Está en la página 1de 3

Ciudadela Capítulo Siete

<<Creo que ya estuvo bien, ¿no? Es la segunda vez que me noqueas en dos días.>> Fue lo
primero que dije al despertar y sentirme de nuevo amarrado. Sin embargo en esta ocasión
podía respirar un aire más tenso, aunque callado, como la calma antes de la erupción de un
volcán.

<<No estoy para juegos.>>Dijo la bruja con voz seria y sombría. <<Dime inmediatamente a
quién le robaste su magia.>>

<<A Merlín obviamente, se la gané en un concurso de vencidas.>> Dije bromeando con


intención de relajar un poco el ambiente. <<De hecho jugamos a dos de tres, en la
segunda…>> Pero en ese mismo instante un dolor agudo recorrió todo mi brazo. Cuando
voltee un corte profundo desde la palma de mi mano hasta mi hombro me quemaba y
provocó que gritara fuertemente.

<<Ten por seguro que si haces una broma más no vas a ser capaz de gritar, ahora habla.>>

Terror fue lo único que pude sentir en ese momento. Mi piel comenzaba a palidecer por
culpa de la enorme pérdida de sangre. Titubeaba intentando controlar el dolor y miedo. No
podía articular palabra. Cuando me armé de valor e intenté hablar fui interrumpido.

<<¿Crees que no conozco a los de tu calaña? Van por ahí creyendo que pueden robarnos
la magia y usarla en nuestra contra, cuando apenas son capaces de realizar hechizos
baratos para niños. Lo único que merecen los seres despreciables como tú es la tortura y el
sufrimiento.>> Me dijo con rabia en la voz.

A punto de que la bruja realizara otro movimiento de brazos grité <<¡EL LIBRO, EL
LIBRO!>>

<<¿De qué estás hablando?>> me preguntó la bruja mientras bajaba lentamente los brazos

<<¡Revisa el libro en mi mochila! Se lo compré a una bruja al inicio de mi viaje. En verdad


pensaba que era una estafa y sólo lo compré por el recuerdo, sin embargo fue gracias a él
que pude realizar el hechizo.>>

<<He escuchado hablar de esas brujas que nos deshonran vendiendo pociones de dudosa
calidad y realizando trucos baratos sólo para sobrevivir. Pero aunque tu historia fuera
verdadera, nadie no mágico es capaz de realizar el más simple de los hechizos aunque
tuviera el Supremo Libro de las Artes Mágicas en sus manos, y hasta donde sé, los
humanos no tienen ni la más pequeña pizca de magia.>>

<<¡Pero no estoy mintiendo! ¿De verdad ningún humano debería ser capaz de usar
magia?>>
<<Claro que no, nadie excepto los seres mágicos deberían ser capaces de realizar
conjuros. ¿Es que no intentaste utilizar el libro de nueva cuenta? No finjas que lo olvidaste
por completo.>>

Me sentí un completo imbécil en ese momento. Si es que soy capaz de usar el libro, pude
haber invocado agua o algo por el estilo cuando conocí a Rot. Tal vez no habría recibido
tantas quemaduras y Nico no se habría espantado.

Al ver mi rostro desconcertado la bruja desistió y dijo. <<Bueno tu cara lo dice todo, creo
que sí eres un imbécil a fin de cuentas. No sé cómo pude creer que alguien como tú fuera
capaz de robarle los poderes a una bruja o hacer magia por sí mismo. Lo único que quieres
es aparentar poderes mágicos esperando que me apiade de ti y decida acompañarlos en su
viaje. Me das lástima.>> -Sentenció la bruja mientras liberaba mis ataduras y yo caía
adolorido al suelo. La bruja hizo un movimiento brusco, seguido a lo cual mi profunda herida
sanaba lentamente, no sin dejar como recuerdo una cicatriz que me acompaña hasta la
actualidad.

Tras recuperarme un poco sentí un fuerte calor por dentro, la bruja nuevamente se había
burlado de mí y había lastimado mi orgullo, me había tratado como a un mentiroso.

<<Yo no soy ningún fanfarrón.>> Le dije en voz baja mientras me ponía de pie.

<<Habla más fuerte que no te escucho.>> -Me respondió burlona la bruja.

<<¡Qué no soy ningún fanfarrón! Hice magia cuando me sentí en apuros. No estoy
inventando nada, no quiero tu compasión ni necesito tu magia mediocre.>> Grité de enojo
mientras miraba de forma desafiante a la bruja.

<<No voy a permitir que me hables así, híncate y pide perdón.>> Respondió agresivamente
la bruja.

En ese momento sentí como si una fuerte mano me tomara de la nuca y me quisiera poner
de cuclillas. Sin embargo intentaba resistirme con la poca fuerza que me quedaba. Durante
unos instantes luché ferozmente para no caer, cuando de pronto un agradable calor recorrió
todo mi cuerpo, dí un fuerte grito que me liberó del hechizo.

<<No permitiré que te burles de mí una vez más.>> Dije con una voz que no parecía ser
mía, más segura y más autoritaria. Me sentía distinto, en ese momento mi cabeza era una
mar de adrenalina. Mis manos se sentían aún más cálidas que mi cuerpo, así que dirigí mi
mirada hacia mis palmas y noté dos llamas moradas, una en cada mano, las cuales ardían
con furia descontrolada. Cuando voltee a ver a la bruja noté miedo en su rostro. Ella
comenzó a caminar lentamente hacia atrás hasta que tropezó con una rama para caer de
espaldas. Su mirada inspiraba inocencia y terror, era la mirada de un ser acorralado,
incapaz de hacer daño. Me sentí culpable, lo último que quería era asustarla de tal manera.

<<Lo…lo siento.>> Susurré mientras el fuego que me rodeaba desaparecía y caía al suelo
por culpa del cansancio.
Estaba inmóvil cuando la bruja se acercó a mí, me imaginé lo peor, sin embargo me tomó
en brazos, puso su mano sobre mi frente y me dijo. <<Está bien, ahora descansa y recupera
energías que mañana partimos hacia la Ciudadela.>>

También podría gustarte