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LA HISTORIA MAL CONTADA

La Biblia es el Libro de los libros. Está por encima de todos los demás libros.
Hubo una vez un hombre que sentía el llamado a predicar la Palabra de Dios. Se le convocó
a un concilio de pastores para que lo examinaran, con el propósito de si ese hermano en realidad
era acto para ser predicador.
La evaluación fue así:
El Concilio le preguntó al candidato a predicador,

Concilio: ¿Cómo se llama usted?


Hermano: Me llamo Pancho, hermanos.
Concilio ¿Sabe usted leer?
Pancho: No, no sé leer.
Concilio Bueno, ¿sabe escribir?
Pancho: ¡Tampoco se escribir! Pero la Biblia sí la conozco. De hecho, la conozco como la
palma de mí mano.
Concilio: ¿Qué parte de la Biblia le gusta más, Pancho?
Pancho: -Bueno, hermanos, me gusta mucho el Nuevo Testamento.
Concilio: ¡Ah, qué bueno hermano Pancho! ¿Qué libro del Nuevo Testamento le gusta
más?
Pancho: -Ah, hermanos, ¡me encanta el libro de las Parábolas!
Concilio: ¿Y cuál de todas las parábolas le gusta más?
Pancho: ¿Qué parábola? – ¡Me gusta más que todas, la Parábola del Buen Samaritano!
Concilio: -Pues, ¡cuéntenos Pancho, cómo es esa parábola del Buen Samaritano!
Pancho: -¡Sí señores! Con gusto les contaré esa parábola. Miren:
-Una vez, había un hombre que descendía de Jerusalén a Jericó!, y cayó en
manos de ladrones. Y los espinos crecieron y lo ahogaron al hombre. Y él seguía
caminando, pero no tenía dinero.
-Y encontró a la reina de Sabá, y ella le dio al hombre mil talentos de oro, y cien
mudas de ropa.
-Y él subió a un carruaje, y lo conducía como un loco. Y cuando pasó por debajo
de un árbol grande, se le enredó el cabello en una rama, y quedó suspendido ahí
por muchos días y muchas noches.
-Y los cuervos le traían pan para comer y agua para beber.
-Una noche, mientras estaba colgado, se durmió; y su esposa Dalila vino y le
cortó todo su cabello; y él se cayó en terreno pedregoso, y comenzó a llover.
-Llovió por cuarenta días y cuarenta noches, y él se escondió en una cueva.
-Fue y encontró a un hombre y le dijo: Ve, y toma una cena conmigo. Pero el
hombre dijo: ¡No!, me casé y no puedo ir.
-Y el hombre se fue por los caminos y valles, y lo forzó a que viniera a cenar.
-El hombre seguía a caminando, y cuando llegó a Jerusalén; vio a la reina
Jezabel, sentada en una ventana muy elevada.
-Y cuando ella lo vio, se rió de él.
-Y él le dijo: ¡Arrójenla abajo! Y la echaron.
-Y él dijo: ¡Arrójenla otra vez!, y la echaron setenta veces siete.
-Y recogieron de los pedazos, doce cestas.
-Pues; ¿y la esposa de quién creen ustedes que será ella en el día del juicio?
Fin de la historia hermanos.

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