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Eclesiastés 7:1-14

La vanidad de las cosas temporales debajo del sol


La insuficiencia de las cosas debajo del sol en traer satisfacción

El autor llega a lo que será la mitad del libro, y hace como un


repaso y conclusión de lo que viene diciendo hasta aquí. Su
objetivo es mostrar a sus oyentes lo vano, lo vacío, lo
insignificante, el sin propósito que es la vida de una persona que
solo espera es las cosas de esta vida, de las cosas que están
debajo del sol, e ignora a Dios como la fuente de toda bendición,
alegría y plenitud de vida.
Las cosas creadas por Dios no son malas en sí mismas en gran
problema está en la manera como los hombres se han relacionado
con estas cosas, han puesto su confianza, su alegría, su
satisfacción en ellas y se han frustrados porque no hay nada
debajo del sol que pueda conceder seguridad, alegría duradera y
plena satisfacción.
El propósito del autor es mostrar a sus oyentes que la única
manera de disfrutar la vida y encontrar verdadero significado es
volviéndose a Dios quien nos da propósito de vida, que solo con
una vida centrada en Dios, en Su palabra, en la fe en Su Hijo
Jesucristo, uno encontrará lo que verdaderamente necesita para
una vida plena, lejos de Dios todo es vanidad, y nadie podrá
encontrar verdadera y plena satisfacción para disfrutar la vida
debajo del sol, y eso no tiene que ver con cuanta plata uno tiene,
con cuanto conocimiento uno tiene, con cuanta fama uno haya
alcanzado… uno puede tener todas estas cosas y el vacío, la falta
de sentido, de significado, de propósito sigue siendo la causa de
fondo de toda frustración y tristeza. Esto es lo que tratará de
resumir el predicador en este capítulo, exhortándonos a que nos

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alejemos da la fugacidad, de la futilidad, que dejemos de correr
detrás del viento.
Es curioso como desperdiciamos nuestras vidas y tiempos con
cosas fugaces. Ya pararon para pensar cuanto tiempo gastamos
en celulares, bichando las redes sociales, nos aburrimos, nos
vamos a los juegos, nos aburrimos, leemos noticias, después
algunos escuchan música, miran series, los más creyentes leen
la biblia y miran predicas… Pero se genera en nosotros un vicio
de hacerlo con frecuencia, y nunca se sacia.
Lo mismo pasa con los trabajos en computadoras, uno tiene que
hacer un trabajo, pasa mucho tiempo yendo de un lado a otros,
se distrae, y terminamos frustrados, pero tenemos que volver y
terminar el trabajo.
También con la tele, no sé cuántos se acuerdan del tiempo que
había que levantarse para cambiar de canal y no había más que
3 o 4. Inventaron un tal de control remoto, y pasamos saltando
frenéticamente de un canal a otro sin encontrar nada que nos
traiga satisfacción.
Estudios dicen que los hombres pierden un tercio de sus vidas
solo en cosas triviales como estas. Unos 120 días del año…
Comportamientos que revelan algo que el autor trata de mostrar
en otras áreas que también se enfoca el ser humano cuando su
vida está limitada solo a las cosas debajo del sol, mostrando que
el hombre es un ser insaciable, no encuentra satisfacción y alegría
duradera en nada debajo del sol.
Pero antes de seguir hagámonos algunas preguntas:
¿Qué te hace falta para que disfrutes los pocos días que te toca
vivir debajo del sol?
¿Cuán contento y satisfecho estás con la vida aquí debajo del sol?
¿Qué estás buscando para encontrar satisfacción y
contentamiento?

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¿Por qué hay tanta tristeza, depresión y frustración en la vida
debajo del sol?
¿Quién nos podrá decir o nos hará saber si después de la vida
debajo del sol encontraremos todo lo que necesitamos y
anhelamos en esta vida?
Proposición:
El predicador Salomón quien vivió y tuvo todo lo que un hombre
moderno desearía para ser feliz en la vida debajo del sol va a
decir que vio y experimentó en su propia vida, que es posible
tener muchas cosas, es posible tener casi todo lo que se desea y
aun estar insatisfecho, sentirse vacío y esta sin esperanza.
Hay 3 enseñanzas en el texto que podemos aprender con el
predicador acerca de La insuficiencia de las cosas debajo del sol
en traer satisfacción, y que volvamos nuestros ojos para El
Creador y Sustentador de todas las cosas quien está arriba del
sol y es Él único que concede satisfacción y plenitud de vida.
1. La incapacidad del hombre en disfrutar de las cosas debajo del
sol sin la ayuda de Dios 1-6, 2. La insatisfacción del alma del
hombre es una experiencia antigua 7-9, 3. La respuesta para
nuestra satisfacción no está debajo del sol 10-12

1. La incapacidad del hombre en disfrutar de las cosas debajo del


sol sin la ayuda de Dios – 1-6
El texto anterior nos mostró que sólo cuando reconocemos a Dios
en nuestras vidas, cuando sabemos que Él nos da las cosas y nos
da la capacidad para disfrutar de ellas es que encontramos alegría
y satisfacción.
Ahora el pasa a mostrar otra situación, hay un mal que he visto…
Y en estos vs. 1-6, 1-2, encontramos el relato de una situación
frustrante, una persona que pareciera tener todo lo que un
hombre necesita para ser feliz según las normas del mundo
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(riquezas, bienes y honores), nada le falta a lo que desea su
corazón v. 2, pero tiene un tremendo vacío, una penosa aflicción,
que Dios no le dio lo necesario para gozarse, para alegrarse con
todo eso.
¿Conoces personas así? ¿Has escuchado de personas así? Alguien
que parece tener todo para ser feliz, pero en el fondo de su
corazón es vacía de alegría, su corazón está cargado con aflicción
y tristeza, su vida no tiene propósito y significado.
El predicador ya había dicho en 5:10, “Él que ama el dinero no se
saciará de dinero, y el que ama la abundancia no se saciará de
ganancias.”
Los que disfrutan de sus cosas son otros, que para agravar son
extraños, personas que no tienen ninguna cercanía con ella.
David el padre del predicador ya habría mencionado este gran
mal, de querer encontrar alegría, satisfacción en las cosas
temporales, en el salmo 39:6: “Sí, como una sombra anda el
hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riquezas, y no
sabe quién las recogerá…”,
La enseñanza aquí es que no es posible encontrar alegría
verdadera y duradora en las cosas debajo del sol. Nada debajo
del sol puede llenar el corazón del hombre de gozo y de
satisfacción. Personas no, riquezas no, bienes no, honores no…
Las cosas que viene de Dios, y todo viene de Dios no son malas
en sí mismas, pero ellas no vienen acompañadas de la capacidad
de disfrutarlas, a menos que uno vaya a Él, reconozca quien Él
es, crea en lo que Él dice, se someta a lo que Él ordena.
Solamente en una relación personal de fe y sometimiento a Dios
que se recibe la capacidad de disfrutar de las cosas debajo del
sol. Las personas que ignoran a Dios no reciben de Él la capac…
Sin Dios, por más que tenga todo lo que desees, o que tengas lo
que el mundo dice que trae felicidad, seguirá vacío y frustrado.
No es posible encontrar verdadera satisfacción sin Dios. Solo
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cuando Dios ocupa el centro de nuestras vidas, las dadivas que
nos da sean muchas o pocas, serán disfrutada, porque la
satisfacción está en Él no en las cosas.
En los vs. 3 a 6, el predicador describe la frustración de tener lo
que aparentemente traería felicidad y seguir vacío, con una vida
sin sentido…
Tener todo y no poder encontrar verdadera satisfacción es
desesperarse de la vida. De que vale tener tanto, o todo si uno
no tiene verdadero gozo en esta vida.
El predicador lista cosas que eran consideradas como grandes
bendiciones en aquellos días: Tener muchos hijos (100) salmo
127:3, longevidad Deut. 5:33, Prov. 10:27, pero sin Dios no se
satisface o no encuentra satisfacción, no disfruta verdaderamente
de todo que tiene, que ventaja tiene la vida para esta persona,
en que consiste su vida, todo se terminará y todo se perderá y
todo habrá sido en vano. Un cuadro triste, desesperador
vivenciado por muchas personas en este mundo que buscan
encontrar satisfacción en las cosas debajo del sol. Riquezas,
bienes y honores…
El predicador hace una analogía comparando la vida de este
hombre con un natimuerto, es decir un bebe que es acometido
por un aborto espontaneo, es importante comprender que en
aquellos días no estaba el pensamiento moderno de matar los
hijos en el vientre para ser “feliz” y vivir la vida, este es un
pensamiento depravado de nuestros días, de mentes asesinas
que no saben lidiar con sus pecados y terminan trayendo mayor
aflicción y dolor a su alma, y sobre todo afrontan directamente el
mandamiento divino que dice no matarás. Así la idea del abortivo
aquí es el natimuerto, el que muere antes del nacimiento por
causas ajenas a la voluntad del matrimonio. Pero el predicador
dice que la historia de esta criatura es mucho mejor que la del
infeliz que vive toda una vida debajo del sol, esforzando por
encontrar la felicidad y la satisfacción en las cosas y muere vacío,

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sin haber podido disfrutar plena y verdaderamente de la vida
aquí, y peor no lo hará en la eternidad, porque él no sabe v. 12
lo que pasará después de la vida debajo del sol.
Noten lo que dice el v. 3, su alma no encuentra satisfacción. El
alma hace referencia a la parte inmaterial, invisible adentro de
nosotros con la cual conscientemente nos relacionamos con Dios.
El cuerpo puede alegrarse momentáneamente, puede disfrutar de
ciertas cosas en algunos momentos, pero en el interior, en lo más
privado y escondido de su ser, reina la vanidad, domina la
insatisfacción.
El autor describe una muerte triste, trágica, la idea es que se va
de este mundo sin esperanza, ignorante e ignorado. Cuantas
muertes semejantes suceden en nuestra sociedad. Yo suelo
observar los velatorios de los incrédulos, que aquellos que se van
de esta vida sin Dios, es realmente muy triste, desesperador,
porque vivieron en el vacío, murieron en la vanidad. Y parten para
una vida que han ignorado consciente o inconscientemente.
El hombre puede tener cosas, juntar cosas, y no solo vivir una
vida vana, sino que muere sin que nadie lamente su muerte. El
predicador dice que mejor fuera que no hubiera existido. Por lo
menos su identidad y personalidad no hubiera sido conocida.
El natimuerto fue privado de los sufrimientos de esta vida, fue
librado de tener que luchar con la culpa y consecuencias de sus
pecados en esta vida.
El filósofo alemán Karl Marx aplicando esta realidad a su vida, dijo
cierta vez las siguientes palabras: “Algún día un grupo de
hombres hará una procesión hacia el cementerio y bajará un
ataúd a la tierra, y todos volverán a casa; pero una persona no
volverá, y esa persona seré yo.”. la vanidad y el abandono.
Como es desesperador saber que la vida del hombre no sacia en
las cosas de esta vida, y que su final es triste porque no termina
su frustración y tristeza con la sepultura, sino que lo peor está
por venir sino se vuelve a Su Creador.
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Noten que este es el relato triste de una vida sin Dios, una vida
que ignora a Dios. Por eso sus palabras quieren ayudarnos a
mover nuestra mirada de la perspectiva de la vida debajo del sol,
solo de las cosas aquí, solo del tiempo presente, y miremos hacia
lo alto y clamemos a Dios que llene nuestros corazones con Su
presencia, con Su verdad, con la esperanza que se encuentra
únicamente en la persona y obra de Su Hijo Jesucristo.
2. La insatisfacción del alma del hombre es una experiencia
antigua 7-9
Este no es un problema solo de los días presente, sino que ha
comenzado con la caída en el huerto. La insatisfacción que entró
en los corazones de Adán y Eva, fue transmitida a todos sus
descendientes…
Quizás uno podría pensar que la solución sería una auto
anulación, o la renuncia de todas las cosas de esta vida. Este es
el otro camino, que lleva a la depresión y muerte.
El gran problema es que el hombre es un ser insaciable. Hay un
apetito adentro del hombre que siempre le pide más. Y este
apetito le acompañará en todo aquello que ponga su mirada.
La figura del apetito es bien pedagógica. Salimos de casa esta
mañana y casi todos hemos comido algo antes de salir, pero ya
en este momento el apetito comienza a hablar, tiene la voz de un
león, ronquido… que dice más, más, más… Pero ya te di esta
mañana, ya te di ayer, sos insaciable…
Los apetitos vuelven todos los días, a veces son los mismos, a
veces son diferentes, a veces son legítimos a veces son
pecaminosos y desastrosos a la larga, pero no terminan.
Hay un apetito legítimo que tiene que ver con alimentarse todos
los días para poder trabajar y cumplir con las tareas, eso nunca
termina. Pero también está el apetito por el saber, por el tener
riquezas, por los placeres, por el reconocimiento social, etc…

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Otra vez se compara el sabio con el necio, el pobre que busca
tener conducta apropiada, ¿Qué ventaja tiene uno sobre el otro
si los dos están vacíos, si los dos ignoran a Dios? Ninguna
El problema no está en cuanto uno tiene sino a quien uno tiene,
pues sino no tiene a Dios, seguirá en la insatisfacción del alma.
Solemos creer que podemos encontrar satisfacción en todo lo que
la vida nos ofrece: comida, bebida, música y belleza, familia y
amigos. Pero el corazón traiciona y revela su insatisfacción aun
teniendo, cambiando, eliminando o cambiando estas cosas.
Las cosas que están delante de los ojos, que ya tenemos son
ignoradas porque el alma persigue y quiere atrapar el viento,
aquello que no tiene.
Yo leí una ilustración de esta realidad con un evento que se dio
en el año 79 después de Cristo, el volcán Vesubio tuvo su
erupción y cubrió la ciudad de Pompeya y decenas de miles de
personas murieron y fueron cubiertas por las cenizas. En el siglo
18, hicieron excavaciones en la zona y encontraron varios
cuerpos en la posición en que murieron. Y decía de una mujer que
tenía sus pies en dirección a las puertas de la ciudad en busca de
seguridad, pero sus manos hacia atrás en búsqueda de algo que
estaba casi al alcance que era una bolsa de perolas, no se sabe
si ella lo había dejado caer o si otra persona lo había dejado para
tras para salvar su vida, pero su corazón insaciable ignora lo que
es seguro para intentar alcanzar lo que era perecedero.
Así viven muchos, al ignorar a Dios y la seguridad que solo se
encuentra en Él, caminan en caminos de muerte porque sus
corazones insaciables buscan alcanzar lo que no puede satisfacer.
Yo debo examinar mi corazón con frecuencia para saber porque
ando insatisfecho, porque me engaño pensando que solo seré
feliz si tengo las cosas que deseo. Solo Dios puede satisfacer.

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3. La respuesta para nuestra satisfacción no está debajo del sol
10-12
Para concluir esta etapa del libro el predicador vuelve a un punto
importante.
¿Quién puede saber o estar seguro de lo que vendrá si su
confianza está depositada en otros hombres como él? ¿O en sus
propios pensamientos? ¿O en religiones inventadas por hombres?
Las escrituras advierten de la decepción en poner total confianza
en los hombres:
“Así dice el Señor: Maldito el hombre que en el hombre confía, y
hace de la carne su fortaleza, y del Señor se aparta su corazón.
Será como arbusto en el yermo y no verá el bien cuando venga;
habitará en pedregales en el desierto, tierra salada y sin
habitantes. Bendito es el hombre que confía en el Señor, cuya
confianza es el Señor.” Jer. 17:5-7
No se iludan con los hombres y sus devaneos. Las cosas
conocidas permanecen iguales desde siempre y serán siempre
iguales. El hombre en su condición caída, viviendo en un mundo
caído, ignorando a Dios no terminará diferente de los que le
antecedieron con la misma rebelión. Es necedad, es tontería
contender contra Dios.
A veces las personas quieren discutir con Dios. Vemos eso en
algunas personas en la biblia, algunos salmos, lo vemos en Job,
que después tuvo que confesar: "En verdad, hablé de lo que no
entendía.... Por eso me aborrezco y me arrepiento en polvo y
ceniza" (Job 42.3,6).
Pablo habla de la necedad de querer contender con Dios en
Romanos 9:20: “¿quién eres tú que le contesta a Dios? ¿Dirá
acaso el objeto moldeado al que lo moldea, por qué me hiciste
así?” (Is. 45:9) hay del que contiende con su Hacedor…

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No lo vas a vencer, sus palabras y razonamientos no solo
aumentan la vanidad, así que el hombre no tiene ventaja ninguna
en este mundo, aunque tenga riquezas, bienes y honores.
Esas cosas no van a cambiar al hombre, al mundo, ni a Dios y sus
propósitos por sus vanos argumentos.
Noten que el hombre tiene sus días contados, y él no sabe
cuantos son, y en esta vida de vanidad, ellos pasarán volando,
como una sombra que la viste aquí y de la nada desapareció.
Por eso las preguntas finales son: ¿Quién hará saber al hombre
lo que vendrá después de la vida debajo del sol? Aquí la idea es
realmente ¿quién puede hacer con que el hombre sepa que
vendrá después de la muerte?
Aquí se llega a las preguntas esenciales de la vida. ¿Por qué
existimos? ¿Quién nos hizo? ¿Hacia dónde vamos?
El predicado contesta esa pregunta en el cap. 12… Acuérdate pues
de tu Creador, vuélvete para Él. Para salir de este grande mal y
de esta vida vana, marcada por la insatisfacción y la
incertidumbre del porvenir, vuélvete para Aquel que sabe todas
las cosas, y que ha ordenado todas las cosas para que encuentre
en Él la esperanza, en consuelo y la certidumbre de vida eterna.

Conclusión:
Dios es el único que te puede llenar el vacio del corazón del
hombre, darle sentido a la vida presente y asegurarle no solo el
conocimiento sino la gracia de vivir una vida plena después de la
vida debajo del sol.
Para muchos la vida culmina con un gran salto a la oscuridad,
pero para aquellos que vienen a Cristo en arrepentimiento y fe,
reciben la luz de la vida, son trasladados de las tinieblas a la luz,
al reino de Su Hijo amado. Jn 8:12, yo soy la luz del mundo…

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Jesús vino a este mundo para morir en nuestro lugar para que
por medio de Su vida perfecta y de Su muerte sacrificial
recibiéramos vida eterna. Él resucitó de los muertos, venciendo
la muerte, siendo el primogénito de los que duermen,
garantizando así también nuestra resurrección y vida eterna.
2 Cor. 8:9 nos dice: “Porque conocéis la gracia de nuestro Señor
Jesucristo, que, siendo rico, sin embargo, por amor a vosotros se
hizo pobre, para que vosotros por medio de su pobreza llegarais
a ser ricos.”
Si Cristo no viniera y no hiciera tan grande obra de salvación,
jamás encontraríamos satisfacción para nuestras almas y
seguridad de vida eterna. Él nos libra de vanidad presente…
Esta vida es una curta preparación para una larga eternidad. Mi
deseo es que podemos pasarla en la presencia de Dios gozando
de Sus favores y bendiciones ahora y eternamente, o podemos
padecer las aflicciones en el tiempo presente y la condenación
eterna donde jamás habrá posibilidad de alegría y satisfacción
sino tormento y sufrimiento eterno.
Clame a Cristo por la vida eterna, no por el miedo, sino por la
certeza que solo Él puede satisfacernos plena y eternamente
llenando el vacío de nuestra alma y llenándonos de significado y
satisfacción en Dios.

Santa Cena – Juan 6:50-51, 53-58

Avisos:
Encuentro de matrimonio
Reunión de Jóvenes

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