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11.1.

Objetivo de la rehabilitación

El objetivo de la rehabilitación es evitar las consecuencias del encamamiento prolongado;

esencialmente, la aparición de actitudes viciosas por mala colocación de la cama, la formación

de bridas retractiles y las ulceras decúbito. Además hay que mantener el balance muscular y

articular; en la fisioterapia respiratoria se usa en los casos de lesión torácica o de inhalación

de humos, la estimulación psicológica del paciente.

11.2. Evaluación global del paciente

El médico rehabilitador debe realizar una valoración del paciente lo más precozmente

posible, pasando las primeras 24-48 horas de urgencia vital (24). Por lo tanto, no se tiene que

esperar más tiempo, para evitar la aparición de secuelas. También hay que realizar la

valoración del estado de consciencia del paciente.

Es importante realizar un registro de la localización de las quemaduras, anotando las

articulaciones afectas y la faceta de las mismas: anterior, posterior, medial o lateral (24).

Además hay que valorar las posibles repercusiones de quemaduras que no han sido afectas en

áreas de las articulaciones.

La evaluación de la profundidad estará facilitada para el ingreso del paciente y se ejecutara un

diagrama con las zonas quemadas, donde se determinara la extensión (%de la quemadura

superficial corporal) y su profundidad. Durante la rehabilitación, las quemaduras de mayor

profundidad (segundo grado y tercer grado), darán mayor problemas en cuanto la formación

de bridas e hipertrofia.

Son frecuentes las alteraciones respiratorias, que tiene origen traumático por la lesión torácica

o por aspiración de humos o gases.

11.3. Plan de tratamiento rehabilitador

La rehabilitación del paciente quemado debe iniciar de forma precoz, progresiva e

interrumpida a lo largo de toda la evolución del proceso. Además esto se debe basarse en las

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necesidades particulares y específicas del paciente, identificadas después de una evaluación

integral.
La evaluación debe incluir todas las deficiencias físicas y funcionales del paciente, así como las

futuras barreras o discapacidades para la participación activa del paciente en su ambiente

familiar. Para facilitar la rehabilitación del paciente quemado, conveniente se dividir la

rehabilitación en 3 fases: fase aguda o temprana, intermedia, crónica o de largo plazo.

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