Está en la página 1de 5

Memorias de Calarcá e información sobre Calarcá

Según “Calarcá en la mano”, la ciudad se pobló desde Salento entre 1883 y 1886, siendo el
entre el 85 y 86, los años de mayor migración, especialmente por el impulso que dio a esta
empresa los señores Segundo Henao y Román María Valencia. Se destaca de esta transición
el afán por poblar el territorio y promover la creación de Juntas Pobladoras de las cuales, al
parecer, aún se conservan las actas.

La migración inicia con varias excursiones, de las cuales se resalta en las memorias, la
primera, encabezada por los señores “Basilio Valencia, Don Miguel Santana, Don Segundo
Henao y un tal Santa”. La segunda excursión se hizo con Segundo Henao, quien fué uno de
los principales fundadores de Calarcá. En esta excursión se dejaron “plantadas algunas
mejoras de consideración, puestas, entre otros, por Don Cruz Peña, Pedro Ma. Flórez,
Pedro Osorio, Francisco Antonio, y Bibiado Ospina, Ramón Ma. Franco y Santiago Parra”.

En 1886, con el apoyo de Salento, el asentamiento de Calarcá recibió la disposición


administrativa del municipio para fundar la población. Según la memoria de Jesús María
Buitrago, uno de los fundadores, el procedimiento se dio de la siguiente manera:

El 29 de junio de 1886, se reunió la junta de entusiastas, para nombrar cinco


individuos, para fundar una nueva población, en terrenos baldíos de la Nación. Esta
fundación se hará en el punto denominado «Calarcá». Esta junta compuesta de los
señores: Pedro Osorio, Jesús Ma. Buitrago, Baltazar Gonzalez, y Segundo Henao en
presencia del señor Alcalde Luis Tabares [que realmente era el Comisario delegado
por Salento], y como secretario de esta Junta, el señor Francisco Velasquez R. Y
para constancia de lo dicho, firmamos: Pedro Ma. Osorio, Jesús Ma. Buitrago,
Baltazar Gonzalez, Segundo Henao, Luis Tabares»

Al mes siguiente, nuevamente se reunió la Junta Pobladora, pero esta vez con ocasión de
fundar el caserío, para lo que establecieron que

«El día 7 de julio de 1886, se reunieron Esteban Morales, Claudio Valencia,


González Gabriel, Jacob Bermudez, Leobigildo Ospina, Joaquín Tabares, Cipriano
Florez y Tomás Moná, Abdón Robayo, Aniceto Arango, Felix Londoño y Román
Ma. Valencia; estos individuos, cumpliendo con la ley en el caso, han procedido a
nombrar una junta, compuesta de los señores siguientes: Como presidente, Segundo
Henao; Vicepresidente, Francisco Ospina, y Secretario, Arango. Vocales: Pedro Ma.
Osorio, Baltazar González. Suplentes: Jesús Ma. Buitrago, Pedro Florez, Juan de J.
Herrera, Manuel Ocampo; suplente del secretario, Francisco Velásquez. Artículo
Unico: Todos los individuos, están en el deber de respetar y hacer respetar la
autoridad, en cumplimiento de la moralidad pública. La Junta de Calarcá, haciendo
uso de las facultades que la ley concede a los colonos cultivadores, ACUERDA: La
plaza de dicha población, tendrá 100 varas, las calles 10 varas, y las cuadras 80. Los
solares serán entregados por el valor de un peso de Ley. Los individuos que reciban
solares, quedarán en la obligación de cercar el solar, rozarlo y ponerle casa de
habitación, en el prefijo término de cinco meses. El que no cumpla con lo estipulado
en dicho artículo, perderá el derecho, y se le entregará a otro que pueda edificar.
Artículo - Las hijuelas de seguridad de mejoras, en los solares las dará el señor
Segundo Henao, quien tiene la escritura que el señor Ramón Franco otorgó para la
nueva población de Calarcá, haciendo gracia y donación de la porción de terrenos
que hoy se van a repartir», Artículo: Nómbrase como agrimensores a los señores:
Ramón Franco y Juan de Jesús Herrera. El Presidente, Segundo Henao, El Srio.
Francisco Velasquez R. »

La historia de Calarcá puede dividirse en tres momentos; 1887-1890, como caserío; 1890-
1905 como Corregimiento y 1905 en adelante como municipio. Para 1887, los vecinos
asentados en el caserío de Calarcá comenzaron a elevar edificios importantes como la
Iglesia, y en vista de la falta de recursos para tal labor, decidieron que la Junta Pobladora
emitiera directrices al respecto. Según las memorias, esta labor se llevó a cabo de la
siguiente manera:

En Calarcá, a 8 de octubre de 1887, se reunió la Junta que representa los derechos


de esta población, con el fin de tratar el punto siguiente: Considerando que es de
grande interés para esta población la construcción de la capilla y un local para
escuela primaria; y que siendo una población incipiente, por cuya razón no cuenta
con los elementos que para tan indispensables obras son precisos. 2º Habiendo
necesidad de arbitrar recursos, y teniendo en cuenta que unos regocijos públicos
bien ordenados, nos pueden proporcionar la ocasión de colectar limosnas para
acometer a dichas obras, y que también pueden proporcionar elementos de progreso
material, RESUELVESE: Destínanse tres días de la segunda semana de enero
próximo para regocijos públicos de esta población. Dese cuenta al Señor Alcalde del
Distrito para lo de su cargo, y al Señor Cura de la Parroquia, para que venga o
mande quien deba colectar las limosnas.Se deja al pueblo la libertad de celebrar los
regocijos, como a bien tengan, sin afectar el orden y la moral. Siendo de común
acuerdo la presente, y no habiendo más de que hablar por ahora, firmamos el acta el
señor Presidente y los demás miembros de la Junta: Por ante mi, el Secretario Jesús
Ma. Buitrago- Por Pedro Florez, Segundo Henao - Jesús Ma. Arias G.- Francisco A.
Ospina (Srio.) »

Para las fechas en que se estaba desarrollando este tipo de obras, aún Calarcá no estaba
reconocido ante las autoridades departamentales, pero sí contaban con el beneplácito de
Salento. Por otra parte, el dueño de las tierras en las que se había asentado el primer
poblado, Sr Don Ramón Franco, habían sido cedidas desde 1886 por escritura pública de 8
de septiembre de 1887, otorgada ante el Notario Público del distrito de Salento, Sr. Cesar
Mata, y marcada con el Nº 118; a favor de Jesús Ma. Buitrago, en carácter de Presidente
que era, de la Junta Pobladora, en tal fecha.

Por ello se solicitó al alto gobierno la adjudicación de los terrenos que constituyen el
distrito, haciéndolo por medio de un memorial. Dicho memorial recalcaba la característica
de la población que había llegado a las tierras de Calarcá, hacía hincapié en las posesiones
y estructura del territorio y resaltaba la posesión de Iglesia y otros espacios públicos como
la plaza y las calles demarcadas según preceptos de la época. También resaltaban la
existencia de más de 500 personas y 150 familias. En el memorial dirigido al Ministro de
Hacienda el 9 de septiembre de 1888, se resaltaba que…
Conocemos en oidas algunas disposiciones de la Ley, o leyes sobre baldíos, y si
bien vemos con gusto que éllas en parte fomentan la inmigración; también vemos
con temor que la propiedad de éllos puede pasar a empresarios y a negociantes, y, es
por esto que elevamos este memorial a nuestro gobierno, para que hoy que el
Congreso, augusto y soberano cuerpo de la Nación, se halla reunido dicte un acto
legislativo especial, que nos favorezca en la propiedad de una faja de los inmensos
baldíos que aquí tiene.
Una conceción, como a nuevos pobladores, según las reglas del Código de Fomento,
talvez será mas difícil que dictada por ley especial, y en este caso, emplazando
medida, pero designando cantidad, ésta podría hacérsenos dentro de los que
demarcan estos linderos:»
«Nacimiento del raudal Nabarco o Cumbarco»; siguiendo el curso de sus aguas,
hasta la dirección «Alto del Castillo» (límites con el distrito de Salento); siguiendo
esta línea, que fija el plano de este distrito, hasta el raudal «EI Roble»; siguiendo el
curso de sus aguas, hasta el desemboque de éste en el río de «La vieja»; éste arriba,
hasta la afluencia del «Quindío»; éste arriba, hasta la confluencia del «Rioverde»;
por éste a sus nacimientos en la cordillera, (límites con el departamento de "El
Tolima") por la línea con este departamento, a buscar la dirección del punto de
partida.»
Esta demarcación comprende, poco mas o menos, un territorio de doce a 14.00Ü
hectáreas, que es el número que por la presente solicitamos, como conceción en
favor de esta nueva población y para los nuevos pobladores que vengan en lo
sucesivo.
Estamos seguros y ciertos de que una disposición favorable, atraerá millares de
familias, y pronto, esta agrupación será erigida en entidad de las que reconoce la
Constitución y de tanta consideración, como es hoy la de Pereira, la mas pujante de
todas las que ha formado la inmigración pacifica de Antioquia en esta provincia del
"Quindío"
Esperamos de su Señoría, que acogerá y protegerá favorablemente esta solicitud,
dándole el curso legal, la cual firmamos en Calarcá, el domingo nueve de
septiembre de 1888 Es copia Por Román Mª Valencia." Va con doscientas treinta y
una firmas.

Este memorial fue revisado por una comisión de la Cámara, la cual finalmente solicitó ante
el gobierno departamental del Cauca, informara sobre la conveniencia y legalidad de la
solicitud. Derivado de esto, la Gobernación comisionó al prefecto de la provincia del
Quindío para que el 23 de junio de 1890, en asocio con Personero Municipal de Salento, y
Dn. Heliodoro Peña, D. Primitivo Buenaventura, Dn. Manuel V. Estrada y otros, llevaran a
cabo una inspección ocular, y de las observaciones que hicieran y datos que tomaran,
dejaran constancia en un acta.

El caserío se elevó a la categoría de corregimiento por Acuerdo del Concejo de Salento, el


26 de febrero de 1890; es decir, a los 4 años no cumplidos, de haberse empezado a fundar,
y le correspondió a don Belisario Ospina, ser su primer Corregidor. Igualmente, El 23 de
octubre de 1890, empezó para Calarcá su vida de Viceparroquia, bajo la, dirección del
Pbro. Dr. don José Ignacio Pineda, a quien correspondió la bendición de la capilla, en el día
de su inauguración con la primera misa que se decía en élla. En el mismo año y el mismo
sacerdote, bendijo el cementerio católico, en la fecha 11 de noviembre. La primera escuela
que funcionó, empezó el 1º de junio de 1890, a cargo de don Juan de J. Herrera, y a ella
concurrían 32 alumnos de ambos sexos.

Como el resultado fue favorable para los colonos de Calarcá, dicha acta se justificaba así:

Que la población ya estaba trazada, con sus calles de 10 varas; sus cuadras de 80
varas; demarcada su área de población; con una capilla destinada al culto católico;
con un local para oficinas públicas y otro para Cárcel; con una escuela funcionando
en buen local y con 32 alumnos; que la población la constituían ya 148 habitaciones,
con otras tantas familias en el centro de tales terrenos, y 130 familias diseminadas
en los campos, ocupando estas una extensión de unas mil hectáreas de terrenos
cultivados, constituyendo un total de 2.228 almas. Que la topografía del terreno
donde se pretendía establecer la población, se prestaba para ello; fuera de que el
lugar era de un clima agradable y sano; con fáciles y abundantes aguas, y maderas
de construcción; con más de cinco fuentes saladas y cuatro minas en explotación, y
sin que ningún camino nacional, ni departamental cruzara el territorio.

Hechas las gestiones del caso, y después de una larga tramitación, vino al fin la ley 36 de
11 de abril de 1907, por la cual la nación cedió al ya distrito de Calarcá, los terrenos de que
trata la solicitud aludida.

El 24 de agosto de 1888, se renovó la Junta Pobladora, en la forma que veremos en seguida:


«En Calarcá a 24 de agosto de 1887, se reunieron los vecinos de esta población, para poder
nombrar la nueva Junta Pobladora, porque los que hay quieren retirarse, aunque siempre
seguirán ayudando, y quedando así aprobado por la mayor parte de los vecinos, quedo la
junta nombrada de los señores: Presidente Jesús Ma. Buitrago, Jesús María Arias C., Pedro
Florez, Angel Giraldo, Marcelino Cardona. Suplentes Isaac Londoño, Joaquín Tabares,
Francisco A. Ospina, Leovigildo Ospina y Ezequiel Peña. El Presidente de la Junta
Anterior, que he cumplido con mi período, firmo aprobando el nombramiento de esta nueva
junta. -Segundo Henao».

Calarcá mantuvo bajo su administración los actuales municipios de Barcelona, Córdoba,


Colón y Génova, aunque desde el 1º de enero de 1927, estos últimos se elevaron a
municipios, por razón de la ordenanza 11, de 27 de Marzo de 1926.

Hemilio Patiño

Don Segundo fué uno de los primeros en hacerse a una mejora, la que compró a Don
Ezequiel Peña, situada a orillas de una quebrada que llamó, como a su heredad, "Versalles",
y que es la misma que a inmediaciones de la ciudad, posee hoy el amigo Benicio Herrera.

La ley 18 de 1917, creó el Juzgado 1º del Circuito, compuesto de los municipios de Calarcá
y Salento, que hoy lo integra también el de Colón (hoy Pijao) segregado del primero de
ellos.
La Ley 68 de 1925, creó el Juzgado 2º de este circuito de Calarcá, viniendo a llenar un gran
vacío, pues se hacía imposible la rápida administración de justicia con un solo Juzgado. Por
los cuadros que mas adelante se verán, conoceremos mejor la importancia de esta medida,
pues en ellos se ve el movimiento de un cúmulo de negocios incapaz de atenderse por un
solo Juzgado.
La oficina de Registro de Instrumentos Públicos, empezó a funcionar el 13 de mayo de
1915, y en el año de 1905, funcionó ya la Recaudación Municipal de Hacienda Nacional.
La Inspección de Sanidad, o Higiene, fué creada en 1927, dejó de funcionar en febrero de
1928, y ha sido nuevamente creada en Abril del año en curso.
La oficina de Agricultura y Estadística Municipal, se estableció en enero de 1918, y quien
escribe estas memorias ha estado al frente de ella de 1920 a 1925, y en lo transcurrido del
año que corre.

Tomado de: https://www.calarca.net/enlamano.html

También podría gustarte