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Alcides de Maria

(Calisto el Ñato)

POESIAS CRIOLLAS
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CLARIDAD

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Cantos Tradicionales
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(CALISTO EL ÑATO)

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Cantos Tradicionales

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EDITORIAL CLARIDAD
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BUENOS AIRES

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POESIAS CRIOLLAS

EL PAYADOR

Como en el o »mpo la flor El canta cuanto se encierra


de incompara ole belleza de la P atria en la extensión;
a que da naturaleza y en amena descripción
su fragancia y su color, las costumbres de su tierra;
así nace el payador él pinta el bosque y la sierra,
que a la calandria remeda el arroyuelo y el n o ;
porque, cuando le hacen rueda, las lágrimas del rocío
imita al pájaro aquel, que seca el viento fugaz,
alzando el canto como él y al gaucho diestro y audaz
cuando canta en la arboleda... que monta al potro bravio.

Flor que presta amenidad El sabe, cantando amores,


y del campo es ornamento, darle a su voz la ternura
destello del pensamiento con que el arroyo murmura
brillando en la oscuridad; cuando acaricia las flores,
bardo que en la soledad y, si cantar los rigores
alza su voz inspirada, quiere del bien a que adora,
remedo de mucho nada, tiene su voz seductora
mezcla de acíbar y miel, que suena como un lamento,
genio que busca oropel el melancólico acento
para su gloria so ñ ad a... de la tórtola que Hora.

Ritmo que a un tiempo atesora El tiene el eco potente


como en copioso raudal de sonora catarata
el eco del ven dabal cuando su labio relata
y el trino de ave canora; las hazañas de un valiente;
cuerda que ríe y que llora él canta con voz doliente
con la misma vibración, la ausencia del'bien querido,
latido de un corazón y hace llegar al oído,
que siente dichas y penas, si narra vengado ultraje,
conjunto de horas serenas como el rugido salvaje
y de violenta pasión, del león que se siente herido. . ,
Con intuición, de poeta El es quien, con sus canciones
y las alas de su anhelo hace al paisano gozar;
remonta a veces el vuelo el que consigue animar
a la mansión de un planeta; la ramada y los fogones;
él a reglas no sujeta el que alegra las reuniones
su inspiración ni su idea, en las yerras y carreras,
él canta lo que desea, el que pasa las tranqueras
lo que siente, lo que estima. . . sin permiso del p a tró n .. .
porque solo, canta y rima y libre, como el alcón,
como el pájaro gorgea! cruza montes y praderas.

Lleva entre el poncho escondida El que del gaucho matrero


la guitarra quejumbrosa cuenta la vida pasada
con que se canta a la hermosa y la tapera olvidada
los pesares de la vida, donde ocultó el parejero;
ese instrumento en que anida las hazañas del guerrero,
como esencia de su sér los pesares de la ausencia
los recuerdos de su ayer, y la cruz que en la eminencia
su tristeza y su alegría señala la humilde fosa
y el cariño o la falsía del que en la lucha gloriosa
del amigo y la mujer. murió por la independencia.
CRIOLLA

Hermosa luna plateada hermosa flor de este pago;


cae del rancho en la techumbre, ahí va, como un eco vago,
y con su pálida lumbre mi queja hasta tu querencia,
besa la tosca enramada; mientras yo aquí de tu ausencia
murmurando la cañada apuro el amargo trago.
se oye con tenuos rumores,
y el perfume de las flores “Por entre senda de abrojos
llevan las auras sin ruidos arrastro mi vida triste
mientras duermen en sus nidos desde que mi pecho heriste
los alados trovadores. con el puñal de tus ojos;
de mi dicho los despojos
Y de la noche callada se ha ido llevando la suerte,
en el silencio campero, y aunque vivo por quererte
bajo el rústico alero no das alivio a mi herida,
de una pajiza morada, porque tu amor es mi vida
- suena una voz bien timbrada, de mi dicha los despojos
un melancólico acento,
que como triste lamento En ondas del sentimiento
en oleajes de ternura la voz del cantor agreste
repercute en la llanura fue por el cielo celeste
dando estas quejas al viento: rodando como un lamento;
plegó sus alas el viento
“Estrella de eterno giro que cruzaba la pradera,
que alumbras en mi camino, se hundió la luna en su esfera
arroyito cristalino tras de nubes en girones
donde por beber suspiro; y enmudecieron los sones
espejo donde me miro, de la guitarra campera.
PRELUDIOS

El hpmbre desde chiquito Después, joven ardoroso,


ya comienza a padecer, siente punzante dolor
trayendo un signo al nacer cuando el dardo del amor
de eterno dolor escrito. le arrebata su reposo;
Ve la luz, y el primer grito, y si acaso del esposo
como un murmullo del río logra llegar al ideal,
lanza, tal vez porque frío de su ventura el caudal
siente el aire de la tierra no será tal que no sienta
que en leve soplo se encierra alguna vez la tormenta
en su organismo vacío. de la vida conyugal.
Luego llora los rigores Luego, la lucha sin fin,
del principio de la vida, la lucha por la existencia
que es la pena inmérecida en que se oye en la eminencia
de los primeaos dolores; la diana de algún clarín,
nubes que ya en los albores y en que del destino ruin
de la existencia mundana no falta nunca un chirlazo,
entre los tintes de grana el azote de algún brazo
entremezclan mancha obscura que como un injusto juez
como la sombra que augura arrebata en cada vez
los pesares del mañana. del corazón un pedazo.
Cruzando nuevos senderos Y al último, cuando viejo,
siente entre bruscas caídas, sólo guarda en su poder
el dolor de las heridas un cristal que viene a ser
al car los pasos primeros; de la experiencia el espejo;
niño ya, los derrotei’os en que se graba el reflejo
busca de las travesuras, del sol de la juventud,
y sus plantas inseguras del amor y la virtud
para trepar las colinas las estelas de pureza,
hallan escollos y espinas y entre auroras de belleza
que le causan am arguras. . . las sombras del ataúd. . .
Y es ese, si bien se mira y del joven la ilusión;
el final de esa batalla recuerdos que en un.rincón
en que cae el que desmaya viven del alma escondidos
y en que el que vence, suspira; y que suenan confundidos
en que siempre una mentira en un unísono son.
hay tras una realidad,
fortuna y adversidad Mariposa de la idea
como escrita por los hados, que rompe el negro capuz
risas y llantos mezclados y del recuerdo a la luz
y al fin a l. . . la eternidad! . . . alegre revolotea;
pensamiento que aletea
Y con todo eso, se lucha por el Edén del pasado,
por llegar a la vejez, y entre las flores del prado
y más dulce cada vez que en un tiempo recorría
a la esperanza se escucha; suele encontrar la armonía
nunca parece que es mucha de algún ensueño dorado.
la existencia aunque sea mala,
porque, cual ruido de una ala ¡Dichoso del que en la tierra
hay una voz mensajera ha vivido de ilusiones,
que le dice al triste, ¡ espera si algunos blancos girones
que vuelva el sol con su g a la ! en su corazón encierra!
¡ Dichoso del que destierra
Y yo su luz esperando remordimientos tiranos,
como en regiones polares, cuando al sondar los arcanos
por auyentar mis pesares de la dicha y de su duelo
vivo siempre bordoneando; vierte gotas de consuelo
pretendo de cuando en cuando en los pensares mundanos!
dar a las notas dulzura,
y aun cuando ya siento dura El hombre desde chiquito
y aun en el instrumento, ya comienza a padecér
suelo imprimirle a su acento trayendo un signo al nacer
expresiones de tern u ra. . . de eterno dolor escrito;
pero a ese signo inaldito
Son blancas nubes de armiño suele' torcer el destino
de un cielo que no fenece, cuando alumbra su camino
que el corazón no envejece con mágica irradiación
para sentir el cariño; como un destello divino,
son las venturas del niño la luz de la inspiración
A m MADRE EN SU DIA

(Inédita)
Un año más, jun año! madre mía,
Otro paso avanzado hacia la huesa,
¿Y no ha de estar el alma en este día,
Sumida en melancólica tristeza?
¿No ha de sentir el hijo que te adora
Deshecho el corazón en mil pedazos
Si cada año que pasa, cada hora
Lo aleja más y más de entre tus brazos?
Tú sabes más que yo cuánto es un año
Lejos del ser que se ama con ternura,
Triste vagando por un suelo extraño
Donde la copa del pesar s§ apura.

Donde se viste la horfandad de luto,


Donde todo semblante es siempre esquivo,
Donde se queda el corazón enjuto,
Donde no hay nadie que se llame amigo..

Donde es el cielo al parecer severo,


Donde dice natura en su m urmullo:
“No busques impresiones, extranjero,
Porque el suelo que pisas no es el tuyo”.

1 Oh madre! entonces la razón se agita,


Tristes recuerdos en su afán revuelve,
La faz se torna sin calor, marchita,
Y negra sombra la existencia envuelve.
¿Será que el alma su ilusión le falta?
¿Será que el germen de su dicha muere?
Es que un recuerdo el pensamiento exalta
Que lo consume y sin cesar lo hiere. . .
Tú bien lo sabes, porque siempre fijo
Tu pensamiento en una sola idea
La imagen busca por doquier del hijo
Que más adoras cuanto más desea.
Y habrá horas tristes que tu pecho gima
Al descubrirlo tu ávida mirada
Cual planta que vegeta en otro clima
E n árido desierto abandonada.
¿Crees que no acaso tu dolor comprendo
Cuando comparto nse tormento rudo?
Si otro año llevas de vivir sufriendo,
Yo también sufro solitario y mudo!
Jam ás mi pecho de placer se expande
Cuando te busca el pensamiento mío;
Y no es acaso tu dolor más grande,
Quizá está más mi corazón vacío.
Si un hijo ausente tu cariño llora
Otros te brindan su filial terneza.
¿Yo dónde el seno encontraré, señora,
Do reclinaba mi infantil cabeza?

¿Dónde otra madre que mi sueño vele


Que a mi sonrisa con placer sonría?
¿Dónde otros brazos do a estrecharme vuele
Como en los brazos de la madre mía?

Juzga mi pena por un solo instante


Por la congoja que en tu pecho sientes,
Y di si no es mi padecer bastante
P ara secar del corazón las fuentes.
Ya otro año llevo solitario y triste
En que he vivido de la pena esclavo,
Que ya la dicha para mí no existe
Porque he perdido tu materno halago.
Y no es ¡oh madre! mi dolor en vano
Que en este otro año que te lloro ausente,
¡Se ha vuelto acaso tu cabello cano,
Tal vez de arrugas se cubrió tu frente!
Mas si aunque tarde me permite el hado
Pisar la patria que distante miro,
Y saludar a tu regazo amado
Antes que des tu postrimer suspiro.
Si aun roto el manto de mi noche oscura,
Brillar un rayo de esperanza veo,
Si aun lucen horas de mayor ventura
Para cumplir mi abrasador deseo.
Yo beberé sobre tu faz divina
El llanto puro que tu vista anega,
Cual lame el sauce que el ramaje inclina
El claro arroyo que su tronco riega.

Iré a saciarme de gozar sediento


En las caricias que tu amor prodiga,
Y cuando el sopolo de tu suave aliento
Mezclarse al mío con placer perciba.
No más pesares tu existencia tenga
Que si hoy tu dicha mi cariño absorbe,
Yo el báculo seré que te sostenga
Cuando «u espalda la vejez encorbe.

Gualeguaychú, Julio 18 de 1863.


PARA EL ALBUM DE ENRIQUETA

(Inédita)

Cuando la roja llama que en el desierto brota,


Cuando una chispa ardiente rodando va a caer
Sobre la seca yerba que el huracán azota
Formando vasto incendio que inflama su poder.
i*
Así la chispa eléctrica de tus divinos ojos
B rotar hizo a mi alma el fuego del amor,
Y soy humilde esclavo que ríe a tus enojos
Por contemplar, mi santa, tu rostro seductor.

Aun cuando mis caricias me pagues con rigores


Las huellas de tus plantas mi labio besará,
Tal vez de mi camino marchitarás las flores,
Mas nunca que te olvide tu enojo logrará!
A MI ESPOSA EN SU DIA

(Inédita,)

Cuán breves se deslizan los años de la vida,


En tanto que se apuran los goces del hogar,
Que vela nuestro sueño, cual ángel tutelar.
Viviendo siempre al lado de la mujer querida
Yo sé como se goza, corriendo la existencia
Por entre esos senderos de flores y de luz,
Vergeles donde crece la flor de la inocencia
Que al maternal arrullo entreabre su capuz.
>Yo sé como se goza; por eso es que se aumenta,
Si aun aumentarse puede mi afecto conyugal,
Porque mi dicha toda tan sólo se sustenta
Con ver como tú apuras la dicha maternal.
¿Qué extraño es, pues, que goce si a nuestros corazones
Los une una cadena de dobles eslabones
Nacidos ya sin duda para saber amar,
Que nada ya en la tierra las puede separar?
Tú sabes que son ellos cuatro, ángeles del cielo
Que Dios te ha concedido en premio a tu virtud.
Y que serán mañana tu dicha y tu consuelo
Como eres, Enriqueta, mi gloria y mi laúd.
Feliz si puedo siempre con mi trabajo honrado,
Colmar las ambiciones que tengo para ti;
Si la vejez un día sorpréndeme a tu lado
Gozando las caricias que siempre merecí.
No puede más mi labio decirte en este instante
Que a tu natal joh esposa! no falte yo jam ás?..
Recibe de tus hijos y de tu esposo amante,
Como una ofrenda digna, un ósculo de paz!
Julio,w 14 de 1880.
*
* GUITARREOS '

©ejuro que es como vicio El gaucho sobrio y de bríos


!mi afición a guitarrear, para el trabajo campero,
!y al ñudo quiero aflojar nunca vive sin dinero
trabajando en el oficio, ni anda con cintos vacíos;
ieomo atrae el precipicio tiene sombra en los estíos
así arrastra la vihuela, y en los inviernos abrigos;
y el gaucho como en la escuela nunca le falta un amigo
¡va formando su afición que lo adule y que lo aliente,
4a la orilla del fogón ni una m ujer consecuente,
• entre amargo y centinela. ni una maleta de trigo.
!. Aunque parezca zoncera, Siempre tiene en su fogón
:j para el criollo, en rigor, buena leña que prender,
t ino hay ninguna agua m ejor' y en las horas de comer
;í que el agua de la caldera; un costillar o un capón*
con esa agua recupera no le falta en el galpón
¡i las fuerzas en un amargo/ una pilita de cueros,
ff le viene como de encargo animalitos tamberos
para alentarlo a su ser, que den leche en abundancia,
J aunque tenga que correr su buena chacra en la estancia
i carrera de tiro largo. y algún par de parejeros.
Eso tiene el campo ameno Con eso, la compañera
[ donde el alma se dilata, que le haga los amasijos,
se goza con poca plata y con'unos cuantos hijos
y cualquiera goce es bueno; que le cuiden la tranquera,
basta que se ponga freno ninguna dicha supera
a las pasiones violentas, a la dicha del campero,
que se eviten las tormentas que, cuando brilla el lucero
del trago y de las pasiones siente, al salir de su choza,
que hacen lucir los facones el viento que le roza
en los arreglos de cuentas. por el ala del sombrero.
¡Ay!, quién me diera a mis años Deja sonar tus bordonas
como postrer despedida, colmando mi ardiente anhelo
el descanso de la vida . con los acordes de un délo
entre los mansos rebaños de esos que sólo tú entonas;
allí donde no hacen daños que entre las campestres zonas
las ambiciones mundanas, es donde vive tu acento,
donde en las tibias mañanas cuando en febril sentimiento
rayos de auroras salpican o cuando en notas amantes
las flores con que fabrican vuelan tus ecos vibrantes
las abejas, lechiguanas. -entre las alas del viento.
Donde en los rústicos prados ¡ Tiempos dichosos aquellos
y entre follajes umbrosos en que con mano segura
se oyen trinos melodiosos oprimiendo tu cintura
de los cantores alados, te arrancaba acentos bellos;
donde en surcos dilatados en que la mente destellos
corre el agua en las arenas, solía dar de luz divina,
donde en las tardes serenas y del valle a la colina
esparce aroma la brisa, y del bosque el arroyuelo,
y el silencio poetiza cruzaba en rápido vuelo
las soledades amenas. cual viajera golondrina!
¡Guitarra de mis amores, Ahora sólo la aflicción
templa tus cuerdas sonoras, hace que siga en mi escuela
para cantar las auroras mientras que, como una vela
que cantan los payadores! se apaga mi inspiración;
la canción de los pastores ahora es viejo el mancarrón
cuando conducen su hacienda, y maceta, por lo visto;
la décima en que a su prenda ya como antes no me alisto
el gaucho sus penas canta, entre las buenas achuras;
y el compuesto que levanta sólo le quedan posturas
como patriótica ofrenda. al pobre Viejo Calisto.
LA CARRETA

A la Sociedad “La Criolla"

Cantando a la atrla amada es la antigua, la toldada,


pasé mis años mejores, que aunoue de marcha pesada
y ahora siento los rigores ha de andar siempre distante
de aquella gloria pasada; llevando yuntas de aguante
porque hoy que no tengo nada de quedarse empantanada.
paso la vida penando,
cómo quien va manotiando Pues bueno; hace ya un tirón
entre pura agua salobre, que pico en una carreta
que llegar aviejo y pobre que por lo linda y paqueta
es casi como irse ahigando va llamando la atención;
de tan buena construcción
El consuel que me queda que en viaje de largo trecho,
es el del gaucho de garra, siempre marchando derecho
que solloza en la guitarra en ninguna parte escolla;
mientras la bola le rueda, la carreta es “La Criolla’’
y el de que, cuando no pueda que va salvando el repecho.
tocar siquiera un estilo
me quedará el refosilo Pronto tendremos, quizás,
que da el acero templao, lato Idad a en la cuchilla,
como machete mellao que no ha de ser maravilla
que en un tiempo tuvo filo. mientras sigamos en paz,
y mientras que el capataz
Para el trabajo, siy franco, Braulio Araujo la maneje;
aunque con poca fortuna, basta con que Dios nos deje
trabajando a sol y a luna dos cosas en la bolada:
no he sido lerdo ni manco; el aumentar la boyada
a las faenas del campo y el juntar sebo pal eje.
me aficioné de muchacho
y aunque hoy no me les agacho Y con esto me despido
como antes, con tanta gana, saludando al auditorio
suelo empuñar la picana que a esta velada o velorio
y encasquetarme mi gacho. como siempre ha concurrido;
y al despedirme les pido
Esa afición de carrero que si el volver les es grato
* no h£ perdido ni un poquito, desde ahora me cierren trato
y puedo, aunque seta al tranquito.para venirse en montón,
pecar a un buen delantero. y pegarle... un coscorrón
La carreta que prefiero el viejo Calisto el ñato.
EL BAILE

Dentro de un rancho de paja Las mujeres convidadas


que algunas velas alumbran y mujeres de la casa
y cuyos techos se encumbran sus vestidos de zaraza,
sobre tosco pedestal, bien cargados de almidón,
se oyen sonar como a dúo una vincha en la cabeza
dos guitarras gemidoras y como adorno más bello
como las notas sonoras un pañuelo que en el cuello
de un concierto musical le sujeta algún florón

Son dos paisanos que hieren Dándose frente en batalla


con su natural talento se colocan las parejas,
las cuerdas del instrumento dan las guitarras sus quejas^
que nadie les enseñó, más dulces que el ruiseñor,
y con su son acompañan y con acento que expresa
a los que bailan cielito su apasionado deseo,
y el pericón favorito tras un breve bordoneo
que cantan en su caló. así prorrumpe el cantor:

Los bailarines ostentan El que vive penando


como especiales vestidos por una dama
sus ponchitos .recogidos el llanto de sus ojos
sobre el hombro con desdén, también derrama,
un pañuelito a la espalda quereme mi vida, quereme mi amor,
terciao de un molde prolijo, miró que me muero de tanto dolor ;
y sombrero con barbijo mirá mi pena, •
sobre la nuca o la sien. consolóla, mi alma,
y hagan cadena.
Apenas de estas estrofas La voz de mando se escucha
expira el último acento y el vals al punto comienza,
que la voz del sentimiento cada pareja se trenza
nos parece modular, en cuanto suena la voz;
ya las parejas se acercan se arrolla el poncho el paisano
y haciendo cadena entera si acaso estorbo le causa
cada cual su compañera y así valseando con pausa
vuelve de nuevo a tomar. sigue uno del otro en pos.

Entonces a las guitarras De repente la guitarra


se les hace una pregunta suena en pausado rasguido,
el hombre y m ujer se junta todos al punto el oído
haciendo frente otra vez, ponen atento al cantor
y al son ’de las castañuelas y éste de nuevo entonando
que con los dedos imitan como que allí se lamenta
los bailarines se agitan de esta manera les cuenta
zapateando con los pies. las desdichas de su amor:

Y en esta parte es que luce Como el pájaro triste


su agilidad vel paisano, que pierde el nido,
gracioso, esbelto y liviano así voy yo lejos
para seguir el compás, del bien perdido.
y haciendo en cada figura Y ahora que sus ojos no puedo m irar
unos trenzaos con los pieses se secan los míos de tanto llorar,
como al solos los ingleses, porque ellos fueron
sin que se turben jamás. los que a mis tristes ojos
la luz le dieron.

Después que ya el zapateo Así termina el paisano


acaban los bailarines su melancólico canto,
dos vueltas con retintines las parejas mientras tanto
a sus chinas hacen dar, vuelven su puesto a tomar
y el que el pericón dirige y al que el pericón dirige,
porque no salgan al trote en cuanto dicen aura,
manda al son de camálote con voz resuelta y sonora
que comiencen a balsiar. así se le oye m andar:
“¡Aura mesma, caballeros, desde la hora en que te vi
atacando y abran brecha; y si hoy padezco por ti
sostenido a la derecha y quieres calmar mi pena,
y zapatiando no más!”; dime que no eres ajena
y a poco que le obedecen y que tu amor no perdí.”
sin que ninguno se exceda
manda a todos hacer rueda
La paisana que se siente
mientras siguen el compás.
de tal modo requebrada
al paisano su andanada
le larga con intención,
Se miran los bailarines y si es que acaso le gusta
y de las manos se agarran, y alguna inconstancia advierte
sigue el son de las guitarras, más o menos de esta suerte
pegan la vuelta en unión; le dice en su relación:
y cuando se le hace bueno
vuelve a dar la voz de mando “Pajarito a tu dueña
y a la bolsa van dentrando con tal ternura le cantas,
por yuntas, sin distinción. ¿para qué sirve tu amor
si la constancia te falta?” *

Un aplauso general
Después que una cae adentro saluda al punto a la moza,
la rueda pega otra vuelta, el compañero se goza
el gaucho a su china suelta en su triunfo y en su afán;
mientras que calla el cantor; cae otra yunta a la bolsa
y en una estrofa adecuada de nuevo la vuelta empieza
que rilación domina y otra copla se endereza
así le dice a su china la paisana y el galán.
como haciéndole el amor:
Después de esto se repiten
en el baile las figuras
zarandeando las cinturas
“Reclinado entre tu seno cuando llega la ocasión,
mi bien, quisiera vivir, y si acaso es de recibo
pero antes me has de advertir y bastante la mozada
si el corazón es ajeno; al rayar la madrugada
mi pecho está de amor lleno se termina el pericón.
DIANA

¡PintA de rosa la aurora Siente balar la majada


n jal horizonte azulado que está cerca, en el chiquero,
! |y del trovador alado y piafar el parejero,
.Mse oye la nota sonora; cuando llega la alborada;
¡ Ja brisa, que ríe y llora, al palenque mira atada
í forma fantástica orquesta, la lechera de su china,
■¡j'y mientras su frente enhiesta y como que se imagina
i no alza el sol en la cuchilla, eñ su morada dichoso,
¡ i la luz del alba que brilla un amargo bien sabroso
<*va alumbrando la floresta. va a tomar en la cocina.
Todo es risueño y hermoso Pues, cuanto tan dulce encanto
- ■' y todo a placer convida, se vislumbra en el fogón,
•¡ en esa hora en que la vida a esa hora en que la ilnusión
>:.■ ¡ vuelve al campo silencioso; tiende en el cielo su manto;
/-■( el arroyo quejumbroso como las voces de un canto
r ¡ j más dulcemente murmura, que saluda la mañana,
y entre la verde espesura suena también otra diana
j que débil luz engalana, que con sus ecos cautiva
| se oye la armónica diana como la voz expresiva
! que despierta a la natura. de guitarra americana.
|
Del rancho el techo pajizo Es el concierto campero
f; se alcanza a ver en la loma, a que mezcla el paisanaje
; y alegre el gaucho se asoma los murmullos del paraje
j a su puerta, de improviso, y los cantos del hornero;
i de allí contempla el hechizo es la sombra del alero
j que para su gusto encierra y el perfume de los pagos,
la esmeralda de la tierra, en que va bebiendo a tragos
| -la frondosidad del monte, en sus dulces desarrollos,
y allá, por el horizonte, a los recuerdos criollos
la silueta de la sierra. de sus pasados halagos.
A esa diana matutina alzan su voz los zorzales,
qué suena dulce y sonora y sobre altos pedestales,
cuando le rasga la aurora como bosquejos de atletas,
a la noche su cortina; se destacan las siluetas
a esa plegaria divina de los gauchos orientales.
de las brisas y los nidos,
une el toro sus mugidos ¡Adelante!, compañeros,
y el arroyo las canciones, que en el rancho del paisano
que entre los sauces llorones nunca falta un mate a mano,
ruedan, Como ecos perdidos. ni guitarra, ni yesqueros.
Alleguen los parejeros
¡Arriba! gauchos jinetes, al palenque, o la enramada;
que en la cuesta y la cañada si les gusta la bolada
ya saluda a la alborada háganle un dentro a la china,
el relincho de los fletes; y pasen pa la cocina
¡arriba! que ya en los bretes que está el agua preparada.
la novillada se estrecha
y el avestruz, como flecha, t Si alguna sabe tocar,
va a cruzar el campo abierto, que a la fija ha de saber,
con la gama del desierto por guitarra no ha de ser
que al alba plácida acecha. que deje de preludiar.
Tenemos que festejar,
¡A rriba! que el cimarrón a la orilla del fogón,
como su m anjar más grato la fecha en que la nación
va a ensillar “Calisto el Ñato” por los gauchos libertada
a la orilla del fogón. dichosa y alborozada
¡A rrib a !... la tradición juró su Constitución.
se despierta en esa diana
que, como la voz humana Demos bien alto unos vivas
de los viejos luchadores, entre cohetes y algazara,
los saluda a los albores llevando flores al ara
de la espléndida mañana. de la gran patria de Artigas,
de aquel, que con sus fatigas
De oro y grana los colores conquistaba libertades,
que en el cielo el alba apiña, que no arrastró en las ciudades
éngalanan la campiña del esclavo la cadena,
con sus ropajes mejores; y cuyo nombre resuena
entre un coro de rumores del campo en las soledades.
A Juan Torora.

[Juna, m antel si había sido De esa suerte la potranca


tromo pingo perdiguero veríamos en el camino
jtque cuando agarra el sendero y despacito y con tino
Ifira parejo y seguido: la palmamos por el anca,
gaucho avispao y curtido cada cual copa la banca
Idejuro qué es seguidor, sus razones alegando,
ty canta que es un primor nos divertimos jugando
til compás de su instrumento, como quien juega al choclón,
jjío mismo con patrio aliento tiramos por diversión
IIque con aliento de amor. pero a lastimamos, ¡cuándo!
iDe valde se hace el mansito ¡Oigale el duro el Torora
] por ver si aflojo manija, que había sido retobao
?anda por darme una fija y como gallo encelao
<j y la intención le palpito, de cría que no se atora!
ij barajando dispacito Canta como ave canora
j quiere quebrarme la liga, que en los días de verano
porque, amigo, no me diga desde algún árbol lozano
que no hincho el lomo arisqueandoentre alegres aleteos
cuando lo iba rasqueteando suelta sus dulces gorjeos
pu’abajo de la barriga. de mañanita temprano.
Es verdá que en seguidita ¡Bien haiga nuestra tierruea
y viendo que era chacota que cría al gaucho de su laya
me devolvió la pelota que hace incapié donde raya
sin que le hiciera colita, y a cualquiera le retruca!
y eso es lo que ahora me incita ¡Choque aquí, que no machuca
a seguir el contrapunto, de su mano el apretón!
porque mis ideas rejunto choque con satisfacción
y le aflojo si colea, y apriete, que esta bolada
y usté hace ver que pelea no ha de ser en la cinchada
y no se da por dijunto. la del último tirón.

i
LA AUSENCIA

Trobo
Aquí me pongo a cantar
como ave que se lamenta,
del bien que tanto adoraba
llorando la triste ausencia.

El bien por quién yo suspiro En vano busco el camino


se encuentra lejos de aquí, que me conduzca a su lado,
y me lamento, ¡ay de mí! siempre triste y desgraciado
porque sus ojos no miro; me lo oculta mi destino;
solitario en mi retiro solitario y peregrino
y sin poderlo olvidar, por ese amor que soñaba
por dar consuelo al pesar aquí voy con la alma esclava
que el corazón me desgarra llorando mi desventura,
al compás de mi guitarra porque perdí la hermosura
aquí me ponga a cartar. del bien que tanto adoraba.
Paso el invierno en tristura Dejen que eí mundo recorra
como quien la muerte espera quejándome de mi suerte,
y al llegar a la primavera por ver si alguno lo advierte
no florece mi ventura, y este recuerdo me borra;
el sol los rayos fulgura y si el dolor nb me ahorra
con que en verano se ostenta, que mata con su inclemencia,
y cuando su luz se au-enta que se acabe mi existencia
del otoño en la estación como eterna despedida
se queja mi corazón de esa ilusión de mi vida
como ave que se lamenta. llorando la triste ausencia
EN LA TAPERA

uj Rancho que fuiste un día Albergue donde mi amor


lia mansión de mi ventura, tuvo en un tiempo su nido,
y más tarde sepultura y hoy paraíso perdido,
:¡de la dicha que tenía esperanza muerta en flor;
V lugar donde la alegría el eco de mi dolor
Idel corazón rebosaba, deja que ruede en tu ruina,
cuando dichoso habitaba vieja planta que se inclina
aj bajo tu techo, mi dueña, como la vida exhalando...
' i j y hoy la sombra que diseña y en que sólo está anidando
'¿ íj la suerte que me esperaba. la viajera golondrina.

t
EL MATRERO

f oíj Noche callada y serena Decidle que esta horfandad,


;j que ocultas florida alfombra más cruel que la del proscrito,
v. j y guardas entre tu sombra ía sufrí por el delito
i í| el misterio de mi pena; de ambicionar libertad;
-’i-i arroyo que por la arena que es negra fatalidad
" i ! arrastras tu linfa pura, la que me impone la suerte,
' .ri viejas copas de verdura vivir como un ser inerte
1 "oli donde anida la torcaz, o ser presa de un verdugo,
"" >l! llevad, como eco fugaz, el sacrificio o el yugo,
/. «I ■ la
* voz de mi desventura. la esclavitud o la muerte.
r oj Id, y decidle a quien llora Noche callada y serena
,r‘ ü| la desdicha del ausente, que ocultas florida alfombra
como me quema la frente y guardas entre tu sombra

Í la pena que me devora ;


que cuando asoma la aurora
Volviendo al campo la vida,
r¡ X yo me oculto en la guarida
el secreto de mi pena;
si el ruido de mi cadena
repercute por los Llanos,
id, llevadle a mis hermanos
wobl' donde mi derecho inmolo la voz del paria oriental,
a X / en que vivo triste y solo que el silencio criminal
m /como fiera perseguida. entroniza a los tiranos.
BORDONEOS

A mi hija Aura.

Cantil el pájaro en la rama A los céfiros las flores,


expresando su ternura, entreabriendo sus corolas,
al compás de los vaivenes dan perfumes deleitosos
de algún gajo cimbrador, que se esparcen por doquier,
y yo canto los ensueños y el perfume de las almas
de la plácida ventura se trasmite como en olas
que la mente acariciaba esparciendo por el mundo
de la vida en el albor. las sonrisas y el placer.
Gime el viento en la enramada E n lo inmenso del Océano
y en el fondo de los nidos amedranta con sus ruidos,
enmudecen los alados cuando ruge sacudiendo
trovadores, mientrás yo, sus melenas , el ciclón,
de los míseros que sufren pero infunden más pavura
escuchando los gemidos con sus roncos alaridos
sufro, y pulso la guitarra los ciclones de la vida
que el destino me templó. cuando ruge el corazón.
Sobre límpidas arenas Con la luz de la alborada
que parecen granos de oro, se sonríe la natura
corre rápido el arroyo cuando suena entre el follaje
arrastrando su cristal, de las auras el laúd,
y las lágrimas que surcan pero son, en los idilios
por mi rostro, cuando lloro, de las horas de ventura,
son cristales ¡ay! que tienen más alegres los albores
en el alma su caudal. de la alegre juventud.
/& al fondo del barranco y el timón de la conciencia
turbión, en su camino, salva al hombre que se aleja
moléculas que arrastra del lugar donde en bonanza
su empuje destructor, las pasiones siempre están.
ruedan más veloces
turbiones del destino ¡Ah! cuán grata es la caricia
arrebatan y conducen con que el ser a quien se adora
abismo del dolor. paga pródigo y sensible
el cariño maternal;
arboleda rumoroso y aun más grato y más espléndido
deshoja a la caída es el beso de la aurora
la nieve que enternece que acaricia al indigente
Ja frígida estación, con su arrullo fraternal.
siempre en la existencia,
más frígida y temida Yo ambiciono por riqueza
nieve de los años el cariño de los míos,
deshoja la ilu sió n ... porque es fuego que calienta
como lumbre del hogar,
da rumbos a la nave y el invierno de la vida
timón que la maneja que entumece con sus fríos,
i salva, cuando silba, me va helando la existencia
más fuerza el huracán, con su ráfaga polar.

AMOR CRIOLLO

En un pingo pangaré Va tarareando un estilo


con un freno coscojero, en que el nombre de su amada
buen herraje y buen apero se entrevera en la entonada
en dirección a Cufré como luz de refosilo,
va el paisano Juan José que con hondo sentimiento
orillando una cañada, vaga rodando el acento
con camisa bien planchada como quien cantando sueña,
un claver rojo retinto, hasta el rancho de su dueña
puñal de plata en el cinto le manda en alas del viento.
y bota fuerte lustrada.

Va en procura del lucero Juan José por fin divisa


a quien le ha tendido el ala, sobre el verde de una loma,
y lleva el clavel por gala el nido de la paloma
en 4a cinta del sombrero, donde sus penas suaviza;
que si el gaucho es altanero y como quien muy a prisa
cuando del honor se trata llegar al nido desea,
su valor se desbarata al pangaré lo espolea
antes los mismos antojos como dieiéndole: ¡vuela!
del puñal de aquellos ojos que estará de centinela
con que la china lo mata. y es hora de que la vea.

Ella es linda y querendona, Después de un largo tirón


él es buen mozo, y por eso al final de la carrera
extendieron sin tropiezo se apeó el gaucho en la tranquera
de su dicha la corona donde estaba su ilusión.
donde cada cual entona “¡Dios te guarde corazón 1”—
la canción de sus anhelos, dijo maneando el corcel,
ella mirando a los cielos y con palabras de miel
y esperando su llegada; al apretarle la mano:—
y él buscando la picada “para vos este hortelano
para calmar sus desvelos. ha cuidado este clavel”.
“Lo guardaré, si es tan bueno, Y sin hacer más descargo
—le dijo ella al jardinero—, fué Juan José con su china
entre mis trenzas primero a tomar en la cocina
y después entre mi seno”—, el sabroso mate amargo;
y el gaucho de gozo lleno y lo que allí se juraron
le arrancó al punto: “mi encanto”, mientras lo saborearon;
¡si eso no merece tanto! lo que a solas se dijeron;
basta con que alguna vez, lo que allí se prometieron
con cariño lo mirés, eso a naides lo contaron.
y nunca te ca\ise llanto.
Se sonrió la china, y luego Lo cierto es que Juan José
dijo en tono campechano:— que era paisano jinete,
“P ara un mate de mi mano montó de un salto en su flete
ya tengo el agua en el fuego”.— y muy risueño se fué,
“ Si a eso vengo! y no lo niego y cuando ya el pangaré
porque nunca sé mentir.” al galope se tendía,
“¿Entonces se va a servir?, de cuando en cuando volvía
aunque la yerba no es buena.” el rostro para m irar
“Eso no me causa pena, si alcanzaba a divisar
¡la pena es tenerme que ir!” a su prenda todavía.

TRISTE

Brisa, si de camino Que cuando la guitarra


vas a su rancho sigue a mi canto,
llévale los suspiros acompaña los tristes
que yo le mando en que la llama
envueltos en recuerdos como a la canarita
del bien amado. llama el canario.
Dila con tus murmullos Brisa, si de camino
solitario vas a su rancho,
del sauzal a la sombra dila que no me olvide,
la vida paso, que suspirando
junto con el arroyo paso la vida entera
siempre quejándome. por sus encantos,
RESOLLANDO

Con el caballo sudao Así son los que se apean


del tirón que a todos vientos a matear en mi “Fogón”,
con la maleta a los tientos Regules, Leguizamón
sin resollar he pegao, y otros que a esos se aparean;
a otros criollos apariao Hierro y Reilly, que escarcean,
llego al paso del Anhelo, Torora, el Indio Jesús,
y nos damos contra el suelo Rossi, que da cola y luz
sobre el pasto verde y blando, prosiañdo, y el Viejo Pancho
alegremente entonando que hace llorar hasta el rancho
las dulces notas de un cielo. . . cuando le canta a su cruz.
¡Doce meses de faena También tocan sus estilos
apurando el mancarrón, Sotera, Truco, Moráira,
se me hace que es Un tirón y otros que son como chaira
que ya merece la pena! para adelgazar los filos;
Sólo pingos cosa güeña cortan tientos como hilos
resisten esa jornada, para trenzar pasadores,
y como si juese nada y con sus fletes mejores
el aguante de los fletes, suelen caer a las payadas
ya se aprontan los jinetes en donde, en las obligadas,
por la tercera variada. hace cada uno sus primores.
¡Bien haiga el cuero curtido Y ahf los tienen: manantiales
de esos gauchas payadores que brotan notas sonoras,
que para aguantar rigores como al rayar las auroras
parece hubieran nacido! brotan cantos de zarzales;
Se amacan cuasi sin ruido bordoneos magistrales
sobre pingos de primera de criollos instrumentos,
y amacándose, es zoncera, coro de dulces acentos*
en cuanto pisan el pasto, que resuenan en las lomas
enhorquetaos sobre el basto y que entre nubes de aromas
enderezan pa ande quieran, van esparciendo los vientos,
Ondulación de sonidos Y tras de esos inmortales
que en el rancho y la enramada que alumbrando comò hogueras,
derraman como cascada de las historias camperas
los acordes de su ruido; escribieron los anales,
ecos del alma nacidos cual brisas primaverales
del cariño por la tierra, se levantan las de ahora,
ternuras que el pecho encierra ' alumbrados p o r la aurora
y por los labios resbalan que con tintes de escarlata
como el perfume que exhalan su divina faz retrata
los claveles de la sierra. sobre el rancho de to to ra ...
Yo, al sentir de esos cantares Y surgen como un encanto
el acorde misterioso de sus guitarras sonoras,
en las horas de reposo preludios de aves canoras _
de los viejos patrios lares, y blancas perlas de llanto,
me prosterno en los altares cada una, entre verde manto,
de sus ricas tradiciones de ternuras tiene un nido,
y en fantásticas visiones donde se siente el latido
creo ver, entre fulgores, de que brota cada idea
a los viejos payadores cual pájaro que gorjea
sobre briosos redomones. entre la selva escondido,
Cruza erguida la pradera Y esos son los que se apean
alumbrada por un campo, a matear en mi “Fogón”,
la silueta de Del Campo Regules, Leguizamón
como evocación campera y otros que a esos se aparean,
entre lo azul de la esfera, j Vengan, paisanos, y vean
donde suena una cadencia, ái es lindo nuestro criollismo,
escalando la eminencia con su ingénito atavismo
va la sombra de Ascasube y sus bosques por dosel,
en. los pliegues de una nube y si palpitan en él
de rosada transparencia. las fibras del patriotismo!
Con sus plateados reflejos Alléguense sin recelo
la brillantez de la luna mientras la gente descansa, .
se retrata en la laguna que para todos alcanza
como en bruñidos espejos el ancho poncho del cielo:
y mientras suena a lo lejos y verán cómo en su anhelo
de la tropilla el cencerro, sin ficciones ni boato,
por las quebradas de un cerro les cuento en este relato
que se eleva a lo infinito, lo que se palpa y se siente,
va marchando al trotecito porque en la vida les miente
el autor de M artín Fierro. el viejo Calisto el Ñato.
LA DESPEDIDA

¡Adiós! mi china, me voy que a mi fogón alimenta,


pero el corazón te dejo, la paloma corpulenta
porque vos sos el espejo que grata forma me ofrece
y quien se mira yo soy. y el rancho que me guarece
Me ausento, pero desde hoy cuando amaga la tormenta.
serás imán de mi vida
ilusión que no se olvida Por eso en mi pensamiento
porque enlaza con primor tu recuerdo llevo impreso
las promesas de tu amor como el rumor de ese beso
y el beso de despedida. cuyos ardores aún siento;
y entre las alas del viento
Tu recuerdo donde quiera irá tu nombre adorado
irá a buscarme en la ausencia, por el bosque o por el prado
como busca la querencia a buscarme con empeño,
el caballo de pajuera, mientras dichoso yo sueño
porque el amor, ¡ es zoncera! que vivo siempre a tu lado.
rastrea hasta en el desierto,
y corriendo en campo abierto ¡Adiós! parto, bien amado,
para hacernos eabestriar, pero te llevo en el alma
es al ñudo sofrenar como al cogollo la palma
y querer echarse a muerto. en sus gajos encerrado;
me voy lejos de tu lado
Sos la calandria cantora pero tené por seguro
que ine ha sabido alegrar, que de este amor tan maduro
como lo alegra al hogar no robarán ni un chiquito
con su claridad la #urora; porque es pa vos infinito
sos la llama brilladora como firme y como puro.
GUERRA CIVIL

Es un bravo que busca en la derrota


la salvación, en su corcel confiado,
pero aplástase el bruto, ya cansado,
a pesar de la espuela que lo abota.
De cerca, como ansioso de su presa,
lo sigue un pelotón, que ya lo alcanza,
y él, apretando el palo de su lanza,
vuelve hacia el enemigo la cabeza.
El miedo de morir no le intimida,
que ese gaucho oriental es un valiente,
y va, como otras veces, frente a frente
a jugar su existencia en la partida!
Por fin le dan alcance los que vienen
persiguiéndole siempre, a la carrera,
y él sujeta el caballo, los espera,
y ellos al alcanzarlo se detienen.
Gira el gaucho en redor con torvo ceño
su mirada de tigre, que fascina,
y encuentra por doquier la carabina
que hará de su valor vano el empeño.
i R índase! . , . no se pierda, que perdido
está si se resiste! . . . le vocean;
y él grita, los valientes*no pelean
cuando se les respeta: ¡estoy rendido!
Se baja del corcel, la lanza entrega
que de un ciento de hazañas fué testigo,
y aunque no lo m altrata el enemigo
atado de las manos se lo lleva.
Así el campo contrario cruza el preso
sin que denote miedo su semblante,
y se oye m urm urar:—¡El com andante!...
el de la lanza brava. . . ¿ cómo es eso ?
Cuando sabe quién es, el que acaudilla
aquella gente, ordena lo desaten,
que como amigo al prisionero traten
y le indiquen su c a rp a ... ¡Cómo brilla
la mirada del jefe, cuando expresa
lo que siente en su alma generosa!
¡cómo apura la dicha con que goza
a impulsos de su instinto de nobleza!
Ya libi'e el prisionero de los lazos
que ligaban sus manos, llega erguido,
espera sin hablar, y . . . conmovido
lo estrecha el coronel entre sus brazos.
¡Apriete! que yo estimo al que es valiente,
le dice; y que se estreche esta cadena. . .
Hubiera sido para mí una pena
el verlo sucumbir entre mi gente.
Bajo mi uniforme no hay rencores; _
usted es oriental v está en su tierra;
y sangre vierto yo sólo en la guerra
cuando tocan ataque los tambores.
Sirvo como soldado a mi partido,
pero sé que combato contra hermanos,
y los mismos derechos ciudadanos
tiene el que vence como el que es vencido.
¡Amigo! ¡me ha vencido sin pelearme
a mí! que nunca he conocido el miedo;
¿qué quiere que resista? si no puedo,
ni hay hombre a quien su labio no desarme.

Si de esta .suelte trata al prisionero,


deje que alguna lágrima derram e...
¡Esta guerra civil es cosa infame!
nos matamos al ñudo, compañero. . .
ENLAZANDO

bran cancha! que es la apuesta (critican los compañeros),


un porrón de ginebra, salvo que siendo temeros
bueden sacarles la hebra sin cuernos, no haya porqué,
el negro y lo que resta; y los enlacen de a pie
ino duerme la siesta por no lonjiarles los cueros.
[el manejo del lazo;
largan como balazo ¡Qué pucha! para enlazar
derechura a la res..", son como mandaos a hacer,
seguida de un traspiés y muy raras han de ser
icen pagar el porrazo. las en que vayan a errar;
en tratando de ensillar
peces por un descuido cualquier redomón es bueno,
in bote del animal a cualquiera meten freno
Bien dejar, y es casual, y en él trabajan con arte,
[lazo al c»ello ceñido; pero ¡ah crudo! por mi parte
imbonada que con ruido rne quedo con el moreno.

-5Í

■ ÉÉÉU
AL Dr. ELIAS REGULES

Por no ser menos, doctor, que todos sernos igual«,


que mi aparcero Perú jo defiendo a los orientales
y aunque carezco del lujo como a hijos de mi nación
que él gasta como cantor, y tengo veneración
quiero pedirle el favor por las glorias nacionales.
de que me escuche un ratito
porque, también necesito, Acato siempre la ley
para no gritar al cuete V el ideal republicano,
que' ensille, viejo, su flete porque el gaucho ciudadano
y que me dé una manito. no impone ni amo ni rey,
pero yo soy como el buey
No quiero, si me equivoco, que se maneja a picana
siendo la cosa formal, porque esa ley soberana
hacer las del pavo real puede ser, en mi sentir,
cuando se le cae el moco, cuchillo que llegue a herir
y como casi viehoco al mesmo que la profana.
me encuentro ya de maduro
luego me dije: dejuro El gaucho libre nació
preciso giien cuarteador y libre nace al presente,
y hay que llamarlo al doctor usté es muy inteligente
para salir del apuro. y sabe eso más que yo,
la ley que el pueblo juró
Yo solo, al ñudo castigo el año treinta, lo reza,
siendo mi flete lerdón, ser libre es una grandeza
y en llegando la ocasión con ninguna comparada,
hay que servirlo al amigo. ¿cómo es, doctor, que la espadé
Usted ha sido testigo troncha a esa ley la cabeza?
de mi amor por lo criollo
y aura que estoy en el oyo Ese es, amigo, el pantano
con la rueda empantanada de que es preciso salir,
justo es que de una cinchada pa eso le vengo a pedir
me haga cruzar el arroyo. la cuarta del rabicano,
porque el infeliz paisano
Yo soy gaucho que ante todo con ley o Constitución
estimo mucho a mi tierra, le hacen cargar el latón,
poco amigo de la guerra diciendo que eso es velorio,
y de meterme en el lodo, o en servicio obligatorio
trato a todos con güen modo, lo encajan a un batallón.
El pobre siembra su huerta Reniega quien se avergüenza
o agencia su majada de sus viejas tradiciones,
y en lo mejor una espada de aquellos que en sus bridones
viene a golpearle la puerta; usaban bozal de trenza,
el paisano se despierta, de los que por recompensa
¡ abre el rancho sin recelo de su valor y fatigas,
y ve frustrado su anhelo en las lanzas enemigas
i ahogando la fuerza bruta buscaban muerte gloriosa
la dicha que allí disfruta dejando prole y esposa
I en su casa y en su suelo. por la P atria y por Artigas.
Por eso en el extranjero El usar poncho por capa,
más de cien mil orientales espuelas por espolines,
viven llorando sus males botas en vez de botines,
! lejos del patrio sendero, por cigarrera petaca,
y como contraste fiero ni la achica ni destaca
con un marcado tesón a la fama del guerrero;
se llama la inmigración ¡en vez de kepis sombrero
I de las remotas naciones nuestros abuelos usaron
„mientras huyen a montones cuando P atria nos legaron
¡ los hijos de esta nación. en los tiempos del yesquero!
i Vea, pues, si le hace eolita No ha de ser cosa tan fiera
a la gente del poder del pobre gaucho la ropa
pa que el gaucho pueda ser cuando al poncho llevo a Uropa
como el hombre de levita, don Guisepo el de Caprera.
si libertad necesita Todo eso, amigo, es zoncera,
¿por qué no se la han de dar?. .cosas de los cajetillas,
Si el gaucho se ha hecho m atar de esos que montan en sillas
por ser libre, independiente, con galera y pantalón
¡ justo es que den al valiente y por civilización
lo que supo conquistar. atan perros con morcillas.
También hay que trabajar Y aquí sujeto esperando
machacándole en la oreja que no se haga de rogar,
porque el gobierno proteja trate, doctor, de ensillar
al gaucho que sepa arar, y véngase agolpiando;
hay mucho que conversar yo sigo aquí revenquiando
a ese respecto, amigaso, siempre al ñudo, por lo visto,
y para que nuestro lazo, pero no aflojo ¡por Cristo
costumbres, apero y traje esperando su tirón.
no olvide nunca el gauchaje, Lo estima de corazón
que eso es gloria y no es atraso. su amigo E l viejo Calisto,
AÑO NUEVO

Quiero pulsar la lira del poeta


como en otrora, y mi ambición es vana
¡ya no exhala perfume la violeta
que lució en el pensil una mañana!

El tiempo y los vaivenes del destino


la han ido poco a poco deshojando,
y la humilde violeta en el camino
su savia y su perfume ha ido dejando.

¡Ah! si olvidar pudiera mis pesares,


la pena oculta que en alma llevo,
para poder enviar en mis cantares
dulces acordes en el año nuevo!

Si tuviera rumores de la brisa


cuando resbala por la verde alfombra
y vislumbrar pudiera una sonrisa
como rayo de luz entre la sombra!

Si pudiera mi ardiente devaneo. . .


pero es sólo ilusión engañadora
que despierta las fibras del deseo
y como blanca nube se evapora.

El tiempo y los vaivenes del destino


han ido a la violeta deshojando,
y la flor infeliz en el camino
su savia y su perfume ha ido dejando,
Hoy mi lira está mal, más que otros días,
sus sones son acentos destemplados,
ecos del corazón, melancolías,
tristes recuerdos de los días nublados.

Parece que en mis horas de tristeza


cubre un crespón de luto su encordado;
que a enmudecerse para siempre empieza
y manda un eco postrimer al prado.

¡Al prado, a la campiña, a la llanura,


donde sonó su voz con albedrío
besando de los campos la verdura
repercutiendo en el cristal del río !

¡ O h! cuántas veces en la alegre rueda .


en donde el gaucho sus historias narra,
vistiendo cintas de vistosa seda
gimió en mis brazos la sin par guitarra!

Esa que es para mí lira campera


que suena en las agrestes soledades,
y del humilde rancho en la solera
habla de amor, de patria y libertades.

¡Y hoy mi lira está mal, más que otros días,


sus sones son acentos destemplados,
ecos del corazón, melancolías,
tristes recuerdos de los días nublados!

Mas si se extingue de la hoguera el fuego


que en el fogón fue llama luminosa,
en cambio de una nota cariñosa
que exprese mi saludo de año nuevo.

Ahí van con los acentos de mi alma


los últimos arpegios de mi lira,
como dulce guitarra que suspira
en el silencio de la noche en calma.
COMO DE ANTES

Hagan rueda en mi fogón ¿Dónde están los indomables


que el viejo ombú nos da sombra que en otros tiempos mejores
y desde la verde alfombra vieron caer los invasores
se divisa la extensión; bajo el filo de sus sables?
y oigan, que del corazón ¿Los patriotas venerables
van a salir estos cantos, que, como don Joaquín Suárez,
gotas amargas de llantos sobre nuestros patrios lares
de los viejos payadores esparciendo claridad,
vertidos a los rigores del sol de la libertad
de los grandes desencantos. levantaron - los altares ?
Oído a las cuerdas, paisanos, Ya como de antes no cruza
ahora que entre el crio ja je el gaucho su patrio suelo;
en encuentro en este paraje ahora vive con recelo
con la guitarra en las manos, y de cruzarlo se excusa.
y de los tiempos lejanos Como una sombra confusa
los recuerdos evocando sale en la noche callada,
voy a decirles, cantando, buscando con la mirada
mientras se quema mi frente, allá lejos, en la loma,
las penas que lentamente la grata visión que asoma
me van de dichas matando. de los ranchos de su am ada. . .
¡ P atria de Artigas el bravo, Ahora busca por su mal,
de Rivera y Lavalleja, limitando el horizonte,
que, oyendo tu amarga queja, los matorrales, el monte
la cadena del esclavo o el espeso pajonal;
rompieron entre el estrago ya no monta en su bagual
de las batallas campales! ni trabaja en la manguera;
¿Dónde estás los orientales ya no es el gaucho lo que era
qu sobre briosos corceels en épocas primitivas,
conquistaron los laureles en aquel tiempo de Artigas
de las glorias nacionales Y de Lavalleja y Rivera.
Oigan, paisanos, un cuento Volvía la P atria a su llanto
que entre mate y 'mate un día, husmeando sangre vertida,
un viejo que no mentía y a cada hijo fratricida
contaba en su campamento. lo miraba con espanto;
Acomódense en su asiento después bajo el negro manto
que el cuento es lindo y sentido, secaba su amargo riego,
y al fin, si no ha sucedido un relámpago de fuego
bien puede ser que suceda, iluminaba su frente
con que estréchense en la rueda y entre ráfagas de ambiente
y presten al cuento oído: mandaba al cielo su ruego.
E ra un gaucho que soñando El gaucho se estremecía
una noche en la Agraciada, al ver la P atria afligida,
cabizbaja y enlutada como el dolor de una herida
la vió a la P atria llorando: en las entrañas sentía,
su llanto iba derramando y tristemente decía
por doquiera sin reposo, al compás de su instrum entof
y el Uruguay caudaloso “Olas de llanto que el viento
sus lágrimas fugitivas del infortunio levanta
a la meseta de Artigas llevad la voz del que canta
le llevaba quejumbroso. con ecos del sentimiento.

De allí, en blanda ondulación “Cuándo el alma se desgarra


las olas se sucedían, al ver que’ la P atria llora,
y las lágrimas corrían canta con voz gemidora
hasta besar el Rincón; él paisano en su guitarra,
luego en alas del turbión y sus infortunios narra
un eco triste volaba a la orilla del fogón:
que por los campos cruzaba yo sigo la tradición
en direcciones al Yí, porque a mi tierra amo tanto,
y al llegar al Sarandí y ahí va, paisanos, mi can to :
en los pastos sollozaba. ¡Viva la Constitución!”
>-

SIGA LA HUELLA

Paisanos, siga la huella Sin seguridad ninguna


marchando siempre al trotón da vuelta a cada momento
mientras que mi mancarrón como molino de viento
contra el suelo no me estrella; la rueda de la fortuna,
que a veces cuando más bella y burlando una por una
nos parece la existencia las previsiones humanas,
de un porrazo la evidencia hace inútiles y vanas
nos advierte a lo mejor las primicias del saber,
que en este mundo traidor dándoles brillo y poder
la gran maestra es la esperiencia.a los maestros en macanas.
Adagio que no se gasta Yo no soy árbol frondoso
dice (y es cierto de fijo) ni ardo como el arrayán,
“fortuna te dé Dios, hijo, pero el vuelto no me dan
que el saber poco te basta”. por burro ni por ocioso;
Así, la suerte lo aplasta en ocasiones retozo
al sabio que no es suertudo, con los que saben payar,
mientras que lo encumbra al rudono me dejo embozalar
por esta sola razón: con cualquiera a dos tirones,
que “al que nace barrigón y . .. no tengo en ocasiones
que lo fajen es al ñudo”. ni tabaco que pitar.

Por eso dice el paisano Mientras tanto hay mucho truán,


aprendiendo a calcular, mucho matungo de cuenta
“no por mucho madrugar que a pesebre se alimenta
amanece más temprano”, y a quien todo se lo dan;
y eso que es tan liso y llano porque en este mundo el pan
cuando del tiempo se trata, más blanco, come, y no es peta,
moralmente nos retrata quien lo gana en la ruleta
que con cualquier tropezón o del gobierno es amigo,
rueda el mejor mancarrón mientras el que siembra el trigo
cuando se qniebra una pata. apenas come galleta.
i|En partido mano a mano Para salvar el repecho
jgana quien más sucio juega, no se pasa disparando,
vy si madura la breva mejor es ir lo rillando
un o la come el hortelano; que no cruzarlo derecho;
Avive el cerdo en el pantano y si es medio largo el trecho
jy engorda con esa vida/ y la cuesta muy pendiente,
i|mientra el hombre es suicida se cruza más fácilmente
3con un instinto peor, como con un bordejeo,
3 aspirando el mal olor porque siempre lo más feo
qj que exhala el agua podrida. es ir contra la corriente.
| La existencia es un fandango El amor en esta vida
i * en que el hombre baila al son es la flecha que nos hiere
j ij que le marca el diapasón y a veces el que más quiere
v de la fortuna o el rango; es quien más pronto se olvida.
- ;í a veces mareando un tango Dentro del alma se anida -
■‘de puro corte y quebrada, el cariño más profundo,
V: alguna polka agitada y veleidades del mundo
^ que lo sacude a destajo, suelen cambiar ese amor
y otros danzando por bajo en desprecio o en rencor
- M la cuadrilla acompasada. y hasta en un odio iracundo.
Si es de modesta ralea El lunes fue al camposanto
y se ofrece alguna farra, por ser día de finados,
baila al son de la guitarra creyendo ver anegados
que un pericón le puntea ; millares de ojos en llanto,
pero el caso es que farrea y ¡oh mundano desencanto!
de un modo o de otro el mortal, era un alegre paseo
y haciéndolo bien o mal en que cada mausoleo
a según sus aptitudes, lucía un derroche de flores
al compás de los laúdes y en que con vivos colores
“ baila danza o nacional. vestía Montevideo.
El mundo es una atahona Y había tumbas olvidadas
donde el hombre dando vuelta * ¡sin siquiera un pensamiento!
como el cuadrúpedo suelta donde el valor y el talento
la savia con que se entona; tienen indignas moradas;
•K| sobre el lomo la corona y otras tumbas recamadas
del trabajo lleva puesta, con brillantes atavíos,
y aunque no lo manifiesta donde los despojos fríos
a veces obra sin tino inmortaliza el buril
galopeando en el camino de los que en guerra civil
i mientras que sube la cuesta. defendieron estravíos.
Así es el mundo, paisanos, Y aquí paro y desensillo
siempre justicia al revés pará que resuelle el pingo,
por la ceguera del juez porque es costumbre de gringo
o porque le untan las manos; darle seguido al tobillo,
siempre deslices humanos largo al pasto el cojinillo
siempre mentira o traición; y me tiendo á la bartola
porque el mundo, en conclusión, que no ha de ser esta sola
es, mirado con mis lentes, la versada que les largue,
un manantial de vivientes y algunas— como de encargue,
que luchan por el turrón. cuando refresque la chola.
A MI VIEJA

ez haya quien se ría ya he cursado de un tirón


ndo extraña la cosa cuarenta años de lección,
e a una vieja achacosa y eso sólo lo comprende
dique una poesía, quien de tal manera aprende
si hay quién en el día a estudiar el corazón.
opinar de esa suerte,
ser porque no advierte Pues con tal antecedente
en las cuestiones de amor y un amor que no se enfría,
ás viejo es lo mejor, de esto que llamo poesía
lo que más divierte. te ofrezco, vieja el presente.
Bien sé que para tu frente
a más quien es más blando mereces otra corona,
horas placenteras, pero, como sólo entona
e no ama de veras tu viejo para payar, H
que nos ama, cuando
‘cha se va aumentando,
te da lo que pueda dar
r
quien ensilla con corona. k %a
antos se hacén clamores,
el hombre entre rigores En ios tiempos en que el vuelo
lia donde desensillar yo remontaba, y no poco,
‘ñas de coronilla y en que de amor medio loco
ez de trébol y flores. yo te llamaba mi cielo,
tiempos en que caramelo
ente al hombre quiere le dabas a mis antojos,
ue por él se desvela, y en que de tus labios rojos
ue sufre y lo consuela yo buscaba los corales,
do de pena se muere; soñando con mis ideales
ue por goces prefiere me vivoreaban los ojos.
s goces del hogar,
ue no siente pesar Quédanme ahora las posturas,
vivir en la pobreza, pero el alma sigue entera,
que sólo se interesa ya no quiebro la cadera
amar y hacerse amar. pero canto las venturas
de aquellas viejas dulzuras
un estudio profundo de nuestra luna de miel,
mucha huella perdida, siente escareiar el corcel
’canzar en la vida del recuerdo, y en jarana
experiencia en que me fundo, al aire suelto una cana
esa escuela del mundo hablando del tiempo aquel.
No había animal de retobo Aún gozo con acordarme
que me diera comezón de ese tiempo, que se ha ido,
y era como diversión de ese recuerdo querido
el aguantar un corcobo; con que suelo solazarme
entonces se me hacía robo quisiera a veces largarme
tener que redomonear, al agua como carpincho,
y era capaz de ensillar pues, aunque aflojo si cincho,
hasta en lomos de camellos: me gusta cuando te veo
vieja jqué tiempos aquellos, porque todavía escarceo
qué tiempos de jinetear cuando siento tu relincho.
Montaba en un ¡ay Jesús! Perdóname la intención,
y, aunque con visos de gringo, pero de veras da pena
enorquetao en él pingo que siendo la piedra buena
entre la cola y la cruz, ya no sirva el eslabón;
ninguno me daba luz yo seré viejo chichón. . .
nt^m'e ©sacaba la oreja; pero viejo que te quiero,
pero, 'huítaue fui comadreja, y es, vieja, según infiero,
ahora ^ » o como huevo, al ñudo echarla de buzo
y al ñudp es untarle sebo cuando por causa del uso
.pudrido J a manguera es vieja. ya no da fuego el yesquero.
4.4-érTÍs entonces pimpollo Dejá, pues, que ruede el bolo
que al sol del mundo se abría porque tras de tanto clavos,
con tan rica lozanía si me faltan tus halagos
como el más verde cogollo, que tienen gusto a ticholo
y yo era como el arroyo voy andar balando solo
de corriente mansa y pura, sin que a ninguno taladre,
que cruzando la llanura como cordero sin madre
iba a buscar tu corola a quien la suerte persigue,
derramando en ella sólo sin costillar que me abrigue,
el riego de mi ternura. ni perrito que me ladre.
Las arenas que arrastraba Y aquí pega la sentada
de ese arroyo la corriente, el flete de mis amores,
eran como la simiente que para sembrarte flores
que el pimpollo le dejaba; ya la tierra es muy arada.
por donde quiera brotaba No pretendo la bobada
un jardín de esa semilla, de que me agarren de misto,
puro trébol y gramil la ni que caya a caer de Cristo
de sus márgenes surgía, haciendo algún firulete
y yo sediento bebía por andar paveando al cohete
revoleándome en la orilla. tu apasionado Calisto.
MATEANDO

Para desechar la pena a ninguno el espinazo,


>1 de la vida en el combate, ni tener, si llega el caso,
no hay nada mejor que un mate que ensuciarse ni mentir;
| cuando la yerbita es buena; que el gaucho sabe vivir
i da fuerzas en la faena trabajando con el lazo.
a que se agacha el rural,
y no hay otra cosa igual Cuando miro desde aquí
a un sabroso amargo, cuando el campo verde y risueño,
lo va el gaucho saboreando y me acuerdo que soy dueño
en la puerta del corral. de ese rancho en que nací,
suelo decir, para mí,
Esta vida campesina con una cierta aflicción:
tiene cosas como miel, ¡tierra de predilección!
el ranchito, y detrás de él ¿cómo valdrían tus pedazos
las caricias de la china. si siempre guiaran tus pasos
El pueblero no adivina la justicia y la razón“?
la ventura que eso encierra,
porque vive casi en guerra Con su prole y su mujer,
con las costumbres criollas; con su rancho y su campito
porque el lazo le hace ampollas y en el campo un rodeíto
y no sirve en una yerra. para tener que comer;
¿qué más puede apetecer
Dichoso el que, como yo, el gaucho trabajador,
vive siempre placentero, si tiene en el rancho amor,
sin que lo falte el puchero, esperanzas en la cuna,
un churrasco y pororó; y en el campo la fortuna
y sin doblar ¡eso no! ganada con su sudor?
¡Qué sabroso es un amargo ¡Pucha! parece mentira
cuando- se está en la portera que estando tan a la puerta
de la tropilla a la espera no haya gobierno que advierta
que se acerca al trote largo! que ese es el punto de mira.
y hay quién dice, sin embargo : ¡La campiña, que suspira
que el gaucho vive a lo bruto; porque en alguna ocasión
¡vive pagando el tributo le den jefes que, en unión
con que manda a los puebleros con el veciudario honesto,
astas, cerda, lana, cueros, palmeándola y del cabestro
y algún otro rico fruto! lleven la Constitución.
Que el campo es el manantial El campo es grato y es bueno;
de que brota la riqueza no se puede eso negar,
con que la naturaleza si en él se llega a gustar
brinda pródigo al mortal; lo aprovechoso y lo ameno;
es la vida patriarcal pero si falta en su seno
de más sencillos placeres, la tranquilidad deseada,
es la dicha de los seres ya el campo no vale nada,
que no buscan con fatigas del temor se extiende el manto,
ni en el hombre las intrigas y va perdiendo su encanto
ni el lujo entre las mujeres. como una ilusión soñada,
* ! i rn i i I - ! I • : ':i i
Está lindo el campo, ¡ahijuna! Con tiempo bueno y con paz
verde como una esperanza; no hay nada como la estancia
y con paz y con tem planza. . . de los pastos la fragancia
¡qué placer y qué fortuna! que es la más rica quizás;
pero a lo mejor, reyuna con eso solo no más
la esperanza se nos queda, me quedo entre el pastizal,
porque cuando bien nos rueda porque no hallo cosa igual
nunca falta algún mandón a un rico amargo crioyo
haga sonai el latón a la orilla del arroyo,
donde el derecho se enreda. o en la puerta del corral.
PUCHA... SI NO VALEE NADA

¡Oigale el duro, paisanos! Cuando un potro se hace ovillo,


háganme el bien de escuchar, y el gaucho sale parao,
que aquí vengo a retozar cuando muenta un reservao
entre puros orejanos; que hace crugir el lomillo;
puros criollazos serranos cuando sobre el cojinillo
a que nunca quemó el fierro, se queda como pegada
pero que oyendo el cencerro la osamenta disgraciada
que a los criollos convoca, de ese gaucho en la ocasión;
en la vida dan la popa todo esa es conversación...
pues son fieles como perro. ¡ Pucha! si no vale nada.
ii
Quiero hablar de nuestras cosas, Cuando el gaucho con destreza
de lo que hay en nuestra tierra, para enlazar un novillo
de lo que vive y se encierra a la armada, como anillo,
en sus praderas hermosas; se la pone en la cabeza;
de sus ríos, de sus chozas, cuando el flete le endereza
de sus sierras escarpadas, y en cuanto suelta la armada
de sus selvas dilatadas, le da al pingo una torneada
sus arroyos y sus flores, para aguantar el tirón;
de sus pájaros cantores todo e ¿o es conversación. . .
y sus brisas perfumadas. ¡Pucha! sino vale nada.

De lo que al gaucho fascina, Cuando en alas del deseo


lo subyuga y enamora; volando su pensamiento,
su guitarra gemidora pulsa el gaucho su instrumento
y el caballo que arrocina; en sus horas de recreo,
de su rancho y de su china, hace un breve bordoneo
sus lecheras, su m ajada; y con la voz entonada
de una existencia pasada se trenza en una payada
a la orilla del fogón, dando guasca a la petiza,
de toda una tradición sobre temas que im provisa. . .
¡ pucha! . . . que no vale nada. ¡Pucha! si no vale nada.
AVES TERRENAS
I
Ven a la estancia, preciosa niña,
que ya del alba la luz asoma,
las golondrinas dejan sus nidos,
buscan las flores las mariposas.
Sobre los campos tengo mi hacienda,
en la cuchilla tengo mi choza;
enredaderas en la ventana,
dulces gorgeos de aves canoras.
Soy campesino
vivo en la loma
entre las flores
que el suelo brota.
II
Tibias mañanas, noches de estrellas,
amor nos brindan con sus aromas
y los murmullos del arroytielo,
para arrullarnos los dos a solas.
En las ciudades el aire enerva
porque el oxígeno falta a la atmósfera
no hay perfumes que dan las selvas
cuando la brisa mueve sus copas.
Soy campesino
vivo en la loma .
entre las flores
que el suelo brota.
III
Según relatan leyendas viejas,
allí vivieron en paz dichosa
la bella niña y el campesino
por muchos años, cual dos palomas.
Mas ¡ay! un día la parca fiera
aquellas vidas tronchó traidora,
y sus dos almas, cual blancas aves
el vuelo alzaron hacia la gloria.
Dejando el nido
sobre la ¡«ma,
I)ajo del árbol
que dióles sombra.
Y cuando a batirse llega se esparrama la majada,
porque motivos le dan, la lechiguana colgada
y lucha como un titán en el árbol se cimbrea,
mano a mano en la refriega; y eso que al alma recrea. . .
cuando al tigre en la masiega ¡Pucha! si no vale nada.
va a chumarle la perrada,
y con el arma montada E ntre tanto, bajo el techo
se le acerca paso a paso del ranchito de totora
y lo mata de un b alazo ... con la china que lo adora
¡Pucha! si no vale nada. vive el gaucho satisfecho;
y se ve de trecho en trecho
Cuando nubes de tisú a la huerta cultivada,
van cruzando por el cielo, a la carreta toldada,
y canta el gaucho su duelo al hornito donde amasa,
como el triste urutaú; y otras cosas de la c a s a ...
y el ranchito y el ombú ¡Pucha! que no valen nada.
se ven allá en la lomada,
y hay rumores de cascada ¡Oigale el duro, paisanos!
entre la selva vecina dejenmé desensillar,
donde la calandria t r in a ... que aquí vengo a retozar
¡Pucha! si no vale nada. entre puros campechanos!
Criollazo hasta los tuétanos
Y cuando despunta el día soy, y el serlo tengo a gala,
y se cubre el horizonte soy retobao pa la bala,
con rojos tintes que al monte correntón en la chacota, c
le dan vida y poesía, y uso de potro la bota
y el gaucho con alegría y el chiripá a la oriéntala.
despuntando la cañada,
una décima silbada Tirador uso y facón,
va entonándole á su prenda, para guardar el dinero
mientras repunta la hacienda... y por si algún pendenciero
¡Pucha! si no vale nada. me provoca sin razón.
Vengan, denle un apretón
Desata el sol en la esfera a este viejo del retrato,
su gran melena flotante, que aunque le han metido gato
y relincha el potro errante por liebre en el parecido,
emprendiendo la carrera; es siempre el viejo curtido
por el llano y la ladera que llaman Ccüisto el Sato.
EL AMASIJO

Día de gran regocijo El patrón, que la corona


de actividad sin igual le ha resbalao a su flete
es en la vida rural entre los chicos se mete,
el día del amasijo; con la algazara se entona
se hace de modo prolijo al ver cómo la patrona
de pan con grasa la hornada en el trabajo se empeña
que husmea la muchachada y, como no se desdeña
por ver si halla entre el tendal en darle su contingente,
la torta que cada cual para que el horno se caliente
lleva al horno señalada. le va acarreando la leña.
Es de pura animación Y con un poco de harina
el cuadro que se bosqueja, y diligente trabajo
en la cocina la vieja todos gozan a destajo
ensillafldo el cimarrón, en la vida campesina
los muchachos su ración que en el horno y la cocina
con impaciencia esperando, tiene frugales placeres
y las mozas pastoreando que acrecientan las mujeres
por donde anda la señora, cuando saben trabajar
el bizcocho que elabora con anhelo del hogar
con la leche, rico y blando. en los plácidos talleres.

Es la patrona de casa Y cuando el horno se apaga


como criolla entendida y se guarda el amasijo,
la que le presta más vida cuando ríe cada hijo
porque en eso es baqueanasa; y la faena se acaba,
ella es la que el pan amasa suena una voz que la halaga
y luego la que lo hornea, a la mujer hacendosa,
la que evita la pelea un canto para la esposa
cada vez que el cachorra je a quien requiebra el marido
se disputa con coraje y va mezclado al sonido
la torta en que se recrea. de una guitarra armoniosa.
jQue ese liornito descubierto También en mi mocedad
y ese rancho mal construido, he comido pan casero,
rson el poema de un nido y hecho por un panadero
; paraíso del desierto; de mucha capacidad;
: son las notas de un concierto ¡mi madre ¡cuya bondad
¡que suena bajo el- alero, consigno en este relato,
¡entre cantos de boyero porque quizás mejor plato
y de zorzal trinador; no he saboreado en la vida
run dulce idilio de amor y porque nunca se olvida
¡entre ella y su compañero. del pobre Calisto el Ñato.

EL OAUCHO LUCIANO SANTOS

I Paisano, créamelo, Hoy colma su afán con creces


i- ansiaba oírla preludiar cambiando por su arpa eólica
creyendo que iba a cantar, . esa guitarra simbólica
; como en un tiempo cantó; que hizo gemir tantas veces.
¡pero mi ilusión murió En la región de los peces
i como una planta sin rie g o ... tiene su nuevo sendero,
¡ ¡Ya aquel Santos está ciego, y el rebenque, y el apero,
r y aunque inspiración le sobre y el maneador y el bozal,
¡ apaga en agua salobre olvida el gaucho oriental
. / su antes patriótico fuego! por los remos y el bichero.

’ Ya su canto no se inspira ¿Dispense si no me arrollo


: según ahora manifiesta, y, arrastrad por el contagio,
j en la uruguaya floresta su fino estilo le plagio
donde perfume se aspira; aunque no es nada criollo.
; ya sólo pulsa la lira A veces medio me embrollo
y no la guitarra fiera; y mi mollera se irrita
ya no es Santos lo que era, cuando algún verso palpita
ni sombra de Santos e s ... muy campanudo y maehazo,
¡ ahora defiende en francés pero luego suelvo al paso
el honor de su bandera! en cuanto me hacen colita,
j Venga acá, amigo Luciano, Usted le hace cruda guerra
y oigamé con atención! de la mar al tiburón,
voy a hablarle al corazón olvidando, sin razón,
en mi estilo campechano. que hay tiburones en tierra;
Prosiaremos mano a mano y que a juzgar ¡la gran perra!
sin herirla a la amistad; por sus sendos tarascones,
alumbre la obscuridad son los tales tiburones
que mantiene mi torpeza peores que los del océano,
o confiese con franqueza pues se tragan a un cristiano
si le digo la verdad. con botas y pantalones.
Tendrá, sin duda, atractivo Instituya salvatajes
para el hombre de coraje, como alié, fuera de cabos,
ese encrespado oleaje para salvar los esclavos
do lucha el gaucho cautivo; con militares correajes;
será heroico, y lo concibo, esos que infieren ultrajes
más que a trepar al Parnaso, a nuestros patrios anhelos:
disputarle brazo a brazo como en esa inmensidad,
su presa a la mar bravia y con intrépidos vuelos,
y oír los ayes de agonía la voz de la libertad
en las sombras del ocaso. levántela hasta los cielos.
Será hermoso, en esa hora No vaya entre marejadas
en que vuelve la bonanza, donde vuelan las gaviotas
ver al sol de la esperanza a buscar cadenas rotas,
cuando a las aguas las dora. por esa mar destrozadas;
Tras la lobreguez, la aurora venga, vuelva sus miradas
rasgando sus negros mantos; a nuestra terrestre zona;
y quizás por eso, Santos, — vuelva a ensillar con carona,
cree que en la m ar borrascosa y raye el pingo en la arena
retrata la patria hermosa para romper la cadena
con más verdad sus encantos. que al paisano lo aprisiona.
Pero es preciso, paisano, Esa cadena, paisano,
para pensar de ese modo, qUe hasta ahora no hay quien la
que borre usted con el codo [tuerza
lo que escribió con la mano. y hace soldao a la fuerza
Será muy lindo el océano, al que es libre y ciudadano;
pero la P atria no es esa; que como a negro africano
allí no está la belleza le hace humillar la cabeza...
que encierra el bosque y la loma, ¡Atropelle esa maleza
ni hay el afluvio de aroma con su flete escarceador,
que esparce naturaleza. que eso tiene más valor
que una medalla francesa!
El mar que todo satura y exclamé sin titubear,
con su aliento salitroso, cuando pude comparar
y el bosque inculto y frondoso, a sus dramas con sus cantos:
tienen negra sepultura. ¡vale más Luciano Santos
El abismo y la llanura que Lussieh sobre la mar!
donde van víctimas mil,
pero es más negro el perfil Quizá alguno se sonría
de la ú ltim a ... no se asombre, por opinión tan sincera;
¡allá, la muerte de hombre, que ese diga lo que quiera,
y acá la muerte civil! esa opinión es la mía.
Tengo mucha simpatía,
Allá el osado marino por un gaucho como usté,
con abnegada fiereza y por eso, creamé,
va a disputarle la presa me duele verlo tan tibio. . .
que arroja al mar el destino; ¡sea a lo menos anfibio,
y acá, cruzando el camino marino y gaucho de fe!
que está de espinas cubierto,
vamos en busca de un puerto Deje no más, compañero,
que abrigue la libertad. . . que los sabios lo critiquen,
a difundir claridad, deje no más que salpiquen
misioneros del desierto. con la borra del tintero.
Sea Oriental y marinero,
Compare, pues, Don Luciano, pero ante todo oriental,
entre una y otra derrota, porque no hay deleite igual
y diga si es más patriota que vencerlo en esa guerra
el que lucha en el Océano; al que al gaucho de esta tierra
si libertar al hermano quieren ponerle bozal.
que gime en la esclavitud,
no encierra tanta virtud, Maneje siempre el timón
tanto heroísmo y nobleza de su barco, “corajudo,
como arrebatar la presa pero no deje que al ñudo
de entre el líquido ataúd. se apague su inspiración.
Venga, acérquese al Fogón
Por mi parte, sin pasión, si su fueguito le es grato,
he leído sus cantares vuelva a hacernos el relato
y esos dramas de los mares de su mocedad campera,
en que va su corazón; que en ese Fogón lo espera
puse toda mi atención el viejo Calisto el Ñato.
*

CARTA DE QUINTIN CHINGOLO

Debajo de la carreta Yo que suspiro por-verte,


y del fogón a la llama mientras te hablo a la oreja
que luz en torno derrama junto resuevo, mi vieja,
entre azulada y violeta, para relincharte juerte,
con el alma medio inquieta porque quizás de esta suerte
como quien su dicha arruina, no olvides tu compromiso i
esta te escrito, mi china, y vayas con cualquier guiso
recordando en la ocasión a meterte en rilación
el último cimarrón mientras yo pego el tirón
que me diste en la cocina. a donde alcance el petizo.
• " i

Ya sabes que mi ambición Ya sabes que voy marchando


sólo es quererte, morocha, con camino a Cerro-Largo,
y que en mi pecho se abrocha si tenes algún encargo
una tamaña pasión; que hacerme de cuando en cuaüdo
relincha mi corazón hacémelo conversando
halagao por la esperanza por medio del telefón,
como el potro que no alcanza pa eso vas a la Estación
cuando de lejos la mira, o a lo de Cálisto el Ñato,
la yegua porque suspira. . . que allí he visto un aparato
(dispensa la comparanza). para esa conversación.
I ¡" • » - J

El potro es un animal Agarrá bien el cañuto


que con sus recuerdos goza y atracátelo a la oreja,
cuando en el campo retoza no vayás a hacerme, vieja,
pisoteando el pastizal. las cosas como de bruto,
Su relincho sin igual de ai espera algún menuto
conmueve los corazones hasta que suene un cencerro
de las yeguas, que a montones y cuando oigás como un perro
vienen formando tropilla que aúlla con voz medio ronca
cuando suelta en la cuchilla acercáte a una trompa
la juerza de sus pulmones. que hay allí puesta en un fierro.
: Cuando ya estés bien cerquita Sos la calandria que canta
grítame por el aujero cuando dispierta la aurora,
i-sin largar el mangorero la estrellita brilladora
• ríle que sale la cuerdita; que en la noche se levanta,
verás, vieja, qué bonita la mañanita que espanta
va a ser esa conferencia, la oscuridad pasajera,
¡ qué gran cosa es esa cencia sos la jerguita bajera
[ que un Edison descubrió que en invierno me calienta,
• pa hacer ¡la que lo lambió! la carne de mi osamenta
conversar desde la ausencia. y el agua de mi caldera.
:■ 1 Eso de Edison te advierto Sos arroyo cristalino
Sai ; que lo aprendí en una yerra donde bebo en el verano,
del pulpero de la sierra la picada que el baquiano
que es un gringo muy dispierto. busca lejos del camino,
Y aura voy a ver si acierto la corriente que al molino
¡ a darte gusto, mi vid¿, de mi alma lo hace dar güelta,
. « que ya estarás aburrida sos la baraja que acierta
i de tanto oirme macanear teniendo mi suerte en boca,
y quiero hacerte ablandar el ciñuelo de mi tropa,
al darte la despedida... la causa de mi reyerta.
Tú sos la flor de arazá El yuyo sos a que unido -
que perfuma mi campito, como el buey que picaneo
la luz que yo necesito me mantiene mi deseo
, para tener claridá, y el amor que te he ofrecido,
sos el nido del chajá sos de la oveja el balido
que vive entre la laguna con que se alegra el cordero,
sos el higuito de tuna sos la miel del avispero
que me pinchó con su espina, a que llaman leehiguana,
cuchillo que me asesina y el sol que por la mañana
en triste noche de luna. viene a alumbrar mi.sendero.
Sos la güella del camino Adiós, mi prenda querida,
que voy siguiendo afanoso, viví, mi bien, sin recelo
el sonido melodioso que en ti halla todo su cielo
cuando mi guitarra afino, quien tu recuerdo no olvida,
sos el árbol que el destino gozá no más esa vida
me destinó para sombra, tan dulce como el chieholo,
sos de los campos la alfombra mientras que está triste y solo
cubierta de maeachines, como arbolito en el llano
la voz de los querubines pensando en tu amor tirano
que con ternura me nombra. tu apasionado .Chingólo,
. A LOS CRIOLLOS DE SAN JOSE

Palpitando el corazón Lo demás todo ha corrido


a impulsos del patriotismo como empujado al abismo,
al ver esto que yo mismo el culto al extranjerismo
he deseripto en “El Fogón”, lo ha ido dejando en olvido;
esto que es la tradición ya aquel gaucho presumido
de las costumbres camperas, no cruza por campo abierto,
sueño que por las laderas le han suprimido el desierto,
voy en mi flete cruzando, pero al cruzar sus vergeles
como quien cruza buscando va como entre andaribeles
de sus ranchos las taperas. siempre de polvo cubierto.
Las taperas. . . digo bien, Del tiempo en que regenteaba
que apenas de aquel pasado la franqueza y la alegría
viva el recuerdo adorado yen que el rancho se le abría
que bulle sobre mi sien. a cualquiera que golpeaba,
Ya sólo de aquel edén ya la costumbre se acaba,
queda alguna que otra flor, y sólo hay en las afueras
algún gaucho domador algunas fiestas camperas
que hace crugir el apero, como la que aquí se ve,
algún taita guitarrero porque tiene San José
y algún viejo payador. sus criollos de adeveras!
Algún ombú en que recuesta Así es cómo se trabaja
el rancho su mojinete 'por darle impulso al criollismo,
y donde el gaucho su flete así es como el patriotismo
ata a la hora de la siesta, se eleva y no se rebaja;
algún sauzal que le presta es un meteoro que viaja
su grata sombra al viajero, despertando los ideales
algún nido de boyero de los buenos orientales,
oculto en alguna isleta, cuando da al alma calor
y alguna vieja carreta y alumbra con su esplendor
que va picando el carrero. estos cuadros nacionales.
¡ Que las campestres fatigas Saludo a ese- pabellón
y el sudor del ganadero que al viento se desarrolla,
nos abran ancho sendero; en nombre ha “La Criolla”
que entre laureles y espigas y en nombre del mi “Fogón” :
surja la sombra de Artigas, y en esa doble función,
y entre aplausos soberanos ya que allí desensillé,
suene el nombre por los llanos, paisanos, permítanme
por el bosque y por la sierra, diga ante propios y extraños:
del defensor de esta tierra ¡que vivan por muchos años
que más amó a sus paisanos! los Criollos de San José

A LOS PAYADORES REGULES, PERUJO,


GALLARETA, SANTOS Y MOSQUITO
Cual tr inadora calandria cuando sus que­
jas expresa posada sobre la rama del
árbol que la sujeta, así quisiera cantar
con voz melodiosa y tierna, dejando ex­
presarse el alma con las notas gue la
lengua modula, cuando sus fibras se hie­
ren como una cuerda a quien el cantar
arranca dulces sonidos y quejas.
Sólo así, con esos trinos de dulcísima ca­
dencia, sólo imitando ese canto que a la
natura despierta, con sus vivos coloridos
podría el pincel del poeta trazar los cua­
dros del campo y el paisano de esta tierra.

Eso dije una ocasión De entonces, como es fuego


en un libro que escribí, fjue vive entre la ceniza
donde entusiasta vertí y que al soplo de la brisa
la savia del corazón; crece y se inflama de nuevo,
versadas de un chapetón esa inspiración que llevo
que en la P atria se inspiraba en mi cerebro escondida,
y su guitarra templaba esa chispa que se anida
preludiando con afán ep mi alma, crece al momento
al calor de ese volcán cuando la guitarra siento
que tiene P atria por lava, por el payador herida.
Y ahora que en nuestro “Fogón ”,“¡ Ni una ni otra representa
de su lumbre al calorcito lo que busca nuestro anhelo,
cantan con gozo infinito, ni el color de nuestro cielo
con igual inspiración, en^sus colores se ostenta;
Julián Perú jo, en unión una y otra nos afrenta
de Regules; y sus cantos, porque nos dice al flamear
entonan llenos de encantos, que no es nuestro nuestro hogar
con la intuición del poeta, y ante el poder extranjero
Aniceto Gallareta no puede el gaucho altanero
y el gaucho Luciano Santos; la mirada levantar!”
Ahora que su voz galana Venid, viejos payadores,
levanta nuestro aparcero, que improvisando poesías
aquel viejo guitarrero hacéis lujo de armonías
del camino Uruguayana; y en la guitarra primores;
quiero con su voz campechana de vuestros cantos mejores
seguir, de los matorrales, escoged los más sentidos,
la bandada de zorzales los que imitan los sonidos
que con su dulce armonía de las selvas uruguayas
saluda la luz del día y el rumor que a vuestras playas
en las selvas orientales. trae el mar emb avecido.
Mi guitarra quejumbrosa Venid, hijos del Parnaso,
quiero pulsar a la siesta, imitad con la bordona
mientras su sombra me presta el ruido de la carona
la solera de mi choza; que cruge al roce del lazo;
mientras la copa frondosa el golpe del chicotazo
de verde ombú me cobija que al caballo lo aligera
y torciendo la clavija el tas tas de la carrera
para afinar el cordaje que disputa el parejero
la memoria del gauchaje y el redoble del hornero
en mi memoria se fija. que anida entre la tapera.
De aquel gauchaje tan bravo Haced vibrar en la prima
como tan mal comprendido, con dulce melancolía
que rompió heroico, atrevido el conjunto de armonía
la cadena del esclavo, de la música y la rima,
que derramó por el pago de esa voz que no lastima
de libe tad la semilla, por más que el llanto lo imite,
y de cuchilla én cuchilla y haced después que palpite
luchando, grita: “ ¡No! el corazón del patriota,
ni la amarilla y punzó cuando resuene la nota
ni la verde y amarilla. que Independencia repite.
Todo eso páginas son no alumbra débil ni huraño,
de la historia de esta tierra que verde está todo el año
en que hubo para la guerra el laurel y la palmera
en cada gaucho un campeón; y que a la fértil pradera,
la historia de la nación cubre balando el rebaño.
en ese gaucho incrustada,
porque sin él no habría nada, Que aquí la selva es agreste,
ni Patria ni libertad, y entre espesos matorrales
ni la dulce amenidad van a anidar los zorzales
de nuestra tierra adorada. bajo de un cielo celeste;
y de las sierras del Este
Que al placer en esta vida sobre la negruzca cumbre,
lo siente el que libre mora la aurora esparce su lumbre
en su patria, y no el que llora semejando en el desierto
a su libertad perdida. un trono de oro cubierto
P ara esa alma entristecida por vaporosa techumbre.
la amenidad ya no existe,
es monótono y es triste, Que el aire todo es aroma
el bosque, el llano y el río que embalsama la existencia,
y del campo el atavío en el llano, la eminencia,
cuando de flores se viste. en la quebrada y la loma;
que en el alma no hay carcoma
Decid al que no haya visto ni la pena la desgarra,
de esta tierra la belleza, cuando pulsa la guitarra
la feroz naturaleza el payador campechano
donde está todo previsto, y en su lenguaje el paisano
que aquí, do el viejo Calisto la patria historia le narra.
canta sentado a la sombra,
el campo vuélvese alfombra Venid, viejos payadores,
de espigas, t-ébol y flores, que, improvisando poesías,
y mil pájaros cantores hacéis lujo de armonías
alzan un himno que asombra. y en la guitarra primores,
venid, que de mil amores
Que el cristalino arroyuelo un cimarrón y un buen trato,
que por doquiera se dilata, por sólo pasar un rato
como una sierpe de plata a la orilla del fogón,
cruza bañando su suelo, os brinde de corazón
que el sol que brilla en su cielo el viejo Calisto el Ñato.
LAS VIOLETAS

A mi esposa esposa muerta.

Eran las flores que ella prefería


para tener en ramos y macetas,
y cuando su fragancia percibía
a veces me decía:
¡qué flores delicadas las violetas!
“Para mí todas tienen atractivo,
las turcas, las azules, las moradas,
pero más por las blancas me desvivo,
porque a esas las concibo
como ideal de purezas perfumadas.
“Porque es la flor que dice cuando brilla
cuando el jardín perfuma y engalana
del cantero a la orilla,
que es más hermosa la humildad sencilla
que la infausta vanidad humana.”
Entre las notas sin cesar buscaban
sus ojos los pimpollos más tempranos,
y cuando las regaban
con grato afán sus delicadas manos
parecía que al verla se alegraban.
Mirando las violetas sonreías
cuando te daban su fragancia én vida,
como te daba yo mis armonías;
¡sin duda las querías
porque eras a esas flores parecida!
Eras como ellas, suave y fraganciosa, '
porque había perfumes en tu aliento
y como ellas hermosa
violeta, blanca, pura y candorosa,
porque nada enturbió tu pensamiento.
¡Qué hermosas son cuando principia el frío
y abren entre el follaje sus corolas
donde tiemblan las gotas del rocío!
¡Y ahora quedan, bien mío,
como mi corazón mustias y solas!
Mustias porque les faltan tus cuidados,
solas porque se fué su jardinera;
se f ué . . . voló en busca de otros prados
I donde ángeles alados
Ji cruzan cual tú la celestial pradera.
Tú fuiste en el jardín de la existencia
violeta cultivada con esmero
por la dulce virtud y la experiencia,
y jamás con violencia
te sacudió la fui'ia del pampero.
Jamás rencores abrigó tu seno;
ni ruines mezquindades; tu alma pura
no tuvo ni una gota de veneno,
que eras toda dulzura
para apreciar el infortunio ajeno.
Lloraste alguna vez porque eras buenu,
un ángel terrenal, esposa mía,
y tu trente serena
se doblegaba al peso de la pena
cuando llorar tu corazón sentía.
Si probé acibar o perdí la calma
en los vaivenes de mi vida inquieta,
más suave que el perfume de violeta
la esencia de tu alma
perfumó el alma triste del poeta.
Y ahora que volaste entre una nube
teñida por la luz de la alborada,
oye mi voz que sollozando sube
a la eterna morada
mansión feliz del justo y el querube.
Y si hasta Dios se levantó tu vuelo
y ahora perfumas el celeste coro
para damos consuelo
¡oh mi blanca violeta, mi tesoro!
mándanos tu perfume desde el cielo.
J
INDICE y
Pág.
El Payador .............................................................. 5
Criolla .......................... .. ....................... *................. 7
Preludios ............................... ...................................... 8
A mi madre en su d í a ............................................... 10
Para el álbum de Enriqueta ....................................... 13
A mi esposa en ¿u día .............................................. 14
Guitarreos ................................. ................................. 15
La carreta ................ 17
El baile ... ............... 18
Diana ...................................... ....... ............................ 21
No se encoja ................ 23
La ausencia ............................................................... 24
En la tapera .......... . . . . . ......................................... . 25
El matrero ................................................................. 25
Bordoneos ........................ ........................................... 26
Amor criollo .......................... .................................... 28
Triste ...................................... .............................. ... 29
Resollando ............................................................ . 30
La dbsp^dida ............................................ 32
Guerra civil ................................................................ 33
Enlazandof
.................... 35
Al doctor EliasRegules ......... ............................. 36
Año Nuevo .................................... 38
Como de antes .................................................. . . . . . 40
Siga la huella .................................... 42
A mi vieja ............ 45
Mateando .................. 47
Pucha... si no valenada...................................... 49
Aves terrenas ............................. 50
El amasijo ........................ 51
El gaucho LucianoSantos .............. 53
Carta de QuintínChingólo ...................................... 56
A los criollos deSanJosé ............................... 58
A los payadores Regules, Perujo, .Gallareta, Santos y
Mosquito .......... 59
Las violetas ...................... 62
OBRAS EN VERSO

Becquer, Gustavo Adolfo.—Rimas ................ 0.20


Birón, Lord.—Poesías selectas ................... 0120
Bravo, Mario.—Canciones yPoemas.............. 0.20
Búfano, Alfredo R.—Misa de réquiem y otras
poesías ............ 0.20
Calou, Juan P.—Poemas Postumos ........ 0.20
Carducei,.Josué.—Nuevas Rimas ......... : ---- 0.20
Carrere, Emilio.—Los ojos de los fantasmas. 0.20
Cervantes.—Versos del Quijote ..... ............. 0.20
Carriego, Evaristo.—Misas Herejes y Poemas
Postumos ......... 0.50
D’Annunzio, Gabriel.—Poesíaslíricas .......... 0.20
Darío, Rubén.—Baladas y Canciones ........... 0.20
Jiménez, Juan Ramón.—Elegías piaras y la­
mentables .......... 0.20
Darío, Rubén.—El canto errante . ............ 0.20
Echeverría, Esteban.—La eau tiv a................ 0.20
Shakespeare, William.—-Sonetos ........ 0.20
Urbina, Luis G.—Antología ................... .. 0.20
Vasseur, Armando.—Cantos Augúrales......... 0.20
Palma, Ricardo.—Armonías .......................... 0.20
Fernández Espiro.—Poesías Completas......... 0.20
De Diego, Rafael.—Las angustias .......... .. 0.20
Espronceda,'J. de—Selección de Poesías ... 0.20
Gabriel y Galán, J. M.—Nuevas castellanas. 0.20
Goethe.—Poesías líricas .........................: 0.20
Heine, Enrique.-—Poesías .............................. 0.20
Herrera y Reissig, Julio.—Las lunas de oro. 0.20
Hugo, Víctor.—Poesías ................... 0.20
Dante Alighieri.—Poesías de Amor ............ 0.20
Mistral, Gabriela.—Selección de Poesías ... 0.20
Machado, Manuel.—Caprichos ...................... 0.20
López, Luis C—De mi villorrio y Posturas
Difíciles ............................................. 0.20
Isaacs, Jorge.—Poesías completas ............ 0.20
Maturana, José de.—Las fuentes del camino 0.20
Santos Chocano.—Alma América ................. 0.20
Silva Valdés, Fernán,—Agua del tiempo ... 0.20 ■
Stechetti, Lorenzo.—Postuma ................... 0.20
Verlaine, Paul.—La Buena canción .............. 0.20
Carriego, Evaristo.—Poemas Postumos......... 0.20
Carriego, Evaristo.—Misas herejes .............. 0.20
Guerra Junqueiro.—La muerte de D. Juan .. 0.50
Martí, José.—Versos libres .......................... 0.20
Méndez, Gervasio.—Poesías completas ....... 0.20
Musset, Alfredo de—Ptoesías ....................... 0.20
Mármol, José.—Poesías escogidas 0.20
Núñez de Arce, G.—Poesías y Poemas cortos 0.20
ImpreBó en los talleres gráficos de
la Federación Gráfica Bonaeren­
se, para la “Editorial Claridad"

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