Está en la página 1de 4

Salmo 82

Verso 1: "Dios se levanta en la reunión de los jueces (lit. dioses); en


medio de los jueces (lit. dioses) juzga."

Según el Diccionario Bíblico Enciclopédico Ilustrado, la palabra elohim =


dioses, denota personas que merecen adoración. Es un nombre común para
designar la divinidad en general, tanto el Dios de Israel como los dioses
paganos de otras naciones (comp. Deut. 6:14, 13:7-8; Jos. 24:15; Jue. 6:10);
analógicamente también se aplica a jueces, ángeles y reyes. Es una forma en
plural de referirse a Dios; cuando se aplica a Dios de Israel tiene el sentido de
majestad o rango, de magnitud.

La escena del Salmo 82 una visión de la asamblea sobre la que Dios preside.
Esta puede ser identificada con la nación de Israel (comp. Neh 13:1) donde
hallamos la frase sinónima qehal ha' elohim. Así Dios toma su puesto en su
nación y juzga entre los jueces humanos señalados sobre Israel.
Esta reunión incluye a los jueces de la nación; la acusación trata de las
decisiones injustas que han pronunciado. Ya que estos jueces carecen de
entendimiento, la cualidad básica para la justicia, es inevitable que caiga el
juicio sobre ellos. Se les dieron funciones divinas como jueces, pero ahora
tendrán que caer como los hombres que pervierten la justicia.
En la creencia israelita los dioses estaban reemplazados por ángeles o
espíritus: los hijos de Dios o la hueste celestial. Es muy poco probable que el
vocablo designe a los ángeles, una vez que los aquí interpelados, son
criticados por Dios y sentenciados a muerte (v. 7). Sin duda se refiere a los
jueces injustos, quienes, como capacitados para juzgar, participan del divino
privilegio de hacer juicio y justicia (comp. Mateo 7:1). Que consideren esto los
magistrados y tengan temor de Dios, pues Dios está con ellos en los juicios
(Deuteronomio 1:17; 2º Crónicas 19:6). Que los súbditos también consideren
esto y se consuelen, pues los buenos jueces están bajo la dirección de Dios,
y los malos jueces están bajo el freno de Dios.

Otro comentarista dice que se refiere al pueblo poderoso, probablemente los


reyes de la tierra vistos como un concilio divino de Dios; esos reyes se
consideran divinos en sí mismos, pero perecerían como mortales. Sin
embargo, en la tradición judía este versículo a veces era aplicado fuera de
contexto a Israel como recipiente de la ley divina, lo que evidentemente Jesús
sabía.
La tradición judía solía aplicar este salmo a los jueces humanos.
Versículos 6-8
La dignidad del oficio de magistrado es reconocida por Dios (v. 6): «Yo
(enfático en el original) dije: Vosotros sois dioses (hombres investidos de una
prerrogativa divina), y todos vosotros hijos del Altísimo». Al participar, en
cierto modo, de la naturaleza divina, deberían conformar su modo de juzgar al
de su Padre Celestial. Dios había delegado en ellos, con el poder de juzgar, el
poder de regir la sociedad mediante la justicia y su producto, que es la paz
pública. A pesar de estos privilegios, en cierto modo «divinos», estos jueces
se habían comportado tan mal que a continuación se les sentenció a morir
como (los demás) hombres (v. 7). Y así como los príncipes caen bajo el juicio
de Dios, también vosotros caeréis.

Leer Salmo 58
Versículos 1-5

De dos cargos culpa aquí David a los jueces inicuos:


1. De corrupción en su gobierno. Formaban un gremio, por lo que podía
esperarse de ellos que no fuesen capaces de aceptar soborno; con todo,
parece ser que sí lo eran, puesto que el hijo de Cis podía hacer por ellos lo
que no pudo el hijo de Isaí (1 S. 22:7). A estos jueces que así abusaban del
derecho y oprimían a los inocentes, se dirige David aquí (v. 1): «¿De verdad
pronunciáis justicia, oh dioses (lit.)?» . Los llama «dioses» por la facultad de
juzgar, autoridad delegada del único que puede juzgar: Dios. No obstante, el
vocablo hebreo elem es oscuro, y algunos lo traducen por «compañía».
Tendríamos así el «gremio de justicia». Cualquiera sea la traducción, vale la
invectiva de David, como si dijese: «No, no juzgáis con justicia; vuestra
conciencia misma os está gritando que no respondéis a la confianza que en
vosotros se ha depositado como magistrados de la nación, pues (v. 2) de
corazón maquináis iniquidades; hacéis pesar la violencia de vuestras manos
en la tierra». Cuanto más empeñado está el corazón en una acción mala,
tanto mayor es la maldad de tal acción (Ec. 8:11). ¿Y cuál era esa maldad?
Que empleaban la balanza de la justicia, que tiene que ser una balanza justa
(comp. Job. 31:6), para hacer que la violencia tuviese mayor peso que la
equidad. Lo hacían en balanza falsa, pero bajo color de justicia, que es aún
peor.
Juan 10:34
Jesús citó el Salmo 82:6 que es una advertencia a los jueces injustos para
que abandonen los malos procedimientos y defiendan a los pobres y a los
inocentes. El juez es una delegado de Dios para ser un dios para el pueblo.
El vocablo “dioses” era usado para referirse a los hombres que tenían una
posición especial en la teocracia, que eran los responsables por la
interpretación de las Escrituras delante del pueblo, siendo también los jueces
del pueblo y los representantes generales de Dios ante los hombres.
Ese vocablo, sin embargo, también era usado para referirse a los “angeles”
como podemos verificar en el Salmo 8.5. Los escritos rabínicos con
frecuencia usan el vocablo hebreo “elohim” (dioses) para referirse a los
ángeles, y era interpretado de esa manera el texto del Salmo 82.6 por
algunos, como si estuviera refiriéndose a los jueces y a las autoridades de la
teocracia judía, llamándolos ángeles de Dios, como representantes y
mensajeros de Dios.
Las implicaciones de ese argumento del Señor Jesús pueden ser las
siguientes:
Un argumento que pasa de menor a mayor: "Si los hombres pueden recibir,
con razón, la designación de dioses, simplemente porque representan a Dios
delante del pueblo, cuanto más el Mesías debería ser capaz de ser llamado
por ese título." O como diciendo "Si la Sagrada Escritura puede hablar así de
ciertos hombres, ¿por qué no puedo hablar Yo así acerca de Mí?" Así es que
Jesús quería decir: "En el pasado, la Escritura podía llamar dioses a los
jueces, porque eran comisionados por Dios para traer Su verdad y justicia al
mundo. Ahora, Yo he sido separado para una tarea especial, y he sido
comisionado por Dios para venir al mundo. ¿Cómo podéis objetar a que Me
llame Hijo de Dios? No digo nada más que lo que dice la Escritura."
¿Y acaso... no está escrito en su ley “Yo he dicho que ustedes son dioses”?
Esta respuesta que apela al Sal. 82:6 es un típico argumento rabinico. Parece
indicar: “Yo les he dado la verdad en forma alegórica. No la aceptan. Muy
bien, ahora les hablaré con el tipo de argumento que ustedes sí aprecian” (cf.
7.15-24; Mr. 12.35 ss.). El salmo hace referencia a los jueces de Israel,
llamados a veces “príncipes”, que aunque habían fallado fueron designados
como “dioses” porque administraban la justicia como parte de su comisión
divina. ¿Cómo pueden entonces acusar a Jesús de ser blasfemo si
evidentemente Él es enviado por Dios?.
Cristo replica a la acusación de blasfemo que le hacían y vindica con la
verdad de la declaración que había hecho en Juan 10:30 «El Padre y yo
somos uno». Lo hace por medio de dos argumentos:
1. Mediante un argumento sacado de la palabra de Dios. «¿No está escrito en
vuestra ley: Yo dije, dioses sois?». Como si dijese: «Si a ellos se les llama en
la Biblia “dioses”, ¿cuánto mejor a mí?». Parece que estos judíos se
presentaban como los especiales custodios del Antiguo Testamento. Los
jueces de Israel abusaban de su cargo, y Dios es presentado en el Salmo
82:6 llamándolo "dioses" porque eran representantes de Dios. Jesús se
enfrenta a los rabinos sobre el propio terreno de ellos de una forma
totalmente judaica. Véase el mismo uso de elohim (hebreo de donde se
traduce dioses) en Éxodo 21:6; 22:9 y 28. Es decir, en cada lugar donde dice
juez o jueces, en el original dice dioses (elohim). Hasta le Escritura llamaba
dioses a las personas especialmente comisionadas por Dios para
determinadas tareas. Veamos:
(A) Cómo explica el texto citado: «Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la
palabra de Dios, es decir, a los jueces, partícipes del atributo divino de juzgar,
pero que son reprendidos por Dios mismo por juzgar injustamente, y la
Escritura no puede ser quebrantada» (v. 35), es decir, la Escritura, toda
Escritura, por ser palabra infalible de Dios (2º Ti. 3:15-16), es indestructible,
no puede ser desposeída de su divina autoridad, sea cual sea la opinión que
de ella tengan los hombres, ni se la puede disminuir en una jota ni en una
tilde.

Versículo 36
¿...vosotros decís…? Cómo judíos (y rabinos) se ven imposibilitados de
acusar a Jesús de blasfemia debido a este uso en el A.T. Es un argumento
totalmente ad hominem (en latín contra el hombre) . Es decir, Jesús en vez de
centrarse directamente en la acusación de éstos judíos e intentar refutarlo,
pasa a centrarse más en la persona que está dando esta acusación. Las
características de la persona que aquí está acusando (los judíos) son
irrelevantes con respecto a la solidez de su acusación.

También podría gustarte