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El pan de los antiguos hebreos

22 octubre, 2018 por Sonia Iglesias y Cabrera


Cómo hacían el pan los hebreos. Una vez que se había levado a
cabo la cosecha y obtenido el grano de trigo, se le molía entre dos
ruedas de piedra para obtener la harina. Esta tarea correspondía a las
mujeres de la familia. Si el grano quedaba muy bien molido, se
conseguía una harina muy fina conocida como “harina floreada”,
usada sobre todo en la pastelería y para panes litúrgicos. La masa se
formaba sobre un artesón, instrumento de trabajo doméstico que
aparece mencionado en el Éxodo. Para “levantar” el pan se usaba una
levadura fresca que no debía estar, por ningún motivo, ni ácida ni
corrompida, pues de no ser así se transgredían los preceptos
religiosos. Para levantar” el tosco pan de cebada, se empleaba una
levadura de la misma masa o de masa de mijo fermentada. Para el
pan de trigo bastaba con emplear una bolita de trigo candeal que se
agregaba a la masa y se la dejaba reposar una noche en una vasija de
barro.
En la cultura hebrea la mujer era la encargada de la panificación.
Todas las casas contaban con un horno. En épocas de escasez un
horno podía ser compartido por dos familias. Poco después, conforme
las ciudades crecieron los hombres empezaron a cumplir las funciones
de panaderos. Según el historiador Josefo en tiempos de Jesús la
profesión estaba muy extendida y abundaban los panaderos en
Palestina. Incluso en Jerusalén había una calle entera donde los
maestros ejercían sus funciones. Además, existió una fábrica de pan a
la cual los panaderos llevaban su harina para ser convertida en pan y
luego vendida en sus establecimientos.

Tipos de pan hebreo. Era común entre los judíos de la época de


Cristo comer muy frugalmente. Su alimento primordial fue el pan, tan
es así que en lengua hebrea “comer pan” tiene el significado
connotado de comer una comida”. Por lo tanto, el pan recibía un trato
sumamente respetuoso. Por ejemplo, estaba estrictamente prohibido
colocar carne cruda sobre trozos de pan; tirar migajas, en caso de
hacerlo debían recogerlas con el filo de una hoja de olivo, poner un
cántaro o plato caliente sobre el pan; y cortarlo con un cuchillo, pues
sólo debía partirse con la mano.
El consumo del pan estaba regido por el estatus económico al que se
pertenecía. Los pobres debían contentarse con pan de centeno y
cebada que también servía como alimento para los animales, en
cambio los ricos consumían pan de trigo candeal, cuya harina se
servía utilizando un cernidor muy fino llamado kemach soleth, o pan de
harina floreada, misma que estaba destinada a las ofrendas de
Jehová. Sin embargo, la avena estaba destinada a todos los
habitantes.
El pan se elaboraba cada dos o tres días, porque no duraba mucho,
porque se enmohecía con facilidad. Con frecuencia al pan se le daba
forma circular y se le nombraba “pan redondo”. Estos panes eran
planos como cantos rodados; medía 2 centímetros de altura, eran
panes pequeñitos de cerca de 4 centímetros de diámetro, por lo que
en las comidas podían comerse fácilmente hasta tres. Esta pan se
cocía en el horno familiar sobre las brasas.

Los judíos también hacían pasteles con harina floreada, a la que


amasaban con aceite y perfumaban con menta, comino y canela. El
grillo cocido con agua y sal, con miel y vinagre, o simplemente molido,
se empleaba para hacer galletas con un ligero regusto amargo. Otro
pan muy popular fueron los buñuelos de harina y miel, que se freían
en satenes, tal cual hoy en día. Para las comidas de gala solían
elaborar pasteles en forma de animales o palacios, costumbre que
tomaron en el transcurso de su estadía en Egipto. Los panes hechos
de cebada rellenos de lentejas, frijoles y mijo molidos, tenían gran
aceptación entre el pueblo.

Además del pan, los cereales en grano también se utilizaban en la


alimentación. Así, el trigo tostado servía como bastimento que los
soldados podían llevarse a la guerra, cuando las personas viajaban; o
cuando acudían a las labores del campo. Asimismo, los cereales
tostados servían como guarnición  de los platillos de carne. Si las
semillas se trituraban ligeramente, se usaban como sémola para
cocinar una especie de papilla muy parecida a la polenta italiana y al
cucús árabe. Con el almidón extraído por cocimiento se hacían
bombones parecidos al loukoum, se les mezclaba miel y se les
perfumaba con rosas o jazmines.
Con qué comían el pan los hebreos. El pan solía comerse con
leche, miel de abeja, de uva o de dátil, o bien con queso mantequilla y
acompañando a diferentes platillos de aves. Pero también se comía
acompañando a las lentejas, pepinos, cebollas, lechugas o salsifíes.
La carne no se consumía habitualmente, sobre todo entre la gente
pobre, que sólo mataban un animal cuando alguna fiesta lo ameritaba.
Más que carne, los judíos comían pescado. Solían comer sus
alimentos en los patios durante el verano; pero en invierno empleaban
la sala común que muchas veces comprendía también la cocina. Los
ricos contaban con una habitación específica para comer, en la que se
colocaban la mesa y los asientos en el momento en que se iba a
comer. Para la comida no existía hora fija, se comía cuando el hambre
arreciaba. El pueblo hacía dos comidas: una a muy temprana hora
antes de marchar al trabajo; la otra, por la noche, cuando la labor se
había cumplido. Al mediodía se contentaban con un tentempié
acompañado de una siesta. Sin embargo, el día del Sabbat la comida
era más copiosa. Los rabinos decían que comer mucho al mediodía
era como “arrojar una piedra en una odre de vino”. Incluso había un
proverbio que rezaba: Si has comido muy temprano, sesenta
corredores no podrán atraparte. Jamás se comía sin haber bendecido
la comida, y por ningún motivo debía comerse de pie, pues el cuerpo
corría el riego de descomponerse.
El pan ázimo y la Pascua. Según nos relata la Biblia en la parte del
Éxodo, Cap. XII, los judíos tuvieron que dejar Egipto con tal prisa que
tuvieron que levarse la masa del pan sin haber agregado aún la
levadura, por lo que no se fermentó. Entonces tuvieron que elaborar
unas galletas sin levadura. Ante este hecho, moisés se dirigió a su
pueblo y le dijo: En recuerdo del día en que salieron de Egipto, la casa
de la servidumbre –pues fue la mano poderosa de Yahweh la que os
hizo salir- no se comerá pan con levadura.Por lo que desde entonces,
en todas las Pascuas se debieron seguir los siguientes preceptos:
Durante siete días comerás panes ázimos, y el sétimo día habrá una
ceremonia en honor a Yahweh.
Se comerán panes ázimos durante siete días, en tu casa no habrá pan
con levadura, no habrá levadura en tu casa ni en todo tu territorio.
Le explicarás a tu hijo que la causa es por lo que Yahweh ha hecho de
ti, cuando saliste de Egipto.
Observarás este mandato en su fecha, año con año.
Por tanto, la prohibición de comer pan con levadura y sustituirlo por
pan ázimo, se debe a la conmemoración de un hecho histórico que
revive cada año la noche del éxodo.

La Pascua era la fiesta más santa y más importante de todo el año


judío. Celebración muy antigua derivada de aquellas en que los
antepasados ofrecían a dios las primicias del ganado y un pan sin
levadura hecho con las primeras espigas de la cosecha. El pueblo
decía que el nombre de dicha celebración pesah o pesahim,
significaba “pasaje”, palabra de posible origen egipcio que connotaba
la idea de “recuerdo”.
En los tiempos de Cristo la Pascua se celebraba el día 14 nissan,
correspondiente a la luna llena del equinoccio de primavera. Las
fiestas duraban una semana, y los días más importantes eran el
primero y el último. Para el ritual se inmolaba una oveja, su sangre se
esparcía con un hisopo en los dinteles de las puertas y en el interior de
las casas. Después, se comía un borrego acompañado de pan ázimo.
La carne del borrego se debía asar y nunca hervirse, y ningún hueso
del animal debía romperse. El pan ázimo se mojaba en una salsa roja
llamada hasoreth y luego se bebía una copa de vino pronunciando una
bendición, para después recitar el Salmo CXIV de la Biblia, que cuenta
la salida de Egipto. En seguida, se absorbían algunas gotas de agua
salada como recuerdo de las lágrimas vertidas por los antepasados.
Luego, se procedía a comer el borrego acompañado de hierbas
amargas: laurel, rábano silvestre, orégano, tomillo y albahaca.
Después se tomaban dos copas más y una tercera llamada Copa de la
Bendición y se entonaba el hallel, canto de gracias, formado por cuatro
salmos. Terminados los rezos se tomaba una cuarta copa. Este ritual
era obligatorio para todos, si había quienes no pudiesen pagarlo la
comunidad se cooperaba para sufragar los gastos.
Para otros investigadores el uso ritual del pan ázimo es anterior a
Moisés, y tuvo lugar cuando Loth recibió la visita de los ángeles y les
ofreció pan sin levadura cocido en las cenizas del hogar. Por lo que
quedaba asentado que delante del Señor o de sus mensajeros debía
consumirse pan sagrado en forma de galletas y sin levadura¸ o sea,
pan ázimo. En el Levítico encontramos:

Tomarás harina floreada y cocerás doce galletas. Las colocarás en


dos pilas, sobre la mesa de oro puro delante de Yahweh… es un
compromiso perpetuo. (XXIV, 59).
El tabú de comer pan con levadura en las celebraciones acarreaba
desgracias, lo mismo que comer ciertos animales. Si alguien
transgredía el tabú  Jehová exigía su pena de muerte, pues era bien
sabido que a Dios no se le obsequiaba con un producto putrefacto y
fermentado.

Sin embargo debe quedar claro que fuera de las celebraciones los
judíos sí podían comer pan con levadura. Cada día que lo comían
pronunciaban la Barakha, o Bendición del Pan:
Bendito seas, ¡oh Dios!, Nuestro Señor,
Que permites al pan crecer
De las entrañas de la tierra

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