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oe ENTRE PEDAGOGIA Y LITERATURA Jorge Larrosa Carlos Sklar tsverdiadoes) BEE EERE eee eee eee eee eeeeeeee eee eee eee eee Eee eer E cree eae Fernando Barcena Ricardo Forster Daniela Gutiérrez Jorge Larrosa Ditefio de coleceién: Gerardo Mio Composicién y armodo: Valanio Pérez flo edin se emi de imprimir en eee de 2006, en Grélica Lo s.r, Joan tnten Match Execs 87. (CAH Cp Fe Carina Rttero Carlos Skliar Prohibida sv ceproduccion total o parcial, Gregorio Valera Villegas incluyendo lotocopia, sm la qutonzacién expreso de los editores © 2006.Mifo y Dévilo si Edicién octual: 1° remmpresion, mayo de 2006 NP edicién, mayo de 2005. ISBN-10: 84.95294.79-6 ISBN-13.978-84.95294-79-1 Ivpreto en Ancanmna —_— GSINO s DAVILA, sewwssminoydavila.comar INVITACIONES ENTRE PEDAGOGIA Y LITERATURA. Jorge Lerresa pes Carlos Sklar y yohiermos una propuesta muy general y, seguramente, demasiado simple: escoge algunas ‘bras litorarias ¥ trata cle claborar, con ellas o a partir de cles, agin tema o alguna cuestion que te parezca importante deste el puntode vista de Ia pedagogin” Una anvitacion, en definitiwa, 3 una dd las formas mis torpes de leer. Como si por un lado estuvieran Jos temas y los problemas de la pedagogfa, mis 0 menos claros y repertortados, y por otto lado una serie de textos en los que esos tcinas o esos problemas aparecen literariamente textualiados de ‘una forma mis o menos explicta, Se tratarfa de amponer una regla dle Lectura exterior af literatura misma y, en defintva, de subor- dinar los textos iteranos a merus portadlores de planteamientos 0 de enseianzas mis e menos tiles en el interior del earnpo pedag- ico. Una Lectura pedagoyea de a lteratura seria, descle ese punto dle vista, tan atrogante y tan linutada como una lectura politica, morai, psicolégica, souoldgies o meluso literaria, De todas formas cra claro para nosotros, y asi tratamos de trasmitirlo a nuestros colaboradores, que nucstro interés no estaba tanto en hacer una contribucign miss fa eonstitucton de un canon de obras literarias para uso de pedagogos yeclueadores, como en tratar de modificar i lenguaje mismo de fa pedagogia , por lo tanto, la naturaleza 72 1 JORGE LARROSA ¥ CARLOS SKLAR (cvonus) de sus temas o de sus problemas, Lo importante, para nosotros, ro cra hacer pedagogia con la literatura sino explorar hasta qué panto ls expericneis de la literatura era capay de interrumpir © de cuestionar o de modifiear la pedagogia misma Contibames para ello con algunas complicidades, derwvadas quizé de la posicién un tanto excéntriea de todos nosotros en el campo pedagogico o, dicho de otro modo, de una cicrta desubi- cacién, de una cierta incomodidad, tanto respectoa sus discursos ‘como respecto a sus prictcas. Tras el triunfo del experto y del burda, del tency dl nemo, todos nsotes ine ‘onscientes de nuestra propia margnalided respecto a ls gra- maticas dominantes en of nicleo duro del campo o, 5 se quiere, rospecto a las formas usuales de loer y de escribir en podagogia, Jo que posiriamos lamar las reglas del discurso pedagogico, el Tenguaje de l tibu, esa tribu ala que sla vez pertenecemos y no ertenecemos, ese longuaje quea la vez es y no es el nuestro, esas reghas en cuys obediencia ya no nos reconocemos, ese vocabulario. {ue se nos ha hecho impronunciable, esas gramiticas que nes son Propias ya vez ajenas, esas formas de escribir que no qucremos 1 podemos reproduerr, esas lecturas en las que ya ne pedemos proyectar ni lo que somos ni lo que nos interesa Asi las cosas, la literatura puede ser un refugio, tal vez. En estos tiempos en los que lo que hay que hacer se llama investiga- cién (en nuestro campo, una de ls formas mis fatigosas y menos interesantes de reproduccién de lo mismo) a lo mejor no esté mal que algunas personas puedan retirarsc a leery a escribir. En estos tiempos on los que todo lo que sc hace tiene que servir para algo {en nuestro compo, una de las formas sada pudirosas de que no pase nada) a lo mejor no esti mal que algunas personas decidan habitar un sito en ol que aiin se pueda reivindicar una cicrtain- utilidad. En estos tiempos de urgencias (en nuestro campo, una de las formas més implacables de abolicién del pensamicnte), a 4o mejor no es del todo malo que algunas personas quteran refue {arse en algiin lugar en cl que alin puedan tomarse un poco de tempo. Ademis, todos nosotros venimos de ana at peidagogts formaba parte de las letras y, aunque sepames que so ‘mor una especie de animal universitaro en pel sro de extincién, a lo mejor no nos hemos resignado del todo a que pueda cxistir ENTRE PEDAGOGIAY LITERATURA | 7) tun lugar en el que eso de la edueacién se clabore en conexién eon Jo que aita se signe amanda cultura: con ia literatura, con clone, con el arte, con Ia mica, con el teatro, con ese upo de pproducciones que tratan de decir el presente y, al musto tempo, de resistir asus imperatives. oro quizi no se trate ni dela literatura como refugio ni como hherramienta, Lo importante, para nosotros, no era mi retsrarnos leer (ya tratar de eseribir nuestras lecturas) en un lugar més 0 menos confortable y que ain conserva algo de su lustre cultural, ni subordinar nucstras lecturas (y nuestra forma de eseribirlas)& las reglas del campo pedagogico. Lo que nosotros pretendiamos, cera mstar a trabajar entre la literatura y Ia pedagoga, a hacer la ‘experiencia de ese entre y, de alguna manera, a ponerio a prod cir. En ese sentido, se trata, obviamente, de una operacion sobre 1a biblioteca, de mezelar nuestra biblioteca literaria con nuestra biblioteca pedagégiea, de confundirlas incluso, para ver qué pasa 10, mojor, pare ver qué nos pass.Y se trata también, sobre todo, de una operacion sobre el lenguaye (y sobre el pensamiento), de cexplorar lo que les pasa a nuestras palabras (y @ nuestras ideas) ‘cuando leemos otras cosas y cuando tratamos de escribir de otro ‘modo. Quiti la literstura sea simplemente es0, atender a las pa- labras, tomarlas en serio, pesarlas y sopesarlas, elegiras con cut- dado, tratar de elaborar con clas y en ellas lo que alin podemos decir sin traicionarnos demasiado, lo que ain padiemos pensar sin :entir y in mentirnos demasiado, trtar de salvarlas dela degen ‘dacién, del empebrecimiento, tratar de protegerlss también dela proliferacidn desordenads ¢ indefinida en la que, por su propio texeeto, no dicen ya nada, no piensan ya nada, buscar en ellas y con ellas lo que aun no sabernos decir, fo que ain no podemos pensar, explorar su densidad, su sonoridad, su fuerza, tocar con ellas y erellas algo que ain pueds estar vivo, algo que ain pueda ser verdadero, y decitlo, Lo que hay en lo que sigue son distintos ejereacios de Jectura (y dle cscritura, puesto que ia lectura se escribe, y de pensamiento, puesto que sc lee y se eseribe pensando, dando a pensar) en ese ‘entre pedagogia y literatura que nos hemos dado como territorio de exploracién, Cada uno de los lectores y/o autores ha clegide sus textos y, con ellos, sus problemas 74 | JORGE LARROSA y CARLOS SKLIAR (coon) Ricardo Forster ha leido las piginos de La tregua, de Primo Levi, algunos poemas de Paul Celan, y un texte cle Derrida. Con ‘esos materiales nos ha dado dos textos estrechamente relacio- nnados entre si en los que prensa la relacién encadenada entre Ia palabra y el silencio, e! silencio y la muerte, la muerte y el tes tigo, el testigo y Ia verdad, la verdad y la memoria, la memorta yl fenguay, el lenguaje y Ia educacién. Y nos obliga a pensar ls ceducacidn entre las ruinas de la cultura, de ta civilizacion, del hhumanismo, de la palabra, Fernando Bircena, que ya ncursion6 en las referencias y en tos temas de Forster en “La fing: muda” (Barcena, 2001; Mel ch, 20042), nos ha propuesto dos lecturas. Primero, ur de la literatura testimonial concentraeionaria en torno a la que ppensor el presente y cl futuro de una eduercin basads en la vgja ides humanista de cultura, Segundo, una Iectura de una novela decamondnica, El discipulo, de Paul Bourguet, a proposito de la naturaleva poradéjics de la influencia (intelectual, pero también oral) entre los maestros y sus disciples. Otra vuelta de twerca algunos de los temas que atraviesan El dlitto dels palabras (Bar~ ‘cena, 2003): Ia continuidad y la discontinidad en edcacién, la herencia y el nacimiento, la traicién y la responsabilidad Carlos Sklar ha leo a diversos filésofos que se han tomado en serio a rellexidn sobre ls literatura: sobre la lecturay la escri- turaliterarias, En su texto resuena Derrida, fundamentalmente pero también Foucault, Deleuze, Barthes. En relacién con esos autores, su trabajo tiene que ver con la tensién entre ausencia y presencia que se da en la palabra literaria, en esa particular forma do lenguse yee roiacibn con ol onguaje que Usimsmos literatura, ‘Como no podia ser menos, y en la estela de {Ys ef arr no extuviera ahi? (Skliar, 2002), todo su planteamiento ests atravesado pot la cuestidn de la alteridad.¥ por como esa cucstion cs ieludible en cualquier Experience con la palabra (SHlir, 2005 ~en prensa-) que vaya mas alld de la comprensién y/o de la wformacién, Gregorio Valera y Gladys Madriz se sternan por ese conglo- merado de generos altamente entremezclados que se ha dado en Iamar"“Yiteratura del yo" (y que mcluye la autobiografia a novela biogréfics, la novela de formacién, el di 10 dntimo, la confesion, Jas memorias, etc.), para pensar dese ahi, no sélo una idea otra ENTRE PEDAGOGIAY LITERATURA | 75 de formacion, basada en una Fedagogia de lo alters (Valera-Vi- Tlegas, 2002), sno también la commplejas ytensasrelaciones entre In educscidn, ls expertenena y Ia vida ; Danicla Gutiérres nos ofrece una hermosa antologt de esee- nas erbticas entre profesores y alumnos, maestros y diseipules, scultosy nifos, pro también libros y lectores, palabras y eyentes, ‘hocas orejas. Con es0s fragmentos infimos, tangenciaics en las cobras de las que provienen y aparentemente sin importancia, se trata de pensar la naturalezs rremedtablemente corporal, enear- nada, sensible, pasional y descante de Ia educacion cuando se la contemplafxera de los esquemas techolégicos, pricticos y mora- lesen los que ha sido encerrad. Se trata también, me parece, de sefalar hacia dimensiones de lo educative cuya mportancia no se correspond con si nvisibilidad a no ser que funcionen, en ellas jsmos de eensura que hablan, y Fespecto a ellas, potentes me quiz’, de nuestro propre puritansmo. vin gon Carles Mélich nos propone Le trangfrmacin, de Franz Kafka, para pensar una pedagogia literaria formulada desde el scontecimiento, la incertdumbre, la contungencia, a experien- co, la mterprotacién, la vida, esto es, todo To que compone una Filosofia dela fnrad (Melich, 2004), on un texto que, sin rehwr ‘cuestiones hermenéuticas, epistemol6gieas y éureas, uene algo de programs. Por tiltimo, lo que yo presento es una lectura de las éltwmas ‘i « Imre Kertész, con el proposito de avan- piginas de Sin desnro, de Imre Kertése, con el prop zr enalgunas cucstiones sobre relato, experiencia y subjerividad de las que ya me habia ocupado en algunos textos de Fedagogte ‘rajana (Larosa, 2000), solve todo en aquellos en que se tats de articular algo asi como Ia claboracion narrativa de la idca de formacién ‘Otras lecturas hubieran sido posibles. Otras eserituras tam. bién.¥ otros temas, otros problemas, otras formas de pensar ye dar a pensar. Nosotros hemos clegilo nuestros textos, nucstras historias. O son ellas ls que nos han elegide a nosatras, que cs0 nunca se sabe. Nosotros hemos vlegide también lo que con ellas oa partir de ellos queriamos decir, queriamos contar, queriamos cl yr seria mis justo decir que todo eso pensar: Aunque a lo mejo : son las historias las que nos lo han ide ensefiando a medida que 7% | JORGE LARROSA y CARLOS SKLIAR ctnnns has feiamos y en la medida en que tratdbamos de convertir en excritura nuestro trato con ellas. Nos gustaria que el improbable lector tomara estas“invtaciones” como una mnviticién. A clegi sus propias historias, A escribir con ells. A pensar. Entre pedagogia y literatura, Por acaso. Referencias bibliograficas ‘ince, F, (2003) El deli de a pala: En pr un pods del coment Bareaona, Ed. Herder Drawn, J. (1996) “Hable por el otto en Divo de Pasa, n° 3, Buenos ‘lee, Lams, J (2000) Rue Poin, Ess lengua nj ly fom, ‘yonos Altes, Ea Novel Evesvas, Meet J+C. (2004) Fei defn, Barccana, Ed Heese Suan, C.(2002) a lat neti ah? Nous poo wn ea dren. Buenos Aires, Mid y Divi etlitores —— (2005, en prenss) inci Aer (Eseriencoscon a palin! Buns Alves Mibo y Div etre robbs) Vartna-Vinsess, G (2002) ae eh ead Ung igi de ncn cone ete. Carneas,Unseersidad Cs EL POETA Y SU IMPOSIBLE TESTIMONIO Ricardo Forster | poeta, a diferencia del fildsofo, logra sortear, en sa vige bfrecernos wtra perspeetiva de una historia que, al volverse vox podtica, se sustrae a las demandas de Ja rigurosidad académiea (0 os prejuicias del saber estandarivad. Pero, en ecasiones, of pocta es mediadar de lo que no puede decwse, de aquello que shlo alcaza una vora través de la ntensidad dolorosa de quien se concibe apenas como portador de una verdad que lo trasciende aco de Paul Celan se caractertia igo esto porque el itinerario potuco de Pa por ls esallidos de seni, por a sensacion de un decir otro, ‘oscuro, ronco, quebrado que proviene de un mis ali del propre jpocta; pero es tambign la manifestacin de un dolor snolvadable, Ia travesia por un mar embravecido del que nadie puede salir ileso, Paul Celan es un néufrage, alguien que no puelo eludi el que se vio impulsado aoficar de testigo, reuerd de fa muerte dhe un testigo que, sin embargo sabe que las victimas han eallado para siempre, Pero se palabra abre, mis ald de esa destruccion irreparable, la posibilidad meierta de la ensefianza; sus versos deseneajados y hellosa un mismo tiempo nos guian, come ninguna otra expert, pols patos oscuro del memors ns dejan entrever Io que el poeta no pudo evitar decir de aquello de + Facultad de Cieneas Soles, Umvesidad de Buenos Aires Argent,

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