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“Un exilio al combate : republicanos españoles en Francia.

1939-1945 ”1

Diego Gaspar Celaya


Introducción
A comienzos de 1939 aproximadamente medio millón de españoles componían
el silencioso cortejo fúnebre de una República española que huía tras la frontera
francesa alejándose del avance de las tropas rebeldes que acaudillaba el general
Francisco Franco. Tres años antes, un golpe de estado fracasado había modificado las
reglas del juego dando lugar a una guerra civil que todo lo cambió.
Durante siglos el colectivo español ha ocupado un importante lugar en la
formación de la sociedad francesa contemporánea, no en vano en el periodo de
entreguerras la colonia española se constituyó como el tercer grupo foráneo más
numeroso radicado en Francia. Sin embargo, durante los dos primeros meses de 1939,
tras la retirada republicana de Cataluña, el español se convirtió en el colectivo
extranjero con más representación en territorio francés 2. No obstante, el proceso de
implantación de la colonia española en Francia tuvo su inicio en el siglo XIX, siendo
continuado en el XX con modalidades y ritmos diferentes. En ambas centurias
numerosos flujos migratorios españoles llegaron a Francia influenciados tanto por la
proximidad de los dos países, como por la historia contemporánea europea; la situación
económica francesa y la de las relaciones bilaterales de ambos países. Pero ninguno de
los acontecimientos políticos que sacudieron España en estos dos siglos se muestra tan
determinante como la Guerra Civil española a la hora de analizar las corrientes
migratorias españolas llegadas a Francia en época contemporánea3.
A pesar del impácto que el conflicto español y sus consecuencias tuvieron en la
sociedad francesa de la época, su estudio y el del exilio que provocó no llamó la
atención de los historiadores franceses hasta los años noventa4. Un fenómeno que tuvo
su réplica en una historiografía española que, “controlada” por el régimen franquista
durante casi cuarenta años, se interesó por él únicamente cuando la democracia volvió a
regir en el panorama político español 5. En este contexto, la constitución de una
bibliografía que abordase la cuestión del exilio español en Francia y sus autores fueron
de gran importancia erigiéndose, ante la ausencia de trabajos profesionales, como
baluarte y en ocasiones improvisado órganos de expresión de la memoria de los huidos.
Dicho fenómeno fue posible gracias al concurso de sus propios protagonistas, quienes a
partir de 1960 alumbraron - en Francia - las primeras obras dedicadas al éxodo
1
Este texto fue presentado el 8 de septiembre de 2011 en el curso de verano Migraciones y exilios
España-Francia / Migrations et exils Espagne-France que tuvo lugar del 7 al 9 de septiembre de 2011 en
Jaca (Huesca) y que fue organizado por la Universidad de Zaragoza en la colaboración con el Gobierno
de Aragón y de la Region d’Aquitaine gracias al proyecto de investigación transfronterizo del mismo
nombre que la Universidad de Zaragoza y la Universidad de Pau desarrollan conjuntamente desde 2010.
2
Condición que de nuevo ostentó durante algunos años a partir de 1968 gracias a los nuevos flujos
migratorios llegados desde España a Francia hasta mediados de los años 1970. Geneviève Dreyfus-
Armand, El exilio de los republicanos españoles en Francia. De la guerra civil a la muerte de Franco
[1999] Barcelona, Crítica, 2000, pp. 22-55
3
Idem.
4
Exceptuando la obra del sociólgo, politólogo e historiador francés Guy Hermet, Les Espagnols en
France. Inmigration et culture, París, Éditions Ouvrières, 1967.
5
A excepción del trabajo del historiador y diplomático español Javier Rubio, La emigración española a
Francia, Barcelona, Ariel, 1974.

1
republicano. La mayoría de estos trabajos podemos inscribirlos en un corpus
memorístico y testimonial del exilio al haber sido elaboradas por responsables políticos,
sindicales, escritores y protagonistas del periodo. Normalmente describen el itinerario
vital de sus protagonistas centrándose en la experiencia vivida en los campos de
concentración franceses, el servicio prestado en las Compañías de Trabajadores
Extranjeros (CTE) y Grupos de Trabajadores Extranjeros (GTE), el compromiso con la
Resistencia6, los combates por la Liberación y la deportación a los campos nazis7.
Con la llegada de los años 1970 el número de testimonios aparecidos aumentó
considerablemente dando lugar a una notable proliferación de trabajos dedicados a la
participación española en la Segunda Guerra mundial, y de forma más específica, la
significación de ésta en la Resistencia francesa 8. Al mismo tiempo, y coincidiendo con
la agonía de un franquismo que apuraba sus últimos años de vida, vieron la luz, al sur de
los Pirineos, las primeras obras dedicadas al exilio español, mientras que a mediados de
la década lo hicieron los primeros trabajos profesionales que lo analizaban en
profundidad9. Sin embargo, hubo que esperar a finales de los años ochenta y comienzos
6
La historiografía contemporánea a terminado por identificar el término Resistencia con Resistencia
interior clandestina. Sin embargo, dicha asimilación es peligrosa ya que excluye de análisis a todos
aquellos combatientes que iniciaron y/o continuaron su lucha contra el ocupante tras el armisticio fuera de
la metrópoli francesa. Dicho fenómeno puede observarse al hilo de la definición, largamente aceptada por
la comunidad científica, que propuso el historiador francés François Bédarida en 1986. Para Bédarida
Resistencia es “toda acción clandestina llevada a cabo en nombre de la nación y de la dignidad de la
persona humana por aquellos voluntarios que se organizan para luchar contra la dominación y,
normalmente, la ocupación de su país por un régimen nazi o fascista o satélite, o aliado”. Tal y como
señalaba Jean-François Muracciole en 2010, dicha definición no parece ser tener en cuenta a individuos
como el general Leclerc - en quien personalizó su ejemplo el historiador francés- un soldado bajo
uniforme francés que inició su acción resistente fuera de Francia. Frente a tal polémica creo firmemente
que se impone una aclaración que permita una mejor comprensión del concepto Resistencia y sus
variables. En primer lugar, el concepto Resistencia interior designa al conjunto de movimientos y redes
clandestinos que desde el armisticio de junio de 1940 siguieron la lucha contra el Eje y sus socios
colaboracionistas en territorio francés hasta la liberación del mismo en 1944. Mientras que Resistencia
exterior engloba la Francia Libre y los actores no gaullistas que, fuera de ella, siguieron el combate contra
el ocupante alemán y sus socios fuera de la metrópoli entre junio de 1940 y mayo de 1945. Por tanto, y
pese a que en sentido estricto el término Resistencia ha reenviado históricamente al concepto de
Resistencia interior, no debemos olvidar que quienes formaron parte de su vertiente exterior, fuese o no
bajo bandera francesa libre, forman parte de la denominada Resistencia pues protagonizaron diferentes
acciones, fuesen o no clandestinas, en nombre de la nación y de la dignidad de las personas luchando
contra la dominación y ocupación de su país, y de los territorios que este controlaba en Ultramar, por un
régimen nazi o fascista. François Marcot (dir.), Dictionnaire historique de la Résistance, París, Robert
Laffont, col. “Bouquins”, 2005, p. XII; Jean-François Muracciole, Les Français libres, l'autre Résistance,
París, Tallandier, 2009, p. 23.
7
De hecho fue ésta última temática la que centró la obra de Jorge Semprun, Le grand voyage, París,
Gallimard, 1963. Aunque a ésta le siguieron otras como Manuel Razola y Mariano Constante, Triangle
bleu. Les républicains espagnols à Mauthausen 1940-1945, París, Gallimard, 1969, la cual, sin abandonar
la temática de la deportación, profundizó a través del testimonio de sus dos principales autores en el
itinerario de numerosos españoles deportados al archipiélago de Mauthausen.
8
Entre los principales trabajos que jalonaron este periodo quiero señalar los del escritor Alberto
Fernández, Emigración republicana española. 1930-1945, Bilbao, Zero, 1972 y Españoles en la
Resistencia, Bilbao, Zero, 1973; los del también escritor, resistente e historiador Eduardo Pons Prades,
Los que SI hicimos la guerra, Barcelona, Martínez Roca, 1973 y Republicanos españoles en la Segunda
Guerra Mundial, Barcelona, Planeta, 1975; el testimonio autobiográfico legado por el físico y ex
comandante del Ejército Popular Republicano (EPR) Manuel Tagüeña Lacorte en Testimonio de dos
guerras, México, Ediciones Oasis, 1973; o el trabajo conjunto de Miguel Ángel Sanz y Jean Cassou,
Luchando en tierras de Francia. La participación de los españoles en la Resistencia, Madrid, Ediciones
La Torre en Madrid, 1981.
9
La mayoría de ellos tuvieron origen español, independientemente de donde fueron publicados. En este
sentido, y centrados principalmente en análisis de los flujos migratorios, destacaron obras como las de

2
de los noventa para que -de forma progresiva- la historiografía del exilio español lograra
consolidarse al calor de numerosos proyectos iniciados con anterioridad10.
No obstante, desde 1990 la materialización de numerosos proyectos e
investigaciones tanto en Francia como en España ha enriquecido notablemente el
conocimiento general sobre el exilio español de 1939 y su participación en la
Resistencia, aunque varios interrogantes todavía se ciernen sobre ambas cuestiones 11.
Sobre algunos de ellos intentaré arrojar algo de luz en este trabajo, aunque para ello
quisiera realizar un pequeño viaje en el tiempo y en el espacio que nos acerque a la
historia del movimiento migratorio contemporáneo más importante que jamás ha
alcanzado una frontera francesa, y en la medida de lo posible a los itinerarios y
percepciones de sus protagonistas.
Entreguerras
Enero de 1939 en algún lugar de la frontera franco-española, mientras las
mermadas tropas del Ejército Popular Republicano (EPR) se esforzaban por mantener el

Javier Rubio, La emigración española a Francia, Ariel, Barcelona, 1974 y La emigración de la guerra
civil de 1936-1939: historia del éxodo que se produce con el fin de la II República española (3 Vol.), San
Martín, Madrid, 1977. También quisiera mencionar el estudio dirigido por José Luis Abellán, El exilio
español de 1939, Taurus, Madrid, 1976; o el elaborado por Louis Stein, Beyond death and exile : the
Spanish republicans in France, 1939-1955, Harvard University Press, Cambridige (Mass. EE.UU.), 1979
(traducido al francés en Par-delà d'exil et la mort : les républicains espagnols en France, Mazarine,
Paris, 1983; y al castellano en Más allá de la muerte y del exilio. Los republicanos españoles en Francia,
Plaza y Janés, Barcelona, 1983.
10
Dicha consolidación ha sido posible gracias a diferentes iniciativas y proyectos que a lo largo de los
años se fueron concretando en numerosas reuniones y obras científicas. Entre los congresos quisiera
destacar el organizado en Salamanca por el Archivo Histórico Nacional, Sección Guerra Civil, que tuvo
por nombre Movimientos migratorios provocados por la guerra civil en 1988; el celebrado en 1989 en
Madrid bajo la tutela de la Fundación Pablo Iglesias, 50 aniversario del exilio español: 1939-1989: De la
España en conflicto a la Europa de la paz, o el coloquio celebrado en Perpignan el 28,29 y 30 de
septiembre de 1989 titulado Les français et la guerre d’Espagne. Mientras que en lo que a obras se refiere
no quisiera dejar de mencionar trabajos como el dirigido por Jean-Claude Villegas, Plages d’exil: les
Camps de refugiés espagnols en France, 1939, Université de Paris XI (Paris-Nanterre), Bibliothèque de
Documentation Internationale Contemporaine (BDIC), Paris-Nanterre; Bourgogne, Université de
Bourgogne, Centre d'Etudes des Recherches Hispaniques de XXe siècle, 1989; el elaborado por Antonio
Soriano, Éxodos: historia oral del exilio republicano en Francia 1939-1945, Barcelona, Crítica, 1989; o
la obra de Stéphane Courtois, Denis Peschanski y Adam Rayski, Le sang de l'étranger : les immigrés de
la MOI dans la Résistance, París, Fayard, 1989.
11
Algunas de las principales obras aparecidas en estos últimos veinticinco años son: Javier Tussel, Alicia
Alted y Abdón Mateos (coord.), La oposición al régimen de Franco. Estado de la cuestión y metodología
de la investigación, Madrid, UNED, 1990 (3 vols); Émile Témime (dir.), Exil politique et migration
économique. Espagnols et Français au XIX è et XXè siècles, París, CNRS, 1991; Pierre Milza y Denis
Peschanski, Exils et migrations. Italiens et espagnols en France 1938-1946, París, L’Harmattan, 1994 ;
Émile Témime, Geneviève Dreyfus-Armand, Les camps sur la plage, un exil espagnol, París, Autrement,
1995; Marie-Claude Rafaneau-Boj, Odyssée pour la liberté. Les Camps de prisonniers espagnols, 1939-
1945, París, Denöel, 1993; Pierre Laborie, y Jean-Marie Guillon (dir.), Histoire et mémoire: la
Résistance, Toulouse, Privat, 1995 ; Josefina Cuesta Bustillo, y Benito Bermejo (coord.) Emigración y
exilio : Coloquio Internacional Españoles en Francia 1936-1946, Salamanca, 2-4 de mayo, Madrid,
Eudema, 1996; Geneviève Dreyfus-Armand, L’Exil des républicains espagnols en France. De la guerre
civile à la mort de Franco, París, Albin Michel, 1999; Alicia Alted, La voz de los vencidos: el exilio
republicano de 1939, Madrid, Santillana, 2005; Francisco Caudet, El exilio republicano de 1939, Madrid,
Cátedra, 2005; Secundino Serrano, La última gesta. Los republicanos que vencieron a Hitler. 1939-1945,
Aguilar, Madrid, 2005; María de los Ángeles Egido León, Españoles en la Segunda Guerra mundial
(prólogo de Alfonso Guerra), Madrid, Fundación Pablo Iglesias, 2005; Veronique Olivares, Veronique y
Michel Reynaud, Le roman des Glières: la résistance des républicains espagnols au plateau des Glières:
les maquis espagnols en Haute-Savoie, 1941-1944, París, Éd. Tirésias, 2007.

3
frente para conceder algo de tiempo a los civiles que se batían en retirada hacia la
frontera francesa, los bombardeos sublevados se sucedían en retaguardia. La ofensiva
rebelde hacia Cataluña, puesta en marcha apenas tres días antes de la Navidad de 1938,
había provocado un éxodo masivo de dimensiones inéditas en la Guerra Civil española,
la Retirada: el gran movimiento migratorio que llevó a Francia a casi medio millón de
refugiados españoles en el primer trimestre del año 1939. Sin embargo, el gran éxodo
republicano no constituía el primero sino el cuarto, y a su vez el más numeroso, de los
movimientos migratorios producidos por el conflicto español. De hecho la caída de cada
uno de los frentes de batalla en España trajo consigo la salida al país vecino de miles de
personas. Así sucedió a finales del verano de 1936 tras la caída de Guipúzcoa, a partir
de abril de 1937 ante el desmoronamiento del Frente Norte, en junio de 1938 como
consecuencia de la caída del Frente de Aragón, a comienzos de 1939 ante la conquista
sublevada de Cataluña o apenas unas semanas antes de que terminase la guerra ante la
toma rebelde del Levante español. Aunque en este último caso, el flujo migratorio no
tuvo como destino la Francia metropolitana, sino los territorios que ésta controlaba en
África del Norte.
Separación y reclusión
Tanto el conflicto español como los movimientos migratorios que suscitó
dividieron profundamente a la sociedad francesa de la época situando a los refugiados
en el centro de todas las miradas. Fiel reflejo de ello suponen la heterogeneidad de
formas de acogida que la población francesa dispensó al colectivo español exiliado, las
cuales oscilaban entre una serie de posturas que pretendían aliviar la miseria de los
refugiados, y aquellas que pretendían rechazarlos12. En este contexto la postura oficial
del Gobierno francés cristalizó teniendo a la improvisación y a la represión como
denominadores comunes. Guardias Móviles Republicanos (GMR), Gendarmes, “spahis”
marroquíes y tiradores senegaleses se encargaron de contener, desarmar y conducir a los
campos de selección y clasificación a los vencidos. Dichos recintos fueron su primer
destino en suelo francés. Le Boulou, Bourg-Madame, La Tour de Carol, Prats-de-Mollo
o Arlès-sur-Tech fue el nombre de algunos de los más célebres de, instalaciones
provisionales rodeadas de alambradas y soldados que aseguraban toda “una vida a la
intemperie”13. Al llegar a ellos los refugiados fueron separados de sus familias, medida
que en algunos casos ya había tenido lugar en la misma frontera. Una vez divididos,
mujeres, niños, enfermos y ancianos fueron trasladados a diferentes departamentos de
interior francés e internados en centros de acogida mientras los hombres fueron
encerrados en campos de concentración ubicados en el sudeste francés14. Argelès-sur-
Mer puso nombre al primero de ellos, creado el 1 de febrero de 1939 en el departamento
de Pirineos Orientales, tal y como lo definieron los ministros de Interior y Sanidad -
Albert Sarraut y Marc Rucart - en el tour que éstos realizaron por los campos a
comienzos del año 1939, Argelès no sería un centro penitenciario, sino un campo de
concentración. Tras sus alambradas, la realidad de Argelès era la de una enorme playa
12
Marie-Claude Rafaneau-Boj, op.cit., pp. 33-34.
13
El concepto “una vida a la intemperie” se encuentra en Secundino Serrano, op. cit.,. Con el hace
referencia a las condiciones de improvisación a las que hubieron de hacer frente los refugiados españoles
a su llegada a Francia, y más concretamente tras ser internados en los campos de clasificación y selección
donde permanecieron encerrados, en la mayoría de los casos, a merced de los elementos ante la ausencia
total de instalaciones donde poder refugiarse.
14
“Campos de concentración”: término utilizado en la época para referirse a estos campos improvisados
instalados en el sudeste francés destinados a alojar a los refugiados españoles llegados en 1939 a territorio
galo. Pero que posteriormente albergaron también a parte de la población huida de los territorios del III
Reich, como consecuencia de las políticas antisemitas puestas en práctica por Hitler y sus secuaces.

4
desnuda azotada por el viento segmentada en hectáreas valladas donde yacían a la
intemperie a los recién llegados. Una semana después de la apertura de Argelès, se
inauguraba el campo de Saint-Cyprien, y a penas dos días más tarde abría sus puertas
Barcarès situado 15 kilómetros al norte. A estos les siguieron otros como Prats de
Mollo, Arles-sur-Tech o Amélie-les-Bains, algunos de los cuales ya habían servido
anteriormente como campos de selección y clasificación. Aunque ante la
superpoblación que presentaban la mayoría de los campos ubicados en Pirineos
Orientales la Administración francesa autorizó la apertura de nuevos recintos en
diferentes departamentos del interior que pese a estar alejados de las playas mantuvieron
el denominador común de la improvisación y falta de suministros.
Salir del encierro: cinco opciones
Conforme se abandonó el caos inicial y los campos comenzaron a organizarse, el
número de internos sufrió importantes variaciones debido principalmente a cinco
factores: las contrataciones en el exterior de los campos, los regresos a España, los
embarques hacia terceros países, los alistamientos en unidades militares francesas o su
incorporación como prestatarios en las Compañías de Trabajadores Extranjeros (CTE).
Entre las diferentes opciones de las que disponían los exiliados para evadirse del
encierro, la preferida por las autoridades francesas fueron las repatriaciones a España, a
la postre, la opción que más huidos movilizó. No en vano a fecha de 2 de agosto de
1939, más de 250.000 refugiados habían vuelto a cruzar la frontera en dirección a
España. Sin embargo, la entrada en vigor de la Ley de “Responsabilidades Políticas” -
promulgada por Franco el 9 de febrero de 1939- supuso un punto de inflexión en el
proceso, pues quienes ahora se planteasen volver a España, debían hacerlo creyendo
firmemente en la posibilidad de llevar a cabo esta empresa sin miedo a represalias.
Temor que en el resto de refugiados se encargó de difundir un texto que colocaba las
bases para -con carácter retroactivo- acusar a todas las personas “tanto jurídicas como
físicas, que, desde el 1 de octubre de 1934 y antes del 18 de julio de 1936”,
contribuyeron a crear, mantener o participaron del legítimo orden republicano.
Acusando también a aquellas otras que, a partir de la segunda fecha “se hayan opuesto o
se opongan al Movimiento con actos concretos o pasividad grave”15. De esta forma el
texto franquista influía directamente en el proceso de retorno ya que, además de
disminuir el flujo de repatriados, cambió la percepción de un exilio que para muchos
dejaba de ser temporal, mientras que de forma indirecta aumentó el protagonismo del
resto de opciones que tenían los refugiados españoles para salir del encierro.
El hecho de emigrar a terceros países estuvo reservado, en un primero momento,
para aquellos que poseían los medios y relaciones adecuados para poder llevar a cabo
esta empresa con garantías. Sin embargo, la creación del Servicio de Evacuación de
Refugiados Españoles (SERE ) primero, y la Junta de Auxilio a los Republicanos
Españoles (JARE) más tarde, facilitó la salida de miles de refugiados, aunque suscito
también un buen numero de desavenencias relacionadas con la gestión de los viajes.
Dichos enfrentamientos, sustentados en el privilegio de determinados sectores
ideológicos a la hora de conseguir un pasaje, ahondaron en diferencias que separaban a
las diferentes familias republicanas en el exilio, gravemente dislocadas por el conflicto
español especialmente en su fase final. A pesar de ellas, un buen número de salidas
logró concretarse teniendo en México a su principal país receptor, pese a que países

15
Ley de Responsabilidades Políticas. BOE nº 44 (13/02/1939), pp.: 824 - 847.

5
como Argentina, Chile, Venezuela, Colombia, Cuba y República Dominicana también
recibieron inmigrantes republicanos en cuotas inferiores16.
Trabajar en el exterior de los campos fue otra de las vías explotadas por los
refugiados españoles para abandonar su cautiverio. Aunque no resultó fácil hacerse
contratar en el exterior, debido principalmente a las reticencias de una población
francesa marcada aún por la crisis económica de comienzos de los años 1930 y sus
consecuencias económico-sociales, lo cierto es que aquellos españoles que lograron
emplearse extramuros, por norma general, disfrutaron de unas condiciones laborales que
mejoraban exponencialmente el trato y el régimen de libertad recibidos en los campos.
La cuarta de las opciones para abandonar el encierro: la incorporación de los
españoles a unidades militares francesas, pese a haber sido ampliamente publicitados
por las autoridades francesas en el interior de los campos tuvo un éxito modesto. Pero
cuando está se concretó dos fueron los cuerpos franceses que incorporaron elementos
españoles a sus disciplinas en la campaña 1939-1940: las unidades de la Legión
Extranjera y los RMVE, ya que los intentos de crear unidades autónomas españolas
incorporadas al ejército francés – tal y como sucedió con polacos y checoslovacos -
fueron desestimados por el Alto Mando francés a tenor de los problemas que dicha
iniciativa podría representar en las relaciones bilaterales recién establecidas entre París
y Franco.
Atendiendo a la documentación oficial, unos 6.000 españoles sirvieron en los
rangos militares franceses durante la campaña 1939-1940, lo que supone un 5% del total
de la población refugiada española presente en suelo francés a la altura de mayo de
194017. Quienes decidieron incorporarse en los RMVE lo hicieron en el 21º, 22º y 23º
RMVE firmando un alistamiento por la duración de la guerra, condición que por tanto,
les eximiría de obligaciones militares al termino del conflicto. Sin embargo, cabe
destacar que para fomentar el alistamiento español en ellos, el gobierno francés, no
explicitó claramente que las tres unidades extranjeras servirían integradas en la Legión
Extranjera, la cual muchos de los refugiados eran hostiles18.
Precisamente esa hostilidad resultó clave en la retracción de los españoles a
alistarse en la Legión Extranjera, la cual era percibida por algunos como una unidad de
dudosa reputación que acogía a mercenarios y asesinos a sueldo 19. Pese a que para
16
Josefina Cuesta Bustillo y Benito Bermejo (coord.), op. cit., p. 42-43.
17
Geneviève Dreyfus-Armand, op. cit., p.117; Jean Louis Cremieux-Brilhac, “L’engagement militaire
des italiens et des espagnols dans les armées françaises de 1939 à 1945” en Pierre Milza y Denis
Peschanski (dir.), op. cit., p. 584; Secundino Serrano, op. cit., p. 302.
18
Stéphane Leroy, « Les exilés républicains espagnols des Régiments de Marche des Volontaires
Étrangers. Engagement, présence et formation militaire (janvier 1939-mai 1940) », Cahiers de civilisation
espagnole contemporaine , junio de 2010, http://ccec.revues.org/index3285.html [consultado el 1 de junio
de 2011]. Con el fin de ilustrar la participación española en estas tres unidades citaré tres ejemplos, uno
por unidad, de voluntarios españoles alistados en las mismas. Para el 21 RMVE, Jesús Cachafeiro
(SHD/GR, 16P 99598); nacido en Campo Lameiro, provincia de Pontevedra. Para el 22 RMVE, Juan
Aragón (SHD/GR, 16P 15858); Villanueva del Arzobispo, Jaén. Para el 23 RMVE, Miguel Aparicio
(SHD/GR, 16P 15548); Casas Ibáñez, Albacete.
19
Resultan especialmente interesantes en este sentido varios de los testimonios consultados que hacen
referencia a las estrategias puestas en práctica por las autoridades francesas para fomentar el alistamiento
de los españoles en la Legión. Sirvan como ejemplo dos casos concretos. El primero de ellos el de
Cristobal Robles Martínez: “A veces, ellos ni si quiera te hacían la pregunta, había un cartel con dos
columnas: Franco o la Legión. Nosotros dijimos no. Sin embargo, tuvimos compatriotas que se
inscribieron para ira a la Legión. La mayoría de ellos lo hicieron por miedo a ser detenidos y enviados a
España. Pensaban que era la mejor forma de salir de los campos”. El segundo, el de Martín Bernal: “A mi

6
algunos la Legión “no correspondía a nuestros ideales”, tal y como afirmaba el español
José Pàmies Beltrán, hubo quienes finalmente decidieron alistarse en ella, y lo hicieron
firmando un contrato de cinco años. Dicha vinculación contractual no les eximia de sus
obligaciones militares al acabar la guerra si el periodo de servicio había sido inferior a
dicho quinquenio, razón por la cual, tras el armisticio de junio de 1940, aquellos que
habían contraído un compromiso de esta naturaleza permanecieron militarizados20.
Los alistamientos españoles en la Legión Extranjera se produjeron
ininterrumpidamente desde enero de 1939 hasta junio de 1940. Sin duda su
participación en la 13 semi-brigada de marcha de la legión extranjera (13 DBMLE) 21 ha
sido la más conocida. Sin embargo, los españoles estuvieron presentes la gran mayoría
de las unidades legionarias francesas que participaron en la campaña 1939-1940. Tal y
como reflejan los datos conservados en los expedientes personales de resistentes
españoles conservados en la serie GR, 16 P del Service Historique de la Défense
radicado en Vincennes, los españoles estuvieron presentes en el 1er y 2º regimientos
extranjeros de infantería (1e RE y 2e REI) que a partir de octubre de 1939 conformarían
el 6º regimiento extranjero de infantería (6e REI). En el 3er regimiento extranjero de
infantería (3e REI), heredero del legendario regimiento de marcha de la legión
extranjera (RMLE) distinguido en la Primera Guerra mundial, y precursor -tras haberse
convertido en 3er regimiento extranjero de infantería de marcha (3e REIM) en diciembre
de 1942- del refundado –el 1 de julio de 1943- regimiento de marcha de la legión
extranjera (RMLE). En el 4º regimiento extranjero (4 e RE) creado en Marruecos en
1920, y disuelto en 1940, el cual sería refundado en 1941 bajo el nombre de 4ª semi-
brigada de la legión extranjera (4ème DBLE). En el 11º regimiento extranjero de
infantería (11e REI) y en el 12º regimiento extranjero de infantería (12e REI), ambos
creados en 1939 y disueltos en 1940 tras el armisticio, cuyos efectivos sirvieron en la
metrópoli en la campaña 1939-194022. Para ilustrar esta participación española las
unidades referenciadas indicaré a modo de ejemplo un español por unidad mencionada:
en el 1e RE, Juan Benito, alias “Vicente Alsina”; nacido en Vinarós, provincia de
Castellón. En el 2e REI, Manuel Arroyo; Jaén, Jaén. En el 6 e REI, Jesús Bastiegueta;
Mundaka, Vizcaya. En el 3e REI, Joaquín Bertrand; Figueras, Gerona. En el 4e RE,
me hicieron prisionero, al final de la Guerra Civil, en la zona central. Me encerraron en Porta Celi, cerca
de Valencia, de donde me escapé a los pocos días. Andando de noche y durmiendo de día, tras algo más
de dos meses de marcha campo traviesa, crucé la frontera francesa por los Altos Pirineos, donde me
metieron en la cárcel junto a otros refugiados españoles. Allí nos pilló el estallido de la Segunda Guerra
mundial y enseguida empezaron a presionarnos para que nos alistásemos en la Legión Extranjera. Pero
mientras nosotros tratábamos de suscribir un contrato sólo para la duración de la guerra, las autoridades
francesas se empeñaban en hacernos firmar por cinco años. Al ver que no transigíamos nos amenazaron
con devolvernos a España por las buenas. No creíamos que fuesen capaces de hacerlo, hasta que un día
nos sacaron de la cárcel, nos montaron en un coche celular y nos echamos a la carretera, en dirección a la
frontera de Canfranc. Nosotros seguíamos creyendo que era una maniobra para intimidarnos y romper
nuestra resistencia, pero cuando nos dimos cuenta de que la cosa iba en serio fue al ver asomar a lo lejos
las puntas de los tricornios de los civiles. Así que no nos tocó más remedio que firmar, y a los pocos días,
vía Marsella, ya navegábamos hacia Argelia”. Testimonio de Cristobal Robles Martínez en Florence
Guilhem, L’obsesion du retour. Les republicains espagnols 1939-1975, Toulouse, Presses Universitaires
du Mirail, 2005, p. 140. Testimonio de Martín Bernal en Eduardo Pons Prades, Republicanos
españoles…., p. 376.
20
Testimonio de José Pàmies Beltrán en Secundino Serrano, op, cit., p. 130.
21
He decidido respetar los acrónimos originales en francés de las unidades militares mencionadas, es por
ello que anteriormente y de forma desarrollada aporto su traducción al castellano pero posteriormente
haré referencia a todas ellas en su forma abreviada en francés.
22
En el caso del 11 REI, desplegado en el sector de Sedan, fue incorporado a la 6ª división de infantería
norte-africana (6e DINA), mientras que los miembros del 12 REI fueron emplazados en el sector de
Soisson, en el seno de la 8ª división de infantería (8 DI).

7
Antonio Arreza; Almogia, Málaga. En el 11e REI, José Calatayud; Valencia, Valencia.
En el 12e REI, Antonio Bera; Almería, Almería. Y el zaragozano Manuel Reyes el 5º
regimiento extranjero de infantería (5e REI) o “regimiento de Tonkin”, creado en 1930
para reforzar la presencia francesa tras la primera guerra mundial en la parte
septentrional de Vietnam23.
No obstante, a partir de la primavera de 1939 un nuevo reclutamiento, esta vez
bajo el status de prestatarios militares, irrumpió con fuerza en escena incorporando a
decenas de miles de extranjeros a la disciplina de las denominadas Compañías de
Trabajadores Extranjeros (CTE), entre los que los españoles fueron mayoría. Una
opción que se fue consolidando al calor de los acontecimientos ya que el 1 de
septiembre de 1939 Hitler invadía Polonia, y el día 3 Francia e Inglaterra le declaraban
la guerra a Alemania. De nuevo la guerra todo lo cambió, y quienes habían sido
considerados anteriormente como una carga para la economía nacional, situados en el
punto de mira de un Gobierno francés que pretendía desembarazarse de ellos cuanto
antes, fueron reclamados, primero de forma voluntaria, y obligados a partir de
septiembre de 1939, a participar de la defensa de Francia. De esta forma quienes no
había abandonado los campos acogiéndose a una de las opciones anteriormente
señaladas, fueron incorporados a la disciplina de las CTE. Entre 55.000 y 60.000
españoles sirvieron como prestatarios militares en ellas, teniendo como actividad
principal la realización de trabajos de fortificación en sectores como la Línea Maginot,
la frontera alpina franco-italiana y la frontera franco-belga. En dichos sectores tomaron
parte en la construcción de fosas antitanques, polvorines, casamatas, túneles, trincheras,
aeródromos, pistas de aterrizaje, centrales hidroeléctricas y almacenes de armamento. E
incluso en algunos casos participaron en la reparación de carreteras, la tala de árboles o
en la fabricación carbón.
Incorporados a la disciplina francesa tanto como prestatarios militares como
legionarios los republicanos españoles trabajaron y combatieron durante la campaña
1939-1940 por una Francia que tan triste acogida les había proporcionado meses antes.
Pero con la debacle francesa24, miles de ellos perdieron la vida o fueron hechos
prisioneros e internados junto a soldados franceses en stalags 25, campos de prisioneros
de guerra diseminados por todo el Reich 26. Allí fueron identificados por la GESTAPO
y, tras ser separados del resto, una vez les fue negada su condición de combatientes
franceses, fueron deportados a los campos nazis, particularmente a Mauthausen cuyos
muros conocieron más de 7.000 españoles.
23
Juan Benito, alias “Vicente Alsina” (SHD/GR, 16P 9844); Manuel Arroyo (SHD/GR, 16P 18773);
Jesús Bastiegueta (SHD/GR, 16P37086); Joaquín Bertrand (SHD/GR, 16P55172); Antonio Arreza
(SHD/GR, 16P18571); José Calatayud (SHD/GR, 16P101357); Antonio Bera (SHD/GR, 16P 48666) y
Manuel Reyes (SHD/GR, 16P 507728).
24
El término debacle hace referencia a la derrota de los ejércitos franceses en mayo-junio de 1940 que
tuvo como consecuencia la firma del armisticio del 22 de junio de 1940 en Compiègne, la ocupación
parcial del territorio francés por parte de las tropas nazis y el alzamiento del mariscal Pétain a la jefatura
del gobierno de la Francia no ocupada, cuya sede instaló en Vichy.
25
El término Stalag constituye la abreviatura de Stammlager, la denominación que el III Reich otorgaba a
un campo para prisioneros de guerra en la Segunda Guerra Mundial, cuyo nombre completo era
Mannschaftsstamm und –straflager, lugares en los que se recluía, de acuerdo con la Convención de
Ginebra de 1929 prisioneros de guerra, nunca civiles. Concebidos para albergar a la tropa y los
suboficiales, en inicio los oficiales eran albergados en los Oflags, conforme la guerra fue avanzando y el
número de internos fue en aumento, los oficiales dejaron de ser separados de su tropa como establecía la
Convención de Ginebra y compartieron presidio.
26
No en vano, muchos de los prestatarios militares de las CTE debido a su emplazamiento geográfico en
sectores próximos a la frontera fueron también pioneras en padecer el avance alemán.

8
En total más de 9.000 españoles conocieron el universo concentracionario nazi
entre 1940 y 1945. Sin embargo, la historia de quienes lograron salir con vida de la
Batalla de Francia, escapar a la deportación y alcanzar la zona no ocupada fue diferente,
aunque tuvo un denominador común: el internamiento, ya que en su mayoría fueron
encerrados de nuevo en los campos franceses al tiempo que eran disueltas las unidades a
las que pertenecían, pues únicamente aquellos que prestaban servicio en la Legión
Extranjera permanecieron militarizados. No obstante dicho encierro no supuso por parte
del nuevo Gobierno que capitalizaba el mariscal Pétain en Vichy la renuncia a la valiosa
mano de obra que suponían los exiliados. Y así, con fecha de 27 de septiembre de 1940
el nuevo ejecutivo publicó un decreto ley mediante el cual se creaban los Grupos de
Trabajadores Extranjeros (GTE): una prolongación de las antiguas CTE que reclamaba
a todos los varones extranjeros “excedentes en la economía nacional” de entre 18 y 55
años.
Reorganización y Resistencia interior
Tras la invasión alemana de Francia en 1940 llegó el momento para las
organizaciones españolas exiliadas de replantear estrategias e intentar reorganizarse.
Concienciados desde un primer momento – no en vano la lucha de España permanecía
en la memoria de la mayoría de los huidos - la lucha contra el ocupante y su socio
colaboracionista fue interiorizada por los españoles tanto de forma individual como
colectiva dando como resultado una serie de compromisos que con el paso de los años
se fueron ampliando en número y forma teniendo siempre como objetivo ulterior la
“reconquista” de España.
Pese a que los primeros pasos de la Resistencia son inciertos y difíciles de
precisar, la primera colaboración de los españoles en ella tuvo lugar en el seno de su
rama interior mediante la organización y gerencia de redes de paso clandestinas en los
Pirineos en colaboración con los servicios secretos aliados. No obstante, al tiempo que
las estructuras resistentes fueron avanzando, también lo hicieron las formas de concurso
de los españoles en ellas. Comenzando por la reorganización política de sus
organizaciones los españoles lograron alumbrar una importante prensa clandestina,
dominada mayoritariamente por el Partido Comunista Español (PCE) hasta que los
primeros grupos guerrilleros surgieron al calor de zonas boscosas o explotaciones
mineras donde la vida en clandestinidad resultaba más llevadera. Y es que no todas las
medidas puestas en práctica para controlar los movimientos de los refugiados gozaron
del mismo éxito, ya que el nuevo internamiento en los campos, y el encuadramiento
posterior de los refugiados en los GTE fomentaron el reagrupamiento y contacto de una
comunidad exiliada muy dispersa antes del verano de 1940. Tras reorganizarse
políticamente y articular su contribución a la Resistencia interior, los combatientes
españoles vieron como los duros comienzos y los primeros compromisos con la lucha
armada de 1940,1941 y 1942, dieron paso durante 1943 y 1944 a la unificación de la
lucha interior española en torno a la Unión Nacional Española (UNE), finalizando en la
segunda mitad de 1944 con los combates por la liberación y el intento de continuar el
combate en España27.
La organización resistente española UNE fue la encargada de estructurar de
forma autónoma la contribución de los españoles a la Resistencia Interior francesa bajo
influencia comunista, al tiempo que organizaba su propio brazo armado: el XIV Cuerpo
de Guerrilleros Españoles (XIV CGE), más tarde Agrupación de Guerrilleros Españoles
27
Geneviève Dreyfua-Armand, op. cit., p.149.

9
(AGE). Aunque al margen de lealtades y filiaciones políticas, lo cierto es que los
guerrilleros españoles tomaron parte activa en la liberación de varios departamentos
franceses -Ariège (batallas de Foix, Pamiers, Prayols, Castelnau-Durban), Basses-
Pyrenées, Gers (Île Jourdain), Gard (batalla de la Madeleine), Herault (Montpellier),
Tarn (Albi, Carmaux, Castres) Aveyron (Rodez) y Pyrenées Orientales (Prades, Ceret,
Perpignan)- intervinieron en la interceptación de las tropas alemanas que se batían en
retirada, llevaron a cabo numerosos sabotajes contra la red de comunicaciones nazi,
destruyeron puntos clave en la retaguardia enemiga y liberaron a los presos políticos de
varias cárceles.
Sin embargo, durante las primeras semanas del otoño de 1944, antes de que el
conflicto finalizase, un buen número de guerrilleros españoles -contando con la
complicidad de muchas de las nuevas autoridades locales, antiguos camaradas de armas-
consiguieron reunir a un importante número de efectivos y armas en zonas próximas a
la frontera franco-española. Tiempo este en el que -a través de Reconquista de España y
Radio España Independiente, “La Pirenaica”- la UNE se encargó de anunciar la
intención comunista de actuar en territorio español. Se gestaba de esta forma la
finalmente fracasada operación “Reconquista de España” que tuvo lugar entre los días
19 y 24 de octubre de 1944 principalmente en el Valle de Arán. Tras la fallida
operación, los guerrilleros españoles se retiraron del valle. Y pese a que el sentimiento
de “reconquistar España” no desapareció, conscientes del escaso seguimiento que había
tenido la insurrección popular que debía de acompañar a la acción guerrillera, del nulo
apoyo recibido por parte de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI) o por las tropas
aliadas, mermaron las esperanzas de lograr devolver a España una lógica democrática.
Mientras que en lo político, la UNE vio como la “Reconquista de España” -principio y
motor de todo un movimiento que logró unir a republicanos españoles de todos los
espectros políticos bajo una misma bandera- se diluía iniciando el final de la hegemonía
comunista española en Francia.
Tras la Liberación, una de las primeras medidas adoptadas por el Gobierno
Provisional de la República Francesa (GPRF) fue la de establecer un férreo control de
fronteras evitando que este lo ejercieran las Fuerzas Francesas del Interior (FFI),
colocando al ejército en su lugar, y no permitiendo una nueva concentración de
efectivos guerrilleros en zonas fronterizas. Tras haber completado la liberación de
Francia, muchos de los guerrilleros españoles que decidieron continuar en el combate
hasta el final de la guerra y fueron agrupados en once batallones de seguridad
emplazados en Toulouse, Muret, Lourdes, Jurançon, Salies-de-Bearn, Saint-Jean-de-
Verges, Alet, Limoux y Prades28.
Por el momento resulta difícil ofrecer una cifra fiable que refleje el número de
combatientes españoles que participaron de los rangos de la Resistencia interior
francesa. Diferentes aproximaciones han sido aportadas -en su mayoría por los
protagonistas del periodo- pero únicamente mediante un serio trabajo de investigación,
que aún está por llegar, se podrá establecer una cifra fiable29.
28
El 31 de marzo de 1945 estos batallones de seguridad fueron disueltos y sus efectivos desmovilizados.
29
Los archivos que Miguel Ángel Sanz confió al Comité de Historia de la Segunda Guerra Mundial,
conservados ahora en los Archivos Nacionales franceses, AN 72 AJ 126, recogen diferentes estimaciones
del número de efectivos de los que disponía el XIV Cuerpo de Guerrilleros Españoles (CGE) desde 1942
a 1944. Estos establecen que a comienzos de 1944, el Estado Mayor (EM) del XIV CGE controlaba
unidades españolas en 31 departamentos de la zona sur, lo que supone unos 3.400 hombres para los nueve
departamentos de la región R4-FFI, mientras que a finales de agosto del mismo año estima en unos
10.000 hombres a la totalidad de guerrilleros españoles en activo en toda Francia, cuya mayor

10
Resistencia exterior
El 18 de junio de 1940 en la sede de la BBC de Londres el general Charles de
Gaulle30 creaba la Francia Libre, nacía en el exilio - seña de identidad desde su génesis -
otra forma de resistencia en la que los españoles también estuvieron presentes: la
Resistencia exterior. Difíciles de precisar por su naturaleza y diversidad sus estructuras
y protagonistas constituyen todavía hoy un sujeto de estudio en el que profundizar a
pesar de las investigaciones realizadas por historiadores franceses como Jean-Louis
Cremieux-Brilhac o Jean François Muracciole 31. Sin embargo, desde su creación fueron
varias las etapas mediante las cuales la Francia Libre logró dotarse de una columna
vertebral capaz de dirigir y mantener unas fuerzas armadas que luchasen al lado de los
aliados distanciadas de aquellas que decidieron permanecer fieles a Vichy tras el
armisticio32. Dicha empresa se hizo posible, sin duda, gracias al apoyo británico,
pionero en reconocer la legitimidad del ente creado por De Gaulle, pero notablemente
gracias a la adhesión de diferentes territorios y unidades militares “coloniales” que
permitieron a la Francia Libre dotarse de una estructura política regentada desde
Londres, y de un nuevo ejército al servicio de los aliados: las Fuerzas Francesas Libres
(FFL). Sin duda alguna el francés, y principalmente aquellos hombres provenientes de
los territorios que la metrópoli controlaba en el continente africano, fue el componente
principal del nuevo “ejército libre”. Aunque voluntarios llegados desde mas de medio
centenar de países como Polonia, Turquía, el Líbano, Bélgica, Italia y la España
republicana tuvieron un peso específico estas nuevas fuerzas francesas libres.
Pero, ¿cómo llegaron los españoles a integrar los rangos del ejército de De
Gaulle? Recordemos, en septiembre de 1939 miles de refugiados españoles se hallaban
encerrados tras las alambradas de los campos de concentración del sur oeste francés
donde la administración francesa decidió internarlos comienzos de año. Convencidos de
que el segundo conflicto mundial que acababa de explotar representaba la continuación
de la lucha que en España habían iniciado contra el fascismo, algunos de ellos
decidieron retomar las armas y continuar el combate. Encuadrados en la Legión
Extranjera francesa y en los RMVE hicieron frente al empuje de la Wehrmacht en la
campaña 1939-1940. Parte de los que lograron sobrevivir a los combates sobre suelo
noruego se incorporaron, en Inglaterra, a las recién creadas Fuerzas de la Francia Libre
(FFL) en junio de 1940. Sin embargo, aquellos que permanecieron militarizados en la
Legión extranjera tras el armisticio, fueron trasladados a África donde sirvieron en
diferentes unidades a las órdenes de Vichy. En ellas no pocos aguardaron una
oportunidad para desertar y poder unirse a los ejércitos libres que comandaba De
Gaulle.
Quienes tras el armisticio fueron desmovilizados, por norma general, fueron
internados nuevamente en campos de concentración, tanto en la Francia metropolitana,
como en los territorios que esta controlaba en África. Con base en ellos fueron

concentración se sitúa en la parte meridional prepirenaica y pirenaica, particularmente en el departamento


del Ariège.
30
En junio de 1940, secretario de Estado de la defensa nacional en el gobierno de Paul Reynaud, y
general de brigada a título temporal.
31
Ambos autores cuentan con notables trabajos en este campo. En el caso de Jean-Louis Cremieux-
Brilhac destacan sus obras: Les Français de l’an 40, Paris, Gallimard, 1990 y La France Libre. De l'appel
du 18 juin à la Libération, París, Gallimard, 1996. Mientras que en el de Jean François Muracciole los
hacen: Histoire de la Résistance en France, París, PUF, 2003 y Les Français libres : l’autre Résistance.
32
Jean-Louis Cremieux-Brilhac, La France Libre. De l’appel du 18 juin à la Libération, p. 86.

11
incorporados en diferentes grupos de trabajadores extranjeros (GTE)33, en la metrópoli,
muchos de estos grupos sirvieron como base de la futura participación española en la
Resistencia interior. En el Norte de África, tras el desembarco aliado de noviembre de
1942, sirvieron como improvisados centros de reclutamiento para los Cuerpos Francos
de África (CFA) desde los que no pocos españoles protagonizarían a la postre
numerosos “traslados espontáneos” a las FFL34.
Entre 1940 y 1945, 1.20035 españoles sirvieron en las FFL desde Noruega hasta
Berchtesgaden, pasando por Egipto, Libia, Túnez, Italia o Francia, formando el
contingente extranjero más importante que sirvió bajo bandera francesa libre.36 Pese a
que su incorporación se produjo de manera constante en esos cinco años, tres periodos y
localizaciones destacan a la hora de analizar el alistamiento español en las FFL: Londres
en 1940, en el Levante francés en 1941 y en el África francesa del Norte (AFN) en
1943. Atendiendo a ellos es fácilmente constatable que la práctica totalidad de los
españoles que sirvieron en los rangos de la Francia Libre se vincularon a ella fuera de la
metrópoli, siendo en el Levante francés y en el África del Norte francesa donde se
produjeron un mayor número incorporaciones.
En Londres en 1940 cientos de españoles pertenecientes a la 13ème DBMLE 37
que con anterioridad habían servido en Noruega decidieron formar parte de las huestes
libres que comandaba De Gaulle. Entre el 19 y el 21 de junio de 1940 el grueso del las
tropas francesas procedentes de Bretaña, región en la que fue acantonado el cuerpo
expedicionario francés (CEF) tras ser retirado de territorio noruego, fueron
concentrados en los campos de Trentham-Park en el condado de Staffordshire, Arrow
Park y Haydok, cerca de Liverpool. En el primero de ellos los legionarios recibieron la
visita del general De Gaulle el 30 de junio, quien se dirigió a ellos con el objetivo de
incorporarlos a las recién creadas FFL. Tras el discurso, 983 de los 1619 legionarios
33
Mediante decreto ley del Gobierno de Vichy -con fecha de 27 de septiembre de 1940- fueron creados
los Grupos de Trabajadores Extranjeros (GTE). Una prolongación de las antiguas Compañías de
Trabajadores Extranjeros (CTE), que reclamaba a todos los varones extranjeros “excedentes en la
economía nacional” de entre 18 y 55 años. Con este mismo decreto, quedaban disueltas las CTE, y sus
hombres incorporados de oficio a los GTE, los cuales quedaron encuadrados bajo la autoridad del
Ministerio de Producción Industrial y Trabajo.
34
“Traslados espontáneos” es la denominación que otorgó el sargento jefe catalán José Cortés a los
diferentes casos de deserción de las unidades de la Legión Extranjera o de los Cuerpos Francos de África
(CFA) que protagonizaron los españoles en la primavera de 1943 en el Norte de África. Así quedó
reflejado en el testimonio que el tarraconense le hizo llegar por carta a Eduardo Pons Prades y que puede
consultarse en Eduardo Pons Prades, Republicanos españoles … p. 375. El propio José Cortés fue
protagonista de uno de estos “traslados espontáneos”, al pasar el 24 de julio de 1943 a formar parte de las
FFL tras abandonar la novena compañía del tercer batallón de los CFA e incorporarse a la novena
compañía del tercer batallón del regimiento de marcha del Chad que más tarde sería integrado en la
segunda división blindada que comandó el general Leclerc. Sin embargo, Cortés ya había protagonizado
un “traslado” anterior, desde 1939 sirvió en diferentes unidades de la Legión Extranjera. Tras el
armisticio permaneció movilizado en ella a las órdenes de Vichy, hasta que desertó el 27 de junio de 1943
para unirse a los CFA procedente del 3er Regimiento Extranjero de Infantería (3e REI). SHD/GR, 16P
143786.
35
Cifra obtenida tras el análisis total de los expedientes pertenecientes al personal FFL nacido en España
conservados en la SHD/GR, 16 P. De los 1. 248 voluntarios franceses libres nacidos en España, 45
declaraban una nacionalidad diferente a la española en el momento de alistarse en las FFL, por lo que la
cifra de españoles franceses libres queda reducida a 1.203.
36
Jean-François Muracciole, op. cit., pp. 50-55; Guillaume Piketty, “Espagnols dans la France Libre” en
François Broche, Georges Caïtucoli y Jean-François Muracciole (dir.), op. cit., p. 535
37
“La semibirgada comportaba, en particular, unos 900 españoles, morenos, alborotadores, difíciles de
mandar, pero de una valentía extraordinaria”. Testimonio del general Béthouart citado en Eduardo Pons
Prades, Republicanos españoles…, p.444.

12
decidieron quedarse en Inglaterra e incorporarse a las FFL, el resto optó por volver al
Norte de África junto al general Béthouart y el CEF. Sin embargo, el 1 de julio de 1940
cuando las tropas que habían decidido volver al Norte de África estaban embarcando, un
grupo de aproximadamente 300 españoles se negó a subir a bordo de los transportes.
Unos basaban su negativa en el temor de ser trasladados a Marruecos y posteriormente
entregados a Franco. Otros simplemente estaban cansados de la guerra, habían pasado
ya cuatro años desde que empuñaron las armas en España. Finalmente hubo quienes
decidieron alistarse en las FFL junto a aquellos compatriotas que no habían
protagonizado el motín, otros embarcaron rumbo al Norte de África, y de los 170 que
fueron detenidos por la policía británica, parte terminó firmando un alistamiento en las
FFL, mientras que otros, tras fracasar en el intento de crear un comando español bajo
bandera británica, fueron incorporados al cuerpo de pioneros del ejército de su majestad
38
. Entre quienes optaron por las FFL se encontraban el madrileño Martín Amado, el
guipuzcoano José Luis Artola y el aragonés Pablo Aventín. Dos de ellos se habían
incorporado a la Legión extranjera en abril de 1939, Amado y Aventín, mientras que
Artola firmo su alistamiento por cinco años el 2 de marzo de 1938. Sin embargo, los
tres coincidieron, primero en el 1 RE a las ordenes del coronel Robert, y meses más
tarde en la 13ème DBMLE con la que participaron en la campaña de Noruega hasta que
fueron replegados a Inglaterra. De hecho fue en Londres, el 1 de julio de 1940, donde
los tres firmaron su alistamiento en las FFL, convirtiéndose en parte del núcleo inicial
que dio origen a los ejércitos de la Francia libre39.
En 1941 las incorporaciones españolas a las FFL se sucedieron en diferentes
puntos de la geografía francesa libre desde Londres hasta Camerún pasando por
Palestina o Egipto. No obstante, en los meses de julio y agosto, los alistamientos
aumentaron en número concentrados en el Levante francés principalmente en Quastina
(Palestina), Beirut (Líbano) y Damasco (Siria). La mayoría de ellos se produjo tras la
campaña de Siria, a mediados de julio de 1941, gracias a la aportación de legionarios
procedentes del 6 REI, y tuvieron como destino las diferentes unidades que integraron la
1ª división ligera francesa libre (1 DLFL). La mayor parte de los españoles que fueron
encuadrados en la nueva división fueron destinados a la nueva 13 semi-brigada de la
legión extranjera (13ème DBLE). Sin embargo, también hubo presencia española en otras
unidades pertenecientes a la 1 DLFL como en el 1er batallón de infantería marina (1
BIM) en el que sirvió el catalán Roberto Alsina40.
Entre los meses de mayo y julio de 1943 en AFN tuvo lugar la última y más
numerosa fase de alistamientos españoles en las FFL. Principalmente protagonizados
por aquellos españoles que habían servido en los CFA41, dichos alistamientos tuvieron
como destino la segunda división blindada francesa (2ème DB) que el general Leclerc
38
Ibid., pp. 489-492; Jean-Louis Cremieux-Brilhac, La France Libre...., p. 87
39
SHD GR 16P 10226; SHD/GR, 16P 19130; SHD/GR, 16P 24380; Jean-Louis Cremieux-Brilhac, La
France libre… pp.87-89.
40
Nacido en Barcelona en 1913, Roberto Alsina cruzó la frontera francesa a principios de 1939 y fue
recluido en el campo de Barcarés, donde el 27 de noviembre de 1939 firmó su alistamiento voluntario y
fue incorporado al 23 RMVE. En él permaneció hasta el mes de abril de 1940, y posteriormente fue
trasladado desde Marsella a Beirut donde fue incorporado un GTE hasta que el 22 de julio de 1941 firmó
su alistamiento en las FFL y se integró en el 1 BIM. SHD/GR, 16 P 9842.
41
Tras el desembarco aliado en el Norte de África a finales de 1942 se crearon, el 25 de noviembre, los
CFA con la misión de integrar en sus filas a todos aquellos voluntarios que habían sido rechazados por
Vichy y no tenían cabida en el ejército de África. Dicha categorización incluía a judíos, comunistas,
gaullistas radicados en el AFN, refugiados antifascistas, y por supuesto a republicanos españoles. En
inicio dicho cuerpo estuvo limitado a los 2.000 hombres, pero sus efectivos llegaron alcanzar los 4.000
combatientes, todos ellos alistados de forma voluntaria, hasta que fueron disueltos en julio de 1943.

13
organizó en agosto del mismo año en Temara (Marruecos). Los españoles protagonistas
de estas incorporaciones procedían mayoritariamente del AFN, ya fuera por que en ellos
residían con anterioridad al conflicto mundial, o porque formaban parte del flujo que el
exilio republicano de 1939 dejó en dichos territorios. No obstante, procedentes de la
metrópoli, un buen numero de españoles también habían alcanzado el AFN entre 1939 y
1940 merced a los diferentes contratos que habían suscrito con el ejército francés. Parte
de ellos fueron desmovilizados tras el armisticio e internados en campos de
concentración, donde coincidieron con aquellos compatriotas que permanecían
recluidos desde 1939. Encerrados o incorporados a los GTE de Vichy, estos españoles
permanecieron bajo un régimen de libertad controlada y estricta vigilancia hasta que a
partir de finales de 1942 el avance aliado comenzó la liberación del AFN. Con ella poco
a poco se fueron abriendo las puertas de los campos donde estaban recluidos, sin
embargo, aquellos que habían sido incorporados a los GTE no pudieron recuperar su
condición de hombres libres hasta el 1 de junio de 1943, fecha en la que el general
francés Henri Giraud aprobó la disolución de los grupos de trabajadores. Una vez
liberados cientos de ellos decidieron alistarse en los CFA o directamente en las FFL
durante la primavera de 1943. Son muchos los ejemplos que ilustran este tipo de
alistamientos, entre ellos el del onubense José Barragán incorporado a las FFL el 23 de
mayo de 1943 y puesto a disposición del primer batallón de la legión extranjera en la
primera división francesa libre. Mientras que un ejemplo que quienes primero sirvieron
en los CFA y posteriormente se alistaron en las FFL lo encontramos en el caso del
cordobés Miguel Águila. Incorporado en abril de 1939 a la Legión extranjera en el
campo de Adge (Herault), Miguel sirvió en el 2e REI, 3e REI y 4ème DBLE
sucesivamente hasta que fue integrado junto a su unidad en el 1 e REIM del cual desertó
para unirse a la 9ª compañía del tercer batallón de los CFA. Junto a ella se significó con
las FFL el 26 de julio de 1943. No obstante, el de Miguel Águila es un caso triplemente
interesante. En primer lugar porque ilustra el itinerario de uno de esos españoles
llegados desde la metrópoli a territorio africano e incorporado a las FFL en el AFN. En
segundo lugar por haber formado parte de uno de los batallones CFA, el tercero que
dirigía el ex brigadista internacional en España, Joseph Putz, que se significó
prácticamente en su totalidad con las FFL a finales de julio de 1943. Y en tercer lugar
porque dicho batallón se convirtió en la base sobre la cual se constituyó la, a la postre
mitificada, novena compañía del tercer batallón del RMT de la 2ème DB, la Nueve 42.
Conclusiones
La guerra todo lo cambió, lo hizo la Guerra Civil española y años más tarde de
nuevo lo confirmó la Segunda Guerra mundial. Muchos de aquellos refugiados
españoles que alcanzaron la frontera francesa en 1939, se convirtieron durante el
segundo conflicto mundial en combatientes de la libertad vencedores de una batalla que
en 1945 llegó a su fin. Crearon estrechas redes y vínculos de solidaridad que superaron,
al menos momentáneamente y en la mayoría de los casos, las diferencias ideológicas
que los separaban logrando cambiar la concepción de todo un país, exportando la
imagen de otro que yacía muerto en las cunetas y se distinguieron en el combate contra
unos viejos enemigos a los que ya bien conocían. Su participación en la Liberación, ya
fuese en unidades militares o tras las barricadas, contribuyó de forma definitiva a
modificar las representaciones que la opinión pública francesa tenía del colectivo antes
del conflicto. Poco a poco se pasó de la doble imagen del labrador analfabeto y
comunista, a la del resistente valiente, noble, republicano y simpático.
42
Referencias a expedientes personales de José Barragán y Miguel Águila en SHD/GR, 16P 34239, 16 P
4234

14
Tras el conflicto mundial y con el progresivo reestablecimiento de la paz los la
mayoría exiliada comprendió definitivamente que la vuelta a “casa” resultaba
imposible. Quienes habían logrado sobrevivir a dos guerras replantearon su situación
interiorizando que aquel exilio temporal que iniciaron en 1939 se había tornado
definitivo. El paso de los años y la “larga duración” del régimen franquista
contribuyeron a asimilar dicho sentimiento. No obstante, éste no vino sólo, sino que
estuvo acompañado del inicio de un lento proceso de integración en la sociedad francesa
mediante el cual se potenció el desarrollo de la vida cultural del exilio español. De esta
forma tras superar la añoranza incial por la República perdida, comenzó una importante
apertura a nuevos ámbitos culturales que enriquecieron el universo cultural de los
exiliados sin renunciar a los valores de tradición e identidad que éstos han transmitieron
de generación en generación.
Sin embargo, para muchos de quienes habían salido victoriosos de la contienda
mundial una derrota siguió atormentando sus vidas: la de España. Una guerra que para
ellos seguiría vigente mientras un franquismo -publicitado como bastión de la lucha
anticomunista en el suroeste europeo, y oculto tras el manto de la Iglesia Católica-
impedía su regreso y el de toda una sociedad que fue eliminada, encarcelada o
desterrada por defender la libertad.
Breve resumen
Históricamente el colectivo español ha ocupado un lugar importante en la
formación de la sociedad francesa contemporánea el cual se vió potenciado a medidados
del siglo XIX con la estabilización de una importante corriente migratoria de carácter
económico que concentró sus llegadas en los departamentos fronterizos de suroeste
francés. Durante el periodo de entreguerras -1918-1939- los españoles se convirtieron
en el tercer grupo foráneo en importancia radicado en Francia tras italianos y polacos.
Pero la guerra civil española todo lo cambió. El conflcito modificó por completo la
naturaleza de los flujos migratorios, los itinerarios y sus protagonistas. Y así, tras la
Retirada de 1939, el español se convirtió, durante unos meses, en el colectivo extranjero
más numeroso sobre territorio francés. Ello fue posible gracias al aporte del
aproximadamente medio millón de refugiados que componían el “cortejo fúnebre” de
una República moribunda que huía al exilio. Sobre su huida, su asentamiento en Francia
y su lucha en la tormenta mundial reflexionare en este texto tras un breve repaso de las
obras y autores que han capitalizado su estudio. Aunque también las fuentes primarias
serán protagonistas, pues llamarán nuestra atención especialemte al abordar el concurso
español en la resistencia exterior entre 1940 y 1945. Una participación, parcialmente
conocida, utilizada y mitificada sobre la que intentaré arrojar algo de luz.

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