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Los historiadores afirman que el circo criollo fue el primer espectáculo que puso en juego

algo de la identidad sudamericana, por haber sido el primero que dejó de imitar las artes
provenientes de Europa. Tiene sus inicios a mediados del siglo XVIII en Argentina y
Uruguay.

Los antecedentes de espectáculos circenses en la zona del Río de la Plata se remontan a


1790, con los primeros artistas y acróbatas, como la familia de Fernando García que
actuaban en la Plaza de Toros de Retiro. También estaba el Circo Bradley, que ofrecía
actos de jinete y payasos hacia 1820.

Se trataban de espectáculos con pista circense y escenario, donde las obras teatrales
jugaban el rol artístico importante. Se caracterizaban por tener dos partes: la primera de
habilidades y la segunda de representación de un drama criollo. El primer y más famoso
drama es el titulado «Juan Moreira» (1884) del escritor Eduardo Gutiérrez y representado
por los hermanos Podestá, que representa la historia del gaucho perseguido por la ley,
tema anteriormente tratado por José Hernández en el «Martín Fierro».

A partir de 1886 comenzaron a denominarse circos «de primera parte» a los que solo
ofrecían números de pista y circos «de primera y segunda parte», los que ofrecían luego
una representación teatral. La denominación de circo criollo responde al carácter humilde
y las representaciones autóctonas que los caracterizaban.

Sus giras acercaron las primeras experiencias teatrales a poblaciones alejadas de la capital,
así como costumbres y usanzas rurales al público de la ciudad. Su creciente popularidad,
así como la expectativa generada por la llegada de un nuevo espectáculo, motivó a
numerosos autores dramáticos.

Los hermanos Podestá

Los Hermanos Podestá (José, Gerónimo, Antonio y Pablo) fueron un grupo de actores
rioplatenses (argentinos-uruguayos) circenses que establecieron las bases de los teatros
argentino y uruguayo.

De todos los hermanos, fueron José (Pepe) y Pablo Podestá los que trascendieron en la
historia del espectáculo porteño. En el año 1877 forman su propia empresa, el Circo
Arena, con el que recorren todo el país.

Nacimiento del «Circo Criollo»

En 1884, los Podestá, actuaban en el circo Humberto 1º de Rafetto. Los Hermanos Carlo,
con la presencia de Frank Brown, en el Politeama Argentino, finalizaban con gran suceso
su temporada y querían estrenar algún número importante la noche de su
beneficio. Estando el boletero del Politeama, Alfredo Cattáneo, conversando con Frank
Brown, apareció Eduardo Gutiérrez al que Cattáneo le propuso realizar una pantomima de
su Juan Moreira. Gutiérrez le plantea que en esa compañía no hay ninguno que cumpliera
con los requisitos del personaje por lo que Cattáneo sugirió, entonces, a José Podestá.
Esta circunstancia hizo que luego de algunas negociaciones se fusionaran las dos
compañías, y Gutiérrez adaptara en tres días los principales capítulos de su folletín.

Es probable que resulte interesante formularse dos preguntas: ¿por qué aparece un
teatro gauchesco?

Esto tiene que ver con la existencia de una buena predisposición de la gente, hacia lo que
estuviera relacionado con el gaucho, esta preferencia por lo gauchesco se remonta,
principalmente, al año 1872 cuando aparecen el Martín Fierro. A partir de ese momento,
un gaucho idealizado es revalorizado por el público urbano y el espectador rural se siente
identificado con el personaje.

El éxito de la pantomima fue colosal y se representó solamente durante trece funciones


consecutivas, porque las compañías fusionadas tenían compromisos en Río de Janeiro,
donde no se representó el Juan Moreira.

Mientras tanto, los inmigrantes Españoles, que vivían en comunidad dentro de los
llamados conventillos, tenían su propias representaciones en el sainete español, este tipo
de teatro consistía en un acto cómico de un personaje muy expresivo que contaba
historias de la vida en los conventillos, prevaleciendo la música y el baile.

Rondando los años 1910/1915 la fusión entre el circo criollo y el sainete español dio lugar
al sainete criollo que consistía en el mismo formato que el sainete español agregando un
elemento de drama al relato donde podía sentirse la necesidad de los inmigrantes en que
sus hijos puedan acceder a una vida más exitosa y menos sacrificado que los primeros
llegados de Europa. Se destaca de este tipo de sainete criollo la obra Mi hijo el dotor de
Florencio Sánchez (1920) Se desprende la idea de que del sainete criollo surge la Comedia
Musical Argentina.

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