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Ensayo sobre la reciprocidad y la descolonización

en el ámbito científico económico del Vivir Bien


Texto de lectura opcional para los participantes del diplomado en
Geapolítica del Vivir Bien, módulo 5 sobre Geapolítica del Vivir Bien
en el ámbito internacional, organizado por la Escuela de Gestión
Pública Plurinacional (EGPP)

Ayar Waman Portugal Michaux

7 de Julio 2023

Introducción
Desde la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia se han logrado grandes avances en
la descolonización en los ámbitos político, económico y cultural, a pesar de que algunos
críticos hayan calificado esta descolonización de Pachamamista, es decir de inventar un
discurso a partir de una imagen del indígena idealizada. En el ámbito económico, se ha
alcanzado una estabilidad macroeconómica y Bolivia ha sido reconocida como un Estado
soberano y democrático por parte de las instituciones internacionales. No obstante, han
ocurrido eventos paradójicos en los que el discurso y las prácticas del gobierno se han
contradicho, por ejemplo, el conflicto del Tipnis, y otros eventos donde el MAS ha sido
criticado.

El punto de vista que adopto en este artículo es que la causa fundamental de estas
contradicciones es la incompatibilidad entre las premisas del Vivir Bien y la naturaleza de las
instituciones económicas, políticas y sociales que interactúan entre sí y aceptadas de manera
implícita en todo el aparato burocrático del Estado. Para que la contradicción deje de
resolverse nuevamente por medio del capitalismo como ha ido ocurriendo a lo largo de los
años cada vez que las crisis son recuperadas por el capitalismo, es necesario
reconceptualizar las instituciones del Vivir Bien por medio de una crítica de la ciencia
económica capitalista.

Todas las instituciones como las empresas privadas, las empresas públicas, los sindicatos y
demás organizaciones sociales, todas ellas asumen una personería jurídica que les atribuye
una dimensión ontológica, caracterizándolas como entidades decisionales en un campo
político-económico donde toman decisiones en términos de cantidades y precios a ofertar o
demandar, es decir de valores de intercambio. Por ejemplo, un sindicato ofrece respaldo legal
y protección a los trabajadores, y para ello solicita una cotización financiera individual a partir
de la cual puede pagar los impuestos que debe y, desde ese momento, la institución y los
trabajadores se vuelven dependientes del sistema capitalista, a pesar de que en principio su
objetivo fuera de defender a los trabajadores, pero el sindicato es recuperado e
institucionalizado bajo la perspectiva liberal capitalista, sino se trataría de una institución
ilegal.
Por lo tanto, no basta con aplicar leyes o normas para orientar a la sociedad hacia lo que el
poder político proyecta como una sociedad del Vivir Bien. La nueva perspectiva teórica y
conceptual a través de la teoría de la reciprocidad nos permite delimitar el contorno de una
nueva perspectiva científica económica propia de un Sistema de vida, una nueva
comprensión que parte de las razones reales de ser por parte de los ciudadanos para
constituir actividades comunes, y no de las hipótesis capitalistas. Aquello nos invita a una
reflexión adicional sobre la transición sistémica como un proceso de institucionalización
pacífica y democrática de los sistemas de vida.

De otro modo, si no se reconoce una territorialidad institucional alternativa al capitalismo


propia del Vivir Bien, el capitalismo recuperará el Vivir Bien, por las presiones inherentes que
ejercen las instituciones capitalistas como por ejemplo lo hemos estado viniendo haciendo al
ceder el acceso a nuestros recursos a empresas extranjeras en los recientes años.

Las reflexiones compartidas en este artículo no son profundizadas, argumentadas ni


demostradas, por la complejidad del tema y por la razón que mi objetivo principal es el de
presentar una visión general sobre esta perspectiva que considero ser innovadora, para
invitar a los bolivianos y bolivianas a discutir y debatir más allá de los parámetros a los que
estamos habituados.

Voy a abordar los temas de la reciprocidad y la descolonización a partir de una lectura de los
Siete ámbitos del Vivir Bien. Comenzaré con el séptimo ámbito sobre el horizonte de vida
porque este ensayo se inscribe en el quinto módulo sobre perspectivas internacionales del
Vivir Bien del Diplomado "Geapolítica del Vivir Bien", organizado por la Escuela de Gestión
Pública Plurinacional (EGPP).

Séptimo ámbito del Vivir Bien


El Vivir Bien plantea un horizonte de vida civilizacional en el que las interacciones entre los
diferentes territorios se produzcan de manera equilibrada y armoniosa. Esto implica poder
resolver los desequilibrios generados por choques imprevistos a través del diálogo y la toma
de decisiones participativas, no solo en las organizaciones socioeconómicas dentro de un
Sistema de vida sino entre organizaciones socioeconómicas de distintos Sistemas de vida.

El reconocimiento de las relaciones de dependencia entre las poblaciones humanas motiva


una apertura y consideración de las culturas distintas y sus saberes y conocimientos, sin
importar su origen, porque aquella apertura al otro es una condición para la reciprocidad. Para
que todas las poblaciones humanas puedan resolver la crisis climática deben abrirse las unas
a las otras. El séptimo ámbito implica en particular en el contexto de este ensayo a una
integración de ciertas producciones filosóficas y teóricas occidentales, como la filosofía y
lógica dinámica de lo contradictorio de Stéphane Lupasco y la teoría de la reciprocidad de
Dominique Temple y Mireille Chabal, porque resuenan con las premisas de Vivir Bien y nos
permiten trazar contornos más concretos sobre los Sistemas de vida.

El Vivir Bien busca desarrollar su propia comprensión del orden político y natural basado en
los fundamentos propios de cada sociedad humana. Pero tanto la lógica de lo contradictorio
como la teoría de la reciprocidad contribuyen a la formalización conceptual y estadística de
entre sociedades y formas de vivir dada la diferencias entre sus cosmovisiones, contribuyen
a una nueva comprensión científica de la sociedad en la que no se reduce el valor a una
expresión monetaria sino a la pluralidad de valores como los códigos del Vivir Bien.
Por otro lado, clasificar la teoría de la reciprocidad como exclusivamente occidental sería una
simplificación, ya que en la práctica ha sido desarrollada a partir de los trabajos científicos
realizados por investigadores africanos y sudamericanos, además de ser una síntesis de
investigaciones participativas entre etnólogos y antropólogos occidentales y no-occidentales
a lo largo del siglo XX. Entre los investigadores bolivianos que contribuyeron a su desarrollo
encontramos Javier Medina, Simón Yampara, Marta González, entre otros.

Primer ámbito del Vivir Bien


El primer ámbito del Vivir Bien se refiere a las leyes, fuerzas y poderes de la naturaleza. Nos
planteamos la pregunta de cómo describir estos poderes, leyes y fuerzas de la naturaleza
para luego tomar decisiones en consecuencia.

Si recurrimos a la ciencia occidental, sólo consideramos el aspecto puramente objetivo de la


naturaleza. En el ámbito económico eso implica una representación financiera de la
naturaleza (a pesar de que la moneda no es en realidad una representación objetiva del valor
como lo veremos posteriormente). Sin embargo, el Vivir Bien en este primer ámbito nos invita
a considerar la sensibilidad que se produce en la naturaleza como resultado de la actividad
humana. Entonces desde el punto de vista de la filosofía occidental, en particular la metafísica
como rama de la filosofía de las ciencias, se aborda está cuestión de la constitución de las
cosas que componen la naturaleza. ¿Qué diferencia una sustancia dotada de la capacidad
de sensibilidad de una sustancia que no la posee?

La metafísica tradicional en las ciencias económicas proviene del positivismo, que fue
formulado en el siglo de las luces. Hoy en día, esta perspectiva es la que se tiene en cuenta
para conceptualizar los componentes de la sociedad dentro del aparato político y económico:
por un lado, están los seres humanos, dotados de derechos y propiedades, y por otro lado,
los objetos económicos, ya sean seres vivos o inanimados.

La teoría de la reciprocidad nos permite identificar en un nivel conceptual las afectividades


que se manifiestan en la naturaleza a partir de las expresiones por parte de aquellos que
están en contacto con las formas de vida, e involucra la consciencia tanto objetiva como
afectiva. De esta manera, podemos describir las leyes, poderes y fuerzas de la naturaleza
mediante un lenguaje simbólico cultural a través del cual expresamos lo que la naturaleza
siente.

La adopción de la teoría de la reciprocidad permite desarrollar una epistemología del Vivir


Bien que integra ambas perspectivas: la que se declara estrictamente objetiva, que es la
perspectiva tradicional en las ciencias occidentales, y aquella que integra la objetividad y la
afectividad de manera complementaria, lo que condensa el término del sentipensar o
pensasiento. La ciencia occidental moderna, incluida la ciencia económica capitalista,
pretenden separar las diversas consideraciones sentimentales del proceso de descripción
científica de los procesos por los que pasan los fenómenos estudiados. Los economistas
pretenden esta objetividad si reducen el ser humano a un proceso de toma de decisiones de
optimización con respecto a un valor unidimensional que es la cantidad de dinero. Esta
descripción de las instituciones humanas es incompatible con la premisa de la pluralidad de
los códigos del Vivir Bien que los participantes toman como referencias morales y normativas.

Una de las protestas centrales de la filosofía y la lógica dinámica de lo contradictorio es la de


considerar que la mente es un desarrollo de la energía que posee sus propias leyes y
situaciones contradictorias y no-contradictorias, en oposición al enfoque económico
dominante, que sostiene que la toma de decisiones es un proceso mecánico estrictamente
no-contradictorio y por lo tanto individual. En otras palabras, en la ciencia económica
capitalista se cree que el proceso de toma de decisiones es el resultado de un proceso de
optimización, particularmente de maximización, ya sea de la utilidad o del beneficio.

Desde la perspectiva energética de Lupasco, Temple y Chabal, consideramos que estos


despliegues energéticos propios de la mente y la conciencia se entrelazan entre sí, se
mezclan, por así decirlo, y estas interacciones psíquicas se sistematizan de manera que dan
lugar a una estructura simbólica compartida que se encuentra al origen del lenguaje, la cultura
y las organizaciones humanas.

La teoría de la reciprocidad es la formalización conceptual de los fenómenos generales que


produce la reciprocidad. Es decir, la reciprocidad es el fenómeno o proceso energético que
significó el origen de la humanidad, a través del cual se desarrolla la función simbólica que
está al origen del origen del lenguaje y la cultura. Por cierto, esta es la idea detrás del
"principio de reciprocidad", en oposición al "valor de reciprocidad" que es la consideración de
la práctica de la reciprocidad desde un punto de vista moral o ético. El "principio de
reciprocidad" es un enunciado formal teórico mientras que el "valor de reciprocidad" es un
valor ético, y es en este último sentido que es tomado principalmente el término de
reciprocidad en los diversos textos legales, por ejemplo en las relaciones internacionales. El
principio de reciprocidad da cuenta del origen de los valores éticos, incluido del valor de
reciprocidad, aunque el respeto del valor de reciprocidad también puede implicar la
actualización del principio de reciprocidad.

La lógica sobre la que se basa la teoría de la reciprocidad nos permite conceptualizar al ser
humano desde diversas dualidades antagónicas, por ejemplo la muerte y la vida, el dormir y
el estar despierto, el interés propio y el interés por los demás, etc. En particular, el
planteamiento económico capitalista sostiene que solo existe un término, sin su opuesto, que
es el interés propio. Aún en los casos que los economistas capitalistas denominan de
preferencias sociales la hipótesis de la utilidad significa la consideración de un individuo que
evalúa los demás desde su propio punto de vista subjetivo, el interés no deja de ser propio o
de estar centrado en uno mismo, porque no existe un lugar para la afectividad común o
compartida, propia de la reciprocidad simétrica, que nos permite explicar el entendimiento
mutuo como el consenso.

La reciprocidad simétrica es el equilibrio entre la reciprocidad positiva y la reciprocidad


negativa y favorece un equilibrio entre el interés propio y el interés por los demás. La
reciprocidad es un proceso energético que se resuelve por sí mismo si los participantes
interactúan de manera libre y voluntaria y manifiestan sus emociones abiertamente y
honestamente. En cambio, en el sistema capitalista, los ciudadanos están obligados a
replegarse sobre sí mismos porque cada quien debe administrar sus propios fondos
financieros y se promueve un comportamiento estratégico e interesado.

Segundo ámbito del Vivir Bien


El segundo ámbito del Vivir Bien concierne a las diversas cosmovisiones, y se identifican
premisas comunes generales que caracterizan la visión de la población originaria, en la cual
se actualizan hasta el día de hoy los valores tradicionales anteriores a la invasión europea.

En el primer ámbito se establece la necesidad y posibilidad de identificar y representar la


sensibilidad por la que atraviesa la naturaleza. Es información que los diversos actores que
interactúan con ella deben y pueden comunicar entre ellos y al resto de la sociedad. ¿Pero
quién y cómo se registra, almacena y procesa esta información?

Esta información hoy en día es transmitida de una gran cantidad de maneras por los medios
de comunicación, y existe una transformación de la información original que se adapta a los
objetivos de la institución que transmite la información. O bien, la comunicación puede
producirse de manera directa entre los participantes, pero entonces no se actualiza el
principio de la totalidad de la vida, que implica la necesidad de integrar a todas las partes
involucradas en un proceso de discusión y decisión. Esta cuestión de saber de qué modo se
crea un conocimiento a partir de cierta información es el tema que aborda la epistemología
como rama de la filosofía de las ciencias, y es la perspectiva que adopto en mi lectura de este
ámbito.

Según la epistemología occidental moderna capitalista, es suficiente conocer el valor de


intercambio de un objeto para aprender algo de ello y poder extrapolar medidas de economía
política para ajustar la sociedad. El economista pretende tener un acceso objetivo a la
información, gracias a la reduccionismo simplista que hace de la definición del valor como por
medio de una expresión monetaria. La división del trabajo promovida por el capitalismo ha
repercutido en la ciencia, donde los economistas se han ocupado del orden normativo de la
economía como profesión ejercida en la frontera entre las ciencias y la política. Sólo los
economistas tienen la legitimidad para definir lo que es el valor.

Pero desde el momento en el que reconocemos que las expresiones de la afectividad propias
de la naturaleza son diversas, la epistemología capitalista es insuficiente para responder a
esa necesidad de integrar la diversidad de valoraciones en la comprensión de la naturaleza,
de la sociedad y de la economía. Los ciudadanos ellos mismos definen el valor y por medio
de la reciprocidad se encargan de encontrar las soluciones éticas que convengan. Se abre la
frontera entre esta división del trabajo que hacía del economista una función puramente
exterior a la conceptualización del valor, el ciudadano asume la responsabilidad de comunicar
a la sociedad las informaciones que sean pertinentes.

Desde un punto de vista económico clásico, las diversidades son expresadas en términos de
preferencias. No existe ningún otro fundamento a la existencia de estas preferencias que la
de ser un atributo individual. No obstante, desde la perspectiva de la teoría de la reciprocidad,
el desarrollo de las diversidades entre las personas y agrupaciones humanas no es el fruto
de individualidades diversas sino de relaciones interpersonales.

La teoría de la reciprocidad es pertinente en cualquier situación, independientemente de la


cultura, y es gracias a esta base teórica que nos es posible definir una unidad, incluso a escala
planetaria, entre todas estas diversidades culturales. En contraste, el sistema capitalista se
basa en una epistemología individualista y subordina el orden colectivo a un poder político y
económico. La teoría de la utilidad es pertinente únicamente en un sistema capitalista. Desde
el enfoque capitalista, se opone al individuo a la colectividad, y la colectividad se traduce en
una entidad liberal que toma decisiones en nombre de las personas que pertenecen a la
institución. Esta es la perspectiva que asumimos implícitamente hoy en día.

Por otro lado, desde el enfoque de la teoría de la reciprocidad, se opone el individuo a la


relación, y la relación de reciprocidad puede ser una de tres tipos de relaciones que
denominamos Estructuras elementales de reciprocidad. A partir de esta descripción de las
relaciones sociales, se ha demostrado que las instituciones originarias ajenas a las
instituciones capitalistas corresponden a estructuras de reciprocidad más que a instituciones
capitalistas liberales. La función que cumplen estas instituciones es la de promover la
creación de los valores físicos y éticos necesarios en la organización. La forma en la que se
registra, almacena, analiza y comunica la información toma cuenta de esta naturaleza
institucional y se adapta en consecuencia.

Por ejemplo, concretamente si alguien expresa la frase "El cielo se va a caer 😬", no se está
evaluando el evento en términos financieros o monetarios sino que se está entendiendo tanto
un hecho meteorológico como un hecho afectivo. Pareciera que a la persona le da aversión
la lluvia que se avecina. Aquello informa al mismo tiempo que va a llover al resto de la
población que se encuentra en proximidad. Por medio de la teoría de la reciprocidad estas
expresiones no relevan del campo de las preferencias, lo que llevaría al reduccionismo de la
medida del valor por medio de la moneda, si no del campo de las expresiones simbólicas, lo
que lleva a las medidas del valor basada en la pluralidad de consideraciones éticas que
constituyen los códigos del Vivir Bien. Pero tampoco son expresiones sin relaciones las unas
con las otras, como por parte de individuos separados, sino que existe una coherencia en el
desarrollo simbólico cuyas explicaciones se encuentran en el nivel de las estructuras, y no de
los individuos.

Tercer ámbito del vivir bien


El tercer ámbito del Vivir Bien concierne al Sistema de vida. La perspectiva metafísica y
epistémica introducida en los dos primeros ámbitos implica una nueva definición de lo que
denominamos un sistema económico.

En realidad, en el Vivir Bien no se habla de Sistema económico, sino de Sistema de vida. Y


un sistema de vida no se reduce a la representación de las interacciones económicas, sino
que también contempla todo tipo de relaciones, como las políticas, sociales y culturales, y
entre las diversas especies animales y vegetales. No obstante, desde la perspectiva del
capitalismo, las instituciones económicas son entidades interpretadas como una oferta o
como una demanda, es decir, se espera de ellas que intercambien la función de intercambiar
objetos o servicios a cambio de un dinero. Desde el momento en que se funda alguna
institución en un sistema capitalista, debe pagar impuestos y, por lo tanto, participar en el
sistema monetario.

Un Sistema de vida no se constituye de un día al otro, sino por medio de un periodo de


transición sistémica cuyo objetivo es el de reemplazar gradualmente las dependencias a los
mercados de intercambio por las producciones y servicios por parte de las instituciones del
Vivir Bien.

La perspectiva dominante hoy en día es la de adoptar normas políticas que vengan a incitar
a los actores a adoptar ciertos comportamientos, porque se parte de una comprensión
mecanicista del ser humano como lo hemos visto anteriormente. Los ciudadanos no son
realmente libres sino incitados. Por ejemplo, una forma de recuperación del Vivir Bien por
parte del capitalismo sería por medio de la creación de un label del Vivir Bien que sea añadido
a ciertos productos comercializados, compitiendo con los productos con el label del comercio
equitable, una humanización del capitalismo con tinte ecológico.

Entonces los dos primeros ámbitos nos invitan a reconocer en las ciencias económicas lo que
releva de la concepción del ser humano propia de la cultura europea judeócristiana,
distinguirla de la concepción biocéntrica del Vivir Bien, que plantea la cuestión de la definición
formal y teórica que no se limita al simplismo antropológico sobre el cual reposa el capitalismo.
Un sistema de vida puede ser caracterizado formalmente por medio de la lógica formal de lo
contradictorio y por medio de la teoría de la reciprocidad porque es coherente con diversas
premisas del Vivir Bien, como la representación holista, la complementariedad, el tercer
incluido, la interdependencia, etc.

La teoría de la reciprocidad alimenta una nueva economía política del Vivir Bien, plantea la
asimilación de las organizaciones humanas a Estructuras de reciprocidad, como lo veremos
en el quinto ámbito, lo que permite un entendimiento más general sobre el proceso de toma
de decisión que aquel conceptualizado en las ciencias económicas capitalistas. El cambio de
perspectiva conceptual implica un cambio de perspectiva institucional, lo que implica
progresivamente (hasta el ámbito sexto) un cambio en los hábitos y normas socioeconómicas.

El sentido de la participación de cada uno en el Sistema de vida ya no es el de obtener un


recurso financiero que le permita subvencionar sus necesidades, sino el de responder a las
diversas necesidades de la naturaleza y de los demás humanos en función de sus
posibilidades, al mismo tiempo que crea o participa en la creación de afectividades positivas
y plantea soluciones para las afectividades negativas. Esto se debe al hecho de que no se
espera de los participantes una respuesta mecánica a los cambios o variaciones en los
parámetros que se les obliga a tomar como referencia. Por medio de las interacciones
sociales se crean las referencias simbólicas específicas que sirven de guía para la toma de
decisión. Entonces, numerosas de las agrupaciones humanas que existen hoy en día
institucionalizadas bajo la perspectiva liberal van convirtiéndose progresivamente en
Estructuras de reciprocidad, que es el término teórico para referirse a las agrupaciones
humanas que se conforman y sistematizan entre ellas diversos actos de dar y recibir que las
mantienen unidas bajo una identidad colectiva pero abierta. Hay que preguntarse cuál es la
razón de ser de las diversas instituciones existentes hoy en día. Por ejemplo, la razón de ser
de los sindicatos es la de proteger al ciudadano en calidad de asalariado, es decir, de persona
que vende su fuerza de trabajo a propietarios privados. Si el patrón no es justo el sindicato
está ahí para defenderlo. En un sistema de vida donde ya no es pertinente la defensa de los
trabajadores en el sentido de la relación de subordinación que se establece entre ellos y los
burgueses, el sindicato puede cumplir otras funciones, como ser un espacio de discusión y
debate político. Durante el proceso de transición sistémica se plantean estas nuevas
finalidades, de manera progresiva, y algunas instituciones son continuadas, otras son
discontinuadas y otras son creadas. Por lo tanto, un Sistema de vida adquiere una
territorialidad propia a medida que se van incluyendo los diversos lugares sedes de las
instituciones en el registro del Sistema de vida, cuyas definiciones técnicas, sobre todo para
fines estadísticos cuantitativos y cualitativos, son aportadas por la teoría de la reciprocidad y
ya no por la teoría utilitarista.

En otras palabras, el desarrollo de un Sistema de vida ocurre de forma discontinua


territorialmente. Con el tiempo, los territorios capitalistas van siendo reemplazados hasta que
el territorio pertenece completamente al registro institucional del Sistema. Este concepto se
aplica tanto a nivel nacional como internacional.

Los niveles políticos en Bolivia en los que tiene sentido plantear una transición hacia un
Sistema de vida son las autonomías indígenas, departamentales y regionales. Generalmente,
se requiere que el territorio sea lo suficientemente extenso e incluya tanto zonas urbanas
como rurales. Hablamos de regiones en el sentido de la economía regional, que es una rama
de la ciencia económica que también es reformada a la luz de la teoría de la reciprocidad. La
economía regional tiene un poder explicativo superior en lo que la economía real que la
economía nacional. Las premisas del Sistema de vida son relevantes en cualquier otro
territorio del planeta donde se cuestione el orden capitalista y se busque una solución pacífica
y democrática. Actualmente, en Occidente existen diversos territorios en los que los
participantes aplican prácticas y lógicas alternativas al capitalismo, pero no tienen la suerte
de contar con un gobierno que cuestione el orden capitalista como en Bolivia.

La crítica descolonizadora es de la definición de las nociones fundamentales de la ciencia


económica: el sujeto económico, el objeto económico y el valor económico. Una definición
antropocéntrica da lugar a la teoría capitalista mientras que una definición biocéntrica da lugar
a las definiciones del Vivir Bien. Las redefiniciones de estas tres nociones fundamentales,
forman parte de una noción más fundamental que el intercambio, que es la transferencia. Un
intercambio implica dos transferencias opuestas: una constituye el objeto económico y la otra
una cantidad de dinero cuyo valor equivale al del objeto económico. Por otro lado, en términos
de transferencias, la reciprocidad se refiere a la actualización de dos o más transferencias,
que no necesariamente son bilaterales, pero se realizan en función de las necesidades de las
personas que las reciben, es decir el interés por el otro. Desde un punto de vista teórico, es
posible demostrar que si cada persona recibe y entrega en algún momento, ya sea a una o
varias personas, entonces cada una contribuye a la creación de una afectividad compartida
que reactualiza el sentido que cada una le da a su participación.

Cuarto ámbito del Vivir Bien


El cuarto ámbito del Vivir Bien se refiere a los códigos del Vivir Bien que son las diversas
expresiones morales y normativas propias de la cosmovisión de la cultura que los plantea. En
el estado actual, los códigos contienen los valores éticos que reflejan la cosmovisión de los
pueblos originarios, como ser la responsabilidad, la justicia, la solidaridad, la comunión, la
complementariedad, entre muchos otros que son expresados en los idiomas originarios.

Los tres ámbitos precedentes nos han permitido desarrollar una conceptualización del valor
alternativa al valor de intercambio. Si se hace uso de la informática como medio de
comunicación y almacenamiento de la información, entonces es posible compartir nuestras
valoraciones de suerte que los códigos del Vivir Bien ya no reflejan únicamente los valores
éticos generales si no las valoraciones específicas y concretas que reemplazan a las
valoraciones monetarias del intercambio.

Estos juicios de valor o evaluaciones son relativas a los objetos físicos, las situaciones o las
acciones realizadas por las personas, o las personas mismas, tomando como referencia los
valores éticos reconocidos y promovidos en el Sistema de vida. Por ejemplo, si alguna
estructura de reciprocidad contamina un río, entonces cualquier persona puede valorar
aquella situación con respecto a los valores del respeto a la naturaleza, de la responsabilidad
ecológica, de la confianza y de la eficiencia, con valores de 1,2, 3 y 9 respectivamente, en
una escala entre uno y diez, por ejemplo.

El enfoque conceptual capitalista está basado en hipótesis antropológicas que reducen la


experiencia sensitiva del ser humano a una expresión cuantitativa unidimensional medida en
unidades monetarias. En cambio, desde la perspectiva del Vivir Bien por medio del principio
de reciprocidad, el valor abarca una variedad de dimensiones y no se limita únicamente a
consideraciones cuantitativas, además es dinámico en el sentido que cambia, no se trata de
un valor objetivo que tiende hacia un único punto óptimo. Esto se debe al hecho que las
ciencias económicas capitalistas pretenden a la objetividad en la medida del valor, pero
únicamente por medio de la representación mecánica del ser humano según la cual una
variación en algunos de los parámetros individuales tiene una implicación en un sentido y un
sentido solamente, a tal acción tal reacción. Por ejemplo a un incremento de los ingresos le
corresponde un incremento en los gastos. En realidad el comportamiento humano se asemeja
más a un evento cuántico en el sentido que las acciones provienen de una situación
contradictoria, un posible ambivalente, entre el interés por uno mismo y el interés por el otro.
La ciencia económica postula únicamente el interés por uno mismo y por lo tanto el aparato
conceptual que le sirve para "observar" la economía actualiza el fenómeno que se propone
observar, en la ocurrencia el interés egoísta, al igual que en la experiencia microfísica se
actualiza la posición del fenómeno microfísico cuando se aplica un determinado instrumento
de observación. Un sistema de vida es como un aparato de observación que permite a sus
partes regular los intereses sin favorecer el uno sobre el otro.

Las valoraciones en el sentido de los códigos del Vivir Bien se expresan después de haber
hecho uso del objeto o servicio recibido o dado. Al contrario, en el sistema capitalista se tiene
que conocer el valor antes de proceder al intercambio, de otro modo no se sabría que cantidad
de dinero transferir. En el caso de Vivir Bien el valor es un dato a posteriori mientras que en
el capitalismo es un dato a priori.

Por lo tanto, en un Sistema de vida, no es la posesión de un valor económico preexistente la


que motiva las actividades humanas, sino un Sentido que se define en torno a las vivencias
comunes y necesidades o situaciones concretas de los demás, y que se reactualiza
constantemente a lo largo de la vida. Los códigos del Vivir Bien se actualizan constantemente
a medida que ocurren eventos económicos o sociales que las personas consideran relevantes
evaluar. No es el valor económico el que determina si se realiza una transferencia o no, sino
que la transferencia y las posteriores utilizaciones del objeto transferido determinan el valor
simbólico de la cosa o situación.

Esto significa que las decisiones no dependerán en un Sistema de vida de una transferencia
en sentido opuesto de una cantidad de valor imaginaria, como si se tratara de equilibrar una
balanza entre las partes que interactúan, sino de voluntades libres. Si el principio de
reciprocidad es válido, es decir, si existe un interés por el otro además de un interés por uno
mismo, en contraposición al enfoque capitalista que sostiene que solo existe el interés por
uno mismo, entonces el hecho de que cada individuo reciba de manera libre y gratuita los
recursos que necesita implicará la manifestación de una conciencia de devolver que impulse
nuevos ciclos de la reciprocidad.

Quinto ámbito del Vivir Bien


El quinto ámbito aborda el tema de las instituciones políticas y económicas alternativas a las
capitalistas, como la competición, la libertad entendida como la libertad de elección de
consumo o el libre intercambio, los mercados de intercambio, la redistribución por parte del
Estado de valores financieros, las instituciones monetarias y financieras, la propiedad privada
y pública, y la exclusividad y prioridad de la democracia representativa, entre otros.

Me gustaría mencionar cuatro instituciones alternativas que considero fundamentales para la


implementación de un Sistema de vida en el sentido de esta perspectiva que comparto en
este ensayo. La primera de ellas, que ya he mencionado, son las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, que se presentan como la alternativa a la moneda. Resulta
que en ausencia de estas nuevas tecnologías, la moneda sería la mejor herramienta para
representar una estimación cuantitativa del valor económico. La posibilidad que tenemos en
la actualidad de comunicar nuestras valoraciones, por muy diversas y complejas que sean, y
compartirlas con otros miembros de la comunidad, sin importar el espacio ni el tiempo que
nos separe, hace que la institución de internet sea necesaria.
En segundo lugar, la propiedad privada o pública es sustituida por la propiedad común para
considerar los recursos compartidos, y por la propiedad personal para considerar los recursos
utilizados por una única persona. Por ejemplo, en la actualidad existen tierras comunitarias
en Bolivia y en muchas otras partes del mundo que pertenecerían a esta categoría de
propiedad. En conjunto con las nuevas tecnologías, es posible mantener un registro de las
asignaciones de derechos de propiedad mucho más flexible y dinámica como para permitir
una adaptación eficaz por parte de la sociedad a cualquier cambio exógeno que se produzca.

La tercera institución es la Estructura de reciprocidad, que reemplaza a las instituciones del


individuo, de la oferta y la demanda, del mercado de intercambio y al Estado en su función
reguladora y de redistribución de dinero. Una Estructura de reciprocidad es la representación
conceptual de las organizaciones humanas. En la Estructura se constituye una identidad
colectiva del grupo de personas que comparte una finalidad común, la razón de ser de la
actividad, que es esencialmente responder a las necesidades expresadas en la comunidad.
En cada una de las estructuras de reciprocidad se establecen las normas de distribución de
posiciones y roles dentro de la organización, es decir, la distribución del poder, y también se
establecen normas de distribución de sus producciones. Estas normas son formalizadas en
un documento constitutivo durante el proceso de transición sistémica. Otro elemento que
contiene el documento constitutivo son las normas por medio de las cuales se puede
actualizar el contenido mismo del documento constitutivo. En oposición, el aparato burocrático
capitalista no exige una función social por parte de la institución económica, excepto la de
confirmarse a las relaciones de poder.

Finalmente, aunque no exhaustivamente, se institucionaliza la democracia participativa como


la forma predeterminada de democracia en la que los ciudadanos resuelven los intereses
comunes y opuestos por medio de un sentido común, obtenido por el consenso o alguna de
las muchas metodologías de toma de decisión colectiva que existen. A través de espacios
físicos de encuentro social y medios de comunicación informáticos, los ciudadanos
comunican y deciden, es decir legisferan y ejecutan en los dominios que les interesa o que
les concierne. El poder político que de otro modo le era delegado a los representantes
políticos es descentralizado al conjunto de la ciudadanía por medio de las Estructuras de
reciprocidad.

En este sentido, se desarrollan nuevos hábitos individuales y colectivos que posibilitan una
flexibilidad, ya que no están sujetos a medidas de imposición coercitiva por parte de un poder
político y económico unilateral, como ocurre en el capitalismo. De esta manera, los diversos
impactos climáticos o demográficos se integran de manera eficaz y ética, sin provocar crisis
económicas colaterales o medidas políticas coercitivas como ocurre en el capitalismo.

Sexto ámbito del Vivir Bien


El sexto ámbito del Vivir Bien tiene que ver con los hábitos colectivos que se establecen
cuando se regresa a una normalidad de armonía y equilibrio con la naturaleza, es decir
cuando las decisiones ya no están subordinadas a los imperativos capitalistas.

La información es un recurso común, a diferencia del sistema capitalista donde la información


misma puede ser sujeta a derechos de propiedad privada, como las patentes o la información
dejada por visitantes en un sitio web. En un sistema de vida cada ciudadano asume la
responsabilidad política de facilitar la información relevante para el orden económico y
político, y comunica la información útil o necesaria para otros participantes del Sistema de
vida. La información también se comparte de forma libre y voluntaria y se considera un don.
Uno de los principales desafíos será el de evitar la formación de estructuras de reciprocidad
alineadas, como mafias, grupos de influenciadores o representantes políticos o religiosos que
actúen de manera unilateral abusando de su poder. El ciudadano tiene la obligación de
evaluar y comunicar cualquier hecho que se desvíe de los códigos de Vivir Bien. Este rol ya
no se limita a un grupo reducido de personas, como solían ser los representantes políticos,
quienes recurrían a las fuerzas armadas para imponer normas coercitivas y restrictivas, como
durante la pandemia. ¿No es peligroso que la decisión política de invadir un país recaiga en
el solo individuo que ocupa el cargo de presidente?

Los líderes políticos nos llevan a conflictos y guerras recurrentes entre países en el esquema
geopolítico capitalista. En cambio, si el ejercicio político es descentralizado a la población
tiene sentido que las competencias de las fuerzas armadas sean otorgadas a una cúpula
política más general como el Consejo de seguridad de las Naciones Unidas. En los sistemas
de vida están presentes una fuerza armada mínima para contener cualquier desborde de
violencia, esta fuerza armada se constituye como una estructura de reciprocidad cuya cabeza
jerárquica es la entidad política que realiza la unión entre todos los territorios del planeta, la
ONU. Su función ya no es la de proteger un territorio porque su función tampoco es la de
expandir el espacio vital de su nación, sino simplemente la de mantener la paz.

Las relaciones internacionales se establecerán entre estructuras de reciprocidad sin importar


la nacionalidad, entre ciudadanos de un mismo Sistema de vida planetario. Esta situación se
puede lograr si se reconoce un proceso de transición que implique un cambio gradual,
consensuado, democrático y pacífico de nuestras diversas formas de organización y de
nuestros hábitos y creencias, sobre todo políticas y económicas. Para aquello es necesario
una descolonización en la ciencia económica que nos permita conceptualizar los Sistemas de
vida conformemente a las premisas en los tres primeros ámbitos del Vivir Bien, es decir
incorporando la lógica dinámica de lo contradictorio y la teoría de la reciprocidad.

Conclusiones
En este ensayo he presentado unas reflexiones filosóficas y políticas sobre la base de un
trabajo de investigación teórica en el marco de la asociación de derecho belga cofundado con
Jacqueline Michaux y otros investigadores bolivianos y belgas. Estas investigaciones no han
sido publicadas pero esperamos poder hacerlo en el marco del proceso de desarrollo del Vivir
Bien porque creo que es aquel espacio al que pertenecen estas investigaciones.

Este artículo es una invitación a considerar este punto de vista sobre el camino que puede
tomar la implementación del Vivir Bien. Si no establecemos un diálogo con la ciencia
capitalista estableciendo el contorno teórico conceptual de una ciencia económica propia de
Vivir Bien, y por lo tanto una territorialidad sistémica distinta, difícilmente se puede considerar
una expansión del Vivir Bien en el sentido de una organización alternativa en el sentido
civilizacional al cual pretende, sino más bien lo contrario que sería una recuperación por parte
del capitalismo.

Estas reflexiones podrían ser vistas como una contribución al modelo económico social
comunitario y productivo (MESCP) en el sentido que perfila una estrategia económica y
política para el sector estratégico que convierte los excedentes en procesos resilientes. La
nueva ciencia económica del Vivir Bien contempla el modelo general y hace recurso de la
conceptualización capitalista o de la conceptualización del sistema de vida según la elección
de la población. también tendrá implicaciones en la ciencia económica capitalista, ya que se
deberán abordar las disminuciones en la oferta y la demanda a medida que se reemplazan
las formas institucionales liberales por formas de Vivir Bien.

Me disculpo si ciertas frases no son muy claras y si he dejado diversos conceptos o términos
sin definir. He buscado dar una presentación general para motivar un interés posterior por
parte de los actores que construyen el Vivir Bien, como los participantes al diplomado. Las
reflexiones que he compartido son el fruto de reflexiones personales sobre la base de mis
estudios en economía y de numerosas discusiones que he tenido con Jacqueline Michaux
quien es mi madre, y es especialista en la teoría de la reciprocidad y una de las principales
contribuidoras. Pero estas reflexiones compartidas en este ensayo también provienen de
diversas contribuciones por varios autores, hombres y mujeres, que he leído he integrado de
manera implícita, no pretendo ser el autor de todas estas ideas sino que simplemente les doy
una coherencia general y las contextualizo en este proyecto histórico del Vivir Bien. La única
contribución original que compartiré en detalle posteriormente es la demostración formal o
lógica de la generalización del sistema económico del intercambio por medio de un sistema
económico de reciprocidad. .

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