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EPOCA REPUBLICANA
La anarquía (1841-1845)
Anarquía militar (1841-1845)
CAMURO
I.E.E. RICARDO PALMA. EPOCA REPUBLICANA
Arequipa, lo que fue aprovechado por el prefecto de Lima, Domingo Elías, para
proclamarse Jefe de la Nación. Ante el peligro de que los vivanquistas comandados por
el general José Rufino Echenique invadieran Lima, Elías preparó la defensa de la capital
durante la llamada "Semana Magna" (julio de 1844). Finalmente, Echenique optó por no
atacar, al darse cuenta de que la guerra iba a decidirse en el sur. En efecto, cerca de
Arequipa se trabó la sangrienta batalla de Carmen Alto, entre las fuerzas de Castilla y las
de Vivanco. Castilla resultó ganador (22 de julio de 1844).
Después de la guerra civil, Castilla y Elías se pusieron de acuerdo y devolvieron el poder
a quien constitucionalmente le correspondía: Manuel Menéndez. A su vez, este convocó
a elecciones, en las que triunfó Castilla.
Se conoce como la Era del Guano a un período de estabilidad y prosperidad que vivió el
Perú entre 1845 y 1866, cuando el Estado Peruano fue sostenido por los importantes
ingresos generados por la exportación del guano, principalmente hacia Europa, donde
se desarrollaba la revolución agrícola. La fecha de inicio de la Era del Guano se fija
comúnmente en 1845, año en el que Castilla comenzó su primer gobierno. El historiador
Basadre denomina esta etapa como el de la Prosperidad Falaz, pues la bonanza fue
efímera y terminó poco después de la guerra con España de 1865-1866.
La ascensión al poder del general Ramón Castilla como presidente constitucional el 20
de abril de 1845 significó el comienzo de una etapa de calma institucional. Aunque las
luchas personales continuaron en las décadas siguientes, la habilidad política de Castilla
logró que disminuyeran los brotes conspirativos y las guerras civiles. Contando con esta
tranquilidad y con el respaldo de la bonanza financiera proveniente de la venta del guano,
se dedicó a organizar el Estado Peruano. Ordenó la economía nacional con el régimen de
los presupuestos, canceló la deuda externa, dio al Perú una posición internacional
relevante en el continente, fomentó el progreso intelectual y material, inició el desarrollo
de la Amazonía, fundó el servicio diplomático, reformó la administración pública, inició
la reforma educativa abandonando los moldes coloniales, modernizó el ejército y creó
una fuerza naval respetable. Como signo del progreso material alcanzado se construyó
el ferrocarril de Lima al Callao, que fue inaugurado en 1851, siendo el primero en serlo en
Sudamérica.
Castilla completó tranquilamente su período presidencial de 6 años, siendo el primer
presidente del Perú en hacerlo. En las elecciones de 1851 se postularon tres candidatos
que representaban a los tres grupos en que estaba dividida la sociedad peruana. Uno de
ellos era el general José Rufino Echenique, apoyado por Castilla; el otro fue el general
Manuel Ignacio de Vivanco, antiguo enemigo de Castilla; y el tercero era el agricultor y
empresario Domingo Elías, la primera candidatura de un civil en la historia republicana
peruana.
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I.E.E. RICARDO PALMA. EPOCA REPUBLICANA
En las elecciones de 1862 Castilla apoyó al general Miguel de San Román, quien ganó y
asumió la presidencia el 24 de octubre de 1862, pero murió meses después, víctima de
una enfermedad (3 de abril de 1863). Lo sucedió el primer vicepresidente, general Juan
Antonio Pezet, quien debió enfrentar un conflicto con España motivado por la presencia
hostil de la Escuadra Española del Pacífico en las costas sudamericanas.
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I.E.E. RICARDO PALMA. EPOCA REPUBLICANA
Tras la guerra contra España, el dictador Mariano Ignacio Prado fue nombrado presidente
provisorio. Pese a las críticas, Prado se presentó como candidato a la presidencia sin
abandonar el poder, obteniendo el triunfo. Convocó también a un Congreso
Constituyente, que se encargó de dar una nueva Constitución: la Constitución Liberal de
1867. Pero una revolución acaudillada por el general Pedro Diez Canseco en Arequipa y
por el coronel José Balta en Chiclayo, trajo abajo a su régimen y restituyó la Constitución
de 1860, a principios de 1868. Diez Canseco ejerció un gobierno interino y convocó
a elecciones. Se presentaron dos candidatos de líneas opuestas. Uno era el coronel José
Balta, representante del antiguo militarismo; y el otro, el civil Manuel Toribio Ureta,
representante del liberalismo. Balta resultó vencedor y asumió el poder el 6 de agosto de
1868.
El gobierno de Balta se inició con una lenta tarea de reorganización. El problema más
acuciante era el económico, principalmente por los gastos generados por la guerra contra
España. Balta nombró como ministro de Hacienda al entonces desconocido
joven Nicolás de Piérola, quien logró un acuerdo con la Casa judía-francesa Dreyfus
Hnos. de París para la explotación del guano, firmándose el llamado Contrato Dreyfus (5
de julio de 1869). El gobierno peruano vendía a la Casa Dreyfus dos millones de toneladas
de guano, valorados en 73 millones de soles; por su parte, la Casa Dreyfus adelantaba al
Estado dos millones de soles, y se comprometía a pagar a razón de 700 mil soles cada
mes y a cubrir los intereses de la deuda externa peruana. Posteriormente se hicieron
algunas ampliaciones. En teoría este contrato era muy conveniente para el Estado
Peruano y ponía fin a los abusos de los consignatarios peruanos, hasta entonces
intermediarios en el negocio guanero. Estos demandaron ante la justicia al Estado por
daños y perjuicios, pero el contrato terminó por ser aprobado por el Congreso y el
gobierno siguió adelante en su ejecución.
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Contando con la garantía del guano, el gobierno peruano celebró grandes empréstitos
con la misma Casa Dreyfus, con los que inició un ambicioso programa de obras públicas,
principalmente la construcción de ferrocarriles, siendo los más notables los de
penetración de la costa a la sierra. El gobierno actuó irresponsablemente y se endeudó
crecidamente, confiado en las rentas del guano, que no serían duraderas.
Un año antes del término legal de su mandato, Balta convocó a elecciones en medio de
una gran crisis económica. Varios candidatos se presentaron, pero entre todos destacó
la figura de Manuel Pardo y Lavalle, líder del recién fundado Partido Civil, el primer
partido propiamente dicho fundado en el Perú como respuesta al predominio militar en
la política peruana y que agrupaba a profesionales liberales, comerciantes, empresarios,
hacendados, que conformaban la naciente burguesía nacional. Pardo triunfó, pero
faltando pocos días para que asumiera el poder, Balta fue derrocado y apresado por los
coroneles Gutiérrez (que eran cuatro hermanos), originando así un golpe de Estado
conocido como la rebelión de los coroneles Gutiérrez. Estos fueron incitados a realizar
tal acción pues temían perder sus privilegios castrenses con la ascensión al poder del
civilismo. El mayor de dichos hermanos, Tomás Gutiérrez, se autoproclamó Jefe
Supremo; unos días después Balta era asesinado en la prisión (26 de julio de 1872), lo
que provocó una violenta reacción de la ciudadanía, que asesinó en las calles a tres de
los Gutiérrez (entre ellos Tomás) y restituyó la constitucionalidad.
Manuel Pardo, que había huido a Pisco, retornó a Lima y tomó el mando de la nación el 2
de agosto de 1872. Pese a las medidas que tomó para contrarrestar la grave crisis
económica (entre ellas la nacionalización de la riqueza salitrera), no tuvo éxito. El
contrato Dreyfus ya no rendía pues la Casa Dreyfus se negó a dar más adelantos con
garantía del guano, arguyendo que el Estado peruano le debía.
Durante el gobierno de Pardo se firmó el Tratado de Alianza Defensiva entre Perú y
Bolivia, el 6 de febrero de 1873, que luego sería usado como pretexto por Chile para
desatar la Guerra del Pacífico.
En 1876 la transmisión del mando se produjo sin incidentes. Los principales candidatos
eran el expresidente Mariano Ignacio Prado y el contralmirante Lizardo Montero. El
triunfador fue Prado.
Durante su gobierno, Prado enfrentó el problema de la cuantiosa deuda externa y la
galopante crisis económica y hacendaria. Tratando de paliar la situación, Prado declaró
disuelto el Contrato Dreyfus y firmó un nuevo contrato para la venta del guano con la
firma inglesa Raphael e Hijos, el llamado Contrato Raphael, pero no tuvo éxito. El precio
del guano iba por entonces cayendo en el mercado internacional y ya no constituía un
negocio rentable. La crisis se agudizó. El Estado peruano se declaró en bancarrota y
anunció la moratoria de su deuda externa.
Para colmo, Prado tuvo que enfrentar la oposición de Nicolás de Piérola, que acaudilló
dos revoluciones, que si bien fueron sofocadas, causaron un gasto a la ya exhausta caja
fiscal. Suceso luctuoso de este período fue el asesinato de Manuel Pardo, entonces
presidente del Senado, el 16 de septiembre de 1878. Al año siguiente estalló la guerra con
Chile, pese a los intentos de Prado de evitarla diplomáticamente. Chile, con su
característica perfidia, esperó el momento adecuado para atacar al Perú, es decir cuando
este se hallaba en plena bancarrota y prácticamente desarmado.
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