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Metales Pesados
Metales Pesados
GENERALIDADES.- Los metales están entre los tóxicos más antiguos conocidos por el hombre. En
el industrializado mundo actual las fuentes de exposición a metales son ubicuas tanto en el campo
laboral como a partir de agua, los alimentos o el ambiente contaminados. Su toxicidad está
caracterizada por el elemento metálico en cuestión pero se ve modificada por el tipo de compuesto,
orgánico o inorgánico y sus características de hidro o liposolubilidad, que determina su toxicocinética y
por tanto sus posibilidad de alcanzar sus órganos diana. Las biomoléculas más afectadas por los
metales son las proteínas con actividad enzimática por lo que su patología es multisistema. Los
principales sistemas afectados son el gastrointestinal, neurológico central y periférico, hemático y
renal. Algunos de los compuestos metálicos son carcinógenos. Los metales se benefician de un
tratamiento condicionado por su reactividad química. Pueden ser inactivados y eliminados mediante la
administración de substancias quelantes que producen con ellos moléculas complejas, atóxicas y
excretables. Los principales agentes quelantes son: BAL (British Anti-Lewisite o dimercaprol), DMPS
(ácido 2,3-dimercapto-1-propanosulfonico) y DMSA (ácido meso-2,3-dimercatosuccínico o Succimer),
EDTA, Penicilamina (ß,ß-dimetilcisteína) y Desferoxamina. Los elementos metálicos dan lugar a
diferentes tipos de compuestos: Metales en estado elemental,Compuestos inorgánicos: halogenuros,
hidroxilos, oxoácidos, Compuestos orgánicos: alquilos, acetatos, fenilos.
Los metales en forma inorgánica son los componentes fundamentales de los minerales de la corteza
terrestre por lo que se cuentan entre los agentes químicos tóxicos de origen natural más antiguamente
conocidos por el hombre.
El contacto humano con compuestos metálicos se produce a través del agua y los alimentos,
normalmente a dosis bajas, pero su toxicidad a lo largo de la historia se ha expresado sobre todo por
una exposición profesional en las actividades mineras y al emplearse con fines homicidas.
Los principales autores clásicos que se ocuparon de temas toxicológicos describieron ya intoxicaciones
crónicas por metales relacionados con la minería de los elementos más tóxicos como el mercurio o el
plomo. Por otra parte el semi-metal arsénico ha sido uno de los tóxicos más empleados con fines
suicidas y homicidas.
En la actualidad las fuentes de exposición a estas substancias se han ampliado mucho en relación con la
actividad agrícola e industrial.
Un ejemplo de ello es el espectacular aumento de plomo en la atmósfera que ha llevado a la
contaminación del hielo de las zonas polares, relacionado con su empleo como antidetonante en las
gasolinas.
Por otra parte hay que recordar que la mayoría de los oligoelementos considerados imprescindibles
para el correcto funcionamiento del organismo en concentraciones traza son metálicos: Fe, Cu, Mn, Zn,
Co, Mb, Se, Cr, Sn, Va, Si y Ni.
Algunos de los alcalinos (Na, K) y alcalinotérreos Ca y el Mg son cationes de extraordinaria
importancia para el correcto funcionamiento celular y se encuentran en alta concentración.
Una de las principales funciones de los oligoelementos metálicos es formar parte de las denominadas
metaloenzimas en las que intervienen como coenzimas. En algunos casos, como el Zn, estabilizan
estados intermedios. En otros como el Fe o el Cu en la citocromo oxidasa actúan en reacciones redox
como intercambiadores de electrones.
FUENTES DE EXPOSICIÓN.- En la actualidad la exposición a elementos metálicos se produce de
forma específica en la actividad laboral, como ha sucedido a lo largo de la historia, pero además la
población general entra en contacto con ellos a través del agua, los alimentos y el ambiente, donde su
presencia se ha incrementado por la intervención de la actividad industrial humana sobre los ciclos
hidrogeológicos.
Un gran número de actividades industriales implica la manipulación de metales. Entre ellas hay que
destacar la minería y las industrias de transformación, fundiciones y metalurgia en general. Actividades
específicas producen riesgos mayores frente a determinados elementos, como la exposición al plomo en
las empresas de baterías o exposición al mercurio en las operaciones de electrolisis. Los trabajadores
dentales han recibido una notable atención en las últimas décadas por su potencial exposición al berilio,
mercurio y níquel.
Se encuentran elementos metálicos en el agua y en los alimentos. Esta presencia es imprescindible en el
caso de muchos de ellos, mencionados como metales esenciales, pero resulta tóxica cuando la
concentración excede determinados límites o cuando se trata de alguno de los elementos más
peligrosos.
Era clásica, por ejemplo, la presencia de plomo en el agua procedente de las tuberías. Algunas de las
epidemias tóxicas alimentarias más graves han implicado elementos metálicos, como el Hg en la
enfermedad de Minamata o de las producidas por compuestos organomercuriales empleados como
fungicidas en el tratamiento del grano.
La fuente de exposición alimentaria mantiene su importancia como se ha demostrado en la epidemia de
arsenicosis por consumo de agua de pozo con alta concentración de As en diversos países asiáticos a lo
largo de los años 90.
Otra fuente de exposición es la atmósfera potencialmente contaminada por diversos metales en forma
de polvos, humos o aerosoles, con frecuencia de origen industrial, procedentes de combustiones fósiles
y por su presencia en la gasolina.
FACTORES TOXICO CINÉTICOS.- Las características y efectividad del transporte de membrana
condicionan la expresión de la toxicidad de las substancias químicas al determinar su tiempo de
permanencia junto a sus dianas. Estas características dependen de diversos factores entre los que
destaca la hidro o liposolubilidad, volatilidad, peso molecular y la existencia de mecanismos
específicos de transporte. En el caso de los compuestos metálicos las características mencionadas
pueden diferir mucho entre distintos compuestos del mismo elemento.
Las moléculas inorgánicas tienden a ser más hidrosolubles que las orgánicas aunque algunas sales, por
ejemplo de plomo, son totalmente insolubles como sulfato, carbonato, cromato, fosfato y sulfuro de
plomo.
Tampoco todas las moléculas orgánicas presentan la misma liposolubilidad como sucede en el caso de
los compuestos organomercuriales.
En relación con la absorción y la distribución, los compuestos organometálicos se benefician de una
mejor difusión por lo que se absorben bien por vía digestiva e incluso pueden absorberse por vía
cutánea.
La vía respiratoria es importante en el mercurio, que es el único metal volátil, y en la exposición a
humos y vapores metálicos en condiciones extremas de temperatura y también a partículas, como en el
caso del Pb que es fagocitado por los macrófagos alveolares.
Las sales metálicas inorgánicas se absorben y difunden con mayor dificultad y algún compuesto, como
el mercurio metal, no se absorbe por vía digestiva salvo a dosis muy altas.
El metabolismo de los compuestos metálicos afecta en general muy poco a su toxicidad. Los
compuestos orgánicos tienden a transformarse en inorgánicos lentamente aunque en algún caso, como
el As, sucede lo contrario.
La vida media de los compuestos metálicos en el organismo es variable pero tiende a ser prolongada
debido a su afinidad y acumulación en el hueso.
Se acumulan, por ejemplo el Pb y el Cd con vidas medias superiores a los 20 años, mientras que otros
como el As o el Cr no se acumulan y tienen vidas medias de días, aunque pueden detectarse durante
más tiempo en lugares considerados de eliminación como pelo y uñas.
La sangre, orina y pelo son las muestras biológicas más empleadas para medir una exposición o dosis.
Las dos primeras para determinar una exposición reciente y la última para determinar una exposición
anterior y su evolución en el tiempo.
MECANISMO DE ACCIÓN.- La toxicidad de los compuestos metálicos se diferencia de la mayoría
de las moléculas orgánicas por el hecho de depender de manera muy característica del elemento
metálico en cuestión, aunque, como se ha indicado, la expresión de esa toxicidad depende también de
las modificaciones toxicocinéticas derivadas del tipo de molécula:
Por ejemplo, el mercurio orgánico es principalmente neurotóxico por su capacidad de atravesar la
barrera hematoencefálica, mientras que el cloruro mercúrico es nefrotóxico al eliminarse por el riñón.
Entre los elementos metálicos intrínsecamente más tóxicos se encuentran los metales pesados Pb, Hg y
el semi-metal As. Otro factor que influye en la toxicidad de los compuestos metálicos es el estado de
valencia en que el elemento metálico se encuentra. Así, el As III es más tóxico que el As V y el Cr VI
es más peligroso que el III.
Las dianas de toxicidad de los metales son proteínas, muchas de ellas con actividad enzimática,
afectando a diversos procesos bioquímicos, membranas celulares y orgánulos. Los efectos tóxicos de
los metales se ejercen, salvo pocas excepciones, por interacción entre el ión metálico libre y la diana.
Son tóxicos eminentemente lesionales que afectan gravemente a funciones celulares fundamentales
para su supervivencia por mecanismos complejos, no siempre bien conocidos. Entre ellos destacan:
Interacción con metales esenciales por similitud electrónica.
Formación de complejos metal-proteína con inactivación de su función.
Inhibición enzimática de proteínas con grupos SH-.
Afectación de orgánulos celulares: mitocondrias, lisosomas, microtúbulos.
HISTORIA.- La evidencia de la presencia del arsénico como elemento tóxico en la vida del hombre se
remonta al neolítico, como lo indica el hallazgo de altas concentraciones de cobre y arsénico en el
cabello de la momia Otzi, de la Edad del Cobre. En las antiguas civilizaciones del Asia ya se conocía el
arsénico tanto como un elemento de la medicina como un veneno. Se le usaba en a forma de rejalgar,
sulfuro de arsénico. Este conocimiento se transfirió al mundo helénico mediterráneo después de las
conquistas de Alejandro Magno. En la Edad Media, el arsénico era un elemento reconocido como un
agente homicida y suicida, tanto por la frecuencia de su uso como por la notoriedad de quienes lo
usaban o sus víctimas. De hecho, el arsénico se menciona como el «rey de los venenos» o el «veneno
de los reyes», por su potencia y al mismo tiempo, discreción con la que podía ser administrado,
particularmente cuando se usaba para eliminar a algún miembro de la clase dominante durante la Edad
Media y el Renacimiento. Por ejemplo, el arsénico era el veneno preferido por los Médici y los Borgia
para erradicar a sus rivales. Durante toda la historia, el arsénico ha mantenido su reputación de veneno
de alto perfil, y ha estado implicado en varios casos prominentes de asesinatos o muertes no
esclarecidas, dentro de las que se cuenta la de Napoleón Bonaparte en 1821. A principios del Siglo XX,
se produjo una endemia de enfermedad vascular periférica («síndrome del pie negro») en los poblados
ubicados en la costa sudoeste de Taiwán. Las personas afectadas (6 a 18 por cada 1000 habitantes)
también presentaban lesiones en la piel (hiperpigmentación, hiperqueratosis, cáncer). La causa era el
uso de agua contaminada con arsénico proveniente de pozos artesanales. Esta endemia se revirtió con la
instalación de agua potable en estos poblados.
Existen aguas de consumo de diversas regiones que contienen concentraciones excesivas de derivados
del arsénico, especialmente en algunas zonas andinas, India, Taiwán y zonas de África del Norte.
Pentavalente
Trivalente (As3)
(As5)
Trióxido de Pentóxido
arsénico de arsénico
Ácido Ácido
arsenioso arsénico
Inorgánico Arsenito Arseniato
sódico de plomo
Tricloruro de Arseniato
arsénico de calcio
Arsanilato
Arsfenamina
Orgánico de sodio
TOXICOCINÉTICA.-
Absorción: puede ser digestiva, cutánea y pulmonar. Depende de su forma química. El As 3+, As5+, el
MMA y el DMA se absorben oralmente sobre un 75%. Los compuestos orgánicos se absorben mejor
que los inorgánicos, y los pentavalentes (As5+) mejor que los trivalentes (As3+).
Distribución: el arsénico tiene una vida media de 10 horas en el organismo. Se fija en el hígado, el
riñón, la pared gastrointestinal y el bazo; también se fija a la piely anexos cutáneos (mediante grupos -
SH unidos a queratina. Atraviesa la placenta (y se fija a ella), por lo que puede afectar al feto.
Excreción: se elimina por la orina (donde se puede detectar hasta 10 días tras el cese del contacto),
pero también por las heces, el sudor, la piel descamada, pelo, uñas, y leche materna.
El grado de toxicidad varía según el derivado del arsénico en cuestión. La arsina es el compuesto más
tóxico, letal de forma instantánea a dosis de 250 ppm, o a dosis de 50 ppm en 30 minutos. Le sigue el
arsénico trivalente, cuya dosis letal es inferior a 5 milígramos por kilo. El arsénico pentavalente
requiere dosis de entre 5 y 50 milígramos por kilo para ser mortal.
Intoxicacion Aguda.-
Síntomas gastrointestinales (entre 1 y 12 horas tras el contacto: aliento aliáceo (con olor a ajo),
náuseas y vómitos, odinofagia; dolor en el epigastrio generalmente de tipo cólico; diarrea «riciforme» (
heces en forma de arroz), hemorrágica o «coleriforme» (similar a la del cólera); elevación de las
transaminasas hepáticas en sangre.
Síntomas Cardiovasculares.- hipotensión arterial y shock, secundariamente a la vasodilatación y a la
disminución de la función miocárdica; edema agudo de pulmón; arritmias; miocardiopatía congestiva.
Síntomas Cutáneos-Mucosos.-
Por distribución sistémica: exantema,líneas de Mees (que pueden durar semanas a meses).
Síntomas digestivos: náuseas y vómitos, dolores abdominales de tipo cólico, diarreas leves; lesiones
degenerativas del hígado, como cirrosis o carcinoma hepático.
Cáncer de pulmón.
La OMS estima que el consumo prolongado de agua potable con un contenido de arsénico mayor de
0.01 mg por litro podría llegar a provocar arsenicosis. Sin embargo, no debe considerarse como un
"límite de tolerancia" sino como un "valor de referencia" a nivel global. La OMS recomienda hacer
estudios locales para determinar los límites de tolerancia reales. Los valores efectivos podrían ser
mayores si en la región se bebe menor cantidad de agua (no es lo mismo en áreas tropicales que en
templadas). También depende de la alimentación y de otros factores. Los límites deberían basarse más
en estudios sobre humanos y en la tolerancia de éstos en cada región, más que en factores
medioambientales. También hay que considerar que el arsénico es un elemento esencial para la vida, y
que el consumo prolongado de bajas dosis tiene un efecto positivo, por lo que no debería eliminarse
totalmente del agua potable.
Diagnóstico.- La contaminación por este elemento se diagnostica por medio de mediciones de arsénico
en orina, cabellos o uñas. El tratamiento consiste de lavados estomacales y la oportuna administración
del antídoto llamado dimercaprol.
Hasta 200 μg por litro de orina, o 10 μg por gramo de creatinina en orina, o hasta 50 μg en caso de
pacientes expuestos habitualmente.
Hasta 5 mg por kilo en cabello o 1 ppm en las faneras (pelo, uñas, etc.).
3. Ionograma
Tratamiento.-
Quelantes.- Los quelantes son el tratamiento específico de la intoxicación por arsénico. Los más
utilizados son:
D - penicilamina, en dosis de 1 a 3 gramos diarios por vía oral si el paciente tolera esta vía.
Otras acciones.- En caso de intento de suicidio, terapia psicológica y/o psiquiátrica, derivación a
servicios sociales. En caso de intoxicación alimentaria, denuncia bromatológica para el decomiso de
alimentos contaminados, y denuncia epidemiológica para la búsqueda de casos y estudio del brote. En
caso de intoxicación laboral, denuncia a la autoridad laboral para conseguir mejoras de las condiciones
laborales y medioambientales.
ARSINA.- La arsina es un gas incoloro, de olor aliáceo, que resulta de las impurezas de arsénico en
ciertos metales. Aparece en determinadas industrias, como fundiciones, refinaciones y aleaciones de
metales no ferrosos. La clínica de la intoxicación por arsina es muy similar a la de otros compuestos de
arsénico, si bien sus efectos no son inmediatos, si no que tardan entre 2 y 24 horas. Entre los síntomas
que produce, están: malestar, debilidad, cefalea, disnea, náuseas y vómitos, dolor abdominal y lumbar,
ictericia, anemia. Puede complicarse con coagulación intravascular diseminada, hemoglobinuria,
insuficiencia circulatoria aguda e insuficiencia renal aguda (en uno o dos días). El tratamiento es
diferente al indicado anteriormente, puesto que los quelantes no tienen utilidad. Es importante sacar al
paciente del lugar contaminado, y lavarle la piel. Algunas opciones terapéuticas son la exanguino –
transfusión y la alcalinización de la orina.
Mecanismo de acción.- El mercurio es un agente tóxico altamente reactivo cuyos efectos iniciales son
difíciles de identificar y de cuyos mecanismos de toxicidad queda aún mucho por conocer. Daña el
sistema nervioso central (SNC), el sistema endocrino, los riñones y otros órganos y afecta
negativamente a la boca, las encías y los dientes. La ingesta durante largos periodos de tiempo o una
fuerte exposición al vapor de mercurio, pueden causar daño al cerebro y finalmente la muerte. El
mercurio y sus compuestos son particularmente tóxicos para los fetos y los bebés. Las mujeres que han
estado expuestas al mercurio durante el embarazo pueden dar a luz niños con defectos congénitos
graves, aunque no siempre ocurra tal. Ha sido demostrado que la frecuencia de niños con autismo se
relaciona de manera significativa con la exposición de las madres durante el embarazo al aire
contaminado con altos niveles de diésel y del mercurio expulsado por su combustión.
La exposición al mercurio en los niños pequeños pueden tener graves consecuencias neurológicas,
dificultando la formación de las vainas de mielina que recubren los nervios periféricos, pues el
mercurio inhibe la formación de la mielina. Existe alguna evidencia de que el envenenamiento por
mercurio puede predisponer al síndrome de Young (hombres con bronquiectasias y recuento bajo de
espermatozoides). Los efectos de la intoxicación por mercurio en parte dependen de si ha sido causado
por la exposición al mercurio elemental, a los compuestos inorgánicos de mercurio (en forma de sales)
o los compuestos organomercuriales como el dimetilmercurio.
Mercurio elemental.- El mercurio metálico líquido no se absorbe bien por ingestión ni por contacto
con la piel. Es peligroso por su potencial de liberación de vapores de mercurio. Los datos en animales
indican que menos del 0,01% de mercurio ingerido es absorbido por el tracto gastrointestinal intacto.
Los casos de toxicidad sistémica por ingestión accidental son raros. En los seres humanos,
aproximadamente el 80% del vapor de mercurio inhalado se absorbe a través de las vías respiratorias y
entra en el sistema circulatorio desde donde se distribuye por todo el cuerpo. La exposición crónica por
inhalación, incluso en bajas concentraciones en el rango de 0,7 hasta 42 μg/m³, se ha demostrado que
causa efectos tales como temblores, deterioro de las habilidades cognitivas y trastornos del sueño en los
trabajadores.
La inhalación aguda de altas concentraciones causa una amplia variedad de trastornos de las
habilidades cognitivas, sensoriales y motoras. Los síntomas más prominentes incluyen temblores
(inicialmente afectan a las manos y a veces se extienden a otras partes del cuerpo), labilidad emocional
(caracterizada por irritabilidad, timidez excesiva, pérdida de confianza, nerviosismo), insomnio,
pérdida de memoria, cambios neuromusculares (debilidad muscular por atrofia, contracciones
musculares), dolores de cabeza, polineuropatía (parestesia, pérdida sensorial, reflejos hiperactivos), y el
déficit de rendimiento en las pruebas de función cognitiva.
o alta. Como el mercurio posee dos estados de oxidación (Hg++ y Hg2+), las sales de mercurio
aparecen en las formas de mercurio (I) (o mercurioso) y mercurio (II) (mercúrico). Las sales de
mercurio (II) son generalmente más tóxicas que sus contrapartes de mercurio (I) porque su solubilidad
en agua es mayor, por lo que se absorben más fácilmente en el tracto gastrointestinal.
Cianuro de mercurio.- El cianuro de mercurio (también conocido como cianuro de mercurio (II)),
Hg(CN)2, es un compuesto de mercurio particularmente tóxico. Si se ingiere, induce riesgo de muerte
tanto por su contenido en mercurio como por el de cianuro. El Hg(CN)2 puede ingresar al cuerpo por
inhalación, ingestión, o a través de la piel. La inhalación de cianuro de mercurio irrita la garganta y las
vías respiratorias. El calentamiento o el contacto de Hg(CN)2 con niebla ácida o ácido, emite mercurio
tóxico y vapores de cianuro que pueden causar bronquitis con tos y flema y/o irritación del tejido
pulmonar. El contacto con los ojos puede causar quemaduras y manchas marrones en los ojos y la
exposición a largo plazo puede afectar la visión periférica. El contacto con la piel puede causar alergia,
irritación y color de piel gris.
Compuestos orgánicos de mercurio.- Los compuestos de mercurio tienden a ser mucho más tóxico
que el elemento en sí. Por otro lado, los compuestos orgánicos del mercurio son extremadamente
tóxicos y han estado implicados en daños al cerebro y el hígado. El compuesto de mercurio más
peligroso, el dimetilmercurio, es tan tóxico que incluso unos pocos microlitros derramados sobre la
piel o incluso un guante de látex, pueden causar la muerte.
Hay un largo período de latencia entre la exposición al metilmercurio y la aparición de los síntomas en
casos de envenenamiento de adultos. El más largo período de latencia se registró cinco meses después
de una sola exposición, en el caso de Dartmouth; también han sido reportados otros períodos de
latencia están en el rango de semanas a meses. No hay explicación para este período de latencia.
Cuando aparece el primer síntoma, por lo general es parestesia (una sensación de hormigueo o
adormecimiento en la piel), es seguido rápidamente por los efectos más graves, que a veces terminan en
coma y la muerte. El daño parece ser determinado no tanto por el valor máximo de mercurio, como por
la duración de la exposición.