (22%). En cuanto a las empresas el 80% de las mismas declara que
es difícil cuantificar los beneficios que aporta la RSC y se entiende más como una obligación que
no tiene por que aportar beneficios claros (64%) Así mismo el 51% de las empresas declara que
la RSC es una cuestión de imagen, útil únicamente para las grandes empresas. Los medios de
comunicación, la opinión pública, y lo que es peor las propias empresas, ven a la RSC como un
puro compromiso social (acción social, filantropía, altruismo etc.) y no como una exigencia ética
de comportamiento responsable frente a los grupos de interés, insertada en el carácter de la
compañías, que mantenga la credibilidad, legitimidad y reputación garantizando la supervivencia
de las mismas y convirtiéndose en factor de competitividad (Global Etchics Forum, 2011).
Los datos anteriormente aportados corroboran que esta falta de visión ética de la RSC ha contri-
buido a convertir a la misma en un cajón de sastre difícil de conceptuar, de establecer límites
en sus contenidos y de crear estándares que permitan medición y comparabilidad. Parece que
en muchos casos la filantropía y la acción social han ganado la partida a una concepción ética
e integral de la RSC, dando lugar a lo que algunos han denominado “el efecto halo asociado
a la filantropía”, en el que la mayoría de los agentes han formado un impresión general de un
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Ética empresarial, Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y Creación de Valor Compartido (CVC)
82 concepto (RSC) en virtud de uno solo de sus rasgos (filantropía y acción social). Las causas
que habrían contribuido a esto serian fundamentalmente tres: falta de claridad conceptual y no
univoca definición; concepto excesivamente amplio y lleno de contenidos difícilmente abarcable
e identificación por parte de las empresas de la RSC como un palanca para mejorar su imagen
(Andreu y Fernández, 2011).
Así muchas empresas han optado mas por una RSC reactiva frente a una RSC estratégica,
tratando de recuperar mediante filantropía o acción social su legitimidad frente a la sociedad,
legitimidad que habían perdido en el día a día de sus actuaciones y en el modo de concebir
sus negocios. Y aquí, de nuevo, está el problema, la empresa, si sus actuaciones son éticas, no
necesita recuperar ninguna legitimidad, pues la tiene suficientemente contrastada como factor
generador de riqueza y desarrollo. La empresa solo necesita recuperar su credibilidad cuando
la ha perdido, y la ha perdido precisamente no por no realizar acción social o filantropía sino
por tomar decisiones poco éticas (injustas e imprudentes) consideradas irresponsables por los
grupos de interés con los que se relaciona, erosionando su posición competitiva y poniendo en
entredicho su viabilidad en largo plazo. La recuperación por tanto de la legitimidad y credibilidad,
no tiene sentido tratar de hacerla con grandes campañas de filantropía, acción social, etc. más
propias de políticas de marketing destinadas a recuperar la reputación perdida, sino en aceptar
las consecuencias que sus actos tienen frente a sus grupos de interés y en tomar sus decisiones
de manera ética y responsable.
En un intento de dar solución a estos problemas han aparecido recientemente estudios que
incorporan nuevos conceptos tales como Creación de valor Compartido (CVC) y Sostenibilidad
Corporativa (SC), que en muchas ocasiones ha generado aun mas confusión, los cuales tratare-
mos en profundidad en el siguiente apartado.
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Juan Muñoz-Martín
En su artículo del año 2002 denuncian una situación donde las acciones sociales (filantropía) de 83
muchas compañías estaban totalmente alejadas de la actividad real de la empresa y se habían
convertido en el mejor de los casos en un puro instrumento publicitario intentando mejorar su
reputación. Asi, estas actividades estaban más centradas en los puros argumentos publicitarios
que en el intento de que las mismas tuvieran un impacto social real. La propuesta seria entonces
intentar realizar una autentica “filantropía estratégica” que se basaría en dos grandes líneas. La
primera seria utilizar las actividades de filantropía y acción social en la mejora del contexto com-
petitivo de la empresa. La segunda consistiría en aceptar que con este tipo de acciones de las
empresas generan tanto beneficio social como beneficio económico.
Tratando de desmontar la dicotomía entre beneficio social y beneficio económico, se aboga por
un modelo de convergencia de intereses, en el que en un mundo globalizado y abierto, las com-
pañías obtienen una “combinación de beneficio social y económico”. Desde esta perspectiva
las empresas deberán centrar sus actividades de filantropía en aquellas que ayuden a mejorar
su contexto competitivo (mejorar las condiciones de los factores, mejorar las condiciones de la
demanda, contribuir a la instalación de empresas auxiliares, etc.). Cada vez que las compañías
decidan contribuir a proyectos no realmente centrados en su contexto competitivo estarán reali-
zando actividades de pura relación pública y perdiendo la oportunidad de crear valor social y
económico.
Partiendo de esta idea de generación de valor social y económico, en el año 2006 los mismos
profesores Porter y Kramer presentan un artículo analizando las relaciones entre estrategia y la
sociedad y proponiendo una alineación entre RSC y estrategia empresarial. Después de presen-
tar diferentes aproximaciones teóricas que han tratado de explicar la RSC (obligación moral, sos-
tenibilidad, licencia para funcionar y reputación) los autores argumentan que existen numerosos
campos donde los intereses de la sociedad y la empresa coinciden, apareciendo muchas opor-
tunidades donde “crear valor compartido” (valor social y económico). Por tanto las compañías
deberán detectar aquellas actividades de la cadena de valor que más impacto social tengan, tra-
tando de mejorarlas consiguiendo el máximo valor social, reforzando su estrategia y generando
posibles ventajas competitivas al mismo tiempo. Se trataría de pasar de una RSC reactiva (que
se limita a atender las necesidades de los stakeholders y mitigar las consecuencias negativas
de los diferentes negocios) a una RSC estratégica (donde las empresas trataran de identificar
aquellas iniciativas donde la creación de valor compartido pueda ser mayor y más relevante).
Partiendo de los dos artículos anteriores la serie termina con un artículo del año 2011 centrado
en el desarrollo del concepto de “creación de valor compartido” (CVC). El argumento fundamental
es que, en un intento de unir el mundo de los negocios con la sociedad, hay que crear un nuevo
marco general que permita crear valor económico de un modo que también cree valor para la
sociedad. Para ello la propuesta es superar el concepto de RSC por el concepto de CVC, ya que
la mayoría de las empresas siguen pegadas a una mentalidad de RSC donde los problemas
sociales están en la periferia y no en el centro. Este concepto de creación de valor compartido,
que según los autores “redefine los límites del capitalismo”, se centra fundamentalmente en tres
grandes aspectos: reconcebir productos y mercados, redefinir la productividad de la cadena de
valor y permitir crear el desarrollo de clusters locales. El primero de ellos se centra fundamental-
mente en identificar nuevas necesidades que tiene la sociedad en campos como salud, vivienda,
medioambiente, etc. generando productos innovadores que creen valor compartido. El segundo
trata de mejorar el uso de los recursos, de la energía, de la logística, de la cadena de distribución,
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Ética empresarial, Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y Creación de Valor Compartido (CVC)
En esta misma línea han surgido otras aportaciones que, como ya hemos señalado, critican
duramente el concepto de RSC y proponen conceptos que tratan de superar al mismo, entre
otros el de Sostenibilidad Corporativa (SC) (Mirchandi y Ikerd, 2008; Andreu y Fernandez, 2011).
Partiendo del, ya comentado, efecto halo asociado a la filantropía en el que ha caído el concepto
de RSC, deteriorando el mismo y generando importante confusión, la idea es centrarse en la
“sostenibilidad corporativa como enfoque de negocio que permite crear valor a largo plazo para
los accionistas mediante el aprovechamiento de oportunidades y la gestión eficaz de los riesgos
inherentes al desarrollo económico medioambiental y social” (Dow Jones Sustainabilty Index
(DJSI). La propuesta generaliza la sostenibilidad basándola no solo en lo ambiental o ecológico
sino en unas sostenibilidad vinculada al valor, a las oportunidades y a la gestión del riesgo. Para
la implantación de la misma la empresa deberá: crear redes para cofinanciar los proyectos, pasar
del patrocinio a la innovación social, utilizar los informes de sostenibilidad no como elemento de
comunicación sino como elemento de mejora de procesos, generar una cultura basada en la
maximización del comportamiento ético y establecer dialogo con los grupos de interés cocreando
valor para todas las partes.
La primera sería que una vez más las propuestas planteadas ponen los planteamientos éticos
en un segundo nivel y esto, de nuevo, es un problema de raíz. Una creación de valor compartido
o una sostenibilidad que no se base en un planteamiento ético, donde la empresa asume la res-
ponsabilidad de sus actos y responde ante las expectativas legitimas generadas por sus grupos
de interés y donde existe un clima arraigado, en la cultura de la organización, para que la toma
de decisiones sean justas y prudentes, puede crear valor a corto plazo pero difícilmente garanti-
zará la supervivencia y la legitimidad de la empresa. Una vez más la ética no puede ser un aña-
dido, sino una condición necesaria dentro de las actuaciones empresariales que de otro modo
aunque creen valor compartido o tengan acreditados estándares de sostenibilidad pueden verse
sometidas a escándalos que socavan su legitimidad y ponen en entredicho su propia existencia.
Recientes escándalos ocurridos en instituciones financieras de nuestro país, se han producido
en instituciones que contaban con buenas calificaciones en índices de de sostenibilidad, y esto
no ha impedido verse involucradas en actividades calificadas por sus stakeholders como tremen-
damente irresponsables, cuando no puramente delictivas.
La segunda sería que los estudios refuerzan la necesidad de una RSC, basada en la ética,
auténticamente estratégica, insertada en el core business de las organizaciones, como palanca
de cambio y factor de competitividad. En este sentido el intento de reorientar estratégicamente la
filantropía, el estudio profundo de la convergencia de intereses de la sociedad y las empresas en
la combinación de beneficios sociales y económicos, la capacidad de influir con las actuaciones
empresariales en un mejora de los entornos competitivos en los que la empresa se desenvuelve,
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Juan Muñoz-Martín
la exigencia de apoyar acciones realizadas por ONL solventes, serias, con objetivos claros y 85
medibles, donde las empresas aporten toda su experiencia y contribuyan a crear el mayor valor
posible son aportaciones relevantes. Así mismo las reflexiones sobre empresa y sociedad, abo-
gando por buscar puntos de intersección entre las mismas, el análisis en profundidad y la reo-
rientación de las actividades de la cadena de valor para mejorar los beneficios de la sociedad y
reforzar la estrategia de las empresas, la selección e inclusión en la agenda de aquellas activi-
dades sociales que están más cerca de negocio empresarial para centrase en ellas a fin de no
diluir esfuerzos, la necesidad de reconcebir productos y mercados, de contribuir a la creación de
cluster locales no hacen sino reforzar la necesidad de un RSC estratégica alejada de un visión
reactiva o puramente filantrópica.
La tercera es que pueden contribuir aun más a la confusión al abogar por un cambio conceptual
desde la RSC a la CVC o la SC. La descripción de las características que hacen Porter y Kramer
(2011) de la RSC comparándola con CVC parece estar más bien tomada de una concepción de
la RSC puramente reactiva y no de una RSC estratégica. Cuando hablan de una CVC que, frente
a la RSC, aporta auténticamente valor conjunto entre la empresa y la comunidad, que forma
parte de su competitividad, que contribuye a la generación de beneficios, que decide las acciones
sociales de manera estratégica y que supone un realineamiento del presupuesto de la empresa
parecen referirse a una concepción de la RSC reactiva. La concepción de una RSC estratégica
incorpora todos estos conceptos de forma profunda y robusta, y quizás la aparición de nuevos
acrónimos (CVC o SC) generen más confusión y dificulten la implantación de una RSC autentica.
Diversos autores ha discutido sobre la necesidad de incorporar nuevos conceptos o reforzar los
ya existentes, debate en el que unos entienden que el problema es mas semántico y de falta de
implantación (Vives, 2011, 2012) otros abogan por la necesidad de buscar nuevos paradigmas
(Porter y Kramer, 2011; Andreu, 2011; Andreu y Fernández, 2011).
Como hemos podido ver en este trabajo, creemos que, la RSC cuenta con una armadura institu-
cional potente (quizás existe sobreproducción de normas y estándares) y suficientemente versátil
como para incorporar todas estas nuevas aportaciones y el problema fundamental no es la falta
de conceptualización teórica sino la mala aplicación de la misma (en ocasiones la ausencia de
aplicación) (Vives, 2011, 2012). Una concepción estratégica de la RSC, arraigada en la ética
como ya ha sido explicada en profundidad, debería recoger todos estos avances, incorporándo-
los a su modelo de gestión y reforzándose aun más como factor de competitividad, legitimidad y
garantía de supervivencia de la empresa.
5. Reflexiones finales
Las empresas son instituciones sociales que interactúan permanentemente con la sociedad en
la que viven. Para poder desarrollar su actividad las empresas necesitan sociedades sanas y las
sociedades necesitan empresas exitosas generadoras de riqueza. La actuación de las empresas
genera, como la de cualquier otro agente, consecuencias para las sociedades en las que operan
y por lo tanto tiene sentido plantearse su validez o justicia. En el desarrollo de sus actividades
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Ética empresarial, Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y Creación de Valor Compartido (CVC)
86 las empresas generan expectativas en los grupos de interés con los que interactúan, que si
son legítimas no deben defraudar. Ese reconocimiento de expectativas genera en la empresa
una responsabilidad ante los agentes con los que se relaciona. La legitimidad que la empresa
tiene frente a la sociedad como motor de generación de riqueza, se puede ver erosionada si la
empresa no responde ante esas expectativas de manera justa y prudente. Así es imprescindible
incorporar a las decisiones empresariales la dimensión ética. Para ello las empresas en función
de sus características, deberán decidir como fomentar esos valores y hacerlos parte fundamental
de su cultura, promoviendo los cambios necesarios (alta dirección , política de RRHH, estructura
organizativa, etc.) que incorporen en los procesos de toma de decisión hábitos que garanticen
comportamientos responsables.
La sociedad abierta y global en el que vivimos exige de las empresas comportamientos cada vez
más responsables, lo que ha llevado a que muchas de ellas hayan adoptado políticas de RSC.
Sin embargo aunque algunas organizaciones han hecho un esfuerzo tanto económico como
humano importante por la implantación de determinadas políticas responsables, otras muchas
han aplicado políticas exclusivamente basadas en acciones sociales, cuando no operaciones
de puro marketing de imagen para mejorar su reputación. Esta aplicación de una RSC reactiva
ha generado un importante desprestigio de la misma, vaciándola de contenido, haciéndola
cajón de sastre de multitud de campos y al mismo tiempo, paradójicamente, convirtiéndola en
un interesante negocio para todo tipo de entidades que han generado una sobreproducción de
principios, normas de aplicación y estándares de medición. La falta de un concepción estratégica
de la RSC, desde un profundo comportamiento ético, inserta en el core business, que legitime y
de credibilidad, garantizando la supervivencia y sostenibilidad de la empresa y que se convierta
en instrumento de competitividad ha permitido que se erosione el concepto de RSC. Al mismo
tiempo algunas empresas con acreditadas políticas en RSC reactiva (basadas en el marketing
y la acción social y la filantropía) se han acabado viendo envueltas en numerosas practicas
irresponsables cuando no delictivas, lo cual ha contribuido a una desacreditación y trivialización
aun mayor.
Por todo ello han surgido algunos nuevos enfoques, entre otros CVC y SC, que pretenden
superar estas deficiencias. La aparición de estos conceptos, que sin duda ninguna aportan
nuevas perspectivas prácticas y útiles, abogan por profundizar en una concepción estratégica
de la RSC junto con un cambio de terminología que, quizás pueda contribuir, a generar aun más
confusión. La falta de una correcta aplicación de una autentica RSC estratégica no debe llevar a
un abandono de la misma, sino a una profundización en su aplicación y una vuelta a sus raíces
éticas.
GCG GEORGETOWN UNIVERSITY - UNIVERSIA SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2013 VOL. 7 NUM. 3 ISSN: 1988-7116
pp: 76-88
Juan Muñoz-Martín
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E D I T O R I A L . É T I C A Y E D U C A C I Ó N : U N A P R O P U E S T A E D U C A T I V A
ÉTICA Y EDUCACIÓN:
UNA PROPUESTA EDUCATIVA
Pedro Ortega Ruiz
·
Director Red Internacional de Pedagogía de
3 0
la alteridad. RIPAL- REDIPE
·
Comité de Calidad Redipe, España
B O L E T Í N
portega@um.es
V I R T U A L - A G O S T O - V O L
“Todas las tentativas de luchar contra la
frialdad que penetra por todas partes están
condenadas al fracaso mientras no se dirijan
a sus raíces sociales, es decir, al sistema
social que produce y reproduce la frialdad.
Si algo puede ayudar contra la frialdad como
condición de la desgracia es la comprensión
de las condiciones que la hacen posible”
7 - 8
(Th.W. Adorno).
I S N N
2 2 6 6 - 1 5 3 6
·
el más profundo de la arquitectura de nuestra
3 1
responsible response to the other in the reality vida. Vivimos de ellas y, por lo mismo, no solemos
·
of its context or circumstance; It is the memory pensar en ellas. Pensamos en lo que nos es
of those who have preceded and helped us,
B O L E T Í N
más o menos cuestión. Por eso decimos que
from their testimony to live a more human life; tenemos estas o las otras ideas; pero nuestras
it is a denunciation of situations of injustice that creencias, más que tenerlas, las somos” (Ortega
oppress individuals and impede a just life; and it y Gasset, 1973, 18).
V I R T U A L - A G O S T O - V O L
is, finally, a traversed activity, from beginning to
end, by ethics. La idea de una escuela competitiva, vinculada
al éxito académico va dando paso, lentamente,
Key words: ethics, education, reception, a otra más preocupada por la apropiación de
context, memory. valores éticos, al menos a nivel de declaraciones
formales. Se entiende que una persona “formada”
Introducción
ya no es aquella que posee unos conocimientos
El carácter singular, excepcional del individuo y habilidades o competencias adecuados para
7 - 8
humano es, sin duda, uno de los aspectos más la sociedad de su tiempo, sino, además, aquella
olvidados en el discurso y práctica educativos, que ha interiorizado unos valores éticos que
y su influencia se ha hecho sentir en una le permiten situarse en el mundo y con los I S N N
inteligencia, marginando otras dimensiones del Educar ya no se identifica con instruir o enseñar.
ser humano indispensables para una formación Implica, además, apropiarse de los valores
integral. Recuperar al sujeto de la educación, éticos que hacen del ser humano un sujeto
hacer que sobre él vertebre toda la acción moral, es decir, responsable; una educación
educativa, es hoy una tarea inaplazable (Ortega que capacite al educando para leer e interpretar
y Romero, 2014). Ello conlleva incorporar al los acontecimientos de su tiempo; que frente
individuo concreto, histórico, a los procesos a los retos de la sociedad actual (inmigración,
educativos; exige encontrarnos con él, en su pobreza y marginación, degradación ambiental,
cultura, en la urdimbre de su vida, desde donde corrupción y narcotráfico…) pueda decir “su”
se expresa, piensa y siente. Es decir, hacer que palabra y actuar desde la responsabilidad.
el educando sea el punto de partida y el punto
Levinas no aborda formalmente el tema de la
de llegada de toda acción educativa.
“educación”, como tampoco se muestra sensible
Analizar nuestro presente y nuestro pasado al estudio de la “cuestión social”. Su reflexión
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ética permanece en el ámbito de las relaciones memoria es reconocimiento del pasado y justicia
interpersonales. Levinas entreabre la puerta a con las víctimas; y 4) la denuncia de “lo que no
“lo social” cuando escribe sobre la relación ética debe ser” es integrante necesario de la acción
con el otro, en la que contempla la presencia de educativa.
un “tercero”. A pesar de esta ausencia, es fácil
1. La educación es, en su misma raíz,
encontrar en la obra de esto autor el impulso y
una acción ética
el soporte teórico para una educación que tenga
en cuenta al otro en su realidad histórica, y no “No hay educación sin ética. Aquello que
como pretexto para otros fines supuestamente distingue la educación del adoctrinamiento
educativos. es precisamente que la primera tiene
ineludiblemente un componente ético” (Mèlich,
La ética levinasiana (soporte teórico de este
2002, 51). Sólo puede haber acción educativa
trabajo) obliga a contemplar la educación como
·
si ésta tiene como finalidad la consecución de
3 2
acontecimiento ético situado en el tiempo y en
objetivos en sí mismos valiosos, éticamente
·
el espacio, como acogida responsable al otro
asumibles por todos, y si es una acción ética en
que implica a ambos, educador y educando, y
B O L E T Í N
todo el proceso de su realización. Una educación
que a ambos dignifica. Pero la compasión no
que prescinda de los valores, en la pretensión
se da hacia un ser abstracto, ideal, sin rostro ni
de ser “neutral” u “objetiva”, además de ser
contexto, sino hacia alguien concreto necesitado
V I R T U A L - A G O S T O - V O L
imposible e indeseable, es una contradicción
de ayuda y de acogida. “La compasión tiene
en sus propios términos. La acción educativa
delante al individuo concreto no separado de la
se sostiene en función de que asume que algo
circunstancia en la que vive; la compasión no
éticamente deseable merece ser enseñado
suple a la justicia, ni es una forma adulterada
y aprendido. En cada acción educativa se
de practicar la beneficencia y tranquilizar las
transmiten, inevitablemente, determinadas
conciencias; la compasión establece una relación
preferencias, actitudes y valores, ligados a
ética, es decir, de responsabilidad entre el que
la cultura en la que aquella se realiza. La
compadece y el compadecido, y que solo queda
dimensión ética forma parte inevitable de nuestro
7 - 8
saldada cuando el otro recupera su dignidad,
equipaje humano. También la acción educativa,
es atendido y cuidado” (Ortega, 2016, 246). La
I S N N
como conducta humana, está sometida a la
educación, desde la ética de la compasión es,
“servidumbre” de la ética. “Educar es ya una
por tanto, un acto de acogida a alguien concreto,
2 2 6 6 - 1 5 3 6
un deber. Tal obligación ética vendría impuesta partida (Ortega y Mínguez, 1999), y encuentra
“desde fuera”, sería externa a la misma acción en los filósofos de la Escuela de Frankfurt
educativa, vendría después. Aquí se habla (Horkheimer y Adorno) y, en especial, en la
de “otra cosa”, de algo distinto que es previo obra de Levinas su soporte teòrico consistente.
al cumplimiento del deber como profesor, de En estos autores he encontrado la fuente de
aquello que se sitúa en la entraña misma de la inspiración para una propuesta educativa que
acción educativa y por lo que ésta se define y tiene como contenido las experiencias reales
constituye (Ortega, 2004). de vida del ser humano en las circunstancias en
que le ha tocado vivir.
Pero si la ética está en el núcleo mismo de la
acción educativa, hemos de admitir también De la lectura de estos autores se desprende que
que los presupuestos éticos son muy diversos, la ética es: a) compasión hacia el necesitado, el
nos llevan a metas también muy distintas, y sufriente; b) resistencia al mal; c) compromiso
·
3 3
condicionan inevitablemente las estrategias con la justicia; y d) memoria de las víctimas.
·
de actuación. Quizás la pregunta que nos “No cabe la vida justa en la vida falsa” (Adorno,
debamos formular sea ésta: ¿qué ética debe 2004, 44). Con estas palabras denuncia Adorno
B O L E T Í N
inspirar nuestra acción educativa? La respuesta la hipocresía de una sociedad que pretende
que demos a esta pregunta no es retórica, alcanzar un nivel de vida humana, moralmente
ni indiferente. El paradigma moral por el que digna, en complicidad con las estructuras
V I R T U A L - A G O S T O - V O L
optemos en nuestra acción educativa nos de dominación que ahogan la libertad y la
lleva, necesariamente, a una determinada posibilidad misma de vivir. La resistencia a lo
construcción de la persona, y también a una que “no debe ser”, la denuncia del sufrimiento
determinada manera de hacernos presentes en histórico de tantos inocentes, la lucha pacífica
la sociedad. contra toda forma de explotación y humillación
no ha encontrado en la moral idealista de la
Es obvio que todo discurso educativo es deudor Ilustración la fuerza suficiente para oponerse
de unos presupuestos éticos y antropológicos a tanta barbarie (Horkheimer y Adorno, 1994).
y está orientado hacia unas determinadas
7 - 8
“Que la injusticia no tenga la última palabra”
finalidades o metas a conseguir. No hay (Horkheimer, 2000) no ha sido nunca el
I S N N
discurso pedagógico neutro o indiferente. Pero frontispicio de la moral idealista.
todas las éticas no hablan el mismo lenguaje,
2 2 6 6 - 1 5 3 6
·
pasado siglo es ajeno a este proyecto ilustrado.
3 4
1993, 133). Para Levinas el individuo sólo llega
·
Para Schopenhauer y Levinas hay ética (moral, a ser sujeto moral en la medida que compadece.
diría Schopenhauer) cuando se da una respuesta En esta respuesta compasiva el sujeto pierde su
B O L E T Í N
compasiva a la situación de vulnerabilidad identidad, se rompe y se transforma, se quiebra
del otro. Habrá también educación, y no mera por la presencia del otro. “En la prehistoria del
instrucción, cuando el educador acoja al otro, se Yo, puesto para sí, habla una responsabilidad.
V I R T U A L - A G O S T O - V O L
haga cargo de él. Esta respuesta ética al otro no El sí mismo, en su plena profundidad, es rehén
se fundamenta en argumentos de la razón que de modo más antiguo que es Yo, antes de los
me “obliguen” a una determinada conducta hacia principios (Levinas, 1999, 187). En este acto
los demás, como sostiene la ética kantiana, sino de abandono (desgarramiento) del propio yo
en la fuerza del sentimiento de compasión hacia es cuando el sujeto se hace responsable del
el otro necesitado .”La ética es, en verdad, la otro, es decir, sujeto moral (Ortega, 2016).
más fácil de todas las ciencias, tal y como es Somos sujetos morales no por un ejercicio de
de esperar; porque cada uno tiene la obligación autonomía, sino cuando respondemos del otro,
7 - 8
(obliegenheit) de construirla por sí mismo y, a cuando nos hacemos cargo de él desde la más
partir del principio supremo que radica en su radical heteronomía. La ética no nace de la razón
corazón, deducir por sí mismo la regla para cada del sujeto, de los mejores argumentos, sino de I S N N
caso que se presente… La compasión, como su dolor, o de la reacción ante el dolor ajeno. La
2 2 6 6 - 1 5 3 6
el único móvil no egoísta, es también el único ética no es algo originario, sino una respuesta
auténticamente moral, resulta, de una manera a la realidad degradada del otro. “El rostro del
extraña y hasta casi incomprensible, paradójica” prójimo significa para mí una responsabilidad
(Schopenhauer, 1993, 255). En Schopenhauer irrecusable que antecede a todo consentimiento
no es necesario acudir a la razón como fuente libre, a todo pacto, a todo contrato” (Levinas,
última para garantizar la moralidad de una 1999, 150).
conducta, tal recurso constituiría una ofensa
He afirmado más arriba que la educación es una
hacia la persona que demanda una respuesta
respuesta ética (responsable) a la persona del
de ayuda y cuidado. “Para el descubrimiento de
otro. Es el sujeto en todo lo que es quien debe
la compasión, mostrada como la única fuente
ser educado (atendido, reconocido, acogido), no
de las acciones desinteresadas y, por tanto,
una parte o dimensión de éste y en su contexto,
como la verdadera base de la moralidad, no se
pues la compasión siempre acontece en una
precisa de ningún conocimiento abstracto sino
circunstancia. La educación no se entiende, ni
sólo del intuitivo, de la mera captación del caso
E D I T O R I A L . É T I C A Y E D U C A C I Ó N : U N A P R O P U E S T A E D U C A T I V A
·
orientadas por aquella idea de autonomía del
3 5
asentando nuestro discurso pedagógico y
sujeto racional y emancipado que le ha venido
·
nuestra práctica educativa, desde un paradigma
sirviendo de justificación en el proyecto de la
deudor de la filosofía idealista que ha dejado a
B O L E T Í N
modernidad” (Zamora, 2009, 21). Vaciar de
un lado la condición histórica del ser humano,
contenido ético a la educación significa convertir
sujeto de la educación. Y nos obliga a elaborar
a la escuela en un instrumento de manipulación
otra filosofía del ser humano, y, por ende,
y adiestramiento de nuestros jóvenes, sin
V I R T U A L - A G O S T O - V O L
también de la educación, otro modo de situarnos
otro horizonte que ser eficaces y aptos para
en el mundo y con los demás, de modo que
englobarse en la sociedad del consumo. Sin
cuanto acontece en la vida real de la calle
ética la escuela hace suyo un discurso “que
penetre en las aulas y forme parte esencial de
tiende a tomar la técnica por la cosa misma,
nuestra actuación como educadores. Conlleva
tiende a considerarla como un fin en sí misma,
cuestionar una praxis educativa que se nutre
como una fuerza dotada de entidad propia,
de recursos didácticos ajenos a la realidad del
olvidando al hacerlo que la técnica no es otra
contexto. Si cada individuo es único, singular,
cosa que la prolongación del brazo humano”
7 - 8
original, la utilización de unos mismos recursos
afirmaba Adorno (1998, 88) a mediados del
en las aulas o salones de clase, la programación
pasado siglo.
de unos mismos objetivos para todos, sin atender I S N N
en nuestra vida (Levinas, 1991), alguien de siempre se han entendido desde enfoques
quien debemos responder en una situación idealistas difícilmente aplicables a contextos
concreta. Esta responsabilidad situada hacia concretos en los que se da cualquier proceso
el otro es la pesada carga que siempre nos educativo (Coll, 2009). El discurso y la praxis,
acompaña como equipaje de nuestra existencia, el lenguaje y la acción se han ubicado en
mientras decidamos vivir éticamente. La espacios distintos, cuando no contrapuestos.
primera exigencia del educador es asumir e Se ha construido un discurso pedagógico
integrar la “circunstancia” (tiempo y espacio), escasamente operativo para orientar la acción
y comenzar desde aquí su tarea educadora. educativa; se ha ignorado que cualquier texto
“No tenemos ninguna posibilidad de escapar escrito, sin su contexto, es una página en
de nuestra herencia conceptual, lingüística o blanco carente de significado, incapaz de
simbólica. La vida es siempre concreta como lo interpretar y decir nada acerca de la realidad.
·
es también la circunstancia en la que se vive. Y en educación, como en otro ámbito del saber
3 6
Toda situación humana, también la educativa, práctico, no se puede entender un texto sin
·
está históricamente condicionada” (Ortega y tener en cuenta las indispensables coordenadas
B O L E T Í N
Gárate, 2017, 115). Esta afirmación implica un espacio-temporales en las que necesariamente
giro profundo no sólo en cómo pensamos la se inserta toda acción educativa. Entre contexto
educación, sino también en cómo la hacemos. y educación hay siempre una relación dialéctica.
Implica abandonar una praxis educativa Un contexto marca unas líneas concretas de
V I R T U A L - A G O S T O - V O L
que ha estado muy alejada de los intereses actuación; habla y explica lo que sin él nos
y necesidades de nuestros alumnos, más sería del todo ininteligible. Sin contexto, no hay
preocupada por instruir que por educar. posibilidad alguna para el discurso educativo,
como no hay posibilidad tampoco para la acción
Históricamente existe en nuestro discurso y educativa.
nuestra praxis educativa una preocupante
y extendida ausencia del contexto-situación El discurso educativo, influenciado por la
en la acción educativa que lleva a ignorar las filosofía idealista, ha ignorado las condiciones
7 - 8
condiciones de vida del sujeto a quien se socio-históricas de vida de los educandos. Y
pretende educar. Y si se ignora el contexto (la esta “circunstancia” le condiciona y le constituye
“circunstancia”, diría Ortega y Gasset), si la esencialmente. Nuestro mismo pensamiento es I S N N
realidad socio-cultural en la que vive el educando un diálogo con la “circunstancia”. Nos pasamos
2 2 6 6 - 1 5 3 6
no cuenta para nada, entonces es imposible la vida en diálogo, a veces áspero y tenso, con
educar. Es indispensable integrar el contexto o la circunstancia. Es la sombra de la que no nos
situación como elemento clave en la educación. podemos desprender. Nos acompaña siempre.
Sólo desde un mundo gramatical compartido, Sin ella nada hay inteligible, en absoluto (Ortega
es decir, de tradiciones, costumbres, lengua, y Gasset, 1973). Todo está afectado por la
valores es posible la relación educativa. Sólo circunstancia-situación. El hombre mismo es
desde este mundo compartido se responde a un ser situacional y vive y se entiende en y
la pregunta de una persona concreta. Fuera de desde una situación. Todo lo que acontece,
este contexto hay retórica, discurso, pero no sucede siempre en una situación”. Y fuera de su
educación (Ortega, 2016). situación es ininteligible.
·
preocupación y ocupación de los educadores. Y algo de él. Somos irremediablemente contexto,
3 7
si “el espacio y el tiempo son tan decisivos para situación, y sólo cuando convertimos “nuestra”
·
la configuración de una existencia individual y situación en contenido imprescindible de nuestra
B O L E T Í N
colectiva con rostro humano, sería necesario acción educativa, estamos en condiciones
que todos los agentes implicados en los de educar. “Estoy convencido, escribe Duch
procesos de transmisión, que operan en una (2004, 160), de que pedagogos y antropólogos
determinada sociedad, se propusieran como deberían ejercer de terapeutas del tiempo y del
V I R T U A L - A G O S T O - V O L
tarea fundamental una auténtica “pedagogía espacio humanos”.
del tiempo y del espacio” (Duch, 2004, 173-74);
Si el contexto debe estar presente en la acción
es decir, sería necesario entender la educación
educativa, ésta debe asumir, en la práctica, no
como equipaje que permita al hombre habitar su
sólo la realidad psico-biológica del educando,
mundo y construir humanamente su espacio y
sino, además, toda su realidad socio-histórica.
su tiempo.
Somos biografía, historia narrada de sucesivas
La investigación educativa ha utilizado unas experiencias que han ido configurando, en el
7 - 8
herramientas con las que ha pretendido tiempo, nuestra identidad múltiple. Somos lo que
acercarnos a la realidad del ser humano, y con hemos “ido viviendo”. Y la vida a los humanos
ellas se ha querido “dar cuenta” de la formación no es algo que les venga dado por naturaleza, I S N N
integral de cada individuo. El paradigma utilizado sino, por el contrario, tarea permanente, un
2 2 6 6 - 1 5 3 6
El carácter histórico, situacional del ser humano Desde la ética de la compasión la educación,
conlleva para la educación varias exigencias: como acontecimiento situado, se entiende como
a) no se puede educar si no se conoce la una acción que pretende:. a) ayudar a alguien
situación y el momento (contexto) en que concreto a construir, desde la ética, su propio
vive el educando; b) no se puede educar en proyecto de vida; b) ayudar a “leer” y juzgar los
“tierra de nadie”, haciendo abstracción de las acontecimientos a la luz de los principios éticos;
características singulares de cada educando, c) ayudar a alumbrar un nuevo nacimiento, una
pretendiendo hacer una educación de validez manera original e inédita, todavía, de realizar
E D I T O R I A L . É T I C A Y E D U C A C I Ó N : U N A P R O P U E S T A E D U C A T I V A
la existencia humana por la que el mundo “experimenta” por otro. Pero sí el contenido o
se renueva sin cesar (Arendt, 1996). Y este significado de la experiencia, transmitido bajo el
recorrido educativo es único e irrepetible para ropaje de unas formas o expresiones. Es lo que
cada individuo, porque para cada uno la situación nos permite saber de dónde venimos y quiénes
en la que vive es vivida e interpretada de forma somos. Lo que nuestros mayores han vivido
singular y única. A diferencia de la ciencia o de (sus experiencias) se realizó en un contexto o
la filosofía sistemática que se dirige al hombre circunstancia que no ha tenido continuidad en
universal y abstracto, la educación se dirige a el presente. Pero sí lo que esas experiencias
cada persona concreta en la singularidad de una significaban para ellos. De lo contrario sería
vida humana. Educación”. imposible la transmisión de la cultura como
herencia o legado recibido de ellos. Somos
La filosofía idealista ha pervertido el sentido biografía, venidos a un mundo habitado por
y la naturaleza de la educación al entender
·
otros que nos han precedido. Lo que hoy
3 8
los valores éticos como ideales abstractos somos nunca está libre de la contingencia del
·
a los que toda actuación educativa debe pasado. La memoria es una historia narrada de
tender. Ha olvidado que los valores también
B O L E T Í N
lo que “hemos sido” y ahora traemos a nuestro
son experiencia, y ésta necesariamente está presente. “Narración y experiencia, experiencia
condicionada por las formas distintas en las y narración es el juego en el que discurre el
que cada individuo y cada cultura los expresa relato de nuestra vida. Es también el espacio
V I R T U A L - A G O S T O - V O L
y manifiesta. El carácter histórico de los valores para una educación con “sentido” de lo humano”
éticos obliga a que cada acción educativa esté (Gárate y Ortega, 2013, 174-75).
fijada a una determinada circunstancia sin la
cual aquella sería irreconocible e in-significante. En la ética, la memoria de lo acontecido no ha
tenido un papel relevante. La reflexión ética
3. La educación es memoria se ha ocupado, fundamentalmente, de las
(anámnesis) relaciones interpersonales entre coetáneos. Y
la mirada al pasado se ha hecho con criterios
“Los seres humanos no solamente nos limitamos
7 - 8
historiográficos. Han sido los filósofos de la
a vivir con la memoria. Además convivimos
Escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer)
con ella, con la nuestra y con la de nuestros
y los supervivientes del Holocausto los que I S N N
predecesores, porque las relaciones entre
nos han “obligado” a una nueva lectura de los
hombres y mujeres son relaciones de memoria”
2 2 6 6 - 1 5 3 6
nosotros. Todas las experiencias narradas, al toda experiencia del mal; se ha querido borrar
ser contadas, pertenecen también a los demás nuestro pasado “incómodo” echándonos en
(Larrosa, 1996). La memoria (anámnesis) de brazos de un progreso emancipador que oculta
lo ocurrido, y nunca cancelado, nos reconcilia la autoridad de los que sufren (Metz, 1999 ). “Y
con el pasado porque se le hace justicia. La una pedagogía que no haga memoria de “lo que
memoria hace que la justicia recupere su nos ha pasado y hemos sido” queda reducida
verdadero sentido. Somos responsables de a una función más del engranaje social, a una
aquellos con quienes convivimos, de los “recién legitimación del supuesto orden social” (Ortega,
llegados”, y de los que han de venir. Pero 2016, 258).
también somos deudores de aquellos que nos
La educación para la memoria se convierte en
han precedido, de todos aquellos que hicieron
narración de las experiencias vividas por otros,
posible la experiencia de justicia y de libertad, de
y, hoy, significativas para nosotros. El hecho
·
solidaridad y de tolerancia que hoy nos permiten
3 9
de narrar es equiparable a un rito por el que se
ejercer de humanos. “Nuestra vida tiene algo
·
participa de un modo inmediato en lo “sagrado”
pendiente que nos impide instalarnos de una vez
de lo narrado, que de esta manera es incorporado
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por todas, algo pendiente con los que nos han
a la propia vida del sujeto en lo que aquél tiene
precedido, y que nos demanda una constante
de sentido en las circunstancias actuales. En la
reubicación y resituación” (Mèlich, 2010, 120).
narración la experiencia trasciende al narrador,
La “presencia” del otro que está y vive junto a
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le sobrepasa, para ser, de alguna manera,
nosotros nos debería llevar a preguntarnos por
“nuestra” experiencia, hoy. Y aquí radica la
las “ausencias” de aquellos que ya no están, de
fuerza educativa de la memoria narrada. En la
los que ya no viven. En los que aún vivimos, en
narración de las experiencias de los que nos
los que aún estamos aquí pervive la huella, la
han precedido encontramos la clave para saber
memoria de sus vidas sin la cual es imposible
quiénes somos, de dónde venimos. El hoy está
descifrar y entender el presente.
presente en el pasado, y desconocerlo significa
Una ética de la compasión, a la vez que configura poner en riesgo nuestra propia identidad.
7 - 8
espacios de cordialidad entre los vivos, hace
justicia también de las “ausencias” de los que ya La educación para la memoria es, también,, una
no están físicamente entre nosotros; recupera revindicación de las víctimas (memoria ética), I S N N
la memoria de los otros para que el pasado no y se identifica con su sufrimiento injustamente
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·
que no llegaría la razón argumentativa), sino educandos. No vivimos en un mundo ideal de
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como una categoría constitutiva del espíritu individuos perfectos. Al contrario, la violencia,
·
humano en virtud de la cual puede entender la injusticia, el odio y la venganza, la falta de
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el mundo de una manera nueva” (Mate, 1999, libertad forman parte de nuestro escenario
166). social. En este contexto también es necesario
educar. Y, entonces, la propuesta de conductas
Sólo una educación que se proponga la éticas deseables se hace a partir de la crítica
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cancelación de la explotación y del sufrimiento de aquellos comportamientos que se alejan de
de los inocentes, la cancelación del mal gratuito los referentes morales (modelos) que deben ser
infligido puede instaurar la justicia para aquellos imitados por los educandos, lo que se denomina
que nos han precedido en el sufrimiento. Lejos pedagogía negativa.
de convertirnos en estatuas de sal atrapadas por
el pasado, la memoria de las víctimas constituye Desde la ética de la compasión, la crítica a
un revulsivo para demandar “las esperanzas lo que no “debe ser” ocupa un papel central
incumplidas y denunciar las injusticias en la acción educativa. Es una crítica de las
7 - 8
pendientes de resarcimiento contra todo aquello estructuras socioeconómicas que impiden una
que sigue produciendo dolor y sufrimiento, vida justa, la resistencia a todas las formas del
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aniquilando a los individuos” (Zamora, 2004, mal. Es denuncia de un sistema educativo que
15). En la situación actual, marcada por una se ha convertido en correa de transmisión de los
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crisis que afecta no solo a la economía, sino intereses de la clase dominante, cuyo objetivo
a todo el sistema socio-político, la educación es aumentar la productividad y los beneficios por
para la memoria puede ser una herramienta medio de inversiones que mejoren el proceso
poderosa para la integración social desde la formativo de cara a moldear funcionalmente
justicia y la verdad para todos. “Se trata de los cerebros de los individuos, y transformarlos
anclar el pensar en el pesar, y de proponer una en un factor productivo. Un ejemplo de este
estructura anamnética de la razón, conscientes propósito es el encargo por parte de la OCDE,
de que desentenderse de la más leve huella del a finales de la última década del pasado siglo,
sufrimiento es condenar todo discurso, aunque de un estudio comparativo conocido por el
sea ontológico, a la mentira” (Mate, 2011, 207). nombre PISA.
Volver al pasado, desde la memoria, no es un
ejercicio retórico, sino la condición indispensable Deberíamos preguntarnos si los contenidos
para entender y tener presente. que se imparten en las aulas ayudan a los
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alumnos a una toma de conciencia de la que el ser humano tiene una dignidad, que
realidad que les envuelve, o, por el contrario, no puede ser vejado, humillado… si no es de
son indiferentes a la misma; habríamos la experiencia acumulada de sufrimiento…
de preguntarnos por qué los procesos de Convertir dicha dignidad en principio formal
la distancia social, invisibilización de las que ha de regir la conducta, al menos no
víctimas, indiferencia colectiva, exclusión ha servidlo para evitar las catástrofes que
social, personas superfluas o descartadas... conforma el oscuro reverso de la historia ”
no han tenido presencia, o ésta ha sido muy (Zamora, 2004, 271-72).
débil, en los centros de enseñanza como
contenidos necesarios para una educación Hay preguntas que se echan de menos en el
ética y socio-política (Maiso, 2016). discurso pedagógico y en la praxis educativa.
¿Para quién o quiénes educamos? ¿A quién
·
4 1
Junto a la denuncia de las situaciones injustas o quiénes sirve la escuela? Se supone, con
·
se hace indispensable romper con la lógica de gran ligereza, que la tarea de educar discurre
la frialdad que caracteriza a la sociedad actual, en ámbitos de neutralidad, que los objetivos
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y extirpar su arraigo en la dinámica social. “Si y fines propuestos son los adecuados, aquí
algo puede ayudar al hombre contra la frialdad y ahora, a los intereses y necesidades de
generadora de desdicha es el conocimiento de los educandos. Se percibe una confianza
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las condiciones que determinan su formación ciega en el sistema educativo por parte
y el esfuerzo por oponerse anticipadamente del profesorado. “Se simula un paraíso de
a ellas en el ámbito individual” (Adorno, educación supuestamente no directiva,
1998, 90). Pero el solo cambio de estructuras porque los alumnos evalúan y critican
puede llevar a la tiranía si el ser humano es permanentemente los procedimientos, sin
puesto al servicio de las mismas. Se hace poder decidir nada respecto al sentido y la
necesario, además, un cambio de actitudes y finalidad del dispositivo educativo mismo”
la apropiación de valores éticos que propicien (Zamora, 2017, 30). La esperanza puesta
7 - 8
el cambio de las conductas que dañan a la en la escuela de capacitar a los individuos
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persona. Y esto pasa por implementar una para su emancipación y una confrontación
educación que parta de una ética en la que se crítica con las relaciones impuestas por el
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·
estrategias más innovadoras, el profesorado no el alumno deje de ser objeto de “conocimiento
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encuentra tiempo para hacerse una pregunta y de control” para convertirse en interlocutor
·
básica: ¿para qué educamos? La escuela necesario en su proceso de construcción
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no demanda tanto nuevas estrategias (cómo personal.
enseñar), cuanto qué y para qué enseñamos.
La educación como denuncia se hace imposible Es indispensable una nueva filosofía de la
si los educadores no asumen como tarea la educación que no sólo cambie nuestra manera
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vigilancia permanente de un sistema que se de entender la enseñanza, sino también el
mueve siempre entre el servicio a la comunidad modo de entender al ser humano, una filosofía
y la “obediencia” a los intereses de la clase de la educación que nos permita ejercer
dominante. responsablemente la tarea de educar. La
función del educador es acompañar, orientar y
5. ¿Qué hacer? guiar, alumbrar “algo nuevo”, pero no suplantar
al educando, ni imponerle un determinado modo
A principios del siglo pasado, el filósofo Ortega y de pensar y vivir. La educación es construcción,
7 - 8
Gasset ( 1973, 49) hacía una advertencia a los edificación; y construir el edificio de lo que uno
intelectuales y políticos españoles: “No se han proyecta ser en “su” vida es una tarea en la que
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hecho bien las cosas sino cuando de verdad han la participación del propio sujeto es insustituible.
hecho falta”. También nosotros, hoy, deberíamos La educación prepara para vivir éticamente, es
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prestar atención a esta advertencia del pensador decir, en la responsabilidad. Y esta iniciación
español y desterrar de nuestro discurso cualquier a una vida ética, que es la educación, viene
atisbo de autocomplacencia; los resultados de siempre acompañada de la mano y presencia
tantos esfuerzos y recursos invertidos en del otro, de su acompañamiento y testimonio
educación no invitan a ella. Deberíamos ético.
preguntarnos si junto al desarrollo tecnológico
y científico, nuestras instituciones educativas Es necesario recuperar al sujeto de la educación,
también han contribuido a construir una sociedad atender a la realidad de cada sujeto concreto.
más justa; si han hecho posible un desarrollo y Ello implica incorporar un nuevo lenguaje, un
bienestar más compartido; si han promovido la nuevo pensamiento, nuevas actitudes y unos
tolerancia y el diálogo, haciendo del respeto y la nuevos contenidos en la acción educativa.
solidaridad compasiva la única herramienta para Significa tomarse en serio la inevitable
la convivencia. condición histórica del ser humano y hacer de la
educación un acontecimiento ético de acogida
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y reconocimiento del otro. Implica incorporar siempre se es peregrino porque nada está
a la acción educativa la vida concreta de cada acabado; siempre nos acecha algo nuevo, nunca
educando, de tal modo, que sea ésta la que hay una respuesta definitiva porque nunca nos
ocupe el tiempo y el espacio de toda la tarea del encontramos con la misma pregunta a la que
educador, si lo que pretendemos es educar y no debemos responder. Es el ámbito de la ética, de
hacer “otra cosa”. la respuesta provisional y de la incertidumbre.
Es la condición de la existencia humana.
Resaltar el carácter histórico de la educación,
y su inevitable eticidad; hacer que la educación Dirección electrónica de autor: portega@
sea un espacio para la reconciliación y um.es
denuncia de las situaciones injustas que nos
degradan a todos, constituye hoy una urgencia Referencias
·
para los educadores. Esta demanda no está
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necesariamente vinculada a implementar nuevas Adorno, Th. W. (1975) Dialéctica negativa,
·
estrategias, sino a una nueva concepción de (Madrid, Taurus).
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la educación desde una nueva concepción del
Adorno, Th. W. (1998) “La educación después
hombre situado en “su” tiempo. “Vivir es habitar
de Auschwitz”, en Adorno, Th. W. Educación
en lo abierto y, por ello, lo que caracteriza a
para la emancipación, (Madrid, Morata), pp. 79-
la vida es, precisamente, la situacionalidad,
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92.
la ambigüedad, la provisionalidad”, afirma el
prof. Mèlich (2010, 92). Si hay ética, si hay Adorno, Th. W. (2004) Minima Moralia, (Madrid,
educación es porque nunca estamos ajustados Akal).
al mundo, porque siempre seremos individuos
Almanza, T. (2013) “La memoria de la experiencia
desajustados, abocados a despegarnos
como respuesta ética ante las víctimas”,
de “lo dado” y establecido y comenzar algo
Franciscanum, vol. IV, n.º 160, pp. 17-50.
nuevo. Es necesario abandonar un concepto
determinista de la educación que ha propiciado Arendt, H. (1996) Entre el pasado y el futuro,
7 - 8
la repetición de modelos adecuados para otros (Barcelona, Península).
contextos, pero que ahora se ven obsoletos.
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Bello, G. (2004) “Ética contra la ética. Derechos
La necesidad de adaptación a la circunstancia, humanos y derechos de los otros”, en M. Barroso
la incorporación de la realidad de la calle a la
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·
Ortega y Gasset, J. (1973) Obras Completas,
4 4
Horkheimer, M. (2000) Anhelo de justicia, Vol. VI, (Madrid, Revista de Occidente).
·
(Madrid, Trotta).
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B O L E T Í N
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instrumental, (Madrid, Trotta). Moral Education, vol. 28,1, pp. 5-17.
V I R T U A L - A G O S T O - V O L
Estudios sobre literatura y formación, (Barcelona, of alterity”, Journal of Moral Education, Vol. 33,
Laertes). 3, pp. 271-289..
7 - 8
de Investigación Educativa. Conferencias
Pre-Textos).
magistrales, (México, D. F. Edit. Consejo
I S N N
Levinas, E. (1999) De otro modo que ser o más Mexicano de Investigación Educativa, AC., pp.
allá de la esencia, (Salamanca, Sígueme). 165-193.
2 2 6 6 - 1 5 3 6
·
4 5
Zamora, J. A. (2017) “El “valor” de educar: un
·
aproximación a la relación entre educación
y ciudadanía”, Ponencia presentada en el
B O L E T Í N
XIV Congreso Internacional de Teoría de la
Educación, La educación ante los retos de una
nueva ciudadanía, (Murcia, Universidad de
V I R T U A L - A G O S T O - V O L
Murcia Ed.), pp. 15-33.
7 - 8
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Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
La Ética implica el estudio de, y el juicio sobre, la conducta humana. Todas las
discusiones tradicionales en política suponen ciertas conclusiones acerca de la
naturaleza y conducta humanas, aunque sólo se trate de la negación de tal naturaleza,
y proceden a examinar qué se deriva para la vida común de tales conclusiones.
En contraste, 2.000 años más tarde, cuando Immanuel Kant consideró la relación de la
ética con la ciencia y la técnica, trató de distinguir radicalmente entre el conocimiento
ético y el conocimiento científico, y entre los imperativos morales o categóricos y los
imperativos técnicos. Los imperativos morales auténticos exigen nuestra lealtad bajo
toda circunstancia. Por ejemplo, siempre se debe decir la verdad. Los imperativos
técnicos son obligatorios de una forma meramente hipotética. Debería construirse una
casa de tal y tal forma sólo si es necesario cumplir tales y tales especificaciones.
Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
Sin embargo, hay fundamentos para identificar históricamente dos actitudes éticas
generales respecto a la ciencia, la técnica y la medicina. Desde Platón y Aristóteles
hasta el Renacimiento, la ciencia y sus correlatos técnicos eran objeto de restricciones
religiosas y políticas ampliamente aceptadas. La sociedad y el estado eran
considerados como la guía apropiada para decidir si se impulsaba o no el desarrollo
de la astronomía, o el modo en que debían construirse las casas. La ciencia y la
tecnología sin algún tipo de guía política o cultural eran juzgadas como formas
deficientes de conocimiento y actividades socialmente desestabilizadoras, si no
moralmente perniciosas.
Desde mediados del siglo XVIII, y como reacción a las ideas científicas modernas y,
más tarde, al impacto social de la Revolución Industrial, surgieron una serie de re-
evaluaciones éticas de la ciencia y la tecnología, y después, de la medicina. La idea
central de estas re-evaluaciones es observar que, aunque la ciencia y la tecnología
son formas poderosas de conocimiento muy atractivas para la sociedad, y que con
frecuencia, a primera vista, parecen promover el progreso, en muchas ocasiones se
hallan también íntimamente ligadas a efectos colaterales no deseados o a resultados
de segundo o tercer orden que están lejos de ser beneficiosos.
Es posible resumir estas tres actitudes --que pueden llamarse "escepticismo moral",
"promoción moral" y "duda moral"-- por medio de la siguiente tabla:
Ética en ciencia
Hay tres enfoques diferentes, aunque relacionados, respecto a la ética en ciencia. En primer
lugar, dado que la distinción entre ética y ciencia se ha expresado con frecuencia como la
distinción entre hechos y valores, hay análisis que tratan de salvar ese hiato, bien
argumentando el "hecho" de que los seres humanos tienen y necesitan valores, o bien
manteniendo que la promoción de la investigación de los hechos científicas es en sí misma
un "valor". En segundo lugar, algunos enfoques exploran la ética profesional de la práctica
científica, por ejemplo, los principios morales y valores de los científicos en tanto que
científicos. En tercer lugar, otro enfoque argumenta que debido al impacto social de la
Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
ciencia moderna, los científicos deberían adoptar alguna forma de ética social, entrando así
en el campo del análisis de la política pública.
Durante la Segunda Guerra Mundial y la posterior guerra fría, la existencia de tal ethos fue
con frecuencia esgrimida para defender la imposibilidad de que los regímenes fascistas o
comunistas pudiesen promocionar la ciencia y beneficiarse de ella. En efecto, la oposición
de científicos como Albert Einstein a la Alemania nazi o la crítica de Andrei Sajarov a la
Unión Soviética fueron consideradas como una confirmación de este análisis. Además, en
respuesta a las críticas de la ciencia por la creación de armas nucleares y su contribución a
la contaminación ambiental, apologistas como Mario Bunge han defendido una distinción
radical entre ciencia y tecnología. Para Bunge, la ciencia como conocimiento es neutral con
respecto a la acción y, por tanto, moralmente inocente; sólo las acciones de la ciencia
aplicada o la tecnología son susceptibles de juicio ético, siendo así capaces de culpabilidad
moral.
Sin embargo, durante las últimas tres décadas, y especialmente durante los años 80, un
cierto número de casos bien conocidos han comenzado a revelar públicamente que los
científicos, incluso en occidente, con frecuencia fracasan en vivir de acuerdo con sus propios
estándares éticos. La historia de James T. Watson en The Double Helix (1968)iv acerca de la
carrera intensamente competitiva hacia el descubrimiento de la estructura del ADN, mostró
que los científicos suelen estar poco dispuestos a compartir el conocimiento cuando éste
puede ayudar a otros a arrebatarles un descubrimiento, y que la búsqueda del prestigio
científico no es en absoluto desinteresada. La posterior lucha de David Baltimore, Premio
Nobel y presidente de la Universidad Rockefeller, para invalidar las sospechas sobre
presuntos datos fabricados en un artículo del que él era coautor, así como la disputa sobre el
descubrimiento del virus del SIDA entre Robert Gallo, del Instituto Nacional de la Salud de
Estados Unidos, y Luc Montangier, del Instituto Pasteur en París, sólo han conseguido
aumentar el escepticismo acerca de la existencia de una rígida ética internalista de la ciencia
que sea diferente de las otras élites que sirven a sus propios intereses.
Los conflictos de intereses, la mala conducta y el fraude parecen en ocasiones tan comunes
entre los científicos como entre otros muchos grupos. Esto ha dado lugar a que algunas
organizaciones científicas respondan con esfuerzos específicos para promover una
conducta más ética en la ciencia. La Asociación Americana para el Avance de la Ciencia
(AAAS --American Association for the Advancement of Science), por ejemplo, creó un
Comité especial sobre la Libertad y la Responsabilidad Científica que en 1980 hizo público
un informe titulado "Actividades de Etica Profesional en las Sociedades Científicas e
Ingenieriles".v Pero el hecho de que sean los periodistas y políticos quienes han continuado
sacando a la luz una buena parte de la conducta no profesional de la comunidad científica
Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
pone en cuestión la tan repetida frase de que la ciencia es capaz de corregir sus propios
errores.
- el coste cada vez más alto y la creciente abstracción de los proyectos en la Big
Science;
- el fin de la guerra fría;
- las necesidades sociales en competición;
- la degradación ambiental;
- la competencia económica global.
Muchos proyectos científicos (tales como la exploración espacial, los grandes aceleradores,
y la investigación sobre el genoma humano) son tan caros que la financiación puede llegar a
superar el PNB de un alto porcentaje de países industrializados avanzados, produciendo
resultados (como el descubrimiento de un agujero negro o una nueva partícula subatómica)
con poco valor práctico inmediato. El fin de la guerra fría ha privado a la ciencia del apoyo
derivado de la rivalidad entre las superpotencias, al tiempo que otras necesidades sociales
como la atención médica y la educación, así como los problemas de la degradación
ambiental y la competencia económica global, contribuyen a desafiar al estado para
renegociar su apoyo a la "investigación pura". Todo ello ha conducido también a una nueva
discusión acerca de la clase de responsabilidad ética que deberían tener los ingenieros no
sólo respecto a su profesión sino también con relación a la sociedad.
- ¿Hay una ética de la ciencia distinta de la ética de cualquier otra institución social?
De ser así, ¿cómo debería hacerse cumplir: internamente, por los mismos científicos, o
también externamente a través de la sociedad?
- ¿Hay alguna diferencia ética entre la ciencia y la tecnología?
- ¿Cuáles son las responsabilidades morales de los científicos respecto a la sociedad,
y de los ciudadanos respecto a la ciencia y los científicos?
Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
Referencias
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Wiley, xvi + 301 pp. Los temas abordados incluyen la crisis del sistema de evaluadores, los intentos de los científicos de
presionar a los políticos, el mal uso de los datos, el mercado de la ciencia, los conflictos de intereses en ciencia, y las
relaciones entre la ciencia y los militares. Contiene buenos casos de estudio, como el caso Baltimore. Escrito por un
economista y periodista.
Broad, William y Nicholas Wade (1983), Betrayers of the Truth, Nueva York: Simon and Schuster, 256 pp. Casos de
estudio históricos y contemporáneos mediante los que se defiende que el fraude en ciencia es mucho más importante
de lo que admitiría la imagen popular. Los autores son periodistas científicos del New York Times.
Bronowsky, Jacob (1968), Ciencia y Valores Humanos, Barcelona: Lumen, 192 pp. Una defensa por un científico del
argumento clásico de que la ciencia es en sí misma un valor humano.
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Science Is Innocent; Applied Science and Technology Can Be Guilty", en: Daniel O. Dahlstrom (ed.), Nature and
Scientific Method, Washington, DC: Catholic University of America Press, pp. 95-105.
Chalk, Rosemary (ed.) (1988), Science, Technology and Society: Emerging Relationships, Washington DC: American
Association for the Advancement of Science, ix + 262 pp. Una selección de más de 80 artículos publicados
originalmente en Science entre 1949 y 1988, seguidos de cuatro informes del comité de la AAAS. Incluye secciones
especiales dedicadasa ciencia y responsabilidad, ciencia y ética, fraude y mala conducta en ética, etc.
Dou, Alberto (1983), Los Fundamentos de la Etica en la Actividad Científica, Madrid: Real Academia de las Ciencias, 82
pp.
Dubos, René (1970), Reason Awake: Science for Man, Nueva York: Columbia University Press, xviii + 280 pp. "Las
restricciones sociales sobre la empresa científica se han convertido en inevitables porque la ciencia afecta a todos los
aspectos de la vida humana con creciente efectividad y violencia". Al mismo tiempo, la ciencia puede "ayudar al hombre a
examinar objetiva, racional y creativamente los nuevos problemas". Una defensa crítica de la ciencia por parte de un
científico.
Holton, Gerald y Robert S. Morison (eds.) (1979), Limits of Scientific Inquiry, Nueva York: Norton, xviii + 254 pp.
Discusión seminal, publicada originalmente en la revista Daedalus (1979), acerca de si la ciencia debería estar limitada
por razones éticas o de otra naturaleza.Incluye las respuestas de 15 científicos, filósofos e historiadores.
Mayor Zaragoza, Federico (ed.) (1982), Investigación Científica y Metas Sociales, Madrid: Alhambra, 212 pp.
Merton, Robert K. (1977), La Sociología de la Ciencia, 2 vols., Madrid: Alianza. Incluye los ensayos de Merton sobre el
ethos de la ciencia desde la década de 1940.
Ramírez, Edgar Roy (ed.) (1985), Ciencia, Responsabilidad y Valores, Cartago: Editorial Tecnológica de Costa Rica. 92
pp. Cinco ensayos críticos sobre la idea de que la ciencia esvalorativamente neutral.
Ética nuclear
Tanto para los científicos como para el público en general, el compromiso práctico de la
física teórica respecto al uso de la energía nuclear en la fabricación de armas y la
producción de energía eléctrica ha constituido el mayor estímulo individual para la revisión
de la fe ilustrada en la ciencia moderna. Pueden distinguirse dos fases principales en la
discusión resultante.
En primer lugar, los científicos e ingenieros nucleares de finales de los años 40 y pricipios de
los 50 demostraron una creciente preocupación por las implicaciones políticas de las armas
nucleares. Para Einstein y otros científicos, las armas nucleares alteraban esencialmente la
condición humana y demandaban "una nuevo modo de pensamiento". vii Los intentos de
Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
La "nueva forma de pensamiento" que hizo posible este tratado, sin embargo, dependió en
gran medida de lo que podemos denominar el "apaño tecnológico", esto es, buscar una
solución tecnológica para un problema social. Los principales partidos fueron en principio
incapaces de llegar a un acuerdo acerca del tratado, dado que Estados Unidos comenzaba
a transformarse en una sociedad más abierta, y se exigía más en los sistemas de inspección
que en la Unión Soviética. El desarrollo de la ingeniería de los sistemas de control remoto,
que no requerían inspección directa in situ, fue lo que ayudó a salvar las diferencias
políticas. En efecto, muchos científicos nucleares comenzaron a defender que la fuerza
disuasiva del poder nuclear era en sí misma un apaño tecnológico ante la amenaza de la
guerra. Esta idea de que los problemas sociales, como el de la superpoblación, pueden
abordarse no con cambios en la conducta humana, sino con inventos tecnológicos (no con la
castidad, sino con anticonceptivos artificiales) se convirtió en una nueva manera de pensar
acerca de muchos problemas éticos.viii
Con el fin de la guerra fría (1989), la discusión entra en una tercera fase y el énfasis se
desplaza hacia los problemas de desmantelamiento y destrucción de las armas nucleares,
las amenazas de la proliferación nuclear, y de nuevo hacia los peligros y presunta necesidad
de la energía nuclear.
Las cuestiones éticas fundamentales que reaparecen con diversos énfasis en todas las
fases de estas discusiones, pueden resumirse como sigue:
- ¿Han alterado la condición humana las armas nucleares? De ser así ¿de qué
modos?
- Dadas las consecuencias transnacionales y transgeneracionales de las pruebas de
armas nucleares, ¿son estas pruebas moralmente legítimas?
- ¿Bajo qué circunstancias es moralmente justificable el uso de armas nucleares?
- ¿Es moral la práctica de la disuasión nuclear? Esto es, ¿bajo qué circunstancias, si
es que hay alguna, es moralmente aceptable la amenaza del uso de las armas nucleares?
(¿Hay alguna diferencia entre la disuasión nuclear y el terrorismo nuclear?)
- ¿Cómo deberían tomarse las decisiones acerca de la construcción y operación de
Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
Referencias
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personales de Max Born y su esposa.
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Totawa; NJ: Rowman. xii + 496 pp. Las dos "cuestiones fundamentales" a las que se refiere el subtítulo son:
¿alteran las armas nucleares la condición humana? ¿está justificada moralmente la disuasión nuclear?
Fagnani, F. y A. Nicolon (eds.) (1986), Nucleápolis: Materiales para el Análisis de una Sociedad Nuclear, trad. de J.
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entre 1945 y 1962.
Jaspers, Karl (1961), La Bomba Atómica y el Futuro de la Humanidad, Buenos Aires: Fabril, 551 pp. El primer gran intento
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Kaku, Michio y Jennifer Trainer (eds.) (1986), La Energía Nuclear: Argumentos en Favor y en Contra de la más
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Vilanova, Santiago (1988), El Fin del Mito Nuclear- El Impacto Informativo y Biológico del Mayor Accidente de la Industria
Electronuclear, Barcelona: Anthropos, 278 pp.
Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
Ética ambiental
Las primeras éticas han tratado el tema de las relaciones entre los individuos;
el Decálogo de Moisés es un ejemplo [...] La Regla de Oro ha sido tratar de
integrar lo individual en lo social [...] Es como si aún no hubiera una ética que
trate de las relaciones del individuo con la tierra y con los animales y plantas
que crecen sobre ella [...] Nuestra relación con la tierra es aún estrictamente
económica, entrañando privilegios, pero no obligaciones. La extensión de la
ética a este tercer elemento en el entorno humano es [...] una posible
evolución y una necesidad ecológica.
--- Aldo Leopold (1949) ix
En contraste con la crítica ética de las bombas nucleares, que a menudo ha sido
promocionada por, e identificada con, el cristianismo, la ética ambiental ha estado asociada
durante su periodo de concepción disciplinar con un intensa crítica de la tradición cristiana.
En "The Historical Roots of Our Ecologic Crisis" (1967), un artículo que se convirtió en grito
de guerra de los primeros movimientos ecologistas, el historiador medieval Lynn White Jr.
defendía que la creencia judeo-cristiana en los seres humanos como seres creados a
imagen y semejanza de Dios para dominar la tierra, creencia especialmente manifestada en
la tradición cristiana occidental, ha sido un factor decisivo que contribuyó a la explotación de
la naturaleza "con total indiferencia respecto a los sentimientos de los objetos naturales".
Como resultado, "el cristianismo posee gran parte de la culpa" de la degradación del medio.x
El dictamen acerca del cristianismo de White se halla anticipado por la tradición literaria
norteamericana que parte de Henry David Thoreau (1817-1862), pasa por John Muir (1838-
1914) y llega a Aldo Leopold (1887-1948). En cada uno de estos casos, la acusación que se
hace al cristianismo es que éste no logra apreciar el valor inherente de la naturaleza,
especialmente de la naturaleza como naturaleza salvaje. Edward Abbey (1927-1989), en su
novela The Monkey Wrench Gang (1975), lleva esta tradición más allá aportando un
argumento a favor del sabotaje industrial en defensa del estado salvaje. xi La idea de una
acción directa para proteger el sagrado estado salvaje se convirtió en la inspiración de una
serie de grupos ecologistas radicales como "Earth First!" (fundado en 1980).
Este impulso recibió fundamentación filosófica gracias a ensayos como el de Arne Naess
"The Shallow and the Deep, Long-Range Ecological Ethic?" (Inquiry, 1973) y el de Holmes
Roston III (Ethics, 1975). Pero la fundación de la revista Environmental Ethics (en 1979) fue
el punto de inflexión en la emergencia de una reflexión disciplinar sobre ética ambiental.
Desde entonces, la ética ambiental se ha desarrollado enormemente, junto con una multitud
de estudios en ecología natural, explosión demográfica, disminución de recursos,
contaminación y cambios climáticos globales. Pero los elementos éticos básicos implican las
siguientes cuestiones claves:
Un punto central para comprender los debates en torno a estas preguntas es la distinción
entre conservación y preservación. La primera de ellas procura administrar los recursos
naturales con el fin de maximizar los beneficios humanos, precisamente porque son útiles
para los seres humanos, mientras que la segunda trata de proteger la naturaleza de la
contaminación humana, no a causa de su utilidad, sino porque la naturaleza, especialmente
entendida como estado salvaje, tiene un valor intrínseco. De hecho, el término "ética
ambiental", por su propio énfasis en lo que se encuentra en torno a los seres humanos,
tiende a implicar la primera acepción. Pero la crítica ambiental del cristianismo también se ha
ampliado a un ataque contra gran parte de la tradición secular occidental, llegando a
formular una serie de propuestas de "ecología profunda" sobre nuevas formas de pensar
acerca de la naturaleza que justificarían la delimitación y restricción del uso humano de todo
aquello que posee un valor intrínseco en la naturaleza. Dos versiones distintas de esta
ecología profunda son los programas de ecología social neo-marxista (Murray Bookchin) y el
ecofeminismo (Carolyn Merchant).
En cuarto lugar, está la introducción de productos naturales o sintéticos en tal cantidad que
causen ya no sólo cambios ambientales locales, sino globales. Algunos ejemplos son el
incremento en la atmósfera de gases invernadero como el CO 2 (un elemento natural) y la
emisiones de CFCs (un compuesto sintético que destruye el ozono de la estratosfera). Los
desechos radioactivos de las armas y plantas nucleares constituyen otro ejemplo de este
cuarto tipo de contaminación debido a su impacto a largo plazo y su potencial catastrófico.
La respuesta a estos impactos ha sido un esfuerzo intensificado por controlar el cambio
ambiental global (por ejemplo, mediante una ciencia del sistema tierra) y la creación de
procedimientos internacionales que se ocupen, e.g., de los productos químicos tóxicos y los
residuos nucleares.
A la luz de la oposición entre conservación y preservación, este estímulo hacia una gestión
verde global es a un mismo tiempo irónico y cuestionable. Una de la ironías es que fue
precisamente el alunizaje del Apolo en 1969, un gran logro del "proyecto de dominación", el
que nos llevó a los ojos las imágenes de una tierra azul y verde frente a un desolado paisaje
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lunar que se han convertido en el emblema de la conciencia ecológica. Otra es que la idea
misma de control refleja el atractivo, incluso para los ecologistas, del apaño tecnológico
como solución para los problemas ambientales. Aldo Leopold, por ejemplo, no fue sólo el
primero en elaborar un manifiesto sobre ética ambiental, sino también el autor del primer
manual sobre Game Management (1933) y el profesor fundador de esta nueva disciplina.
Aunque más tarde rebautizó la disciplina con el nombre de "gestión de la vida salvaje" en un
intento de evitar el punto de vista antropocéntrico de que lo que es gestionado es
simplemente un juego (o de que los animales son meros utensilios del hombre), aún
conserva el mismo impulso antropocéntrico hacia el control científico y tecnológico. En los
intentos de controlar el ecosistema global de la "nave tierra", este impulso se hace aún más
pronunciado. La pregunta clave es ésta: ¿Se pueden resolver realmente los problemas
creados por la tecnología con más tecnología?
Referencias
Las mejores bibliografías sobre ética ambiental son dos estudios críticos de Eric Katz (1989), "Enviromental Ethics: A Select
Annotated Bibliography, 1983-1987", Research in Philosophy and Technology 9: 251-285; y (1990), "Environmental Ethics:
A Select Annotated Bibliography II, 1987-1990", Research in Philosophy and Technology 12: 287-324.
Bookchin, Murray (1982), The Ecology of Freedom: The Emergence and Dissolution ofHierarchy. Palo Alto: Cheshire
Books, xi + 385 pp.
Gorz, André (1978), Ecologie et Politique, París: Seuil, 190 pp. El primer capítulo ha sido traducido al castellano con el
título de Ecología y Libertad en Cali (Colombia): Barborroja, 1977.
Hargrove, Eugene C. (1989), Foundations of Environmental Ethics, Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall, x + 299 pp.
Defiende que la apreciación estética de la naturaleza es fundamental para la ética ambiental.
Leopold, Aldo (1970), A Sand County Almanac: With Essays on Conservation from Round River, Nueva York: Ballantine,
xix + 295 pp. Aldo Leopold (1887-1948) fundó en 1924 la primera reserva salvaje de Estados Unidos y fue también
fundador de la profesión de gestión de juegos, que impartió como asignatura en la Universidad de Wisconsin y para la
cual escribió el primer manual.
Merchant, Carolyn (1990), The Death of Nature: Women, Ecology and the Scientific Revolution, 2ª ed., San Francisco:
Harper and Row, xxiv + 348 pp.
Orr, David W. (1991), Ecological Literacy: Education and the Transmission to a Postmodern World, Albany, NY: State
University of New York Press, xiii + 210 pp.
Passmore, John (1978), La Responsabilidad del Hombre Frente a la Naturaleza: Ecología y Tradiciones en Occidente,
Madrid: Alianza, 237 pp. Un repaso general histórico-filosófico que quizás sea todavía la mejor introducción al tema.
Rolston, Holmes III (1989), Philosophy Gone Wild: Essays in Environmental Ethics, Prometheus Books, 269 pp. Se trata
de un conjunto de ensayos publicados previamente entre los que se encuentra "¿Existe una ética ecológica?" (Ethics,
1975) un artículo pioneroen la materia.
Sachs, Wolfgang (ed.) (1993), Global Ecology: A New Arena of Political Conflict, Londres: Zed Books, xvii + 262 pp.
Stone, Christopher (1988), Should Trees Have Standing? Toward Legal Rights for Natural Objects, 2ª ed., Palo Alto, CA:
Tioga, xxi + 102 pp. Se trata del clásico argumento acerca de que los seres no humanos poseen derechos naturales y por
tanto "entidad" frente a los tribunales legales.
Van der Veer, Donald y Christine Pierce (eds.) (1986), People, Penguins and Plastic Trees: Basic Issues in Environmental
Ethics, Belminot (Ca.): Wadsworth. Una buena recopilacióngeneral de lecturas.
White, Lynn Jr. (1973), Machina ex Deo: La Tecnología y la Cultura, México: Editores Asociados. Incluye el famoso
artículo de White "The Historical Roots of Our Ecologic Crisis"(Science, 1967).
Wilson, Edward O. (1984), Biophilia, Cambridge, MA: Harvard University Press. "La biología moderna ha proporcionado una
forma genuinamente nueva de contemplar el mundo [y] en la medida en que lleguemos a entender a otros organismos, les
otorgaremos más valor, a ellosy a nosotros mismos".
Zimmerman, Michael E. et al. (eds.) (1993), Environmental Philosophy: From Animal Rights to Radical Ecology,
Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall. x + 437 pp. Una serie de ensayos sobre enfoques generales en ética ambiental,
ecología profunda, ecofeminismo y ecologíasocial. Incluye un trabajo de Arne Naess.
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Los países desarrollados gastan cada año más dinero en sanidad que en armas nucleares,
plantas energéticas o cualquier otra fuente de contaminación ambiental. La medicina es
también el campo en el que los avances tecnológicos tienen un impacto más inmediato
sobre un gran número de personas. No es sorprendente entonces que la ética biomédica
sea el área más desarrollada de interacción entre la ética y la tecnología.
En cada una de estas áreas, las cuestiones bioéticas tienden a estructurarse en términos de
afirmaciones en conflicto que apelan de formas diversas a los derechos de la persona, la
utilidad social y la ley natural. A diferencia de lo que ocurre en ética nuclear y ética
ambiental, la inclinación no es la de formular nuevos modos de pensar, sino la de intentar
aplicar y reaplicar principios éticos tradicionales. Una serie de cuestiones relacionadas
podrían formularse de la siguiente manera:
Como ya se ha indicado, las cuestiones principales tienen que ver con las redefiniciones de
la vida y la muerte requeridas por las intervenciones médicas posibles durante la concepción
y la gestación, y por la viabilidad de prolongar indefinidamente el funcionamiento arterial y
pulmonar, así como con la necesidad de reconcebir las relaciones médico-paciente.
Diferentes autores, incluso aquellos que ofrecen teorías generales de ética biomédica,
tienden a enfatizar uno u otro de estos tópicos. Por ejemplo, Tom Beauchamp y Tristam
Engelhardt infravaloran en cierta medida los nuevos puntos de vista acerca de en qué
consiste convertirse en un ser humano. Dan Callahan, por el contrario, se centra en lo que
significa morir o en las implicaciones del empeño excesivo en evitar la muerte. Para Robert
Veatch, no obstante, la cuestión central es una interpretación más profunda y extensa de las
relaciones médico-paciente.
Referencias
Debido a la gran cantidad de literatura en este campo, el presente conjunto de referencias es el más selectivo de todos los
facilitados en este artículo. No se ha intentado ni siquiera mencionar material alguno de las perspectivas sobre enfermería,
psiquiatría, nutrición y otrasespecialidades biomédicas.
Beauchamp, Tom y James F. Childress (1994), Principles of Biomedical Ethics, 4ª ed., Nueva York: Oxford University
Press, xv + 284 pp.
Callahan, Daniel (1985), The Tyranny of Survival: And Other Pathologies of Civilized Life, Lanham, MD: University Press
of America, xv + 284 pp.
Engelhardt, H. Tristam (1986), Foundations of Bioethics, Nueva York: Oxford University Press, xvi + 398 pp.
Gracia, Diego (1989), Fundamentos de Bioética, Madrid: EUDEMA (ediciones de la Universidad Complutense), 620 pp.
Se trata de un cuidadoso estudio de la historia de la bioética y la bioética fundamental (la fundamentación, el método y
una bioética mínima) connumerosas referencias a casos de estudio.
Glover, Jonathan (1986), El Hombre Prefabricado: Problemas Eticos de la Ingeniería Genética, Barcelona: Ariel.
Defiende la modificación de la naturaleza humana.
Hottois, Gilbert (1991), El Paradigma Bioético: Una Etica para la Tecnociencia, Barcelona:Anthropos, 205 pp.
Illich, Ivan (1975), Némesis Médica: La Expropiación de la Salud, Barcelona: Barral, 218 pp. Una crítica exhaustiva del
estamento médico e implícitamente de toda la empresa bioética.
Häring, Bernard (1978), Etica de la Manipulación: En Medicina, en el Control de la Conductay en Genética, trad. de E. Lator,
Barcelona: Herder, 290 pp.
Jonsen, Albert R. et al. (1992), Clinical Ethics: A Practical Approach to Ethical Decisions in Clinical Medicine, 3ª ed.,
Nueva York: McGraw-Hill, x + 197 pp. Un libro de referencia práctica para los médicos.
Kieffer, George H. (1983), Bioética, trad. de E. Sánchez-Monje, Madrid: Alhambra, 495 pp. Traducción de un manual
estándar norteamericano.
Lugo, Elena (1984), Etica Médica, Mayagüez (Puerto Rico): Librería Universal, 173 pp. Una perspectiva general de una
filósofa que confía plenamente en el trabajo norteamericano.
Nelkin, Dorothy y Laurence Tancredi (1989), Dangerous Diagnostics: The Social Power of Biological Information, Nueva
York: Basic Books, x + 207 pp. Expone cómo se utilizan el sondeo genético, la cartografía del ADN, las pruebas del SIDA,
la tomografía por emisión depositrones y las evaluaciones psiquiátricas en los lugares de trabajo, escuelas y tribunales.
Reich, Warren T. (ed.) (1978), Encyclopedia of Bioethics, 4 vols. Nueva York: Free Press, 1933 pp.
Sanmartín, José (1988), Los Nuevos Redentores: Reflexiones sobre la Ingeniería Genética, la Sociobiología y el Mundo
Feliz que nos Prometen, Barcelona: Anthropos, 206 pp. La introducción más completa a las cuestiones bioéticas de la
ingeniería genética.
Suzuki, David y Peter Knudtson (1990), GenEtica, trad. de J. Sanmartín y M. Vicedo, Madrid:Tecnos, 1991.
Veatch, Robert M. (1983), A Theory of Medical Ethics, Nueva York: Basic Books, 1983, xi + 387 pp. Un contrato social
entre el paciente y el médico como iguales es necesario para conseguir el mejor cuidado médico posible.
Vilardell, Francisco (ed.) (1988), Etica y Medicina, Madrid: Espasa-Calpe, 288 pp. Nueve ensayos originales que se
ocupan de todos los problemas éticos de la medicina moderna y de la alta tecnología médica, los comités de ética en los
hospitales, ética del diagnóstico médico y "gen-ética".
Waters, LeRoy et al. (1975-1994), Bibliography of Bioethics, vols. 1-6, Detroit: Gale (1975- 1980); vols. 7-9, Nueva York:
Free Press (1981-1983); vols. 10-presente (con Tamar Joy Kahn como coautor), Washington, DC: Kennedy Institute of
Ethics (1984-1994). Los primeros volúmenes tienen aproximadamente unas 200 páginas cada uno, los últimos en torno a
las 600. Cada volumen está dividido en aproximadamente 50 secciones y subsecciones con índices por disciplinas y
temas.
información
Las dos tecnologías que presentan los desafíos éticos más profundos y generales son las de
la biología y de la información, las bases física y espiritual de la vida y cultura humanas. Del
mismo modo que la ciencia y tecnología biomédicas han transformado y transforman el
pensamiento y las prácticas humanas en relación al cuerpo, las tecnologías de la
información están alterando el pensamiento y la práctica en relación a lo que una vez fue
llamado el espíritu. De hecho, la sustitución del término "conocimiento" (y su correlato
"sabiduría") por el término "información" es un caso sintomático de esta transformación.
La persona que por primera vez llamó la atención acerca de que la ciencia de losordenadores y las
tecnologías de la información introducían transformaciones fundamentalesen las dimensiones
intelectuales o espirituales de la cultura fue Joseph Weizenbaum, siendoél mismo un respetado
científico informático. En La Frontera entre el Ordenador y la Mente(1978) Weizenbaum argumentaba
que el ordenador depende de la reducción del conocimiento a una especie de cálculo debido a que
manipula grandes cantidades de información, pero de manera similar a como las calculadoras
reordenan grandes números deacuerdo a ciertas reglas,
"El ordenador [...] ayudó a forzar la puerta hacia el espacio exterior y salvó a ciertas
instituciones sociales que amenazaban con derrumbarse bajo el peso del rápido
crecimiento de la población. Pero su impacto cerró también otras puertas que
estuvieron una vez abiertas [...]"xv
Aunque la imagen popular del ordenador como una máquina que toma decisiones de forma
directa es rechazada comúnmente debido al número cada vez mayor de usuarios que tienen
la experiencia de utilizar dichos aparatos para sus propios fines, Weizenbaum sugiere que
existe una sutil verdad subyacente al temor popular.
Los ordenadores, como cualquier otra tecnología fundamental, abren algunas puertas al
mismo tiempo que cierran otras, y de este modo alteran el curso de la historia tanto como lo
puede hacer el ascenso de un régimen político que abre nuevos caminos en el desarrollo
social sólo cerrando otras muchas alternativas. La diferencia es que mientras se admite que
la realidad política está dominada por el poder en bruto, se supone que los cierres que
conllevan la ciencia y la tecnología son el resultado de la razón. Para Weizenbaum, no
obstante, la ciencia y la tecnología corren el peligro de limitar la racionalidad únicamente a la
razón que puede ejercer el poder por medios tecnológicos y científicos.
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Dentro del campo de la ética de los ordenadores tal y como fue desarrollado a partir del libro
de Weizenbaum, las discusiones se han centrado en un número muy limitado de temas que
pueden, sin embargo, relacionarse con los desafíos más generales señalados por Weizenbaum. De
hecho, el término "ética de los ordenadores" es innecesariamente restrictivo, ya que los temas más
candentes respecto a los ordenadores pueden asociarsecon los suscitados en torno a otros medios
de comunicación, desde los medios decomunicación impresos a la TV. Entre estos temas se
encuentran:
El primero de los casos, esto es, las amenazas a la vida privada, la confidencialidad y la
seguridad, ha dado lugar a nuevas formas de pensamiento, no sólo en la sociedad en
general (el reconocimiento general del derecho a la privacidad), sino también dentro del
conjunto de los profesionales del ordenador. Por ejemplo, una de la sociedades de
profesionales informáticos más importantes, la Association for Computing Machinery (ACM),
ha añadido a su código de conducta profesional la siguiente cláusula (canon 5,
consideración ética 2):
Tales esfuerzos profesionales para tener en cuenta los intereses sociales generales en torno
al derecho de privacidad constituyen claramente intentos no sólo de reevaluar la aplicación
de ciertos principios éticos tradicionales, sino también de establecer nuevos acuerdos acerca
de los principios y las prácticas relacionadas con la presencia de los ordenadores y otras
nuevas tecnologías del tratamiento de información.
Referencias
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Forester, Tom y Perry Morrison (1990), Computer Ethics: Cautionary Tales and Ethical Dilemmas in Computing,
Cambridge, MA: MIT Press, vii + 193 pp.
Gould, Carol C. (ed.) (1989), The Information Web: Ethical and Social Implications ofComputing Networking,
Boulder, CO: Westview Press, xi + 280 pp.
Johnson, Deborah G. (1985), Computer Ethics, Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall, xv + 110pp. Un texto breve en el que se
habla de algunos temas relacionados con los informáticos profesionales y los usuarios sociales.
Johnson, Deborah G. y W. Snapper (eds.) (1985), Ethical Issues in the Use of Computers, Belmont, CA: Wadsworth, 363
pp. La mejor selección de lecturas sobre el tema.
Marías, Julián (1985), Cara y Cruz de la Electrónica, Madrid: Espasa-Calpe, 103 pp. Una introducción general a los
cambios sociales debidos a la introducción de los medios electrónicos de comunicación.
Parker, Donn B., Susan Swope y Bruce N. Baker (1990), Ethical Conflicts in Information and Computer Science, Technology
and Business, Wellesley, MA: QED Information Sciences, ix
+ 245 pp. La más reciente de una serie de publicaciones que comenzaron con el libro de Parker (1986), Crime by
Computer (Nueva York: Scribner). Parker es un experto en informática.
Pylyshyn, Zenon W. (ed.) (1975), Perspectivas de la Revolución de los Computadores, Madrid: Alianza, 695 pp. El
capítulo 8, "Consecuencias éticas y morales" incluye los artículos: "Las responsabilidades sociales de las personas que
trabajan con computadores" de C. Berkeley, "Seguridades legales para garantizar la intimidad en una sociedad de
computadores" de Alan F. Westin y "Un Ethos para la era de la cibercultura" de Alice MaryHilton.
Roszak, Theodore (1988), El Culto a la Información, Barcelona: Crítica, 277 pp. Se trata deuna crítica popular.
Turkle, Sherry (1984), El Segundo Yo: Las Computadoras y el Espíritu Humano, Buenos Aires: Galápago, 349 pp. Se
ocupa de los impactos psicológicos del uso de los ordenadores.
Weizenbaum, Joseph (1978), La Frontera entre el Ordenador y la Mente, Madrid: Pirámide,230 pp.
Ética ingenieril
que cualquier otra discusión acerca de aspectos de la ética y la tecnología, ha surgido del
desarrollo de la ingeniería como profesión.
Desde los inicios de la ingeniería como disciplina profesional en el siglo XIX hasta la última
parte del siglo XX, se supuso normalmente que la responsabilidad principal de un ingeniero
era hacia quien le proporcionaba empleo y que la ética ingenieril se agotaba, más o menos,
en lo que podríamos caracterizar como etiquette profesional. En la primera mitad del siglo
XX se comenzó a cuestionar tal presuposición, y desde diversas versiones de lo que en
Estados Unidos se denominó "movimiento tecnocrático" se intentaron formular ideales
definitorios para la práctica ingenieril como tal. Donde se decía que los científicos en tanto
que científicos persiguen la verdad (véase Merton, por ejemplo), que los abogados en tanto
que abogados persiguen la justicia, y que los médicos en tanto que médicos persiguen la
salud, se propuso que los ingenieros en tanto que ingenieros persiguieran la eficacia.
La ética ingenieril como responsabilidad social ha estado, sin embargo, sujeta tanto a
interpretaciones estrechas como demasiado amplias, especialmente en los libros de texto de
ética ingenieril que surgieron durante los años 80 y 90. El libro Ethics in Engineering de Mike
W. Martin y Roland Schinzinger (1989), por ejemplo, define la ética ingenieril como "(1) el
estudio de los problemas y decisiones morales a los que se enfrentan los individuos y
organizaciones involucradas en la ingeniería y (2) como el estudio de las cuestiones
relacionadas con la conducta moral, el carácter, los ideales y las relaciones de las personas
y las organizaciones involucradas en el desarrollo tecnológico". La definición (1) limita la
ética ingenieril a las preocupaciones de los ingenieros profesionales, mientras que la
definición (2) incluye las preocupaciones de todos aquellos involucrados con los ingenieros
en elaborar y utilizar la tecnología moderna, por lo que se debería llamar más bien "ética de
la tecnología". Con respecto a la primera definición, Deborah Johnson enfatiza en Ethical
Issues in Engineering (1991) que la ética ingenieril también incluye tanto cuestiones teóricas
al estilo de "¿cuáles son las responsabilidades sociales de los ingenieros?" como problemas
prácticos del tipo de "¿cómo podemos conseguir que los ingenieros se comporten de formas
socialmente responsables?"
multinacionales, las relaciones entre la ingeniería y los ordenadores, así como la ética
ambiental, la influencia de lo militar en la ingeniería y el futuro de la profesión ingenieril.
Reflejando su concepción más estrecha, Johnson, tras unas lecturas introductorias (primera
parte) acerca de las cuestiones planteadas a los ingenieros por el desastre del Challenger, la
Iniciativa de Defensa Estratégica y los problemas de la responsabilidad colectiva frente a la
responsabilidad individual en ingeniería, añade lecturas (segunda parte) que colocan la
práctica de la ingeniería en contextos históricos, profesionales y corporativos. La parte
central de libro se dedica a discusiones sobre códigos de ética ingenieril profesional (tercera
parte), la responsabilidad social de los ingenieros (cuarta parte), las obligaciones respecto a
los empleadores (quinta parte), y las obligaciones respecto a los clientes (sexta parte). Estos
dos últimos conjuntos de lecturas se ocupan de los temas de la lealtad a la compañía, la
"llamada de alerta", el secreto de empresa, los conflictos de intereses y el soborno. Las tres
lecturas finales (parte séptima) consideran el futuro del desarrollo de la ingeniería
profesional.
Ambos libros de texto coinciden, de este modo, en que para la ética ingenieril son centrales
cuestiones tales como:
- la tensión entre la lealtad a la compañía y la autonomía profesional, incluyendo el
desacuerdo y la "llamada de alerta";
- los conflictos de intereses; y
- la confidencialidad.
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Existe también consenso, sin embargo, en que estas cuestiones específicas dependen de
concepciones más amplias de la auto-comprensión de la ingeniería como una profesión y de
la responsabilidad social. La diferencia radica en que Martin y Schinzinger van más allá,
implicando que la auto-comprensión profesional adecuada también depende de una teoría
ética general acerca del lugar de la tecnología en la sociedad y los asuntos humanos.
Referencias
Escola Gil, Rafael (1987), Deontología para Ingenieros. Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 314 pp. Libro escrito
por un ingeniero y profesor de ingeniería.
Johnson, Debora G. (ed.) (1991), Ethical Issues in Engineering, Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall, vii + 392 pp. Un libro
de lecturas con 32 artículos sobre el contexto histórico y social de la ingeniería, códigos éticos profesionales de
ingeniería, y obligaciones hacia losempleadores y la sociedad.
Layton, Edwin Jr. (1986), The Revolt of the Engineers: Social Responsibility and the American Engineering Profession,
Baltimore: Johns Hopkins University Press, xxii + 286 pp.Una buena panorámica histórica.
Lugo, Elena (1985), Etica Profesional para la Ingeniería, Mayagüez, Puerto Rico: Librería Universal, 263 pp. Panorámica
realizada por una filósofa que confía decididamente en el trabajo norteamericano.
Martin, Mike W. y Roland Schinzinger (1989), Ethics in Engineering, 2ª ed., Nueva York: McGraw-Hill, xviii + 404 pp.
Escrito por un filósofo (Martin) y un ingeniero (Schinzinger). Ellibro de texto en inglés más utilizado.
Tapia de Rended, Benedicto (1981), Deontología del Ingeniero: Principios, Normas y Prácticas, Madrid: Departamento
de Publicaciones, E.T.S. de Ingenieros deTelecomunicación, 223 pp. Una teología moral de la ingeniería.
Unger, Stephen H. (1982), Controlling Technology: Ethics and the Responsible Engineer, Nueva York: Holt, Rinehart
and Winston, x + 192 pp. Escrito por un ingeniero activo en organizaciones de ingeniería profesional para promocionar la
ética ingenieril. El mejor librode texto en inglés.
Ética de la tecnología
La definición más amplia de ética ingenieril, que incluye a quienes están involucrados en la
elaboración y uso de la tecnología moderna, se puede denominar con mayor propiedad
"ética de la tecnología". La ética de la tecnología se refiere al intento general de adaptarse a
la tecnología como un todo, y no solamente a las armas y las centrales nucleares, la
contaminación industrial, la biomedicina de alta tecnología y los medios de comunicación
electrónicos. La ética de la tecnología busca sintetizar todas las discusiones de ámbito más
restringido, incluyendo contribuciones relevantes de diversos campos de la ética aplicada
que no se tratan aquí, como la ética agrícola, los derechos de los animales, la ética de la
energía, la ética del desarrollo, la ética de los lugares de trabajo, la ética en los negocios y lo
militar, y otras.
La ética de la tecnología se funda sobre un amplio cuestionamiento moral de la tecnología
científica. En sus términos más generales, este cuestionamiento descansa sobre el
reconocimiento de que el desarrollo tecnológico, simplemente, no puede continuar como lo
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ha hecho en los últimos trescientos años (véase, e.g., Donella Meadows et al., 1973; y
Garret Hardin, 1993). De un modo más específico, la discusión de la ética en ciencia inicia
tal cuestionamiento al considerar la medida en que la conducta científica profesional ideal se
vive realmente en la práctica, y más en general, al considerar el poder y la responsabilidad
de los científicos. Las impurezas expuestas en la práctica científica obligan a la
reconsideración de las relaciones apropiadas entre ciencia y sociedad, especialmente la
denominada autonomía de la ciencia, a la luz de la economía de la ciencia y la tecnología
una vez terminada la guerra fría.
Al mismo tiempo, los físicos nucleares y los ingenieros parecen reivindicar el ethos científico
ideal precisamente en sus confrontaciones con los políticos y sus apelaciones a elevados
principios y prácticas éticas en los problemas internacionales como únicas formas de
abordar las amenazas y riesgos de un futuro puesto en peligro por las armas nucleares.
Pero esta misma comunidad de físicos e ingenieros ha sido mucho menos honorable en su
promoción tecnocrática y en el desarrollo de la energía nuclear.
El único reto de la ética nuclear es extender las reflexiones morales para incluir el
pensamiento acerca de ese futuro puesto en peligro. Esto se complementa en la ética
ambiental con el reto de pensar no sólo a más largo plazo, sino también con mayor amplitud
de miras, con el fin de extender la reflexión moral de modo que incluya no sólo a los seres
humanos sino también al mundo no humano de animales, plantas y ecosistemas. Los
riesgos de la destrucción nuclear (por las armas) y la contaminación nuclear (por las
centrales nucleares) se extienden a los riesgos de la contaminación química y el cambio
ambiental global.
Los retos morales de la medicina de alta tecnología y la biotecnología, así como los de los
ordenadores y la tecnología de la información, invitan a una apreciación más profunda de
aspectos previamente desatendidos de lo humano, los primeros en relación con el cuerpo,
los segundos en relación con la mente. La autonomía y la privacidad se convierten en
asuntos cada vez más preocupantes en los tratamientos médicos del cuerpo humano y en la
manipulación informática de datos personales. Las tecnologías médicas avanzadas,
además, redefinen las cuestiones de riesgo e incertidumbre en términos de los conceptos de
vida y muerte y se centran en cómo distribuir los recursos médicos, mientras que la
tecnología informática hace lo mismo en relación con programas tan complejos que su
comprensión es teóricamente imposible.
En resumen, junto a conceptos tan tradicionales como el bien, la virtud y la justicia, la ciencia
y la tecnología están desafiando a la reflexión moral a que investigue y desarrolle nuevos
temas que incluyen:
- el futuro en peligro;
- la seguridad, el riesgo y la incertidumbre;
- el ambiente;
- la privacidad; y
- la responsabilidad.
Los debates acerca de si, y en qué medida, estos temas conducen a nuevas formas de
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Sin embargo, del mismo modo que ocurre con las discusiones éticas sobre tecnologías más
específicas, el análisis de estos asuntos generales ha recibido la influencia de circunstancias
históricas. El factor histórico central fue la formación a finales de los años 60 y principios de
los 70 de una masa crítica para el desarrollo de la evaluación social de la tecnología que
surgió de la conjunción de los movimientos antinucleares y ambientales con los movimientos
de protección de los consumidores, las preocupaciones acerca de la salud y la seguridad de
los trabajadores en industrias y oficinas, y diversos desastres tecnológicos como accidentes
aéreos o fallos en puentes, presas y otras obras de ingeniería civil. El interés por una
evaluación de tecnologías (ET) auto-crítica tanto en el frente popular como en el técnico ha
dado paso a investigaciones centradas sobre las ideas de la tecnología alternativa, las
metodologías de riesgo-coste-beneficio, y la responsabilidad como imperativo moral.
Entre los intentos más radicales de señalar las posibilidades de una tecnología alternativa se
encuentra el trabajo de Ivan Illich. En La Convivencialidad (1974), Illich vuelve contra sí
misma la idea del "apaño tecnológico" argumentando que la auténtica solución para los
problemas de la tecnología se encuentra en una tecnología alternativa que "eche abajo la
sólida estructura que regula la relación del hombre con la herramienta". Más que
herramientas o tecnologías que separen y sirvan a los seres humanos, Illich propone
"criterios negativos de diseño para artefactos tecnológicos"xxii que funcionarían como los
límites morales de la conducta humana (No matarás, no robarás, etc.) para promocionar el
diseño y desarrollo de tecnologías que permitan la mejora de la auténtica comunidad o
convivencialidad humana.
En términos más generales, que no son precisamente los de Jonas y trascienden su marco
antropocéntrico: sé cuidadoso, ten más cuidado, ten más cosas en cuenta. Es esta orden la
que puede describirse como el centro de la ética de la tecnología, desde los intentos de
determinar criterios de diseño de tecnologías alternativas y las críticas metodológicas a la
evaluación de tecnologías, hasta las reformulaciones de las teorías deontológica,
consecuencialista y de la ley natural de modo que estén en consonancia con los retos éticos
de la ciencia y la tecnología modernas.
Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
Referencias
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incluye extensos capítulos sobre tres tecnologías polémicas: la agrícola, la energética y la informática. El primer capítulo
de la tercera parte considera, másbrevemente, problemas ambientales, la ingeniería genética y las armas nucleares.
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Veintiséis lecturas, incluyendo el influente texto de Hardin "The Tragedy of the Commons" (Science, 1968).
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gran medida, una extensión del material del capítulo 6 de la segunda parte: "Las cuestiones éticas". La tercera parte es
una amplia discusión sobre el tema de la responsabilidad y la tecnología.
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objetivossociales.
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Ramírez B., Edgar Roy, y Mario Alfaro (eds) (1992), Etica, Ciencia y Tecnología, 2ª ed., Cartago, Costa Rica: Editorial
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Una "opción forzada" denota una elección que se debe realizar, e.g., entre continuar contaminando o no. Rehuir tal
elección es de hecho optar porel statu quo.
Shrader-Frechette, Kristin S. (1985a), Science Policy, Ethics, and Economic Methodology: Some Problems of Technology
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Shrader-Frechette, Kristin S. (1985b), Risk Analysis and Scientific Method: Methodological and Ethical Problems with
Evaluating Societal Hazards, Boston: D. Reidel, x + 232 pp.
Winner, Langdon (1987), La Ballena y el Reactor: Una Búsqueda de los Límites en la Era de la Alta Tecnología, Barcelona:
Gedisa, 208 pp. La primera parte contiene tres artículos importantes: "Las Tecnologías como Formas de Vida", "¿Los
Artefactos Tienen Política?" y"Tékne y Politéia".
Conclusión
De una forma u otra, tal visión de la persona humana como constituida fundamentalmente
en y por la actividad tecnológica dio lugar a un mundo tecnológico en el que la ética tal y
como se construía tradicionalmente (esto es, como reflexión acerca de los fines
interrelacionados de la vida e intento de identificar los fines más elevados) acabó
restringiéndose a los márgenes de los asuntos humanos. En lugar de la reflexión sobre las
opciones sustantivas en la vida humana, apareció lo que puede denominarse estudios de
contexto o proceso acerca de las formas de mejorar o ajustar la producción y distribución eficaz de
bienes y servicios. Dado que lo artificial se mantiene (esto es, que existe alguna mínima constricción
sobre la violencia y la competencia desleal), las necesidades positivasde lo artificial, siendo ellas
mismas artificiales, no tienen ningún límite natural o racional. Delmismo modo que la economía de libre
mercado, en la que los precios fluctúan según la oferta y la demanda, la ética liberal orientada en
relación a procesos subraya el mantenimiento de un contexto abierto en el que los deseos personales
de placer físico, honor o conocimiento pueden competir libremente para determinar desarrollos en
ciencia ytecnología.
Este texto es un capítulo de: Marta González García, José Antonio López Cerezo y José
Luis Luján: Ciencia, tecnología y sociedad. Una introducción al estudio social de la ciencia
y la tecnología, ed. Tecnos, Madrid 1996. Reproducido con la amable autorización de los
autores y de ed. Tecnos.
Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
NOTAS
i. Versión castellana de Mario Francisco Villa, Marta I. González García y José A. López Cerezo.
ii.
Véase un desarrollo ampliado de estos contrastes en: Carl Mitcham (1989), "Tres Formas de Ser- con la Tecnología",
trad. de Estela Ponisio, Anthropos 94-95 (Marzo-Abril): 13-27.
iii.
Robert K. Merton (1938), "Science and the Social Order", Philosophy of Science 5: 321-337. Incluido en Robert K.
Merton (1973), The Sociology of Science: Theoretical and Empirical Investigations, Norman W. Storer (ed.), Chicago:
University of Chicago Press, pp. 254-266. La cita aparece en la página 260. (N. de los T.: trad. castellana en Alianza).
iv. N. de los T.: trad. castellana en Ariel.
v.Rosemary Chalk, Mark S. Frankel y Sallie B. Chafer (1980), AAAS Professional Ethics Project: Professional Ethics
Activities in the Scientific and Engineering Societies, Washington, DC: American Association for the Advancement of
Science, Committee on Scientific Freedom and Responsibility.
vi.
Albert Einstein (1946), "The Real Problem Is in the Hearts of Men", New York Times Magazine, 23 de junio, pp. 7 y 42-44.
Reimpreso en: Otto Nathan y Heinz Norden (eds.) (1960), Einstein on Peace, Nueva York: Simon and Schuster, pp. 383-
388. La cita está tomada de las páginas 384-385.
vii.
"El poder desencadenado del átomo lo ha transformado todo excepto nuestras formas de pensamiento, y así, nos
movemos hacia una catástrofe sin precedentes... Es esencial un nuevo tipo de pensamiento si queremos que la
humanidad sobreviva y se encamine hacia objetivos más elevados". De un llamamiento telegráfico para recaudar fondos
hecho por el Comité de Emergencia de los Científicos Atómicos en el que aparecía la firma de Einstein, 23 y 24 de Mayo
de 1946. Reimpreso en Otto Nathan y Heinz Norden, op. cit, p. 376.
viii.
El enunciado general de esta idea pertenece al físico Alvin M. Weinberg (1966), "Can Technology Replace Social
Engineering?", University of Chicago Magazine 59 (octubre): 6-10. Entre otros lugares, está reimpreso en Albert H. Teich
(ed.) (1990), Technology and the Future, 5ª ed., Nueva York: St. Martin's Press, pp. 29-38. El argumento a favor de una
"ingeniería moral" de Ana María O'Neill en Etica para la Era Atómica, San Juan: Universidad de Puerto Rico, 1967,
presenta esencialmente la misma tesis.
ix.
En Aldo Leopold (1949), "The Land Ethic", A Sand County Almanac, Nueva York: Oxford University Press, parte III, "The
Upshot", un libro que Leopold dejó completamente manuscrito a su muerte en 1948. Citado de la edición ampliada, A
Sand County Almanac: With Essays on Conservation from Round River, Nueva York: Ballantine, 1970, pp. 238-239.
x. Lynn White Jr. (1967), "The Historical Roots of Our Ecologic Crisis", Science 155/3767 (10 de Marzo): 1203-1207.
xi. Edward Abbey, The Monkey Wrench Gang, Nueva York: J.B. Lippincott, 1975.
xii.
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xiv. D.B. Parker (1990), "Introduction", en Donn B. Parker, Susan Swope, y Bruce N. Baker, Ethical
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pp. 1-2.
xv. Joseph Weizenbau (1978), La Frontera entre el Ordenador y la Mente, Madrid: Ediciones Pirámide,p. 40.
xix.
FEANI, o Federación Europea de Asociaciones Nacionales de Ingenieros, cuenta con un registro de ingenieros
profesionales. Todos los ingenieros profesionales europeos se comprometen a obrar de acuerdo con un código que
consta de tres partes: ética personal, ética profesional y responsabilidad social. Este código se esboza en el Código de
Conducta a cuya introducción pertenece la cita utilizada.
xxi. Hans Jonas (1984), The Imperative of Responsibility: In Search of an Ethics for the Technological Age, trad. Hans Jonas
Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad
El Escorial, julio 2004
y David Herr, Chicago: University of Chicago Press, pp. ix y 6. La cita pertenece al "Prefacio a la Edición Inglesa" y al
capítulo 1 de Das Prinzip Verantwortung: Versuch einger Ethik für die tecnologische Zivilisation, Frankfurt: Suhrkamp,
1979.
xxii.
Ivan Illich, La Convivencialidad, trad. de Matea P. de Gossmann, Barcelona: Barral, 1974, p. 26. La segunda cita no
aparece en la versión española, sino en la versión original Tools for Conviviality, Nueva York: Harper and Row, 1973, p.
18.
Palabras clave: crisis socioecológica, ética medio ambiental, principio de responsabilidad, justicia global, ciudadanía ecológica
Environmental ethics: principles and values for a responsible citizenship in global society
Abstract: Environmental ethics is an applied ethics which reflects about the grounds for duties and responsibilities of humans
towards nature, living beings and future generations. The aim of this paper is to evaluate the planetary socio-ecological crisis
guided by two axial ethical principles and an ethical-political concept derived: first, from the principle of responsibility and
of care for the vulnerable being (current and future human beings and all other life on planet); second, the principle of
ecological justice in its three complementary aspects: global justice (socio-economic inequalities at the global level); both justice
intergenerational (future generations) and interspecies (principle of biospherical hospitality towards other living beings); and
the ethical-political concept of ecological citizenship in a global society.
Key words: socio-ecological crisis, environmental ethics, principle of responsibility, global justice, ecological citizenship
A ética do meio ambiente: princípios e valores para uma cidadania responsável na sociedade global
Resumo: A ética do meio ambiente é uma ética aplicada que reflete sobre os fundamentos dos deveres e responsabilidades
do ser humano com a natureza, os seres vivos e as gerações futuras. O objetivo deste artigo é avaliar a crise socioecológica
planetária, sob a orientação de dois princípios éticos axiais e um conceito ético-político derivado: primeiro, o princípio da
responsabilidade como cuidado do ser vulnerável (os seres humanos atuais e futuros e a demais vida planetária); segundo, o
princípio da justiça ecológica em suas três vertentes complementares: a justicia global (as desigualdades socioeconômicas em
nível planetário), a justiça intergeracional (gerações futuras) e a justiça interespecífica (princípio de hospitalidade biosférica
para os outros seres vivos); e o conceito ético-político de cidadania ecológica em uma sociedade global.
Palavras-chave: crise socioecológica, ética do meio ambiental, princípio de responsabilidade, justiça global, cidadania ecológica
1
Centro de Bioética, Facultad de Medicina, Universidad del Desarrollo, Chile
Correspondencia: albertolecarosurzua@gmail.com
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La ética medio ambiental - Juan Alberto Lecaros Urzúa
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Acta Bioethica 2013; 19 (2): 177-188
ral. Esta distinción significa que en el núcleo de la mana. Así, el padre del utilitarismo, J. Bentham,
ética medio ambiental se abre la discusión sobre la sostuvo que lo esencial en la moralidad no es per-
existencia de deberes no recíprocos y asimétricos, tenecer a una especie determinada, sino ser un
vale decir, deberes que se tienen sin que exista un individuo con capacidad de placer y sufrimiento.
derecho correlativo. Sin embargo, el principio de De tal modo que los animales sintientes tienen
la igual consideración de los intereses de los seres tanto interés en no sufrir como cualquier miem-
vivos no humanos no implica que se otorgue un bro de la especie humana, por lo tanto, merecen
mismo significado moral a los seres ante los cuales igual consideración moral que éstos. Es el razona-
estamos obligados en una ética extendida hacia la miento que ha seguido, por ejemplo, la ética del
naturaleza, pues se reconocen y establecen prio- bienestar animal de Peter Singer.
ridades en caso de conflicto de intereses entre las
entidades consideradas moralmente(10). Pero, dentro de la ética medio ambiental, otros
filósofos se han preguntado si este es un criterio
Desde los tiempos del padre fundador de la ética último para fijar el límite de la consideración mo-
medioambiental, Aldo Leopold, ha estado presen- ral de los seres naturales, ya que, sostienen, hay
te en esta disciplina la visión de que la ética ha ido otros seres vivos que, sin ser sensibles, poseen
ampliando su horizonte de consideración moral. igualmente un fin propio que buscan realizar y
En efecto, durante buena parte de la historia de con los cuales los animales sintientes comparten
la humanidad el ámbito de consideración moral capacidades e intereses, como la autoperpetua-
quedaba reducido a los miembros de una misma ción metabólica, la respiración y la reproducción.
tribu, etnia o comunidad política, excluyéndose a Esta línea argumental es la propia de las posturas
los restantes seres humanos como extraños mora- biocéntricas. Aunque hay bastantes matices entre
les. Solo a partir del pensamiento ilustrado en el ellas, pues unos postulan un igualitarismo biótico
s. XVIII, se comienza a postular, con I. Kant, un radical(12) y otros un biocentrismo moderado,
criterio ético de universalidad, argumentando que que establece jerarquías de fines entre los distintos
las diferencias de raza, sexo, etnia o de otro tipo seres vivos(13).
no constituyen diferencias éticamente razonables,
y que todo individuo humano merece respeto por Por último, otras corrientes dentro de la ética
ser un fin en sí mismo, un ser con dignidad, no medioambiental han puesto el criterio de consi-
pudiendo ser tratado jamás como un mero medio deración moral más que en los individuos vivos
para los fines de la voluntad de otros. en los sistemas naturales que estos forman, a saber,
especies, ecosistemas y biosfera. Es la postura que
Hoy, sin embargo, dada la amplitud de los efec- adoptan los ecocentrismos. Aunque aquí también
tos de la acción humana en el tiempo y en el es- hay matices, pues unos privilegian a los sistemas
pacio, por el poder tecnológico, comenzamos a vivos (comunidades bióticas y ecosistemas) por
preguntarnos si este principio de universalidad es sobre los individuos(14), mientras que otros es-
extensible incluso a los seres humanos futuros, los tablecen una coordinación entre los intereses de
cuales pueden verse afectados en sus intereses por los individuos vivos y las especies, considerando
nuestras acciones presentes. Si la ética tiene por que éstas son el nivel adecuado de valoración y los
misión proteger al “otro”, vulnerable y frágil, y sistemas vivos más complejos solo tienen un valor
aunque los individuos futuros no estén presente derivado de estas últimas(15).
al mismo tiempo que nosotros, deberíamos con-
siderar sus intereses morales, porque sus capaci- Si bien la ética medioambiental, en sus distintas
dades, vulnerabilidades y necesidades no deberían corrientes de fundamentación, ha puesto hoy so-
ser sustancialmente distintas de las nuestras(11). bre la mesa la necesidad ineludible de contemplar
más allá de los intereses presentes de los seres hu-
Con todo, más allá del principio de universalidad manos, los debates de esta disciplina resultan mu-
de los intereses de los seres humanos actuales y chas veces escolásticos e infructuosos para enfren-
futuros, el pensamiento ético, ya desde fines de tar un cambio pragmático de la sociedad actual y
la Ilustración, se preguntó si el criterio para con- su relación con la naturaleza, esto es, un cambio
siderar los intereses morales se limitaba solo a la en el metabolismo socionatural.
capacidad de raciocinio propia de la especie hu-
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La ética medio ambiental - Juan Alberto Lecaros Urzúa
Por eso, consideramos que para desarrollar una • El principio de responsabilidad como cuidado
ética medio ambiental es necesario equilibrar un del ser vulnerable (los seres humanos actuales y
antropocentrismo ético moderado con un biocen- futuros y la restante vida planetaria).
trismo. Esto quiere decir que la primera obliga-
ción ética ecológica es garantizar la supervivencia • El principio de justicia ecológica en sus tres
humana y la dignidad de la vida humana actual vertientes: la justicia global (las desigualdades
y futura, puesto que lo primero en verse afectado socioeconómicas a nivel planetario), la justica in-
por la crisis socioecológica es el proyecto civili- tergeneracional (generaciones futuras) y la justicia
zatorio humano, con todos sus logros y riquezas interespecífica (principio de hospitalidad biosfé-
culturales, científicas, éticas y políticas. Ello, por rica hacia los otros seres vivos). Son principios
lo demás, teniendo en cuenta que la vida plane- que pueden entrar en conflicto y que debemos
taria, pese a los impactos ambientales humanos, jerarquizar de acuerdo con ciertos principios es-
seguirá adelante en su proceso evolutivo. tratégicos.
Sin embargo, en la medida en que una vida hu- • Principios estratégicos: sustentabilidad, pre-
mana digna en el presente y en el futuro es im- caución y responsabilidad compartida, pero dife-
pensable sin la conservación y cuidado de la renciada y solidaria.
biosfera, es necesario precisar que el interés del
hombre finalmente coincide con el resto de lo Ciudadanía ecológica responsable
vivo, teniendo en cuenta además que el valor de
la Tierra como biosfera significa que es el origen La crisis socioecológica planetaria: la sociedad
común de ambos y su morada (oikos) en el más global del riesgo y las asimetrías de la globaliza-
sublime de los sentidos. De modo que podemos ción económica
considerar ambos deberes como uno solo, bajo la
idea del deber para con el futuro de la humani- Nuestra situación actual, como decía el biólogo
dad, sin caer por ello en un reduccionismo antro- Barry Commoner(16), es de un profundo des-
pocentrista excluyente. Por el contrario, reducir el ajuste entre la esfera que nos acoge (biosfera),
deber ético exclusivamente al hombre hoy en día sujeta a límites biofísicos y hoy saturada ecoló-
significaría deteriorar el significado de una exis- gicamente por el hombre, y la esfera humana y
tencia humana digna en la Tierra. Este es el ra- tecnológica (tecnosfera), compuesta por una po-
zonamiento que ha desarrollado el filósofo Hans blación excesiva para los límites naturales y con
Jonas bajo el principio de responsabilidad, como un acelerado ritmo de producción y consumo, si
cuidado por el ser vulnerable, que comprende a bien el de unos pocos: los ricos globalizados de los
las generaciones futuras y a la entera biosfera(8). países desarrollados y subdesarrollados. La enver-
gadura de este desequilibrio no tiene precedentes
Una vez revisadas las distintas teorías de funda- en la historia y hace surgir la pregunta de cómo y
mentación en ética ecológica, se tiene la impre- por qué hemos llegado a este punto.
sión de que ninguna de ellas por sí sola es suficien-
te para abordar la crisis socioecológica. A nuestro La gran transformación de la Tierra se inicia con
juicio, la crisis ecológica planetaria solo puede la Revolución Industrial de fines del s. XVIII,
entenderse y abordarse como una crisis de ajus- cuando por primera vez se dejan de utilizar ener-
te metabólico entre la actual sociedad global y el gías exosomáticas renovables (fuerza animal y
medioambiente, en su doble vertiente: (i) la crisis energía solar directa e indirecta) y comienza el
entre el sistema social en su conjunto y el sistema uso de energías fósiles no renovables, pasándose
biosférico; y, (ii) la crisis interna de la sociedad de una economía orgánica de flujos a una econo-
global causada por las desigualdades socioecológi- mía de stocks finitos de materias energéticas y no
cas. Con el fin de compensar estos sesgos teóricos energéticas subterráneas. Pero, por esos tiempos,
que se dan en la ética ecológica y elaborar una en un mundo vacío o no saturado en términos
teoría de enfoque múltiple, proponemos algunos ecológicos(17), el capital natural no era una preo-
principios: cupación, pues existía en abundancia, por lo que
obviamente el énfasis recaía en la productividad
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Acta Bioethica 2013; 19 (2): 177-188
del capital humano y técnico. Hoy, en cambio, tercer mundo y los industrializados, y dentro de
en un mundo lleno o saturado en términos eco- estos últimos; (iii) la expansión de los riesgos au-
lógicos por una sociedad industrial planetaria que menta la lógica productivista del capitalismo; (iv)
produce y consume por sobre los niveles de re- el conocimiento científico de los riesgos adquie-
cursos naturales finitos disponibles y por sobre la re un nuevo significado político, y (v) los riesgos
capacidad de absorción de la biosfera de los de- afectan la salud y el medioambiente, pero tam-
sechos y contaminación generados, el capital na- bién generan efectos secundarios sociales (hundi-
tural debe ser nuestra primera preocupación. Por miento de mercados, aumento de costos, judicia-
ello, es necesario ajustar nuestra tecnosfera a los lización, etc.)(20).
límites que fija la biosfera, puesto que los procesos
lineales de la primera, aunque innovadores, son En una sociedad que vive inmersa en actividades
ecológicamente inarmónicos o desajustados con que tienen un fuerte potencial de generar daños
la segunda, cuyos procesos son cíclicos, conserva- graves e incluso irreversibles en el medio ambien-
dores y autocoherentes(18). te y la salud humana, la lógica con la cual operar
no debería ser ya la de un enfoque de control o
En el declinar de la fase “fordista” del capitalismo, gestión de riesgos, sino un enfoque preventivo
basado en el petróleo y la industria petroquímica basado en el principio de precaución. Este princi-
(pesticidas, fertilizantes, plástico, etc.), entramos pio estratégico, clave para la sociedad del riesgo
ahora a la Tercera Revolución Industrial, iniciada actual, si bien discutido en su consistencia opera-
con la era de la energía atómica y que se desplie- tiva, persigue las siguientes acciones y actitudes:
ga con la revolución de la ingeniería genética y la
informática. En esta fase alcanzamos la capacidad Actuar preventivamente frente a actividades ries-
de intervenir con la biotecnología en el proceso gosas en un contexto de incertidumbre, antes in-
evolutivo, pudiendo transformar la estructura cluso de disponer de una prueba científica plena
genética de plantas, animales y del ser humano sobre la peligrosidad de una actividad.
mismo(19).
Una actitud de este tipo permite ganar un tiempo
Hay dos características básicas del proceso de la necesario para corregir los errores de actividades
sociedad industrial y tecnológica actual: la globa- de riesgo ya emprendidas y para intensificar las
lidad de sus impactos ambientales y la irreversibi- investigaciones que permitan disipar la incerti-
lidad de muchos de ellos (por ejemplo, la pérdida dumbre en nuevos proyectos.
de la biodiversidad). Esto nos lleva a describir dos
formas que toma la sociedad planetaria actual: la El tiempo de precaución permite, además, inten-
sociedad global del riesgo y la asimetría del proceso sificar la búsqueda de tecnologías o productos al-
de la globalización económica y tecnológica. ternativos sin riesgo(21).
Hemos llegado a un punto en la historia en que, Otra de las características de la sociedad actual es
por la magnitud de expansión de los efectos (po- el proceso de globalización, que lleva asociado dos
blación y escala de producción y consumo) y la fenómenos: (i) la contracción espacio-tiempo,
calidad de penetración de la tecnología en las como efecto de cambios económicos y tecnoló-
raíces de la naturaleza (tecnología no solo trans- gicos, como el transporte a larga distancia, las
formadora, sino también recreadora de lo natu- telecomunicaciones, entre otros, y (ii), una ten-
ral), la sociedad actual se instala en una situación dencia a la extraterritorialidad del capital, a través
de riesgo contextual permanente como parte de de empresas transnacionales de gran envergadura;
sus procesos y actividades. El sociólogo U. Beck por ejemplo, las diez más grandes del mundo ma-
caracteriza a la actual civilización planetaria con nejan el 70% del comercio internacional, el 80%
cinco tesis: (i) los riesgos actuales causan daños de la tierra dedicada a cultivos de exportación, la
sistemáticos y a menudo irreversibles que requie- mitad de la producción petrolera mundial y son
ren una definición científica de los mismos en los responsables del 50% de la emisión de gases de
contextos sociales; (ii) los riesgos generan nuevas efecto invernadero(22). Esta interconectividad y
desigualdades internacionales entre los países del aumento de magnitudes y aceleración, sin em-
181
La ética medio ambiental - Juan Alberto Lecaros Urzúa
bargo, tiene efectos éticos y políticos profundos, los países del Sur, que tienen claramente menos
generando una globalización para unos pocos responsabilidad en él. Ello exige la aplicación del
(países del Norte, 20% de la población mundial, principio estratégico de responsabilidad compar-
y los ricos de los países subdesarrollados) y una tida pero diferenciada, consagrado en la Declara-
disposición de los países pobres que viven de sus ción de Río (1992).
materias primas exportadas, con localización de
los daños ecológicos y una desigual explotación y Sumado a la desigual distribución de los daños
distribución de los recursos naturales(23). ecológicos, existe un desigual intercambio ecoló-
gico, debido a que las economías extractivas del
Los investigadores del Instituto Wuppertal sos- primer mundo utilizan materias primas, la ma-
tienen que la globalización no es un proceso ho- yoría de ellas localizadas en los países del Sur, que
mogéneo, sino de dos caras: una, la de los países dejan un desgaste no solo físico en su medio am-
que han quedado excluidos de la misma (África biente —por ejemplo, la extracción de minerales
y gran parte de Latinoamérica), la otra, la de los o maderas—, sino también social, por subvalora-
países que se han sumado a la economía global ción del trabajo y de la salud de los pobres en el
del crecimiento (Corea del Sur, Taiwán, China, mundo, lo que exige internalizar esos costos en
India, etc.). Durante la etapa de la globalización, los precios(27).
la distancia entre países pobres y ricos ha regis-
trado un aumento constante y elevado de casi un Sin embargo, las consecuencias de un crecimien-
20%(24). Esta desigualdad queda en evidencia to económico desmedido están afectando tam-
mediante los “índices de huella ecológica”, que bién a los propios países que más se benefician de
determinan cuál es la demanda de recursos na- él. Comprobado está que, pasado cierto umbral
turales de una determinada economía, expresada de crecimiento económico (medido en términos
en términos de espacio(25). Si bien entre 1960 y de PNB), éste deja de contribuir al bienestar hu-
2000 la huella ecológica global creció en un 80%, mano y se torna contraproducente debido a los
superándose la capacidad biológica del planeta (la daños ecológicos y sociales asociados a este creci-
superficie biológicamente productiva en aproxi- miento(28). Así lo han mostrado índices corregi-
madamente un 20%), la diferencia entre países es dos del PNB que contemplan la calidad de vida.
enorme, lo que evidencia que los países ricos del Por ejemplo, el Índice de Bienestar Económico
Norte viven a costa del espacio ecológico de los Sostenible (IBES) de H. Daly nos muestra que en
países del Sur. La media de huella ecológica de los uno de los países más industrializados del mun-
países de rentas altas es de 5,6 ha por persona, con do, como Estados Unidos, si bien entre 1950 y
una biocapacidad de 3,5 ha; los países de rentas 1976 su IBES aumentó en un 43%, a partir de ese
medias es de 1,9 ha, con una biocapacidad de 3,5 último año este índice ha disminuido de forma
ha; y los países de rentas baja es 1,1 ha, con una constante hasta en un 12% hasta 1988, pese a que
biocapacidad de 1,1 ha(26). el PNB por persona en ese mismo periodo seguía
creciendo(29). Lo mismo ha demostrado el Índi-
En resumen, los países ricos, que constituyen el ce Ajustado del PNB de Paul Ekins, que deduce
20% de la población mundial, consumen el 80% costos sociales y ambientales e incorpora índices
de los recursos de todo el planeta (recursos ener- de salud, sociales y la economía familiar como un
géticos de origen fósil, recursos minerales, uso de valor económico(30). Estos índices para valorar
servicios ambientales, etc.). Esta apropiación des- adecuadamente el progreso humano en términos
igual de recursos naturales por parte de los países cualitativos requieren sin duda un fundamento
ricos fuera de sus territorios, deja una carga medio antropológico y filosófico sobre el sentido de la
ambiental en los países productores de materias buena vida humana. Estudios claves en esta línea
primas de la que no se hacen cargo los primeros. han sido los de Martha Nussbaum (“Las mujeres
Esto se muestra, por ejemplo, en el calentamiento y el desarrollo humano”, 2002) y los de Doyal
climático, causado por el sobreconsumo energéti- & Gough (“Teoría de las necesidades humanas”,
co del Norte, pero que afectará más gravemente a 1994).
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La justicia ecológica: justicia global, justicia futuras y también con el espacio ambiental que
interespecífica y justicia intergeneracional dejamos disponible para los otros seres vivos y sus
procesos ecológicos, esto tiene implicaciones en
Hoy es necesario introducir un concepto redefi- el sentido que damos al concepto de “justicia”.
nido de progreso que vaya más allá de lo cuan- Por consiguiente, tres grandes líneas de trabajo de
titativo y esté orientado hacia la sustentabilidad una justicia ecológica planetaria es necesario hoy
ecológica, lo que implica producir de forma más asumir: la justicia global, la justicia interespecífica y
eficiente (hacer más con menos energía y mate- la justicia intergeneracional.
rias primas) y que los sistemas socioeconómicos
respeten los límites de la biosfera. El Instituto Siguiendo a Sachs & Santarius, la justicia glo-
Wuppertal ha definido la sostenibilidad en los si- bal debe ser entendida como una ética transna-
guientes términos: “La dimensión física de la sus- cional basada en el reconocimiento de todos los
tentabilidad se refiere a dejar intacta a lo largo del individuos como miembros de pleno derecho
tiempo la estabilidad de los procesos evolutivos en la comunidad (derechos humanos básicos de
internos de la ecósfera, una estructura dinámica subsistencia y distribución justa de los recursos),
y autoorganizativa. Un sistema económico es eco- garantizando estos derechos de supervivencia por
lógicamente sostenible solo en tanto el empleo de sobre el bienestar de otros, mediante un comercio
recursos para generar bienestar se limite de forma justo y la compensación de daños ecológicos bajo
permanente a un tamaño y una calidad que no el principio de responsabilidades comunes pero
sobreexplote las fuentes, ni sobrecargue los sumi- diferenciadas(24).
deros que proporciona la ecósfera”.
La justicia interespecífica tiene que ver con la idea
Si tomamos en cuenta que ya estamos superan- de hospitalidad biosférica, que nos recuerda que
do los límites biofísicos del planeta, pero con una somos una especie dependiente de los procesos de
distribución muy desigual de las ventajas y las la ecósfera que desarrollan otros seres vivos, y que
pérdidas, tanto entre los habitantes actuales del no debemos apropiarnos de modo desigual del es-
planeta como en relación con las generaciones pacio ambiental que compartimos.
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Por último, la justicia intergeneracional tiene que de menos demanda de bienes por la vía de la vir-
ver con el deber no recíproco de responsabilidad tud ciudadana de la autocontención, en especial
por las generaciones futuras, que se articula en la de los ciudadanos globalizados(32).
tres principios derivados: principio de conserva-
ción de opciones, principio de conservación de la El principio de responsabilidad como cuidado del
calidad del planeta y principio de conservación de ser vulnerable: hacia una ciudadanía ecológica
acceso al legado de las generaciones pasadas(31).
A nuestro modo de ver, en términos del funda-
El Informe Brundtland, “Nuestro futuro común” mento ético de la idea de sustentabilidad, debe
(1987), definía precisamente el concepto de introducirse el principio de responsabilidad como
“desarrollo sostenible” como aquel que satisface cuidado del ser vulnerable, que implica para su
las necesidades del presente sin comprometer la conservación principios claves para el desarrollo
capacidad de las generaciones futuras para satis- sostenible, como son el principio de precaución,
facer sus propias necesidades. Sin embargo, este el principio de solidaridad (entre los seres huma-
concepto se ha interpretado de muchas formas en nos presentes y entre éstos y las generaciones fu-
las últimas décadas. Algunos apuestan por un cre- turas), el principio de autocontención (valores de
cimiento sostenible, ambientalmente consciente, suficiencia, moderación y frugalidad) y el princi-
sin limitar el crecimiento económico, incorpo- pio de responsabilidad ciudadana global, que fun-
rando más y mejor tecnología para un desarrollo damenta el concepto de ciudadanía ecológica.
ecoeficiente. Otros consideran, en cambio, que la
estrategia anterior implica un riesgo (en la con- En el discurso ético, el concepto de responsabi-
servación de recursos y disminución del impacto lidad es de aparición tardía. Las primeras éticas
ambiental global) que se traduce en que el ahorro de la responsabilidad se comienzan a articular a
que se gana en ecoeficiencia se pierde por mayo- partir de la segunda mitad del s. XX (Lévinas,
res posibilidades de sobreconsumo (paradoja de Arendt, Jonas y Apel). El sujeto contemporáneo
Jevons o efecto de rebote). Por esto, se propone se encuentra hoy inserto en una amplia red de
que una sustentabilidad ecológica de los sistemas figuras de la responsabilidad, diversas y hetero-
socioeconómicos debe orientarse primero a la fru- géneas, que se mueven desde el polo subjetivo
galidad o a la suficiencia en el consumo de bienes, al polo institucional y colectivo, lo que obliga a
esto es, disminuir el consumo de recursos a través repensar este concepto más allá del paradigma
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formal jurídico-político. Hoy este concepto toma ponsable de la sociedad global, divididos en valo-
fuerza, no como responsabilidad retrospectiva por res del pasado renovados para el mañana y valores
las consecuencias o efectos de nuestras acciones necesarios para el futuro.
pasadas (responsabilidad de), sino como respon-
sabilidad prospectiva, esto es, una responsabilidad Entre los primeros, proponemos los valores de la
por el cuidado y protección de seres vulnerables suficiencia, autocontención y moderación. Por sufi-
(generaciones futuras y otros seres vivos), que ciencia, siguiendo a Manfred Linz, entendemos el
pueden verse afectados por las consecuencias a valor que permite aumentar el bienestar huma-
largo plazo de nuestras acciones y el poder colec- no, la calidad de vida y la autonomía. Teniendo
tivo característico de las sociedades técnico-indus- en cuenta que el aumento en bienes materiales,
triales (responsabilidad por, que implica deberes una vez alcanzado un cierto umbral, suele ir en
asimétricos y no recíprocos de cuidado). detrimento del bienestar relacionado con la rique-
za en tiempo y la riqueza relacional, es necesario
Más allá de los debates sobre la responsabilidad postular la suficiencia en el consumo como una
colectiva en sentido legal y moral, que no es tema forma de aumentar la calidad de vida y la auto-
a puntualizar ahora, sintetizamos los supuestos nomía, y contribuir así al primer paso necesario
mínimos de una responsabilidad moral amplia- para una sociedad sustentable. La autocontención
da para la sociedad global actual. Si tomamos en es un valor orientado a esta misma virtud de auto-
cuenta que este tipo de responsabilidad se carac- limitación(32). Siguiendo el análisis de J. Sempe-
teriza por ser colectiva y orientada al futuro (pros- re —quien pone énfasis en la distinción entre lo
pectiva), los supuestos mínimos de ella son: (i) necesario y lo superfluo, que en una sociedad del
quién es responsable: la humanidad actual en su consumo cada vez se borra más—, para alcanzar
totalidad, comprendiendo los individuos, empre- una sociedad sostenible no basta solo con mayor
sas u organizaciones intermedias, Estados, orga- ecoeficiencia en la producción, sino también cam-
nismos internacionales; (ii) de qué somos responsa- biar los deseos y motivaciones que están detrás de
bles: de los efectos de largo alcance en el espacio la satisfacción de las necesidades(33). Por último,
y el tiempo de las acciones emanadas del poder dentro de esta virtud de la autolimitación, Hans
industrial y científico-tecnológico global, ante la Jonas argumenta que el valor de la moderación,
vulnerabilidad y fragilidad de la humanidad ac- que hoy en día se exige para las sociedades con-
tual y futura y la vulnerabilidad de la biosfera; (iii) temporáneas, no tiene que ver estrictamente con
ante quién somos responsables: una ética orientada la virtud clásica de la continencia, porque ahora
al futuro implica deberes de cuidado por la solida- es necesario un valor colectivo de la moderación
ridad entre humanidad y biosfera, lo que significa de orden ético-político, que va más allá de un
dar un giro no antropocéntrico en relación con las proyecto ético individual(34).
éticas del pasado, basadas tanto en la reciprocidad
entre deberes y derechos como en éticas del aquí Dentro de los nuevos valores —antes inexisten-
y ahora, y (iv) en nombre de qué somos responsables: tes en las sociedades y ahora necesarios para en-
por la dignidad de la vida humana actual y futura, frentar la crisis socioecológica actual y futura—,
que no es separable de los límites ecológicos de la siguiendo a Hans Jonas y Günter Anders propo-
biosfera y los seres que la integran. nemos los siguientes, como complemento de la
virtud de la autolimitación: 1) el valor del saber
Finalizamos este artículo con las virtudes que ema- predictivo, mediante una disciplina seria de futu-
nan del principio de responsabilidad, como cuida- rología como mecanismo necesario de control del
do del ser vulnerable y su relación con el concepto poder tecnocientífico y de una ciencia planificada
emergente en el debate de la teoría política actual de democráticamente; 2) el valor del temor ante la
ciudadanía ecológica, caracterizado por deberes no posible desfiguración del sentido de la vida huma-
recíprocos y por las virtudes del cuidado y la com- na (por ejemplo, a través de proyectos de recrea-
pasión. ción genética); 3) el valor de la precaución ante
los riesgos de las actividades tecnocientíficas; 4)
Proponemos un conjunto de valores para fundar el valor de la modestia y humildad ante el poder
la virtud de la autolimitación del ciudadano res- de los avances de la tecnociencia; 5) el valor de la
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Sostenemos, además, que el principio de respon- Para Dobson, la ciudadanía ecológica apunta más
sabilidad como deber de cuidado se articula por hacia deberes y responsabilidades que a derechos,
medio de una teoría de deberes no recíprocos y e implicaría las virtudes del cuidado y compa-
asimétricos, en cuanto sus objetos de cuidado ca- sión hacia los desconocidos y distantes, tanto en
recen de la posibilidad de exigir derechos, puesto el tiempo como en el espacio (humanos y seres
que estamos hablando del cuidado por seres hu- vivos no humanos). Este concepto considera que,
manos que aún no existen (generaciones futuras) en la medida en que los actos privados tienen im-
y del cuidado de seres vivos no humanos. A partir plicaciones públicas, ya no es válida la distinción
de aquí introducimos el concepto de “ciudadanía estricta entre lo público y lo privado. Por último,
ecológica”, una de cuyas características son los de- la ciudadanía ecológica supera el concepto terri-
beres no recíprocos y las virtudes del cuidado y la torial de las ciudadanías tradicionales ligadas al
compasión(36). espacio político definido, entendiéndola entonces
como una “ciudadanía de la Tierra”, que supera el
Valencia Sáiz y otros plantean que, más allá de los concepto de ciudadanía global o cosmopolita. En
distintos modelos de sociedades sostenibles, éstas este sentido, es una especificación de una ciuda-
no pueden existir sin ciudadanos ecológicos. To- danía postcosmopolita(36).
man este concepto emergente como una categoría
abierta, aún en construcción, que se puede mode- Conclusiones
lar a través de tres tipos de disposición ciudadana
hacia el medioambiente: (i) adhesión moral (el A partir de la descripción de la crisis socioecológi-
ciudadano hace más que dice); (ii) cooperación ca actual, mostramos la necesidad de seis transfor-
voluntaria (conductas sostenibles responsables maciones claves de una sociedad futura:
en el ámbito doméstico y privado) y (iii) parti-
cipación activa (compromiso con la causa medio Pasar de una visión antropocéntrica del mundo
ambiental). Los autores resumen el debate actual que comprende solo los intereses y valores huma-
del concepto emergente de ciudadanía ecológica nos a una visión solidaria entre el mundo natural
diferenciándolo del concepto tradicional de ciu- y el mundo humano, que comprende los intere-
dadanía en tres aspectos: (i) se trata de una no- ses y valores del resto de los seres vivos que com-
ción basada no tanto en derechos como en obli- parten la biosfera con nosotros, lo que significa
gaciones; (ii) en el ámbito de su ejercicio es tan orientarse hacia una solidaridad antropocósmica
importante la esfera de lo privado como la de lo y una justicia interespecífica.
público, y (iii) se dirige a un sujeto que va más allá
Pasar de una sociedad dividida y territorialista
del Estado-nación, siendo por ello una suerte de
(Estados-nación), aunada por una globalización
ciudadanía global(37).
económica y financiera asimétrica e injusta, a una
El estudioso que más ha trabajado este concep- sociedad no territorialista, que aspira a una socie-
to es Andrew Dobson, en su libro “Ciudadanía dad global aunada en una conciencia planetaria
y medio ambiente” (2003). Este investigador ha que lucha por la igualdad y por la justicia global.
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Pasar de una sociedad que solo comprende los En relación con la justicia ecológica, se sostiene
intereses presentes a una sociedad planetaria que que solo es abordable a través de tres líneas de
comprende los intereses de los seres humanos fu- acción y conceptos complementarios: la justicia
turos, esto es, orientada hacia una justicia interge- interespecífica, la justicia intergeneracional y la
neracional basada en el principio de responsabili- justicia global.
dad por las generaciones futuras.
Proponemos que la filosofía de la sustentabilidad
Pasar de una economía productivista, desarrai- se base en el principio de responsabilidad como
gada de la Tierra, abstracta e inmaterialista —en deber de cuidado por el ser vulnerable.
cuanto separada de la biosfera— y materialista
—en cuanto abusa de los recursos naturales me- La teoría de la responsabilidad, en tanto teoría de
diante ritmos de producción y consumo desen- deberes no recíprocos y asimétricos, se considera
frenados—, a una economía que se inserta como fundamento de una teoría contractualista de los de-
un subsistema dentro del ecosistema físico, global rechos y deberes recíprocos.
y finito que es la biosfera, lo que significa pasar
de una economía capitalista y productivista a una Los límites encontrados al concepto emergente de
economía ecológica. ciudadanía ecológica, en virtud de estar basado en
una ética del cuidado y el problema de la univer-
Pasar de sociedades insostenibles, depredadoras salización de la misma en un contexto de pluralis-
del medio y profundamente desiguales en lo so- mo moral, pueden ser superados por la asunción
cial, a sociedades ecológicamente sostenibles más de la teoría de los deberes no recíprocos de la res-
justas e igualitarias. ponsabilidad, en tanto ésta se declina como vir-
tud de cuidado y como deber de justicia, saliendo
Pasar de una ciudadanía global para unos pocos a así al paso del problema de subordinar virtudes
una ciudadanía ecológica, de la Tierra, consciente ciudadanas ecológicas (cuidado y compasión) al
y activa desde su lugar de compartir una única principio de justicia global.
Tierra para una humanidad actual y futura.
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