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¿QUÉ ES EL ADULTERIO?

LO QUE DICE LA GENTE


En algunas culturas se ve hasta normal que los casados, en particular los hombres, tengan relaciones
sexuales fuera del matrimonio. Y muchos piensan que el matrimonio no tiene por qué ser para toda
la vida.
LO QUE DICE LA BIBLIA
En la Biblia, la palabra adulterio por lo general se refiere a cuando un hombre o una mujer casados
tienen voluntariamente relaciones sexuales con alguien que no es su cónyuge (Job 24:15;
Proverbios 30:20). El adulterio es algo repugnante para Dios. De hecho, en la Ley que le dio a
Israel, el adulterio se castigaba con la muerte (Levítico 18:20, 22, 29). Y Jesucristo dijo que sus
discípulos no debían cometer adulterio (Mateo 5:27, 28; Lucas 18:18-20).
POR QUÉ IMPORTA
El adúltero rompe la solemne promesa que le hizo a su cónyuge el día de su boda. Además, el
adulterio es “pecar contra Dios” (Génesis 39:7-9). Los hijos también sufren, pues podrían verse
separados de uno de sus padres. Por todo esto, la Biblia advierte: “Dios juzgará a los fornicadores y
a los adúlteros” (Hebreos 13:4).
“Honren el matrimonio, y los casados manténganse fieles el uno al otro.” (Hebreos 13:4, Nueva
Traducción Viviente [NTV])
¿Pone el adulterio fin al matrimonio?
LO QUE DICE LA BIBLIA
La Biblia permite que una persona se divorcie si su cónyuge le ha sido infiel (Mateo 19:9). El
cónyuge fiel tiene el derecho a decidir si seguirá con el adúltero o le pedirá el divorcio. Esta es una
decisión personal; nadie más puede decidir por él (Gálatas 6:5).
Pero hay que recordar que Dios considera el matrimonio como una unión sagrada que debería durar
toda la vida (1 Corintios 7:39). A él le molesta muchísimo que alguien trate de divorciarse por
razones de poca importancia, como que se haya aburrido de la persona con la que se casó. Por tanto,
no es cuestión de divorciarse por cualquier motivo (Malaquías 2:16; Mateo 19:3-6).
“Todo el que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación [o infidelidad], la expone
al adulterio.” (Mateo 5:32)
¿Es el adulterio un pecado imperdonable?
LO QUE DICE LA BIBLIA
No. En la Biblia leemos que Dios perdonó a hombres y mujeres, entre ellos adúlteros, que se
arrepintieron de sus pecados y abandonaron su vida inmoral (Hechos 3:19; Gálatas 5:19-21). Estas
personas llegaron a ser amigas de Dios (1 Corintios 6:9-11).
Un ejemplo fue el rey David. Él era un hombre casado y se acostó con la esposa de un oficial de su
ejército (2 Samuel 11:2-4). La Biblia dice que esta acción de David “pareció mala a los ojos de
Jehová” (2 Samuel 11:27). Después de ser reprendido, David se arrepintió y Dios lo perdonó. Aun
así, no pudo evitar las amargas consecuencias de sus errores (2 Samuel 12:13, 14). El rey Salomón
dijo más adelante: “El hombre que comete adulterio es un necio total, porque se destruye a sí
mismo” (Proverbios 6:32, NTV).
LO QUE PUEDE HACER
Si usted ha cometido adulterio, tiene que pedirle perdón a Dios y a su cónyuge (Salmo 51:1-5).
Odie el adulterio, tal como lo odia Dios (Salmo 97:10). Huya de la pornografía, de las fantasías
sexuales, del coqueteo y de cualquier cosa que pudiera llevarlo a sentirse atraído a otra persona
(Mateo 5:27, 28; Santiago 1:14, 15).
Y si es su cónyuge el que le ha sido infiel, puede estar seguro de que Dios entiende su situación
(Malaquías 2:13, 14). Pídale consuelo y guía, pues la Biblia promete: “[Dios] mismo te sustentará”
(Salmo 55:22). Si decide perdonarlo y no divorciarse, ambos han de hacer un gran esfuerzo por
reconstruir su matrimonio (Efesios 4:32).

¿QUÉ ES EL ABORTO?
La palabra aborto proviene del término latino (abortus), ab: privación, y ortus: nacimiento. Su
traducción sería: sin nacimiento.
Por lo tanto, el aborto es la interrupción del desarrollo del embrión durante el embarazo, cuando aún
no ha alcanzado la madurez fetal, o capacidad suficiente para vivir por fuera del útero.
¿Qué es aborto legal?
La Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) o aborto legal es el procedimiento donde se busca
terminar de manera consciente con un embarazo en curso. Muchos países son restrictivos sobre
estas prácticas, lo que hace que algunas mujeres recurran a interrupciones o abortos de forma ilegal
e insegura, poniendo en grave peligro su vida y su salud.
En cambio, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los países donde las mujeres
tienen acceso a servicios seguros, la probabilidad de muerte como consecuencia de un aborto o
interrupción es de 1 por cada 100.000 procedimientos.
¿Qué diferencia existe entre la ive y el aborto?
Hablar de aborto y de Interrupción voluntaria del embarazo (IVE) pareciera, en principio, lo mismo,
pero hay que tener en cuenta que detrás de la palabra ABORTO, se esconden una serie de
imaginarios relacionados con la ilegalidad, el miedo y, en el peor de los casos, el delito. La
expresión IVE, Interrupción Voluntaria del Embarazo, permite analizar una realidad desde el campo
de la ética, la libertad y la autonomía de las mujeres y posibilita una decisión desde la mirada de los
derechos sexuales y reproductivos que, ante todo, son derechos humanos.
¿Qué tipos de abortos existen?
Existen dos tipos de abortos: el espontáneo o natural y el inducido.
El aborto espontáneo ocurre cuando un embrión o feto es expulsado del útero de la mujer por causas
naturales relacionadas, en la mayoría de los casos, con la salud y la edad de la mujer gestante.
El aborto inducido, en cambio, es aquél que se realiza de manera voluntaria con asistencia médica o
sin ella. Es recomendable que este tipo de aborto se realice siempre con asistencia médica para
evitar prácticas inseguras que pongan en riesgo la vida de la mujer.
¿Cuáles son los tipos de procedimientos que existen para la ive y de qué dependen?
Los procedimientos varían de acuerdo con el tiempo del embarazo, las condiciones de salud de la
mujer y el acceso a proveedores o a centros de salud que puedan ofrecer de manera adecuada y
segura el procedimiento. Existen dos técnicas para realizar la IVE:
• Con medicamentos
• Quirúrgico
El ABORTO Y LA BIBLIA
El aborto (feticidio) es grave pecado contra el 5to. Mandamiento, Éxodo 20,13. La Iglesia así lo ha
enseñado desde el principio>>.
«Mi embrión tus ojos lo veían» (Sal 139/138, 16)
El aborto y la Biblia
La Biblia enseña claramente contra el aborto. Esta enseñanza sale a relucir de muchos modos y por
muchas razones. Algunas personas señalan que la palabra "aborto" no aparece en la Biblia, y tienen
razón. Sin embargo, la enseñanza sobre el aborto sí aparece. Este mismo es el caso de otras
enseñanzas. La palabra "Trinidad", por ejemplo, no aparece en la Biblia, pero las enseñanzas sobre
la Trinidad sí. En cualquier caso, quien quiera negar la enseñanza de la Biblia con respecto al
aborto, la negaría, aunque la palabra apareciera en ella.
Miremos algunas de las razones bíblicas por las cuales el aborto, la destrucción directa de un niño
en el vientre materno es tan terrible.
1) La Biblia enseña que la vida humana es distinta de los otros tipos de vida, ya que los seres
humanos están creados a la imagen misma de Dios.
Las narraciones de la creación del hombre y la mujer que aparecen en el Génesis (Génesis 1:26-31;
2:4-25) nos dicen lo siguiente: "Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó.
Macho y hembra los creó." (Génesis 1:27). La palabra "crear" se utiliza aquí tres veces enfatizando
un momento culminante dentro del proceso de Dios, haciendo al mundo y todo lo que éste contiene.
Al hombre y a la mujer se les concede "dominio" sobre todo lo demás en el mundo visible.
Ni siquiera el pecado original quita de los seres humanos la imagen de Dios. Santiago se refiere a
esta imagen, diciendo que debido a ella ni siquiera deberíamos hablar mal los unos de los otros.
"Con ella (la
lengua) bendecimos a Dios Padre, y con ella maldecimos a los hombres hechos a imagen de
Dios...Hermanos, no puede ser así." (Santiago 3:9-11).
¡La imagen de Dios! ¡Esto es lo que significa ser un ser humano! No somos unas simples células
que han sido unidas al azar por unas fuerzas impersonales, ajenas a nosotros. Más bien, reflejamos
auténticamente a un Dios eterno que nos conocía antes de que fuésemos hechos, y que nos llamó a
la existencia.
En los Salmos "¿quién es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo de Adán para que de él
cuides? coronándolo de gloria y grandeza; le entregaste la obra de tus manos" (Salmo 8:5-7). Es ahí
en donde está la clave. Dios no sólo nos hizo, sino que nos valora. La Biblia nos habla de un Dios
que está locamente enamorado de nosotros, hasta el punto de que se convirtió en uno de nosotros e
incluso murió por nosotros, mientras que nosotros le seguíamos ofendiendo (ver Romanos 5:6-8).
Frente a esto, ¿podemos decir que los seres humanos son desechables, como un carro, que son más
los problemas que causa que lo que vale? "Dios no hace basura."
Quien cree en la Biblia, tiene que creer que la vida humana es sagrada.
2) La Biblia enseña que los niños son una bendición.
Dios ordenó a nuestros primeros padres: "Sean fecundos y multiplíquense" (Génesis 1: 28). ¿Por
qué? Dios mismo es fecundo. El amor siempre desemboca en la vida. Cuando la primera madre
trajo al mundo al primer niño, exclamó: "Gracias a Yahveh he podido tener un hijo" (Génesis 4:1).
La ayuda del Señor es esencial, ya que Él tiene dominio sobre la vida humana y el origen de ésta.
Los padres cooperan con Dios en traer una nueva vida al mundo. Debido a que todo este proceso
está bajo el dominio de Dios, es un pecado interrumpirlo. El profeta Amós condena a los amonitas,
"Porque ellos al extender sus dominios abrieron el vientre de las mujeres encintas de Galaad"
(Amós 1:13). "Son los hijos regalo del Señor, es el fruto del vientre premio suyo" (Salmo 127:3).
3) La Biblia enseña que el niño en el vientre es un niño verdaderamente humano, quien tiene
incluso una relación con el Señor. La frase "quedó embarazada y dio a luz" es utilizada en repetidas
ocasiones (ver Génesis 4:1,17), y el individuo tiene la misma identidad tanto antes como después
del nacimiento. "Pecador desde el seno de mi madre" expresa el salmista arrepentido en Salmo
51:7. La misma palabra es utilizada para el niño antes y después de nacido (Brephos, es decir,
"niño," es utilizada en Lucas 1:41 y en Lucas 18:15). Dios conoce al niño no nacido. "Me tejiste en
el seno de mi madre...mis huesos no escapaban a tu vista cuando yo era formado en el secreto"
(Salmo 139:13,15). Dios, además, ayuda y llama al ni o no nacido. "Me entregaron a Ti apenas
nacido, Tú eres mi Dios desde el seno materno" (Salmo 22:11). "Hasta que me llamó por su mucho
amor el que me había elegido desde el seno de mi madre" (Gálatas 1:15).
4) La Escritura en repetidas ocasiones condena la matanza de los inocentes. Esto fluye de todo lo
que, hasta el momento, se ha visto. El dedo mismo de Dios escribe sobre piedra el mandamiento
"No matarás" (Éxodo 20:13; Deuteronomio 5:17) y Cristo lo reafirma (Mateo 19:18 -notar que El
primero menciona este mandamiento). El Libro del Apocalipsis afirma que los asesinos no pueden
entrar en el Reino de los Cielos (Apocalipsis 22: 15). La matanza de niños es condenada por Dios
de manera particular a través de los profetas. En la tierra que Dios dio a ocupar a su pueblo, las
naciones extranjeras tenían la costumbre de sacrificar en el fuego a algunos de sus niños. Dios dice
a Su pueblo que ellos no deben tomar parte en este pecado. Sin embargo, sí lo hicieron, según lo
narra el Salmo 106: "Sino que se mezclaron con ellos y los imitaron...Sacrificaron a sus hijos e hijas
a los demonios. Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos e hijas, que sacrificaron a los
ídolos de Canaán; la tierra quedó manchada de sangre" (Salmo 106:35, 37-38). De hecho, este
pecado de sacrificio de ni os es mencionado como una de las principales razones por las cuales el
Reino de Israel fue destruido por los asirios, y su gente llevada al exilio. "Sacrificaron a sus hijos e
hijas por el fuego...entonces Yahveh se enojó muchísimo y los arrojó lejos de su presencia" (2
Reyes 17:17-18). Ni tan siquiera por la "libertad religiosa" puede ser tolerada la matanza de niños.
5) La Biblia enseña que Dios es un Dios de justicia. Un acto de justicia es uno de intervención a
favor de los indefensos, un acto de defensa para aquellos que son demasiado débiles para
defenderse a sí mismos. Al predecir al Mesías, el Salmo 72 dice: "Florecerá en sus días la
justicia...pues librará al mendigo que reclame y al pobre que no tiene quién lo ayude" (Salmo
72:7,12). Jesucristo es nuestra justicia (1 Corintios 1:30) porque Él nos rescató del pecado y de la
muerte cuando no teníamos a nadie que nos ayudara (ver Romanos 5:6; Efesios 2:45). Si Dios hace
justicia por Su pueblo, espera que éstos hagan justicia los unos por los ostros. "Sean compasivos,
como es compasivo el Padre de ustedes" (Lucas 6:36). "Vete tú y has lo mismo" (Lucas 10:37).
"Entonces, todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos" (Mateo 7:12). "Que se
amen los unos a los ostros" (Juan 15:17). El aborto es totalmente contrario a estas enseñanzas. Es la
justicia trastornada, invertida, puesta al revés. Es la destrucción de los indefensos en lugar de ser su
rescate. Si el pueblo de Dios no interviene para salvar aquellos cuyas vidas están siendo atacadas,
no están ni agradando ni adorándolo a Él. Dios, a través de Isaías dice: "¿Por qué vienen a profanar
mi templo? Déjense de traerme ofrendas inútiles... ¡Ya no soporto más sacrificios y fiestas! Cuando
rezan con las manos extendidas, aparto mis ojos para no verlos; aunque multipliquen sus plegarias,
no las escucho, porque hay sangre en sus manos. ¡Lávense y purifíquense! aprendan a hacer el bien.
Busquen la justicia, den sus derechos al oprimido, hagan justicia al huérfano y defiendan a la viuda"
(Isaías 1:12-17). En verdad, aquellos que dicen adorar a Dios, y apoyan el aborto, están cayendo en
la misma contradicción que condena el profeta y necesitan escuchar el mismo mensaje.
6) Jesucristo prestó una especial atención a los pobres, a los despreciados, y a aquellos a quienes la
sociedad consideraba insignificantes. El derrumbó las falsas barreras que las personas habían
establecido entre sí, y en su lugar, reconoció la igualdad de la dignidad humana en todo individuo, a
pesar de lo que la opinión general pudiera decir. En consecuencia, vemos que acoge a los niños, a
pesar de los esfuerzos de los apóstoles por mantenerlos alejados (Mateo 19:13-15); a los cobradores
de impuestos y a los pecadores, a pesar de las objeciones de los Escribas (Marcos 2:16); a los
ciegos, a pesar de las advertencias de la multitud (Mateo 20:29-34); a una mujer extranjera, a pesar
de la absoluta sorpresa de los discípulos y de la mujer misma (Juan 4:9,27); a los Gentiles, a pesar
del enfado de los judíos (Mateo 21:41-46); a los leprosos, a pesar del aislamiento de éstos del resto
de la sociedad (Lucas 17:11-19). Cuando se trata de la dignidad humana, Cristo borra toda
distinción. San Pablo declara: "Ya no hay diferencia entre quién es judío y quién es griego, entre
quién es esclavo y quién es hombre libre; no se hace diferencia entre hombre y mujer. Pues todos
ustedes son uno sólo en Cristo Jesús" (Gálatas 3:28). De ese mismo modo, nosotros podemos decir:
"No hay ni nacido ni no nacido." El usar esta distinción como base para la valoración de la vida y
de la protección que uno merece, no tiene sentido y constituye una ofensa para todo lo que la
Escritura enseña. El niño no nacido es el grupo más rechazado y discriminado de nuestra sociedad.
Cristo mismo de seguro ha de tener un amor especial hacia ellos.
7) La Escritura nos enseña a amar. San Juan nos dice: "Pues se les enseñó desde el principio que se
amen los unos a los otros. No imitemos a Caín, que mató a su hermano..." (1 Juan 3:11-12). El amor
es el contraste directo de la matanza. Quitarle la vida a otro es romper con el mandamiento del
amor. Fallar en ayudar a los que se encuentran en necesidad y en peligro es también fallar, en amar.
Cristo nos enseña esto, claramente, en la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:25-37), en la
historia del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31), y en muchos ostros lugares. Ningún otro grupo
de personas se encuentra en mayor peligro que los niños y niñas dentro del vientre materno.
"Cuando alguien...viendo a su hermano en apuros le cierra el corazón, ¿cómo permanecerá el amor
de Dios en él?" (1 Juan 3:17).
8) La vida es victoriosa sobre la muerte. Este es uno de los temas más básicos de la Escritura. La
victoria de la vida está predicha en la promesa de que la cabeza de la serpiente, a través de quién
entró la muerte al mundo, sería aplastada (ver Génesis 3:15). Isaías prometió: "Y así destruirá para
siempre a la Muerte" (Isaías 25:8). En la escena del primer asesinato, la tierra "abrió su boca" para
tragarse la sangre de Abel. En la escena de la victoria final de la vida, es la muerte misma la que
será "destruida en esta victoria. Muerte, ¿dónde está ahora tu triunfo? ¿dónde está, muerte, tu
aguijón? Por eso demos gracias a Dios, que nos da la victoria por Cristo Jesús nuestro Señor" (1
Corintios 15:54-57). El aborto es muerte. Cristo vino a vencer a la muerte, y, por lo tanto, al aborto.
"Yo, en cambio, vine para que tengan vida y sean colmados" (Juan 10:10). El desenlace final en la
batalla a favor de la vida ya ha sido decidido por la Resurrección de Cristo. De nosotros depende el
difundir esa victoria a cada persona. El movimiento pro-vida se mueve de la victoria que Cristo
ganó a plenitud, a esa victoria del día final. "Ya no existirá ni muerte" (Apocalipsis 21: 4). "Amén.
¡Ven, Señor Jesús!" (Apocalipsis 22:20).
La Iglesia, fiel a Jesucristo, siempre ha proclamado que la vida humana es sagrada desde el
momento de la concepción. Es por eso que condena el aborto como un gravísimo pecado contra el
Quinto Mandamiento: "No Matarás".

¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE LA EUTANASIA?


La eutanasia (del latín científico euthanasia y este del griego antiguo εὐθανασία /euthanasía/ 'muerte
dulce')1 es la intervención voluntaria que acelera la muerte de un paciente desahuciado, con su
consentimiento, con la intención de evitar sufrimiento y dolor. La eutanasia está asociada al final de
la vida sin sufrimiento.
En un sentido más contemporáneo y restringido, la eutanasia es aquel procedimiento voluntario,
intencionado, estudiado y consciente que realiza un médico para acelerar la muerte de un paciente
terminal de algún padecimiento incurable; a solicitud consciente, estudiada y deliberada del
enfermo o familiares, quienes, plenamente enterados de que no existe tratamiento curativo para la
dolencia; le solicitan al médico que la realice sobre el paciente para así dar fin con el dolor y
sufrimiento intolerables e intratables.
La respuesta que da la Biblia
La Biblia no trata el tema de la eutanasia directamente. * Ahora bien, lo que menciona sobre la vida
y la muerte nos ayuda a tener un punto de vista equilibrado. Según la Biblia, está mal ponerle fin a
una vida, pero eso no significa que haya que recurrir a medidas extremas para prolongar el proceso
de la muerte.
La Biblia dice que Dios es nuestro creador, “la fuente de la vida” (Salmo 36:9; Hechos 17:28). La
vida es muy valiosa para él, y por eso condena el asesinato, tanto si le quitamos la vida a alguien
como si nos quitamos la nuestra (Éxodo 20:13; 1 Juan 3:15). Además, la Biblia indica que debemos
tomar precauciones razonables para proteger nuestra vida y la de los demás (Deuteronomio 22:8).
Está claro que Dios quiere que valoremos el regalo de la vida.
¿Y si se trata de un enfermo terminal?
La Biblia no justifica que se ponga fin a la vida de una persona, ni siquiera cuando su muerte es
inminente o inevitable. El ejemplo del rey Saúl de Israel da prueba de ello. Cuando lo hirieron
mortalmente en una batalla, le pidió a su escudero que lo ayudara a quitarse la vida (1 Samuel 31:3,
4). El escudero se negó, pero tiempo después otro hombre dijo que él había ayudado a Saúl a
cumplir su deseo, aunque era mentira. David condenó a ese hombre por derramamiento de sangre,
pues veía ese asunto igual que Dios (2 Samuel 1:6-16).
¿Hay que prolongar la vida a toda costa?
En la Biblia no se dice que haya que alargar la vida de una persona si está claro que su muerte es
inminente. Por el contrario, ofrece un punto de vista muy equilibrado. La muerte es nuestro peor
enemigo, la consecuencia del pecado que hemos heredado (Romanos 5:12; 1 Corintios 15:26).
Aunque no deseemos morir, tampoco debemos temer a la muerte, ya que Dios promete que
resucitará a quienes han fallecido (Juan 6:39, 40). Las personas que respetan la vida buscan el mejor
tratamiento médico posible. Ahora bien, eso no implica elegir tratamientos que se limiten a alargar
una vida que está llegando a su fin.
¿Es el suicidio un pecado imperdonable?
No, la Biblia no menciona el suicidio cuando habla de los pecados imperdonables. Y, aunque se
trata de un pecado grave, * Dios entiende perfectamente que hay factores que pueden hacer que
alguien tenga tendencias suicidas, tales como las enfermedades mentales, el estrés extremo o
incluso la propia genética (Salmo 103:13, 14). Mediante su Palabra, Dios consuela a las personas
que están angustiadas. Además, la Biblia promete que “va a haber resurrección así de justos como
de injustos” (Hechos 24:15). Esto muestra que también pueden resucitar quienes han cometido
errores graves, incluidos quienes se suicidan.
¿Y qué ocurre con la eutanasia animal?
La eutanasia animal no se puede comparar con la eutanasia aplicada a las personas. Dios les da a los
humanos la esperanza de vivir para siempre, pero a los animales, no (Romanos 6:23; 2 Pedro 2:12).
Es cierto que la Biblia condena el trato cruel hacia los animales, pero le dio al ser humano autoridad
sobre ellos (Génesis 9:3). Dios espera que cuidemos con bondad a los animales, así que sus dueños
tienen que decidir cuál es la forma más compasiva de tratarlos, lo que incluye la decisión de poner
fin a su vida en caso de sufrimiento (Proverbios 12:10).

MALTRATO A LOS INDEFENSOS


Lo primero que vamos a hacer es determinar el origen etimológico del término maltrato que ahora
nos ocupa. Al hacerlo descubrimos que se trata de una palabra que emana del latín, ya que está
conformada por la suma de tres partes latinas: male, que es sinónimo de “mal”; el verbo tratare, que
se puede traducir como “tratar”; y el sufijo –tro, que es equivalente a “recibir la acción”.
El maltrato es la acción y efecto de maltratar (tratar mal a una persona, menoscabar, echar a perder).
El concepto está vinculado a una forma de agresión en el marco de una relación entre dos o más
personas. Por ejemplo: “El joven abandonó la comisaría con signos de maltrato”, “Juana se separó
ante el continuo maltrato que recibía de parte de su esposo”, “La mujer, harta del maltrato, no toleró
más la situación y le disparó ocho balazos a su pareja”.
No hay una definición única y precisa de maltrato, ya que sus características dependen del contexto.
El maltrato puede abarcar desde un insulto ocasional a un vendedor al que el maltratador ni conoce
hasta los golpes cotidianos que un abusador propina a su esposa.
En concreto, los expertos en temas de maltrato establecen que este puede ser de tipo físico, de clase
sexual e incluso emocional. Este último, por ejemplo, se puede llevar a cabo por parte del
maltratador bien mediante la intimidación o bien a través del atemorizamiento, la degradación de la
otra persona, la indiferencia, la reclusión o el rechazo.
Entre los muchos síntomas que vienen a indicar que una persona está siendo víctima de malos tratos
a nivel psicológico se encuentran el aislamiento que tiene respecto a familiares o amigos, mirada
huidiza, baja autoestima, una escasa capacidad de comunicación, sensación de culpa o de vergüenza
e incluso una dejadez de tipo social y personal.
El maltrato más leve es aquel que se produce en una situación espontánea o esporádica y que suele
estar relacionado con la falta de respeto y la agresión verbal. Una persona que ingresa a una tienda a
comprar y termina discutiendo e insultando al vendedor, lo estará maltratando. Ese tipo de
situaciones, por lo general, termina de manera abrupta y sin mayores consecuencias.
Cuando el maltrato es cotidiano, en cambio, resulta mucho más grave, ya que puede dejar marcas
físicas y psicológicas en la víctima. El maltrato infantil o la violencia de género que se produce en
el seno de una familia es un problema social muy importante que incluso ocasiona numerosas
víctimas fatales. Por lo general, aunque no de manera excluyente, el maltratador suele ser el hombre
de la casa, quien hace uso y abuso de su fuerza física contra la mujer y los niños.
Es importante establecer además que también existe lo que se conoce como maltrato animal. Este,
como su propio nombre indica, viene a englobar a todas aquellas acciones que se acometen con el
claro objetivo de causar un daño a cualquier animal, normalmente perros. Golpes, no proporcionarle
los cuidados básicos y necesarios para sobrevivir, mutilaciones o muertes son algunas de las formas
que se engloban dentro de esta mencionada tipología.
¿Qué opina Dios de la violencia?
LO QUE DICE LA GENTE
Muchos, incluidos los creyentes, piensan que no hay nada de malo en responder a las provocaciones
con violencia. Y millones se entretienen viendo películas y programas de televisión repletos de
violencia.
LO QUE DICE LA BIBLIA
Cerca de Mosul, al norte de Irak, encontramos las ruinas de lo que fue una gran ciudad: Nínive, la
capital del antiguo Imperio asirio. Cuando la ciudad estaba en pleno auge, un profeta predijo que
Dios haría “de Nínive un yermo desolado” (Sofonías 2:13). Nínive era conocida como “la ciudad de
derramamiento de sangre”, y Dios la castigó para que sirviera de ejemplo (Nahúm 1:1; 3:1, 6).
Como demuestran las ruinas de Nínive, Jehová odia a los que derraman sangre y los castiga (Salmo
5:6).
La violencia tiene su origen en el peor enemigo de Dios y del hombre, el Diablo. Cristo mismo
llamó asesino al Diablo (Juan 8:44). Y 1 Juan 5:19 dice que “el mundo entero yace en el poder del
inicuo [o Diablo]”. Eso explica por qué a tanta gente le fascina la violencia. Si queremos ganarnos
la aprobación de Dios, tenemos que aprender a odiar la violencia. * ¿Es eso posible?
“Jehová [...] odia a cualquiera que ama la violencia.” (Salmo 11:5)
¿Puede una persona violenta cambiar?
LO QUE DICE LA GENTE
Los seres humanos somos violentos por naturaleza, y eso no se puede cambiar.
LO QUE DICE LA BIBLIA
Dios nos da este mandato: “Deséchenlas todas de ustedes: ira, cólera, maldad, habla injuriosa y
habla obscena [...]. Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse de la nueva
personalidad” (Colosenses 3:8-10). ¿Nos pide lo imposible? No. Todos podemos cambiar. *
¿Cómo?
El primer paso es conocer bien a Dios (Colosenses 3:10). Cuando alguien de buen corazón descubre
las maravillosas cualidades de Dios y comprende lo justas que son sus normas, empieza a amarlo y
se esfuerza por hacer todo lo posible por complacerlo (1 Juan 5:3).
El segundo es escoger bien a nuestros amigos. La Biblia nos aconseja: “No tengas compañerismo
con nadie dado a la cólera; y con el hombre que tiene arrebatos de furia no debes entrar, para que no
te familiarices con sus sendas” (Proverbios 22:24, 25).
El tercer paso es ver la violencia como lo que en realidad es: una seria debilidad. La tendencia a ser
violento refleja falta de control. La persona pacífica, por el contrario, posee una gran fuerza interior.
La Biblia afirma: “Aquel que controla su carácter es mejor que el héroe de guerra” (Proverbios
16:32)
“Sigan tras la paz con todos.” (Hebreos 12:14)
¿Acabará algún día la violencia?
LO QUE DICE LA GENTE
Siempre ha habido violencia y siempre la habrá.
LO QUE DICE LA BIBLIA
“Dentro de poco no habrá malvados [...]. En cambio, la gente humilde recibirá la tierra prometida y
disfrutará de mucha paz.” (Salmo 37:10, 11, Traducción en lenguaje actual.) Para proteger a los
mansos y humildes, Dios hará con los violentos lo mismo que hizo con los habitantes de Nínive.
Una vez eliminados, la violencia jamás volverá a quitar la paz de la Tierra (Salmo 72:7).
“Los de genio apacible [...] heredarán la tierra.” (Mateo 5:5)
Por eso, ahora es el momento de ganarnos el favor de Dios y aprender a ser personas pacíficas. La
Biblia dice en 2 Pedro 3:9: “Jehová [...] es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno
sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento”.
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