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Monición de entrada

Queridos hermanos, hoy jueves eucarístico y Sacerdotal, la palabra nos habla al corazón y nos dice que
la misericordia de Dios es infinita y compasiva. La liturgia de hoy es una prueba del amor liberador de
Dios porque nos anima a caminar hacia la santidad.

Abrimos nuestro corazón para que Dios lo sane y comenzamos esta misa con el canto de entrada.

Moniciones a las lecturas

La misericordia de Dios es inmensa, solo basta en creer y su promesa se cumplirá en nuestras vidas.
Escuchemos

Oración de los fieles

A cada petición respondemos: Te lo pedimos Señor

1 Por el Papa Francisco, obispos, Presbíteros y Diáconos para que siga siendo testigo fiel de tu
misericordia y pueda llevar la alegría del Evangelio a los más alejados. Oremos.

2 Por nuestros gobernantes, para que promuevan la justa distribución de los bienes de la tierra y así a
nadie le falte lo necesario para vivir con dignidad.

3 Por los que sufren por falta de alimento o de consuelo, para que la labor de los cristianos les haga
descubrir en Cristo la verdadera comida y verdadera bebida. Roguemos al Señor.

4 Por todos los padres, para que, siguiendo el ejemplo de Abrahán, no tengan temor de escuchar la voz
del Señor y lleven ante Él a sus propios hijos, seguros de que sólo en las manos de Dios su vida será
segura y fecunda. Oremos.

5 Por nuestra comunidad, para que la reconciliación con Dios y con los hermanos sea fuente de un amor
recíproco, hecho de relaciones francas y sinceras. Oremos.

Presentación de las Ofrendas

A Dios misericordioso, que nos dio a su Único Hijo, presentemos nuestros dones de pan y vino.

Comunión.

La fuerza curativa de Jesús, que nos mostró el Evangelio de hoy, nos llega en la Eucaristía, porque somos
invitados a comulgar con «el que quita el pecado del mundo». Acerquémonos a recibirle.

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