Las doctrinas éticas fundamentales surgen a partir de
los cambios de la vida social, que dan origen al cambio a la vida moral, ya que en una moral efectiva se presentan principios, valores o normas.
Intelectualismo ético: Sócrates.
La primera formulación del intelectualismo moral la
hizo Sócrates, cuya moral se reduce a que lo más importante es obrar justamente y a que es mejor sufrir el mal que cometerlo. Para ser bueno es necesario ser sabio, ya que se establece una relación de igualdad entre la verdad, la virtud y la felicidad.
Eudemonismo: Aristóteles.
El eudemonismo es un concepto filosófico de origen griego
compuesto de lo bueno y la divinidad menor, que recoge esencialmente diversas teorías éticas. Tiene como característica común ser una justificación de todo aquello que sirve para alcanzar la felicidad.
Ataraxia: Escuelas Helenísticas.
La ataraxia, como la apatía, es el estado anímico que nos
permite alcanzar la felicidad. Se consigue mediante la disciplina del apetito para que éste nos presente sólo deseos moderados, y tras aprender a aceptar los males y a renunciar a los deseos cuando sean imposibles de cumplir.
Cristianismo: Agustín de Hipona y Tomás de Aquino.
En cuanto a la ética, para San Agustín, el ser humano,
debido a su libertad tiene la capacidad de decidir si va a seguir a Dios, haciendo un buen uso de su libertad, o si le va a dar la espalda, haciendo un mal uso de ella. Y es que, aunque el hombre sólo pueda encontrar la verdadera felicidad en Dios, sin embargo, al carecer de una visión adecuada del mismo, puede elegir bienes mutables como objetivo de su vida, en lugar de tender al bien inmutable, representado en Dios.
Asimismo Sto. Tomás afirmaba que la felicidad consistía en
la contemplación de la verdad, pero como para los cristianos la verdad absoluta es Dios, entonces la auténtica felicidad consistirá en la contemplación de Dios. Realismo Político: Nicolás Maquiavelo.
Es abordar la realidad desde un esquema racional. El elemento
necesario conductor entre la razón y los hechos, que es por lo cual entendemos los hechos, es el interés definido en función del poder.
Racionalismo ético: René Descartes.
El racionalismo ético, hizo que la conducta de las personas se
transformara en un actuar encaminado hacia un fin, es decir, el comportamiento de los hombres regidos por principios o valores, es asumido como medio para alcanzar la salvación eterna.
Formalismo: Immanuel Kant.
Sistema de ética que, en principio, no se interesa ni por los fines
ni por las consecuencias de los actos morales (no es teleológico), sino que funda la moralidad de un acto en el hecho moral de que se percibe su obligación (es deontológico).
Marxismo: Karl Marx.
El marxismo sintetiza la propuesta iniciada por Marx para pensar
críticamente la sociedad capitalista y su superación a través de la alternativa revolucionaria. Por esta razón, propone como paradigma de ciencia una ruptura epistemológica para pensar la sociedad y subvertirla.
Vitalismo: Friedrich Nietzsche.
El vitalismo de Nietzsche se incluye en este grupo; la vida en el
sentido biográfico e histórico pero también podemos referirnos a la vida como conjunto de experiencias humanas dadas en el tiempo, tanto en su dimensión personal o biográfico como en su dimensión social o histórica.
Utilitarismo: Jeremy Bentham.
El utilitarismo es una filosofía construida a fines del siglo XVIII
por Jeremy Bentham, que establece que la mejor acción es la que produce la mayor felicidad y bienestar para el mayor número de individuos involucrados y maximiza la utilidad.
Existencialismo: Jean-Paul Sartre.
Éste es el principio del existencialismo”, postula Sartre. El filósofo
afirma que el hombre es el ser por el cual la nada llega al mundo. Su pensamiento se configura en el reino de la conciencia soberana, de la libertad irrenunciable, del sujeto que se sabe creador del sentido o del sinsentido de la existencia. Psicoanálisis humanista: Erich Fromm.
Un psicoanálisis no por principio adaptativo a la realidad social,
sino que mantiene la primacía de la integridad de la persona, conservando una visión crítica de los aspectos enajenantes y enfermos de la sociedad.
Teoría Crítica: Herbert Marcuse.
En síntesis, la teoría social crítica de Marcuse propone considerar
a toda acción, sistema de acciones, o producto cultural de los hombres, como una coyuntura pasajera, siempre en transición hacia otra forma cualitativamente diferente a lo que es en la actualidad.
Posmodernidad: Gilles Lipovetsky.
La Posmodernidad es a la vez sincrética, con- vivencial y vacía.
Placer, paz interior, perversión, coexisten sin contradicción. Hay un eclecticismo cultural relativo (Lipovetsky, 1999). La educación entendida como producción individualista genera un culto al joven.
Ética de Mínimos: Adela Cortina.
Cortina lo expresa en estos términos: Las éticas de justicia
o éticas de mínimos se ocupan únicamente de la dimensión universalizable del fenómeno moral, es decir, de aquellos deberes de justicia que son exigibles a cualquier ser racional y que, en definitiva, solo componen unas exigencias mínimas.