Está en la página 1de 1

Incluso en el lecho de muerte, cuando ya sólo tienen piel sobre los huesos, las

anoréxicas siguen viéndose gordas. Y se niegan a comer. Las familias que han tenido que
bregar con esta enfermedad saben lo terrible que es ver cómo se consume una adolescente
y no poder hacer nada para evitarlo, porque su trastorno es tan profundo que son incapaces
de reaccionar sin ayuda. La sociedad no puede permanecer impasible ante un problema de
salud pública que los especialistas no dudan ya en calificar como epidemia. Por eso, la
iniciativa adoptada en relación a la anorexia por el juez de Barcelona encargado de los
internamientos psiquiátricos merece ser elogiada y debería ser ratificada por otros
magistrados. El juez Ignacio Sancho Gargallo, haciendo gala de una encomiable
sensibilidad social, ha afrontado el problema con las armas que la ley le concede. Desde
hace un tiempo, y a petición normalmente de las familias, ordena el internamiento de las
muchachas cuya vida se encuentra en peligro precisamente porque no son conscientes del
daño que se hacen a sí mismas.
La medida judicial puede salvarles la vida, porque, contrariamente a lo que muchos
creen, la anorexia no es una mera alteración psicológica. Quien la sufre padece un trastorno
de la percepción tan radical que es incapaz de ver la realidad y entra en una espiral de
inconsciente autoagresión que, de no mediar un tratamiento intensivo, puede conducirle a la
muerte. De hecho, el 6% de las afectadas muere y un 30% no llega a curarse nunca del
todo, lo cual indica la gravedad de esta enfermedad y la importancia de que sea tratada en
la fase más precoz posible, algo que en este momento la red sanitaria española no es aún
capaz de garantizar.
No se trata, pues, de un problema menor, y debe combatirse con todas las armas
posibles. Las sociales, por supuesto, para evitar los factores que contribuyen a
desencadenarla; las médicas, facilitando el tratamiento adecuado a cada caso con la
celeridad necesaria, y, en último término, si es necesario, las judiciales.
Desde el punto de vista jurídico, la orden de internamiento de una persona que sufra
anorexia está plenamente justificada y entra dentro de los supuestos que establece la ley
para la incapacitación por enfermedad mental. No hay dudas al respecto. La joven
anoréxica que se niega a ser tratada médicamente no está haciendo otra cosa que actuar
conforme al ánimo inconsciente de autodestrucción que la lleva a no comer. Y no es una
decisión libremente adoptada, sino el fruto de un trastorno objetivo y objetivable.
El dramático testimonio de las mujeres que han superado la fase crítica corrobora
hasta qué punto están fuera de la realidad y hasta qué punto su vida depende de una
intervención a tiempo, aunque sea forzada. En estos casos no caben dilaciones, porque el
camino recorrido podría no tener ya retorno. La actuación del magistrado de Barcelona
demuestra que en la Administración de justicia también hay profesionales atentos a la
realidad social de su tiempo y capaces de reaccionar ante ella.

a) Determina la tesis que defiende el autor e identifica las partes de la estructura del
texto. ¿Cómo es el texto según la organización de su idea principal?
b) Explica y justifica las funciones del lenguaje predominantes en el texto
c) Analiza la estructura interna de las siguientes palabras. Indica además su categoría
gramatical: “incapacitación”, “desencadenarla”.
d) Explica los elementos de cohesión léxico-semántica empleados

También podría gustarte