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Porque tanto amó Dios al mundo,

que ha dado a su Hijo unigénito,


para que todo aquel que en él cree no se pierda,
mas tenga vida eterna.
Juan 3,16.

PARROQUIA
“SAN PEDRO EL PESCADOR”
PARROQUIA
“SAN PEDRO EL PESCADOR”

VÍA CRUCIS
PREPARACIÓN AL VIACRUCIS
(Nos predisponemos en actitud de oración)
Guía: En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.
Lector: “Caminaban con Jesús grandes multitudes y, dirigiéndose
a ellos, les dijo: Si alguno quiere venir a mí, y no deja a un
lado a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus
hermanos, a sus hermanas, y aun a su propia persona, no
puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz para
seguirme, no puede ser mi discípulo” (Lc 14,25-27).
(Momento de silencio y meditación)
Guía: Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Guía: (La Oración la puede hacer el guía o puede hacer que todos los
presentes la repitan)
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a revivir la pasión del Señor
con tal Fe y arrepentimiento, que podamos merecer tu perdón.
Conviértenos a ti, Dios Salvador Nuestro,
y ayúdanos a progresar en el conocimiento de tu palabra,
para que así la celebración de esta Vía Crucis
dé en nosotros fruto abundante.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina
en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
PRIMERA ESTACIÓN

JESÚS CONDENADO A MUERTE


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Entonces: ¿Tú eres el Cristo,
el hijo del Altísimo?
Jesús respondió:
— Yo soy.
El sumo sacerdote, rasgándose
las vestiduras,
exclamó:
— ¿Qué necesidad tenemos de testigos?
Ustedes han oído la blasfemia...
Y todos condenaron a Jesús a morir...
(v. Mc 14,61-64; Sal 2,2-8)

Jesús, Dios de Santidad infinita, es condenado como si


fuera un delincuente. Él lo acepta con paciencia
invencible, para evitarnos la condena que nosotros
merecíamos por nuestros pecados.
Considera, alma, en esta primera estación, que es la
casa de Pilato, donde fue rigurosamente azotado el
Redentor del mundo, coronado de espinas y senten-
ciado a muerte.
Suplico, Señor mío, que por esta mansedumbre vuestra,
mortifique yo mi soberbia, para que, sufriendo las
afrentas de esta vida, humildemente logre gozaros en la
eterna gloria. Amén.
* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
SEGUNDA ESTACIÓN

JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Pilato les preguntó:


— ¿Voy a crucificar vuestro rey?
Los judíos respondieron:
— No tenemos otro rey que el César.
Entonces se lo entregó para que
lo crucificaran.
(v. Jn 19,14-17; Is 53,1-3)

Después de la flagelación, Jesús encuentra todavía


fuerzas para cargar la cruz que nosotros ponemos en sus
hombros con nuestros pecados. El amor es fuerte como
la muerte, y Jesús lo muestra en su sacrificio.
En la cruz estaba el peso de todas las iniquidades del
mundo. Y, sin embargo, Jesús, todo cariño, todo amor,
todo deseo de redimirnos, la recibe con una santa alegría
sólo por nuestra salvación.
Y yo, ¿no he de sufrir nada por mi Dios? Ruego, Señor,
me des el fervor para que tome gustoso la cruz de la
penitencia, a fin de que pueda ver y obrar siempre en el
bien. Amén.
* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
TERCERA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR PRIMERA


VEZ BAJO LA CRUZ
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Si el mundo los odia, sepan que antes


me odió a Mí.
Si ustedes fueran del mundo, el
mundo los amaría.
Recuerden lo que les he dicho:
El siervo no es mayor que su señor.
(v. Jn 15,18-20; Is 63,2-5)

Si es posible, aparta de Mí este cáliz, había pedido Jesús


al Padre. Pero a pesar de la resistencia de su humana
sensibilidad, y de la debilidad de su cuerpo maltratado,
Jesús avanza, para amarnos hasta el fin.
¡Qué triunfo para sus enemigos! ¡Qué burlas y que
blasfemias al verle caer! Y yo, ¿cuántas veces he
escandalizado a otros? ¿Cuántas veces no he corregido
las burlas y blasfemias de otros?
Ruego a vuestra divina clemencia que me des gracia
para que me levante de la culpa y que esté siempre firme
en el cumplimiento de vuestros mandamientos. Amén.

* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
CUARTA ESTACIÓN

JESÚS ENCUENTRA
A SU SANTÍSIMA MADRE
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Cuando Jesús vio a Su madre y al


discípulo que Él amaba,
dijo a su Madre:
— Mujer, he ahí a tu hijo.
Y al discípulo:
— Ahí tienes a tu Madre.
(v. Jn 19,25-27; Lam 2,13)

En una calle polvorienta de Jerusalén se cruzan las


miradas y aflicciones de Jesús y de María. Una mirada de
dolor inmenso que se aumenta en cada uno con el dolor
del otro, en mutuo entendimiento y aceptación.

Qué martirio tan cruel al encontrarse los dos frente a


frente. Los corazones del Hijo y de la Madre traspasados
de dolor, se ofrecen entonces por mí a tan doloroso
sacrificio. Y yo, ¿no amaré toda mi vida los corazones de
Jesús y María?

* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
QUINTA ESTACIÓN

JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRENEO


A LLEVAR LA CRUZ
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Habiéndose burlado de Jesús,


le quitaron la capa púrpura y
volvieron a ponerle sus vestiduras.
Y obligaron a uno que pasaba,
Simón de Cirene, a llevar su cruz.
(v. Mc 15,20-22; Sal 141,2-5)

Jesús lleva la cruz por nosotros, pero espera de nuestra


nobleza la solidaridad activa. Espera que quienes com-
partimos el regalo de la vida y de la gracia, sepamos
compartir también el sacrificio redentor.

¡Oh amadísimo Jesús! Pues por mi amor llevaste tan


pesada cruz, y quisiera que en la persona del Cirineo nos
ayudemos a llevarla, te suplico, Señor, me abrace con la
cruz de la abnegación de mí mismo; para que siguiendo
vuestros pasos, consiga los eternos goces. Amén.

* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
SEXTA ESTACIÓN

VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Y el rey les dirá:


— En verdad les digo, cada vez
que lo hicieron por uno de éstos,
lo hicieron por Mi.
(v. Mt 25,37-40; Ecco 6,14-17)

Es una mujer la que da el paso al frente. Y es la


delicadeza y el coraje de Verónica lo que sacude nuestra
cobardía y nos arrastra al testimonio. Jesús va a estam-
par su rostro en quien no se avergüenza de Él.
Considera, alma, en esta sexta estación, cómo es el lugar
donde salió la mujer Verónica, que viendo a su Majestad
fatigado, y su rostro obscurecido por el sudor, polvo, salivas y
bofetadas que le dieron, se quitó un lienzo con que le limpió.
¡Oh hermoso Jesús, que siendo afeado tu rostro con las
inmundas salivas, te limpió el sudor, aquélla piadosa
mujer con las tocas de su cabeza, y quedó impreso en
ellas!. Te suplico, Señor, que estampes en mi alma la
imagen de tu santísimo rostro y me des tu favor para
conservarla siempre. Amén.
* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
SÉPTIMA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

El cargó con nuestra debilidad


y soportó nuestros sufrimientos,
fue atravesado por nuestras faltas
y cargó sobre si nuestras culpas.
(v. Is 53,4-9)

Jesús vuelve a caer. Para volver a levantarse y continuar.


No cede, no se entrega, no renuncia a lo que ha
emprendido para mayor gloria de Dios y salvación de sus
hijos. En Cristo ya hemos vencido a la inconstancia.

¡Oh Santísimo Jesús, que por la fatiga grande de vuestro


delicado cuerpo caíste por segunda vez con la cruz!. Te
suplico, Señor me hagas conocer el inmenso peso que
tienen mis pecados, y dame tu gracia para que no me
arrastren a la pena eterna. Amén.

* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
OCTAVA ESTACIÓN

JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES


DE JERUSALÉN
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Y en la multitud había algunas mujeres


que lloraban y se lamentaban por Él.
Jesús les dijo:
— No lloren por Mí, sino por ustedes
mismas y por sus hijos.
(v. Lc 23,27-28; Lam 1,12.16)

Y en esas mujeres estamos representados también


nosotros. Somos nosotros los que lloramos por Jesús,
viéndolo tan maltratado por nuestros pecados y los de
todo el mundo. Lloramos por nosotros mismos.
“No lloréis por Mí”, les dice, “sino por vosotras y por
vuestros hijos”, esto es, por los castigos de los pecados.
¡Y yo pecando sin cesar, y mis confesiones tan frías, y mis
recaídas tan prontas!.
Concededme, oh Señor mío, que con fervorosas
lágrimas, de contrición lave mis pecados, para que esté
siempre en tu gracia y amistad. Amén.

* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
NOVENA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR TERCERA VEZ


BAJO LA CRUZ
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Heme aquí, postrado en el polvo.


Enséñame a vivir según tu palabra.
Yo confesé mis culpas
y tú me escuchaste.
Mi alma sufre, fortaléceme, mi Dios.
(v. Sal 118,25-28; 26,1-3)

El Jesús que vive en cada cristiano cae siete veces al día


para levantarse otra vez. Dios no nos pide la perfección
acabada sino la persistencia en la lucha, en la humildad
que confía en Él y nos levanta.

Pues mira, el hermano Jesús nos dice: “Yo he caído para


enseñarte a levantarte de tus caídas con el dolor de tus
culpas confesándolas humildemente y poniendo toda
confianza en Mí”. Amén,

* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
DÉCIMA ESTACIÓN

JESÚS ES DESPOJADO
DE SUS VESTIDURAS
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Después que lo crucificaron echaron


a suerte sus ropas, para cumplir
la profecía:
— Se dividieron mis ropas entre ellos,
y sortearon mis vestiduras.
(v. Mt 27,34-35; Job 5,17-18)

Desprenden con violencia del cuerpo de Jesús las ropas


adheridas a sus llagas. Sufre el cuerpo, sufre su pudor,
sufre en silencio por cada uno de nosotros. Jesús está
conquistando, con su sacrificio, nuestra castidad.

¿En qué pensabas, Jesús mío, cuando te arrancaban tus


vestidos, juntamente con los pedazos de tu carne?...
Jesús dice: “Yo le ofrecí todo a mi Padre eterno, para que
tú no sintieras arrancar de ti aquel objeto, aquella ocasión,
aquel vicio que te esclavizaba”. Ya sabes que toda fuerza
está en morir antes que volver a cometerlo. Amén.

* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
UNDÉCIMA ESTACIÓN

JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Cuando llegaron al Gólgota,


crucificaron a Jesús y a los ladrones,
uno a su derecha y al otro a
su izquierda. Jesús dijo:
— Padre, perdónalos,
porque no saben lo que hacen.
(v. Lc 23,33-34; Sal 21)

Echan a Jesús al suelo, La cruz lo aguarda, con los


brazos abiertos, para consumar el sacrificio. Las manos
que bendecían, curando almas y cuerpos, los, pies que
buscaban ovejas perdidas, reciben nuestra ingratitud.
Considera, alma, en esta undécima estación, cómo es el
lugar donde fue clavado el Señor en la cruz; y oyendo su
santísima Madre el primer golpe de martillo, sintió un vivo
dolor en su Corazón; y más, al ver que le ponían otra vez
la corona de espinas con gran crueldad y fiereza.
¡Oh clementísimo Jesús, que sufriste ser extendido en la
cruz y que claven tus pies y manos en ella! te ruego,
Señor mío, por tu maravillosa caridad, no extienda yo mis
pies y manos a maldad alguna, sino que siempre viva
crucificado contigo. Amén.
* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
DUODÉCIMA ESTACIÓN

JESÚS CONDENADO A MUERTE


Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Entonces el sol se ocultó, el velo


del templo se rasgó por el medio
y Jesús, con un grito, exclamó:
— “Padre, todo está cumplido.
En tus manos encomiendo mi espíritu”.
(v. Lc 23,44-46)

(SILENCIO TOTAL)

Todo está consumado. Jesús nos ha dado la prueba más


grande de Su amor, dando Su vida por nosotros. Era
necesario que El muriera para que nosotros tuviéramos
Vida. En Él hemos muerto, para vivir en Dios.
Mírale sus pies clavados para sujetar los tuyos, sus brazos
extendidos para abrazarte, su costado abierto para
recibirte, inclinada la cabeza para darte el beso de
reconciliación... ¿Cuándo amaré Jesús, como Él me ama?
¡Oh divino Jesús, que crucificado entre dos ladrones fuiste
levantado a vista de todo el mundo y padeciste tormentos
insufribles!. Ruego, Señor mío, sanes mí alma, y que sólo
a ti ame, a ti quiera y por ti muera. Amén.
* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
DECIMOTERCERA ESTACIÓN

JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y PUESTO


EN LOS BRAZOS DE SU SANTÍSIMA MADRE
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Cuando los soldados llegaron hasta


Jesús, vieron que ya estaba muerto,
por lo cual no le rompieron las piernas.
Pero uno de ellos le clavó la lanza
en el costado, de donde brotó
sangre y agua.
(Jn 19,33-35)

Desde el comienzo Ella estaba allí. Ella lo trajo al mundo.


Ella fue para Jesús la protección maternal. Ella lo vio un
día partir y desde entonces, en silencio, lo acompañó
solidaria, hasta compartir la Pasión, corredentora.
Madre de los Dolores, dejadme adorar el cadáver de tu
Hijo... ella me dice: “Ven, pecador, mira su rostro desfigu-
rado, sus ojos amarillos, su boca ensangrentada, sus
manos y pies taladrados, su costado abierto, todo su
cuerpo destrozado”. ¡He aquí la justicia de Dios! ¡He aquí
el absurdo de tu pecado!
¡Oh Madre de misericordia! Por las penas que padeciste
cuando pusieron a tu amado Hijo en tus brazos, y fue
ungido por tus manos, suplico ten compasión por
muchas penas que te hemos ocasionado. Amén.
* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
DECIMOCUARTA ESTACIÓN

JESÚS ES SEPULTADO
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En el lugar donde había sido crucificado
Jesús había un huerto, y en el huerto
un sepulcro nuevo donde nadie todavía
había sido enterrado.
Como el sepulcro estaba muy cerca
y debían respetar el Día
de la Preparación de los judíos,
enterraron allí a Jesús.
(v. Jn 19,41-42)

José de Arimatea, tomando el cuerpo, lo envolvió en una


sábana limpia, y lo colocó en el sepulcro nuevo, cavado
en la roca. El cuerpo sin vida de Cristo, su muerte, no es el
sello definitivo de su obra. La última palabra no pertenece
a la falsedad, al odio y al atropello. La última palabra será
pronunciada por el Amor, que es más fuerte que la muerte.
“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él
solo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn 12,24). El
sepulcro es la última etapa del morir de Cristo en el curso
de su vida terrena; es signo de su sacrificio supremo por
nosotros y por nuestra salvación.
Pidamos a Jesús que nos haga experimentar la verdad
de su Palabra: “Hay mayor felicidad en dar que en recibir”
(Hech 20,35). Danos fuerzas Señor para ser testigos de
esperanza entre quienes nos rodean, y ayúdanos a
recordar que “amor con amor se paga”. Amén.
* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.
Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre. Amén.
DECIMOQUINTA ESTACIÓN

AL TERCER DÍA JESÚS RESUCITÓ


DE ENTRE LOS MUERTOS
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Al atardecer de aquel día, el primero
de la semana, estando cerradas,
por miedo a los judíos, las puertas
del lugar donde se encontraban
los discípulos, se presentó Jesús
en medio de ellos y les dijo: «La paz
sea con vosotros».
Dicho esto, les mostró las manos
y el costado. Los discípulos se
alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo
otra vez: «La paz, sea con vosotros.
Como el Padre me envió,
también yo os envío».
(v. Jn 20,19-21)

Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios


Padre todo poderoso, para interceder por nosotros, para
preparar un lugar para nuestras almas y para enviarnos
el Espíritu Santo a santificarnos.

¡Señor, yo creo en la Resurrección, yo confío en ti y yo te


adoro!. Amén.

* Petición.
* Padre Nuestro y Ave María.

Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro


Señor Jesucristo y los dolores de su afligida Madre.
Amén.
AL TERMINAR EL VIACRUCIS
Guía: Recemos por las intenciones del Papa…
(Revisar la siguiente hoja que indica las intenciones del Papa por
cada mes, mencionarlas y rezar la oración de intercesión).

Guía: (La Oración la puede hacer el guía o puede hacer que todos los
presentes la repitan)

ORACIÓN DE INTERCESIÓN
Dios, Padre nuestro, llena nuestras vidas con tu compasión,
para que vivamos en la generosidad del perdón.
Te pedimos por las intenciones de nuestro Santo Padre: El Papa […],
por la Iglesia y todos sus miembros,
en especial por aquellos presentes hoy aquí.
Señor, haz que resplandezca en todos tu rostro
y muéstranos el camino de tu amor.
Sé nuestro apoyo en las dificultades y desánimos.
Sé nuestra fuente de confianza y de vida.
Guíanos con tu Espíritu para cumplir tu voluntad
y danos un corazón nuevo.
Todos: Amén.
(Terminar rezando un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre)

Todos: Amén.
Guía: Te pedimos, Señor, que descienda abundante bendición
sobre tu pueblo que hoy ha recordado la pasión de tu Hijo,
con la esperanza puesta en su resurrección.
Haz que obtengan el perdón, acrecienten su Fe y así
aseguren su salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.

NOTA: Invitar a los presentes al siguiente Vía Crucis según se indica en


el programa.
INTENCIONES DE ORACIÓN DEL SANTO PADRE:
EL PAPA FRANCISCO PARA EL AÑO 2018
FEBRERO
Universal: NO A LA CORRUPCIÓN.
Te pedimos Señor, para que aquellos que tienen un poder material, político o
espiritual no se dejen dominar por la corrupción. Roguemos al Señor.
Todos: Te lo pedimos Señor.

MARZO
Por la evangelización: FORMACIÓN EN EL DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL.
Te pedimos Señor, para que toda la Iglesia reconozca la urgencia de la
formación en el discernimiento espiritual, en el plano personal y comunitario.
Roguemos al Señor.
Todos: Te lo pedimos Señor.

CRONOGRAMA DE VÍA CRUCIS LOS VIERNES DE CUARESMA


LUGAR DÍA / HORA RESPONSABLES Y MINISTROS ACOMPAÑANTES
16/02 Ministros de la Eucaristía
Parroquia 7 p.m. (Todos los Ministros)
23/02 Misericordia / San Juan Macías
Zona 0 7 p.m. (Mirna Pedreros y Max Curo)
02/03 Oración San Pedro / San José
Zona 1 7 p.m. (Miguel Uchuya y Ramiro Veltran)
09/03 Amén / Juan Pablo II
Zona 2 7 p.m. (Carlos Anglas y Pedro Velásquez)
16/03 Legión de María / V. de la Esperanza
Zona 3 7 p.m. (José Juárez y Estefanía Espinoza)
23/04 COE / San Agustín
Zona 4 7 p.m. (José Malca y Lucila Laguna)

Nota: Por favor entregar el libro del Vía Crucis y las estampas de cada estación
a los siguientes grupos responsables según el cronograma. Muchas Gracias.

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