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fomentar una acción enérgica que, combinando medidas jurídicas y otras medidas

de índole práctica, permita la abolición de todas las formas de discriminación


racial. En particular, deben estudiar las causas de dicha discriminación a fin de
recomendar medidas adecuadas y eficaces para combatirla y eliminarla.

Artículo 11
Todos los Estados deben fomentar el respeto y la observancia de los derechos
humanos y las libertades fundamentales, en conformidad con la Carta de las Na-
ciones Unidas, y cumplir plena y fielmente las disposiciones de la presente Decla-
ración, de la Declaración Universal de Derechos Humanos y de la Declaración
sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales.

EL HOMBRE QUE RASTREÓ 2000 GENERACIONES

Wells, de 33 años, recorrió los 5 continentes siguiendo las huellas genéticas de las
primeras migraciones que poblaron el planeta.
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REPORTAJE AL
DOCTOR
SPENCER WELLS:
• Tomó miles de muestras de sangre de aborígenes ESPECIALISTA EN
• Su estudio traza una línea de descendencia de 2000 generaciones GENÉTICA DE
• Esta se remonta 60.000 años atrás, a los hombres que salieron de África. POBLACIONES.

Cuesta creer que los casi 6000 millones de personas que actualmente se encuentran
diseminadas por todos los continentes sean los descendientes directos de tan sólo 10.000
individuos que hace 60.000 años vivían recluidos en África. Más increíble aún suena el
hecho de que la población nativa de América descienda de un grupo de tan sólo 10 o 20
personas que se animó a cruzar el estrecho de Bering poco antes del final de la era glacial.
Quien recientemente logró armar el rompecabezas de las migraciones que permitie-
ron al hombre poblar el planeta es Spencer Wells. Este biólogo molecular de tan sólo 33
años, egresado de las universidades de Stanford y Oxford, recorrió durante un año el
globo en busca de poblaciones indígenas remotas, como los bosquimanos del Kalahari o
los chukchis de Siberia, que aún hoy conservan en su sangre las huellas de esa travesía.

– ¿Que lo llevó a realizar esta investigación tan ambiciosa?


– Como científico, mi trabajo se centra en el estudio de la diversidad humana: si bien
en su superficie los hombres se ven distintos, a mí lo que siempre me ha interesado es
buscar el origen común, tema de estudio donde se conjuga mi interés por la historia, por
la biología y por la evolución del hombre.

– ¿Cómo puede el estudio de la genética aportar conocimiento sobre las migracio-


nes humanas?
– Lo que nosotros estudiamos es la genealogía, y lo hicimos a partir de los seres que
viven hoy en día. Para eso extrajimos miles de muestras de sangre de personas de todo el
mundo, y luego buscamos en ellas marcadores genéticos que pudieran servir como “seña-
les en tránsito” que nos remontaran a genomas anteriores. os primeros marcadores que
utilizamos eran ciertos cambios en el ADN. Por lo general, el genoma que se transmite a
través de distintas generaciones es en gran medida inmutable. Aun así, es posible detec-
tar algunos errores que son muy poco frecuentes; estos cambios o mutaciones se here-
dan, lo que nos permite establecer una línea de descendencia de abuelos, padres e hijos.

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– ¿En qué parte del genoma centraron el análisis?
– Nos dimos cuenta de que los cambios más importantes eran los que aparecían en el
cromosoma Y (que lo transmite el padre a su hijo varón); éstos eran los que revelaban
una gran cantidad de información, que nos llevó a trazar una línea de descendencia del
hombre. Los datos que recabamos a través de su estudio también nos permitieron esta-
blecer un mapa que ilustra cómo el hombre pobló todo el planeta.

– ¿Y cómo fue ese viaje?


– El hombre primitivo partió de África en dos oleadas. La primera comenzó entre 50
mil y 60 mil años atrás, y recorrió la costa sur de Asia para llegar finalmente al norte de
Australia. Este viaje fue motivado por una intensa sequía que azotaba al continente
africano, como resultado del período glacial, que concentró el agua en los polos. Los
animales lo abandonaron buscando agua y pasturas; y los cazadores los siguieron.
La segunda salida se produjo hace 45.000 años. Esos hombres partieron a lo que hoy
es Medio Oriente; un grupo siguió luego hasta India, mientras que otro llegó hasta China.
Diez mil años después, de Asia central partieron grupos de viajeros hacia Europa, atrave-
sando cubiertas de hielo habitadas por mamuts y bisontes; también de Asia central ha-
brían de partir, 15.000 años más tarde, hacia Siberia.
Finalmente, hace 20 mil o 15 mil años atrás, un grupo de 10 a 20 personas que
habitaban el Artico logró cruzar al continente americano, a través del estrecho de Bering.
A medida que la era glacial retrocedía y los casquetes polares se derretían, aumentaba el
nivel del mar, aislando a los pobladores americanos, que comenzaron a desplazarse hacia
el Sur.

– ¿El hombre primitivo que salió de África era un Homo sapiens o alcanzó este
estadio evolutivo a lo largo del viaje?
– Ya había completado en África la evolución que dio como resultado el Homo sapiens.

– ¿Cuáles fueron los cambios que experimentó a lo largo del viaje?


– Nuestros ancestros africanos eran hombres altos, flacos, tenían la piel oscura y el
pelo enrulado, como los que uno puede encontrar hoy en países como Namibia. A medida
que se desplazaban hacia el Norte, la exposición al sol cada vez era menor, por lo que la
piel se aclaró para poder sintetizar la vitamina D a partir de una menor cantidad de rayos
ultravioletas. Aquellos que partieron a Siberia, por ejemplo, debieron minimizar su su-
perficie corporal para evitar la pérdida de calor, en un intento por adaptarse al frío
extremo; por eso, desarrollaron troncos robustos, dedos regordetes y piernas y brazos
más cortos. Por otro lado, entre aquellos que llegaron a Australia o, más tarde, a Améri-
ca, la subida del nivel del mar como resultado del fin de la era glacial les cerró el contac-
to con el continente asiático; ese aislamiento los llevó a desarrollar rasgos distintivos de
los de sus antepasados. Algo similar ocurrió con aquellos que se desplazaron a China, que
quedaron atrapados entre montañas al Norte y océanos al Sur, sin contacto con el resto
de Asia.

– ¿Su cronología de las migraciones surge sólo del estudio genético de sus des-
cendientes?
– Es resultado de la combinación de nuestros hallazgos con otro cuerpo de evidencia
arqueológica y climatológica previa, que nos brinda el contexto para emprender mejor el
estudio de los marcadores genéticos.

– ¿Cómo afecta esta idea del origen común al concepto de raza?


– En mi opinión, el término raza no tiene ningún significado. En vez de hablar de razas

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deberías referirnos a parentescos, pues todos tenemos un ancestro africano. Es posible
establecer una línea de aproximadamente 2000 generaciones desde ese ancestro hasta el
hombre de hoy; obviamente, es posible encontrar diferencias, pero para referirnos a ellas
el concepto de raza resulta trivial.

POR SEBASTIÁN A. RÍOS DE LA REDACCIÓN DE LA NACION, 24 DE NOVIEMBRE DE 2002. TOMADO DE: HTTP://
WWW.PRODIVERSITAS.BIOETICA.ORG

NUESTRO MAPA COMÚN

Cuando los científicos dieron a conocer el mapa del genoma humano hace más o
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EL CORREO DE

menos un año, la prensa anunció una avalancha de nuevos tratamientos y medicinas para LA UNESCO

curar enfermedades hereditarias, como algunas formas de diabetes. Pero más allá de sus
eventuales aplicaciones médicas, ese resultado asestó también un golpe decisivo al ra-
cismo, pues hizo desmoronarse el mito de la raza. La investigación genética demuestra
que todos descendemos de un antepasado común en África. Además, la mayoría de las
diferencias genéticas del hombre existían en todas las poblaciones y cabe presumir que
aparecieron antes de que los humanos abandonaran ese continente hace unos 50.000
años y se dividieran ulteriormente en grupos étnicos o “raciales”. Se ha calculado que, en
la totalidad del material genético, sólo 0,012% de la variación de unos seres humanos a
otros puede atribuirse a diferencias entre lo que se da en llamar “razas”.
Sin embargo, es posible que algunas enfermedades genéticas tengan su origen en
ese escaso margen de diversidad que ha provocado un acalorado debate en la comunidad
científica internacional. Al recoger y comparar muestras de ADN, ¿deben los genéticos
indicar la etnicidad de los donantes?
Los que se oponen a la identificación étnica señalan que lo más probable es que ese
tipo de información sea inútil, dado que la mayoría de las enfermedades genéticas obe-
decen a variaciones que se han propagado a la totalidad de la población humana. Los que
piensan lo contrario estiman que, al mencionar o controlar la etnicidad, los genéticos
pueden estar seguros de tener en cuenta en sus análisis a todos los grupos. Algunos
bioéticos insisten también en que, manejados debidamente, esos estudios de población
podrían ser útiles para demostrar hasta qué punto nuestro material genético es el mismo
y refutar la creencia corriente de que algunos grupos son “genéticamente” más inteligen-
tes y avanzados que otros.

EL RACISMO MUNDIALIZADO

¿Existe una característica común entre los numerosos conflictos raciales en el mun-
do? Alberto Burgio, uno de los principales especialistas italianos en racismo, responde.
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ENTREVISTA
REALIZADA POR
IVAN BRISCOE.
– ¿Cuáles son para usted las fuentes del racismo moderno? PERIODISTA DEL
– Lo primero que se debe aclarar es que el racismo como ideología es un producto del CORREO DE
mundo moderno.Obviamente, la historia nos ha dado muchos ejemplos de violencia entre LA UNESCO.
diferentes grupos humanos, pero sólo hace poco que esa violencia fue justificada apelando
a un pensamiento racista. En mi opinión, la modernidad está caracterizada por fuerzas

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