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Guion general: A los pinches chamacos (Francisco Hinojosa)

Aclaraciones antes de comenzar:

El teatrino que ocuparemos se divide en tres escenarios (cada uno tendrá el borde marcado de un
color en específico para que sea más fácil distinguirlos):

1. Escenario izquierdo.
2. Escenario principal (el que está en medio).
3. Escenario derecho.

Las acciones que se desarrollen en los escenarios laterales se especificaran más adelante.

Mampara negra Mampara blanca

El escenario estará colocado sobre unos módulos que cubriremos con un mantel de
color negro, completamente abierto para que los tres escenarios sean perceptibles.
Abra un máximo de 4 personas que podrán estar detrás del telón pese al espacio.
Aunque para evitar que el publico pueda ver lo que pasa detrás del escenario se
cerraran las cortinas laterales para que nos podamos pasear libremente detrás de
escena.

Comenzamos con la historia:

(Luces generales)

Protagonista: Soy un pinche chamaco. Lo sé porque todos lo saben.

(Se apaga la luz general y se enciende la Luz amarilla)Papa: Ya deja, pinche


chamaco.

( se enciende la Luz azul) Concha: Deja allí, pinche chamaco.


( Luz amarilla y azul) Mama: Qué haces, pinche chamaco.

(Se apagan las luces azul y amarilla y se queda la general)Protagonista: Son


cosas que oigo todos los días. No importa quién las diga. Y es que las cosas que
hago, en honor a la verdad, son las que haría cualquier pinche chamaco. Si bien que
lo sé. Una vez me dediqué a matar moscas. Junté setentaidós y las guardé en una
bolsa de plástico. A todos les dio asco, a pesar de que las paredes no quedaron
manchadas porque tuve el cuidado de no aplastarlas. Sólo embarré una, la más gorda
de todas. Pero luego la limpié. Lo que menos les gustó, creo, es que las agarraba con
la mano. Pero la verdad es que eran una molestia. Lo decía mi mamá

(Se enciende a luz azul) Mama: pinches moscas.

Protagonista: Lo dijo papá

(Se enciende la luz amarilla) Papa: pinche calor, no aguanto a las moscas,
pinche vida.

(Se pagan todas las luces)

Protagonista: Hasta lo dije yo, voy a matarlas. Nadie dijo que no lo hiciera. En
cuanto se fueron a dormir su siesta, tomé el matamoscas y maté setentaidós.
Concha me vio cómo tomaba las moscas muertas con la mano y las metía en
una bolsa de plástico. Les dijo a ellos. Y ella me dijo:

(Se acaba el teatro de sombras y se enciende Luz azul)Concha: pinche chamaco,


no seas cochino.

(La luz general) Protagonista: En vez de agradecérmelo. Y me quitaron el


matamoscas y echaron la bolsa al cesto y me volvieron a decir

(Luz amarilla)Todos: pinche chamaco hijo del diablo.

Protagonista: Yo ya sabía entonces que lo que hacía es lo que hacen todos los
pinches chamacos. Como Rodrigo. Rodrigo deshojó un ramo de rosas que le
regalaron a su madre cuando la operaron y le dijeron pinche chamaco. Creo que
hasta le dieron una paliza. O Mariana, que se robó un gatito recién nacido del
departamento 2 para meterlo en el microondas y le dijeron pinche chamaca. Los
pinches chamacos nos reuníamos a veces en el jardín del edificio. Y no es que nos
gustara ser a propósito unos pinches chamacos. Pero había algo en nosotros que así
era, ni modo. Por ejemplo, un día a Mariana se le ocurrió excavar. Entre los tres
excavamos toda una tarde.

(Se pagan luz azul y amarilla y solo queda la central)Mariana: Mames buey no
encontramos tesoros, ni encontramos piedras raras para la colección

Rodrigo: Y ni siquiera lombrices.

Protagonista: Iren bueyes

Mariana: ¿Que miro?

Protagonista: Son-

Papa de Mariana: Pinches chamacos, ya cavaron un pinche hoyo hijos de su…

Mama de Mariana: Son huesos

(Luz azul)Vecina 1: ¡Son huesos!¡Son huesos! Esos chamacos encontraron unos


huesos.

(Luz amarilla)Vecino 2: ¡Llamen a la policía que encontraron unos huesos!

Protagonista: Yo no sé bien a bien lo que pasó allí, pero la mamá de Mariana


desapareció algunos días.

Concha: Estaba en la cárcel. Que disque dijeron que el papá de Rodrigo había dicho
que ella había matado a alguien y lo había enterrado allí.

Protagonista: Cuando volvió, supe que todos éramos unos pinches chamacos
metiches pendejos. Rodrigo me aclaró las cosas.

Rodrigo: Pues fíjate buey la policía pensaba que ella había matado a alguien, pero
no, se había salvado de las rejas.

Protagonista: ¿Qué son las rejas?, pregunté.

Rodrigo: La cárcel, buey.

(Se apagan las luces amarilla y azul y se enciende la luz central)


Protagonista: Después de aquel incidente no volvimos a jugar a excavar. Tampoco
pudimos vernos durante un buen tiempo. A mí, mis papás me decían que no debía
juntarme con ellos. A ellos les dijeron lo mismo, que yo era un pinche chamaco
desobligado mentiroso. (Se pagan las luces)A Rodrigo le dieron unos cuerazos.
Tiempo después, cuando ya a nadie le importó que los pinches chamacos
volviéramos a vernos.

Mariana: Ya se bueyes, hay que excavar más.

Protagonista: No, ¿qué no ves lo que estuvo a punto de pasarle a tu mamá?

Mariana: No pasó nada. Mira, excavamos un ratito y hacemos guardias para


asegurarnos de que nadie nos vea ¿Va?

Protagonista: Excavamos en otra parte y no encontramos nada de huesos. Luego en


otra: tampoco había huesos: pero sí un tesoro: una pistola. ¡Iren bueyes lo que me
encontré!

Mariana: Debe valer mucho.

Rodrigo: Yo digo que muchísimo. A lo mejor con eso mataron al señor del hoyo.

Protagonista: A lo mejor.

Mariana: Sí, hay que venderla

Protagonista: No, no, no… Hay que esconderla en el cuarto donde guarda sus cosas
el jardinero.

Rodrigo: ¿Tu sabias que yo sé cómo se usan las pistolas?

Mariana: Oilo

Rodrigo: Mi papá tiene una y me deja usarla cuando vamos a Pachuca.

Mariana: Has de ver mucha televisión, eso es lo que pasa.

(Se pagan las luces)

Protagonista: Al día siguiente la volvimos a sacar y la envolvimos en un periódico.


(Se enciende la luz central) después del gallo

Rodrigo: ¿Cómo la vendemos? ¿A quién se la vendemos?

Mariana: Al señor Miranda, el de la tienda.

Protagonista: Si, si, si, vamos.

(Se pagan las luces durante la narración y cuando termina se enciende solo la
central)

Protagonista: Al ratito fuimos a la tienda del señor Miranda y nos vio con unos ojos
que se le salían cuando le enseñamos la pistola.

Sr. Miranda: se las voy a comprar sólo porque me caen bien.

Los tres niños: Sí (Mariana), sí (protagonista), bueno (Rodrigo).

Sr Miranda: Pero nadie debe saberlo, ¿eh? Les doy una caja de chicles y cincuenta
pesos.

Protagonista: El resto de la tarde nos dedicamos a mascar hasta que se acabó la


caja. A la semana siguiente, la colonia entera sabía que el señor Miranda tenía una
pistola. La verdad, yo no se lo dije a nadie, sólo a Concha: ¿Tu sabias que el señor
Miranda tiene una pistola?

(Luz azul) Concha: pinche chamaco. Lo que inventas. Lo que dices. Tu


imaginación. (Se paga luz azul)

Protagonista: Hasta que el señor Miranda nos llamó un día y nos dijo:

Sr Miranda: ya dejen, pinches chamacos. Dedíquense a otras cosas. Déjense de


chismeríos. Pónganse a jugar. Agárrense tres paletas heladas y dejen de jorobar
chingao.

(Se pagan todas las luces)

Protagonista: En esos días, para no aburrirnos, nos dedicamos a juntar caracoles.


Nos gustaba lanzarlos desde la azotea. O les echábamos sal para ver cómo se
deshacían. O los metíamos en los buzones. En poco tiempo ya no había manera de
encontrar un solo caracol en todo el jardín. Luego quisimos seguir juntando piedras
raras, pero alguien nos tiró la colección a la basura. O de planamente se la robó. Fue
entonces cuando decidimos escapar. La idea se le ocurrió a Mariana. Me puse mi
chamarra y saqué mi alcancía, que la verdad no iba a tener muchas monedas porque
Concha toma dinero de ahí cuando le falta para el gasto.

(Luz central se enciende)

Mariana: (entrando a escena) Hay que correrle, traigo la billetera de mi papá. Si se


dan cuenta nos agarran.

(Caminan durante un rato alrededor del escenario, hasta que finalmente se detienen
en el medio, con la mirada hacia el público)

Rodrigo: ¿Y ahora?

Protagonista: Hay que descansar.

Protagonista: Y ahora, ¿qué hacemos?

Mariana: Cállate. Mi papá ya debe haberse dado cuenta de que le falta su billetera.

Rodrigo: ¿Estás preocupada? ¿Por qué?, ya nos fuimos, ¿o no?

Mariana: Sí.

Protagonista: Y ahora, ¿qué hacemos?

Rodrigo: Vamos a platicar con el señor Miranda (alza la mano) ¡¡¡Taxi!! (El taxi les
hace parada y se suben en el) Llévenos a la calle Argentina.

Taxista 1: ¿Quién va a pagar? (Mariana enseña la billetera.) Pinches chamacos, les


robaron el dinero a sus papás, ¿verdad?

Rodrigo: ¿Nos va a llevar o no?

Taxista 1: Ustedes pagan (El taxista los lleva a unas pocas cuadras de allí. Era una
calle solitita) Ahora denme el dinero.

Rodrigo: No, qué.


Taxista 1: Miren, pinches chamacos, o me lo dan o los mato.

Mariana: Es nuestro.

Taxista 1: Se los voy a robar como ustedes lo robaron, ¿verdad? También tu alcancía
(El protagonista le entrega la alcancía) Así es, pinches chamacos. Y ahora bájense.

Mariana: Pinche viejo (Dice mientras los tres se bajan del taxi)

(El taxi sale de escena)

Rodrigo: Si hubiera tenido la pistola, le doy un balazo.

Mariana: De planamente. Me dan ganas de ahorcarlo.

Protagonista: Ey...Sin dinero ya no podemos ir a un hotel.

Rodrigo: Yo he ido a muchos hoteles. Pero sin dinero... ¿Por qué no vamos con el
señor Miranda a pedirle nuestra pistola??

Mariana: Sí, eso es. La pistola. A ver así quién se atreve a robarnos.

Rodrigo: ¿Y ora? Pa donde nos vamos?

Mariana: ¡¡mmmm (voltea hacia un costado del escenario central) Oiga señor!!

Señor: (se asoma un muñeco por el costado del escenario principal) Dime niña
¿Están perdidos?

Mariana: Si, un poco perdidos ¿Nos dice donde queda la calle Argentina?

Señor: Sigan derecho, derecho hasta Domínguez, ahí dan vuelta a la izquierda, ¿me
entendieron? ¿Saben cuál es Domínguez?

(Rodrigo y el protagonista se voltean a ver con confusión y negando)

Mariana: sí. Muchas gracias

(El muñeco sale de escena)


(Los tres niños salen del escenario y se apaga la luz para cambiar el fondo a la tienda
del señor Miranda, por lo mientras el protagonista sigue hablando: La verdad, era un
señor muy amable. Para no hacer el cuento largo, llegamos con el señor Miranda
cuando ya era de noche.)

(Se enciende la luz central)

Sr. Miranda: ¿Y ahora qué quieren? ya voy a cerrar.

Rodrigo: Queremos la pistola.

Mariana: Sí, y que nos venda unas balas.

Sr. Miranda: Miren, pinches chamacos, ya les dije que se dejaran de chismes.
Tomen un chicle y váyanse.

Rodrigo: No, la verdad queremos sólo la pistola

Sr. Miranda: Voy a cerrar, así es que lárguense sin chicles, ¿entendieron?

(Rodrigo toma una bolsa de pinole, la abre y le echa un buen puñado en los ojos al
pobre señor Miranda)

Sr Miranda: (Se retuerce y se talla la cara) Pinches chamacos, van a ver con sus
papás (El sr. Miranda se cae al piso)

(Entre el protagonista y Mariana se le abalanzan encima para evitar que se escape)

Protagonista: Busca la pistola, córrele (dirigiéndose a Rodrigo).

Rodrigo: ¿Dónde? (Rodrigo de comienza a pasear alrededor del escenario para


buscar la pistola)

Mariana: Allí abajo.

Rodrigo: No, no está.

Protagonista: Allí, junto a la caja.

Sr Miranda: Suéltenme, pinches chamacos (gritando y forcejeando).


Rodrigo: Tampoco, no está aquí.

Mariana: ¿Dónde está, pinche viejo?

Sr. Miranda: Si no me sueltan…(Es interrumpido)

Rodrigo: Aquí está, aquí está. (Lo dice gritando y saca la pistola desde un costado
del escenario)

Mariana: ¿Dónde estaba?

Rodrigo: En el cajón.

Mariana: Y ahora qué. ¿Lo matamos? (Dice mientras abraza al señor Miranda para
que no forcejee tanto)

Protagonista: Ve si tiene balas.

Rodrigo: Sí, sí tiene balas. ¿Le damos un plomazo?

Protagonista: ¿Qué es un plomazo?

Rodrigo: Que, si lo matamos, buey.

Protagonista: Sí, mátalo.

Sr. Miranda: (Al oir lo que dijeron anteriormente se sacude con fuerza) Pinches
chamacos...(Es interrumpido porque Rodrigo le dispara)

Rodrigo: ¿Está muerto?

Mariana: Pues sí, ¿qué no te das cuenta?

Rodrigo: Ya ven cómo sí sé disparar pistolas.

Mariana: Puta.

Rodrigo: Sí, puta. Vámonos antes de que llegue alguien (Empujan el cuerpo del sr
Miranda fuera de escena)
(Al intentar corriendo del lugar Mariana choca con una señora que entrando a la
tienda).

Señora: Pinche chamaca… fíjate por dónde caminas.

(Rodrigo saca la pistola rápidamente y le dispara a la señora, quien grita y se


retuerce al caer al suelo).

Protagonista: No está muerta…tienes que darle otro plomazo.

(Rodrigo le dispara en la cabeza)

Mariana: Ahora sí (La toca levemente) está fría.

Protagonista: ¿La tocaste o qué?

Mariana: Está muerta, buey.

(Al escuchar el balazo varias personas se reúnen alrededor de la muerta)

(Luz azul) Vecino 1: ¡Llamen a una ambulancia! ¡Llamen a la policía! ¡Llamen a


alguien!

(Luz amarilla) Vecino 2: ¡La mataron! Yo creo que fue un balazo.

Vecino 3: ¿Ya le tomaron el pulso?

Vecino 4: Yo lo oí. Salí corriendo de la casa a ver qué pasaba y me encuentro con
que... Yo vi correr a un hombre. Llevaba una pistola en la mano.

Vecino 1: Debes atestiguar.

Vecino 4: Claro, nomás venga la policía.

Vecino 3: No, no respira.

Vecino 2: Quítense, pinches chamacos, qué no ven que está muerta. No hay
seguridad en esta colonia. Es un pinche peligro. ¿Le robaron la bolsa?
Vecino 4: yo vi que el hombre corría con la pistola y la bolsa de la señora. Era una
bolsa blanca... ¿Qué no oyeron, pinches chamacos metiches? Si sus papás los vieran
haciendo bulto...

Vecino 3: Eran dos, llevaban pistolas y la bolsa...

Vecino 2: Yo la conozco, es Mariquita, la de don Gustavo. Lo triste que se va a


poner el hombre.

(Comienzan a sonar sirenas en el fondo, se pagan las luces azul y amarilla, los
vecinos salen de escena y se paga la luz central también)

(Apuntas con la lampara al después de que se cambie el escenario)

Mariana: mejor vámonos, podemos tener problemas.

Protagonista: No debimos matarla.

Rodrigo: Fue culpa de ella. Además, así son las cosas, a mucha gente la matan
igual, en la calle, con pistola. No debes preocuparte. Dicen que te vas al cielo
cuando te matan a balazos.

Protagonista: Sí, es cierto, yo ya había oído eso. ¿Tú crees que el señor Miranda se
vaya al cielo?

Mariana: Claro, tonto… (alza la mano) ¡Taxi!

Protagonista: ¿A dónde vamos? No tenemos dinero para pagarle. (Dice aunque aún
así se suben al taxi)

Rodrigo: Ay, qué ingenuo eres...A la calle de López.

Taxista: ¿Cuál calle de López? ¿Saben qué hora es?

Protagonista: No

Taxista: Son las diez.

Mariana: ¿Nos va a llevar o no?


Taxista: Miren, pinches chamacos, si sus papás los dejan andar a estas horas
tomando taxis no es mi problema, así es que largo, largo de aquí.

( Rodrigo sacó la pistola y le apuntó a la cara)

Taxista 2: Ah, pinche chamaco, además te voy a dar una paliza por andarme
jodiendo. Trae esa madre para acá

(Rodrigo le dispara)

Mariana: Lo mandamos derechito al cielo, qué duda.

Rodrigo: Yo sé manejar.

(Empujan al taxista fuera del taxi hasta quitarlo de escena y Rodrigo se coloca en la
parte del volante, intenta conducir pero lo hace erráticamente)

Protagonista: Debes meterle primera.

Rodrigo: Ya sé; ya sé.

Mariana: Déjame a mí (empujando a Rodrigo, Mariana se pone al volante e intenta


conducir, pero no sabe cómo encender el carro siquiera)

Protagonista: Mejor vamos a pie.

Rodrigo: Sí, este coche no funciona muy bien. (Antes de abandonar el coche
Rodrigo esculca en los bolsillos del taxista y saca su billetera) Hay más de cien
pesos.

Mariana: Quítale también el reloj. Luego lo vendemos.

Protagonista: Ya dejen ahí, ya vámonos bueyes.

“Se apagan la lampara para cambiar le escenario mientras que el protagonista sigue
hablando: En el hotel fue la misma bronca, los empleados nos decían:

(Luz azul)Mariana: que si dónde están sus papás,


(Luz Amarilla)Rodrigo: que si saben qué hora es, que si un hotel no es para que
jueguen los chamacos,

(Se paga luz amarilla y se deja en luz azul) Protagonista: que si alquilar un cuarto
cuesta, que dónde está el dinero. (Esto lo decimos entre nosotros imitando voces
chillonas y los niños salen en los escenarios laterales cada que hablan)”

(Luz amarilla)Rodrigo: Váyase a la chingada.

Mariana: Ya sé, podríamos ir a dormir a casa de la señora Ana Dulce.

Protagonista: ¿Con esa pinche vieja?

Mariana: Sí, buey, nos metemos en su casa, le damos un plomazo y nos quedamos
allí a dormir.

Rodrigo: Puta, que sí es buena

(Se apagan las luces e inicia un segmento de teatro de sombras)

Ana Dulce: ¿Qué quieren?

Rodrigo: ¿Nos deja usar su teléfono?

Ana Dulce: Pinches chamacos, ¿saben qué hora es?... voy a llamarle a la policía para
decirle que se escaparon de sus casas. Van a ver la cueriza que les van a poner.

Vi cómo Mariana discutía con Rodrigo. Ahora me toca a mí.

Si tú no sabes... Al parecer ganó Mariana porque tomó el arma y le disparó un


plomazo a la señora Ana Dulce. Le dio en una pata. Luego disparó por segunda vez.
¿Qué tal?, dijo, te apuesto a que le di en el corazón.

Rodrigo: Es un cadáver.

Mariana: Callese…mejor busquemos algo para cenar que tengo un chingo de


hambre.

Protagonista: Por ahí yo vi pan con mantequilla y mermelada en la cocina


¿Agarramos de eso?
Mariana y Rodrigo: Si si si

Protagonista: Luego cenamos pan con mantequilla y mermelada y nos metimos los
tres a la cama con la pistola abajo de la almohada. Durante los siguientes diez días
no le dimos plomazos a nadie más. Nos quedaba una bala. íbamos al parque todas
las mañanas y comíamos y dormíamos en casa del cadáver, hasta que el espantoso
olor del clóset nos hizo salir corriendo de allí.

(Se enciende la Luz central)

Mariana: Ya por fin nos fuimos de la casa de la vieja esa, olía muy muy feo, fúchila.

Rodrigo: Chales…lo malo es que ya no tenemos donde quedarnos buey

Protagonista: Pues yo creo podemo-

Papá de Mariana: ¡Pinches chamacos!, ¡Cómo los he buscado! ¡Van a ver la que les
espera!

(Se apagan las luces)

Protagonista: Nos esperaba una que ni la imaginábamos... A todos nos agarraron a


patadas y cuerazos y cachetadas y puntapiés. Yo oía cómo gritaban Mariana y
Rodrigo. Mi mamá me dio un puñetazo en la cara que me sacó sangre de la nariz, y
mi papá, un sopapo en la boca que casi me tira un diente. Por más que lloraba, no
dejaban de darme y darme como a un perro. Tardé un poco en dormirme. Pero en un
ratito me desperté con el ruido de un plomazo. Ya Rodrigo debe haberse echado a
sus papás, pensé. Luego se empezaron a oír gritos. Mis papás se despertaron también
y corrieron a la puerta para ver qué pasaba. La mamá de Rodrigo gritaba:

(Luz azul) Mama de Rodrigo: ¡Lo mató, lo mató, lo mató! ¡El pinche chamaco lo
mató! Cálmese, señora, quién mató a quién. (Se apaga luz azul)

(Luz central)Rodrigo: Córrele, me dijo a mí, antes de que nos agarren.

Protagonista: Esto es la guerra. ¿Y Mariana? Hay que ir por ella.

Rodrigo: No, qué, córrele, vámonos sin ella, ah no olvídalo ahí está

Rodrigo: Ya se echó a sus papás.


Mariana: Puta.

(Rodrigo se cae y le sale sangre de la cabeza)

Mariana: está haciendo mucho frío.

Protagonista: ¿Y ahora qué hacemos? Ni modo que volver a casa del cadáver.

Rodrigo: Todavía tenemos la pistola, ¿o no?, podemos meternos a una casa y matar
a quien nos abra.

Protagonista: No seas buey, eso está cabrón. Además, ya no tenemos balas. ¿Cómo
se te ocurre que ahorita alguien nos va a abrir la puerta?

Mariana: Es cierto, somos unos matones.

Protagonista: No es por eso, tengo ganas de mear.

Mariana: Pinche cochino.

Rodrigo: (se ríe)

(El protagonista se va a orinar a una esquina del escenario , termina y los tres niños
siguen corriendo hasta encontrarse con una casa de aspecto descuidado)

Rodrigo: Oigan bueyes ¿Ya vieron esa casa? Debe estar abandonada.

Protagonista: Terminamos de romper uno de los cristales y nos metimos. Estaba


oscurísimo. (Apuntas con la lamparita hacia el escenario central) Encontramos un
cuarto en el que se metía un poquito de la luz de la calle. Hicimos a un lado los
escombros y nos echamos al piso, muy juntos para tratar de calentarnos, hasta que
nos quedamos dormidos, alfínmente dormidos. (Suena un gallo en el fondo y se
enciende La luz central) la mañana siguiente, con los huesos adoloridos, desperté a
los otros. Pudimos ver ahora sí el cuarto en el que habíamos dormido. Estaba muy
húmedo y sucio. Había latas vacías de cerveza, colillas de cigarros, bolsas de
plástico, cáscaras de naranja y cantidad de tierra.

Protagonista: Huele a puritita mierda. (Voltea mirar a Mariana) ¿Y ahora a ti que te


pasa?
Rodrigo: Esta calientísima pero aun asi esta tiritando de frio

Protagonista: Es calentura, estoy seguro. Un calenturón como para llamar al doctor.

Rodrigo: ¿Cuál doctor? (comienza a subir la voz)

Protagonista: ¿Qué sientes? (Se dirige a Mariana que no responde y tirita de frio)

Rodrigo: Hay que comprar aspirinas.

Protagonista: Es cierto.

Rodrigo: Mmmta…voy a buscar una farmacia, cuídala por lo mientras.

Protagonista: Bueno…no tardes (Se apagan las luces y suena el sonido de un reloj,
cuando se acaba se enciende la luz central otra vez) ¿Y ahora onde´ se metió este
buey? Ya se tardo

Mariana: (Se va despertando poco a poco, tiene una voz algo ronca y lenta) Creo que
ya se me quito… (Voltea a ver a los lados) ¿Y Rodrigo?

Protagonista: Se fue a la farmacia a comprarte aspirinas y todavía no regresa.

Mariana: Mames… Hay que ir a buscarlo

Protagonista: Si, vamos, seguro le paso algo a ese pendejo.

(Se paga la luz central para teatro de sombras)

Protagonista: A Rodrigo lo buscamos hasta que nos perdimos y ya no sabíamos


cómo regresar a la casa donde habíamos dormido. Teníamos un hambre espantosa.
Y sin dinero. Y sin pistola. Y sin casa donde nos dieran de comer. Lo demás fue idea
de Mariana. En un semáforo nos pusimos a pedir dinero a los conductores de los
coches. Cuando llenamos los bolsillos de monedas las contamos: eran nueve pesos
con veinte centavos. En una tienda compramos dos bolsas de papas y dos refrescos.
Después de comer nos acostamos en el pastito del camellón.

(Se prende la luz central otra vez)

Mariana: ¿Qué le habrá pasado?


Protagonista: Sabe.

Mariana: ¿Lo habrá agarrado la policía por matar a sus papás?

Protagonista: A lo mejor sólo está perdido.

Mariana: Como nosotros. O quizá lo agarraron cuando quiso matar al de la farmacia.

Protagonista: ¿Cómo, si no tiene balas?

Mariana: O lo atropellaron…Quién sabe.

Protagonista: O le dieron un plomazo por metiche.

Protagonista: (Se pagan las luces y apuntas con la lampara al escenario) Se hizo de
noche y no teníamos dónde dormir. No nos quedó otra más que preguntar por la
calle de López para ir a casa de la señora Ana Dulce. Aunque oliera feo, al menos
habría una cama. Tardamos como dos horas en llegar. Afuera de la casa de la señora
Ana Dulce había un policía.

Mariana: Yo creo que...

Protagonista: Sí, sí, no necesitas explicarme nada.

Mariana: ¿Qué hacemos?

Protagonista: Puta, ahora sí me la pones canija. Ya se irá…no metemos a dormir a


un terreno baldio. Puta madre que estoy seguro.

(Se apaga la lampara mientras el protagonista dice: La pasamos de la chingada.


Despertamos mojados y con el pelo hecho hielitos. Teníamos un hambre espantosa,
se prende la luz central)

Mariana: Y si vamos a la casa.

Protagonista: ¿Qué dices? No ves que Rodrigo se echó a su papá.

Mariana: Pues Rodrigo es Rodrigo. A lo mejor ahorita ya está muerto.


(Concha entra a escena caminando cuando de repente se sobresalta al ver a Mariana
y al protagonista, enojada, se les acerca gritando).

Concha: pinches chamacos, van a ver la que les espera.

Y es cierto: (Se paga la luz central y se enciende la luz roja) la que nos esperaba...
Pero, con el carácter de Mariana, tampoco se imaginaron nunca la que les esperaba a
ellos.

(Se apagan las luces y se escucha el sonido de un disparo)

FIN

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