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Cautiverio Babilónico
Cautiverio Babilónico
Este texto habla sobre la vida de Daniel, un joven que nació en Palestina en el año 622 a. C. y vivió en
Judea hasta su adolescencia, momento en el que se trasladó a Babilonia. Allí, consagró su vida adulta a
las tareas de estadista y consejero del gobierno, gracias a su contacto cotidiano con los asuntos referidos
a la política internacional. Babilonia era una ciudad ubicada junto al río Éufrates en Irak, donde Daniel vivió
el resto de su vida. Este lugar era parte de Mesopotamia, una región que se llamaba así porque estaba
situada entre dos ríos gemelos, el Tigris y el Éufrates. En el momento en que Daniel nació, la región estaba
experimentando grandes cambios, ya que el imperio asirio estaba llegando a su fin y Babilonia se
convertía en el nuevo pretendiente a la hegemonía mundial. Durante el reinado de Nabucodonosor II,
Babilonia llegó a ser la potencia dominante y Daniel se convirtió en un estadista y consejero prominente,
capaz de interpretar sueños y visiones de monarcas como Nabucodonosor y Belsasar. A pesar de que
Daniel era demasiado viejo para retornar a Palestina en la fecha en que se cumplían los 70 años para el
retorno de los judíos, recibió la seguridad de que recibiría su heredad al fin de los días.
LA RELIGIÓN BABILÓNICA
La religión babilónica era politeísta y Daniel se familiarizó con los numerosos dioses y templos donde eran
adorados. Dos de los dioses más importantes eran Marduk y la diosa Isthar. El templo de Marduk era el
Esagila y tenía una torre llamada Etemenanki en el centro de Babilonia. Marduk era considerado el dios
nacional y la gente también adoraba a innumerables dioses y diosas como deidades protectoras
personales, incluyendo a Lama, Shedu, Lamassu, Ilu e Isthari.
EL MENSAJE DE DANIEL
La Biblia cuenta que Dios le entregó a un rey llamado Joacim a un hombre malo que no creía en Dios.
Esto puede parecer extraño, pero Dios había hecho un pacto con el pueblo judío y les había dicho que
si lo obedecían, serían su tesoro especial y un pueblo santo. Pero muchas personas no obedecieron a
Dios y se alejaron de Él. A pesar de eso, Dios no los abandonó y siguió amándolos. Algunos como
Daniel y sus amigos siguieron fieles a Dios e hicieron cosas buenas incluso en un lugar lejos de su
hogar. Así que, aunque algunas personas se alejen de Dios, siempre podemos elegir amarlo y seguirlo.
El libro de Jeremías habla sobre el pueblo de Dios que fue llevado a un país diferente. Aun así, Dios les
prometió que regresarían a casa después de 70 años. Dios nunca se da por vencido y siempre ofrece
una nueva oportunidad para que las personas hagan lo correcto. Él también puede cambiar nuestros
corazones para que podamos obedecer por amor. ¡Cada día es una nueva oportunidad para hacerlo
mejor! Dios es el Dios de las nuevas oportunidades y siempre está ahí para apoyarnos.
El salmista hizo una pregunta sobre cómo ser bueno, y la respuesta fue que si seguimos lo que dice la
biblia, vamos a ser buenos. Daniel y sus amigos aprendieron mucho de la palabra de Dios, y eso les
ayudó a ser honestos, amables, y a orar mucho. Las decisiones que tomamos ahora son muy
importantes para nuestro futuro, y si seguimos lo que dice el libro, seremos personas buenas y felices.
Dios estaba ayudando a unos jóvenes que estaban viviendo en un lugar muy difícil. A pesar de todo,
Dios estuvo con ellos para hacer que les fuera bien. Les ayudó a ser muy inteligentes y sabios en lo
que estudiaban. También les protegió cuando estuvieron en peligro. La historia nos enseña que Dios
siempre nos ayudará a cumplir nuestro propósito en la vida, aunque a veces haya momentos difíciles.
Lima 13/03/2023