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Materia

Tema

Heldys de la Hoz

Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) Cetap Barranquilla

Semestre 10º

2023
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Introducción

La Constitución Política de 1991 añade en el modelo del Estado colombiano, en


cuando a su orden territorial, elementos que la Constitución de 1886 no preveía. Esto
es, el sistema de autonomía para las entidades territoriales, desarrolladas en el tema
de las regiones. Puntualmente, el tema de las regiones en Colombia se encuentra
enunciado en la Constitución de 1991 en los artículos 286 y 287, que versan sobre el
carácter de las entidades territoriales y la autonomía de las mismas: Son entidades
territoriales los departamentos, los distritos, los municipios y los territorios indígenas. La
ley podrá darles el carácter de entidades territoriales a las regiones y provincias que se
constituyan en los términos de la Constitución y de la ley (C.P. Art. 286)
Son entidades territoriales los departamentos, los distritos, los municipios
y los territorios indígenas. La ley podrá darles el carácter de entidades
territoriales a las regiones y provincias que se constituyan en los términos
de la Constitución y de la ley (C.P. Art. 286).
Las entidades territoriales gozan de autonomía para la gestión de sus
intereses, y dentro de los límites de la Constitución y la ley. En tal virtud
tendrán los siguientes derechos: 1º) Gobernarse por autoridades propias.
2º) Ejercer las competencias que les correspondan. 3º) Administrar los
recursos y establecer los tributos necesarios para el cumplimiento de sus
funciones. 4º) Participar en las rentas nacionales (C.P. Art. 287).
En este sentido, uno de los elementos más importantes del cual dota la
Constitución nacional a las regiones es el de la autonomía, ya que este se refiere a que
las regiones tengan regímenes independientes con capacidad presupuestal y
administrativa de sus recursos y en la gestión de los mismos, siempre y cuando se
respeten las disposiciones Constitucionales y legales. Las competencias de las
regiones como entidades territoriales, a diferencia de lo que sucede con los
departamentos, distritos, municipios y territorios indígenas, debe dárselas una ley
orgánica, pues la Constitución, por ser estas entidades potenciales, no les asigna
funciones específicas ni señala las atribuciones de sus órganos de gobierno y
administración (Pérez, 2004, p. 716). Lo que señala este aspecto, es que, mediante el
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desarrollo legislativo, las regiones como entes territoriales autónomos gozarían de las
facultades específicas para su puesta en marcha y funcionamiento.
El territorio, es el escenario físico y ambiental en donde se dinamiza y convergen
los procesos de desarrollo. Por lo tanto, constituye un elemento integrador entre
actividades y relaciones sociales, económicas y culturales del hombre. El OT a su vez,
presupone una organización integral del territorio; un orden interrelacionado de cada
uno de los componentes por los que está constituido: administrativo, biofísico o
ambiental, social, económico y funcional.
La Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (1454 de 2011), LOOT, establece
que “La finalidad del ordenamiento territorial es promover el aumento de la capacidad
de descentralización, planeación, gestión y administración de sus propios intereses
para las entidades e instancias de integración territorial, fomentar el traslado de
competencias y poder de decisión de los órganos centrales o descentralizados de
gobierno en el orden nacional hacia el nivel territorial pertinente, con la correspondiente
asignación de recursos”.
En esta línea, el ordenamiento territorial es entendido como el proceso de
planificación y gestión de las entidades territoriales para facilitar el desarrollo
institucional, el fortalecimiento de la identidad cultural y el desarrollo territorial,
entendido este como desarrollo económicamente competitivo, socialmente justo,
ambientalmente y fiscalmente sostenible, regionalmente armónico, culturalmente
pertinente, atendiendo a la diversidad cultural y físico-geográfica de Colombia. Todo
ello orientado a atender asuntos tales como:
a) la política de áreas de parques nacionales y áreas protegidas,
b) localización de grandes proyectos de infraestructura,
c) la determinación de áreas limitadas en uso por seguridad y defensa,
d) los lineamientos del proceso de urbanización y el sistema de ciudades,
e) los lineamientos y criterios para garantizar la equitativa distribución de los
servicios públicos e infraestructura social de forma equilibrada en las regiones y
f) la conservación y protección de áreas de importancia histórica y cultural.
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Como principios generales de primer rango, se encuentran los valores


superiores de nuestro ordenamiento jurídico regulados en el art. 1 de la Constitución
(libertad, justicia, igualdad y pluralismo político). Por otro lado, y como principios
predominantemente jurídicos, están regulados y garantizados en el apartado 3 del art.
9 de nuestra Ley Fundamental los siguientes principios constitucionales: 1) principio de
legalidad; 2) jerarquía normativa; 3) publicidad de las normas; 4) irretroactividad de las
disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales; 5)
seguridad jurídica; 6) responsabilidad, y 7) interdicción de la arbitrariedad de los
poderes públicos.(CE, arts. 9.3, 25, 103; STC, 27/1981.Estado de Derecho; Principio de
legalidad)
El principio de autonomía territorial, en el ámbito territorial regional, otorga a la
entidad autonómica el poder de dictar leyes similares a las que expiden los Estados-
miembros de una federación, por lo que debe ser definida y entendida como “capacidad
de decisión política” y no meramente como “capacidad de gestión administrativa”. De
allí que se afirme que la autonomía territorial presupone la descentralización política,
mientras que la autarquía presupone únicamente la descentralización administrativa.
Sin embargo, La aprobación de la LOOT, ley 1454 de 2011, no cumplió el
cometido señalado en el artículo 307 de la Constitución Política de 1991, de
reglamentar la región como entidad territorial, pues difirió dicha regulación a otra ley
posterior, manteniéndose la omisión en el cumplimiento del mandato constitucional por
parte de los poderes centrales del Estado.
En este sentido, la LOOT, durante todo su entramado recalca constantemente el
principio de descentralización y autonomía, de manera directa e indirecta, en donde se
crean unos nuevos fondos para niveles intermedios y bajos del ordenamiento territorial,
y se fomenta el desarrollo local y regional en especial bajo la consigna de cooperación,
ya que se propone a través de incentivos la colaboración de departamentos o regiones
en mejores condiciones con otros no tan favorables, para lograr un “desarrollo” más
equitativo y en una velocidad más similar dentro del país, contrario al régimen de la
Constitución de 1886 donde el Estado centralista impedía el surgimiento de
oportunidades por parte de los municipios y las regiones.
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La ley orgánica de regiones busca hacer realidad la figura regional


constitucionalmente establecida como entidad territorial en la carta política de 1991,
cuya reglamentación legal se encontraba pendiente desde hace más de 25 años
siguiendo lo ordenado por la misma Constitución.
El propósito general de esta iniciativa legislativa, es habilitar un procedimiento
legal mediante el cual el Congreso de la República delega competencias a título
experimental a determinadas entidades territoriales. Asimismo, el Gobierno Nacional
podrá seleccionar unas entidades territoriales, para poner a prueba una nueva
institución, norma o política. Con esta herramienta, el Congreso podrá delegar
competencias por un tiempo determinado a ciertas entidades territoriales, a fin de
evaluar y probar el ejercicio de las mismas. El estado actual del ordenamiento jurídico
dispone que, cuando el Congreso de la República o el Gobierno Nacional pretenden
descentralizar competencias a las entidades territoriales, deben realizarlo de manera
definitiva y general con la esperanza de que los resultados sean óptimos. Por medio de
la experimentación, se permitirá al Ejecutivo seleccionar algunas entidades territoriales
que puedan encontrarle beneficios a la transferencia experimental y observar y ajustar
dicha competencia, antes de que el legislativo tome la decisión de transferirla de
manera definitiva y general en todo el territorio nacional, una vez se haya probado la
efectividad de dichos programas de experimentación.
El régimen de descentralización viene a caracterizarse por ese relajamiento de
vínculos que existen en las relaciones de la autoridad central y del organismo
descentralizado; pero no dejan de existir facultades de parte de las autoridades
centrales y esas facultades son las indispensables para observar la unidad del poder.
Si los escasos vínculos dejaran de existir entonces ya no habría no una organización
descentralizada de la administración, sino que existiría un poder independiente o bien
un Estado dentro del Estado (Penagos, 2000, p. 295). Esto se estructuraría como una
postura extremista de una verdadera descentralización administrativa y territorial, ya
que lo que se busca en virtud del principio de autonomía es que las regiones asociadas
así orienten toda su capacidad en la realización de los planes de desarrollo y en la
solución de las propias necesidades a las que se enfrentan, ya que estando en una
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centralización no pueden llevarse a cabo, pues el conocimiento de causa no sería el


suficiente.
Conclusión
El proceso de cambio institucional en materia de ordenamiento territorial,
descentralización municipal y planificación regional en Colombia fue lento e irregular
hasta mediados de la década de los ochenta, con la promulgación de la Ley 11 de
1986, en este sentido la Constitución de 199, se logró en el país dotarse de estructura
jurídicos y normativa a este nivel.
Los procesos de regionalización son espacios que se visionan para encontrar el
alcance de los postulados de la filosofía del Estado social de derecho, en cuanto al
reconocimiento de un bienestar de empoderamiento a las comunidades. En virtud de
ello, la regionalización es propia del mismo modelo de concepción social que enmarca
el Estado colombiano, ya que permite que las mismas regiones por intermedio de sus
representantes puedan administrar los recursos de sus fondos y destinarlos a la
recuperación económica y social de sus territorios y comunidades. Si bien la
constituyente estableció parámetros abiertos para que las regiones tuviesen vida
práctica, es posible superar el azar de las voluntades políticas de los representantes en
la democracia nacional a través de los mecanismos de participación ciudadana que la
misma Constitución establece; esto es, una consulta popular en la que la misma
población plantee un avance en la consolidación territorial de las regiones en Colombia,
así, una vez legitimado el origen de la iniciativa es posible desarrollar con mayor
prontitud una ley orgánica de ordenamiento territorial que permita la consolidación
regional en aplicación a los principios de descentralización y autonomía.
Tal como está previsto en la Constitución Política y en la Ley Orgánica de
Ordenamiento Territorial, Colombia es un Estado Unitario en el cual las entidades
territoriales no pueden legislar y su facultad reglamentaria es subsidiaria a los
parámetros generales que dicta el Congreso. Por lo tanto, este proyecto de ley tiene
como objeto que las regulaciones normativas también encuentren sus fuentes en las
iniciativas locales, sin que ello implique desconocer la univocidad legislativa del
Congreso, pilar del modelo de Estado unitario previsto en nuestra Carta Política.
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Bibliografía
Pérez, J. (2004). Derecho Constitucional Colombiano. Bogotá: Editorial Temis
Constitución Política de Colombia C.P. Art. 287 C.P. Art. 286).
CE, arts. 9.3, 25, 103; STC, 27/1981.Estado de Derecho; Principio de legalidad
https://observatorioplanificacion.cepal.org/es/marcos-regulatorios/ley-organica-
de-ordenamiento-territorial-de-colombia#:~:text=La%20Ley%20Org%C3%A1nica
%20de%20Ordenamiento,de%20integraci%C3%B3n%20territorial%2C%20fomentar
%20el
UTRIA, Rubén Darío. Notas sobre Ordenamiento Ambiental del Territorio.
Santafé de Bogotá, D.C., 1997
Penagos, G. (2000). Derecho Administrativo. 2 Ed. Bogotá: Ediciones Librería
del Profesional.
DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN, DNP-DDTS-Subdirección de
Ordenamiento y Desarrollo Territorial. 2007. Notas sobre el Ordenamiento Territorial y
los Proyectos de Ley Orgánica sobre la materia. Bogotá D.C

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