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Mañana no venimos a la escuela…. ¿Todxs sabemos por qué?

Mañana
nosotros, sus profesoras y profesores, celebramos el día del profesor
neuquino… pero…..¿porqué?

El 21 de diciembre de 1990 la Honorable Legislatura de la Provincia del


Neuquén sancionó la Ley Nº 1876 que establece el día 17 de abril como el “Día
del Profesor Neuquino”.
La fecha conmemora el día en que se creó el primer Centro Provincial de
Enseñanza Media de la provincia de Neuquén, el CPEM N°1 de Centenario.

Hoy les proponemos a los profes hacer el ejercicio de recordar qué


aprendíamos nosotros, los adultos, cuando éramos jóvenes, más jóvenes, e
íbamos a la escuela. Es decir, recordar a nuestros docentes… A los
“maestros de la vida”, a los que nos formaron, a los que nos hicieron más
humanos, a los que con sus palabras y actos nos enseñaron a  ser mejores
personas…
Quizás los recuerdos que se nos vengan a la cabeza no tengan que ver con
docentes “perfectos”, de esos que están siempre contentos y arman clases
interesantes y divertidas. Algunos tuvimos la suerte de tener algunos profes
de esas que no se olvidan; otros, en cambio, quizás tengan que hacer un
esfuerzo mayor por recordar… Pero seguramente todos tenemos, en la niñez
o en la adolescencia, fija en nuestra memoria, alguna anécdota que nos hizo
mejores, o más alegres, o más felices. Y en esa anécdota, en ese recuerdo, el
protagonista era un maestro o un profesor, uno de estos “docentes con
Mayúscula” . ¿Por qué recordamos esos momentos como memorables?
Creemos que por dos razones: porque aprendimos cosas importantes y
porque nos enseñaron de una manera distinta.
Traigamos algunos de esos recuerdos: el reto del preceptor después de la
pelea con un compañero, la charla de alivio ante una tristeza, un chiste, una
sonrisa, una pregunta, un pedido de disculpas… En la escuela, además de
movimientos rectilíneos uniformes y células eucariotas, aprendimos todas
estas cosas, y hasta tuvimos la suerte de aprendarlas jugando o
experimentando.
En esos momentos aprendimos cosas fundantes que hoy debemos seguir
enseñando: que la violencia nunca sirve para resolver nada , que es
importante tomarse un tiempo para pensar, que está bien decir lo que
sentimos y creemos, que todos somos distintos y eso es bueno, y que ningún
ser humano es más importante que otro, que la solidaridad es
imprescindible…
Hay un proverbio africano que dice: “Para educar a un niño hace falta todo
un pueblo”. Por eso estas palabras están dirigidas a todos los adultos aquí
presentes, porque todos somos “maestros de la vida”. Todos somos
responsables de la educación de los chicos y de la sociedad que estamos
construyendo. Sigamos educando, juntos, a nuestros hijos. Juntos, cada uno
Ese es el desafío. No perdamos la oportunidad de enseñar con el ejemplo, de
marcar los límites con claridad y con ternura, de decirles a los chicos qué
está bien y qué está mal, de ser coherentes y sostener con los actos lo que
pensamos y decimos; de luchar por lo que sabemos justo; de mostrarles que,
aunque a veces parezca más difícil, siempre es mejor cuando los proyectos
son colectivos.
Y, ahora sí, unas palabras especialmente dedicadas a ustedes, quienes
eligieron trabajar en educación:
Gracias, profesorxs, por hacer de la escuela el lugar colectivo más confiable
y el que brinda el amparo más profundo. Gracias por trabajar con orgullo en
la educación pública. Gracias por creer que la escuela pública no es “la
escuela de los pobres” sino, ante todo, aquella que garantiza la igualdad de
oportunidades, el lugar donde se cumple el derecho que todos los jóvenes
tienen de aprender. Gracias por el compromiso, que hace de los alumnos
sujetos responsables y críticos. Gracias por los números y las letras, que
hacen que los chicos y las chicas se conviertan en seres libres… Gracias por
alimentar en nuestros ellos la alegría del compartir, la esperanza de un
mañana mejor y la magia de hacer los sueños realidad…”

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