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2022 - Teoría Del Acto Jurídico - Eyzaguirre - Juan Pablo Fornidocx
2022 - Teoría Del Acto Jurídico - Eyzaguirre - Juan Pablo Fornidocx
Introducción:
Cuando hablamos de Derecho civil nos referimos al Derecho privado, que consiste en todo
aquello que concierne a los privados, en oposición al Derecho público, que corresponde a todo lo
que concierne al Estado.
En Derecho privado se pone el acento en la autonomía de la voluntad. El núcleo del derecho
privado se basa en la libertad de la persona, en la dignidad y en la capacidad que tiene de auto
normarse y regularse. Aquella forma de relacionarse con el resto se refiere a cómo la persona desea
auto regular sus relaciones con los demás. Por ejemplo, en materia de contratos rige el Código
Civil.
En el Derecho civil, se toma como principal sustento la soberanía que tiene cada individuo
para autodeterminar sus relaciones con los demás. Acá toma su importancia la autonomía de la
voluntad.
En Derecho privado la autonomía de la voluntad es el núcleo del cual va a emanar el
conjunto de normas que se estudiarán en Derecho civil. En virtud de la libertad que tienen los
hombres, se auto normarán, determinarán cuándo se obligarán y cuándo no. Es precisamente en la
libertad donde se aprecian las diferentes áreas del Derecho civil que se estudian.
Al estudiar la autonomía de la voluntad, es posible percatarse de que esta puede crear
ciertas obligaciones (como en la compraventa). Puede modificar obligaciones (el plazo para
entregar la cosa vendida). O puede extinguir obligaciones (con el pago de lo debido o la entrega de
la cosa).
Se pueden constituir derechos reales (compraventa dominio). Se puede renunciar a
ciertos derechos. Se puede alterar los efectos normales de ciertas relaciones jurídicas (en vez de
entregar la cosa hoy, se puede establecer un plazo). Incluso se pueden establecer ciertas
solemnidades, por ejemplo, celebrar una compraventa de una empresa por escritura pública. Todo
esto, gracias a la autonomía de la voluntad.
En interpretación también es importante la autonomía de la voluntad. Es más, Bello deja la
interpretación de los contratos a la voluntad de los contratantes. Y se privilegia la voluntad antes
que las palabras que constaron el acuerdo.
Por lo tanto, la autonomía privada va permeando todo el estudio del Derecho civil en los
semestres posteriores. Pero la autonomía de la voluntad encuentra ciertos límites.
El primer límite es la moral, las buenas costumbres y el orden público. Hay ciertas
instituciones que limitan la autonomía privada. En la compraventa, existe un límite del precio que
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se puede pactar. En compraventa de bienes raíces, hay un límite relativo al precio establecido, y así
existen más casos.
El Derecho ha ido estableciendo ciertas figuras que limitan la voluntad privada. El contrato
de trabajo podía pactar diferentes cláusulas con tal de contar con la autonomía de la voluntad. Sin
embargo, el Derecho del trabajo reguló esto y ya no puede ser así. Lo mismo sucede con las normas
de protección al consumidor, donde se acepta que no hay una relación de igualdad en la celebración
de contratos entre productores y consumidores. Las normas de libre competencia van a limitar la
voluntad de las empresas.
Durante el curso se estudiará si la ley es retroactiva o no, si rige en acto o en futuro. Que el
acto jurídico es una manifestación de la voluntad, pero que el silencio también puede tener algún
efecto en el Derecho. La formación del consentimiento y los vicios asociados (error, fuerza, dolo).
Error de Derecho (no vicia el consentimiento (Art. 8)) y error de hecho. El tema del objeto
también es relevante, si hay inexistencia y nulidad. Estos y otros temas serán desarrollados a lo
largo del semestre.
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El elemento general se encuentra en la Ilustración, dado que ellos realzan la libertad del
individuo, que le otorga la facultad de decidir si relacionarse con alguien o no, si celebrar un acto o
no. Fruto de la libertad es que declaramos entrar o no en un acto jurídico, además de terminar ese
acto o no.
A. La primera distinción se hace en virtud de su origen: hay hechos que surgen de la naturaleza
y otros que surgen del hombre. Los hechos que surgen de la naturaleza pueden tener
consecuencias jurídicas: cuando hay un terremoto se aplican diferentes seguros y actúan las
cláusulas de fuerza mayor en los diferentes contratos.
En segundo lugar, se determinará si ese hecho tiene relevancia para el Derecho o no.
B. Continuando con la clasificación de los hechos, revisaremos los hechos jurídicos y los no
jurídicos (también llamados simples o materiales). Los hechos jurídicos son aquellos que
producen efectos jurídicos, esto es, un efecto en el campo del Derecho: creación,
modificación o extinción de un derecho subjetivo. Algunos se refieren al “derecho” como
una relación jurídica. En derechos reales el individuo tiene un derecho sobre la cosa, sin
respecto a determinada persona, por lo que se sostiene que existe una relación jurídica del
dueño con la cosa. En derechos personales, la persona tiene una relación jurídica con
aquellas personas que han contraído las obligaciones correlativas.
¿Qué hace que un hecho sea jurídico? En hechos, existen los supuestos jurídicos. Cuando se
observan los hechos jurídicos se puede apreciar que hay ciertos hechos en que la norma
legal prevé y le atribuye la ejecución de cierto efecto jurídico. Por ejemplo, en el
matrimonio sólo surgen los efectos jurídicos propios cuando concurren la manifestación de
la voluntad y la solemnidad del Registro Civil. Son los supuestos jurídicos para que nazca a
la luz dicho matrimonio. En Derecho sucesorio, para que haya efecto respecto de una
sucesión, se requiere en primer lugar del fallecimiento de alguien y que haya ocurrido en
Chile (para que apliquen las normas chilenas y no extranjeras). Hay hechos simples, que
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requiere del cumplimiento de un supuesto jurídico para que produzca sus efectos; y
complejos, que requieren del cumplimiento de todos los elementos dentro del supuesto
jurídico para que produzca sus efectos.
C. Continuando con la clasificación de los hechos jurídicos, hay hechos jurídicos naturales o
del hombre (o voluntarios). Los naturales son aquellos producidos por la naturaleza, como
la concepción, el nacimiento o la muerte (puede ser un hecho híbrido, pero no deja de
considerarse natural), de los cuales emanan efectos jurídicos. Los hechos jurídicos
voluntarios son los actos del hombre que producen un efecto jurídico.
D. También se puede distinguir los hechos jurídicos positivos de los negativos. Los hechos
jurídicos positivos son aquellos que producen la ocurrencia de algo que tiene efectos
jurídicos. Los hechos jurídicos negativos son aquellos implican que no se realice una acción
y que esa ausencia produzca un efecto jurídico. Son complejos, ya que los negativos
presuponen un hecho positivo, es decir, se necesita que ocurra un acto positivo previo para
que opere el hecho negativo.
E. Hay hechos jurídicos constitutivos, extintivos e impeditivos. Constitutivos los que tienen
como consecuencia la adquisición de un derecho (compraventa propiedad). Extintivos
los que tienen como consecuencia el fin de una relación jurídica (el pago). Impeditivos son
aquellos que impiden la eficacia de los hechos jurídicos constitutivos, es decir, que no
produzcan sus efectos. Esta clasificación es importante porque el hecho que hace nacer el
derecho debe probarlo aquel que alega la existencia de dicho suceso que generó los efectos
jurídicos. Cualquiera que quiera alegar la creación, extinción o el impedimento para aquel
derecho, va a tener que probarlo.
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Acto jurídico:
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Los cosas de la esencia en un contrato son aquellas sin las cuales o no produce efecto alguno, o
degenera en otro contrato diferente. Hay elementos de la esencia generales a todo acto jurídico
y otros que serán específicos o especiales.
- Los elementos de la esencia generales o comunes son aquellos transversales a todo acto
jurídico. Estos son la voluntad, el objeto y la causa. Si falta alguno de ellos, el acto no producirá
efecto alguno.
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- Los elementos de la esencia especiales o específicos son aquellos necesarios para que nazcan al
derecho aquellos actos específicos, como el precio en la compraventa, por ejemplo. Pero puede
ser que produzcan sus efectos como un acto distinto.
Por ejemplo, si en una compraventa no hay voluntad ese acto simplemente no produce
efecto alguno. Pero si hay voluntad y no hay precio, ese contrato de compraventa puede
derivar en un contrato de naturaleza distinta, como una donación, produciendo efectos
igualmente.
Las cosas de la naturaleza no son de la esencia y se entienden pertenecerle sin necesidad de una
cláusula especial. En la compraventa, se subentiende la obligación de saneamiento que pretende
amparar al comprador y responder ante vicios redhibitorios, por ejemplo. Pero también se puede
acordar que el vendedor no responda ante dichas circunstancias, ya que son elementos no
esenciales y pueden extraerse por simple acuerdo de las partes.
Artículo 1837: “La obligación de saneamiento comprende dos objetos: amparar al
comprador en el dominio y posesión pacífica de la cosa vendida, y responder de los
defectos ocultos de ésta, llamados vicios redhibitorios”
Las cosas meramente accidentales son aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y
que se pueden agregar por medio de cláusulas especiales. Es legítimo que las partes decidan
agregar mediante cláusulas especiales determinados elementos, manifestando con fuerza la
autonomía de la voluntad. Las cláusulas accidentales tratan más que nada de modificar los
efectos del acto, como el plazo, por ejemplo.
- Pueden decir relación con la existencia, para determinar cuándo nace al Derecho determinado
acto jurídico.
- Con la exigibilidad, cuándo son exigibles, independiente de cuándo haya nacido dicho derecho.
- O con la extinción de ese derecho.
En una compraventa de un lápiz, que no requiere de ninguna solemnidad, es factible que las
partes acuerden celebrarla por escritura pública, por ejemplo. O establecer que ciertos
derechos del contrato nacerán luego de cumplirse cierto plazo o condición. Así, se pueden
establecer diferentes modalidades que irán alterando los efectos, ya sea en cuanto a la
existencia, a la exigibilidad o a la extinción de un derecho.
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1) Requisitos de existencia: son aquellos que son indispensables para que el acto jurídico
nazca a la vida del Derecho, exista como tal y produzca sus efectos. Si no se dan estos
requisitos, simplemente el acto jurídico no nace, es inexistente.
Los requisitos son la voluntad, el objeto y la causa. Algunos autores agregan las
solemnidades como algo propio de la voluntad, pues se considera como expresión de la
voluntad en un texto escrito. Sin embargo, no siempre se considera este requisito ya que
algunos subentienden la voluntad subsumida en el acto jurídico. Para efectos de nuestra
clase, se consideran requisitos de existencia:
a) Voluntad.
b) Objeto.
c) Causa.
d) Solemnidad.
2) Requisitos de validez: son aquellos que no son imprescindibles para que el acto nazca a la
vida del Derecho, pero su existencia genera que el acto jurídico tenga una vida sana y
produzca sus efectos de forma estable en el tiempo. La ausencia de estos requisitos no hace
que el acto no nazca, sino que el acto nazca con un vicio que lo expone a que
eventualmente deje de producir efectos (cuando se declare nulo). Si hay una ausencia de un
requisito de validez, el acto jurídico tiene un vicio y eventualmente puede ser nulo dicho
acto. Estos son:
a) Voluntad no viciada.
b) Objeto lícito.
c) Causa lícita.
d) Capacidad.
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2. Una segunda clasificación atiende a la producción de los efectos del acto jurídico.
a. Actos jurídicos entre vivos: son aquellos que para que produzcan sus efectos no requieren
de la muerte del autor o de alguna de las partes. Aunque también se podría establecer una
cláusula en el contrato que establece que la entrega de la cosa se realizará luego de la
muerte del causante, por ejemplo. El mandato no se extingue por la muerte del mandante.
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Artículo 2169: “No se extingue por la muerte del mandante el mandato destinado a
ejecutarse después de ella. Los herederos suceden en este caso en los derechos y
obligaciones del mandante”.
b. Actos jurídicos por causa de muerte : para producir sus efectos requieren como supuesto
necesario la muerte del autor o alguna de las partes. Por ejemplo, el testamento.
4. La cuarta clasificación atiende a si el acto jurídico produce sus efectos de forma inmediata
y sin limitaciones o no.
a. Puros y simples: producen sus efectos de inmediato, sin limitaciones, y constituyen la regla
general. En una compraventa, lo normal es que el comprador adquiere la cosa comprada de
forma inmediata por medio de la tradición, luego del pago en dinero.
b. Actos jurídicos sujetos a modalidad : sujetos o subordinados a una modalidad. Por
modalidad se entiende la condición, el plazo o el modo. Cláusulas accidentales que se
introducen en el acto jurídico para alterar sus efectos normales.
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La doctrina incorpora otras modalidades distintas a la condición, plazo y modo. Estas son,
la solidaridad y la representación, dado que también modifican los efectos normales de un
acto jurídico. La solidaridad implica que las partes se obligan en un acto de forma íntegra y
total, no de manera proporcional. Por otra parte, la representación consiste en que los
efectos del acto jurídico se radican en otra persona.
6. Una sexta clasificación dice relación a si el acto jurídico puede o no subsistir por sí mismo.
Artículo 1442: “El contrato es principal cuando subsiste por sí mismo sin necesidad de
otra convención, y accesorio, cuando tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una
obligación principal, de manera que no pueda subsistir sin ella”.
a. Principales: son aquellos que subsisten por sí mismos, sin necesidad de otro acto del cual
dependa. Esta es la regla general, el acto nace y subsiste por sí mismo, de manera que no
requiere de otro acto que lo caucione o garantice.
b. Accesorios: son aquellos que necesitan de un acto principal que le sirva de sustento y del
cual depende. Se subclasifican en:
- Actos jurídicos de garantía: son las cauciones. Buscan asegurar el cumplimiento de una
obligación principal, de forma que no pueden subsistir sin ella. Son actos jurídicos de garantía
la fianza, la hipoteca y la prenda. En un mutuo o préstamo de consumo se puede caucionar en
prenda un auto, por ejemplo, para asegurar el cumplimento de la obligación principal. Cuando
se extingue la obligación principal que está caucionada, se extingue por tanto la caución. Esto,
en virtud del aforismo “lo accesorio sigue la suerte de lo principal”. Cuando se constituyen
actos de garantía lo relevante es que, extinguido el acto principal caucionado, se extingue el
acto accesorio (no sobrevive sin el primero). Sin embargo, el acto accesorio puede nacer antes
de que nazca el principal, pero se va a extinguir con este.
Artículo 46: “Caución significa generalmente cualquiera obligación que se contrae para
la seguridad de otra obligación propia o ajena. Son especies de caución la fianza, la
hipoteca y la prenda”.
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- Actos jurídicos dependientes: tampoco subsisten sin un acto principal, sin embargo, no buscan
asegurar el cumplimiento de una obligación principal. Por ejemplo, las capitulaciones
matrimoniales, que no buscan asegurar la celebración del matrimonio, sino que regulan las
relaciones a futuro del matrimonio. Si no hay matrimonio, dichas capitulaciones no llegan a
destino.
8. Otra clasificación depende de si el acto jurídico está regulado por la ley o no.
a. Nominados: también llamados típicos, son los que se encuentran regulados por la ley, que
le atribuye efectos jurídicos específicos (acto que la misma ley contempla).
b. Innominados: no están contemplados por el legislador, pero pueden existir fruto de que las
partes decidan crearlo a partir de la autonomía de la voluntad. Y serán tantos en cuanto la
creatividad del individuo pueda crear, no siendo contrarios al orden público, la moral y las
buenas costumbres. Un contrato innominado va a ser una ley para los contratantes (Artículo
1445), es decir, tiene el mismo carácter de obligatorio que uno nominado.
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b. Actos de disposición: pueden significar una pérdida o disminución del patrimonio, salvo en
la enajenación de los frutos. Por ejemplo, si se vende un pedazo de campo.
Artículo 244: “Con todo, los padres podrán actuar indistintamente en los actos de mera
conservación. Respecto del resto de los actos, se requerirá actuación conjunta. En caso de
desacuerdo de los padres, o cuando uno de ellos esté ausente o impedido o se negare
injustificadamente, se requerirá autorización judicial”.
Entonces, ¿Cuáles son los actos de mera conservación? Para esto último hay que verificar la
funcionalidad económica del acto, para ver si constituye un acto de administración del bien
o de disposición. Esto es, hay que ver cuál es el giro o la índole de la actividad para saber si
es un acto de administración o de disposición. Normalmente los actos de conservación son
de giro ordinario y los actos de disposición son de giro o índole extraordinaria. El
campesino en el campo no va a vender el terreno, va a cosecharlo, ordinariamente.
10. Una última clasificación dice relación con el rol que juega la causa en los actos jurídicos.
a. Causales: aquellos en los cuales, si no hay causa o esta es ilícita, el acto adolece de
inexistencia o nulidad. Por lo tanto, son aquellos que para cuyo perfeccionamiento
requieren como elemento esencial la causa.
b. Abstractos: aquellos en cuyo funcionamiento no tiene un rol que jugar la causa. Se
constituyen abstraídos o desvinculados de la causa. No es que el acto no tenga causa, es que
no tiene un rol que jugar en el acto.
Por ejemplo, el banco tiene un pagaré que puede endosar a otro banco, de manera que ya no
le debo al banco A, ahora le debo al B. Ese documento que endosa mi pagaré es abstracto,
de manera que ya no importa si tiene causa o no. El pagaré es un acto jurídico abstracto,
porque vincula sin importar la causa.
Yo le entrego un pagaré a Juana por su computador y ella no me lo entrega y le vende el
pagaré a un tercero, el cual viene a cobrarme el precio por un computador que no tengo. El
pagaré se desvincula de la causa y yo me obligué a pagar ese documento, sin importar si
tengo el computador o no. El pagaré es abstracto en la medida que haya circulado.
Otros ejemplos son la fianza si se mira la relación entre fiador y acreedor, la letra de
cambio, la delegación y otros actos, que constituyen actos abstractos.
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La voluntad: los actos jurídicos son hechos voluntarios del hombre. Para que la voluntad
produzca estos efectos jurídicos se requiere que cumpla dos requisitos:
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respecto a las leyes, las buenas costumbres y el orden público. En efecto, esta
disposición dispone que todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes y no puede ser invalidado sino por consentimiento mutuo o por causas
legales.
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La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, y sin el ministerio o
la autorización de otra”.
El Código Civil no regula la formación del consentimiento, por lo que tuvo que entrar el
Código de Comercio a llenar este espacio.
OFERTA:
Para que se forme el consentimiento se requiere de una oferta, propuesta o policitación
formulada por alguien, en virtud de la cual una persona le propone a otra celebrar una determinada
convención. Esta oferta es un acto jurídico, por lo que deberá cumplir con todos los requisitos, tanto
de validez como de existencia.
La oferta debe ser completa, esto es, que debe contar con todos los elementos del supuesto
jurídico para celebrar el contrato. Es completa cuando se formula de tal manera que sólo basta con
la aceptación de la persona que recibió la oferta para que la convención se perfeccione. Si el
contrato es nominado, debe contar con todos los elementos de la esencia para que la oferta sea
completa. Si es incompleta, no va a permitir su aceptación, pero iniciará una negociación entre las
partes que puede derivar o no en un acto jurídico bilateral. Ahora bien, se puede contra ofertar o
agregar otros elementos que alteran la oferta recibida.
CLASIFICACIÓN DE LA OFERTA:
1. Expresa o tácita: sea una o la otra, debe ser concluyente la señal de que se está formulando
la oferta. Las dos constituyen manifestación de voluntad y obligan al que la formula, a
menos de que la ley diga lo contrario. Es tácita la que se deprende del comportamiento del
oferente, que debe demostrar de forma inequívoca su intención de celebrar una convención.
La expresa puede ser verbal o escrita. La verbal es más difícil de probar en caso de tener un
problema con la contraparte.
Artículo 1708: “No se admitirá prueba de testigos respecto de una obligación que haya
debido consignarse por escrito”.
Artículo 1710: “Al que demanda una cosa de más de dos unidades tributarias de valor
(UTM) no se le admitirá la prueba de testigos, aunque limite a ese valor la demanda”.
Por ejemplo, si me hacen una oferta verbal: “le vendo mi iPad”, pero no me dice el precio,
la oferta no es completa. Si la oferta es completa (“le vendo mi iPad a $100.000”) y yo
acepto, se formó el consentimiento y por lo tanto surge la compraventa.
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3. Puede emanar del deudor o del acreedor : no importa de donde provenga la oferta, lo
relevante es que sea completa, al punto de poder responder con un “ok” para que se forme
el consentimiento.
La oferta es unilateral, por lo que basta con que alguien proponga algo para que nazca su
obligación. Hay ciertas obligaciones que nacen luego de haberse formulado la oferta, de
manera individual, aun cuando el que recibe la oferta no haya reaccionado.
ACEPTACIÓN:
Es un acto jurídico unilateral, en virtud del cual el destinatario de la oferta manifiesta su
conformidad a ella. Se clasifica en:
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REQUISITOS DE LA ACEPTACIÓN:
Para que se forme y perfeccione el consentimiento. A estos requisitos, deben sumarse los de
existencia y validez.
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contractual hacia el oferente, de pagar por los perjuicios que esa oferta no vigente pudo
causar.
La retractación es el arrepentimiento del oferente en el tiempo que transcurre entre la
realización de la oferta y la aceptación de ella. Si el plazo para la aceptación de la oferta
expiró, el arrepentimiento del oferente no existe, porque el plazo estaba fijado y la
oferta ya no era aceptable. A pesar de esto, el oferente tiene la obligación de informar
que la oferta se tendrá por no hecha. Es algo extraño, pero así funciona.
Luego de la formación del consentimiento no hay espacio para retractarse. En cualquier
caso, ese acto sería un incumplimiento del contrato.
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El legislador toma una posición compleja, permitiendo que el oferente se arrepienta entre la
formulación y la aceptación. Como es una decisión compleja, sabe que generará problemas y le
impone la carga al que se retractó tempestivamente -de forma legítima- de indemnizar los gastos
que la persona a quien fue encaminada la propuesta hubiere hecho, y los daños y perjuicios que
hubiere sufrido, según el Artículo 100 del Código de Comercio. Este artículo es de vital importancia
ya que establece obligaciones precontractuales aun cuando no nació el contrato. La única forma de
sacarse estos costos de encima es cumpliendo con el contrato y así no tener que hacerse cargo de los
perjuicios y gastos.
Si el oferente no se ha retractado y se aceptó la oferta luego de plazo, el oferente debe
comunicar que la oferta ha caducado y que ya no tiene la intención de celebrar el contrato. El
legislador impone estas cargas de manera tibia, no tan convencido.
Artículo 100 Código de Comercio: “La retractación tempestiva impone al proponente la
obligación de indemnizar los gastos que la persona a quien fue encaminada la propuesta hubiere
hecho, y los daños y perjuicios que hubiere sufrido. Sin embargo, el proponente podrá exonerarse
de la obligación de indemnizar, cumpliendo el contrato propuesto”.
Artículo 101 Código de Comercio: “Dada la contestación, si en ella se aprobare pura y
simplemente la propuesta, el contrato queda en el acto perfeccionado y produce todos sus efectos
legales, a no ser que antes de darse la respuesta ocurra la retractación, muerte o incapacidad legal
del proponente”.
Si muere el proponente antes de que haya aceptación o se incapacita legalmente, no se
forma el consentimiento y la oferta desaparece.
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c. En lo que respecta a las leyes que se aplicarán al contrato. El Artículo 22 de la Ley del
Efecto Retroactivo de la Ley señala que “en todo contrato se entenderán incorporadas las
leyes vigentes al tiempo de su celebración”.
d. En lo que respecta a los efectos del contrato, ya que se producen a la formación del
consentimiento.
e. En lo que respecta a la retractación válida del oferente.
CONSENTIMIENTO:
1. Teoría de la declaración de la voluntad o aprobación : el consentimiento se forma desde el
momento en que el destinatario acepta la oferta y manifiesta su voluntad, aun cuando la
aceptación sea ignorada o desconocida por el oferente.
2. Teoría de la expedición: se entiende formado el consentimiento cuando el destinatario envía
la correspondencia que notifica de su aceptación al oferente. No importa que el oferente la
haya recibido, basta con el envío.
3. Teoría de la recepción: se forma el consentimiento al momento en que la aceptación
contenida en carta o telegrama llega al domicilio del oferente, aun cuando éste no ha
tomado conocimiento de la aceptación.
4. Teoría del conocimiento: no basta con el envío ni la recepción, se requiere que el oferente
haya tomado conocimiento de la aceptación de la oferta.
El Código de Comercio sigue la primera teoría actualmente, ya que en su Artículo 99 dice
“El proponente puede arrepentirse en el tiempo medio entre el envío de la propuesta y la
aceptación” y el Artículo 101 dice “Dada la contestación”. Una excepción en materia de Derecho
se encuentra en la donación.
Artículo 1412: “Mientras la donación entre vivos no ha sido aceptada, y notificada la aceptación
al donante, podrá éste revocarla a su arbitrio”.
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Si el contrato se celebra por personas que residen en el mismo lugar, se entiende celebrado
en donde residen las dos partes. Si las personas que contratan residen en distintos lugares, el
contrato se entiende celebrado en el lugar que reside el aceptante.
Artículo 104 Código de Comercio: “Residiendo los interesados en distintos lugares, se entenderá
celebrado el contrato, para todos sus efectos legales, en el de la residencia del que hubiere
aceptado la propuesta primitiva o la propuesta modificada”.
Vicios de la voluntad:
Para que el acto sea válido se requiere una voluntad no viciada. El Código habla de vicios
del consentimiento, por lo que se refiere a actos jurídicos bilaterales fundamentalmente. Pero estos
vicios se refieren a la voluntad en general y por lo tanto puede haber actos jurídicos unilaterales
viciados. En estricto rigor, se debería hablar de vicios de la voluntad y no del consentimiento.
Artículo 1451: “Los vicios de que puede adolecer el consentimiento, son error, fuerza y dolo”.
ERROR:
Consiste en la falsa representación de la realidad que, según la doctrina, puede darse por
ignorancia o por equivocación.
i) Ignorancia: ausencia total de la noción de una cosa.
ii) Equivocación: requiere de cierta noción que es errada.
Usualmente la ignorancia conlleva una equivocación, como cuando se celebra una
compraventa con un menor: “pensé que tenía 18 años cuando en realidad tiene 17” se ignora la
edad y deriva en una equivocación. Es una distinción artificial finalmente.
iii) Duda: se advierte la eventualidad de estar en un error, y a pesar de eso se puede
persevera en el acto. En el error no existe la duda, simplemente se tiene una noción
incorrecta de la realidad.
¿Puede darse el error con respecto a hechos del futuro? Si se hace una representación errada
del futuro es un error de previsión, pero no constituye un vicio del consentimiento y, por tanto, no
va a incidir en la anulación (o no) del consentimiento. Si se compra una empresa y se asume que se
obtendrán ingresos espectaculares y luego no resulta ser así, no se podría decir que esa compraventa
adolece de error, sino que simplemente la persona se equivocó en la proyección del negocio. Esto se
llama el error de previsión y no vicia el consentimiento.
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Es por esto que algunos autores le llaman vicio del conocimiento por ser una representación
errada de la realidad de lo que no ha sucedido. El origen del vicio radica en un conocimiento
erróneo de la realidad antes que en el consentimiento.
B. Error de hecho: falsa representación de una cosa, hecho o persona, ya por ignorancia o por
equivocación. El error de hecho sí vicia el consentimiento.
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ii. Error vicio o sustancial: es el que afecta la validez del acto jurídico. Se forma el
consentimiento, pero nace viciado y puede derivar en la nulidad relativa.
Artículo 1454: “El error de hecho vicia asimismo el consentimiento cuando la
sustancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato, es
diversa de lo que se cree; como si por alguna de las partes se supone que el objeto
es una barra de plata, y realmente es una masa de algún otro metal semejante”.
El error sustancial vicia el consentimiento cuando la sustancia o calidad esencial
del objeto sobre el que versa el acto o contrato es diversa a lo que se cree. La
sustancia es un concepto objetivo que habla de lo que está hecha la cosa. La calidad
esencial, por su parte, es un concepto eminentemente subjetivo, pues depende de la
intención de las partes al celebrar el acto o contrato,
Artículo 1454, inciso final: “El error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa
no vicia el consentimiento de los que contratan, sino cuando esa calidad es el
principal motivo de una de ellas para contratar, y este motivo ha sido conocido de
la otra parte”.
El error sustancial vicia el consentimiento no solo cuando recae sobre la sustancia
sino también cuando recae sobre la calidad esencial de la cosa. Por ejemplo, si se
vende un reloj que perteneció a Napoleón y luego se descubre que en realidad
nunca fue así. Ya no es lo sustancial lo que vicia el consentimiento, no es el reloj
mismo, sino que es el hecho de que en realidad no perteneció a Napoleón y por lo
tanto no tiene la calidad esencial que se creía.
Hay un debate doctrinal respecto del alcance del error sustancial. Hay quienes
postulan que se debe aplicar extensivamente, tanto a la sustancia como a la calidad
esencial. Otros señalan que debe aplicarse restrictivamente, solamente al criterio
objetivo: la sustancia. La posición más general y aceptada es que ambos tipos de
errores provocan el mismo efecto.
Por una parte, Víctor Vial plantea que cuando el error recae en la sustancia, hay una
presunción legal de forma que se entiende que siempre es determinante, por tanto,
quien la alega debe probarla y no puede ser discutido por la contraparte. En cambio,
plantea que cuando el error recae en la calidad esencial, debe ser probado por quien
alega que la calidad esencial vicia el consentimiento, pudiendo ser discutido por la
contraparte.
El profesor Corral concuerda en que el error sustancial es aquel en que la falsa
representación puede caer tanto en la sustancia como en la calidad esencial, pero
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El error vicio tiene como efecto la nulidad. Pero existe también el error común, que busca que un
acto nulo o ineficaz pase a producir efectos jurídicos. Por ejemplo, cuando un notario falso realiza
ciertas operaciones de manera generalizada o común, de manera creíble y las personas actúan de
buena fe. En estos casos, el Derecho le otorga legitimidad a un acto nulo, por ser un error
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generalizado (una comunidad o la mayor cantidad de gente), excusable (justa causa de error) y de
buena fe.
FUERZA:
Apremios físicos o morales que se ejercen sobre una persona para que preste su
consentimiento en un acto jurídico. Ya no es un vicio del conocimiento sino del consentimiento, ya
que hay una fuerza coercitiva física o moral para que la persona asienta en algo.
A. Fuerza física o absoluta: vicia el consentimiento, de lo que se sigue que no hay voluntad y
el acto es inexistente. Se requiere de una constricción material y directa que es de tal
magnitud que anula o suprime la voluntad y precisamente por esto la sanción es la
inexistencia. Cabe mencionar que no toda fuerza física deviene en la pérdida del
consentimiento.
B. Fuerza moral o psíquica: hay voluntad, pero está viciada, porque esa voluntad fue el
resultado de una amenaza actual de un mal futuro. La persona siente temor y prefiere
someterse al mal menor -que es asentir- antes que sufrir que la amenaza pase a ser un hecho
real. El sujeto opta por celebrar el acto para evitar el mal con el que se le amenaza.
Para que la fuerza moral vicie la voluntad requiere de tres requisitos:
1. Fuerza moral importante o grave: que tenga tal entidad que influya de modo
significativo sobre el ánimo de la víctima.
Artículo 1456: “La fuerza no vicia el consentimiento, sino cuando es capaz de
producir una impresión fuerte en una persona de sano juicio”.
Para determinar si es capaz de producir una impresión fuerte en el individuo se debe
atender a un criterio objetivo, porque de otra manera se entraría en una situación de
incerteza jurídica. Habría que pensar en un tipo medio de persona sensata.
Presunción de gravedad de la fuerza: Se mira como una fuerza de este género todo acto
que infunde a una persona un justo temor de verse expuesta ella, su consorte o alguno
de sus ascendientes o descendientes a un mal irreparable y grave.
2. Fuerza moral injusta: es injusta cuando es contraria a Derecho. “Si no cumples tus
obligaciones te voy a demandar” es la amenaza más típica que no es contraria a
Derecho. Debe ser una amenaza injusta, que es contraria a Derecho. No obstante, si se
amenaza desde un punto de vista jurídico y conforme a derecho, dicha amenaza será
justa.
3. Fuerza moral determinante: el consentimiento es consecuencia inmediata y directa de
la fuerza.
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La fuerza puede venir de la parte o de un tercero, lo importante es que cumpla con estos
requisitos. No importa la finalidad de la fuerza, sino si tuvo por efecto prestar el consentimiento de
la persona por los apremios que se hicieron.
La sanción que produce la fuerza, cuando reúne los requisitos y, por tanto, hay vicio, es que
el acto es nulo relativamente. Los que pueden invocar la nulidad son las personas que sufrió la
fuerza y no terceros, ya que la nulidad relativa la puede pedir aquel en cuyo favor la ley lo
establece, mientras que la nulidad absoluta puede ser solicitada por cualquier persona.
Hay ciertos hechos que no constituyen amenaza:
1. La autosugestión: cuando la persona se inventa la amenaza y ve amenazas donde
no las hay, de manera que nunca existió la fuerza. Si esa autosugestión terminó
prestando el consentimiento no constituye fuerza.
2. Temor reverencial: cuando se intenta impresionar o no decepcionar a alguien y se
termina asintiendo, situación que no es capaz de anular la voluntad.
Artículo 1456, inciso 2: “El temor reverencial, esto es, el solo temor de
desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y respeto, no basta para
viciar el consentimiento”.
3. Estado de necesidad: ocurre cuando una persona consiente en un determinado acto
en virtud de encontrarse en un estado de grave aflicción o detrimento y termina
generando un daño en la persona o bienes de un tercero. Debe elegir entre dos
males: celebrar el acto jurídico que sería dañino para un tercero (salvar a un niño
que se está quemando en un incendio). El estado de necesidad, por regla general, no
constituye fuerza, ya que no se dan los elementos propios de ella. Esto no aplica en
Chile, pero en Italia sí aplica como un vicio del consentimiento. La diferencia entre
la fuerza moral y la amenaza que produce el estado de necesidad es que en este
último la amenaza viene de un hecho ya de la naturaleza, ya de un humano y la
fuerza solo proviene de la persona.
Además, el hecho que produce la situación de amenaza no está dirigido a conseguir
el consentimiento a través de una manifestación de voluntad. Se puede exculpar la
responsabilidad por no haber cupla, cuando se obra en estado de necesidad.
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DOLO:
El dolo es una maquinación fraudulenta destinada a que una persona preste su
consentimiento para la celebración de determinado acto o contrato. Aplicará dolo en los actos
jurídicos bilaterales que se celebran fruto de una maquinación, y en los actos jurídicos unilaterales
también.
La diferencia entre el error y el dolo es que el error se genera por ignorancia o
equivocación, es decir, espontáneamente. En cambio, en el dolo la “equivocación” no surge por una
falsa representación de la realidad, sino que es provocado por el arbitrio de la maquinación
fraudulenta de alguien, por lo que el consentimiento viciado ya no nace en la persona que celebra el
acto, sino que fue provocado por otro.
Algunos autores definen al dolo como un error que fue provocado engañando a otro. De
igual manera hay un error que lleva a uno a prestar el consentimiento, pero ya no es fruto de una
falsa representación, sino que de un tercero que provocó ese error.
CLASIFICACIÓN DE DOLO:
1. Dependiendo de si es bueno o malo:
a. Dolo bueno: no vicia el consentimiento, es el comportamiento lícito que se hace con cierta
astucia o sana malicia y que está dentro de los estándares permitidos dentro de los negocios
y de las relaciones sociales y jurídicas. Por ejemplo, si se vende un caballo diciendo que
corre como un rayo y luego termina perdiendo todas las carreras. Distinto a que cuando se
va a comprar el caballo el vendedor dice que ganó el Champion y en realidad no ganó nada,
caso en el cual estaremos en el dolo malo.
b. Dolo malo: hay un comportamiento ilícito, porque hay un engaño que va más allá de una
simple exageración (corre como el rayo).
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D. Debe provenir de la otra parte o al menos debe ser conocido por ella: este requisito aplica solo
en los acto jurídicos bilaterales. Y en el caso de que sea conocido por la parte, aun cuando no
provenga de ella, estaríamos frente a un dolo negativo.
Artículo 1458: “El dolo no vicia el consentimiento sino cuando es obra de una de las partes”.
Cuando el dolo lo hace un tercero y no la contraparte, no se tiene la posibilidad de rescindir el
contrato por nulidad relativa dado que no va a haber vicio del consentimiento, pero sí se tiene el
derecho de indemnización de los perjuicios causados por el tercero. Si eventualmente la
contraparte se benefició de ese dolo, se le puede exigir a la contraparte que pague el precio de
ese provecho. Ahora bien, en los actos jurídicos unilaterales puede haber dolo también.
Artículo 1234: “La aceptación, una vez hecha con los requisitos legales, no podrá rescindirse,
sino en el caso de haber sido obtenida por fuerza o dolo, y en el de lesión grave a virtud de
disposiciones testamentarias de que no se tenía noticia al tiempo de aceptarla”.
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Artículo 1459: “El dolo no se presume sino en los casos especialmente previstos por la ley. En los
demás debe probarse”.
Un caso previsto por la ley es el Artículo 968.
Artículo 968 N°5: “Son indignos de suceder al difunto como herederos o legatarios: 5°: El que
dolosamente ha detenido u ocultado un testamento del difunto, presumiéndose dolo por el mero
hecho de la detención u ocultación”.
Artículo 1465: “El pacto de no pedir más en razón de una cuenta aprobada, no vale en cuanto al
dolo contenido en ella, si no se ha condonado expresamente. La condonación del dolo futuro no
vale”.
El dolo no puede perdonarse o condonarse anticipadamente, es decir, antes que se
cometiere. Es por esto ineficaz el acto por el cual una persona renuncia a perseguir la
responsabilidad de otra por los engaños o artificios de que ésta pudiera hacerla víctima para obtener
el consentimiento en contratos futuros. Esta condonación del dolo futuro adolece de objeto ilícito y
se sanciona con la nulidad absoluta. No puede condonarse ni siquiera cuando las partes consienten
en ello, porque no se estarían obligando seriamente y se podría incumplir el contrato sin
responsabilidad. No habría una voluntad seria a obligarse y por eso no queda entregado a la libertad
contractual.
Ahora bien, si se incumplió dolosamente un contrato sí se puede condonar porque ya no es
dolo futuro, sino que ya se produjo y por eso, a partir de la autonomía de las partes, podrán decidir
si perseguirán las consecuencias del dolo ya hecho. Habiéndose producido el dolo, se conoce toda la
información y la parte puede decidir si condonar o no el dolo ya pasado. De ahí que el perdón
anticipado no es posible pero sí puede perdonarse el dolo una vez sucedido y conocido.
Hay dolo futuro en el caso en que un director entra en una sociedad anónima pidiendo que
no haya responsabilidad (de indemnizar) en caso de infringir las normas dolosamente. La culpa
grave se equipara al dolo, por lo tanto, el efecto es que tampoco se puede condonar la culpa grave
futura.
Lesión:
El perjuicio o daño patrimonial que experimenta una persona cuando ejecuta contratos
conmutativos y onerosos y que es consecuencia de la desigualdad existente entre la ventaja obtenida
y el sacrificio hecho por obtenerla. Básicamente, hay una desproporción entre lo que se entregó y lo
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que se recibió. Con esto, necesariamente estamos hablando de actos jurídicos bilaterales y onerosos,
donde se contraen obligaciones por ambas partes y se miran como equivalentes.
Por ejemplo, en el contrato de compraventa (conmutativo), las prestaciones del vendedor y
del comprador se miran como equivalentes. La cosa vale, más o menos, el precios que se pagó por
ella. Si hay desproporción entre ambas prestaciones, se puede alegar lesión y su sanción es la
nulidad relativa.
La naturaleza jurídica de la lesión es discutida:
Criterio subjetivo: desde este punto de vista se trata de un vicio del consentimiento que deriva
de la necesidad imperiosa que puede tener una persona por dinero, que coarta la libertad de
decisión de la parte que se obliga. Por ejemplo, si una persona vendió una casa a un precio tan
bajo que únicamente se justifica por una situación de necesidad tan grande, su voluntad se
entiende viciada, de un modo similar a la fuerza.
Criterio objetivo: desde este punto de vista la lesión no vicia el consentimiento, porque ya no
importa la situación de la persona, sino que no se traspasen los límites expresamente permitidos
en la ley. El legislador debe establecer aquel límite de desigualdad que debe ser tolerado. Da lo
mismo si el tipo estaba en una necesidad imperiosa o si era bruto simplemente, sino que se
atiende al criterio objetivo que establece el legislador.
Nuestro Código adopta la posición objetiva, por lo que no importa la intención y situación
interna de la persona. No trata la lesión como un vicio del consentimiento (Artículo 1451), sino que
se limita a establecerla para ciertos contratos específicamente regulados en el Código Civil.
Artículo 1451: “Los vicios de que puede adolecer el consentimiento, son error, fuerza y dolo”.
1. En la compraventa de bienes raíces : si el vendedor recibe la mitad del justo precio por el
bien raíz o si el comprador paga el doble del justo precio, el contrato es nulo y puede
pedirse su nulidad relativa.
Artículo 1888: “El contrato de compraventa podrá rescindirse por lesión enorme”.
2. En la permuta de bienes raíces : se aplican las mismas normas de la compraventa y por lo
tanto, se puede solicitar la nulidad relativa.
Artículo 1900: “Las disposiciones relativas a la compraventa se aplicarán a la
permutación en todo lo que no se oponga a la naturaleza de este contrato; cada
permutante será considerado como vendedor de la cosa que da, y el justo precio de ella a
la fecha del contrato se mirará como el precio que paga por lo que recibe en cambio”.
3. En la cláusula penal enorme : serán enormes cuando la sanción sea superior al doble del
objeto del contrato. Por ejemplo, hay cláusula penal enorme si se celebra un mutuo por 50
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millones y se establece una sanción por 101 millones. Ahora bien, el Código no establece la
nulidad como sanción, sino que la rebaja hasta el monto permitido.
Artículo 1544: “Cuando por el pacto principal una de las partes se obligó a pagar una
cantidad determinada, como equivalente a lo que por la otra parte debe prestarse, y la
pena consiste asimismo en el pago de una cantidad determinada, podrá pedirse que se
rebaje de la segunda todo lo que exceda al duplo de la primera, incluyéndose ésta en él”.
4. En los intereses del mutuo: la Ley 18.010 de Operaciones de Crédito de Dinero, establece
un interés máximo convencional que corresponde al interés corriente aumentado en un
50%. El interés máximo es un límite que se puede pactar y la sanción es la rebaja al interés
corriente.
5. En la anticresis: es un contrato donde se entrega un inmueble al acreedor para que se pague
con los frutos de ese inmueble. Se paga la obligación pasando el inmueble y haciéndose de
los frutos que emanan de él. Se aplica el mismo tema de la lesión en términos de intereses.
Artículo 2443: “Las partes podrán estipular que los frutos se compensen con los intereses,
en su totalidad, o hasta concurrencia de valores. Los intereses que estipularen estarán
sujetos en el caso de lesión enorme a la misma reducción que en el caso de mutuo”.
6. En la aceptación de la herencia : son estipulaciones testamentarias que disminuyen el valor
de la asignación a menos de la mitad que cuando se aceptó. En este caso hay una revisión a
la voluntad de las partes, es el único caso donde el Código Civil acepta el elemento
subjetivo.
Artículo 1234: “La aceptación, una vez hecha con los requisitos legales, no podrá
rescindirse, sino en el caso de haber sido obtenida por fuerza o dolo, y en el de lesión
grave a virtud de disposiciones testamentarias de que no se tenía noticia al tiempo de
aceptarla. (…). Se entiende por lesión grave la que disminuyere el valor total de la
asignación en más de la mitad”.
7. En la partición de bienes: se rige por las mismas reglas que los contratos, la rescisión se
hará para el que haya sido perjudicado en más de la mitad de su cuota.
Artículo 1348: “Las particiones se anulan o se rescinden de la misma manera y según las
mismas reglas que los contratos. La rescisión por causa de lesión se concede al que ha
sido perjudicado en más de la mitad de su cuota”.
Simulación:
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Se da en los casos en que la voluntad manifestada no coincide con la voluntad interna o real
de las partes. Puede ocurrir en los vicios del consentimiento o cuando hay una discordancia entre la
voluntad real y la manifestada. Víctor Vial da cuatro teorías de lo que pasa cuando no hay acuerdo:
a. Teoría o dogma de la voluntad (Savigny) : lo importante será siempre la voluntad real,
independiente de lo que las partes declaren. Esta teoría se podría prestar para ciertos abusos,
porque una parte podría inducir a otra a contratar y luego puede pedir la rescisión del
contrato por su propia voluntad lo cual afecta a la certeza jurídica.
b. Teoría de la culpa in contrahendo: trata de matizar la teoría de la voluntad, señalando que,
en los casos de tratativas preliminares, cuando hay una especie de culpa o dolo, nace la
obligación de indemnizar perjuicios.
c. Teoría de la declaración: le da primacía a la voluntad declarada por sobre la voluntad real.
El problema, es que habría ciertos vicios, como el error, que serían irrelevantes. Un acto
celebrado con error sería válido si solo se reconoce el valor a la voluntad declarada.
d. Hartmann: señala que no existe una teoría en concreto y que no hay que buscar un principio
rector, sino que es el juez el que tendrá que determinar en el caso a caso si prima la
voluntad real o la declarada.
Nuestro Código en algunas disposiciones le da valor a la voluntad real, por ejemplo:
Artículo 1560: “Conocida claramente la intención de los contratantes, debe estarse a ella más que
a lo literal de las palabras”.
En este Artículo se da preponderancia a lo que las partes realmente querían antes que a las
palabras que usaron al celebrar el acto o contrato. Ahora bien, esto prima solo si la voluntad ha sido
conocida por las partes, por lo que igual le da valor a la voluntad declarada.
¿QUÉ ES LA SIMULACIÓN?
La mejor definición y la más usada por la Corte Suprema, entiende la simulación como la
disconformidad consciente entre la voluntad y su declaración convenida entre las partes, con el fin
de engañar a terceros. Pero hay otras definiciones: el acuerdo en la celebración de un acto cuando
en verdad se quiere celebrar otro o ninguno. Víctor Vial la define como: la declaración de un
contenido de voluntad no real, emitida conscientemente y de acuerdo entre las partes, para producir
con fines de engaño la apariencia de un negocio jurídico que no existe o que es distinto a aquel que
realmente se ha llevado a cabo.
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Simular: mostrar una cosa que no existe, como un fantasma. Se requiere engañar sobre el ser de una
situación no verdadera.
Disimular: ocultar al conocimiento de los demás una situación existente, como una máscara. Se
requiere engañar respecto del ser de una situación real.
Requisitos:
1. Hay una declaración de voluntad no real: disconformidad entre la voluntad real y
declarada.
2. La disconformidad es deliberada y consciente: esto permite diferenciar un acto simulado de
un acto que adolece de error. En el error la disconformidad no es consciente, y en la
simulación ambas partes son conscientes.
3. La disconformidad es voluntaria y concertada: permite diferenciar el acto simulado de los
casos de fuerza. Ambas partes son conscientes y están de acuerdo en que el acto es falso.
4. El propósito perseguido por las partes debe ser un engaño a un tercero.
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(por ejemplo, si el padre tenía acreedores que pretendían reclamar ese inmueble). Se podría
pensar que el engaño es lo mismo que el perjuicio, pero la doctrina los distingue. El
perjuicio a terceros puede ser actual o puede ser una especie de amenaza (caso del deudor
que enajena los bienes). La simulación ilícita está sancionada en el Código Penal.
Artículo 471, N°2: “Será castigado con presidio o relegación menores en sus grados
mínimos o multa de once a veinte unidades tributarias mensuales: 2.° El que otorgare en
perjuicio de otro un contrato simulado”.
b. Simulación absoluta o relativa: en la absoluta, el acto jurídico simulado es completamente
ficticio y se está simulando la existencia misma del acto. En la relativa, el acto simulado
busca encubrir un acto disimulado: hay una intención de celebrar un acto jurídico, pero este
es distinto al que las partes dicen celebrar.
En la relativa el acto puede ser total: las partes dicen celebrar una compraventa y en
realidad es donación. O parcial: cuando se celebra una compraventa y en el contrato se
establece una fecha anterior a la realmente celebrada (pre datar). Son elementos dentro del
contrato, ya sea precio, objeto, modalidades, etc.
Ejemplos:
Un ejemplo de simulación absoluta: el deudor que comienza a enajenar sus bienes para que
salgan de su patrimonio y no puedan ser perseguidos por sus acreedores.
Un ejemplo de simulación relativa: se celebra una compraventa cuando en realidad se
quiere realizar una donación. Para la donación se requiere de una insinuación (Artículo
1401) y debe ser autorizada por el tribunal (razón civil), y en ciertos casos debe pagar
impuestos (razón comercial). Muchas veces la compraventa intenta simular la donación,
con precios que no se pagan para saltarse el trámite de insinuación y el pago de impuestos.
Efectos: lo más relevante de esta clasificación son los efectos.
Simulación absoluta: no oculta nada, es una especie de fantasma. Si se quiere impugnar el
acto, este desaparece.
Simulación relativa: disimula un acto real, es una máscara. Si se impugna, aparece y prima
la voluntad real de las partes y por lo tanto el acto disimulado.
Esto es relevante, porque cuando se corre el velo del acto simulado, en el caso del fantasma
no queda nada, mientras que en la máscara aparece la voluntad real de las partes.
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En principio, no produce efecto alguno. Las partes tienen una voluntad real que podría
hacerse valer. Siempre va a primar el acto disimulado entre las partes, pero la parte tendría que
demandar y probar la voluntad real. Para probar la voluntad real, rigen las reglas generales. Pero la
jurisprudencia le da mucho valor a las presunciones. Quien quiere botar un acto simulado debe
probar los requisitos y eso funciona conforme a la regla general. Para algunos, esto se basaría en el
Artículo 1707. Esto es relevante, porque la simulación no se trata de forma orgánica en el Código,
pero los autores lo asocian con otras instituciones.
Artículo 1707: “Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en
escritura pública, no producirán efecto contra terceros. Tampoco lo producirán las
contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su contenido al margen de la escritura
matriz cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya virtud ha obrado
el tercero”.
La contraescritura no es oponible a terceros si consta en escritura privada. Si yo celebro una
compraventa por escritura pública y luego dejo constancia por escritura privada de que en realidad
era una donación, no podrá ser oponible a terceros. Para que pueda oponerse, tiene que constar por
escritura pública y debe tomarse nota de la contraescritura en la escritura original y en la copia en
base a la cual actúe el tercero, porque así se conocerá la voluntad real.
Ahora bien, hay cierta jurisprudencia que señala que la simulación es una acción de nulidad
absoluta. Como la nulidad no la puede hacer valer quien conoce el vicio, la persona que participó de
un acto no puede pedir su propia nulidad. Por lo tanto, da vuelta lo que dice la doctrina: que la
misma parte puede correr el velo.
Respecto de terceros:
Puede que esos terceros prefieran la voluntad declarada o la real, dependiendo del caso. Por
regla general los terceros pueden valerse del acto simulado (i.e., la voluntad declarada), de forma tal
que este acto produzca efectos a su respecto. La excepción viene dada por el caso en que la
voluntad real consta en una contraescritura que cumple con los requisitos del artículo 1707
(otorgamiento mediante escritura pública y toma de razón o anotación al margen de la
contraescritura en (i) la escritura matriz y (ii) la copia en cuya virtud pretende actuar el tercero). No
obstante, aunque este es un caso expresamente regulado por el Código Civil, la doctrina entiende
que para que el tercero pueda valerse del acto simulado / voluntad declarada, debe estar de buena fe.
La jurisprudencia le da primacía al tercero que celebró el acto de buena fe.
ACCIÓN DE SIMULACIÓN:
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Aquella que ejercen los terceros a quienes la simulación perjudica, para que el juez declare
la voluntad real de las partes. La jurisprudencia equipara esta acción a la acción de nulidad absoluta
y por lo tanto solo podrá ser ejercida por las personas que tengan un interés: por ejemplo, un
heredero o un acreedor perjudicado. En el caso de la simulación absoluta, la acción se aplica por
medio de la nulidad absoluta, ya que es carente de voluntad o consentimiento. En el caso de la
simulación relativa la acción de simulación está destinada a constatar que el acto ostensible es sólo
aparente y que oculta a otro. Por tanto, se busca declarar que el acto tiene un vicio, y lo que interesa
es el acto real.
¿Esta acción prescribe? La prescripción es el cese de la eficacia de una acción y los plazos
varían según la acción. Las soluciones que entrega la doctrina al respecto son variadas:
- Los que creen en la inexistencia, sostienen que la acción no prescribe en la medida que nunca
hubo voluntad real.
- Víctor Vial dice que las acciones prescriben y por lo tanto la acción de simulación tendrá que
proscribir por principio general de las acciones personales luego de cinco años.
- La más correcta de acuerdo a los tribunales, es el plazo de diez años que se establece para
alegar la nulidad absoluta (Artículo 1683).
Normalmente la acción de simulación se deduce con otras acciones: para anular por
contrato simulado y una acción de causa ilícita para anular el acto disimulado, por ejemplo.
Objeto:
El objeto del acto jurídico es lo que persiguen las partes, que es distinto a la razón de la
celebración del acto jurídico. Lo que se mira en qué consiste el acuerdo de las partes, más que la
razón de intercambio por la que se presta el consentimiento.
Artículo 1460: “Toda declaración de voluntad debe tener por objeto una o más cosas que se trata
de dar, hacer o no hacer. El mero uso de la cosa o su tenencia puede ser objeto de la declaración”.
El objeto es uno de los requisitos de existencia del acto jurídico. Si no hay objeto, va a
haber inexistencia o nulidad absoluta
En el Código Civil, se entiende el objeto como la prestación. La prestación es la cosa que se
debe dar o entregar, o el hecho que se debe hacer o no hacer. El objeto del acto jurídico es lo que se
debe (i) dar, (ii) hacer o (iii) no hacer.
Ahora bien, la doctrina moderna sostiene que como el contrato busca producir efectos
jurídicos de dar, hacer o no hacer algo, la forma de entender el objeto del acto jurídico viene a ser
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según cuáles son los derechos y relaciones jurídicas que genera (creación, modificación o
extinción), viéndolo de un modo más abstracto.
Artículo 1463: “El derecho de suceder por causa de muerte a una persona viva no puede ser
objeto de una donación o contrato, aun cuando intervenga el consentimiento de la misma persona”.
En este caso, el objeto son los derechos y obligaciones que surgen del acto jurídico de la
sucesión. Pero la mirada clásica se refiere el objeto como la prestación, que es aquello que se debe
dar, hacer o no hacer.
El concepto de objeto es controvertido en doctrina.
Para la doctrina moderna, el objeto estaría constituido por los derechos y obligaciones que el
acto crea, modifica o extingue.
Para el Código, el objeto del acto jurídico sería la prestación, es decir, la cosa que debe darse o
entregarse, o el hecho que debe ejecutarse o no ejecutarse.
Según se desprende del Artículo 1460, el objeto del acto jurídico es la cosa que debe darse
o entregarse o el hecho que debe ejecutarse o no ejecutarse. El objeto de la obligación también es la
prestación, por lo que se confunden a menudo.
Siempre en el análisis del objeto del acto jurídico se encuentra una orilla para determinar
cómo intervenir o si hay algún vicio. Es un tema de gran relevancia práctica y también teórica.
Eso permite distinguir entre la ausencia de objeto y la nulidad y el incumplimiento del acto
jurídico y la responsabilidad.
Artículo 1445: “Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es
necesario: 3° Que recaiga sobre un objeto lícito”.
Artículo 1460: “Toda declaración de voluntad debe tener por objeto una o más cosas que se trata
de dar, hacer o no hacer. El mero uso de la cosa o su tenencia puede ser objeto de la declaración”.
Artículo 1461: “No sólo las cosas que existen pueden ser objetos de una declaración de voluntad,
sino las que se espera que existan; pero es menester que las unas y las otras sean comerciables, y
que estén determinadas, a lo menos, en cuanto a su género. La cantidad puede ser incierta con tal
que el acto o contrato fije reglas o contenga datos que sirvan para determinarla”.
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Contrato aleatorio, puro y simple: es aleatorio porque la prestación de una de las partes es
la contingencia incierta de si va a nacer o no el objeto. Se está comprando la suerte, al fin y
al cabo. Por eso es puro y simple, porque nace desde el día uno y no importa si nace el
objeto o no. Ya no es un contrato sujeto a condición, donde nace el contrato única y
exclusivamente si existe el objeto. Cuando se habla de cosa futura siempre hay que tener
presente que existe la posibilidad de un contrato aleatorio puro y simple. En el seguro, por
ejemplo, se paga una prima que asegura el riesgo contingente, que puede darse o no darse y
no se puede reclamar la devolución del dinero si no sucede el riesgo, es el ejemplo
paradigmático.
2. Esté determinado o sea determinable: para que sea determinado debe recaer sobre una
especie o cuerpo cierto o sobre un género. El Código dice que la cantidad puede ser incierta
con tal de que el acto o contrato fije reglas para determinarla. La determinación puede ser
de dos formas:
- Especie o cuerpo cierto: se individualiza determinadamente un individuo de un género también
determinado. La declaración llega a la máxima aclaración o especificación posible.
- Género: se indica indeterminadamente un individuo de un género determinado. Requiere que
esté determinada a lo menos en cuanto a su género. Si hay determinación del género también se
requiere de la determinación de la cantidad. “Te vendo tres vacas angus”. Si se tiene
determinado en cuanto a su género, la cantidad de este puede estar determinada o puede ser
determinable, es decir, puede ser cierta o incierta. El precisar la cantidad también se cumple
con las reglas y datos que sirvan para determinarla:
Artículo 1461: “No sólo las cosas que existen pueden ser objetos de una declaración de
voluntad, sino las que se espera que existan; pero es menester que las unas y las otras sean
comerciables, y que estén determinadas, a lo menos, en cuanto a su género. La cantidad
puede ser incierta con tal que el acto o contrato fije reglas o contenga datos que sirvan
para determinarla”.
Si la obligación es de género y todos sus individuos se murieron, la obligación no se
extingue y se tiene que cumplir como sea. Ahora bien, si la obligación es de especie o
cuerpo cierto y se mueren por un caso fortuito o fuerza mayor, se extingue la obligación.
Por esto es sumamente relevante la distinción de la determinación del objeto.
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3. Que la cosa sea comerciable : este requisito dice relación con la licitud del objeto. La cosa
debe estar dentro del comercio humano, además de tener cierta relación con la licitud. Si el
objeto es ilícito: ¿Hay objeto?
Hacer o no hacer: los requisitos del objeto que versa sobre hacer o no hacer algo. De
acuerdo al Artículo 1461, inciso final, si el objeto es un hecho, debe ser física y moralmente
posible.
Artículo 1461, inciso final: “Si el objeto es un hecho, es necesario que sea física y
moralmente posible. Es físicamente imposible el que es contrario a la naturaleza, y
moralmente imposible el prohibido por las leyes, o contrario a las buenas costumbres o al
orden público”.
1. Física o moralmente posible: es físicamente imposible el que es contrario a la
naturaleza, y moralmente imposible el prohibido por las leyes, o contrario a las buenas
costumbres o al orden público. Debe ser una imposibilidad absoluta, que sea imposible
en cualquier circunstancia y respecto de cualquier persona. Porque si la prestación
puede ser realizada por un tercero, es factible cumplirla porque el que se obligó puede
contratar a un tercero para realizarla. Así, sigue siendo imposible para la persona, pero
es factible para el tercero. Salvo que sea un contrato intuito personae, donde la persona
que se obliga es la que tiene que cumplir con la prestación. Que sea imposible es
distinto a que sea difícil: la dificultad no opta a que haya un objeto, por difícil que sea.
Por lo tanto, si la imposibilidad es relativa, va a tener objeto el acto jurídico, pero si es
absoluta, aplica el aforismo “a lo imposible, nadie está obligado”.
La imposibilidad absoluta puede ser perpetua o temporal:
Si es temporal, a pesar de ser absoluta hoy no lo será el día de mañana. Habrá que ver
como se estipuló ese acto jurídico, porque si se establece que el hecho se debe hacer o
no hacer durante el tiempo en que se mantiene la imposibilidad, carecerá de objeto.
Pero si la prestación hoy es imposible, pero puede cumplirse en cualquier momento
según el acto jurídico que se estipuló, no estaremos frente a una imposibilidad, porque
la imposibilidad temporal significa que no es posible en la medida que se tenga que
ejecutar de inmediato y eventualmente será un objeto posible, porque si se fija un
marco de tiempo más prolongado para su ejecución, la imposibilidad dejará de ser tal y
el objeto será posible.
2. Esté determinado: habrá que ver hecho está suficientemente determinado según la
forma en cómo se describió, para lograr la certeza sobre qué tiene que hacer el que se
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Independiente de toda esta discusión, para entender el concepto de objeto ilícito se podría
usar como símil lo que se estudió en causa:
Artículo 1467: “(…) y por causa ilícita la prohibida por ley, o contraria a las buenas costumbres o
al orden público”.
La forma más simple de internalizar esta materia es ocupando el concepto de objeto ilícito
en la línea de cómo se define la causa ilícita. Ahora bien, en temas de objeto ilícito habrá que
utilizar los mismos casos que el Código establece en sus páginas. Por ejemplo, el derecho a suceder
por causa de muerte a una persona viva, o los ejemplos de los artículos 1462 y 1464, entre otros.
Artículo 1463: “El derecho de suceder por causa de muerte a una persona viva no puede ser
objeto de una donación o contrato, aun cuando intervenga el consentimiento de la misma persona”.
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se adecua a la ley, la moral y las buenas costumbres. El contrato que realiza una empresa que
vulnera la libre competencia, por ejemplo, mira al objeto desde un punto de vista más genérico.
Se podrían agrupar en las que contravienen el orden público o las buenas costumbres.
- Aquellas que contravienen al orden público: hay normas o principios que establecen un límite a
la autonomía de la voluntad, de manera que las partes no pueden renunciar o desentenderse de
ellas. Ahora bien, no es fácil saber qué normas son de orden público, por lo que se debe
distinguir si puede ser o no dejada sin efecto entre las partes. Si la ley establece que una norma
es imperativa y que no es renunciable, está claro que es una norma de orden público (por
ejemplo, el derecho del deudor de hacer cesión de sus bienes, del Artículo 1615).
Pero en otros casos no se señala explícitamente y habrá que distinguir si puede renunciarse o
no: habrá que determinar si la norma cautela un interés general que trasciende a las partes o si
establece una medida de protección que favorece a una de las partes.
Otras veces habrá principios de orden público, que, a pesar de no ser normas expresas, no
pueden ser renunciados por las partes. El espíritu general de la legislación le llaman algunos, al
que alude el Artículo 24.
Si hay un sistema jurídico donde rige con mayor fuerza el principio de subsidiariedad, habrá
una menor cantidad de normas que se entrometen en la autonomía de la voluntad y por lo tanto
dejan espacio para la libertad contractual.
Hay distintas formas de agrupar el objeto ilícito de acuerdo al orden público:
a. Orden público estatal: hay limitaciones a la esfera privada por entender que existe un
interés estatal superior. El caso típico, es la limitación al derecho de voto.
Artículo 1462: “Hay un objeto ilícito en todo lo que contraviene al derecho público
chileno. Así la promesa de someterse en Chile a una jurisdicción no reconocida por las
leyes chilenas, es nula por el vicio del objeto”.
Por ejemplo, someter la controversia de una empresa a la jurisdicción de Nueva York.
Leyendo el artículo se pensaría que no se puede, pero en la práctica sí hay compañías que
piden créditos a bancos extranjeros y por lo tanto quedan sometidos a la jurisdicción del
país del banco. La forma de entender el artículo, es que si una empresa se somete a la
jurisdicción de un país extranjero no reconocido por Chile será sancionada con objeto
ilícito, pero hay jurisdicciones reconocidas por el Estado que sí pueden juzgar conflictos.
b. Orden público de familia: las normas que dicen relación con el matrimonio o la filiación no
pueden ser renunciadas por las partes.
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c. Orden público sucesorio: hay una serie de normas que no son renunciables por las partes,
como las asignaciones forzosas, la prohibición de celebrar pactos sobre sucesiones futuras
(Artículo 1463), las disposiciones captatorias (Artículo 1059), etc.
Artículo 1463: “El derecho de suceder por causa de muerte a una persona viva no puede
ser objeto de una donación o contrato, aun cuando intervenga el consentimiento de la
misma persona”.
Adolecerá de objeto ilícito el hecho de suceder por causa de muerte a una persona viva,
aun cuando haya libre acuerdo entre los involucrados.
Artículo 1204: “Si el difunto hubiere prometido por escritura pública entre vivos a su
cónyuge o a alguno de sus descendientes o ascendientes, que a la sazón era legitimario,
no donar, ni asignar por testamento parte alguna de la cuarta de mejoras, y después
contraviniere a su promesa, el favorecido con ésta tendrá derecho a que los asignatarios
de esa cuarta le enteren lo que le habría valido el cumplimiento de la promesa, a prorrata
de lo que su infracción les aprovechare”.
Permite cierto acuerdo para el derecho de suceder a una persona viva. En la mitad
legitimaria, habiendo asignatarios forzosos la ley exige que haya una cantidad de
patrimonio para ellos. La cuarta de libre disposición se reparte de manera libre y la cuarta
de mejoras debe asignarse a cualquiera de los asignatarios o incluirse en la mitad
legitimaria. El acuerdo que se hace en vida de las personas sobre no disponer de la cuarta
de mejoras, sí es permitido en este caso, de manera que sea distribuida de igual manera que
la mitad legitimaria: en la forma que la ley prescribe.
d. Orden público relativo a ciertas actividades profesionales, económicas o que involucran
algún interés público: por ejemplo, no se puede trabajar como abogado sin haber pasado
por la Escuela de Derecho y haber obtenido el título. O no se puede ser banquero si no se
cumple con los requisitos de la Ley de Bancos.
e. Orden público moderno: puede comprenderse dentro del orden anterior. Es el conjunto de
reglas que la ley recientemente ha ido estableciendo para ciertas actividades económicas y
que prevalecen sobre la autonomía privada. Por ejemplo, las normas de orden público
económico, que realizan ciertas limitaciones a la economía en general: por ejemplo,
prohibición a la libre circulación de los bienes, el pacto de no enajenar, o las normas que
promueven la libre competencia y limitan a las empresas de mayor peso. Hay normas que
miran a la economía en general, pero también hay normas que miran al interés de ciertas
personas que se encuentran en condiciones de desventaja y la ley busca otorgarles
protección. Por ser normas de orden público, son irrenunciables y no pueden evitarse vía
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autonomía privada. Por ejemplo, las normas del consumidor, laborales, de protección a los
incapaces, etc.
Artículo 1466: “Hay objeto ilícito (…) en todo contrato prohibido por las leyes”.
Artículo 10: “Los actos que prohíbe la ley son nulos y de ningún valor; salvo en cuanto
designe expresamente otro efecto que el de nulidad para el caso de contravención”.
Por lo tanto, habría objeto ilícito en aquellos actos que vulneran la libre competencia, o las
normas de protección al consumidor. Lo relevante es que hay normas que protegen un
interés superior, que son de orden público, irrenunciables y su contravención será
sancionado con la nulidad absoluta.
- Aquellas contrarias a las buenas costumbres: hoy en día es complejo determinar qué son las
buenas costumbres. El límite entre la moral y el Derecho es difuso y no está claro qué
elementos morales son relevantes para restringir la autonomía de la voluntad y la libertad
contractual. Se tiende a determinar como buenas costumbres a aquellas conductas que se
vinculan con la costumbre de una nación de manera que establece ciertos lineamientos que el
Derecho quiere que prevalezcan, de manera que sanciona los actos contrarios con objeto ilícito.
Ahora bien, la ley también puede prohibir ciertas relaciones jurídicas por ser contrarias a las
buenas costumbres.
Artículo 1465: “El pacto de no pedir más en razón de una cuenta aprobada, no vale en cuanto
al dolo contenido en ella, si no se ha condonado expresamente. La condonación del dolo futuro
no vale”.
El dolo futuro consiste en perdonar el engaño que se puede producir a futuro. Se hace un
contrato y se pacta que, en caso de incurrir en dolo, no podrá ser perseguido por ello. La culpa
grave futura se asemeja al dolo futuro y por lo tanto tampoco está permitida por la ley. Ahora
bien, si el dolo es pasado, podría llegarse a acuerdo de condonarlo. El mandatario debe rendir
cuenta de sus actuaciones y el mandante puede condonar el dolo ya pasado. Pero si el dolo
estaba implícito en la cuenta y el mandante acepta, no es lícito, porque el dolo debe estar de
manera expresa en el texto.
Artículo 1466: “Hay asimismo objeto ilícito en las deudas contraídas en juego de azar (…)”.
Son juegos de azar aquellos en los que influye la pura suerte y no la destreza. De manera que se
excluyen aquellos que emanan obligaciones de la destreza psíquica o física. Esta y otras normas
serán entendidas como contrarias a las buenas costumbres y su contravención será sancionada
con nulidad absoluta por adolecer de objeto ilícito.
DIMENSIÓN ESPECIAL:
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Ahora bien, hay actos jurídicos que no son enajenación, como una arrendamiento, por
ejemplo. Y, por lo tanto, no cabría dentro del número 1 del Artículo 1464.
b. Derechos y bienes de la personalidad: aunque con ciertos límites, porque los derechos de la
personalidad se han ido moviendo a la esfera patrimonial y por lo tanto son susceptibles de
regularse desde el punto de vista patrimonial. Por ejemplo, los contratos de los deportistas,
donde venden su imagen, el nombre, etc. Pero hay otros elementos propios del individuo
que no son separables: el cuerpo humano, por ejemplo, que es incomerciable, salvo algunas
partes que son regenerables, como el pelo. O la donación de órganos, pero que debe hacerse
a título gratuito por definición.
c. Derechos personalísimos de uso y habitación : son derechos patrimoniales pero que por
disposición de la ley son derechos personalísimos y están fuera del comercio.
Artículo 1462: “Hay un objeto ilícito en la enajenación: 2º. De los derechos o privilegios
que no pueden transferirse a otra persona”.
Algunos autores, como Velasco, señalan que el número 2 es redundante con el número 1,
porque al no ser comerciables pueden incluirse dentro de este, pero el Código agrega de
igual manera el número 2. Otros autores señalan que la no comerciabilidad no es sinónimo
de inalienabilidad, porque hay cosas que están en el comercio (los derechos personalísimos,
porque las personas que los gozan son titulares de ellos) y que no pueden ser transferidas.
Pero es una distinción sin relevancia práctica en realidad.
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Artículo 2387: “No se puede empeñar una cosa, sino por persona que tenga facultad de
enajenarla”.
Artículo 2414: “No podrá constituir hipoteca sobre sus bienes, sino la persona que sea capaz de
enajenarlos, y con los requisitos necesarios para su enajenación”.
Y también en una nota de don Andrés Bello, donde señala que hipotecar algo era parte de
enajenar. Don Luis Claro Solar tiene una visión restringida y cita algunos artículos donde el
legislador separó los conceptos de enajenación y de gravar. Por ejemplo:
Artículo 1135: “La prenda, hipoteca o censo constituido sobre la cosa legada, no extingue el
legado, pero la grava con dicha prenda, hipoteca o censo”.
Pero lo relevante, es que en general la enajenación también comprende la constitución de
derechos reales sobre la cosa.
> También hay que recordar la adjudicación, que es cuando yo tengo un bien y existen
diferentes copropietarios que también son dueños de ese bien. Por ejemplo, un predio. Los
comuneros tienen un derecho sobre el todo, por regla general y no es que tengan derechos por
cuotas. Y es el juez el que tiene que intervenir para adjudicarle a uno una parte de ese bien, fruto de
la partición, porque nadie está obligado a mantenerse en una sociedad. Al hacer la partición, furto
de la adjudicación, el comunero recibe parte de ese bien que antes tenía en comunidad. La
singularización del bien no es una enajenación, porque se entiende que todos tenían un derecho
sobre el bien y la adjudicación solo viene a singularizarlo. Uno siempre fue dueño de la porción que
se le adjudicó y por eso no constituye enajenación. Es una adjudicación simplemente declarativa,
que tiene efecto declarativo y no traslaticio de dominio. Si la cosa sobre el cual recae la
adjudicación se encuentra embargada, no adolecerá de objeto ilícito porque no constituye
enajenación la adjudicación.
> Dado que el artículo simplemente habla de enajenación, el otorgamiento de un mero título
traslaticio de dominio tampoco constituye enajenación, porque en Chile se requiere el título y modo
para transferir el dominio y constituir los demás derechos reales. Es un sistema dual, donde no se
adquiere el dominio por la mera compraventa, sino que se requiere de la tradición. Simplemente la
celebración de un contrato traslaticio de dominio (compraventa o donación) no constituye
transferencia de dominio y menos enajenación, por lo que tampoco quedaría bajo el Artículo 1464.
Pero hay un artículo maldito que viene a complicar todo:
Artículo 1810: “Pueden venderse todas las cosas corporales o incorporales, cuya enajenación no
esté prohibida por ley”.
Todas las cosas “cuya enajenación no esté prohibida por la ley”. Entonces, por un lado, el
Artículo 1464 dice que hay objeto ilícito en la enajenación de una serie de cosas y por lo tanto no
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podrán enajenarse. Pero el 1810 incorpora la ilicitud de objeto a la compraventa de las mismas
cosas que menciona el 1464.
No es que la compraventa de las cosas del Artículo 1464 adolece de objeto ilícito porque
constituya enajenación, sino que porque el Artículo 1810 se remite al Artículo 1464. Alessandri y
Somarriva y los tribunales en general, sostienen que una compraventa sobre las cosas del Artículo
1464 también adolece de objeto ilícito, porque se estaría contraviniendo un precepto prohibitivo
como la norma del Artículo 1810. Habría que jugar con tres artículos:
1. Artículo 1464: “Hay un objeto ilícito en la enajenación:
1º. De las cosas que no están en el comercio;
2º. De los derechos o privilegios que no pueden transferirse a otra persona;
3º. De las cosas embargadas por decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el acreedor
consienta en ello;
4º. De especies cuya propiedad se litiga, sin permiso del juez que conoce en el litigio”.
2. Artículo 1810: “Pueden venderse todas las cosas corporales o incorporales, cuya
enajenación no esté prohibida por ley”.
3. Artículo 1466: “Hay asimismo objeto ilícito en las deudas contraídas en juego de azar, en
la venta de libros cuya circulación es prohibida por autoridad competente, de láminas,
pinturas y estatuas obscenas, y de impresos condenados como abusivos de la libertad de la
prensa; y generalmente en todo contrato prohibido por las leyes”.
Al final, la ilicitud del objeto sobre la compraventa que recae sobre un objeto embargado no
viene solo del Artículo 1810, tampoco del Artículo 1464 (porque solo habla de la enajenación), sino
que por la combinación: la compraventa (1810) que se refiere a los casos del Artículo 1464 es un
contrato prohibido por ley (1466). Por esta combinación, se puede concluir que ese contrato de
compraventa adolece de objeto ilícito y que no se puede celebrar una compraventa sobre un objeto
que está prohibido por ley. El contrato prohibido por ley adolece de objeto ilícito según el 1466.
Esta es la relación entre los tres artículos.
Ahora bien, hay autores que discrepan. Don Eugenio Velasco dice que hay que distinguir.
El Artículo 1810 dice que no se puede celebrar una compraventa cuya enajenación no esté
prohibida por la ley. Hay que distinguir, porque los actos prohibidos por la ley son aquellos que no
se pueden celebrar de ninguna forma y no aquellos que podrían ejecutarse bajo otras formas o
circunstancias. Evaluando el Artículo 1464 se puede concluir: el número 1 es un acto prohibido en
toda circunstancia, igual que el número 2. El número 3, “De las cosas embargadas por decreto
judicial, a menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en ello;” deja espacio para una
enajenación en la medida que el juez lo autorice o el deudor consienta en ello. El número 4, “ De
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especies cuya propiedad se litiga, sin permiso del juez que conoce en el litigio”, de manera que
obteniendo el permiso del juez, podría enajenarse la cosa.
Por lo tanto, concluye Velasco, las normas solo son prohibitivas respecto de los dos
primeros números e imperativas respecto de los dos últimos casos. En consecuencia, bajo lo
dispuesto por el Artículo 1810, solo adolece de objeto ilícito la compraventa de las cosas que señala
el número 1 y 2 y son nulas absolutas. En el 3 y 4 no, porque son normas imperativas.
Además, agrega que no hay ninguna razón para prohibir compraventa de cosas embargadas
y dejar pendiente la tradición de la cosa hasta que pueda hacerse. Es una razón más de fondo. No se
está produciendo la enajenación por la mera celebración de la compraventa y en algún minuto se
podría llevar a cabo sin que adolezca de objeto ilícito.
Si tengo un bien embargado, bajo la tesis de Velasco se podría celebrar la compraventa y
bajo la de Alessandri y Somarriva no. El comprador paga el precio y el acreedor paga su deuda al
banco, este alza el embargo y así el vendedor puede realizar la tradición, según Velasco.
Artículo 297 CPC: “Cuando la prohibición recaiga sobre bienes raíces se inscribirá en el registro
del Conservador respectivo, y sin este requisito no producirá efecto respecto de terceros”.
Artículo 453 CPC: “Si el embargo recae sobre bienes raíces o derechos reales constituidos en
ellos, no producirá efecto alguno legal respecto de terceros, sino desde la fecha en que se inscriba
en el respectivo registro conservatorio en donde estén situados los situados los inmuebles”.
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- Si recae sobre un inmueble les es oponible a terceros desde la fecha en que se inscribe en el
Registro de Prohibiciones e Interdicciones del Conservador de Bienes Raíces donde está situado
ese inmueble.
En las obligaciones el acreedor tiene un derecho general de prenda, que consiste en el derecho
que tiene el acreedor de perseguir el patrimonio del deudor.
La doctrina le da un concepto más amplio al embargo y nombra una serie de situaciones que se
tratan de manera análoga al embargo. Por ejemplo, las medidas precautorias de prohibición de
enajenar y gravar bienes, la de secuestro, la de retención de bienes muebles, y la prohibición
judicial de celebrar un acto o contrato. Todas estas medidas buscan sacar del tráfico jurídico
determinados bienes. En general, casi todos los autores consienten en que estas medidas deben
tratarse de igual manera que el embargo, menos Velasco, porque la prohibición de celebrar
actos o contratos es amplia, no solo de la compraventa y el Artículo 1464 solo trata la
enajenación.
Si una persona realiza una enajenación de una cosa embargada, no podrá solicitar al juez un
control ex post, aun cuando la parte consintiera en ello, porque la sanción sería la nulidad
absoluta, que no puede sanearse. Y si se le solicita a la contraparte la ratificación, tampoco
puede sanearse el acto nulo absolutamente. Por lo tanto, no es posible sanear el acto ni con
autorización ex post ni con ratificación de la parte.
El arrendamiento no constituye enajenación y uno pensaría que hay ciertos actos o contratos
que por mucho que estén prohibidos, no constituyen enajenación y por lo tanto no habría objeto
ilícito.
Además, porque en la compraventa en general habla de las cosas prohibidas por ley (1810) y en
este caso sería una prohibición establecida por el juez y no por la ley. Es algo muy teórico, que
en la realidad no opera, porque el 99% de los abogados se inclina por la primera opción.
¿Qué pasa con la enajenación forzada? Tiene lugar por ministerio de la justicia, por ejemplo, el
remate de un bien vía judicial. ¿Si compro un bien en una enajenación forzada podría adolecer
de objeto ilícito? La opinión mayoritaria sostiene que la ley solo se refiere a la que el deudor
pudiera realizar. Porque en la enajenación forzada el acreedor siempre va a tener derecho a
hacer valer su derecho en el precio de la cosa subastada. Por eso se trata distinto: porque se
puede vender el bien y el dinero quedará ahí para que los deudores vayan a reclamarlo.
La jurisprudencia también opina en esta línea. Pero hay autores como Velasco que piensan que
tanto la enajenación voluntaria como forzada está dentro del Artículo 1464, porque la ley no
distingue. Y el resguardo al acreedor no es de tanta fuerza.
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4. “De especies cuya propiedad se litiga, sin permiso del juez que conoce en el litigio”. Son las
cosas, muebles o inmuebles, cuyo dominio se discute en un juicio entre demandante y
demandado. Se considera litigiosa desde que se encuentra trabada la litis en un juicio, esto es,
desde el momento de la contestación de la demanda. Se requieren dos requisitos:
a. Sea un juicio donde se discute el dominio: es un juicio reivindicatorio que termina en la
acción reivindicatoria de la especie cuya propiedad se litiga. Ahora bien, no basta con que
la cosa se esté debatiendo.
b. Se requiere que el tribunal haya decretado la prohibición de celebrar actos o contratos sobre
la cosa litigiosa, de acuerdo al Artículo 296 inciso segundo del Código de Procedimiento
Civil:
Artículo 296: “Para que los objetos que son materia del juicio se consideren
comprendidos en el número 4° del artículo 1464 del Código Civil, será necesario que el
tribunal decrete prohibición respecto de ellos”.
Si se inicia una acción reivindicatoria sobre la cosa y se contestó la demanda, el deudor puede
enajenar la cosa mientras no se haya decretado la prohibición de celebrar actos o contratos por
el tribunal. Si el demandante se entera de que el deudor quiere enajenar el bien, acudirá ante el
tribunal para hacerle saber la situación y solicitar el decreto de prohibición. Por lo tanto, no
basta con que la cosa sea objeto de un litigio (Artículo 1464) sino que también del decreto
emanado del tribunal (Artículo 296) para estar frente a un objeto ilícito.
La excepción está contenida en el Artículo 1464 y requiere del permiso del juez que conoce el
litigio. Según Vial, una autorización expresa del demandante también podría considerarse como
una opción para salvarse de la aplicación del Artículo 1464 N°4, dado que el que pidió la
prohibición es la misma parte que está autorizando. Según Corral, esta norma es excepcional y
por lo tanto solo puede satisfacer el requerimiento del N°4 la disposición del juez. En
conclusión y considerando el riesgo, lo recomendable es pedirle la autorización al juez o a la
parte antes de la ejecución del acto respectivo.
La causa:
Artículo 1445 N°4: “Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de
voluntad es necesario: N°4: Que tenga una causa lícita”.
Artículo 1467: “No puede haber obligación sin una causa real y lícita; pero no es necesario
expresarla. La pura liberalidad o beneficencia es causa suficiente. Se entiende por causa el motivo
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que induce al acto o contrato; y por causa ilícita la prohibida por ley, o contraria a las buenas
costumbres o al orden público. Así la promesa de dar algo en pago de una deuda que no existe,
carece de causa; y la promesa de dar algo en recompensa de un crimen o de un hecho inmoral,
tiene una causa ilícita”.
En esta materia se toman conceptos de causa que vienen del Derecho francés (teoría clásica
de la causa) y se analizan. Es difícil entender dentro del Código Civil chileno en qué consiste la
causa.
¿Causa de qué? De acuerdo al Artículo 1445, inciso primero, pareciera que la causa se
refiere al acto o contrato mismo. Pero al mismo tiempo “Para que una persona se obligue a otra
por un acto o declaración de voluntad” deja ver que es la causa para que una persona se obligue.
Así entonces, podría entenderse que habla de la causa del acto o contrato mismo (voluntad) o de la
causa de la obligación (motivo que induce a celebrar el acto o contrato). Por lo tanto, determinar
causa de qué es, resulta complejo.
Si se trata de un contrato del que nacen obligaciones distintas (obligación de pagar el
precio; y de entregar la cosa, en la compraventa) se entendería la voluntad como causa eficiente.
Aunque también existe la causa final, que es a la que se refiere el Código y es lo que la parte
persigue al obligarse (“el motivo que induce al acto o contrato”). Es el fin perseguido al celebrar el
contrato. Aunque no está absolutamente claro en el Código y es difícil precisar la causa de la que se
trata y cuál de las causas es.
Causa eficiente: es el elemento generador del efecto. Es el acto jurídico, y está mencionada
en los artículos 1437 y 1445. Por ejemplo, la causa eficiente de la obligación del vendedor de
entregar la cosa es el contrato de compraventa mismo.
Causa final: es el fin inmediato e invariable que persigue la celebración del acto jurídico.
En la compraventa, la causa del comprador es incorporar a su patrimonio una cosa; y la causa o fin
del vendedor es procurarse dinero, a cambio de las cosas que entrega.
Causa ocasional: es el fin lejano y variable de un acto. Es de carácter estrictamente
personal y psicológico, a diferencia de la causa final.
Ahora bien, la jurisprudencia habla muchas veces de la causa del acto jurídico mismo y
otras veces de la causa de la obligación del acto jurídico que se está celebrando. Entender bien de
qué se está hablando cuando se remite a la causa es difícil y hay distintas concepciones.
Casi todos los libros comienzan a explicar el concepto de causa del acto jurídico en la
doctrina misma, sin entrar en lo que el Código establece. En el Derecho francés se desarrolló por
primera vez la teoría clásica de la causa por Pothier y Domat. Para Domat la causa siempre es la
misma y habrá que ver cuál tipo de causa es según el contrato del que se trata (criterio objetivo).
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Al ser motivos ilícitos, la teoría del motivo o móvil determinante concluye que es una causa ilícita,
lo lleva a tribunales y declaran nulos esos contratos.
ANTI CAUSALISTAS:
La teoría clásica de la causa ha sido objeto de duras críticas. El tratadista francés Planiol se
rebela contra la noción de causa clásica y la tilda de falsa e inútil. Así, surgen los anti causalistas
que no son partidarios de exigir como causa del acto jurídico alguno de estos elementos y dicen que
la teoría clásica es falsa e inútil, ya que se confunde la voluntad que es la que hace nacer el contrato
de compraventa con la causa. Y podría solucionarse evitando hablar de la causa, ya que no es
necesario recurrir a una causa determinada porque la voluntad de las partes lleva implícita la causa.
Analiza las tres clasificaciones de causa:
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- “Y la promesa de dar algo en recompensa de un crimen o de un hecho inmoral, tiene una causa
ilícita”. Se refiere más al motivo del contrato, lo que apuntaría hacia la teoría del móvil.
Por lo tanto, el Código toma algunos elementos de la teoría clásica de la causa. Cuando se
refiere a los motivos se refiere a una causa final, pero en algunos de los ejemplos se pasa a la
doctrina clásica. Ni siquiera la jurisprudencia ha logrado determinar qué se entiende por causa,
entendiendo en algunos casos como el motivo que induce a las partes y en otras ocasiones como la
contra obligación de una de las partes. En síntesis, para el Código Civil no existe una claridad total
de qué tipo de causa es y por lo tanto cubre a la causa tanto desde de la teoría clásica como desde la
teoría del móvil o motivo determinante, por lo que habrá que fijarse en la jurisprudencia del caso
concreto.
Los tribunales franceses declararon nulas las donaciones que tenían por objeto mantener las
relaciones ilícitas con una persona distinta a su cónyuge. Ya no aplica la teoría clásica de la causa,
sino que el motivo que tuvo la persona, que según la jurisprudencia francesa, es ilícito. Ahora bien,
los propios franceses han tenido que cambiar la teoría clásica de la causa para atacar otros
problemas relativos a ella.
Víctor Vial señala que hay que distinguir entre la causa de la obligación, en cuyo caso se
debe seguir la teoría clásica; y la causa del contrato, en que aplicaría la teoría del móvil o motivo
determinante. Se piensa que Bello se pudo haber apresurado en haber incorporado la teoría del
móvil al Código, porque esta se desarrolló con mayor fuerza en tiempos posteriores a él.
El 2016 los franceses eliminaron el concepto de causa de su Código Civil para evitar
complicaciones.
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causa es lícita o no. Debe ser un motivo expresamente señalado por la persona y conocido por la
otra parte.
El Artículo 1467 se refiere al motivo que induce a las partes de celebrar el contrato. Este es
un motivo objetivo: debe ser públicamente expresado o que pueda deducirse de la celebración del
contrato por la otra parte.
En la jurisprudencia, el concepto de causa se ha utilizado para sancionar conducta ilícitas.
Ha abandonado la definición del Artículo 1467 y acepta recurrir a otras doctrinas para establecer
que se está en presencia de una causa ilícita. Lo que la jurisprudencia busca es encontrar una
manera de moralizar la teoría de la causa.
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PRUEBA DE LA CAUSA:
El Artículo 1467 señala que “No puede haber obligación sin una causa real y lícita; pero
no es necesario expresarla”, sino que se puede desprender de ese acto. La causa puede estar
implícita y por lo tanto puede no constar en el contrato, siendo esta la regla general. Ahora bien, en
la donación sí debe constar en el contrato que fue un acto totalmente gratuito, pero la causa misma
no es necesaria constarla en el contrato de acuerdo al Artículo 1467.
Existe una presunción legal de que se ha actuado con una causa real y lícita, sostienen
algunos autores. Ahora bien, don José María sostiene que no es necesario expresarla en el contrato y
que puede desprenderse de otros elementos de este, pero que no es suficiente para hablarse de una
presunción.
El hecho de que no deba constarse la causa en el contrato no niega que deba probarse. Por
eso la presunción de que todo acto o contrato tiene una causa real y lícita no es correcta. Una cosa
es que no sea necesaria expresarla y otra cosa es que no sea necesaria probarla. Debe ser probada
por cualquiera de los medios de prueba que el Código contempla.
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jurídico tiene como requisito esencial la causa, pero estos negocios que tienen importancia en el
mercado financieros, tienen por objeto producir efectos en terceros, distintos a los que
originalmente celebraron el negocio.
Cuando se otorgan letras de cambio o pagarés se permite, a través del endoso, ceder la letra
a un banco. Si el vendedor quiere hacer dinero con las cuotas de dinero, va al banco con las letras de
comprador y le endosa las letras de cambio y éste le entrega un monto de dinero correspondiente.
La letra de cambio sale de la relación comprador-vendedor porque fue transferido a un tercero. Al
ser traspasados a tercero, vía endoso, simplemente requiere de la firma del documento para su
endoso y no requiere especificar a quién se le endosa y por lo tanto cualquiera puede cobrarlo.
En el origen de los títulos de crédito sí va a haber un negocio donde la causa juega un rol
esencial, por ejemplo, en el mutuo o préstamo de consumo que hace el banco al cliente y éste último
firma un pagaré o letra de cambio. Lo más probable es que el pagaré se endose a un tercero por la
propia naturaleza de estos documentos que facilitan la velocidad de los negocios. Se otorga
simplemente mediante la firma de quien lo suscribe y podrá ser reclamado por quien tenga en sus
manos el pagaré, por eso son abstractos.
En síntesis, son abstractos porque la causa no tiene una incidencia, pero en el origen de
estas letras de cambio sí hay una causa a la que se asocia el negocio. No es que no se requiera la
causa, se requiere mientras se conserva la relación entre el que suscribe el documento y el acto o
contrato que dio origen al documento, y si hay un problema entre los que intervinieron en el
negocio sí hay un papel que juega la causa, siempre y cuando se mantenga la relación de la cual
emanó la letra de cambio. Ahora bien, si se endosa este documento, la relación no está sujeta a
causa.
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d. La revocación: opera en actos unilaterales principalmente, que pueden dejarse sin efecto
por la manifestación de la voluntad de una sola de las partes. Por ejemplo, en el mandato,
que puede ser revocado por la sola voluntad del mandante. O en el testamento, donde una
persona dispone de sus bienes para después de sus días: es un contrato esencialmente
revocable, al igual que el mandato.
e. La caducidad: hay ciertos actos que están sujetos a extinguirse transcurrido cierto tiempo,
plazo o condición a la que se sujeta el acto jurídico.
f. La terminación: el acto jurídico concluye cuando se cumple, cuando las partes dan
cumplimiento a las obligaciones que contrajeron. En este caso, el acto termina única y
exclusivamente por el cumplimiento de las obligaciones.
g. La inoponibilidad: es una causal de simple ineficacia y consiste en que el acto pasa a ser
ineficaz frente a terceros. Produce todos los efectos entre las partes, pero no se puede hacer
valer frente a terceros. De acuerdo con el Artículo 1545, todo contrato es ley para los
contratantes.
Artículo 1545: “Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no
puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”.
Este artículo, a contrario sensu, si bien obliga a todos los contratantes, no obliga a los no
contratantes, por lo que todos los que pretenden valerse de un contrato al que no
concurrieron no podrán hacerlo valer. Los terceros no quedan obligados, aunque pueden
quedar, por ejemplo, los herederos de los contratantes, los cesionarios, los representados
(representación legal o voluntaria), etc.
Artículo 1448: “Lo que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella
o por la ley para representarla, produce respecto del representado iguales efectos que si
hubiese contratado él mismo”.
La sociedad es representada por sus socios, por lo que el contrato de sociedad genera cierta
representación. Hay otros casos en que terceros que no están representados pueden resultar
obligados: por ejemplo, la estipulación en favor de un tercero.
Artículo 1449: “Cualquiera puede estipular a favor de una tercera persona, aunque no
tenga derecho para representarla; pero sólo esta tercera persona podrá demandar lo
estipulado; y mientras no intervenga su aceptación expresa o tácita, es revocable el
contrato por la sola voluntad de las partes que concurrieron a él”.
Artículo 1450: “Siempre que uno de los contratantes se compromete a que por una tercera
persona, de quien no es legítimo representante, ha de darse, hacerse o no hacerse alguna
cosa, esta tercera persona no contraerá obligación alguna, sino en virtud de su
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a. A través de una excepción: para que el tercero no quede obligado, puede alegar la
excepción de oponibilidad.
b. Decretarse la inoponibilidad por decreto judicial: demandar a la persona que me
quiere obligar.
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- Artículo 1444: “Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de
su naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas
sin las cuales o no produce efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente (…)”.
Según Claro Solar, “no produce efecto alguno” contempla la inexistencia, aunque no de forma
orgánica como la nulidad.
- Artículo 1701: “La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos
y contratos en que la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o
celebrados aun cuando en ellos se prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto
plazo, bajo una cláusula penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno”.
Este artículo se refiere al medio de prueba relativo a los instrumentos (públicos o privados, en
este caso se refiere a privados) donde sí considera la inexistencia.
- Artículo 1809: “Podrá asimismo dejarse el precio al arbitrio de un tercero; y si el tercero no
lo determinare, podrá hacerlo por él cualquiera otra persona en que se convinieren los
contratantes; en caso de no convenirse, no habrá venta”.
- Artículo 1814: “La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone
existente y no existe, no produce efecto alguno”.
Según Claro Solar, si se omite un requisito de existencia simplemente no habría contrato, y por
lo tanto el Código realmente contempla la inexistencia. Si bien no lo hace de forma orgánica, sí
hay omisiones de requisitos esenciales que producen la inexistencia. Si algo es inexistente, no
hay nada y por lo tanto no se requiere una causal de nulidad como sí se hace en la nulidad,
donde el contrato existe, pero adolece de un vicio de nulidad que requiere de una sentencia
judicial para ser declarada como tal y por eso se contempla expresamente. Podrá solicitársele a
un tribunal certificar la inexistencia del acto, única y exclusivamente para lograr certeza
jurídica, pero no es un requisito su declaración judicial.
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contratos de personas absolutamente incapaces. Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad
relativa, y da derecho a la rescisión del acto o contrato”.
La nulidad absoluta se refiere generalmente a los vicios de la especie del acto o contrato. Y
la nulidad relativa, que también se llama rescisión en el Código, se refiere generalmente a la
naturaleza de las partes que celebraron el acto o contrato.
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*Cualquier nulidad debe ser siempre declarada por el juez por una resolución judicial*.
Siempre es importante destacarlo. Una vez sabiendo que la nulidad absoluta debe ser siempre
declarada por el juez: ¿Quién puede solicitarla?
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¿Afecta el sabiendo o debiendo saber a los herederos (y/o a los cesionarios) que tienen
derecho a solicitar la nulidad? Los herederos perfectamente podrían desconocer el vicio. En
este caso, es un tercero al que lo afecta el vicio del sabiendo o debiendo saber. La
jurisprudencia es categórica señalando que el sabiendo o debiendo saber no alcanza a los
herederos de las partes, porque muchas veces son ajenos al acto o contrato, porque son
terceros y no sabían. El impedimento de la ley (sabiendo o debiendo saber) no les aplica,
por lo que ya vemos que la presunción del conocimiento de la ley no sirve.
La sanción para aquel que celebra el acto o contrato sabiendo que el acto o contrato
adolecía de una causal de nulidad absoluta, de acuerdo con la jurisprudencia, es de tipo
personalísimo. El sancionado obviamente sabe si es que hay una sanción de por medio. El
sabiendo o debiendo saber constituye una sanción para las personas que sí conocían el vicio
y la ley establece la sanción de no poder solicitar la nulidad, aunque a los herederos no les
alcanza esta sanción.
El fundamento de esto, radica en que, si el titular de la acción al menos debía saber -por ser
parte- se le sanciona con la prohibición de solicitar la nulidad. Cuando un heredero reclama
la nulidad lo hace en su carácter de heredero y por lo tanto lo hace invocando la misma
situación que afectaba al causante. Si el titular no puede alegar la nulidad, tampoco la
pueden alegar los herederos, decían algunos, pero esto no es así.
Muchas veces el heredero puede ser una persona que tiene un parentesco lejano con el
causante y no tenía por qué estar al tanto de las posibles causales de nulidad. Las sanciones
solo alcanzan a las personas de las partes, pero no a los herederos, salvo que se pueda
probar que el heredero está ejerciendo las mismas acciones que podía ejercer el causante
(que no tenía ese derecho en su patrimonio 1), pero muchas veces la sanción no le afecta al
heredero por no estar vinculado con el causante y las sanciones ser personalísimas. Si el
heredero conoce o tiene una razón para conocer y se demuestra por la parte que alega, no
podrá alegar la nulidad.
B. El Ministerio Público solicita la nulidad es en el interés de la moral y la ley, por lo tanto, lo
hace por razones de interés público. Por eso se otorga como segundo agente del 1683 al
Ministerio Público, compuesto por el Fiscal de la Corte Suprema y debajo los Fiscales de la
Corte de Apelaciones.
1
Artículo 1907: “(…) son herederos: representan la persona del testador para sucederle en todos sus
derechos y obligaciones transmisibles”. A los legatarios (sucesores a título singular) no se les considera
herederos y no pueden ejercer la acción de nulidad, porque ya no representan al causante y tienen intereses
particulares que son distintos a los del causante, y no están dentro de su patrimonio por tanto.
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Normalmente, un fiscal no intentará la nulidad absoluta, porque debe invocar un interés al que
se refiera la ley o una norma moral. Cuando una ley impide celebrar el acto o contrato a las
partes, el Ministerio Público puede solicitar la nulidad para hacer valer la ley y la moral. Debe
invocar un principio moral (nadie puede aprovecharse de su propio dolo) o una ley que se está
contraviniendo. Si no tiene derecho a pedirla, seguramente el juez va a darle la razón a las
partes por no ser una persona que establece el Artículo 1683 en caso de que no haya una razón
legal o moral.
C. El juez que conoce de la causa, aunque nadie se lo pida (actuar de oficio). A Bello le importa
demasiado que los actos nulos no tengan valor y por lo tanto redacta que puede y debe ser
declarada por el juez, aun sin petición de parte. Los jueces que están conociendo de la causa o
les corresponde, pueden solicitar la nulidad. Si el juez no está conociendo de la causa o no
invoca ninguna causal que le permita intervenir como juez, (“me contaron que este acto es
nulo” es un conocimiento privado de la causa que no es válido para conocer la causa) no puede
intervenir: tiene que ser juez de la causa, o conocer de ella por una razón que lo faculta por ley
para conocer del caso (tiene que ser una actuación profesional finalmente).
Normalmente serán los jueces de primera instancia o cualquiera de los ministros de la Corte de
Apelaciones o de la Corte Suprema incluso. Actúan de oficio en materia civil, lo cual es raro,
porque en Civil los jueces actúan a petición de parte. Distinto en materia penal, donde los
jueces actúan como representantes de la sociedad y hacen uso de su carácter de juez para
intervenir en el acto o contrato. Al igual que con los fiscales, hay una razón pública que obliga a
los jueces a declarar la nulidad.
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3. NULIDAD RELATIVA:
Se llama también rescisión del acto o contrato. Se dice que el acto ha sido rescindido por
haber sido afectado por una causal de nulidad relativa.
Artículo 1682: “La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la
omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o
contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que
los ejecutan o acuerdan, son nulidades absolutas. Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y
contratos de personas absolutamente incapaces. Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad
relativa, y da derecho a la rescisión del acto o contrato”.
No es una definición, pero permite decir que cualquier otro vicio que afecte al acto o
contrato que sea distinto a los vicios que afectan a la nulidad absoluta, será declarado con la nulidad
relativa. Adolecen de nulidad relativa aquellos actos en que se omiten los requisitos o formalidades
que la ley prescribe, en atención al estado o calidad de las personas que acuerdan o ejecutan dicho
acto. Los vicios del consentimiento (error, fuerza y dolo) alcanzan a las partes que celebran el acto
o contrato y vician relativamente al acto jurídico.
Salvo el error esencial, que es más que un vicio del consentimiento. Las personas no saben
qué acto están celebrando o no hay voluntad respecto de la identidad de la cosa sobre la que recae el
acto o contrato. Esto es doctrinario, porque no se establece en el Código y hay autores que difieren.
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Solamente pueden solicitar la nulidad relativa las personas en cuyo beneficio las ha
establecido la ley, en contraposición a la absoluta, que puede solicitar cualquier persona que tenga
interés patrimonial en ello.
Artículo 1684: “La nulidad relativa no puede ser declarada por el juez sino a pedimento de parte;
ni puede pedirse su declaración por el ministerio público en el solo interés de la ley; ni puede
alegarse sino por aquellos en cuyo beneficio la han establecido las leyes o por sus herederos o
cesionarios; y puede sanearse por el lapso de tiempo o por la ratificación de las partes”.
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C. Además de estas personas en cuyo beneficio la ley ha establecido la causal de nulidad relativa,
pueden actuar sus herederos y cesionarios. Cesionarios son aquellos que han sucedido a las
partes porque se les cedió el acto o contrato. Por ejemplo, compro un bien raíz, y puedo
eventualmente ceder el contrato de compraventa a un tercero. El cesionario también puede
alegar la nulidad relativa del acto o contrato que adolece de una causal de nulidad, porque tiene
los mismos derechos que tenía el cedente.
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Si el plazo había comenzado a correr, el heredero menor de edad tendrá el saldo del
plazo del causante, que se empieza a contar desde que llega a la mayoría de edad.
En ningún caso puede intentarse la acción transcurrido 10 años desde la celebración del acto
o contrato. Tenga la edad que tenga el heredero, no podrá hacer nada para intentar la acción, por
ejemplo, en el acto o contrato que se celebra a los 6 años del heredero. Es importante aclarar que
existen otros tipos de incapacidad que producen vicios que perduran en el tiempo, por ejemplo, en
el caso del jugador empedernido. O la demencia, que en la mayoría de los casos es de por vida.
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2. Es irrevocable.
3. Expresa o tácita.
4. Opera con efecto retroactivo: efectos operan desde que se celebró el acto y no desde que se
ratifica.
EFECTOS DE LA NULIDAD:
Son efectos de la nulidad en general. Aunque hay una pequeña diferencia, en que el efecto
de la nulidad tiene una variante.
Los efectos se producen por la declaración judicial de la nulidad, que debe ser declarada en
todos los casos. Tiene que existir una sentencia judicial ejecutoriada, es decir, no deben proceder
recursos en contra de esa sentencia. Si todavía proceden, la resolución judicial que permite la
declaración de nulidad no está ejecutoriada y no produce sus efectos.
Efectos de la declaración de nulidad. Hay que distinguir dos materias:
a. Efectos que produce entre las partes que intervinieron en el acto o contrato nulo.
b. Efectos que produce respecto de terceros.
Entre las partes: hay que distinguir: si el acto o contrato que ha sido declarado nulo se ha
cumplido o si está pendiente su cumplimiento.
Si el acto no se ha cumplido:
Su sanción es que no se puede pedir su cumplimiento, porque se decretó la nulidad. Esto,
según el Artículo 464 N°14 del Código de Procedimiento Civil.
Artículo 464 CPC: “La oposición del ejecutado solo será admisible cuando se funda en una de las
excepciones siguientes: N°14: la nulidad de la obligación”.
Se refiere a las excepciones que se pueden oponer si hay un procedimiento ejecutivo (se
requiere de un título ejecutivo) dentro del cual se intenta exigir el cumplimiento de un contrato
nulo.
Ahora bien, si hay incumplimiento de contrato nulo, pero fuera de un juicio ejecutivo, no
existe la excepción de nulidad. Aunque se puede plantear la nulidad del acto o contrato, ya no
haciendo uso del Artículo 464, sino que solicitando la nulidad del contrato dentro del plazo que
tengo para contestar la demanda en el juicio ordinario, señalando las causales de nulidad. Si ya fue
declarada por una sentencia, no hay porqué pedirla, sino que debo llevar la sentencia para que no se
acoja la demanda intentada por incumplimiento.
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Artículo 1687: “La nulidad pronunciada en sentencia que tiene la fuerza de cosa juzgada, da a las
partes derecho para ser restituidas al mismo estado en que se hallarían si no hubiese existido el
acto o contrato nulo; sin perjuicio de lo prevenido sobre el objeto o causa ilícita”.
Si la razón de la nulidad es el objeto o causa lícita y ya no la incapacidad, aplica el Artículo
1468:
Artículo 1468: “No podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un objeto o causa ilícita a
sabiendas”.
Si la persona celebró el acto o contrato conociendo el vicio, una vez decretada la nulidad no
cabe la restitución, es una sanción que impone el Código respecto al efecto de la nulidad. En un
contrato bilateral, el “a sabiendas” puede aplicar para una o ambas partes, y no tendrá derecho para
reclamar lo que se dio en virtud de un objeto o causa ilícita.
Respecto de terceros:
¿Por qué los terceros pueden verse afectados? Si celebro una compraventa de una casa, el
vendedor la vende y el comprador está obligado a pagar el precio. Si luego se declara la nulidad de
ese acto o contrato, pero para ese tiempo el comprador ya había vendido la casa y estaba en manos
de un tercero, por lo que no puede restituir lo que recibió: ¿Qué acción cabe respecto de ese tercero?
Artículo 1689: “La nulidad judicialmente pronunciada da acción reivindicatoria contra terceros
poseedores; sin perjuicio de las excepciones legales”.
La nulidad producida da derecho para el que celebró el acto o contrato y se desprendió de la
cosa ejerza la acción reivindicatoria contra ese tercero. Pero para que haya acción reivindicatoria
debe haber un dueño que no está en posesión de la cosa y que tiene la acción para restituir la
posesión y confirmar su dominio.
El Código en este caso le da la acción reivindicatoria para adquirir la cosa que está en
manos del tercero. Pero si el contrato no tiene relevancia con el dominio, por ejemplo, en un
contrato de arrendamiento, donde el que da en arrendamiento no necesariamente es dueño de la cosa
(aunque en la mayoría de los casos lo es), comienza a haber un problema con el Artículo 1689. Si
no hay dominio de por medio, no hay posibilidad de acción reivindicatoria.
Ha habido jurisprudencia que le da un alcance más amplio y estima que siempre que habla
de acción reivindicatoria se refiere a una acción restitutoria. Don José María cree que don Andrés
Bello se confundió porque el que no es dueño no puede intentar la acción reivindicatoria y el
sentido de la norma se refiere a la acción restitutoria, donde las partes tienen el derecho a la
restitución de la cosa al momento anterior de la celebración del contrato.
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En Chile no existe una norma general que trate la conversión como sí se hace en el Código
italiano. Según don José María, cuando el Artículo 1444 habla de un contrato diferente podría
tratarse de una conversión, pero no se trata como tal y tampoco se dice en cuál contrato podría
derivar, aunque eventualmente podría servir como un elemento de conversión.
Formalidades:
CONTEXTO, CONCEPTO E IMPORTANCIA DE LAS FORMALIDADES.
Contexto: las solemnidades y formalidades (más amplio) son un requisito de existencia y/o
validez de los actos jurídicos. Las formalidades se estudian porque en algunos casos los actos
jurídicos tienen como condición necesaria para que nazcan a la vida del Derecho y produzcan sus
efectos de manera estable.
Ahora bien, no todos los actos jurídicos están sujetos a formalidades:
a. Actos formales: contrato de bienes raíces (contrato), capitulaciones matrimoniales
(convención), y testamento.
b. Actos no formales: todos los contratos consensuales, en principio.
Además, las formalidades operan respecto de todo acto jurídico: unilaterales y bilaterales,
contratos y convenciones. O el testamento, que es un acto jurídico unilateral sujeto a ciertas
formalidades. Opera tanto en materias patrimoniales (testamento) como en materia de familia
(matrimonio). No todas las formalidades tienen la misma sanción en caso de omisión.
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Distinción: hay que distinguir las formalidades establecidas por ley de las que pueden
pactarse por las partes. Ya sea para hacer solemne un acto jurídico que era consensual, o para
solemnizar un contrato ya solemne aún más.
Artículo 1802: “Si los contratantes estipularen que la venta de otras cosas que las enumeradas en
el inciso 2.º del artículo precedente no se repute perfecta hasta el otorgamiento de escritura
pública o privada, podrá cualquiera de las partes retractarse mientras no se otorgue la escritura o
no haya principiado la entrega de la cosa vendida”.
Las partes pueden pactar que la venta que se entendería consensual no se reputaría perfecta
hasta que se otorgue escritura pública o se principie la entrega de la cosa.
Artículo 1921: “Si se pactare que el arrendamiento no se repute perfecto mientras no se firme
escritura, podrá cualquiera de las partes arrepentirse hasta que así se haga, o hasta que se haya
procedido a la entrega de la cosa arrendada, si intervienen arras, se seguirán bajo este respecto
las mismas reglas que en el contrato de compraventa”.
Las partes pueden convenir en que un contrato que en principio es consensual no se repute
perfecto hasta que haya escritura pública o privada, o hasta que se principie la entrega de la cosa,
donde las partes están renunciando a las solemnidades.
La omisión de las formalidades exigidas por ley produce diversas sanciones, mientras que la
omisión de formalidades determinadas por las partes, en general, no producen mayor efecto en la
medida que se ejecuten hecho que importen una renuncia a ellas.
El incumplimiento que deriva de la responsabilidad contractual es lo relevante. Puede ser un
incumplimiento absoluto, que se entiende como no cumplir la obligación, pero hay ciertas doctrinas
que sostienen que el incumplimiento puede ser parcial y habrá que determinarlo verificando el
interés de las partes. Si las partes elevaron cierto elemento accidental del contrato y se hizo expreso
en él, se eleva al carácter de esencial y podría considerarse como una formalidad.
Clasificación: existen distintas formalidades y las que veremos ahora se entiende que son
formalidades por ley.
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a. Solemnidades de existencia: según Víctor Vial, aquellos requisitos externos que la ley
exige para la celebración de ciertos actos jurídicos sin los cuales no se perfecciona y no
produce efecto alguno. Estas solemnidades de existencia junto con la voluntad objeto y
causa son requisitos de existencia del acto jurídico. Por ejemplo:
- Artículo 1554 N°1: “La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo
que concurran las circunstancias siguientes: 1ª. Que la promesa conste por escrito”.
Exige que para la promesa de celebrar un contrato debe constar por escrito. Como
la ley no distingue, se entiende que puede ser escritura pública o privada.
- Artículo 1801 inciso segundo: “La venta se reputa perfecta desde que las partes han
convenido en la cosa y en el precio; salvas las excepciones siguientes. La venta de los bienes
raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan perfectas ante la
ley, mientras no se ha otorgado escritura pública”.
Por lo tanto, los contratos de compraventa señalados no se reputan perfecto ante la
ley mientras no se hayan otorgado por escritura pública.
- Artículo 767: “El usufructo que haya de recaer sobre inmuebles por acto entre vivos, no
valdrá si no se otorgare por instrumento público inscrito”.
- Artículo 2409: “La hipoteca deberá otorgarse por escritura pública”.
- El matrimonio civil, que requiere como requisito de existencia la presencia del oficial del
Registro Civil.
- El matrimonio religioso, permite casarse a las personas antes del matrimonio civil, con tal de
que cumplan con el requisito de existencia que consiste en la inscripción del acta de celebración
en el Registro Civil en el plazo de ocho días desde la celebración.
b. Solemnidades de validez: son requisitos externos que la ley exige para la celebración de
ciertos actos jurídicos sin los cuales no obstante de producir ciertos efectos, ellos van a
estar expuestos a cesar si se declara la nulidad absoluta, según Vial. Por ejemplo:
- El testamento abierto o cerrado que requiere la presencia de los testigos hábiles.
- Las donaciones que están sujetas al trámite de insinuación.
Artículo 1401: “La donación entre vivos que no se insinuare, sólo tendrá efecto hasta el
valor de dos centavos, y será nula en el exceso”.
- El matrimonio civil en Chile, que requiere: la manifestación al oficial, información a los
contrayentes, cursos matrimoniales, etc.
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- Su omisión no se sanea por el transcurso del tiempo: pareciera apuntar más a las solemnidades
de existencia.
- Se discute si las solemnidades de existencia son un requisito distinto a la voluntad.
- Los autores agrupan las principales solemnidades:
Exigencia de instrumento público: compraventa de un bien raíz.
Exigencia de instrumento privado: promesa, testamento.
Presencia de testigos y/o de funcionario público: testamento solemne abierto, matrimonio.
Inscripción en registros especiales: son formas de publicidad o de tradición en general, como se
hace en la compraventa de bienes raíces. En la constitución de sociedades comerciales.
Otras solemnidades: insinuación de las donaciones, y a veces los plazos.
2. Formalidades habilitantes: Figueroa dice que son especies de formalidades que establece la
ley en ciertos actos jurídicos en consideración de las personas que concurren a manifestar
su voluntad en el acto. Vial dice que son requisitos exigidos por la ley para completar la
voluntad del incapaz o para protegerlo. Su fundamento es la protección de los incapaces, ya
sea de su voluntad o de su patrimonio.
Un ejemplo de formalidad habilitante de voluntad:
Artículo 253: “El que ejerza el derecho legal de goce sobre los bienes del hijo tendrá su
administración, y el que se encuentre privado de ésta quedará también privado de aquél”.
Para realizar ciertos actos, los hijos de familia requieren la autorización del padre, madre o
tutor.
Un ejemplo de una formalidad habilitante de protección:
Artículo 255: “No se podrá hacer donación de ninguna parte de los bienes del hijo, ni
darlos en arriendo por largo tiempo, ni aceptar o repudiar una herencia deferida al hijo,
sino en la forma y con las limitaciones impuestas a los tutores y curadores”.
Cuando los padres, madres o tutores requieren autorización judicial para gravar los bienes
del pupilo.
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3. Formalidades de prueba: son aquellos requisitos que la ley exige para la prueba de un
contrato no solemne, que consiste en la emisión de un documento y la sanción a su omisión
es la pérdida a la posibilidad de probar con testigos. Su fundamento radica en facilitar la
prueba de cierto acto o contrato.
El caso típico es el de los Artículos 1709 y 1708: si se conjugan los artículos, todas las
obligaciones que constan de más de 2 UTM deben contar por escrito porque de lo contrario,
no admitirán prueba de testigos.
Otro ejemplo es el Artículo 20 de la Ley 18.101, que señala que el arrendamiento de
predios urbanos debe constar por escrito, de lo contrario, el contrato es válido pero se
presumirá que la renta es la que declare el arrendatario.
4. Formalidades de publicidad: son requisitos de forma que establece la ley para la celebración
de ciertos actos jurídicos para dar publicidad a los actos celebrados. Su fundamento, es
poner en conocimiento de ciertos terceros la celebración de ciertos actos o contratos, pues
los actos jurídicos en cuestión no sólo interesan a las partes. Se dividen en:
a. De simple noticia: tienen por objeto poner en conocimiento el acto a terceros en general. El
caso por excelencia, son los decretos por interdicción del disipador, que se inscriben en el
Conservador y tienen por objeto informar a todos.
b. De publicidad sustancial: tiene por objeto precaver a terceros interesados en esa relación
jurídica, porque están o van a estar en relaciones jurídicas con una de las partes. Si un
acreedor le cede un derecho a otro acreedor, debe notificarle al deudor como medida de
publicidad sustancial.
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Formalidades habilitantes: nulidad relativa, en consideración del estado o calidad de las partes.
Aunque en ciertos casos, como la venta pública de subastas, sería nulidad absoluta.
Formalidades de prueba: pérdida del medio probatorio.
Medidas de publicidad: hay que distinguir:
a. Simple noticia indemnización de perjuicios, por responsabilidad extracontractual.
b. Sustancial inoponibilidad al tercero que no se le notificó.
Capacidad:
Es un requisito de validez del acto jurídico, como establece el Artículo 1445. Según el
Código, una persona es legalmente capaz cuando se puede obligar por sí misma, sin el ministerio o
la autorización de otra, aunque este es un tipo específico de capacidad. Ramón Domínguez dice que
es la aptitud de una persona para adquirir, gozar y hacer valer por sí misma derechos subjetivos. De
esta definición se desprende la capacidad de goce y de ejercicio.
Artículo 1445, inciso final: “La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí
misma, y sin el ministerio o la autorización de otra”.
CAPACIDAD DE GOCE:
Es la aptitud para ser titular de derechos subjetivos. Se refiere a que uno como persona
puede tener derechos, más allá de poder ejercerlos o no, la persona puede ser titular de derechos y
obligaciones. Es un atributo de la personalidad, ya que si una persona no tuviera capacidad de goce
sería un esclavo. Y se adquiere desde el momento en que se nace, por regla general. Hay una
salvedad, que se encuentra en el Artículo 77, donde se adquiere capacidad de goce antes del
nacimiento y son los derechos que se refieren a la criatura que está por nacer.
Artículo 77: “Los derechos que se deferirían a la criatura que está en el vientre materno, si
hubiese nacido y viviese, estarán suspensos hasta que el nacimiento se efectúe. Y si el nacimiento
constituye un principio de existencia, entrará el recién nacido en el goce de dichos derechos, como
si hubiese existido al tiempo en que se defirieron”.
Si se difiere a la criatura, esta entra en el goce de sus derechos si es que nace. Como si
hubiera vivido al momento en que se difiera, es decir, opera retroactivamente. Por ejemplo, mi
hermana está embarazada y yo hago un testamento. Le puedo dejar mi casa al sobrino que está en el
vientre materno y cuando yo muero y él nace, se hace de la casa como si hubiera estado vivo al
momento de la celebración del testamento.
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Teoría del Acto Jurídico
Existen casos en que existe incapacidad de goce particular, donde pueden adquirir ciertos
derechos y obligaciones. El cura que confesó a una persona antes de morir, no podrá adquirir el
testamento de esa persona, porque pudo haberlo influenciado para adquirirlo. Hay una incapacidad
de goce respecto de los derechos hereditarios en particular, porque no puede adquirir esos derechos,
pero sí otros que no tienen que ver con la situación.
Artículo 965: “Por testamento otorgado durante la última enfermedad, no puede recibir herencia o
legado alguno, ni aun como albacea fiduciario, el eclesiástico que hubiere confesado al difunto
durante la misma enfermedad, o habitualmente en los dos últimos años anteriores al testamento”.
CAPACIDAD DE EJERCICIO:
Es la aptitud de las personas para hacer valer por sí mismas los derechos subjetivos o de
obrar por sí mismas en la vida del Derecho. Apunta a la capacidad de administrar tus propios
bienes. No todas las personas tienen capacidad de ejercicio: hay capaces e incapaces (relativos o
absolutos). Cuando se habla de incapacidad, por regla general, se habla de la de ejercicio y no la de
goce. Cuando el Código define la capacidad, hace referencia a la de ejercicio. Es muy criticada
porque solo habla de las obligaciones, pero también puede ejercer derechos y eso no se dice. La
regla general es que todas las personas tienen capacidad de ejercicio, y las excepciones son aquellas
que trata la ley:
Artículo 1446: “Toda persona es legalmente capaz, excepto aquellas que la ley declara
incapaces”.
- No establece cuál es la regla general (capacidad) lo cual es importante porque muchas veces se
habla de incapacidades.
- La capacidad es materia de orden público y por lo tanto no se puede renunciar a ella.
- Debe probarse por quien se alega.
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facultades mentales sustancialmente alteradas por causas patológicas. Algunos agregan las
causas patológicas, lo cual es discutido en la doctrina.
La prueba de la demencia: la persona que la alega debe probarla, pero es de gran
importancia la interdicción: en un procedimiento judicial se solicita al juez que se
declare interdicta a una persona. Si se declara mediante un decreto de interdicción
inscrito en el Conservador de Bienes Raíces y se publica para que la gente tenga la
información: (1) priva al interdicto o demente de la administración de sus bienes (2)
nombra a un curador para su administración y (3) todos los actos celebrados posterior al
decreto van a ser nulos aunque se alegue que fueron celebrados en un intervalo lúcido.
Se debe probar que en el momento de la celebración del acto o contrato la persona era
demente, porque muchas de las enfermedades son progresivas y no importa que sea
demente actualmente, sino que al momento de la celebración del acto o contrato.
Impúberes: definido expresamente por el legislador. Son los varones que no han cumplido 14 y
mujeres que no han cumplido 12 años (Artículo 26). Son niños que se intenta proteger haciendo
que sus actos sean nulos. Los niños pueden hacerse del dinero que ganen actuando (goce) pero
no pueden administrar sus bienes por sí mismos, sino que requerirán de un representante.
La prueba de la calidad de impúber: es fácil, con su partida de nacimiento. Si no existe,
se puede probar con testigos y otros documentos, y en el peor de los casos, por
estimación mediante su apariencia física.
Sordos o sordomudos que no pueden darse a entender claramente: no es que no haya voluntad
o haya una voluntad atenuada, sino que están en pleno uso de sus facultades intelectuales. En
este caso, la persona no puede darse a entender claramente, por lo que no puede manifestar su
voluntad seriamente.
Cuando estas personas llegan a la mayor edad, deben ser declaradas interdictas, por ser
sordos o sordomudos y no poder darse a entender claramente. Si se celebran actos
posterior a ser declarados, son nulos. Si se celebran actos antes, tiene que probar que
era incapaz al momento de celebrar el acto o contrato.
Ahora bien, en el caso del demente se puede rehabilitar demostrando haber recobrado
permanentemente la razón y en el caso del sordo o sordomudo, con su solicitud al juez.
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Artículo 1682: “Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas
absolutamente incapaces”.
Aunque algunos autores sostienen la inexistencia, porque son personas que no tienen
voluntad o no pueden manifestarla, por lo que faltaría un requisito de existencia.
Los actos de los incapaces absolutos no producen ni aun obligaciones naturales y se
sancionan con nulidad absoluta. Son obligaciones naturales las que no confieren derecho para exigir
su cumplimiento, pero que cumplidas, autorizan para retener lo que se ha dado o pagado en razón
de ellas, de acuerdo al Artículo 1470. Con esto, el Código recalca la ineficacia absoluta de estos
actos.
Y no admiten caución, que son las obligaciones que se contraen para asegurar el
cumplimiento de una obligación principal. Porque yo siendo capaz no puedo dar una caución
respecto de una obligación que contraigo con un incapaz absoluto. No puedo ser fiador de una
obligación que intenta contraer mi hermano de 10 años, porque lo accesorio sigue la suerte de lo
principal.
¿Cómo adquieren ejercen derechos los incapaces? Los incapaces absolutos tienen capacidad
de goce, de modo que tienen que actuar representados legalmente. Son representantes, en caso del
demente y sordo o sordomudo, los curadores, que son nombrados por el juez en el procedimiento de
interdicción. Y en el caso de los impúberes, sus progenitores y a falta de ellos, un curador.
Incapacidad relativa:
Artículo 1447 inciso segundo: “Son también incapaces los menores adultos y los disipadores
que se hallen bajo interdicción de administrar lo suyo. Pero la incapacidad de las personas a
que se refiere este inciso no es absoluta, y sus actos pueden tener valor en ciertas
circunstancias y bajo ciertos respectos, determinados por las leyes”.
Menores adultos: los que han dejado de ser impúberes y que no han cumplido la mayoría de
edad, es decir, los hombres entre 14 y 18 años y las mujeres entre 12 y 18 años.
La prueba de la calidad de menor adulto: igual que en los impúberes: con la partida de
nacimiento.
Disipadores que se hallen en interdicción de administrar lo suyo: disipar es malgastar los
bienes. Personas que apuestan sus bienes, gastan más de lo que les permite su patrimonio, etc.
La ley permite que sean declarados interdictos y sean incapaces.
La incapacidad en este caso no es la calidad de disipador. El disipador no es incapaz, a
diferencia del demente y sordo o sordomudo que son incapaces sin importar el
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estos van a formar su peculio profesional o industrial. Respecto de esos bienes el menor
adulto se va a mirar como mayor de edad, es decir, va a tener plenas facultades -con ciertas
restricciones adicionales respecto de actos de mayor importancia-.
3. Disipador: el juez puede establecer una suma de dinero para sus gastos personales. Se le da
una cantidad reducida para que no pueda generar mayores daños, pero que sea suficiente
para desarrollar su vida en el día a día, y que puede administrar con mayor libertad.
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Modalidad:
Recordemos que existen los actos jurídicos puros y simples en contraposición a los sujetos a
modalidad. Las modalidades son aquellas cláusulas que se insertan en un acto jurídico con el fin de
alterar los efectos que normalmente produce dicho acto, según Vial. También se definen como
aquellos elementos establecidos por la ley, el testamento, o la voluntad de las partes con el efecto de
alterar los efectos normales de un negocio jurídico, según Ramos Pazos.
Las principales modalidades que reconoce la doctrina son la condición, plazo y modo. Pero
la doctrina agrega otras figuras que también se considerarían modalidades:
La solidaridad: aquella que se introduce cuando existe un crédito entre varios deudores o
varios acreedores, que facultad al acreedor o al deudor para cobrar el total de la deuda a uno de los
deudores o para a uno de los deudores pagar el total de la deuda a uno de los acreedores. Los
efectos normales cuando hay una deuda entre varios acreedores y deudores es que cada deudor
pague su cuota, pero con la solidaridad el acreedor puede exigir el total de la deuda a uno de los
deudores, y no solamente la cuota que le corresponde;
Además de las obligaciones alternativas o facultativas y la representación.
CARACTERÍSTICAS GENERALES:
1. Son elementos accidentales que se incorporan al acto por cláusulas especiales, por regla
general. Aunque hay excepciones en que las modalidades pueden ser elementos de la naturaleza
o de la esencia.
Por ejemplo, la condición resolutoria tácita, es aquella que se entiende incorporada en todos los
contratos bilaterales aun cuando las partes no la mencionan y permite que la parte que cumplió
con su obligación pueda exigir que se resuelva el contrato o el cumplimiento forzado del
mismo.
La promesa de compraventa, donde las partes se obligan a celebrar un contrato a futuro. Es muy
relevante que exista un plazo como elemento esencial de la promesa dentro del cual se celebrará
el contrato prometido.
2. Al ser accidentales son excepcionales, por lo que deben interpretarse restrictivamente y quien lo
alega debe probarlo. En ese sentido, por regla general son actos jurídicos puros y simples. Y no
se presumen, salvo la condición resolutoria tácita, por ser un elemento de la naturaleza.
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3. Las fuentes de las modalidades pueden ser: testamento, convención, ley o las sentencias
excepcionalmente (cuando la ley lo establece expresamente).
Artículo 904: “Si es vencido el poseedor, restituirá la cosa en el plazo que el juez señalare; y
si la cosa fue secuestrada, pagará el actor al secuestre los gastos de custodia y conservación, y
tendrá derecho para que el poseedor de mala fe se los reembolse”.
Estamos frente al caso en que el dueño no poseedor puede ejercer la acción reivindicatoria. Si el
poseedor no dueño está condenado a restituirla, deberá hacerlo dentro del plazo que el juez
establezca en su sentencia.
TIPOS DE MODALIDADES:
Condición:
Aquel hecho futuro e incierto del cual depende el nacimiento o la extinción de un derecho,
como se estipula en el Artículo 1070, respecto de las asignaciones testamentarias y en el Artículo
1473, respecto de las obligaciones condicionales.
a. Hecho futuro: que debe realizarse después de la celebración del acto. No hay condición
cuando las partes han subordinado la existencia de un acto sobre un hecho presente. Si el
hecho existe o ha existido, está subordinado a un hecho presente y se reputa puro y simple
el acto. Si no existe o no ha existido y no llega a existir, el acto no nace a la vida del
Derecho.
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b. Incierto: el hecho puede suceder o no. Esto diferencia a la condición del plazo: el plazo
tiene que llegar, pero no se sabe cuándo.
Clasificaciones de la condición:
- Condiciones positivas o negativas: versa sobre la naturaleza del hecho futuro incierto. La
positiva radica en el acontecer de que suceda un hecho (“te doy mil pesos si corres”). La
negativa consiste en que no acontezca una cosa (“te doy mil pesos si no corres”).
Artículo 1474: “La condición es positiva o negativa. La positiva consiste en acontecer una
cosa; la negativa, en que una cosa no acontezca”.
- Condiciones posibles o imposibles:
Físicamente imposible: aquel hecho contrario a las leyes de la naturaleza (“te vendo mi casa si
viajas a Júpiter”).
Moralmente imposible: aquel hecho contrario a las leyes, la moral y las buenas costumbres (“te
pago mil pesos si matas a tu compañero”).
Artículo 1475: “La condición positiva debe ser física y moralmente posible. Es físicamente
imposible la que es contraria a las leyes de la naturaleza física; y moralmente imposible la que
consiste en un hecho prohibido por las leyes, o es opuesta a las buenas costumbres o al orden
público”.
- Condiciones suspensivas o resolutorias: esta es de acuerdo a sus efectos.
Condición suspensiva: es aquella que suspende la adquisición del derecho mientras no se
cumple. Se define como aquel hecho futuro e incierto del cual depende el nacimiento o la
adquisición de un derecho. Por ejemplo, el seguro de incendio, donde nace la obligación de la
aseguradora de indemnizar una vez que se quema la cosa. Y opera con efecto retroactivo: la
obligación nace al momento en que se contrajo la obligación y no desde que se cumplió con la
obligación.
Condición resolutoria: aquel hecho futuro e incierto del cual depende la extinción o resolución
de un derecho. El acto existe, pero está sujeto a que, si se verifica el hecho, se extinga.
- Condiciones potestativas, causales o mixtas:
Condición potestativa: depende de la voluntad del acreedor o el deudor (“si me voy de viaje, te
vendo mi casa”). Pueden ser puras: mera declaración de la voluntad (“te vendo mi casa sólo si
quiero”) o meramente potestativas: es un hecho voluntario (“te vendo mi casa si termino la
carrera de Derecho”).
Serán nulas las meramente potestativas del deudor, pues dependen única y exclusivamente de la
voluntad y no de hechos.
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Estados de la condición:
Pendiente: se celebró el acto jurídico pero todavía no se verifica la condición (el derecho no existe);
Cumplida: cuando se realiza la condición (nace el derecho y se entiende que lo adquirió desde que
se celebró el acto);
Fallida: cuando no se verificó y no se puede verificar (se desvanece la mera expectativa).
En la condición resolutoria es al revés y también aplica retroactivamente: si está pendiente, el
derecho nace pura y simplemente, pero está sujeto a extinguirse. Si está cumplida, se extingue el
derecho desde la celebración del acto. Si está fallida, se entiende que el acto nació pura y
simplemente y generará sus efectos.
Plazo:
Artículo 1494: “Es la época que se fija para el cumplimiento de la obligación, y puede ser
expreso o tácito”.
Es una definición criticada por la doctrina porque solamente se refiere a un tipo de plazo. La
doctrina lo define como un hecho futuro y cierto del cual depende el ejercicio o la extinción de
un derecho.
a. Hecho futuro: debe realizarse posterior a la celebración del acto.
b. Es cierto: sí o sí tiene que llegar.
El origen del plazo puede ser:
1. Convencional.
2. Legal
3. Judicial (Artículo 904).
Clasificaciones:
1. Expreso o tácito:
Plazo expreso: el que fijan las partes y se estipula en el acto o contrato.
Plazo tácito: es el que se entiende por la naturaleza del acto o contrato o de los hechos y
circunstancias que lo rodean. Si la obligación es de dar una cosa en un lugar pactado distinto al
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de la celebración del contrato, se entiende que el plazo debe tener en cuenta el tiempo que se
necesita para llegar.
2. Determinado o indeterminado:
Plazo determinado: cuando se sabe la fecha específica del hecho futuro (“te pago el 1 de enero
de 2023”).
Plazo indeterminado: cuando se sabe que ocurrirá el hecho, pero no se sabe cuándo, por
ejemplo, la muerte de una persona según la doctrina.
3. Convencional, legal o judicial:
Plazo convencional: se establece por las partes por medio de cláusulas especiales.
Plazo legal: se establece por la ley (regla general en procesal).
Plazo judicial: el que fija el juez pero que es autorizado por la ley.
4. Suspensivo y extintivo: esta es la clasificación más importante.
Plazo suspensivo: aquel que suspende el ejercicio de un derecho (no la adquisición), y se define
como aquel hecho futuro y cierto desde el cual empieza a producir sus efectos un acto jurídico.
Si el pago del precio está sujeto a un plazo, cuando se cumpla el plazo el vendedor podrá exigir
el pago (antes tenía el derecho, pero no podía ejercitarlo). Por lo tanto, el derecho nace desde la
celebración del acto o contrato, pero se hace exigible cuando se cumple el plazo. La diferencia
con la condición, es que como ya nació el derecho, si el deudor paga antes del plazo se
considerará pago de lo debido, porque la obligación nació, estaba suspendido su ejercicio y se
entiende que renuncia al plazo.
Plazo extintivo: es aquel que por su cumplimiento se extingue un derecho. Se define como un
hecho futuro y cierto hasta el cual duran los efectos de un acto jurídico. Se celebró el acto que
está sujeto a plazo extintivo y produce sus efectos hasta que se cumpla el plazo que extinga el
derecho. La diferencia con la condición, es que el plazo no opera retroactivamente.
Modo:
Artículo 1089: “Si se asigna algo a una persona para que lo tenga por suyo con la obligación
de aplicarlo a un fin especial, como el de hacer ciertas obras o sujetarse a ciertas cargas, esta
aplicación es un modo y no una condición suspensiva. El modo, por consiguiente, no suspende
la adquisición de la cosa asignada”.
La definición contraria la entiende como una carga ligada a una disposición a título gratuito e
impuesta al beneficiario. Por ejemplo, te dono 100 millones para subvencionar jardines
infantiles. En este caso, lo importante de la donación es que está destinada a un fin específico.
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Representación:
Se define como una institución jurídica en virtud de la cual los efectos de un acto que
celebra una persona que actúa a nombre y en lugar de otra se radican en forma directa e inmediata
en otra persona, como si ella lo hubiera celebrado.
Intervienen dos personas: representante y representado. Siendo el primero la persona quien
celebra el acto jurídico a nombre de otro. Y el segundo siendo la persona en la que se radican los
efectos del acto ejecutado por el representante. Está consagrado positivamente en el artículo 1448.
Artículo 1448: “Lo que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella o por la
ley para representarla, produce respecto del representado iguales efectos que si hubiese
contratado él mismo”.
Artículo 43: “Son representantes legales de una persona uno o ambos progenitores, el adoptante y
su tutor o curador”. Referida solamente a la representación legal.
Teoría de la ficción de la ley: concebida por Pothier, señala que los efectos de la
representación se producen en virtud de una ficción en el representado. Y es éste quien representa
su voluntad. Es decir, en virtud de una ficción, quien concurre al acto es el representado, sin
perjuicio de que quien en realidad lo hizo fue el representante. Es criticada, porque no explica los
casos de representación legal (establecidos por la ley, los casos en que una persona no puede
manifestar su voluntad) ya que los incapaces carecen de voluntad y no se puede hacer una ficción si
no hay voluntad en primer lugar. Además, no hace hincapié en cuál de las dos voluntades engendra
el acto jurídico.
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Teoría del nuncio, mensajero o emisario: desarrollada por Savigny, consiste en decir que el
representante no es más que un mensajero o portador de una manifestación ajena de voluntad. La
voluntad radica en el representado. Se critica, porque niega la calidad del representante (es un mero
mensajero); tiene inconvenientes desde la representación legal (si es incapaz no se puede transmitir
la voluntad); y tampoco explica aquellos casos de mandato general (cuando le otorgo a una persona
la administración general de mis bienes).
Teoría del doble contrato: elaborada por Thol, donde la voluntad del representado requiere
de la voluntad del representante para que se haga precisa. Se requiere de dos actos jurídicos para
que los efectos del acto se radiquen en el representado. Uno de esos contratos o actos jurídicos lo
celebra el representante con el tercero, advirtiendo que está actuando en nombre de otro. Y otro
contrato que celebra el representado con el tercero, en virtud de la referencia del contrato anterior,
para que se precise la voluntad. La crítica principal es que es muy ficticia, porque el poder en un
solo acto jurídico que es perfecto en sí y no requiere dos actos jurídicos para perfeccionarse.
Teoría de la cooperación de voluntades: elaborada por Mitteis. Hasta ahora, todas las
teorías dependen del representado para explicar de quién es la voluntad. Para esta teoría, la
representación es la confluencia de la voluntad del representante y el representado. Es un solo acto
jurídico donde confluyen ambas voluntades. El conflicto está en que tampoco explica la
representación legal (donde una voluntad no existe, no pueden confluir). Tiene los mismos
problemas que la teoría del mensajero.
Todas estas teorías son criticadas por Hupka, quien elabora una quinta teoría. Considera
relevante la voluntad o actuación del representante, pues es él quien manifiesta la voluntad dirigida
para el acto o negocio del que se trata.
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Teoría del Acto Jurídico
CLASES DE REPRESENTACIÓN:
1. Representación legal: supone que una persona se encuentra en la imposibilidad jurídica de
ejercer por sí misma la autonomía privada. No puede disponer de los intereses que se
encuentran dentro de su órbita jurídica y el representante será el que determina la ley. A
veces va a requerir del nombramiento del juez pero por regla general es la ley.
Artículo 43: “Son representantes legales de una persona uno o ambos progenitores, el
adoptante y su tutor o curador”.
El padre, madre, adoptante y su tutor o curador. El tutor o curador va a requerir en algunos
casos la asignación del juez.
2. Representación voluntaria: emana a consecuencia del acto voluntario del interesado, quien
otorga poder a una persona para que actúe a su nombre. A diferencia de la representación
legal donde el representante tiene que ser plenamente capaz, acá puede ser plenamente
capaz o relativamente incapaz. Se es relativamente capaz cuando la ley lo autoriza a ejercer
ciertos actos bajo ciertas condiciones.
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Teoría del Acto Jurídico
REQUISITOS DE LA REPRESENTACIÓN:
1. Que el representante declare su propia voluntad : es el representante quien da vida al acto
jurídico con su propia voluntad, lo cual queda clarísimo en la representación legal.
2. Que se haga en nombre de otro: lo que se conoce como contemplatio domini. En el poder o
representación se le debe notificar al tercero que se está actuando en favor de otro. De otra
manera, el acto producirá efectos respecto del representante y no del representado. P.P
significa “por poder” y se plasma en los contratos.
3. Que el representante tenga el poder de representación : que la persona haya entregado el
poder para representar, aunque también este puede emanar de la ley. Debe ser anterior al
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acto por regla general, pero también puede ser posterior, que se conoce como la
ratificación: acto mediante el cual el interesado hace eficaz por sí un acto que ha sido
celebrado a su nombre o se apropia de los efectos del acto. Se entiende que desde un
principio la persona tenía el poder.
Características de la ratificación:
o Es un acto jurídico unilateral.
o Es irrevocable una vez conferido el poder o conocida la ratificación.
o Puede ser expresa o tácita (actos que dan cuenta de la ratificación).
o Opera con efecto retroactivo, produciendo sus efectos desde la celebración del acto.
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