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IV. LA SANTIFICACION DEL CREYENTE.

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento el significado


primitivo de las palabras: santo y santidad es separación o
apartamiento para vivir para Dios y para servirle a Él, Levítico 20:7,
Romanos 1:7. Igualmente santificar es hacer santo Apocalipsis
22:11. Por lo tanto la santidad también se entiende como una vida
de perfección moral 1 Pedro 1:15-16.
La santidad es algo indispensable para el que acepta a Cristo como
su Salvador, pues escrito está: "Sin santidad na die verá al Señor”
Hebreos 12:14. La verdadera santidad caracteriza los actos
externos, pero más todavía el móvil o la intención del corazón.
1. La santificación es posicional y comienza desde que el
hombre cree en Cristo Jesús y es regenerado por el Espíritu
Santo porque al nacer de nuevo el Espíritu sella a la persona
y la pone aparte para Dios 1 Tesalonicenses 2:13, 1 Pedro 1:2,
Efesios 1:13, 1 Corintios 1:2, Filipenses 1:1.
2. La santificación es práctica y progresiva porque el creyente
debe seguir la santidad Hebreos 12:14, 1 Tesalonicenses 4:3,
11 Corintios. 7:1.
3. Santificador es el Espíritu Santo que actúa en nosotros los
creyentes, conduciéndonos a una vida de perfección en
Cristo, 1 Corintios 6:11, 1 Tesalonicenses 5:23, 1 Pedro 1:2.
Así es que el creyente no debe permanecer estancado en la
vida cristiana, sino seguir siempre hacia adelante y hacia
arriba, luchando por alcanzar la perfección moral de día en
día, no contristando ni apagando al Espíritu, sino agradando
en todo a Dios Efesios 4:30, 1 Tesalonicenses 5:18, En esa
forma el Espíritu irá quitando toda imperfección de la vida
hasta que ella brille con la gracia de Dios al ir siendo
conformada a la imagen de Cristo.
4. Por lo tanto, el creyente debe despojarse del viejo hombre
con sus hechos y buscar el perfeccionamiento del carácter
de manera que en su hogar no haya pleitos sino por el
contrario, la más perfecta armonía posible ya que dice la
Biblia "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira,
gritería, etc." Efesios 4:22-24, 31-32.
5. Además, debe el creyente crucificar la carne con sus
pasiones y deseos para lograr el progreso en la santificación
Romanos 6:1-2-,6, Gálatas 5:24.
6. La santificación se debe comprender paralelamente con el
fruto del Espíritu de que se habla en Gálatas 5:22-23 y que
debe entenderse como lo que el Espíritu produce en el
creyente, es decir, aquellas excelencias morales o cualidades
distintivas que constituyen el carácter cristiano. El amor es
prominente porque hace el bien al prójimo. El creyente no
debe sembrar el sufrimiento, no debe convertirse en
victimario de los demás, y si alguna vez se ve precisado a
razonar con el prójimo señalando alguna injusticia, para que
el hermano no viva equivocadamente, lo hace siempre en
amor. Decía el hermano Josué Mejía que en Suecia los
cristianos tienen el siguiente lema "Que nadie sufra por mi
causa". Por otra parte, el creyente, que debe progresar en la
santificación no da mal testimonio en la comunidad peleando
con el prójimo o en cualquier otra forma, sino que evitará
poner algún tropiezo a las personas que pudiera apartarlas
del camino de Dios y al contrario procurará con sus palabras
y hechos guiar a las personas hacia Cristo Jesús.
7. La santidad ha de manifestarse en la vida matrimonial y
familiar, por parte del varón cristiano, en el amor y buen trato
que debe dar a su esposa siendo moderado y correcto en
todos los actos de su vida Efesios 5:28-29, 1 Tesalonicenses
4:3-5. Además, debe amar y cuidar a sus hijos (Esto será
considerado más adelante). La mujer cristiana por su parte
debe ser prudente en la vida matrimonial y familiar, siendo
buena, sujeta a su marido, amándole como también a sus
hijos Efesios 5:22, Tito 2:4-5. Los hijos cristianos deben
obedecer y honrar a sus padres en todo, ya que esto es justo
y para que los no creyentes puedan ver la armonía tan
atractiva de la vida cristiana. Efesios 6:1-3.
8. En el aspecto externo de la santificación y como reflejo de la
vida espiritual interna, dice la Biblia que la mujer cristiana
debe distinguirse por su prudencia y su buen gusto y
honestidad en el vestir, evitando el uso de los pantalones y
minifaldas por respeto a Dios, tanto en el templo como en la
casa y en cualquier lugar Deuteronomio 22:5, 1 Timoteo 2:9-
10. Por su parte el varón cristiano también debe ser aseado,
pulcro y de buen gusto en el vestir evitando las
extravagancias modernas y el cabello largo y abultado al
estilo hippie, Romanos 12:2, 1 Corintios 11:14.
9. Ya hemos visto como el Espíritu Santo actúa en el cristiano
para santificarlo, pero él por su parte debe aprovechar los
medios de gracia que Dios pone a su alcance para el progreso
de la vida divina.
a) Debe orar sin cesar para que la vida de Dios fluya en él
Efesios 6:18, Colosenses 4:2. 1 Tesalonicenses 5:17.
b) Debe leer diariamente la Biblia con devoción tanto en privado
como juntamente con todos los miembros de la familia, y
debe obedecer lo que lee, para cultivar de esta manera la vida
espiritual y buscar el progreso constante de la santificación
Juan 5:39; Santiago 1:22. "Y el Dios de paz os santifique por
completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sean
guardados irreprensibles para la venida de nuestro Señor
Jesucristo".

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